LOST IN CONTEMPLATION OF WORLD

CINE BELGA: Un monde (Un pequeño mundo)

Por: Mónica Heinrich V.

Nora.

La pequeña Nora (Maya Vanderveque) es la nueva del colegio y en su primer día de clases no se desprende de su padre y llora ante lo incierto de esa nueva experiencia.

Te entendemos, Nora.

Nora es apenas una niña en un mundo ancho y ajeno.

Un monde (traducido literalmente como Un mundo, pero que los gringos han llamado Playground y en Latinoamérica se tituló Un pequeño mundo) es la feroz y, a la vez, sutil opera prima de Laura Wandel.

Durante algo más de una hora, la cineasta belga nos muestra la génesis de muchas cruces con las que luego cargamos como adultos. El colegio es, claro, uno de nuestros principales espacios sociales, en él se desarrollarán armas para enfrentar el futuro o, en el peor de los casos, para evadirlo.

Laura escribe también el guion. Su narrativa parte de la mirada de Nora, que en un principio lucha por encajar entre sus nuevas amiguitas, sus nuevas rutinas, su nuevo todo. Esto chocará con la situación de su hermano Abel (Günter Duret), unos cuantos años mayor que ella, al que los bullys tienen marcado.

Nora observa aterrada y confundida cómo su hermano mayor es acosado y maltratado constantemente. En su mente, la situación de su hermano está fuera de lugar y durante buena parte de la película intenta solucionar el problema. Pero no olvidemos que Nora es apenas una niña en un mundo ancho y ajeno.

Una de las grandes virtudes de Laura Wandel es que cumple lo que promete en su título: Un monde. La cámara está al servicio del mundo de Nora. Es su mirada la que conduce el relato. Son sus vivencias las que marcan la pauta de lo que sucede en pantalla. La cámara, incluso, no abandona el rostro de Nora cuando Abel es atacado. Vemos en ella el horror, no el horror que sufre su hermano, y eso es, quizás, más terrorífico aún. Ese tratamiento cinematográfico nos recuerda a la devastadora, enorme, El hijo de Saul (reseñada ACÁ) o a Never Rarely Sometimes Always (reseñada ACÁ).

Al igual que en esas películas, el vínculo afectivo con el espectador se construye casi por ósmosis. Sentimos la desesperación de Nora, la impotencia, la fatiga, sabemos por qué se distrae en clases, o cuando juega con sus amigas en el colegio.

Wandel nunca nos lleva con Nora fuera del colegio. No sabemos cómo vive, ni dónde está su madre, no sabemos qué tipo de vida tiene lejos de sus compañeritas, de su profesora, de los bullys. Ese mundo escolar es lo que Wandel elige mostrar. Y lo muestra de una manera elegante, medida, con la cámara a la altura de la niña, con espacios para risas, para el aprendizaje, pero el bullying que sufre Abel sobrevuela la película incluso en los momentos de calma, de solaz.

El casting es otro de los grandes aciertos de esta película. Maya Vanderbeque es sencillamente fantástica, fluye cuando la cámara le hace un primer plano y su mirada lo dice todo. Maya nos hace olvidar que es una película, y en su actuación solo vemos a una niña rota y triste. Nosotros, los espectadores, no queremos ver rota y triste a Nora.

En apariencia, Un monde, puede resultar demasiado sencilla o simplona. Hasta podría confundirse con pornomiseria escolar. Pero no es solo el relato de un bullying, en esa aproximación tranquila y casi rutinaria al bullying que sufre Abel, vemos mucho más: está el amor y lealtad fraternal, están las dinámicas que se instalan en la niñez que permiten crear adultos opresores, abusivos, insensibles, están las dinámicas de los adultos que se vuelven inútiles e incapaces para resolver un problema como ese, están las dinámicas familiares que también son tóxicas en su afán de ayudar, está la presión social, de tus pares, para convertirte en algo diferente a lo que eras.

Amén de sus buenas intenciones y de sus excelentes resultados, hay un par de escenas discursivas que rompen con el esquema general de la película, perdemos la sutileza para darle paso a momentos didácticos con frases hechas y genéricas. Al ser estas escenas muy pocas, son detalles que no afectan a la percepción global.

Porque Un monde permite una lectura amplia, y posee una mirada tan sensible y honesta al tema que su final es demoledor.

Cuando la cámara se detiene en la pequeña espalda de Nora, la espaldita que hemos seguido durante toda la película, tu corazón se estruja recordando al niño(a) que fuiste, Laura Walden lo hizo: mostró un mundo que puede ser el mundo de cualquiera.

Lo mejor: gran actriz principal, muy buena construcción de climas Lo peor: algunos momentos discursivos y didácticos Lo más falsete: algunos momentos discursivos y didácticos El mensaje latente: crecer requiere de temple La escena: la de la foto de lo hermanitos El personaje entrañable: Nora y Abel El personaje emputante: los bullys y los adultos inútiles El agradecimiento: por la economía de recursos. 

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