LOST IN CONTEMPLATION OF WORLD

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MINICRÍTICAS: Los Croods, Blancanieves, OZ, el poderoso, G.I. Joe Retaliation

Veo la cartelera y me dan ganas de sentarme en una piedra a la orilla del río y llorar. Sí, necesitamos urgentemente más salas de cine, necesitamos desesperadamente que llegue mejor cine, si no fuera porque el fin de semana vi la película rusa ELENA la vida no tendría sentido. Pero de Elena hablaremos después, que se merece más que unas cuantas líneas escritas a la rápida y teñidas de resentimiento.

Procederé, entonces, a vertir la experiencia concentrada de casi 10 horas en una sala de cine:

Viva mi papá!

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Aunque Los Croods nos plantea una historia harto ya vista y manoseada en La Era del hielo 4, y hasta con personajes similares (Eep=hija dinosauria/ suegra Crood=abuelita / Papá cavernícola=Papá dinosaurio) no dejamos de sucumbir ante el amoroso tratamiento de la trama.

Es el primer gol en dirección de Chris Sanders, que tiene créditos como responsable de las historias de Aladdin, El Rey León, Mulán, La bella y la bestia y como director en How to train your dragon; y el primer gol en todo sentido de Kirk DeMicco que codirige este proyecto y cuyo currículum es paupérrimo como discurso político.

La  familia cavernícola que sale de la cueva y trata de ponerse a salvo en la montaña más alta ante un inminente apocalipsis, conquista de principio a fin. Todo está bien en esta animación de Dreamworks, todo, incluido el mensajito ñoño y moral sobre el respeto/amor a los padres; la aceptación de lo nuevo, de los cambios, la destrucción de tu mundo, el asumir los peligros crueles que nos depara el universo (¡), la simbología del fuego, del sol, del sacrificio humano, del dar, el querer, el saber, ufffffffff tantas cosas tan bonitas…

(insertar emoticón de hadita)

Seh…recomendadísima para que sus niños la vean antes de que la vida los escupa a gusto y para nosotros los adultos que vivimos en el piso atropellados por la realidad. Un momento de digno solaz y de mágico embeleso.

Lo mejor: Brazo y que dura solo 90 min. Lo peor: una historia muy similar a la de La era del hielo 4 (o era 3) y que no se pueda ver la opción ORIGINAL subtitulada La escena: toda la secuencia inicial es muy linda Lo más falsete: la sobreviviencia (mueran!) El mensaje manifiesto: Al final del día, tu papá siempre será el héroe El mensaje latente: Uno crece y se olvida de lo heroicos que son sus padres El consejo: Vela, es muy linda El personaje entrañable: Brazo El personaje emputante: Eep, ajá…me cansan esos personajes femeninos “rebeldes” que resultan ser un poco boludos El agradecimiento: Verla en 3D, lo amerita.

Blanca…qué?

Blancanieves

No, no me ha gustado la Blancanieves española. Admito que está bien filmada, y tiene una que otra escena muy conseguida, pero el trabajo de Pablo Berger me pareció soporífero y hasta irritante.

Estoy un poco cansada de que se filme como antes (años 20s, 30s, 40s, 50s, 60s, 70s, 80s, 90s) en pleno siglo XXI y encima que se repitan los mismos vicios y miserias del mal cine de esa época (imágenes sobrepuestas, exceso de cartones explicativos, obviedades y redundancias).

Ni siquiera se agarran de los grandes grandes autores, aunque los tengan como referencia, sino que hacen en el dos mil y pico, una versión de una película muda como si se tratara de un “experimento ingenioso” y tenemos las mismas ingenuidades de la época. Para un público de los años 20s se justificaba pero ahora como que tenés que ponerle más empeño al guión, a la historia, y pensar que no, ya el público no es ese ramillete casto y puro de seres humanos que no necesitaban los lentes 3D para sentir que el tren de la pantalla gigante se les iba encima.

A la Blancanieves de Berger no le veo la magia, no le veo el riesgo, más bien la siento un poco snob y pretenciosa.

Más allá de eso, por el planteo “original” (película muda filmada en tiempos sonoros) puede ser que para cierto público sea interesante de ver. Por ejemplo, El Artista no me encantó pero en algún momento me enganchó e hizo que tuviera empatía con los personajes y que dijera con voz de alguien que ve un perrito vestido: “Qué boniiiito”.

Aquí fue todo lo contrario.

El cuento de los hermanos Grimm, incluso con la censura que afrontó en su país, era perverso, jodido, y tétrico. Una malvada bruja que seduce a un viudo y cegada por la vanidad quiere eliminar a su hijastra da para hacer de todo en la pantalla gigante. Disney lo transformó en un clásico, y el año pasado las dos versiones americanas fueron decepcionantes. Berger quiso dárselas de arriesgado y replanteó todo el despelote en Sevilla, con toreros, cánticos y bailes flamencos.

Lo compro. Incluso detestando la tauromaquia lo puedo comprar. Lo que no compro es ese guión insostenible, tan básico y limitado, auto-indulgente porque intenta emular el cine de antes.

El ritmo es bastante irregular, hay pajeos con tomas donde el director quiso dejar claro que le gusta componer una escena, y si esa mano invisible es visible para el espectador, tendría que ser la mano de un genio, y Berger no lo es.

Quizás lo más rescatable sea la fotografía y el encanto de la actriz Macarena García, perdida en un mar de caricaturas vacías.

La música, por momentos notable, por momentos empalagosa, acompaña una historia que como ya dije se siente como si alguien te hiciera sonar un pito en el oído persistentemente.  Es ruidoso, molesto y dan ganas de apagar la bulla.

Lo mejor: Algunas escenas Lo peor: aburrida, vacía y pro tauromaquia La escena: El final, me gustó El mensaje manifiesto: Filmar como antes no es garantía de filmar mejor El mensaje latente: Qué mal anda el cine español si esto es lo mejor que tuvo el año pasado El consejo: vela, por ahí te gusta El personaje entrañable: la bruta de BlancaNieves El personaje emputante: el torero, por pusilánime  El agradecimiento: que la segunda parte levanta un poco.

OZ,asqueroso

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En ese camino incierto de homenajes, reposiciones y replanteos de grandes clásicos llega el horror de horrores: Oz, el poderoso. La apuesta de Disney por resucitar a El Mago de Oz.

Mis querubines, El Mago de Oz no necesita “resucitamiento” porque está vivito y coleando y es uno de los grandes grandes títulos del cine de todos los tiempos, del mundo mundial, del infinito y más allá. Además, si a algún acelerado se le ocurre hacer esta precuela, lo ideal sería contratar gente de categoría A, no vas a llamar a Sam Raimi que hizo una trilogía pésima (El hombre araña) y cuyo trabajo demuestra la inconstancia y la falta de inspiración propia de alguien sin mucho talento. No, para qué llamar a Sam Raimi. A ese desacierto sumale dos guionistas como Mitchell Kapner y David Lindsay. Resultado? Una película menor, llena de clichés, aburrida hasta decir basta y donde lo de “The great and Powerful” que acompaña al título original sería la publicidad más engañosa del año.

James Franco interpreta a Oscar, un estafador que vive de sus presentaciones de magia. Al inicio del filme le descubren una fechoría y huye en un globo de aire. Esta parte es contadita en blanco y negro. Lo agarra un tornado y lo agita más que a vaso coctelero para finalmente llegar al maravilloso mundo de Oz. El blanco y negro cambia a colores a full /tierno/nadaobviorecurso. El tipo cae en un mundo diseñado a punta de computadora, donde lo peor es que SE NOTA, y donde hasta el vestuario se ve chafita y ordinario.

Pregunta: ¿Qué tan difícil es centrar una maldita corona en la cabeza de Michelle Will…digo de una actriz?

