LOST IN CONTEMPLATION OF WORLD

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TEST: ¿Eres un GHDP (Grandísimo hijo de puta) en el cine?

A continuación, el siguiente test  le dará un barómetro de su hijueputez en la sala de cine. Marcar con un Sí o No las afirmaciones que más se aproximen a su proceder. Recuerde  que nunca es demasiado tarde para saber cuán hijo de puta se es y una vez hecho el descubrimiento, asistir al cine con un comportamiento rehabilitado.

PARA LOS QUE VAN EN AUTO

1.- Si hay mucha gente en el cine y no pillo dónde parquear, en lugar de dejar mi auto dos o tres cuadras lejos del cine, suelo detenerme en la puerta del parqueo del cine, literalmente corto el tráfico (no importan los bocinazos de los demás) 10 o 20 minutos. Mi viveza siempre rinde frutos: alguien termina saliendo del parqueo y yo me GANO ese lugar. Otro truquito inteligente es pararme (con una cola de autos detrás) a esperar que un auto con los guiñadores puestos salga y yo ocupe su lugar. Estoy en TODO mi derecho de buscar comodidad.

2.- Cuando decido parquear en la calle, es muy difícil encontrar lugar, porque los cleferos de mierda se han adjudicado el derecho de repartirse la calle para los estacionamientos. Algunos no te dejan parquear a menos que aceptés que te laven el auto. Malditos! Yo me cago en ellos, y meto mi auto entre sus baldes y si me dicen algo los puteo de arriba/abajo.

ANTES DE ENTRAR A LA SALA

3.- Cuando quiero ir al cine, voy. Siempre hay una cola laaarrrrga. En la cola converso, hablo por teléfono, pienso en la vida y el ser, en cuando fui niño y feliz,  al llegar a la ventanilla (con más cola detrás), recién me pregunto qué película veré y a qué hora. Si el vendedor de los tickets es buena gente, le pido consejo. Elegir o no elegir, he ahí el dilema.

4.-Repito el mismo proceso en el candybar, no sé si quiero el combo, la soda mediana, la soda chica, la soda grande. Mis pipocas (palomitas) me gustan saladas con mantequilla extra, pero siempre pido que agarren la cajita, le pongan un poco de pipoca, le chorreen mantequilla, extra, otra vez más pipoca y otra vez más mantequilla. A veces pido Coca Cola y después cuando la están por servir me da antojito de Fanta. Si me dicen que no tienen un ítem, le pido al encargado que “revise de nuevo”, así me cercioro que hizo todo lo posible por darme lo que le pedí. Casi nunca tengo listo el dinero, sigo charlando o pensando en Snowden y cuando toca pagar recién empiezo a buscar en mis bolsillos.

5.- A veces llego 5 minutos antes de la película y hacer la cola de los tickets y la cola del Candybar me pone de mal humor, entonces empiezo a putear en la fila sobre lo mucho que tardan en atender, y me cabrea infinitamente la gente que paga con tarjeta. ¿No saben que hay personas que están con la película por comenzar?

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EN LA SALA

6.- Nunca sé dónde sentarme. Si la sala está semivacía pruebo un asiento y después me cambio a otro. Me gusta sentarme al medio, así que si la sala está llena y solo quedan dos asientos separados en la misma fila, le pido a la gente que se dio el trabajo de llegar antes que se corra  para que pueda tener los asientos que deseaba. En la vida hay que ser solidarios ¿o no?.

7.- Cuando voy con amigos, no entramos al cine al mismo tiempo, a veces entro primero, reservo asiento, la película empieza y saco mi celular para que mis amiguitos no se pierdan en la oscuridad de la sala y puedan llegar a la fila, si pienso que no me ven, les hago señas con los brazos, silbo, les grito sus nombres y me paro para que me ubiquen.

8.- A veces llegamos tarde todos, y nos da un poco de risa estar llegando atrasados y no encontrar asiento, entonces reímos, nos insultamos en broma, y buscamos a los gritos dónde sentarnos porque está oscuro y no vemos un carajo. Es muy chistoso.

9.- Una vez la película empieza, si llegué tarde, con mis amigos conversamos sobre lo afortunados que somos de llegar aunque sea un poco atrasados, reímos, charlamos un poco más, hablamos sobre las pipocas, la soda, si sería mejor otro asiento, etc..y capaz se nos antoje algo más del candybar, ahí atravieso toda mi fila cuando la película ya empezó y salgo a conseguir lo que deseaba. Vuelvo y, obvio, tengo que ponerme al día con la película, así que hago que me cuenten qué me perdí.

10.- Siento a los actores como si fueran mis conocidos, y me gusta hablarle a la pantalla como si ellos me escucharan. “Mierda, cómo vas a hacer eso” o “Hermosa” o “Papito churro”, o en Titanic “NO TE MUERAS ,JACK” son algunas de las cosas que puedo decirle a la pantalla. Otra interacción que me gusta tener es sacarle fotos a la pantalla con una cámara fotográfica o con el celular, claro, lo que pasa es que en internet nunca encuentro fotos de buena calidad de la película, y mi celu o cámara, así en la oscuridad y con su flash choto saca unas fotos de lujo.

11.- Me pongo un poco ansioso en el cine, entonces saco un bollo de pipocas grande y me las meto a la boca, suena como si los jinetes del apocalipsis arañaran un plastoform. También sorbo mi Coca cola aunque ya no quede nada en el vaso. Si me aburro juego con la bombilla, y el cartón. Es como reventar las bolitas de las bolsas esas de plástico.

77108051612.- El cine es como la sala de tu casa, así que podés comentar desde la estética del robot de transformers hasta lo mucho que te recuerda Cameron Díaz a tu prima Paquita. Me gusta pasarla bien y comentar cada detalle, si los zapatos del actor son bonitos, si ese pez me da miedo, y qué haría yo en lugar del personaje. Además es el sitio perfecto para compartir chismes e historias de la vida cotidiana.

13.- Hay que ponerse cómodos en el cine, sacarse las chancletas, subir los pies encima del asiento de adelante, desabrocharse el jean, aflojarse la falda, lo que sea para estar cómodos.

14.- Me dan mucha risa las películas como Black Swan o Amour,  o esas que hablan de lesbianas y homosexuales. Cuando una chica y otra chica se besan quiero mear de risa. El niño del pijama a rayas fue otra comedia que me arrancó carcajadas.

15.- Me pongo nervioso y pateo los asientos cuando me muevo, boto la pipoca por todos lados y así, es que a veces o es la emoción o es el aburrimiento lo que no me deja quieto. Si la película me aburre, o no me gusta, no me salgo, si pagué me quedo y  prefiero chatear o conversar con mis acompañantes.

16.- Hay películas que me gusta ver varias veces, entonces voy con gente que no la ha visto y empiezo a prepararlos para los momentos más impactantes, me encanta comentarles lo que va a venir, y lo mucho que se sorprenderán y además interpretarles la trama.

17.- Si alguien a mi alrededor dice “SHHHHHHHHHH” porque dizque hago bulla, me emputo y hago ruido con más ganas, y comento con más entusiasmo, quién se cree que es ese para callarme. Si me sigue haciendo “SHHHHHHH” lo puteo por atrevido.

18.- Si mi celular suena, lo contesto, soy multitasking, y puedo hablar por celular y ver una película tranquilamente. No susurro porque sino el otro no me escucha, hablo fuerte y claro como se tiene que hablar. No, no puedo esperar 1 hora o 2 para hablar con el jardinero o con mi prima sobre su ida al ginecólogo.

19.- Tengo Whats up, Blackberry Messenger y/o SMS activos, entonces me gusta compartir con mis amigos que estoy en el cine, revisar mis llamadas, mis actualizaciones, puedo subir a media película un status de Facebook o de twitter. Repito, soy multitasking.

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Hijo del siglo XXI: el zombie-loser

20.- Las predicciones son mi especialidad, si no he visto la película digo en voz alta lo que pienso que va a suceder. Nunca fallo, soy un Nostradamus de los guiones y me gusta que los demás se sorprendan con lo inteligente que soy.

21.- A pesar de ser súper/archi inteligente y multitasking, reconozco que hay películas que me cuesta comprender un poquito, entonces pido a mis acompañantes que me expliquen algunas cosas o comparto con ellos mis dudas.

22.- Tengo hijos pequeños (0-6 años) ellos ya han visto conmigo La noche de los muertos vivientes, Chucky:el muñeco diabólico, Hostel, Escupiré sobre tu tumba y recientemente Posesión Infernal. No importa qué tan chicos sean, hay que culturizarlos.

23.- Si mi bebé llora, mi filosofía es que llore nomás. No lo voy a malcriar haciéndole caso y sacándolo de la sala donde le estorba el ruido porque quiere dormir o porque se asusta. No. Que sea macho/a desde bebé.

24.- A mis hijos de 0-10 años los llevo a ver películas subtituladas y les leo los subtítulos toda la película y además les explico lo que sucede en pantalla. Hay que ser buenos padres. Nunca les explico que hay ciertas reglas en las salas de cine, no. Yo prefiero que mis hijos sean de los que colorean fuera de la raya.

