LOST IN CONTEMPLATION OF WORLD

CINE: Women Talking (Ellas Hablan)

Por: Mónica Heinrich V. 

Los primeros minutos de Women Talking conmocionan. Creo que pocas veces he usado ese adjetivo para describir una película. En este caso, es la palabra más adecuada. Porque mientras ves/escuchás esos primeros minutos no hay otra descripción posible. Te sacude, te impacta, te con-mo-cio-na.

La voz en off de una niña narra cómo las mujeres de una colonia menonita se despertaron con sangre y moretones durante mucho tiempo sin saber qué había pasado.

Satanás, un castigo del Señor, fantasmas, imaginaciones, intentos de llamar la atención, fueron durante años parte de las explicaciones. La realidad era más terrible que cualquiera de esas opciones. Las mujeres (niñas, jóvenes y ancianas) eran violadas sistemáticamente por hombres de su comunidad.

“Era como si desapareciéramos, como si ya no tuviéramos invitación para ser parte de lo real”, dice la niña.

Women Talking se basa en el libro homónimo de Miriam Toews. Miriam fue criada en una comunidad menonita ultrareligiosa. Ya ha escrito nueve libros y ha sido protagonista de Luz Silenciosa (2007) ¿recuerdan esa película de Carlos Reygadas? Quizás su libro más duro es el de Pequeñas desgracias sin importancia (2022, para bajar y leer ACÁ) que narra el dolor del suicidio de su hermana. Miriam perdió a su hermana y a su padre por problemas de salud mental. Ambos, en diferentes años, decidieron acabar con sus vidas de exacta manera: arrojándose a las vías de un tren.

En Women Talking (publicado el 2020 y que se puede bajar para leer ACÁ), Miriam se basa en los hechos sucedidos en la colonia menonita de Manitoba, Bolivia. Para nosotros, los bolivianos/as que supimos del tema, no hay todavía palabra que describa lo sucedido. Crimen le queda chico, pecado (suponiendo que nos apeguemos a lo religioso) es casi ofensivo, maldad parece un eufemismo. En la vida real, las víctimas de estos sujetos se quedaron en su colonia y aunque algunos de los criminales continúan purgando su pena en la cárcel, un grupo de hombres de la colonia anda gestionando su salida. ¿La excusa? el perdón que les enseña Dios y que ya pagaron sus penas.

La ficción de Miriam (me gusta llamarla Miriam) recrea una posibilidad que tal vez las menonitas reales no consideraron: irse de la colonia. Dentro del imaginario y de las reglas en las que esas mujeres viven parece inaudito, pero Miriam lo plantea como un acto revolucionario, necesario, incluso siendo una alternativa ficticia.

El libro es narrado desde la perspectiva de August, personaje que al ser varón sabe leer y escribir y puede llevar nota o hacer actas de las reuniones de las víctimas que tratan de definir su destino con tres opciones: 1) Quedarse y pelear, 2) Perdonar o 3) Abandonar la colonia. En el libro, Miriam asume la presencia de August como una muletilla, para que quede justificado el lenguaje más elaborado y para que August se convierta también en la anomalía a la machirulidad y a ese peligro que representa la figura masculina dentro del relato. Sí, hay hombres enfermos y malos. Pero, no, no todos son así.

Para traspasar el texto a la imagen, convertirlo en película, contamos con Sarah Polley. Esta directora, actriz y cantante ya ha dirigido películas cuya temática central es la mujer. Debutó con Away from her (2006), donde Fiona (Julie Christie) sufría de Alzheimer, luego siguió con Take this Waltz (2011) en la que una confundida Michelle Williams decidía entre su esposo y una relación extramatrimonial y pasó al documental con Stories We Tell (2012) en donde la directora canadiense cuenta que es producto de una relación extramatrimonial. Casi una década después Sarah (me gusta llamarla Sarah) se embarca en este desafío. Women Talking.

¿Ya dije que los primeros minutos conmocionan? Sí, conmocionan. Se conecta muy rápido con la historia de estas mujeres que hacen una reunión para definir sus destinos. Y es fácil conectar porque tiene actrices de lujo: Frances McDormand interpretando a Janz, Jesse Buckley como la fatigada Mariche, Clare Foyle como la combativa Salomé, Roonie Mara como la dulce Ona, entre otras. En el papel de August está Ben Whishaw a quien (por esas ironías de la vida) tenemos situado en la mente como el asesino de mujeres en El Perfume.

Mientras la voz infantil de Aujte (Katie Hallet) nos cuenta desde su visión, inocencia y soltura lo que pasa, se nos forma un nudo en la garganta. Cuando Greta (hermosa Sheila McCarthy) hace paralelismos con historias cotidianas de sus caballos, estamos con ellas. Cuando intentan votar marcando imágenes que representen lo que votan, nuestro corazón las empieza a amar. La cosa comienza a ponerse súper discursiva y casi panfletaria y lo aceptamos, porque a veces esa cosa discursiva y panfletaria es necesaria. Luego, Women Talking comienza a dar vueltas sobre sí misma y cansa. Y los discursos se repiten otra vez con los mismos conceptos. En el caso del libro la oralidad está a cargo de August, y por eso es más creíble que los textos tengan cierta filosofía o rebuscamiento, en el caso de la película, las mujeres que discursean se alejan del personaje que representan: esas menonitas tan tímidas que apenas podían declarar que fueron violadas, o que no encontraban la manera de contarlo hasta a su propia familia. Esas menonitas que no saben leer, ni escribir. 

