CINE: Marriage Story (Historia de un matrimonio)

Por: Mónica Heinrich V.

El cadáver apestoso del amor. Me encanta. El cine poniendo su lentecito odioso en esa herida que supone una ruptura, en ese audio filtrado, en ese “olvídame y pega la vuelta” alborota mi espíritu. Es como lanzarle un hondazo a las maripositas preñadas. Y cómo me gusta ver maripositas preñadas derribadas. En mi inconciente tengo un cementerio de películas cadáver sobre eso que un trovador describió: “Dicen que cuando un silencio, aparecía entre dos…era que pasaba un ángel que les robaba la voz”. Sí, ya he usado esa analogía antes, pero le viene como anillo al dedo, bueno, al dedo muerto.

Siguiendo la analogía, Noah Baumbach lanza su Marriage Story (véanla en Netflix) con la historia de un angelote tamaño XXL robándoles la voz a una parejita de gringos bien, en la América bien, en un contexto bien.

Y Baumbach es casi un experto en esto de exhibir silencios, rupturas, toxicidades, y jodidez de “gente bien”. En su opera prima Kicking and Screaming(1995), unos egresados jailones eran incapaces de soltar su vínculo con la universidad y afrontar la vida adulta. The Squid and the wale (2005), otra de sus películas más conocidas, también es sobre un agrio divorcio y un par de intelectuales mañosos. Margot at the wedding (2007) hablaba sobre una depresiva escritora y el insano entusiasmo que pone para frustrar la boda de su hermana. Frances Ha(2013) nos contaba en pretencioso blanco y negro cómo una aspirante a bailarina trataba de cumplir tardíos sueños mientras lanzaba monólogos pintorescos. En While we were young(2014) era una pareja de cuarentones intelectuales tratando de tener un hijo y de mantener la “chispa” juvenil, lo que preocupaba a Baumbach. The Meyerowitz Stories(2017) también nos acercaba a la disfuncional vida de una familia destacada. Sí, hay un patrón en ese currículum. Se ha comparado a Baumbach con Woody Allen, porque aquello de las historias de relaciones disfuncionales, matizadas con diálogos «inteligentes», con generalmente New York o newyorkinos de fondo, son firma de Woody. Baumbach, sin embargo, tiene un cine cuyos personajes parecen ser probables espectadores de los filmes de Woody.  

Hey, Nicole…están dando Manhattan en Bolivisión.

Charlie (Adam Driver) es un reconocido director teatral casado con Nicole (Scarlett Johansson),  una actriz que tuvo su pequeño momento de estelaridad cuando era joven y que al enamorarse de Charlie se dedicó por completo a la compañía teatral del marido. Ese parece ser el origen de todo el despelote que viene después, sueños y realizaciones personales postergados para darle alas al señor Charlie. Claro, según la versión Nicole, porque nuestro buen Charlie tiene otra versión. Definir post visionado de la película quién tuvo la culpa (ajá, al ser humano le fascina repartir culpas, lo blanco/negro y elegir bandos sin matices)  de que ese cadáver acabe descuartizado podría ser una manera fácil y divertida de perder amistades mientras se azotan puertas con dramatismo.

La película comienza cuando la parejita está en terapia intentando lidiar con el inicio del divorcio. El terapeuta les dice que tienen que recordar que una vez se amaron y les ha pedido que escriban lo que les gustaba al uno del otro. Ternura.

Ese inicio fue muy bueno, porque al escuchar y descubrir las pequeñas cosas que hicieron que esta gente estuviera junta o viera una vida en común posible, sentís mayor tristeza cuando te das cuenta que el muerto, muerto está. Ahora hay un cadáver podrido dejando su pestilente aroma y hay que enterrarlo lo más antes posible. El montaje juega un papel importante en este preámbulo donde nos conectamos con los personajes.

El guion, que es escrito también por Baumbach, nos llevará por ese tortuoso camino que significa una separación resentida. Porque sí, nadie se separa después de años con alguien y encima con hijos, sin que los resentimientos salgan reventando como pipocas.

Mientras más lejos, mejor

Y básicamente eso es todo. Una mirada a esa relación rota, sus motivos (diferentes para cada uno) y cómo terminan entrampándose más en lo tóxico cuando introducen abogados ladinos que terminan de dinamitar el vínculo.

Lo hemos visto ya en distintos tonos, quizás una película que se me quedó mucho más tatuada fue la belga L´economie du couple / Después del amor (reseñada ACÁ) , película durísima que no se mueve entre histerias gratuitas o como un espeso drama de pareja. Es más bien una mesurada y sincera aproximación a esa atrofia del “nosotros”.  También recuerdo, y no reseñé por volada y boluda, Blue Valentine que me dañó para siempre la imagen de los fuegos artificiales, y la iraní A separation, que con ese título destrozó cualquier idea de reproducción inmediata. Ah, cómo lloré con algunas de esas películas, fueron una mariposa XXL preñada de trillizos que se estrelló desde lo más alto contra una loseta. El cementerio tiene como huéspedes ilustres a varias películas más (reseñadas ACÁ), y sigue juntando nichos y tumbas.

El pequeño rehén del divorcio de dos narcisistas

Marriage Story, por su parte, tiene la ligereza del relato ya clásico de Baumbach en el que se mezcla un poco de humor, un poco de desenfado, y que en algún momento te estrujará en la cara escenas como la de la abogada y el relato de Nicole sobre porqué se separó. Donde gritás a la pantalla: ¡MALDITO, CHARLIE! ¡PELOTUDA, NICOLE! Son escenas arquetípicas de Baumbach, que funcionan muy bien.