25.-El cine también puede ser un motel, una vez fui con alguien que me gustaba y aproveché los sillones cómodos, la oscuridad y el ruido de la película para besarnos, escarbar el sur y botar fluidos.  Que alguien nos vea solo aumenta el placer de lo prohibido.

25.- Una vez finaliza la película, así como entré con mis pipocas y sodas en la mano, me da flojera caminar 10 o 20 metros para llevárselos al acomodador que está con su bolsa de basura al lado de la puerta de salida. Que limpien ellos nomás, si pa eso se les paga.

RESULTADOS

Cuente las respuestas afirmativas que más cercanas son a su proceder y coteje:

0: Felicidades, usted es un digno compañero de butaca. Da para invitarlo al cine, comprarle el candy bar, además tener una conversación sobre la película luego de la proyección y colocarle un sticker de Hello Kitty en la frente.

1 : Usted es un hijo de puta menor. Si el único punto que ha marcado afirmativamente es el 25, es un hijo de puta cochino.Nada de lo que sentirse orgulloso.

2-5: Hijo de puta moderado, se hace el que no, pero igual jode. Que pase alguna vez, que sea menos que los demás, no quita la hijueputez.

6-25 Grandísimo hijo de puta, deberían prohibirle la entrada al cine de por vida y de paso la procreación.

EN CARTELERA: Anna Karenina

Asesino de mi felicidad 

“Es demasiado tarde”

Musita una Anna Karenina rendida ante las mieles del amor y la pasión cuando su esposo le pide que corte toda relación con el conde Vronsky. La cámara sigue su cuerpo que cae hacia atrás en éxtasis, con la mirada volcada al cielo, una mirada que pide perdón por sus pecados, pero que acepta el castigo.

Es la Anna Karenina de Joe Wright, la que algunos aman y otros odian. Una Anna que no le hace justicia a la Anna de León Tolstói. Una Anna interpretada por Keira Knightley, una Anna que habla en inglés, que se ve frágil y delicada, y que durante 2 horas y 9 minutos se destruye ante nuestros ojos.

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La de Tolstói es uno de los personajes más emblemáticos de la literatura rusa. Uno de los más emblemáticos de la literatura universal con relación a la doble moral hacia la mujer en la sociedad. La que posee los matices suficientes para ser espejo de una era, y tiene la habilidad de presentar, a través suyo, una terrible historia que una vez leída nunca se olvida.

La pluma del ruso relató esa terrible historia en 1040 páginas. 1040 páginas llenas de detalles, dolor y redenciones.

 “Todas las familias felices se parecen entre sí; pero cada familia desgraciada es desgraciada a su manera”

Con esa frase inauguraba Tolstói su Anna Karenina de 1877, trabajo que tanto Dostoievski como Nabokov consideraron una obra de arte.

Llevar una obra de arte a la pantalla gigante nunca es tarea fácil, nunca. En el caso de la heroína rusa, Clarence Brown lo intentó en 1953 con una Greta Garbo muy Kareniana, y hasta el momento, la más fiel a la versión literaria.

Luego siguieron unas 20 versiones más de menor impacto y el 2012 Wright decidió dirigir una ambiciosa puesta que daba una revisión a la historia y de la que solo podemos decir que es la Karenina de Wright y no la de Tolstói, teniendo esa afirmación pros y contras.

Wright, de 40 años, con una niñez en la que fue objeto de burla por su sobrepeso y su dislexia, tiene una filmografía decente, en la que destacan Orgullo y Prejuicio, Hanna, The soloist y Atonement. Sus padres se dedicaban al teatro y él mismo tuvo una formación teatral desde adolescente, por eso no es de extrañar que su versión de Anna Karenina tenga como propuesta un escenario teatral móvil en el que los personajes aparecen y desaparecen.

Hermosas coreografías que erizan la piel narran la historia de Anna. En ese artificio, la protagonista es una mujer que se casó a los 18 años con un prominente político, y que tiene un hijo con él al que ama profundamente. Su vida da un vuelco cuando conoce al conde Vronsky. Anna resiste los embates del deseo, hasta que finalmente sucumbe a él.

Wright dibuja un personaje que va perdiendo la razón conforme las desgracias se acumulan y la vida “recta”, “ordenada” y “apacible” que tenía cuando era la señora de Karenin se convierte en una vida “oscura”, de “pecado”, siendo la amante despreciada de Vronsky.

Paralelamente, conocemos la historia de Levin, personaje en el que se describe las luchas sociales de la Rusia Imperial. Una Rusia con hondas diferencias entre una aristocracia frívola y ruin, y una clase obrera con otras urgencias que atender aparte de los puteríos de alcoba.

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Una fotografía exquisita a cargo de Seamus McGarvey alegra el ojo y el espíritu. Todo es belleza, todo. La desgracia que se cierne sobre la heroína, la humillación de Karenin, la impotencia de Vronsky, el despertar espiritual de Levin. La belleza sacude la pantalla sin parar.

La partitura de Dario Marinelli y las adaptaciones de Tchaikovsky y su 4ta Sinfonía, acompañan una dirección de arte notable y un diseño de vestuario merecidamente ganador del Oscar.

La Anna Karenina de Wright es soberbia en su forma. Es sobrecogedora en su teatral puesta en escena, aunque para ello sacrifique a la Anna de Tolstoi.

Jude Law como el correcto, noble y engañado marido (Alexei Karenin) convence del todo y hace que la platea odie secretamente al teñido de Vronsky, y llamen “perra” (sí, vos J.C.) a Anna por las decisiones que toma. Personaje que llega a arañar el fondo de esa oscuridad en el que solo existe desprecio y culpa.

El final, donde lo bello continúa exhibiéndose impúdico por encima del contenido, deja a Anna-Keira en nuestra memoria como una digna heroína, ajena a la rusa, pero heroína al fin y al cabo.

 “No puede haber paz para nosotros, sólo tristeza y la mayor felicidad”

Tolstói no estaría contento, no. Los puristas de Tolstói tampoco lo estarán. Wright presenta una bella película, pero su belleza está por encima de su referencia y termina banalizando una historia dramática sobre el adulterio, las clases sociales y el escenario político del Imperio Ruso.

Mientras Tolstói reafirmó a través de su obra el compromiso crítico con su entorno, Wright convirtió su filme en un espectáculo (hermoso, sí) algo vacío, en el que prima una Anna que para el espectador común y corriente se antojara como una esclava de sus deseos, más que como un personaje que buscó a toda costa su libertad, asfixiada por la hipocresía de la alta sociedad y necesitada de huir de los cánones de su época.

La doble moral que perdonó a Vronsky y le devolvió su status social, fue la misma que nunca aceptó a Anna de vuelta, el encuentro espiritual de Levin y Kitty es apenas boceteado, los juegos de poder políticos en los que el marido de Anna se halla inmerso y que son parte de su vergüenza, y que hace más profunda la traición de Anna ni siquiera se insinúan. Y así, sucesivamente.

La de Wright es una versión accesible, apta para todo público, a nivel de contenido, pero contrasta con una puesta que puede no serlo, y que algunos espectadores encontraran confusa.

Siendo fan del libro, y sufriendo intensamente con el personaje ruso, igual me gustó la película. La belleza es tanta que, como ya dije, me conquistó. En algunos momentos como los del baile, los campesinos trabajando, la carrera de caballos, era tan bello que no, no se puede odiar, escapar, ser indiferente a la belleza.

Anna-Karenina-Keira-Knightley-Film-1024x575El final para ambas Annas, la de Tolstói y la de Wright, sigue siendo el mismo, el spoiler más grande que podamos tener de tan conocido que es. Y a pesar de su banalización, de su estilo algo kitsch, de la estridencia con que Wright impregna su propuesta, algo dentro tuyo lagrimea ante el destino de ese amor prohibido, la incapacidad de aceptar el precio del mismo y un entorno social cruel.

La imagen de Karenin en medio del campo verde, su calmada resignación, su aceptación (en contraparte) de lo que le tocó vivir, cierra una película que no es perfecta.

En un mundo que divide obras maestras de las que no lo son, la Anna de Tolstói lo es y la de Wright no. Aún así, vale la pena conocer a ambas.

«Y la vela a cuya luz había leído ese libro lleno de angustias, decepciones, dolores y desdichas, resplandeció con más fuerza que nunca, iluminó lo que antes había estado sumido en tinieblas, chisporroteó, empezó a parpadear y se extinguió para siempre.»

Lo mejor: una hermosa puesta en escena

Lo peor: el artificio se olvida del contenido y banaliza la obra de Tolstoi

La escena: la del baile, la de la carrera de caballos, la del campo

Lo más falsete: la falta de matices de Anna

El mensaje manifiesto: el pecado tiene un precio

El mensaje latente: no todos pueden pagar ese precio

El consejo: Vela, es hermosa visualmente

El personaje entrañable: Alexei Karenin (siempre)

El personaje emputante: Lidia (en el libro es mucho más metiche e intrigante)

El agradecimiento: por tanta belleza

CURIOSIDADES

–       El guión pertenece a Tom Stoppard que escribió películas como Shakespeare in Love, El imperio del Sol, Brazil y otras, además de una vasta trayectoria escribiendo obras teatrales.

