DOCUMENTAL: Visages Villages / Rostros y Lugares / Faces Places
Por: Mónica Heinrich V.
No quiero hablar aún de Icarus y lo terrible que son los rusos y de cómo Netflix compró el documental que ganó anoche los Oscar por una cifra poco frecuente. No. La agenda americana anti-rusa no me interesa en este momento. De ellos nos ocuparemos después.
Hoy quiero hablar de Rostros, y también de Lugares, y de Agnès Vardá y de JR y de la Nouvelle Vague y de la fotografía y de la juventud y de la vejez y de Jean Luc Godard y de aquello que dejamos atrás mientras vivimos y de aquello que nos llevamos cuando morimos.
Visages Villages (Rostros y Lugares) es un documental, una road movie, una buddy movie, un proyecto artístico, y el encuentro entre dos generaciones a través del arte.
La encantadora Agnès Varda, un mito de la cinematografía francesa, ya en sus 86 años se embarca en esta aventura con JR, un artista alternativo de 34 años. Juntos recorren la Francia rural en una furgoneta con forma de cámara que además expulsa fotos a gran escala.
La idea es modesta y ambiciosa al mismo tiempo. Modesta porque no requiere más que el buen ojo y la oportunidad, y ambiciosa porque conseguir armar con esos retazos de personas y de lugares un documental tan hermoso, no debe ser fácil.
La única consigna para los personajes que se fotografiarían era que no ostenten ningun tipo de poder. Aunque el trabajo parece aleatorio, es evidente que detrás hay un arduo trabajo y la sensibilidad justa para llevar a la pantalla lo que vemos.
Rostros y Lugares regresa al cine de contar historias sin mucho ornamento, de vender cierta verdad hoy tan esquiva tanto en la ficción como en el género documental.
“Hay que estar siempre reinventando la vida” dijo Agnès en una entrevista reciente, y eso es precisamente lo que hacen ella y JR en su documental: mineros, pueblos abandonados, queseros, cabras, trabajadores, el famoso puerto Le Havre, personas anónimas, invisibles, lugares hermosos pasados por alto, todo eso recuperan ambos directores a lo largo de su exquisito viaje.
El viaje, además, sirve para conocer a ambos artistas, para saber sus posturas sobre ciertos tópicos, para ver la vida a través de la juventud de JR y la sabiduría de Agnès. Este no es un viaje solemne, no es una paja intelectualoide de dos poseros que quieren verse «creativos», esto tiene mucho sentido del humor, mucha ternura, mucha piel.
Confieso que me enamoré de este trabajo. No pude resistir el encanto de una Agnès Varda esperando a la muerte con serenidad, tras una vida bien vivida, con más de sesenta años de carrera, y aún activa. No pude resistir el encanto de las personas que quedaron inmortalizadas en las hermosas gigantografía de JR. Los espacios usados, las historias contadas.
SPOILER
La guinda de la torta: el acto de mezquindad de Jean Luc Godard (el otro sobreviviente de la Nouvelle Vague) entrañable amigo de Agnès, hoy distanciado y haciéndole honor a su reputación de rebelde, ermitaño e hijo de puta.
Ver a la anciana Agnès tocándole la puerta con sus masitas favoritas, pensando presentarle a JR esa leyenda del cine, y recibiendo solo un ambiguo mensaje escrito en un vidrio me rompió el corazón.
Supongo que así es la vida y no queda más que entenderlo a él que no quiso ser parte de un reencuentro entre dos seres a punto de partir, y admirar a Agnès por perdonarlo, por atesorarlo como el tipo que compartió junto a ella una era.
FIN DEL SPOILER
El final del documental, no obstante, es precioso. Esas palabras que hablan de compensar, de revelar, de mostrar. Y en ese justo momento en que los ojos ajados de Agnès intentan descubrir el rostro de JR y no pueden porque ya no son los mismos ojos de antes, vos también estás mirando fuera de foco. El líquido salado no te deja ver.
Lo mejor: hermoso, conmovedor, creativo, humano Lo peor: sentir que puede ser la despedida de Agnès La escena: la de Godard y la de la secuencia final de las gafas Lo más falsete: el Oscar a Icarus El mensaje manifiesto: la belleza está en todas partes El mensaje latente: hay que reinventar la vida El consejo: Velo, hay que verlo El personaje entrañable: Agnès, JR, los personajes, las fotos, los lugares El personaje emputante: Godard: Damn, you! El agradecimiento: por eso que te deja en el alma.
CURIOSIDADES
Única directora de la Nouvelle Vague
La hija de Agnès le escribió a JR diciéndole que él y su madre deberían conocerse. Luego, él la visitó y ella le devolvió la visita, empezaron a pensar a trabajar juntos casi inmediatamente.
Desde el inicio se decidió que el documental no debería durar más de 90 minutos.
JR es un artista callejero y fotógrafo francés cuya identidad aún no ha sido identificada; también es conocido como el «fotógrafo clandestino». Toma fotografías en blanco y negro que después de ampliadas son pegadas en grandes muros en la ciudad a la vista de todos, ya que el mismo dijo que «la calle era la galería más grande del mundo».
Agnès Varda estuvo casada con Jacques Demy quien murió a los 59 años por complicaciones del SIDA.
La banda sonora fue compuesta por Mathieu Chedid.
Por la avanzada edad de Agnès, solo se filmaba una semana al mes.
La película logró financiarse a través de un crowdfunding y el apoyo de su hija que buscó financiación en el MoMA que compró una copia para su fondo archivístico antes de que empezase el rodaje y la Fundación Cartier.