Sigo. Oscar es confundido con el salvador de la profecía, el hombre bravío que rescatará a Oz de la malvada bruja. En brujas tenemos a: Michelle Williams, Mila Kunis y Rachel Weisz. Michelle, pobrecita, parece que hubiera tomado un fuerte analgésico, toda la película se la pasa con cara de lucidez espiritual, con una sonrisa de empleado McDonald. Mila Kunis tiene el peor papel que le he visto hasta ahora, el de la bruja que se vuelve mala por despecho. Aunque honestamente más que despecho parecía una tipa medio stalker, sin vida propia, que se obsesiona con el primer pantalón que se le cruza y luego cuando el don resulta no ser un príncipe se vuelve muy freak. Qué bochorno para una bruja/nemésis que era digna enemiga en su versión clásica. Finalmente, Rachel Weisz le pone empeño, luce malévola pero con altura, aunque el guión no permite mayor lucimiento. Hablando del guión… si hay algo terrible aparte de los personajes bizarros (mono botones y muñequita de porcelana) es el guión, donde todo parece ser posible y nada tiene el más mínimo sentido. Los personajes actúan tontamente en situaciones no menos tontas, el final se huele desde la escena uno y es más desangelado e incómodo que cuando James Franco condujo los Oscar al lado de Anne Hathaway o cuando Angelina Jolie usó el vestido negro en el que forzadamente sacaba su pierna…Plástico, plástico, plástico…como para armar un bloqueo muy boliviano en el camino de ladrillos amarillos y no dejar pasar a nadie.

Lo mejor: Que termina Lo peor: larga al pedo y un guión poderosamente malo La escena: cuando salen los créditos y podés irte a tu casa El mensaje manifiesto: Todo tiempo pasado fue mejor El mensaje latente: Hollywood nunca será lo que fue, es tiempo de buscar otras quimeras El consejo: no perdés nada con no verla… El personaje entrañable: a pesar de su “rareza” el mono botones El personaje emputante: Oscar y la bruja de Mila Kunis  El agradecimiento: Que termina.

 Corea, rocks!

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Recuerdo muy poco de la primera G.I. Joe, y siempre que veía el tráiler de G.I Joe 2 decía: “Lo mejor es ese chino”, con “ese chino” me refería al actor surcoreano Byung-Hun Lee que solito hace que valga la pena ver una película a la que los gringos le han puesto cero amor.

Da asco sentir cómo subestima la industria al espectador porque teniendo tanto presupuesto para una película de estas características le dan la dirección a Jon Chu, un fulano que dirigió cositas como la película de Justin Bieber, Step Up y Street Dance. Sí, sí, sí, tampoco podíamos esperar que la dirija Malick o Haneke, obvio, pero entre tanto director pipoquero se eligieron uno de los peorcitos.

Encima (muy en el modus operandi de Oz) contrataron un par de guionistas de terror (Rhett Reese y Paul Wernicke) cuya experiencia conocida en el difícil arte de escribir guiones se reduce a Zombieland.

No obstante, se destaca el sentido de oportunidad de la máquina hollywoodense, que sin rubores dota a su trama del requerido tono de amenaza nuclear  norcoreana (talibanes, rusos y medio oriente pueden descansar cinco minutos)

El comando de élite G.I. Joe se encuentra en misión súper clasificada, estilo “liquiden a Osama”, cuando de la nada aparece fuego amigo y los intenta borrar del firmamento. El beso de Judas viene directamente desde el mismísimo presidente de los Estados Unidos de América.

Dejo un espacio para que asimilen que el digno mandatario del país del Norte pueda ser tan traicionero y vil.

 (           )

Luego todo se va al chancho, y los G.I. Joe propios sobreviven a la hecatombe para ir a buscar explicaciones. Escenas de ellos volviendo a USA no se sabe cómo, las lindas y profundas charlas entre “Brenda” y Bruce Willis, la Roca poniendo cara de circunstancia, y nuestro surcoreano sacando el pecho (literalmente) por la película, conforman esta píldora nacionalista.

Predecible y poco sorprendente filme de acción, G.I. Joe se inscribe en esos pequeños fiascos pomposos, con alguna escena espectacular (las montañas y, nuevamente, el pecho aceitado de cosito) y poco más que rescatar.

 Lo mejor: la escena en que Hun Lee está sin camisa pagó mi entrada. Lo peor: nada nuevo bajo el sol La escena: todas las de Hun Lee El mensaje manifiesto: Corea del norte es el nuevo enemigo El mensaje latente: El master puppet del enemigo siempre será… El consejo: para verla si no hay nada más interesante El personaje entrañable: Hun Lee, por supuesto El personaje emputante: “Brenda”  El agradecimiento: pudo ser peor.

EN CARTELERA: Amour

El rumor de la montaña

En la infancia, adolescencia y temprana juventud, la vida es un camino lleno de aventuras mágicas, insondables, es un levantarse todos los días con la mirada puesta en el futuro, en TU futuro y la sensación de que “todo se puede conseguir”. Es esa fase ego-maníaca en que solo importás vos y tus pequeñas miserias, anhelos y esperanzas.

Ves morir a la mamá de Bambi, leés sobre Portuga y Zezé en Mi planta de naranja lima, y sos consciente de lo que significa, se escaparán algunas lágrimas, algo dentro tuyo se removerá, pero aún no te sacude esa certeza, esa horrible certeza que llegará a golpearte la cara tarde o temprano.

Porque un día despertás del letargo onanista, un día despertás. Saber, estar seguro que el tiempo que te queda con tus padres se acorta cada día, que tus amigos un día no estarán, que tus hermanos (as) un día no llegarán a casa, que cada cumpleaños de tu mascota es un paso más hacia su ausencia, empezar a preocuparte ante la posibilidad remota pero clara de una vida sobrellevando no una ruptura de pareja sino la muerte del ser amado, es descubrir a ese monstruo que no sabías se escondía debajo de tu cama: el terror de la pérdida.

Y entonces volvés a ver Bambi y no soportás que Disney muestre algo tan duro en pantalla como el asesinato de la mamá del ciervito y su posterior orfandad, no. Te rehusás a volver a leer Mi planta de naranja-lima, porque ya no podés ni pensar en Portuga sin que se te humedezcan los ojos.

Hay otros que llegan al mundo adultos. Sin oportunidad de acariciar la inocencia, como el escritor japonés Yasunari Kawabata que en sus primeros 3 años de vida perdió a sus padres y en los siguientes años a sus abuelos. “Niño sin familia y sin hogar”, decía.

Amour, de Michael Haneke, es ese dolor convertido en 24 fotogramas por segundo.

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El director austriaco que nos tiene acostumbrados a su mirada despiadada del ser humano, nos regala su obra más conmovedora hasta la fecha. Con la frialdad y el desapego que caracteriza su narrativa, Haneke exhibe la vida de Anne y George, pareja octogenaria que se encuentra disfrutando las mieles de una vida bien vivida, sumergidos en una rutina tranquila, propia de la edad.

El gozo de una calma burguesa, con un lindo departamento, salidas al teatro, paseos, conversaciones, comidas compartidas, poco a poco dibujan  la profunda relación de la pareja. Nada muy remarcado porque Haneke jamás usa el marcador en su cine, jamás. Haneke permite que el espectador intuya lo que sucede en pantalla a través de pequeños detalles, que se forme una idea de la relación de los protagonistas, de la distancia emocional con la hija, del orgullo-gratitud entre Anne y su alumno, de lo que quieren decir los silencios, o las palabras dichas en el momento justo.

Anne (Enmanuelle Riva) sufre un ataque que le deja la mitad del cuerpo paralizado, George (Jean Louis Trintignant) asume la tarea que significa cuidarla, hacerle los ejercicios de rehabilitación y tratar de seguir adelante. De encontrar la manera de fingir que las cosas saldrán bien.

El escenario es complejo para ambos: Para Anne, que tiene que lidiar con sentirse disminuida físicamente, con el ánimo sombrío, culpable por ser una carga para sus seres queridos, impotente por no tener control sobre ello, y para George que la atiende, que la ve apagarse ante sus ojos, que no puede hacer nada para cambiar la situación.