–       El personaje de Levin era una versión autobiográfica de Tolstoi

–       El 90 por ciento de la película fue filmada en los Shepperton Studios, en las afueras de Londres, y el 10 por ciento restante en las calles de San Petersburgo y de Moscú, en Rusia.

–       James McAvoy, Saoirse Ronan (Kitty), Cate Blanchett, Benedict Cumberbatch, y Andrea Riseborough rechazaron los papeles que se les había ofrecido para esta película.

–       La cinta es la tercera colaboración entre el director Joe Wright y la actriz Keira Knightley.

–       La película ganó el Oscar por Mejor Diseño de Vestuario en la pasada entrega.

–       Cuenta con las actuaciones de Kinghtley, Jude Law, Aaron Taylor-Johnson, Alicia Vikander, Emily Watson y Kelly Macdonald.

–       Se filmó durante 12 semanas, en 100 escenarios diferentes, en 240 escenas y 83 diálogos.

–       Los actores también trabajaron con la profesora de dialecto Jill McCullough; además, algunos tuvieron que aprender a montar a caballo y a manejar armas. Casi todos ensayaron muchísimas horas con el coreógrafo hasta aprender a controlar las secuencias de baile en su conjunto y los movimientos de cada uno. La danza es un elemento primordial en ANNA KARENINA, unos 25 bailarines profesionales aparecen en diferentes momentos como aristócratas en un baile o en una velada, como criados, como bailarines exóticos en una decadente «boîte» francesa e incluso como funcionarios.

–       Con el fin de incrementar la sensación «rusa» del rodaje, cientos de extras rusos afincados en el Reino Unido se unieron al reparto.

–       «Rodamos con objetivos anamórficos que requieren algo más de luz, pero nos inclinamos por una iluminación un poco anticuada, e incluso usamos focos de tungsteno», sigue diciendo. La iluminación es como la de un teatro, para lo que fue necesario un especialista que controlara las luces según las indicaciones de Joe Wright y Seamus McGarvey, con cambios sutiles de una escena a otra para realzar los momentos dramáticos.

–       Dario Marianelli compuso valses y mazurcas mucho antes de que se filmaran las secuencias para que Sidi Larbi Cherkaoui pudiera planificar la coreografía correspondiente.

–       Los exteriores de la casa de verano que alquila Karenin se rodaron en el impresionante parque de Hatfield House, en Hertfordshire, que data de la época jacobea y al que pertenece el laberinto donde juegan Anna y su hijo.

–       Los actores y el equipo volaron hasta San Petersburgo, donde tomaron un tren nocturno antes de un recorrido final de seis horas en coche para llegar al lago Onega. Allí hicieron frente a temperaturas sumamente bajas que les obligaron a rodar muy poco tiempo seguido para no dañar el equipo. Pasaron la noche en la isla y ninguno se atrevió a dar un paseo nocturno al enterarse de que había lobos hambrientos…

TRAILER: Snowpiercer

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Señores, no puedo creer lo que ven mis ojitos. Se acuerdan de esa gran gran película coreana Memories of murder? Se acuerdan de Mother, con ese final IMPRESIONANTE? Se acuerdan de The host? Se acuerdan, se acuerdan? Pues el director de esa pequeña, consistente y destacada filmografía hizo su película hollywoodense. Ajá. Nuestro Bon Joon-Ho is in da house! y para eso trae un filme en el que está trabajando desde el 2004 y que además cuenta con la venia, colaboración y apoyo de producción de nada más y nada menos que el mismísimo Park Chan Wook! Tengo, literalmente, la piel de gallina.

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Bong Joon Ho y Park Chan Wook, dos cabecitas que juntas deben ser dinamita

Snowpiercer surgió cuando Bong Joon Ho estaba haciendo The Host en el 2004, el coreano leyó un cómic francés llamado Le Transperceneige’ (editado en España como ‘Rompenieves’), de Jacques Lob y Jean-Marc Rochette y quedó prendado de la historia.

La historia se sitúa en el 2013, en un futuro post-apocalíptico después de una guerra mundial, donde los últimos seres humanos son pasajeros de un gigantesco tren que avanza por un mundo cubierto de hielo y nieve. Una lucha de clases dentro del tren y el status quo que intenta resquebrajarse, son los ingredientes fuertes de esta propuesta.

Aquí el trailer.

En el guión se encuentra Bong Joon Ho y Kelly Masterson (Before the devil knows you are dead). Como fan de lo asiático y sobre todo de lo coreano, puedo decir que esto pinta muy bien, muy bien.

Ni la presencia del ñoño de Chris Evans hace que mi felicidad amaine. Además el Capitán América luce absolutamente irreconocible, a él se suman actores como Ed Harris, John Jurt, Jamie Bell, Octavia Spencer, Tilda Swinton y el coreano (gran gran actor) Kang Ho Song.

Se espera el estreno en Corea a mediados de agosto. Ojalá y la podamos ver pronto.

EN CARTELERA: Man of steel (El Hombre de Acero)

Un filme de criptonita

Ahora sí. Ha pasado tiempo suficiente para que una buena parte de ustedes haya visto Man of Steel y gracias a eso podamos mandarnos a la mierda con propiedad. Se abre el debate de lo que nos gustó y no nos gustó de esta descafeinada versión del hombre de acero.

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Oh! Puedo volar

Si bien nunca he sido fan de Superman, le tengo un respeto/cariño especial al Superman de Christopher Reeve, así paupérrimo  y todo marcó generaciones convirtiéndose en un clásico.

Varias veces intentaron recuperar la mítica figura y hacerla acorde a los ajetreados tiempos en los que vivimos, pero siempre el fracaso puso a los crispines en su lugar y les escupió en la cara que los clásicos no se tocan ni se mejoran, solo se imitan pobremente.

Este 2013 nos bombardearon hasta decir basta con un hermoso tráiler que prometía una reinvención, una revisión, un orgasmo narrativo, un tecito con leche y fritos de almidón, un…bueno…prometía algo diferente.

Debimos sospechar que algo iba a salir mal cuando decidieron que el nuevo héroe no lleve sus tradicionales calzoncillos por fuera, eso debió prepararnos para lo peor, pero uno se ilusiona, el pinche tráiler era tan épico y la historia tenía en sus créditos a Christopher Nolan, que la esperanza brotó en medio del estiércol y arrojó una tímida flor.

El director Zack Snyder saltó a la fama con 300 (2007), que particularmente disfruté aunque ya desde entonces brillaba una característica en su estilacho: los excesos. A ese cromado experimento, le siguieron Watchmen (2009) donde tendrías que ser muy hijo de puta para arruinar una historia del gran Alan Moore, y en la que Snyder bordeó  la delgada línea que separa lo aceptable de lo estridente. Luego vino la bizarra Ga´Hoole (2010), y finalmente Sucker Punch (2011), filme en el que todos los defectos de Snyder se metieron mano en la oscuridad.

Con esos antecedentes era muy difícil que el tipo surja entre las cenizas y haga que mi flor nacida entre el estiércol, crezca, se convierta en árbol y encima provea unas cuantas cestas de mandarina. Sin embargo, lo dicho, tenía en sus créditos como productor a Christopher Nolan, autor de la trilogía de Batman y de Inception, así que uno se imaginaba que el uno con el otro y el otro con el uno harían algo bueno.

Tanta cháchara para decir que el mentado día de estreno lo que podía salir mal, salió mal.

Snyder se decanta por contarnos los orígenes de Superman. Krypton se encuentra a un paso de sus destrucción, el científico Jor-El (Russel Crowe) decide enviar a su hijo recién nacido, Kal-El, a la Tierra, con la idea de que sobreviva y lleve en sus células el código genético que preserve la raza kriptoniana. En Krypton andan enfrentados por la necesidad de iniciar un éxodo y por “diferencias irreconciliables” dirían en Hollywood. El malo maloso es el General Zod (gran Michael Shannon) que bien mirado, no deja de tener razón cuando da su golpe de Estado. Digo, esos viejos mamertos estaban esperando la muerte con piñata y mariachis.

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Después de Take Shelter, tener que hacer este papel me cabrea

Luego de esa laaaaargaaaaa introducción donde todo es explicado detalladamente, vemos qué paso con el niño, con Kal-El. Pues el don cae en Smallville y ahí lo adoptan los Kent (Kevin Costner y Diane Lane).

Señores, ese es el nacimiento oficial de Clark Kent.

Cuando termina el aburrido desarrollo que nos lleva a los Kent, se intercalan momentos del presente (Clark ya es grandecito, musculoso y bien plantau) con la infancia traumática y “bullyngeada” del protagonista.

Clark ha crecido algo acomplejado (podemos decirlo) y creo que gracias al sonso del padre que siempre lo llenaba de discursos boludos. La escena de papá Kent y el tornado es lo más choto que he visto desde la muerte de Marion Cotillard en Batman: el caballero de la noche asciende.

