LOST IN CONTEMPLATION OF WORLD

CINE DANÉS: Druk (Another Round/ Otra Ronda)

Por: Mónica Heinrich V.

Thomas Vinterberg tenía 29 años cuando estrenó Festen (La Celebración) en 1998. Hay escenas bastante específicas de ese universo que me siguen taladrando el corazón: Cristian y su esposa en el baño o el famoso brindis: “Gracias por todos estos buenos años”.

¡Por Dios, dejá de doler!

Festen fue la primera película del Dogma 95. Sí, muchos recuerdan el dogma como una paja creada por cineastas poseros. Pues esos cineastas “poseros” eran el mismo Vinterberg y Lars Von Trier. Y amig@s, podemos estar o no estar de acuerdo con el Dogma, pero los poseritos tuvieron sus buenos momentos.

Luego, Vinterberg terminaría renunciando al purismo del Dogma y seguiría su carrera fílmica de manera más convencional. De esa filmografía  recordamos Dear Wendy   (2005) que tiene seguidores y detractores, la amarga Submarino (2010) y  la polémica The Hunt (2012) reseñada con amor ACÁ.

A ojo pelado, hay puntos en común en sus trabajos. Suelen tener personajes atormentados, su trama se champa y se revuelca en el drama, y el autor ejerce una mirada crítica desde su obra. También bordea peligrosamente lo moralista y, a ratos, lo paternalista.

Por eso, no es de extrañar que esos mismos elementos aparezcan en su más reciente filme: Another Round.

Vinterberg nos cuenta una historia que es difícil de ver, y con la que es fácil empatizar. Difícil de ver porque asistí con mucho pesar a eso que algunos llaman celebración de la vida. Fácil de empatizar porque si podés plantearte la película desde ese momento de la vida donde los fracasos son mayores a los triunfos, y la ansiedad kierkegaardiana amenaza con devorarlo todo, podrás generar cierta condescendencia con nuestro buen amigo Martin (el gran Mads Mikkelsen).

Martin es un profesor de historia desmotivado, cuyo matrimonio está en estado catatónico y que, en general, parece atravesar una depresión clínica. En la celebración del cumpleaños de un colega, termina contándole a sus amigos sus tristezas. Entre charla y charla, trago y trago, se revela un dato importante. El colega (profesor de psicología) cuenta que el filósofo/psiquiatra noruego Finn Skarderud afirmaba que el ser humano venía al mundo con un 0,05% de déficit de alcohol en la sangre. Ajá, si la persona consumía ese 0,05% diario podía manejarse mejor emocional y socialmente. Lo lanza como un tip, como la anécdota para disfrutar otra copita. El festejo continúa, y cada uno parte a su casa, pero Martin, el buen Martin, se queda con el bichito del 0,05% y decide probarlo. Así que empieza a dar clases a sus adolescentes estudiantes un poco alcoholizado, a ir a su casa un poco alcoholizado, a hablar con su esposa un poco alcoholizado, a vivir un poco alcoholizado. Luego, sus amigos se unen al proyecto y lo toman como un “estudio”.

La libertad y la felicidad del trago corriendo por tu sangre como Bambi en las praderas

El guion escrito por el mismo Vinterberg en colaboración con Tobias Lindholm (The Hunt), acoge como una madre a sus personajes principales, y presenta con mucha condescendencia a estos cuatro hombres de mediana edad que buscan algo, un sentido, una validación, una sensación de felicidad, una pequeña liberación en un mundo que Martin dice «nunca es lo que uno espera».

El profesor de gimnasia Tommy (Thomas Bo Larsen, a quien hemos visto en The Hunt y en Festen), el profesor de psicología, Nikolai (Magnus Millan, a quien hemos visto en La Comuna) y el profesor de música, Peter (Lars Ranthe, a quien hemos visto también en La Comuna) convierten al acto de empinar el codo en su momento de solaz y en su muleta existencial favorita.

Como cualquier alcohólico.

Quizás me pareció un poco facilista que cuatro adultos formados, uno de ellos psicólogo, otro de ellos dedicado al entrenamiento físico, nunca se plantearon dentro del guion las contradicciones y consecuencias que podría tener el experimento y gran parte de la película insiste en poner la idea como una especie de «liberación». Intuimos o interpretamos que estos sujetos se acogieron a lo que hace sobrevivir a muchos: Mentirse a sí mismos.

También, el recurrir a ejemplos de alcohólicos famosos como Churchill o Hemingway para justificar el experimento se puede esperar de un, digamos, adolescente, pero ya para ciertas edades o formaciones, es bastante obvio (¿o no?) que la gente talentosa o genial que fue alcohólica o drogadicta desarrolló sus virtudes no gracias a sus enfermedades, sino a pesar de ellas. Nuevamente, volvamos a lo de la mentirita blanca para seguir metiéndole al trago. Porque siempre se puede fingir. Es una opción.

Chicos, podemos ser más felices como cuando Copito de nieve bajaba las montañas suizas con Heidi.