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Amour no es una autopsia sobre la tercera edad, no intenta decir que a los 80s ya no queda nada más que esperar la muerte, no. Ni siquiera me parece una historia sobre la enfermedad, sobre la mutilación de una vida. La historia funcionaría igual si se tratará de una pareja de mediana edad, obviamente que el hecho de que dicha pareja lleve toda la vida junta hace que el título cale más hondo, pero lo que Haneke muestra es ese álbum de fotografías donde los protagonistas son jóvenes, felices, despreocupados, ese álbum que inmortaliza una vida a decir de Anne: “bonita”.

Amour es una película sobre el amor. Sobre esas cosas que todavía quedan por decir, sobre un tiempo que se agota y sobre un presente insoportable.

Con una puesta en escena precisa, minimalista, muy propia del director austriaco, el filme avanza con la pausa que requiere la historia. No hay grandes puntos de giro, el deterioro de Anne pesca al espectador sumido en la desesperación. Nuestro chip anti-sufrimiento nos susurrra “que acabe de una vez”, y simpatizamos plenamente con ese George que quiere cumplir su promesa de no internar a su amada en un hospital, pese a los reclamos de la hija (Isabelle Huppert, actriz fetiche de Haneke).

La sombra fantasmal de Schubert, ese atormentado y genial músico que moriría a los 31 años aquejado de sífilis y gonorrea, aparece en el alumno de Anne, reflejo de un éxito que la ex profesora atesora como suyo; y en la creación nostálgica de George que mientras ella yace postrada en su cama, la imagina entera, plena, interpretándolo en el piano, como solía hacerlo antes del ataque.

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Así, de a poco, te acercás emocionalmente a esos personajes que podés ser vos, tus padres, tus hermanos, o cualquier persona que amés. Así, de a poco, hasta te vas acostumbrando a la rutina ya no de tranquila paz del principio, sino a la rutina de enferma-enfermero. Sí, podés vivir con eso…podés aceptar el deterioro, el ocaso del día. La vida es así.

Hasta que de pronto, Haneke, sin previo aviso, hace lo que hace siempre, te clava un cuchillo, pero te lo clava tan hondo que vos mismo no te creés que no lo viste venir. Y ahí, en la vulnerabilidad sacrosanta de una sala de cine, por primera vez en la vida querés salir corriendo sin mirar atrás. Pero no podés salir, y te quedás sumido en la butaca, golpeado salvajemente.

Ya es tarde. En su aparente poco sentimental narración, en su a ratos lenta aproximación a  la trama, Amour derrama una sombría y perturbadora belleza. La paloma, la postal, las estrellas, las flores, quedan levitando en tu memoria incluso cuando salís y respirás el aire de la calle que tanta falta te hace. Algo dentro tuyo se rompe y te anega el corazón de llanto.

¿Así es la vida?” se preguntaba Shingo, protagonista moribundo de Kawabata en El rumor de la montaña.  Así es…amor, pérdida y vacío.

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Lo mejor: magistralmente actuada. Recuperó a un Jean Louis Trintignan alejado del cine, roto por la muerte de su hija. Recupera a una Emanuelle Riva injustamente olvidada.

Lo peor: el silencio que te abruma. Y el Oscar a Jennifer Lawrence se siente tan banal…

La escena: el golpe y la otra…la de la postal, toda la secuencia

Lo más falsete:

El mensaje manifiesto: El amor va más allá de lo convencional

El mensaje latente: ALERTA DE SPOILER: Yo también pondría una almohada en tu cara…

El consejo: Es hermosa, vale la pena verla…no es para todo tipo de público. Para verla una sola vez.

El personaje entrañable: la pareja Anne y George

El personaje emputante:

El agradecimiento: que entre tanta parafernalia chota, tan deseada por los cineastas…Haneke consiga hacer un cine inteligente, del bueno con cinco actores y una locación.

CURIOSIDADES

Michael Haneke es hijo de un director alemán y de una actriz austriaca

Los cuadros que aparecen en la película pertenecían a los padres de Haneke y el concepto del departamento de los protagonistas guarda relación con el que tenían sus progenitores.

Haneke estudió Psicología y Filosofía

La escena de la paloma se filmó 12 veces durante 2 días de rodaje.

En una entrevista le preguntaron a Haneke si había pensado sobre su propia muerte, respondió: “La mejor manera es la de la abuela de mi esposa. Con 95 años, rodeada de 20 amigos, sentada a la mesa comiendo. Y en un momento dado dijo: ‘Estoy cansada’, se apoyó y murió”.

Amour, es escrita por el mismo Michael Haneke, que está a punto de cumplir 71 años y que lleva casado 30 con una mujer a quien definió como el centro de su vida en su discurso de agradecimiento por el Oscar a Mejor Película Extranejera.

Michael Haneke escribió el guión para Trintignant como su protagónico, Emmanuelle Riva hizo un casting.

De acuerdo a Trintignant uno de los motivos por los que la escena de la paloma se repitió tantas veces es porque Haneke intentaba dirigir a la paloma

Es la primera película para la pantalla gigante de Jean Lois Trintignant en 7 años

Jean Louis Trintignant perdió a su hija Marie (41 años) en el 2003 cuando la pareja de ésta, Bertrand Cantat la golpeó salvajemente hasta dejarla en coma. La actriz murió después de agonizar varios días. Cantat, su asesino, fue condenado a 8 años de cárcel por homicidio culposo y puesto en libertad tras cumplir 3 por buen comportamiento. En el 2010 el prestigioso Festival de Aviñón, invitó a Jean Louis a leer poesía (tal como hacía con su fallecida hija), para luego tener dentro de sus invitados a Cantat, el actor se retiró de la programación diciendo: “no puedo ponerme a decir poemas en un festival donde también se ovaciona al hombre que mató a mi hija”.

Enmanuelle Riva es actriz de cine y teatro, reconocida por ser la inolvidable actriz del filme Hiroshima, mon amour.

EN CARTELERA: Lincoln

EL CAZADOR DE OSCARS

Lincoln demuestra, una vez más, lo pusilánime que es la Academia y lo ridículas que son las nominaciones de los Oscar. Sólo en USA este último trabajo de Steven Spielberg puede ser premiado y no porque su figura sea un presidente americano, Abraham Lincoln, sino porque la industria de Hollywood es la única capaz de reconocer un filme cuyo lugar ideal sería la televisión y no la pantalla gigante.

Cuando vimos War Horse, supimos que algo andaba mal con Steven “dulce de leche” Spielberg, sí. El don que dirigió ET, la primera Indiana Jones, la inolvidable La lista de Schindler, Munich (última cosa decente de su carrera), ya no era el mismo.

Por eso Lincoln suponía un reto mayúsculo.

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Por eso y porque no es fácil hacer una película de una figura tan importante como Abraham Lincoln, no es fácil. Tampoco es fácil que una vez hagás esa película de una figura tan importante como Abrahm Lincoln, que además de importante fue INTERESANTE, te salga aburridísima, salvada únicamente por las actuaciones y por el trasfondo histórico.

Sí, señores. No alcanza con que estés en uno de los periodos más turbulentos de la sociedad americana, y que intentés retratar esa transición histórica que supuso el fin de la guerra civil (Norte contra Sur) y la abolición de la esclavitud. No alcanza.

Spielberg nos cuenta los últimos estertores de la Guerra de la Secesión. Lincoln (Daniel Day Lewis) quiere asegurar los votos de todos los estados a favor de la 13a enmienda que garantizaba la libertad de los esclavos. Para ello despliega un complejo operativo de corrupción, chantaje y coacción en busca de los votos necesarios para que la enmienda sea aprobada.