A eso sumémosle que el pobrecito actor Henry Cavill (Clark Kent/Superman) es realmente el hombre de acero: tieso, sin expresión, frío.

Gracias a sus complejos galopantes, Clark anda vagando por la vida sin trabajo fijo ni rumbo definido, eso sí, en excelente estado físico. Ajá. No voy a revelar más de la trama, solo decir que suceden los encuentros más tontos del mundo, claro, porque hay que ver a Luisa Lane (Amy Adams), y entender cómo ese tipo traumado y algo estúpido se convierte en un súper héroe.

Cuando ya lo vemos con el trajecito, el puchichi estalla y la hecatombe de efectos especiales arrasa con todo. Secuencias de acción e-t-e-r-n-a-s, una destrucción de edificios tan larga que es como si no tuvieran más que poner y quisieran alargar la trama con tanto vidrio y cemento roto. En realidad, es una escena muy parecida a la de Transformers (2 o 3, ya no recuerdo) con la diferencia que en esa Transformers por lo menos había la escena del edificio inclinado y aquí es solo el boludo dando tumbos por todos lados.

SPOILERS

Quizás lo que más me emputó aparte del holograma de la conciencia del papá Rusell Crowe, es la estupidez de relación entre Luisa y Clark Kent, cómo se conocen, la doña escalando un risco de hielo en medio de la noche o el amanecer con su camarita, el don entregándose a Zod y Zod pidiendo a la doña pa llevársela a la nave. Encima, los dos tienen nula química, si el futuro de la raza humana dependiera de las chispas entre esos dos, sería la extinción segura. Hay elementos  muy muy pobres. La forzada escena del final, cuando cosito ya es el Clark Kent hipster que se anunciaba, y el texto de la soldadita diciendo lo que pensamos pero que no había necesidad de remarcar, son solo algunos de los momentos en que te preguntás cómo pueden gastar tanta plata al pedo.

FIN DEL SPOILER

El hombre de acero relata el nacimiento de Superman y el encuentro con su veta heroica. Lo “oscuro” que prometía el tráiler queda limitado a la corrección de color y lo “íntimo”, “espiritual”, se diluye entre tanto escombro y la cara de estreñimiento de Cavill.

Esperame, Amy. Voy al baño
Esperame, Amy. Voy al baño

Por momentos, sentís ese halo épico que quisieron impregnarle, pero al final todo se derrumba y queda más aburrido que mono en bonsái.

Destinada al entretenimiento mínimo, plagada de textos clichés y escenas cursis que provocan ganas de meterse un lapicero a los ojos, Man of Steel decepciona.

Eso no quita que la parte técnica sea aceptable, la fotografía del iraní Amir Mokri tiene sus momentos, recordemos que Mokri también ha fotografiado Transformers, el lado oscuro de la luna, Coyote Ugly, El señor de la Guerra, entre otras, los efectos especiales están bien conseguidos aunque no haya momentos wow y la música de Hans Zimmer cumple con su labor de acompañar las escenas, a pesar sonar algo repetida.

¿Vale la pena el 3D? No. No hay motivo alguno que haga que pagar extra por verla en 3D se justifique.

La prometida reinvención de Superman y la mayor espiritualidad quedan a medio camino. Desgraciadamente, Snyder cae en los excesos que han caracterizado su filmografía.

Los fans de Christopher Reeve pueden descansar, en el reino de Krypton, Reeve seguirá cómodamente sentado en el trono.

Lo mejor: el trailer

Lo peor: que el trailer nos mamó

La escena: diré que la de la soldadita y su calentura, por tonta

Lo más falsete: el tono épico

El mensaje manifiesto: el tráiler no siempre tiene la razón

El mensaje latente: no es fácil hacer una película memorable

El consejo: para verla mientras jugás Candy Crush

El personaje entrañable: Mamá Kent y perro Kent

El personaje emputante: La conciencia de Russel Crowe

El agradecimiento: que no hice la cola de medianoche y no salí a las 3 de la madrugada rayada

CURIOSIDADES

Darren Aronofsky, Duncan Jones, Ben Affleck, Tony Scott, Matt Reeves y Jonathan Liebesman fueron considerados para dirigir el filme antes que Snyder haya sido elegido.

Ben Affleck rechazó dirigirla porque no tenía experiencia en la filmación de escenas con VFX (efectos especiales) y dijo que la experiencia le ha enseñado a no agarrar películas basándose en el presupuesto sino en lo él puede aportar a la historia.

Matthew Goode, Armie Hammer, Matt Bomer, Joe Manganiello, Zac Efron y Colin O’Donoghue fueron considerados para interpretar al súper héroe.

De acuerdo a distintas fuentes, debido al éxito de la franquicia de Batman, se habló con Nolan y Goyer para que sean consultores de guión de A man of Steel, dicen que cuando Snyder quedó como director, Nolan decidió tomar control de toda la historia y él mismo junto con su equipo creativo (Goyar) manejar la historia. La esposa de Nolan lanzó este lindo y tierno comentario: “Ellos (Nolan y Goyar) entregaron un guión apropiado y ahora es la película de Snyder”.

Vigo Mortensen fue considerado para el rol de Zod.

Henry Cavill actuó en Prueba de Vida como extra, en ese entonces era un niño y Russel Crowe le dio su autógrafo y lo animó a que continúe en la actuación.

Henry Cavill tuvo un riguroso entrenamiento para alcanzar la musculatura que deseaba la producción.

Al Zod original (de las pelis de Reeve) Terrence Stamp, la película no le gustó mucho y así la debatió en un baño con algunos fans de la saga que no podían dar crédito de que se encontraban con el mismísimo Zod.

CINE: The Hunt (La caza)

La fábula de la inocencia

Thomas Vinterberg es recordado por todos gracias a esa gran película llamada La celebración (Festen) que dirigió cuando apenas contaba con 29 años. El filme danés, además, fue el primero en estar encuadrado dentro del Dogma 95. ¿Lo recuerdan? La escena del infame brindis debe ser una llaga con pus en el corazón de muchas generaciones.

Luego vendrían dos o tres películas más o menos conocidas, más o menos exitosas (Dear, Wendy, Submarino, Its all about love, etc.), pero nada nos preparó para este desgarrador regreso.

El año pasado, Vinterberg estrenó The Hunt (La Caza) y a esa llaguita purulenta dejada por Festen se abrió otra herida más grande resistente a los antibióticos y que rápidamente se llenó de gusanitos blancos.

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“Muchas son las cosas terribles, y no hay nada más terrible que el hombre”,decía Sófocles en su Antígona y ¡cuánta razón tenía!

The Hunt nos relata una historia sencilla y contundente. Mads Mikkelsen, poderoso actor danés que conocimos en Casino Royal y admiramos en A Royal affair, interpreta magistralmente a Lucas.

Lucas está atravesando un difícil divorcio, su hijo adolescente vive con su ex esposa en otra ciudad y él sufre por la lejanía,  por el final de la relación, por la situación en conjunto. A pesar de estar readaptándose a una vida en soledad goza de una sólida red de amigos de infancia y de un trabajo que a ojos vistas disfruta de corazón (profesor de Kínder).

Lo que vemos es un hombre de mediana edad bueno. Realmente bueno. Bueno y querido. Esa bondad y nobleza serán puestas a prueba por el más terrible de los crímenes aparte del asesinato: es acusado de abuso sexual.

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La acusación surge del lado menos pensado, de la forma más estúpida del mundo y para su desgracia involucra sus afectos inmediatos. A partir de ahí vemos la caída en desgracia de este buen hombre y el cariz mezquino que adopta la otrora amable comunidad con él.

Ya no es el amigo de infancia, el padre de familia, el dueño de un lindo perro, el abnegado profesor, ahora es simplemente un pederasta y como tal, la comunidad se siente con el derecho de hacerle sentir su repudio de forma extrema.

Con esa particular crueldad propia del cine danés, Vinterberg castiga a su protagonista hasta la saciedad, lo humilla, lo denigra, lo vuelve un guiñapo. Nosotros permanecemos mirando, paralizados/consternados ante tanta injusticia y la sensación de impotencia es tal que llega a humedecer los ojos.

La debacle continúa. Una sociedad aparentemente civilizada que puede (en el caso de Bolivia) rechazar con vehemencia cosas como la justicia comunitaria, no tiene reparos en llegar a lo inaudito para dejar claro que consideran  a Lucas un paria.

Oscura fábula social que tiene en su trágica víctima (Lucas) un exponente de la falsedad espiritual, la ausencia de la presunción de inocencia y en caso de realmente ser culpable, la incapacidad para perdonar y olvidar.

El final llega amargo y compartiendo la crueldad/dureza del resto del filme. Un final inolvidable, ambiguo de esos que cuando los créditos terminan aún te resuena en la mente y en el corazón.

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Vinterbeg regresa por todo lo alto, y nos entrega una película que se sigue con atención e incomodidad. El guión escrito por el mismo director y  el también danés Tobias Lindholm, construye de forma precisa el escarnio del protagonista y la miseria de la comunidad que lo recibe.