Vinterberg, en todo caso, nos quiere dar una lección aunque diga que no. El póster de Mads Milkensen en pleno éxtasis alcohólico y pasándolo chancho, el título original en danés que es Druk (borracho o pasado de copas), el paralelismo entre el juego ¿tradicional? danés de darle la vuelta al lago bebiendo como si no hubiese un mañana, las palabras de la esposa de Martin “En este país, todos beben como maníacos”, el pequeño collage de figuras políticas borrachas en público.

Pareciera que existe una admonición, un causa y consecuencia, un “va a ir bien hasta que deje de ir bien”. Y cuando sucede lo que sucede con el personaje de Tommy, cuando deja de ir bien, tuve miedo. Pensé que Vinterberg iba a llevar su fábula del “beber para poder vivir aunque luego todo se vaya a la mierda” hacia un lugar casi puritano.

Pero no, Vinterberg de la mano de Mads Mikkelsen te da un final hermoso. Tan hermoso como triste. Aunque haya quienes vean una celebración de la vida en la imposibilidad de estar sobrio. Gracias a ese bello final podés olvidar, o mejor dicho, perdonar sus forzadas metáforas. 

Y claro, te quedás con las palabras de Kierkegaard que resuenan desde el letrerito que ponen al inicio de la película. Eso sobre que la juventud es un sueño. Y después buscás la frase completa y descubrís que es parte de sus escritos estéticos agrupados en Diapsálmata. Y leés, en este abril pandémico, su comienzo: Ahora, tan solo añoro mi primera añoranza.

Maldición, Vinterberg. Qué ganas de tomar una copa de vino.

Lo mejor: conmueve Lo peor: las forzadas metáforas y que la gente que la vea quiera experimentar el famoso 0,05%, porque amig@s el desafío siempre es y será ver este mundo de mierda sobrio Lo más falsete: algunas frases como la que dice la mujer y la secuencia de los mensajes en el celular al final El mensaje manifiesto: Hay que explorar, tomar riesgos y despertar del letargo de estar vivos El mensaje latente: no importa qué hagás, ni que te metás, si no trabajás lo que te tiene aletargado el despertar será placebo La escena: el final El personaje entrañable: el perro que dejaron abandonado en el barco El personaje emputante: el trago como placebo El agradecimiento: por bailar.

CURIOSIDADES

La película está dedicada a Ida, la hija de 19 años de Vinterberg que murió en un accidente de auto cuatro días antes de que empiece el rodaje de esta película. Ida tenía que interpretar a una de las hijas del personaje de Mads Makkilsen.

Vinterberg dijo, recordando sus épocas dogmáticas, que esos muchachos del Dogma 95 hubiesen encontrado decadente Another Round.

La película se basa en una obra de teatro previamente escrita por Vintgerber. Fue su hija Ida quien lo motivó a transformar la obra en película.

Dinamarca tiene la tasa de adolescentes que beben más alta del mundo.

De acuerdo a Mads Mikkelsen, aunque durante la filmación en sí, no se consumió alcohol, sí hubo experimentos varios con el famoso 0,05%.

Mads Mikkelsen fue bailarín profesional, por lo cual la escena final está filmada enteramente por él. Se grabó durante dos días en los que Mads bailaba y bailaba por horas.

Mikkelsen está casado con una coreógrafa a la que conoció a sus 23 años.

Vinterbeger se inspiró en Zorba, el griego para la escena final.

La esposa de Vinteberg sugirió que la escena final tenga como banda sonora What a life.

 

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5 Comentarios

  1. Saludos, Ayer La vi y empatice bastante con todos, la muerte de Tommy no me agrado, creo que fue muy forzada en el trama, de cualquier forma también llegue con ese 0.05 % a alguna reunión de unos amigos y quizás lo hice para no darme cuenta de la cara pepona de sus esposas y disfrutar la música Metal que escuchamos de entrada… Gracias por el Resumen muy completo y bien analizado…

    • Pedro, sí! lo de Tommy fue como muy lugar común, por eso me asusté pensando que se iba a ir a la mierda del todo jejeje
      y bue, el trago social es eso, trago social, por más disfrute en el futuro, ahora que parece ser tan difícil ir a cualquier fiesta….Abrazo.

  2. Vi la película esperando algo mas profundo, o mejor elaborado, esas espectativas me traicionaron, sus experimentaciones no parecen verosímiles, su descarrilamiento hacia dosis más grandes tampoco tiene coherencia, tiene algunas escenas bonitas pero al final me parece muy sobrevalorada

    Saludos

    • Es poco creíble que no se «den cuenta» no ve? y el final es acaricia borrachos aunque sea hermoso, porque «dejarse llevar» es la excusa de cualquier borrachito en su día a día, pero bueno…hay que decir que consigue empujarla hasta el final y salir del paso mejor de lo que se podría esperar tomando en cuenta la premisa engañosa. Abrazo!

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