La película intercala estos momentos de tensión política, con tensiones familiares entre Lincoln, su mujer e hijo que son acariciadas tibiamente. Los esclavos aparecen con los ojos brillando de emoción y anticipación ante la propuesta del presidente, los sureños son caricaturizados como ignorantes, idiotas y racistas y los del norte son los tipos nobles y correctísimos. Maniqueísmo Express.

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“bueno muchachos, haremos historia»

De manera muy americana se idealizan las motivaciones políticas de la famosa enmienda que si bien tenían su componente de justicia social o respeto humano, era uno de los golpes maestros que debilitaría a un sur agrario dependiente de la mano de obra esclava contra un norte industrial. O sea, se trató de una lucha de economías, en la que la Guerra de la Secesión coronó como ganador al Capitalismo y permitió a Estados Unidos convertirse en la potencia que es hoy en día.

En palabras más simples: Todo fue por el cochino dinero.

Spielberg, sin embargo, intenta hacernos creer que las triquiñuelas para ganar la guerra apuntan a un “Que canten los niños..que alcen la voz…que hagan al mundo escuchar…”…

Daniel Day Lewis compone un Lincoln acorde a la visión Spielbergiana, un Lincoln acartonado, rígido, que en el momento menos pensado pierde su mirada en el infinito y relata anécdotas aleccionadoras mientras sus ocasionales interlocutores lo observan con arrobamiento. Vos, en tu butaca, pensás: “NO, otra pinche anécdota, NO!” e imaginás pastizales, tu cuerpo recostado lánguido a la orilla de una laguna, el cielo plagado por nubes con formas de animalitos, mientras te ponés unos audífonos y la voz de Lincoln se va apagando…

Luego volvés a la realidad y Lincoln sigue ahí, claro, porque la película dura casi tres horas. Entonces empezás a susurrar: Mátenlo de una vez!

Daniel Day Lewis es un gran actor, GRAN, y ganará el Oscar seguro, penita porque Spielberg y él me hicieron aborrecer a Lincoln un rato, me hicieron extrañar al cazador de vampiros que tanto odié en 3D, ese cazador que ahora ante este retrato casi formológico (de formol) luce tan humano.

El resto del casting no puede ser menos prestigioso, Sally Field da vida a Mary Todd, esposa del presidente americano. Spielberg no confiaba en Sally para hacer el papel, le parecía demasiado mayor para el personaje, pero nuestra amiga se encaprichó en hacerlo y le rogó a SPielberg la oportunidad de leer el guión. Daniel Day Lewis viajó desde Europa para nada más, y una vez ambos leyeron el guión, Steven aceptó que Sally hiciera el papel. ¿El resultado? Sally es buena actriz, subió como 15 kilos para lograr mayor veracidad, pero por momentos se la veía muy teatral y exagerada. No es culpa suya, todos los actores desfilan teatralmente con aire demasiado solemne y de “Oh, qué película seria, histórica, trascendente” estoy haciendo.

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“uy qué históricos nos vemos»

Tommy Lee Jones, por otra parte, consigue que su Thaddeus Stevens tenga matices, parezca humano, y logre quizás la mejor escena de la película con su alegato sobre la esclavitud y lo legal. Lamentable que el personaje con mayor dignidad de la película tenga un cierre tan bochornosamente ñoño. No importa si es real o no, sino cómo fue planteado por Spielberg.

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“menos mal me tocó el mejor texto»

Entre tanto actor bueno, el actor Lee Pace es el que sale peor parado. Interpretando a Fernando Wood se enfrenta a los personajes de la Cámara de Representantes en varias ocasiones, mostrándose desafinado y carente de presencia. Algo similar sucede con la elección del hijo menor de Lincoln.  Un niño exagerado en sus ademanes y poco convincente fue elegido para el papel en un país como Estados Unidos donde tenés actores por montones.

El guión se lo debemos a Tony Kushner, que en el pasado también escribió Munich y cuyo currículum no cuenta con ningún otro largometraje. Según que Kushner desperdició 6  años de su vida escribiendo Lincoln, basándose parcialmente en el libro de Doris Kearns: Team of rivals: The political genius of Abraham Lincoln.  El primer borrador del guión tenía 500 páginas, pero GRACIAS A DIOS y al de abajo, se fue reduciendo y quedó en lo que quedó: Un relato irregular con una primera parte pomposa, una segunda donde más o menos consigue repuntar y un final dramático con metáforas cursis como la vela encendida (o era lamparita?) fundiéndose con la imagen de Lincoln y su discursito pro igualdad social.

La fotografía exquisita, cuidada, la música que nos remite a esas películas en las que se dicen grandes e importantes verdades, una dirección de arte y un diseño de vestuario al que no puede objetársele nada, hacen que sus nominaciones al Oscar no sean tan al pedo. Y no me malentiendan, el filme tiene en su envase o factura una calidad técnica que es sobresaliente, y aún conserva los vestigios de lo mejor que ha tenido Spielberg como director, pero desgraciadamente se queda a medio camino. Es como un yogur vencido.

Lincoln es el mejor ejemplo de esas películas sin alma que gustan tanto a la Academia por esgrimir un discurso facilista, panfletario y ñoño de los cimientos de la sociedad americana.

Lo mejor: diseño de arte y vestuario Lo peor: ñoña, rígida y sin matices La escena: la de Tommy Lee Jones sobre la igualdad y lo legal Lo más falsete: las anécdotas de Lincoln, el aire místico de todo el filme, la escena de los miembros amputados…El mensaje manifiesto: la política es un pozo lleno de mierda El mensaje latente: si te metés al pozo salís pringado El consejo: podés verla o no verla, si no la ves no te perdés gran cosa El personaje entrañable: el de Tommy Lee Jones El personaje emputante: Fernando Wood y Mary Todd El agradecimiento: que dentro de lo larga que es, no la hicieron MAS larga.

CURIOSIDADES

El papel de Lincoln era originalmente para Liam Neeson, quien sabiamente rechazó participar porque se sintió muy viejo para interpretar el personaje.

Spielberg ha pasado 12 años preparando este filme.

Daniel Day Lewis rechazó hacer el papel a través de una educada y amable carta, dicen que fue Leonardo DiCaprio quien convenció al actor de aceptar.

Spielberg estaba decidido a que sea Daniel Day Lewis el actor que encarnara a Lincoln, si no hubiera aceptado el filme no se hacía.

Spielberg trabaja en este filme con sus colaboradores habituales Janusz Kamisnki en la fotografía y John Williams en la música.

Mónica Heinrich V.

TRAILER: The place beyond the pines

Todos sufrimos y quedamos traumados con Blue Valentine. Es imposible no sentirse destruido cuando se ve ese retrato de la muerte del amor. El filme catapultó a Ryan Gosling como uno de los actores más importantes de su generación y eso que el canadiense ya tenía varias películas conocidas, así que la perspectiva de que el Blue Valentine´s team se reúna nuevamente solo puede causar alborozo.

Este año, Derek Cienfrance vuelve para dirigir y escribir lo que significaría su tercer largometraje. The place beyond the pines es el título de este nuevo y esperado trabajo que contará con la presencia de Ryan Gosling como actor principal.

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El argumento gira en torno a un acróbata de motos que por amor a su esposa e hijo se planteará cometer un crimen. Como su antagónico estará Bradley Cooper, que después de Silver Linings playbook parece vivir el mejor momento de su carrera. Sí, sale Eva Mendes, pero Evita ha tenido alguna que otra buena película (Holy Motors, La última noche), veremos cómo le va de la mano de tan prestigioso equipo.

Este poderoso drama se estrenará comercialmente en marzo, ya tuvo su premier en el Festival de Toronto y las críticas han sido muy favorables. A esperar el estreno!!

EN CARTELERA: Django unchained

El tal Tarantino

Pues como hay de todo en la viña del señor, hay gente que no gusta de Tarantino y/o de sus películas. Hay gente que cuando va a mirar una película de Q.T. (como le dicen los amigos) espera que el guión sea de escuela cinematográfica europea, que la dirección sea correctita o con una propuesta acorde a las nuevas épocas/tecnologías. Sí. Hay de esos. Los he visto.