Una estética oscura, fría, se observa en la fotografía de Charlotte Bruss Christensen que dirige foto por segunda vez, siendo su debut con Vinterberg en su película anterior: Submarino.

Annika Wedderkopp, de tan solo 7 años, es la actriz que da vida a la confusa Klara, personaje que algunos espectadores odian, pero que dada las circunstancias es una víctima más de la trama.

Vinterberg plantea una reflexión moral sobre el alcance de un crimen. La vida pura, tranquila que conocemos puede cambiar radicalmente en el momento menos pensado.

Los civilizados habitantes que ven manchada la tranquilidad en la que vivían también son una especie de víctimas, antes eran buenas personas, pero la rabia y el resentimiento ante una mentira que crece como bola de nieve, hacen que se comporten de manera muy ruin. Lucas al ser un buen hombre cree que todo se solucionará tarde  o temprano, pero la vida no es así, cosas malas les suceden a las buenas personas, y el filme tiene el cinismo suficiente para decirlo.

Después de todo, Sófocles tenía razón: no hay nada más terrible que el hombre.

Lo mejor: bien filmada, muy bien actuada y un guión incómodo.

Lo peor: que Lucas es demasiado buen hombre

La escena: la de la iglesia y el final

El mensaje manifiesto: la civilización termina cuando nos tocan de manera personal

El mensaje latente: la masa no tiene moral ni conciencia

El consejo: hay que verla, es una película que deja huella

El personaje entrañable: Lucas

El personaje emputante: los del supermercado

El agradecimiento: a P.A. por recomendármela.

CURIOSIDADES

–       Mads Mikkelsen ganó el premio a mejor actor en Cannes por el personaje de Lucas

–       Es la octava película de Vinterberg

–       Es la segunda que toca la temática del abuso sexual (Festen fue la primera)

–       La película no fue escrita para Mads pero cuando Vinterberg lo vio en el casting supo que era el actor para el papel.

–       Vinterberg fue el estudiante más joven en la historia de la Academia de Cine Danesa, tenía solo 19 años cuando lo admitieron.

–       A Vinterberg siempre le ha molestado esa imagen de tranquilidad y felicidad que tiene Dinamarca, y afirma que debajo de ellas existen un montón de cosas turbias que el cine danés intenta exorcizar, de ahí que muchas de sus películas sean muy perturbadoras.

–      Actualmente podemos ver a Mads en la televisión interpretando a Hannibal Lecter.

CINE: Ciudadela y La Huerta

El YIN Y EL YANG 

Finalmente hay tiempo para hablar de cine, para ponerme en la “seria” (MUY SERIA) tarea de escribir sobre cine. Sí, el sacrosanto séptimo arte, la cinta de sueños, decía Orson Wells.

Y aunque ya pasó un tiempito de las experiencias a relatar, nunca está de más compartir esos gloriosos, insólitos y a veces decepcionantes momentos.

Entre la agonizante carrera de Shyamalan, la patada en los ovarios de Superman y la fútil Gatsby, hubo espacio para el cine nacional. Para el siempre polémico, entrañable, y desesperante cine nacional.

Tuve la oportunidad de ver Ciudadela de Diego Mondaca y La Huerta de Rodrigo Ayala. El Yin y el yang del audiovisual boliviano. Acalorados debates se dieron a razón de ambas propuestas, especialmente la de Ayala motivó en mis compañeros de butaca una catarata de adjetivos que el sensible lector no puede permitirse. Sin embargo, no nos despatarremos, y entremos primero a la luz, la añorada luz.

Llevaba meses esperando que Ciudadela se proyecte en Santa Cruz, esta expectativa fue generada por el éxito de La Chirola, éxito merecido y que situaba a Mondaca como uno de los directores más prometedores del cine boliviano.

El manejo de elementos en La Chirola, el cuidado técnico, una historia bien contada y un gran personaje, calaron hondo en un público ya acostumbrado a ver obras enanas e hicieron que su nuevo trabajo se espere como el rocío de la mañana.

Así llegó Ciudadela. Finalmente. Se proyectó en la AECID ante una sala casi llena.

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Mondaca apuesta nuevamente por el documental e ingresa a la cárcel (San Pedro) para mostrarnos su visión de lo que es la vida carcelaria.  El objetivo es que el espectador sienta e intuya que ahí dentro las cosas no son distintas a lo que sucede afuera. Sí, ahí están los reos llevando una vida privados de su libertad pero dentro de una dinámica similar a la de cualquier comunidad.

El director toma una decisión inteligente: en lugar del típico documental testimonial donde el personaje te cuenta su vida y te habla de sus miserias, sueños y esperanzas, la cárcel como tal es la gran protagonista.  Punto a favor de Mondaca y un riesgo.

No hay personajes a los que te podás anclar afectivamente, ni golpes bajos sobre pasados y futuros. Lo que vemos es nada más y nada menos que la rutina de los espacios en la cárcel: gente que tiene sus fiestas, que trabaja, que tiene actividades recreativas, vemos el comercio, la iglesia, y todo aquello que habla de una vida organizada donde casi nunca se ve un policía.

Algunos testimonios ocasionales le ponen algo de color al relato, y eso es todo. Literalmente es todo. Para mí fue un poco difícil engancharme con el relato, amén de estar bien filmado y concebido, la propuesta de tan aséptica termina distanciando y al no champarte en nada, queda como una visita turística a la cárcel, donde sí nos queda claro que hay una vida similar a la de afuera pero donde el contexto en sí mismo queda algo banalizado.

Me explico, al intentar despojar de estereotipos a los presos, solo vemos un lado (elección del director y propuesta del trabajo) pero la cárcel es la cárcel, no importa qué tan “iguales” a nosotros sean, al finalizar, lejos de comprender el hacinamiento, el abandono, la desidia, el caos en el que vive sumergida esa institución, te quedás con una imagen inocua, como pasear por la calle y ver una vitrina.

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Tal distancia se quiso matizar con gritos sobrepuestos en los peores momentos, similares al efecto causado por las risas falsas de las comedias de televisión. Odié esos gritos.

Luego de la proyección, Mondaca se quedó a recibir las preguntas y comentarios del público. Ahí explicó que efectivamente él quiso mostrar una mirada limpia a la cárcel, sin la violencia que ya está implícita al tratarse de una cárcel. También comentó que por elección no filmó en La Posta, sección destinada a los presos de clase alta, que viven de forma acomodada a pesar de estar privados de su libertad (Santos Ramírez, los presos del caso terrorismo, etc..) Aunque es una decisión comprensible, me pareció que ese contraste era necesario, incluso siguiendo la línea del documental, sin mostrar a los presos como figuras, sino solamente el sector y las condiciones en las que viven.

Llega el final y Ciudadela gusta en algunos aspectos pero no deja huella imperecedera. El relato dura apenas 48 minutos, que parecen un poco más y que dejan sabor a ingredientes faltantes o sobrantes.

Entonces, ¿por qué es el Yang de esta reseña? ¿Por qué es una luciérnaga brillando en la oscuridad? Porque Mondaca hace Ciudadela tomando riesgos y decisiones propias de alguien que se la juega. Porque tiene una concepción interesante y unas ganas de no quedarse en “lo mismo de siempre”. Porque trabajó con un equipo técnico en el que hay una buena fotografía, un buen sonido, y un buen montaje. Porque no es ese tipo de director cuya finalidad es exhibir su película esté como esté y porque de forma honesta quiere dejarle algo al espectador. Por eso, Ciudadela con todas sus falencias (o lo que a mi particular parecer son falencias) es el Yang.

Y eso nos lleva al Yin, o lo que es lo mismo…hablar sobre la oscuridad que últimamente (varios años ya) golpea el ojo boliviano. Hablar sobre esos productos que se sacan como pipocas para mostrarle a los auspiciadores que ahí están en el Cine Center, Multicine o lo que sea, recabar más auspicios para la próxima y nada más. No es pecado, no es un crimen, es absolutamente válido. Pero no deja de dar tristeza la gran cantidad de productos que surgen bajo esos cánones.

El otro día, me encontré con un conocido que participó en una película estrenada el año pasado y ante el pequeño debate acerca de la calidad de la misma, el susodicho contó que el director de tan bochornoso experimento le dijo textualmente: “A mí lo que me importa es sacar plata. Nada más”. Con plata nos referimos no a lo que recaudan en taquilla sino lo que consiguen por auspicios. Digamos que pidiendo auspicios aquí y allá se junten 20, 30, 40 o más de 50 mil dólares, y luego, de ese dinero se gaste en una producción 10 mil o menos,  contratando equipo barato y pagando lo mínimo a título de que hacer cine es caro y no rinde. El resto queda para el director. Nuevamente, muy válido.

La premisa de hacer plata es también de Hollywood, y cualquier industria cinematográfica que se precia, PERO hasta eso puej tiene una calidad básica, mínima, liliputiense. Y si ese es el parámetro, pues que no se espere que la obra se reciba como la realización del “sueño” de hacer cine.

En el caso específico de Ayala, ignoro cuáles son las motivaciones para hacer su trilogía, sean cuales sean, son respetables, pero como espectadora no puedo menos que impresionarme cada vez que veo una película suya.