En el libro SPOILER deciden irse, pero la marcha es más intuida que mostrada. August relata un poco de cómo las ve partir a lo lejos. En la película Sarah nos muestra la partida con primeros planos, niñas y mujeres acarreando cosas en una larga caravana a plena luz del día. Ninguna de esas mujeres que abandonan la colonia (único lugar que conocen en el mundo), que abandonan sus campos (en su concepto: único motivo de vida y de progreso), que abandonan familiares y amigos (únicos círculos de relacionamiento que conocen) están lo suficientemente rotas o quebradas por ese forzado éxodo. Puede ser un mensaje de fortaleza, sí, pero alguien que deja su casa sin tanta incertidumbre también parte roto y tomando en cuenta los motivos que las obligan a dejar sus casas, debe ser desolador si ocurriera en la vida real. El final de Sarah es condescendiente y simplón FIN DEL SPOILER

Y ese es uno de los puntos flojos de la película, a ratos hay algo muy coreografiado en la charla en el granero, en cómo se van, en los textos y le da un aire de teatralidad a algo que ya tiene su subtexto de manera natural y no necesita mucho más. Ellas sin adornos son más ellas que ellas tratando de mostrar más.

Sarah tiene hermosos momentos cuando deja lo coreografiado, cuando es Autje la que narra lo que ve sin muchas florituras. Sus partes más conmovedoras están con el mapa de los Cielos, con la mano brújula, cuando ellas hablan de cosas cotidianas o relacionan su tragedia con conceptos menos elaborados. Una gran decisión de dirección es omitir el acto de las violaciones de manera gráfica, porque la violencia y lo terrible del hecho sobrevuelan la película sin necesidad de ver a los violadores en acción. Y se agradece esa sutileza, esa delicadeza. La perdemos un poco cuando hay flashbacks que no aportan y que repiten imágenes o situaciones que ya vimos en lo primeros minutos.

De manera personal no comparto mucho que la corrección de color de la película esté con baja saturación y que la imagen tenga más tonos grisáceos para hacernos sentir lo que les pasó. Para mí es más duro que un hermoso campo de girasoles, un hermoso día soleado, con el cielo azul, el olor de la hierba, los animales pastando, toda esa magia que ocurre en el campo incube la violencia y la desgracia que sufrieron estas mujeres. Y más desgarrador aún que la vida, el mundo, y su belleza continúen a pesar de eso.

La película deja esa tristeza propia de las historias tristes basadas en tristes hechos reales.  El año pasado en otras dos colonias se arrestaron a tres menonitas que violaron alrededor de cincuenta mujeres con el mismo método: el spray de uso veterinario que adormecía a las víctimas. Además, en la introducción del libro se dice que el 2013 se reportaron más violaciones en Manitoba. Hay testimonios que arrojan que no solo las mujeres fueron violadas, que algunos hombres y niños corrieron la misma suerte. Y no solo es Manitoba o el mundo menonita, esa parálisis para alejarse de los abusadores se traslada al mundo supuestamente más desarrollado, más moderno. En Bolivia, ¿cuántos abusos sexuales son silenciados, cuántas víctimas no consiguen alejarse o cuántos de los agresores nunca son castigados?

En el libro una de las últimas preguntas que se leen es: ¿Y de qué sirve estar vivo si no estás en el mundo?

En la película lo último que se escucha de ellas es: ¿Estamos todas?

Lo mejor: Conmovedora y grandes actuaciones Lo peor: A ratos tiene un aire televisivo y se pone súper machacona La escena: la secuencia inicial, la de la brújula del cielo  Lo más falsete: algunos textos muy elaborados, y las llantinas de August que en el libro existen, pero están más matizadas. Además, en el libro hay otras escenas que condimentan la acción aparte de las charlas en el granero  El mensaje manifiesto: No es huir es alejarte de lo que te daña El mensaje latente: Se puede reconstruir desde el dolor El consejo: vela con empatía más por lo que cuenta que cómo lo cuenta El personaje entrañable: todas, ellas,  El personaje emputante: los hijos de puta malditos que se atrevieron a tanto El agradecimiento: por ellas, por todas.

Spread the love

2 Comentarios

  1. Tu lo dices Monica: conmocionante!
    Merecido el Oscar a guión adaptado.
    No tengo el conocimiento de cine para valorar adaptaciones de guión pero quiero interpretar este premio como gesto de solidaridad con ellas.

    • No he visto Living, pero competir con Top Gun II y la huevada esa de Glass Onion, por Dios jejeje…era la mejor opción.

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.

*

Últimos de cine

CINE: Aftersun

Por: Mónica Heinrich V. (contiene spoilers) David Foster Wallace decidió que vivir
Go to Top