En esa ligereza, en esos problemas de gente bien que vive acomodadamente entre New York o Los Ángeles, y que pueden permitirse el lujo de pagar abogados de 25.000 dólares, te llegás a conmover con ese cadáver apestoso que es la relación del brillante director de teatro indie y la actriz postergada con aspiraciones a directora. Sentís una enorme incomodidad durante la escena que yo titulo “el gritonerío”. La frase final me pareció de una violencia que me dejó paralizada. Bueno, ella también dijo lo suyo, pero Charlie, Charlie fue como que puso la crema chantilly, la cereza, y le chorreó un toping de caramelo al frío helado del rencor. Y, en medio de todo el despelote de dos personas adultas que no pudieron ponerse de acuerdo, queda el pequeño hijo. Rehén de las malas decisiones de la parejita.

El yo es muy importante, Charlie. Sí, Nicole, el yo es muy importante.

¿Confirmamos que es una de las mejores actuaciones de Scarlett Johansson y de Adam Driver? Confirmamos, ambos están absolutamente compenetrados en mostrar su vulnerabilidad e hijueputez ante la situación. Aunque hay que darle un punto extra a Johansson que hace un papel muy diferente a los que le hemos visto.

SPOILER

Entre lo que me hizo ruido, está el tono un poco artificioso que sentís cuando ves las “puestas en escena” del director de teatro. Ay qué interesante la gente del teatro, sí, qué ambiente más fancy y divertido y qué camaradas que son. O la franca admiración y condescendencia con la que Baumbach suele retratar el mundillo intelectual, o la abogada interpretada por Laura Dern lanzando consignas muy en boga con lo políticamente correcto en cuanto a la mujer y el papel de la mujer en la sociedad. Sé que Cannes aplaudió esa escena, pero la verdad, seamos honestos, es más falsa que el beso de Judas que anda tan popular estos días en nuestro suelo patrio. Otra escena medio al pedo fue la cortada en el brazo de Charlie y el personaje estereotipado de la trabajadora social. Y sé que mucha gente amó las intervenciones musicales de Nicole y de Charlie,  para mí fue horrible…sobre todo lo de Charlie. Encontré esas intervenciones efectistas y puestas con calzador, un remarcado innecesario. ¿En serio tengo que ver a Nicole cantando toda feliz You coul drive a person crazy y a Charlie cantando Being Alive para entender lo que la película me ha estado diciendo por dos horas y pico? Ya siéntese, señora. Iba a decir Callá, Pichi, pero esto pretende ser una reseña con algo de altura.

Permítanme cantarles alguito para que entiendan mejor de qué hemos estado hablando las últimas dos horas

Discutir sobre la necesidad de esas dos escenas musicales, también puede ser una manera fácil y divertida de perder amistades. 

FIN DEL SPOILER

Marriage Story termina después de una larga agonía de los personajes y tuya, y al terminar disuelve cualquier cosa que no te haya gustado, porque cuando ya empezás a cansarte de la parejita tóxica bien que está pasando por un divorcio tóxico bien, se sirve del elemento más emotivo, de lo que mejor representa a la película. Esa lectura final de las cosas que fueron el pegamento de la relación entre Nicole y Charlie queda como un recuento de los daños, como una muestra de todo lo que no hay que hacer, del “move on” y como un recordatorio que lo que está vivo puede morir cualquier rato.

Lo mejor: llega Lo peor: las escenas gratuitas La escena: la lectura final Lo más falsete: los cánticos El mensaje manifiesto: lo que se muere, muerto está El mensaje latente: el muerto despide el perfume de lo descompuesto El personaje entrañable: el niño rehén El personaje emputante: la parejita El agradecimiento: por los momentos de verdad.

CURIOSIDADES

  • El director se basó en su respectivo divorcio de Jennifer Jason Leigh. Estuvo casado con ella hasta el 2010 y terminó separándose para emparejarse con Greta Gerwig actriz de sus películas en esa época. 
  • El personaje de Laura Dern está basado en Laura Wasser, una famosa y despiadada abogada de divorcios hollywoodenses. 
  • En la parte del gritonerío no hay ninguna improvisación, todo fue escrito en el guion.
  • Cuando Baumbach se acercó a Scarlett para que protagonice este filme, Scarlett estaba pasando por su segundo divorcio.
  • Los encuadres y primeros planos del filme de Bergman Persona, fueron inspiración para Baumbach.
  • Fue idea de Adam Driver que su personaje fuera director de teatro.
  • Cuarta colaboración de Driver con Baumbach.
  • Adam Driver tuvo que repetir la escena del puñetazo a la pared muchas veces, al punto que en una ocasión casi la traspasa.
  • Los juguetes con los que Nicole juega con Henry son de Star Wars, un guiño a Driver y su personaje de la famosa saga.
  • Scarlett y Laura Dern ya había trabajado juntas en The Horse Whisperer.
  • La escena de la pelea se repitió alrededor de cincuenta veces durante dos días.
  • Baumbach les dio notas extras a Driver y Johansson para la escena de la pelea buscando que se sorprendieran mutuamente y lograr capturar reacciones reales.
  • La escena musical de Adam Driver fue hecha al vivo y en una sola toma.
  • Hay otro homenaje a Bergman en la revista en la que aparecen Nicole y Charlie bajo el título Escenas de un matrimonio. 
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