Acudí a ver La huerta, ante los comentarios “cruzados” entre gente que la defendía y decía que había mejorado, y otros que alegaban que seguía en la misma estela (difícil de superar) dejada por Día de Boda e Historias de vino, singani y alcoba. Sí, pudo más la curiosidad y la necesidad de comprobar tales dichos que acogerme a la sabia experiencia.

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Ayala vuelve a refugiarse en un aparente relato idiosincrático que en realidad es simple y llanamente un desfile de personajes caricaturizados, unidimensionales y sin ningún peso.

La Huerta es una propiedad de la familia Vásquez, familia tradicional tarijeña, alrededor de la que se moverá toda la película. Hay de todo y para todos: el personaje “raro” que es asesinado al principio y que motiva una investigación para dar con el autor del crimen; la provinciana putona que anda de ofrecida con todos; la doña que le pone los cuernos al marido sonsonete; la tipa frívola y boluda; el chicha sin dulce (falso chapaco); el mujeriego; y así…casi casi como las Spice Girls, donde cada una de las chicas representaba un estereotipo.

El guión busca la intriga y el suspenso, pero no los encuentra nunca. La trama se sigue cansadamente, sin mayores sobresaltos, los problemas familiares, el pueblo chico infierno grande que se palpa en los exagerados entuertos, los flashbacks, la voz en off, todo conspira para que La Huerta resulte en extremo fallida.

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Se disfraza de relato idiosincrático, de retrato de la clase media tarijeña…(pobrecita Tarija, no tiene la culpa) y encima nos la quieren hacer pasar por comedia costumbrista, pero no es otra cosa que un pututo de chistes básicos, similares a los que se cuentan en un café concert y en el que el apartado técnico de la mal llamada película brilla por su precariedad. No voy a pajearme en análisis sociológicos/históricos/humanistas de la trama porque aquí existe un problema mayor al del guión.

Ahí donde podríamos destacar fotografía, montaje, luces, continuidad, LO QUE SEA, no hay de dónde agarrarse. Una muy mala fotografía, amante del plano contra plano telenovelero de los 80s; un sonido que dan ganas de llorar, un montaje errático, y una ausente dirección de actores, nos cachetean las cuatro mejillas.

Alguien dirá: es lo que el director propone y quiere. Perfecto, pues lo que el director quiere y propone está filmado con la nalga izquierda y ahí no hay medias tintas.

Creo que el relato costumbrista o idiosincrático no es un filón a despreciar, creo también que en otros países como Argentina, Brasil, por nombrar algunos, ese estilo de comedia se explota muy bien y encima entrega productos no de autor o que nos recuerden a Haneke, sino películas bien hechitas, divertidas, sanas, sencillas, para toda la familia.

En Bolivia, desgraciadamente, en los últimos años muchos se apegan a esa definición para justificar la chafez de su producto o para que pensemos que “Ahhh…es chota a propósito”.  Y algo de razón hay, es chota a propósito, porque si no hay una preocupación por buscarse buenos elementos en el equipo técnico, si no hay un pudor por lo que le vas a presentar al público y más aún, si no hay un leve sonrojo por cobrarle al público por ver un producto fallido, pues es, realmente, a propósito.

Y eso hay que decirlo fuerte y claro. Habrá quien piense que decir que una película nacional está mal filmada es perjudicar a la inexistente industria cinematográfica, a los actores, directores, equipo técnico y etcéteras, pero señores, estas malas películas son las que perjudican a todos los mencionados. Los actores no crecen por trabajar en esas condiciones, el equipo técnico tampoco, y el público…el respetable público empieza a perderle fe al producto nacional. Se asocia lo nacional a lo chafa. Y así estamos…

Terminada la proyección de La Huerta, no quedó mucho por comentar. Solo confirmar que urge, urge más luz. Urgen nuevas propuestas, nuevas visiones, urge seriedad y rigor, urge que el cineasta boliviano se divierta y el espectador boliviano lo sienta/disfrute. Urge que este año salga una buena película boliviana, sea del género que sea, del director que sea, urge.

CIUDADELA

Lo mejor: Que se atreve e intenta decir algo.

Lo peor: demasiado aséptica

La escena: la del techo y la libertad

El mensaje manifiesto: allá dentro la vida continúa su curso

El mensaje latente: allá dentro hay una vida que no puede retratarse del todo

El consejo: vela

El personaje entrañable: los niños

El personaje emputante: los gritos sobrepuestos

El agradecimiento: un apartado técnico respetable

LA HUERTA

Lo mejor: El perro

Lo peor: todo lo demás

La escena: la del perro

El mensaje manifiesto: es chota a propósito

El mensaje latente: de verdad es chota a propósito

El consejo: sobre aviso no hay engaño

El personaje entrañable: obviamente: EL PERRO

El personaje emputante: debo decir que odié particularmente a Martín

El agradecimiento: que, como todo en esta vida, termina.

EN CARTELERA: Iron Man 3

Los héroes nunca lloran

Y luego de una cacareada y larga espera, llegó Iron Man 3. Encima, llegó con el fardo de ser la mejor de la saga y la primera que no era dirigida por Happy (John Favreau).

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Para ser honestos, mi affair con Iron Man duró hasta su debut, que disfruté como perro en camioneta. La secuela y todas las Sherlock Holmes hicieron que crea que Stark es un pobre pelotudo, con poco que admirar y mucho que rechazar.

A pesar de esos resquemores, el gancho de esta nueva entrega era la posibilidad de ver como villanos a un casi desaparecido Guy Pearce y al gran gran Ben Kingsley. Gloria a Ben Kingsley.

A los que les da flojera leer toda la chorizada de cosas que vendrán, ahorro el tiempo y esfuerzo con una línea: NO es la mejor de las 3, es larga, tonta y por ratos aburrida.

Esito sería, gracias.

Ya. Desarrollaremos.

Tony Stark (Robert Downey Jr.) quedó traumadito luego de los sucesos vividos en Avengers, ¿se acuerdan? Cuando Loki se nos alocó y sin dos dedos de frente atacó la tierra y todos los súperhéroesfashionslindos se juntaron para salvar al mundo en nombre de la bandera con franjas y estrellitas. Bueno, ahí lo que más destacaba era el cabello de Thor ondeando al viento y las ganas de cachetear hasta la muerte a Capitán América. Pues Tony Stark con su trajecito blindado de Iron Man casi casi se nos pasó al otro lado, estuvo con los dos pies en el cajón y nadie sabe cómo consiguió sobrevivir, pero sobrevivió. Y claro, se traumó, porque en el fondo de su egocéntrico, mercantilista, hedonista corazón hay espacio para el sufrimiento, y el estar tan cerca de la muerte hizo que ahora en Iron Man 3, lo asalten violentas pesadillas y casi casi moje los calzoncillos recordando tan truculentos eventos.

La pobre Pepper (Gwyneth Paltrow) le aguanta a Stark cosas que ninguna mujer con los ovarios bien puestos le aguantaría, ahí está Stark sumergido en la creación, perfeccionamiento de sus trajecitos y sus chécheres, atacado por el insomnio y las pesadillas, mientras Pepper pasa las noches sola, leyendo 50 sombras de Grey.

Entonces aparece Aldrich Killian (Guy Pearce) y también tiene su pasado oscuro. Parece que fue víctima del bullyng y Stark le hizo un desplante en otras épocas, en que era más egocéntrico, más mercantilista, más hedonista. Pero el tiempo pasa, y esos seres golpeados por la vida y la humanidad del ser humano se levantan de entre los escupitajos y quieren venganza.

Mientras eso sucede, USA está siendo asolada por un cruel y despiadado terrorista: El Mandarín (Ben Kingsley), que resume las fobias americanas en un personaje que parece venir del Medio Oriente, que tiene nombre asiático y al que nadie conoce pero todo el mundo teme. Poético.

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«los haré talco a toditos»

Ahora batan todo ese sancocho por dos horas y tenemos Iron Man 3.

El guión se lo encargaron a Drew Pearce un tipo que ha escrito series de televisión casi desconocidas como: Lip Service y No Heroics. Supongo que por eso Shane Black (el director) tuvo que meter sus manitos y colaborar en una historia flojita flojita.

Pero no seamos malos, ruines y exquisitos, igual tiene sus puntos a favor: Una linda fotografía de John Toll, responsable de La delgada línea roja, Vanilla Sky, El Atlas de las nubes, Casi famosos, Braveheart y muchísimas más.

También podríamos decir que la primera hora es bastante entretenida, y que en realidad el problema es que por la larga duración la cosa se va desinflando y termina sin mayores emociones.