Luego se topa con cosas como Django unchained y es la decepción. La llaga llena de gusanitos blancos. Porque Django no tiene el guión de escuela europea, además su dirección no es vanguardia sino reciclaje, así que sale del cine preguntándose porqué tanto alboroto con ese crispín, con ese tal Tarantino, con ese tal Django, si todo es tan miserable y triste.

Podría citar la respuesta de Tarantino al hinchapelotas Spike Lee, algo sobre pararse en una silla y besar su…hmmm. Sí, podría, pero vamos a hablar de nosotros, de los que sí nos gusta Tarantino, de los que sí disfrutamos con sus películas, de los que ignorando la máxima de no conocer jamás a alguien que admirés, se imaginan un intercambio de chelas y un visionado de clásico de medianoche con un Tarantino algo ebrio y verborrágico.

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Quentin Jerome Tarantino es uno de los nuestros. Ama al cine. Devora cine desde que tiene uso de razón. Y su estilo es el resultado de abandonar la escuela a los 15 o 16 años y dedicarse a su pasión. Primero pasando clases de actuación y luego de empleado de un videoclub. Cuentan los que en esa época lo conocieron que Tarantino era el preferido de los clientes, que había gente que al entrar al videoclub le decía: ¿Quentin, qué se me apetece ver hoy?

Y Quentin sabía exactamente qué le podría gustar a ese cliente. Podía recitar el nombre de los directores, de los actores protagónicos, de los secundarios, decir de qué trataba el filme y si había suerte hasta representaba escenas de alguno de los diálogos que se sabía de memoria.

Ese era el tal Tarantino. Evidentemente que con dicho perfil deben haber cientos o miles en el mundo entero, por lo que no aceptar que el talento de Tarantino va más allá de la anécdota sería algo muy tonto.

La suerte, que como escuché no recuerdo dónde , es el resultado de la preparación y la oportunidad, hizo que uno de sus guiones finalmente sea aceptado y financiado para que lo dirija él mismo. Antes, escribió Asesinos por naturaleza que finalmente filmaría Oliver Stone.

De ahí, no paró.

Aunque no se trata del director de cine más prolífico, su breve filmografía ha calado hondo en el inconsciente colectivo. Perros de la calle y Pulp Fiction son sus películas más emblemáticas.

Después de Malditos Bastardos, cuya escena inicial (la del cazador de judíos en la cabaña) es una de las mejores que le hemos visto, regresa con Django unchained.

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Django unchained o Django sin cadenas, le rinde un merecido homenaje al spaghetti western y además lo mezcla con una mirada extrema a los dos años antes de la guerra civil americana. La época de la esclavitud.

Si te vas a meter con un tema tan jodido (ya lo hizo en Malditos Bastardos) tenés que meterte hondo, las tibiezas  no aportan ni sorprenden. Además, tenés que ser muy hijo de puta para salir airoso del paso.

Quentin lo logra con una historia que no admite reproches sobre la fidelidad histórica ni apreciaciones puntillosas sobre lo light de su tratamiento: El Dr. King Schultz (dentista) intercepta a unos esclavistas que están trasladando negros en medio de un camino.  Charlas van y vienen, y Schultz encuentra a Yango (la d es muda). Como es muy característico del cine de Tarantino, la primera escena dibuja a los personajes principales: Un culto y carismático Schultz (inspirada interpretación de Christopher Waltz) y un sombrío/atormentado Yango.

Ambos emprenden un periplo en pos de la venganza, la bonanza económica y la redención étnica. Para los despistados aclaro que el filme no es un tratado de derechos humanos a presentar en la ONU o en la OEA, la película es solo una película cuyo planteo no pretende ir más allá del entretenimiento y de la somera reflexión (somera). Es una caricatura de la miseria del ser humano, de lo ridículo que puede llegar a ser: humanos esclavizando humanos, etc…

En ese sancocho conoceremos a Monsieur Candie (Leonardo Di Caprio)  un rico hacendado esclavista fanático del mandingo y a su fiel-emputante esclavo Stephen (Samuel L. Jackson).

Nada importa que el mandingo no haya existido realmente, es un homenaje más, una referencia que se contonea con el resto de las que aparecen a granel: la hija del hijo del pistolero, el trajecito azul que dice: Hola, Murnau!, Franco Nero y sus guantes blancos, el Hércules Negro, El Gran Silencio, El Búfalo blanco, Bonanza, el cuadro de Gainsborough, poemas alemanes de héroes y doncellas, y montón de cosas que rondan la afiebrada mente de Q.T.

La fotografía a cargo de Robert Richardson no decepciona. Richardson ha sido responsable de Kill Bill 1 y 2, así como de la espectacular fotografía de La invención de Hugo, El Aviador, Shutter Island, Malditos Bastardos, El Buen Pastor, Shine a Light, y otras. El señor sabe lo que hace, escenas como la puesta de la mesa con las velas antes de la polémica cena, o la de los algodones manchados de sangre, o la de la balacera. Ajá, su fotografía es sencillamente hermosa.

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Como hermosa y estremecedora es la banda sonora. Qué buen soundtrack. Hay espacio para Morricone y Bacalov que musicalizan el filme con ese airecito a western tan clásico, hay espacio para Tupac Shakur, James Brown, Jhonny Cash, y hay espacio hasta para Fur Elise. Un soundtrack de lujo que hace exclamar a alguno de los espectadores: “No puedo creer que se atrevió”.

Los exquisitos diálogos entre Monsieur Candie y Stephen son para partirse de risa. Esa traición racial de la que hace gala Stephen es el condimento justo, el cherry de la torta, la bizarra relación entre ambos aliviana notoriamente la experiencia del espectador que ya anda mirando el reloj cuando llegamos a esa etapa y aunque en un principio la interpretación de Samuel Lee Jackson me pareció algo estridente-teatral, la segunda vez que vi el filme la encontré encantadora.

El siempre olvidado por la academia Leonardo DiCaprio, crea un personaje odiable: un roñoso, sádico, maldito esclavista con aire ñoño, delicado, wanna be aristócrata francés. Monsieur Candie es el complemento ideal para un Dr. Schultz creado a la medida de Waltz. Recordemos que Tarantino generalmente escribe sus guiones con los actores en mente que van interpretar sus personajes. Waltz es muy parecido a Schultz, es un austriaco correcto, muy culto, poliglota, que no gusta de los confiazudos, y que siempre se expresa en forma educada, tal cual el dentista caza-recompensas.

Jamie Foxx es un Django algo ensimismado. Hay quienes reclaman que el actor no sea más expresivo dado el aire caricaturesco del resto del elenco, pero desde mi punto de vista, Django es como tiene que ser. El resto del casting deambula con igual suerte interpretando sus respectivos personajes.

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La sangre a borbotones que los fans de Tarantino esperan en cada película suya, aparece para cubrir todas las expectativas. Balazos en los que el líquido rojo brota de manera irreal, roturas de ligamentos, azotes, desmembramientos, luchas cuerpo a cuerpo, violencia verbal y visual, agitan la pupila.  Aún así no es la película más violenta de Tarantino. Tampoco es una película que se destaca por los litros de sangre que chorrea, yo diría que la película destaca por su humor. Por ese humor negro (del negro excepcional) con el que se envuelve toda la parafernalia de las plantaciones, la esclavitud, la venganza. Un humor necesario para unos, desubicado para otros.

Quizás en el guión, escrito por el mismo Tarantino, es donde sus detractores pueden regodearse más. Es un guión plagado de las frases armadas tan tarantinescas, un guión que se alarga demasiado y que no sabe cuándo parar, que no se preocupa mucho por la verosimilitud ya no de los hechos históricos sino del sentido común de la historia. SPOILER (los que no la hayan visto, salten a lo que sigue)

–        como cuando Django se encuentra con dos de los tipos de los que se quiere vengar y los mata violentamente. El personaje de Don Johnson viene desde la casa principal armado y seguido de sus matones debido al alboroto, sin embargo el otro hermano de los muertitos que está en el campo de algodones no se da cuenta de nada…ni él, ni los trabajadores…

–        la escena en que muere Schultz, el “no pude resistirme” en lugar de meterle bala a todo lo que se mueve no condice con el personaje ni con las habilidades demostradas a lo largo del filme.

–        Como tampoco tiene sentido la escena final en la que Django regresa a Candyland y aparece después del funeral y todos se quedan como mensos escuchándolo hablar en el segundo piso en lugar de directito hacer que lluevan proyectiles.

SPOILER (FIN)

Y así varias más que ya me da flojera puntualizar por el simple hecho de que no me importan en absoluto. No me importan los errores u horrores de la trama. No me importa que lo peor sea el cameo del propio Tarantino en una actuación que roza lo grosero, y que le hace flaco favor al filme. Ni que la película pueda/deba terminar 30 minutos antes de lo que termina. NO ME IMPORTA.

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Django Unchained es un filme en el que se ve que ese tal Tarantino la pasa chancho filmando, la pasa chancho actuando, la pasa chancho haciendo cine,  y nosotros, los espectadores, no podemos menos que pasarla chancho viendo su trabajo.

Cuando hay  placer orgásmico desde dentro de la pantalla hacia fuera, solo queda guardar silencio, agradecer y lanzar un suspiro en la oscuridad.

Lo mejor: divertida Lo peor: se alarga innecesariamente, y tiene baches de guión  La escena: toda la secuencia de la cena, desde que ponen las velas hasta que se descubre el asunto, también la de la emboscada del KKK Lo más falsete: los flashbacks de la doña de Django El mensaje manifiesto: el cine es un parque de diversiones El mensaje latente: no todos pueden subirse al carrusel El consejo: hay que verla en el cine El personaje entrañable: el Dr. Schultz El personaje emputante: Broomhilda, seh…me emputan las damas caídas en desgracia que esperan al caballero de la brillante armadura y encima la cagan El agradecimiento: que se nota la entrega de Tarantino

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CURIOSIDADES

Tarantino escribió el papel de Django para Will Smith, los agentes y el publicista de Smith rogaron al actor que aceptara el papel, pero aparentemente Smith no estuvo interesado.

Django fue interpretado por Jamie Foxx, al ser consultado sobre la participación de Smith en su lugar, dijo para Fotogramas: La película no habría sido igual con ese tipo Tom de Will Smith… Habría sido como ‘Wild Wild West’ ¿Viste esa mierda de película de Wild Wild West? Pues ahora imagínate al príncipe de Bel Air de Django…Imagínatelo y muérete de risa, vomita, enfádate o lo que te parezca… O sea… Da gracias a que yo soy Django… Ya verás la película y te va a encantar: ¡tus jodidas hormonas de blanquito español se van a volver negras de la emoción! Lo de Will no sucedió. Punto. Sé que va a venir por aquí, por Cancún, vendiendo una película, o la cienciología, o la carrera de sus hijos… No sé, no me importa en absoluto…

Django es el primer filme que no edita la colaboradora habitual de Tarantino: Sally Menke, quien falleció en el 2010.

Tanto a Sacha Bara Cohen y Jospeh Gordon Levitt les ofrecieron papeles que Tarantino escribió específicamente para ambos, debido a conflictos de horarios los actores rechazaron participar y Tarantino eliminó los personajes.

Tarantino escribió el papel del cazador de judíos de Malditos Bastardos para Leonardo DiCaprio, como no pudo participar DiCaprio le prometió al director que sí o sí participaría en su próxima película. La deuda fue pagada con su interpretación de Monsieur Candie.

Es la sexta colaboración de Samuel L. Jackson con Tarantino.

La película se filmó en 130 días, es el rodaje más largo de la carrera de Tarantino.

Este es el primer filme en 16 años de la carrera de Di Caprio en que no encabeza los créditos.

En la escena en que Leonardo DiCaprio golpea la mesa y se corta la mano, el corte no estaba en el guión. DiCaprio no se dio cuenta que el vaso estaba ahí y lo rompió con el golpe cortándose realmente la mano. El actor siguió actuando y Tarantino calificó a la escena de “memorable”.

James Remar tiene dos papeles en la película, uno como Ace Speck (esclavista que muere al principio) y otro como Butch Pooch, uno de los matones de Candie.

El apellido Schultz es referencia a Paula Schultz, el nombre que aparece en la tumba de La Novia (Uma Thruman) cuando es enterrada viva en Kill Bill 2.

La palabra nigger es dicha más de 110 veces a lo largo del filme.

Django es una palabra gitana que significa “Yo desperté”.

En la escena en que los hombres están jugando poker, la apuesta se realiza con orejas de los esclavos.

Hubo problemas entre Tarantino y Dicaprio, que el mismo Foxx ventiló en una entrevista para Fotogramas: “Todo lo que pasó rodando, ya pasó. Es verdad que DiCaprio podría ayudarnos y atender a la prensa, y no hacerse una foto y largarse, pero cada cual es como es (…) Es cierto que con Quentin tuvo diferencias muy grandes. Una vez el diálogo se hizo con los puños y gracias a Dios las armas no estaban cargadas de verdad. Todo volvió a la calma, pero yo nunca entendí qué pasó. Hay algunos chicos caprichosos que se creen lo más porque han trabajado con Scorsese”.

Spike Lee avivó la controversia cuando expresó su malestar ante el tratamiento de la esclavitud a través de Django: “No iré a ver ‘Django’, sería una falta de respeto hacia mis antepasados. La historia de la esclavitud no es un ‘spaghetti western’ al estilo Sergio Leone, fue un Holocausto, mis antepasados eran esclavos, secuestrados en África. Yo les rendiré homenaje no viendo la película” , agregó el cineasta afro quien ya en años pasados había acusado de racismo a estrellas como el propio Tarantino, también a Clint Eastwood e incluso a Walt Disney.

Django unchained está dedicada a David Carradine, Sergio Corbucci, Isaac Hayes, Sergio Leone, Gordon Parks, Sam Peckinpah y Tony Scott.

El caballo de Django es el caballo de Jamie Foxx en la vida real.

Mónica Heinrich V.

TRES: Alejandra Alarcón

Literatura: Recomendaría casi todos los libros de Haruki Murakami.En especial: Crónica del pájaro que el daba cuerda al mundo, Tokio blues, Kafka en la orilla, Al sur de la frontera, al oeste del sol. Murakami logra transitar oscilatoriamente por mundos oníricos y reales —sin importar si sucedió o no, si existe o no, pues quizá todo en el relato sea, finamente, una metáfora de estados emocionales. Sus personajes femeninos quebrados, fragmentados, que reflejan definitivamente algo universal con lo que uno no puede dejar de identificarse –sobre todo si una es femenina y fragmentada. Además, está su fijación con los gatos, con la espera, con la música —todos sinónimos, cuando uno se pone a pensar en ello.

Haruki Murakami

Y bueno no me puedo quedar sin mencionar a Carlo Padial (Dinero Gratis), Boris Vian (El arrancacorazones), Paul Auster (la invención de la soledad). Y de teoría sociológica – filosófica: Onfray, Camille Paglia, Baudrillard, Argullol, Zizek.

Cine: Son tantos que me daría mucha tristeza no poder ponerlos a todos, pero me enfocaré sólo en dos, que son los últimos que me han impactado, no sin antes mencionar a los de siempre a los infaltables: Wong kar wai, David Lynch, Lars von Trier, Giorgos Lanthimos.
Miranda July es una artista visual, música, escritora, actriz y directora de cine estadunidense. Llegué a ella gracias a mi amiga Khalo Dadanoias que me regaló el DVD insistiendo en que no podía seguir viva sin haberla visto. Y efectivamente me cautivó. Y sigo viva.