A nivel argumental digamos que tiene sus cositas interesantes como ALERTA DE SPOILER (el que no la haya visto pase al siguiente párrafo) el concepto de un enemigo creado a medida desde adentro del sueño americano, un enemigo que no es tal y que es una manipulación mediática hábilmente ideada por intereses financieros y la sed de poder de Aldrich. Sí, eso en manos de otra gente sería oro en polvo. Desgraciadamente, ese punto a favor no es correctamente llevado por el resto de la trama. Por ejemplo: La tal Maya Hansen (Rebecca Hall) que después de años de estar gozando y usufructuando del proyecto de Aldrich, y de además ayudarlo a secuestrar a Pepper y a agarrar a Stark, de pronto tiene ataques de conciencia por dos cositas que le dijo Stark, un fulano con el que pasó una noche en toda su vida y al que no ve hace quichicientos años. Otra cosa bastante falsa es cuando Pepper supuestamente muere consumida por el fuego y Stark la ve caer, morir ante sus ojos, hace un gesto de “OH, se murió” y eso fue todo. Carajo, Stark!!! Se ha muerto tu pareja, tu concubina, tu sirwiñaquy y vos nada. Le comentaba a compañero de butaca lo eunuco emocionalmente que es el tal Stark, y lo único que provoqué fue risas. «¿Qué esperabas?” me dijo. “No sé, un poco de llanto histérico acorde con los temblores, sudores y ataques de sus fobias», dije.

FIN DEL SPOILER

Iron Man 3 dura casi dos horas que parecen un poquito más.

En este momento quiero pensar en ese algo wow o súper divertido que producto de su visionado se me haya implantado en la memoria y no lo encuentro.

Shane Black conocido guionista de Arma Letal, Una pandilla alucinante, El último gran héroe y director de Kiss Kiss, Bang Bang, dirige por segunda vez en su carrera al tomar la batuta en Iron Man 3. ¿El resultado? Una película predecible desde la escena 1, larga, entretenida por ratos, que no te va a pesar ver, que seguramente para el público promedio es una buena opción, pero que definitivamente no destaca en el género, ni en la saga.

“Apartate Tony. Yo me encargo"
“Apartate, Tony. Yo me encargo»

Robert Downey Jr. dota de vida y carisma a uno de los personajes más antipáticos de los cómic o, seamos justos, de las adaptaciones a la pantalla gigante de cómics. Un personaje que solo mira su ombligo. Downey Jr. intenta darle vulnerabilidad con el trauma vivido en Avengers, su pasado parrandero, su amor por Pepper, y consigue hacer que la platea pase por alto lo ya mencionado. Bien por él.

La película termina y luego de uno excelentes créditos de cierre,  y otros kilométricos créditos finales existe una yapita que clarifica lo expuesto en el párrafo anterior.

Mientras, mi mente dibujaba una pregunta en neón fosforescente: ¿Dónde está Watson? 

Lo mejor: Happy y que bajaron la duración de la peli de 3 horas y 15 minutos a casi dos. Ah, y los créditos.

Lo peor: que resulta bastante intrascendente

La escena: todas las de Ben Kingsley

El mensaje manifiesto: el enemigo existe

El mensaje latente: el enemigo sos vos mismo

El consejo: para verla mientras esperás que seque la ropa

El personaje entrañable: Happy

El personaje emputante: Stark, Pepper, Iron Patriot, el presidente, bue…varios

El agradecimiento: que Stark sea Downey Jr.

 CURIOSIDADES

–       Es la primera entrega que no dirige John Favreau

–       Favreau interpreta a Happy, fiel guardaespaldas de Stark.

–       Jessica Chastain iba a interpreta el papel de Maya, pero debido a conflictos de cronograma desistió y la tea encendida pasó a Rebecca Hall.

–       Jude Law fue considerado para el papel de Aldrich.

–       Es la primera película de Iron Man en la que no aparece el personaje de Samuel L. Jackson: Nick Fury.

–       De acuerdo al productor de Iron Man 3, Kevin Feige, el personaje de El Mandarín fue inspirado por el mítico Coronel Kurtz de Apocalipsis Now.

–       Robert Downey Jr. y Ben Kingsley se conocieron en el rodaje de Iron Man 3 y el primer día que se encontraron, se tomaron una foto para enviársela a Richard Attenborought, un amigo en común.

–       Fue idea de Robert Downey Jr. que Pepper se meta en el traje de Iron Man, él y el productor estaban algo aburridos del cuento de la dama en desgracia y quisieron ponerle más emoción.

–       El presupuesto inicial era de 140 millones de dólares y luego lo subieron a 200 para que Shane Black haga la mejor película que pueda hacer.

–       La película fue severamente recortada en China, especialmente las tomas en las que aparece el Dr. Wu.

–       La idea de que el show favorito de Happy sea Downton Abbey fue de John Favreau que es un fanático de las series inglesas.

–       Stan Lee hace un cameo como juez de concurso.

–       La escena de la gente cayendo del avión fue grabada con la ayuda del equipo de paracaidismo de Red Bull, y con una meticulosa planificación. Para rodar la escena se realizaron 630 saltos durante 10 días, sin un solo inconveniente.

–       Las tomas nocturnas en Rose Hill, California, donde se recreó la pequeña ciudad donde Iron Man termina tras la destrucción de su residencia, fueron agotadoras para el equipo.Durante cinco semanas corridas, el equipo de producción luchó con los veranos boreales y sus días más largos, trabajando a contrarreloj para terminar el trabajo antes del amanecer.

–       En Japón se podrá ver en cines con la tecnología 4DX.  Esta nueva tecnología permite otros efectos como oler! Los japoneses podrán, mientras ven Iron Man 3, disfrutar con efectos como los olores, vibraciones en las butacas, burbujas, luz estroboscópica, ráfagas de aire o niebla.

–       Las escenas del Mandarín se rodaron en Miami. El diseñador de producción Bill Brzeski creó el recinto del Mandarín rodando los exteriores en los jardines de 10 acres del Vizcaya Museum and Gardens, un edificio considerado monumento histórico construido en 1916. Los interiores se rodaron en una residencia privada al borde del mar en South Beach.

–       Se contrató a Bask (Bask Hostomsky), el artista pop art de Florida para que creara obras de arte originales para la oficina y el dormitorio de la residencia del Mandarín que encajaran con el personaje del malvado.

MINICRÍTICAS: Los Croods, Blancanieves, OZ, el poderoso, G.I. Joe Retaliation

Veo la cartelera y me dan ganas de sentarme en una piedra a la orilla del río y llorar. Sí, necesitamos urgentemente más salas de cine, necesitamos desesperadamente que llegue mejor cine, si no fuera porque el fin de semana vi la película rusa ELENA la vida no tendría sentido. Pero de Elena hablaremos después, que se merece más que unas cuantas líneas escritas a la rápida y teñidas de resentimiento.

Procederé, entonces, a vertir la experiencia concentrada de casi 10 horas en una sala de cine:

Viva mi papá!

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Aunque Los Croods nos plantea una historia harto ya vista y manoseada en La Era del hielo 4, y hasta con personajes similares (Eep=hija dinosauria/ suegra Crood=abuelita / Papá cavernícola=Papá dinosaurio) no dejamos de sucumbir ante el amoroso tratamiento de la trama.

Es el primer gol en dirección de Chris Sanders, que tiene créditos como responsable de las historias de Aladdin, El Rey León, Mulán, La bella y la bestia y como director en How to train your dragon; y el primer gol en todo sentido de Kirk DeMicco que codirige este proyecto y cuyo currículum es paupérrimo como discurso político.

La  familia cavernícola que sale de la cueva y trata de ponerse a salvo en la montaña más alta ante un inminente apocalipsis, conquista de principio a fin. Todo está bien en esta animación de Dreamworks, todo, incluido el mensajito ñoño y moral sobre el respeto/amor a los padres; la aceptación de lo nuevo, de los cambios, la destrucción de tu mundo, el asumir los peligros crueles que nos depara el universo (¡), la simbología del fuego, del sol, del sacrificio humano, del dar, el querer, el saber, ufffffffff tantas cosas tan bonitas…

(insertar emoticón de hadita)

Seh…recomendadísima para que sus niños la vean antes de que la vida los escupa a gusto y para nosotros los adultos que vivimos en el piso atropellados por la realidad. Un momento de digno solaz y de mágico embeleso.

Lo mejor: Brazo y que dura solo 90 min. Lo peor: una historia muy similar a la de La era del hielo 4 (o era 3) y que no se pueda ver la opción ORIGINAL subtitulada La escena: toda la secuencia inicial es muy linda Lo más falsete: la sobreviviencia (mueran!) El mensaje manifiesto: Al final del día, tu papá siempre será el héroe El mensaje latente: Uno crece y se olvida de lo heroicos que son sus padres El consejo: Vela, es muy linda El personaje entrañable: Brazo El personaje emputante: Eep, ajá…me cansan esos personajes femeninos “rebeldes” que resultan ser un poco boludos El agradecimiento: Verla en 3D, lo amerita.

Blanca…qué?

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No, no me ha gustado la Blancanieves española. Admito que está bien filmada, y tiene una que otra escena muy conseguida, pero el trabajo de Pablo Berger me pareció soporífero y hasta irritante.

Estoy un poco cansada de que se filme como antes (años 20s, 30s, 40s, 50s, 60s, 70s, 80s, 90s) en pleno siglo XXI y encima que se repitan los mismos vicios y miserias del mal cine de esa época (imágenes sobrepuestas, exceso de cartones explicativos, obviedades y redundancias).

Ni siquiera se agarran de los grandes grandes autores, aunque los tengan como referencia, sino que hacen en el dos mil y pico, una versión de una película muda como si se tratara de un “experimento ingenioso” y tenemos las mismas ingenuidades de la época. Para un público de los años 20s se justificaba pero ahora como que tenés que ponerle más empeño al guión, a la historia, y pensar que no, ya el público no es ese ramillete casto y puro de seres humanos que no necesitaban los lentes 3D para sentir que el tren de la pantalla gigante se les iba encima.

A la Blancanieves de Berger no le veo la magia, no le veo el riesgo, más bien la siento un poco snob y pretenciosa.

Más allá de eso, por el planteo “original” (película muda filmada en tiempos sonoros) puede ser que para cierto público sea interesante de ver. Por ejemplo, El Artista no me encantó pero en algún momento me enganchó e hizo que tuviera empatía con los personajes y que dijera con voz de alguien que ve un perrito vestido: “Qué boniiiito”.

Aquí fue todo lo contrario.

El cuento de los hermanos Grimm, incluso con la censura que afrontó en su país, era perverso, jodido, y tétrico. Una malvada bruja que seduce a un viudo y cegada por la vanidad quiere eliminar a su hijastra da para hacer de todo en la pantalla gigante. Disney lo transformó en un clásico, y el año pasado las dos versiones americanas fueron decepcionantes. Berger quiso dárselas de arriesgado y replanteó todo el despelote en Sevilla, con toreros, cánticos y bailes flamencos.

Lo compro. Incluso detestando la tauromaquia lo puedo comprar. Lo que no compro es ese guión insostenible, tan básico y limitado, auto-indulgente porque intenta emular el cine de antes.

El ritmo es bastante irregular, hay pajeos con tomas donde el director quiso dejar claro que le gusta componer una escena, y si esa mano invisible es visible para el espectador, tendría que ser la mano de un genio, y Berger no lo es.

Quizás lo más rescatable sea la fotografía y el encanto de la actriz Macarena García, perdida en un mar de caricaturas vacías.

La música, por momentos notable, por momentos empalagosa, acompaña una historia que como ya dije se siente como si alguien te hiciera sonar un pito en el oído persistentemente.  Es ruidoso, molesto y dan ganas de apagar la bulla.

Lo mejor: Algunas escenas Lo peor: aburrida, vacía y pro tauromaquia La escena: El final, me gustó El mensaje manifiesto: Filmar como antes no es garantía de filmar mejor El mensaje latente: Qué mal anda el cine español si esto es lo mejor que tuvo el año pasado El consejo: vela, por ahí te gusta El personaje entrañable: la bruta de BlancaNieves El personaje emputante: el torero, por pusilánime  El agradecimiento: que la segunda parte levanta un poco.

OZ,asqueroso

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En ese camino incierto de homenajes, reposiciones y replanteos de grandes clásicos llega el horror de horrores: Oz, el poderoso. La apuesta de Disney por resucitar a El Mago de Oz.

Mis querubines, El Mago de Oz no necesita “resucitamiento” porque está vivito y coleando y es uno de los grandes grandes títulos del cine de todos los tiempos, del mundo mundial, del infinito y más allá. Además, si a algún acelerado se le ocurre hacer esta precuela, lo ideal sería contratar gente de categoría A, no vas a llamar a Sam Raimi que hizo una trilogía pésima (El hombre araña) y cuyo trabajo demuestra la inconstancia y la falta de inspiración propia de alguien sin mucho talento. No, para qué llamar a Sam Raimi. A ese desacierto sumale dos guionistas como Mitchell Kapner y David Lindsay. Resultado? Una película menor, llena de clichés, aburrida hasta decir basta y donde lo de “The great and Powerful” que acompaña al título original sería la publicidad más engañosa del año.

James Franco interpreta a Oscar, un estafador que vive de sus presentaciones de magia. Al inicio del filme le descubren una fechoría y huye en un globo de aire. Esta parte es contadita en blanco y negro. Lo agarra un tornado y lo agita más que a vaso coctelero para finalmente llegar al maravilloso mundo de Oz. El blanco y negro cambia a colores a full /tierno/nadaobviorecurso. El tipo cae en un mundo diseñado a punta de computadora, donde lo peor es que SE NOTA, y donde hasta el vestuario se ve chafita y ordinario.

Pregunta: ¿Qué tan difícil es centrar una maldita corona en la cabeza de Michelle Will…digo de una actriz?

Sigo. Oscar es confundido con el salvador de la profecía, el hombre bravío que rescatará a Oz de la malvada bruja. En brujas tenemos a: Michelle Williams, Mila Kunis y Rachel Weisz. Michelle, pobrecita, parece que hubiera tomado un fuerte analgésico, toda la película se la pasa con cara de lucidez espiritual, con una sonrisa de empleado McDonald. Mila Kunis tiene el peor papel que le he visto hasta ahora, el de la bruja que se vuelve mala por despecho. Aunque honestamente más que despecho parecía una tipa medio stalker, sin vida propia, que se obsesiona con el primer pantalón que se le cruza y luego cuando el don resulta no ser un príncipe se vuelve muy freak. Qué bochorno para una bruja/nemésis que era digna enemiga en su versión clásica. Finalmente, Rachel Weisz le pone empeño, luce malévola pero con altura, aunque el guión no permite mayor lucimiento. Hablando del guión… si hay algo terrible aparte de los personajes bizarros (mono botones y muñequita de porcelana) es el guión, donde todo parece ser posible y nada tiene el más mínimo sentido. Los personajes actúan tontamente en situaciones no menos tontas, el final se huele desde la escena uno y es más desangelado e incómodo que cuando James Franco condujo los Oscar al lado de Anne Hathaway o cuando Angelina Jolie usó el vestido negro en el que forzadamente sacaba su pierna…Plástico, plástico, plástico…como para armar un bloqueo muy boliviano en el camino de ladrillos amarillos y no dejar pasar a nadie.

Lo mejor: Que termina Lo peor: larga al pedo y un guión poderosamente malo La escena: cuando salen los créditos y podés irte a tu casa El mensaje manifiesto: Todo tiempo pasado fue mejor El mensaje latente: Hollywood nunca será lo que fue, es tiempo de buscar otras quimeras El consejo: no perdés nada con no verla… El personaje entrañable: a pesar de su “rareza” el mono botones El personaje emputante: Oscar y la bruja de Mila Kunis  El agradecimiento: Que termina.

 Corea, rocks!

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Recuerdo muy poco de la primera G.I. Joe, y siempre que veía el tráiler de G.I Joe 2 decía: “Lo mejor es ese chino”, con “ese chino” me refería al actor surcoreano Byung-Hun Lee que solito hace que valga la pena ver una película a la que los gringos le han puesto cero amor.

Da asco sentir cómo subestima la industria al espectador porque teniendo tanto presupuesto para una película de estas características le dan la dirección a Jon Chu, un fulano que dirigió cositas como la película de Justin Bieber, Step Up y Street Dance. Sí, sí, sí, tampoco podíamos esperar que la dirija Malick o Haneke, obvio, pero entre tanto director pipoquero se eligieron uno de los peorcitos.

Encima (muy en el modus operandi de Oz) contrataron un par de guionistas de terror (Rhett Reese y Paul Wernicke) cuya experiencia conocida en el difícil arte de escribir guiones se reduce a Zombieland.

No obstante, se destaca el sentido de oportunidad de la máquina hollywoodense, que sin rubores dota a su trama del requerido tono de amenaza nuclear  norcoreana (talibanes, rusos y medio oriente pueden descansar cinco minutos)

El comando de élite G.I. Joe se encuentra en misión súper clasificada, estilo “liquiden a Osama”, cuando de la nada aparece fuego amigo y los intenta borrar del firmamento. El beso de Judas viene directamente desde el mismísimo presidente de los Estados Unidos de América.

Dejo un espacio para que asimilen que el digno mandatario del país del Norte pueda ser tan traicionero y vil.

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Luego todo se va al chancho, y los G.I. Joe propios sobreviven a la hecatombe para ir a buscar explicaciones. Escenas de ellos volviendo a USA no se sabe cómo, las lindas y profundas charlas entre “Brenda” y Bruce Willis, la Roca poniendo cara de circunstancia, y nuestro surcoreano sacando el pecho (literalmente) por la película, conforman esta píldora nacionalista.

Predecible y poco sorprendente filme de acción, G.I. Joe se inscribe en esos pequeños fiascos pomposos, con alguna escena espectacular (las montañas y, nuevamente, el pecho aceitado de cosito) y poco más que rescatar.

 Lo mejor: la escena en que Hun Lee está sin camisa pagó mi entrada. Lo peor: nada nuevo bajo el sol La escena: todas las de Hun Lee El mensaje manifiesto: Corea del norte es el nuevo enemigo El mensaje latente: El master puppet del enemigo siempre será… El consejo: para verla si no hay nada más interesante El personaje entrañable: Hun Lee, por supuesto El personaje emputante: “Brenda”  El agradecimiento: pudo ser peor.

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