Miranda July Lo que me encanta de ella es que en su obra, con independencia del formato en el que se presente (no sólo en sus películas) ocurren todo el tiempo un sinfín de metáforas visuales, abstracciones y sutilezas, construidas con lo más simple, con casi nada. Son pequeños performances que acontecen en medio de la vida cotidiana, en una realidad supuestamente minada de sentidos, pero que ella utiliza metódicamente, asignando otros sentidos a las cosas, a los movimientos, a los gestos, a los objetos, y que luego usa para hacer metáforas, impregnando todo su propio lenguaje en medio de lo más sutil y cotidiano. Ella hace poesía todo el tiempo, porque lo cotidiano, en sus manos (ojos?), es poesía. Sus películas: Tú, yo y todos los demás (2005) y El Futuro (2011)
Después de ver a Miranda July uno empieza a vivir de otra forma, a también construir sentido en la realidad, y jugar, claro con los que quieran compartir el código.

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Cine: Sion Sono es un poeta y director de cine japonés. Love exposure (237 minutos intensamente cortos) , fue la primera película que vi de él: me dejó flechada así que me dedique sistemáticamente a ver todas las demás. Cada que veo una de sus películas quedo perturbada, tocada, conmovida por varias semanas, sin poder dejar de pensar en ellas, es por eso que para mí se volvió de culto.Pienso que erróneamente es considerado un director de cine de terror, porque si uno entra más en su mundo, se da cuenta que es solo una parte estética de todo lo que este autor toca. Temas como sexualidad femenina, la disfuncionalidad familiar, la brecha generacional, la religiones sectarias, el sexo, la muerte, el amor en una sociedad japonesa en la que conviven la más estricta tradición y la mas extrema locura posmoderna.

Tratar de describir el mundo de Sion Sono, siempre nos dejará con sabor a poco así que sólo queda ver sus cintas, respirar profundo y adentrarse en el mundo de este gran artista.
Suicide Club (2002), Noriko’s Dinner Table (2005), Strange Circus (2005), Love Exposure (2008), Cold Fish (2010), Guilty of Romance (2011)

Música: Matt Elliot. Su voz, su guitarra, un piano, y poderosas letras, lo que me gusta de él es que es muy natural (complejo pero natural), tiene influencias sutiles de la música mediterránea / folk, y de la música de los Balcanes, a veces me recuerda a Leonard Cohen. Lo conocí por su trilogía formada por Drinking Songs (2005), Failing Songs (2006) y Howling Songs (2008), y me volví su fan incondicional. Sus canciones lo ponen a uno en un trance especial—la mayor experiencia que te puede ofrecer un artista.

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*Alejandra Alarcón es una talentosa artista plástica boliviana. Nacida en Cochabamba, actualmente trabaja y vive en México D.F.. Ha expuesto su obra en países como Italia, Estados Unidos, Perú, China, Canadá, Argentina, Bélgica y otros.Es licenciada en Sociología, y en Artes Plásticas en el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA). Su obra abarca dibujos, acuarelas, videos, instalaciones y objetos.

CINE: Kon-Tiki

Los océanos no son barreras

Bandidas.

He dicho Bandidas. ¿Se acuerdan de esa horrible película protagonizada por Penélope Cruz y Salma Hayek donde salían de vaqueras y queríamos dispararles al caer el sol? Si digo Bandidas ya nos imaginamos muchas cosas, todas ellas malas y tristes.

Pues los mismitos directores de ese, llamémosle con altura, shitty filme, están ahora nominados al Oscar como Mejor Película Extranjera con su trabajo Kon-Tiki.

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Que no los engañe el nombre folclórico, exótico, excéntrico y cualquier otro ico, Kon-Tiki no es mala, no, pero su factura plástica y sin alma, hace que la historia pase sin pena ni gloria y que nos preguntemos en qué cuarto oscuro se fabrican las quinielas de nominaciones.

(me lo imagino lleno de máquinas, con robots, olor a desinfectante y bichos tecnológicos a medio hacer, todos marca manzanita)

La dupla noruega Joachim Ronning y Espen Sandberg, después de cuatro años sin filmar, regresa. No es el regreso en el que sacamos la botella de champagne, botamos la serpentina y nos emborrachamos hasta escupir mientras nos sacude la alegría. Es el regreso de: “Oh, volviste”, miradas incómodas, algo de perplejidad y nada más.

El filme narra las peripecias de Thor Heyerdahl, investigador noruego obsesionado con la idea de que los peruanos poblaron la Polinesia en tiempos pre-colombinos. Según don Thor, los tikis construyeron balsas capaces de sortear el océano siguiendo los vientos y la corriente. El tipo dedicó 10 años a desarrollar esa hipótesis y cuando finalmente la quiso publicar, nadie le creyó un carajo. Entonces hizo lo único que podía hacer: probar que era posible cruzar el océano en una balsa idéntica a las usadas por las tribus de los tikis. A la balsa la llamó Kon-Tiki, al igual que a la expedición. Esto en honor al dios inca Wiracocha, que tuvo ese nombre antiguamente.

Decide lanzarse a los brazos escuálidos de la aventura científica y junto a un equipo de 5 personas, que incluía un amigo de la infancia, un vendedor de refrigeradores en busca de aventuras, un sociólogo, un experto en navegación y un experto en radio construye la bendita balsa y se hace a la mar.

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Si esta fuera una película gringa, la protagonizaría Tom Hanks en el papel de Thor y Philippe Seymour Hoffman como el vendedor de refrigeradores, entre otros; en la travesía pasaría alguna cosa muy jodida mientras se escucha música dulzona y todo se hubiera filmado en estudio.

Los noruegos tuvieron un presupuesto de 16 millones de dólares y se fueron a filmar a las Maldivas, Bulgaria, Malta, Noruega, Suecia, Tailandia y Nueva York. Podemos decir que visualmente es lindísima, rozando la perfección. Una fotografía notable a cargo del también noruego Geir Hartly Andreassen, cuya extensa carrera se verá coronada este año con su debut en el mercado americano como director de foto de Cazadores de Sombras.

Por ratos, algo te remite a La vida de Pi: la fascinación con que surgen los encuentros entre la embarcación y los animales marinos, los fenómenos climáticos, las tensiones entre los ocupantes. Pero a diferencia de la cinta de Ang Lee, donde lo falso de la propuesta tiene su justificación al final, en Kon Tiki la sensación de haber masticado una bolsa negra te acompaña siempre.

Las tensiones son bastante superficiales, las emociones someras, y así…la vida pasa frente a tus ojos en rutilante technicolor, te acordás de Salma y Penélope, y al llegar  al final, lo que te hace saltar del asiento son los datos reales.

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Es decir, cuando el Kon-Tiki parte se lleva consigo una cámara que registra el viaje, esas imágenes se convirtieron en un documental que ganó el Oscar a Mejor Documental en los años 50s. El periplo fue un logro científico importantísimo y llevó a Thor a publicar un libro que se tradujo a un montón de idiomas y vendió millones de copias.

Así que si algo hay que decir a favor de la apuesta noruega a los Oscar es que por lo menos dan ganas de meterte a youtube y buscar las imágenes del documental, de averiguar por qué y cómo uno de los gringos murió en el lago Titicaca y ver fotos del museo donde está la balsa real.

Fuera de eso, estamos ante una película algo insípida. Un historia sobre un logro histórico que tiene todos los elementos para sorprender y, sin embargo, no lo hace.

Kon-Tiki es la película más cara que se ha filmado en Noruega, narra una aventura épica que marcó a una generación y que ahora en su versión cinematográfica nos dice que el plástico es caro, caro y vacío.

Lo mejor: conocer algo de esa aventura mítica e increíble Lo peor: no toca  La escena: la del tiburón Lo más falsete: en la narrativa no te transmite para nada la magnificencia de la aventura El mensaje manifiesto: ser un mito tiene su precio El mensaje latente: lograr tus sueños no El consejo: para una tarde en que no haya nada más que ver  El personaje entrañable: Lorita El personaje emputante: Thor, lo siento, esa megalomanía propia de grandes hombres que consiguen grandes logros a veces genera rechazo El agradecimiento: la intención y que te deja con ganas de saber más del tema.

Mónica Heinrich V.

CINE: A Royal Affair

Ya se acerca el día! la entrega de los Oscar! y aunque digamos que nos vale huevo, que no es importante, que da lo mismo, que esa pinche ceremonia solo es una muestra del poder del lobby de la industria hollywoodense y demás pajas hipsters, pues igual: la esperamos como un niño espera sus juguetes de navidad y claro, el objetivo es ver todo lo oscariento para reafirmar lo que dijimos en las primeras líneas.

Con esa meta loable en la vida, empecé con las nominadas a Mejor Película extranjera,  así que daré inicio a las reseñas pre-oscars con A Royal Affair.

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Traducido al español de manera chota como Una reina infiel o Un asunto real, el filme nos cuenta los puteríos en la corte danesa del  siglo XVIII. En esa época, Europa se hallaba en el proceso de la Ilustración y Dinamarca aún se manejaba en el más crudo oscurantismo. Montesquieu, Rousseau y Voltaire eran los tipazos del momento, pero los daneses los veían como crispines. El Siglo de las Luces estaba en marcha y Dinamarca disfrutaba de su monarquía absoluta, censura, torturas, etc…

El rey, Christian VII, era un problemático adolescente que respondía enteramente a las órdenes del Consejo del Estado, conformado por mentecatos de la nobleza y la iglesia .

Christian VII tenía un comportamiento volátil e impredecible, ahora se sabe que quizás padecía de esquizofrenia y como parte de su reinado es obligado a casarse con otra adolescente: Carolina Matilde, princesa de Gales. A Christian le gustaba jugar como si fuera un niño pequeño, tenía predilección por las prostitutas y aunque podía recitar versos enteros de obras conocidas de la época, la sociedad danesa apenas lo toleraba. Carolina, por otra parte, era aficionada a la lectura, el teatro, al arte en general, un dechado de virtudes y buen comportamiento, justo lo que la corte danesa necesitaba para contrarrestar las locuras del rey y para darle descendencia al trono.

La muchacha es la que nos cuenta la historia. Una voz en off narra los hechos, cómo surge el enlace y cómo todo se fue a la mierda.

Al conocer a su  futuro esposo Carolina queda atónita, estaba obligada a pasar su vida con una persona que despreciaba. Ella esperaba un compañero y se encontró con un fulano con el que ni siquiera se podía mantener una conversación. Lo peor es que no podía hacer nada al respecto: su futuro no le pertenecía, tenía que casarse con Christian y punto.

Debido a la actitud  cada vez más errática del joven rey, la corte contrata a un médico alemán, Johan Federico Strueseen, quien rápidamente se gana la confianza del atormentado paciente.

Strueseen era un tipo culto, seguidor de la ilustración. Mientras estrecha lazos con el rey se da cuenta de la influencia que tiene sobre  él, y comienza a manipularlo para sacar leyes que favorezcan al pueblo. Todo esto con ayuda de la tal Carolina, con quien comparte tertulias sobre escritores, le presta libros y se desata una pasión surgida de la mutua admiración.  Se convierten en amantes y se dedican a hacer piruetas en los vericuetos del palacio.

a-royal-affair05La historia es súper interesante, a pesar de que dura poco más de dos horas seguís con atención la trama. Una parte tuya está de acuerdo con todas las leyes que promulgan el médico y su reina amante, pero otra parte te susurra que no está bien que se aprovechen así de una persona con una enfermedad mental, que además quiere a ambos de manera sincera.

Obviamente que el desenlace es dramático, y en tu mente queda la imagen de estos adolescentes dirigiendo reinos y cambiando el curso de la historia, de las conspiraciones a su alrededor, del oscurantismo, de la ilustración, de la miseria, de la opulencia, de la cultura, de la ignorancia, de la masa necesitada, de la masa estúpida. Termina, y querés saber más, querés saber qué fue verdad y qué fue mentira. Querés saber qué falta y qué sobra.

El director Nikolaj Arcel dirige y escribe su cuarto largometraje con un estilo conservador y correcto. No se trata de un iluminado a la hora de filmar, pero sí de alguien que sabe muy bien cómo hacerlo.

A ello contribuye una gran fotografía de Rasmys Videbaek, a quien recordamos por las imágenes que nos dejó su talento en el peliculón Noi, el albino.

La actriz sueca Alicia Vikander interpreta a la adúltera Carolina de manera convincente. Inocencia, amargura, desesperación, son algunas de las emociones que logra transmitir. Posee un aire a Natalie Portman, mismo tipo de rostro y contextura. Ya ha participado en una película americana que también suena en los Oscar: Ana Kareninna. Esta chica dará que hablar.

Madds Mikelsen es Strueseen, el diligente médico que quizás en otros pies pudo verse más arribista de lo que Madds transmite. Madds también es conocido por participar en películas como Furia de Titanes, Quantum of solace y actualmente en el seriado dedicado a Hannibal Lecter. Le dicen el Robert De Niro nórdico por una brillante carrera que incluye la ópera prima del director de Drive: Pusher.

Finalmente Mikel Boe Folsgaard debuta en la pantalla gigante interpretando al rey loco, hace querible a un estridente y muy complejo personaje, cada vez que aparece en pantalla se gana la empatía del espectador. Su interpretación lo hizo acreedor del Oso de Plata a Mejor Actor en el Festival de Berlín.

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Basada en la novela Prinsesse af blodet, de Bodil Steensen-Leth, A Royal Affair es una película que tiene momentos muy sobresalientes, pero que dado el estiramiento de la trama y algunos pasajes excesivamente melodramáticos, llega a su final de forma predecible.

Con una producción exquisita, una dirección de arte muy cuidada, elegante y ceñida a los detalles de la época,A royal affair es digna de verse.

No será ese tipo de películas que cambian la vida o dejan huella profunda como llanta de tractor, pero se disfruta.

Dinamarca postula a los Oscar con este filme. ¿Lo merece? Hasta ahora, la insulsa Kon-Tiki es la que más ruido me hace entre las nominadas. Sin embargo, creo que el trabajo de Haneke no tiene competencia posible. Solo la durísima Rebelle, de la que también hablaré más adelante, se acerca con su lirismo a pelearle el premio.

Quizás el atractivo de A Royal Affair está en ese relato frío de la Dinamarca oscurantista, en la que se abusaba de los campesinos, se los castigaba y torturaba, días en los que las clases privilegiadas despilfarraban la plata del pueblo en fiestas sin sentido mientras los pobres peleaban el pan de cada día, épocas en los que Iglesia tenía un papel relevante como regidora de la moral y las buenas costumbres, momentos en los que no importaba la cultura, los avances científicos, ni nada que conlleve progreso ah…perdón, estamos hablando del siglo XVIII y pareciera que describo algunos aspectos de la Bolivia 2013.

Una de las mejores escenas es cuando el médico le dice a un cura que forma parte del Consejo del Estado:

¿Quién es más loco, el rey o alguien que piensa que el mundo se creó en 7 días?

Lo mejor: un periodo histórico por demás de interesante Lo peor: parsimoniosa y conservadora a nivel estético  La escena: el final, la caminata, la cabeza Lo más falsete: la reseña final, cotejando la historia real no es tan cierta El mensaje manifiesto: la luz puede encenderse El mensaje latente: en algunos lugares solo puede encenderse si dejan encenderla El consejo: para ver sin esperar LA película del año El personaje entrañable: el rey loco El personaje emputante: a ratos, el médico El agradecimiento: la fotografía.

Mónica Heinrich V.

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