Por: Mónica Heinrich V.
Un sicario que entra por casualidad a una clase de actuación y descubre que su vocación es ser actor. ¿Suena bien? ¡Sí! Esta es una serie oscura, absurda, con humor negro, que te distraerá un segundo de la preocupación pandémica de morir o de ver morir a los tuyos.
Alec Berg (uno de los guionistas de Seinfeld) y Bill Halder (guionista de Saturday Night Live y consultor de guion de South Park) se unieron para crear lo que luego definieron como si nuestro Travis (Taxi Driver) y nuestro Will Munny (Unforgiven) conocieran a los personajes de Waiting for Guffman.
¿Suena un poco loco? ¡Sí! Lo es, y cómo se disfruta.
El mismo Bill Halder interpreta a Barry. ¿Qué puedo decir de Barry? Barry fue marine y estuvo en Afganistán. Después de la guerra, sus patitos no quedaron en fila. No, señor. Y como nunca falta un roto para un descosido, se topó con Fuches (Stephen Root), un oportunista que lo llevó por la senda del sicariato.
La serie comienza cuando Barry se dirige a Los Ángeles a dar otro golpe, o sea a plantarle un balazo a alguien más, en ese interín descubre que lo suyo es la actuación, o eso parece. Detrás de esa descubierta vocación, en realidad hay la necesidad de un vínculo afectivo generado por el grupo de actores que forman parte de su clase y por los desafíos que le pone el profesor, Mr. Cousineau (Henry Winkler). Algo dentro de Barry se enciende como arbolito de navidad. Barry se siente vivo.
Esto no funcionaría si solo fuera el lamento depresivo de un matón con ínfulas de actor, como contraparte tenemos a la mafia chechena que es cliente inicial de Barry. Dentro de la mafia chechena brilla con luz propia el encantador Noho Hank (Anthony Carrigan). Ah, Noho Hank, cómo me gusta verte sin cejas y, al mismo tiempo chic, y, al mismo tiempo, tratando de ser malo o fingiendo ser bueno.
También están, prepárense, los narcos bolivianos. Ah, Bolivia, cómo me encanta cuando te nombran mostrándote como si fueras un país tercermundista lleno de pichicateros, tratando de ser mala, pero siendo buena. Los bolivianos de Barry tienen un jefe con nombre de narco colombiano, Cristóbal Cifuentes (Michael Irby) y que es fanático de los libros de autoayuda. Compatriotas, no podemos quejarnos: hemos traído a Carlos Cuauhtémoc varias veces de gira a Bolivia. Y ya por si fuera poco, por si no tuvieras muchas mafias en pantalla, aparece también la mafia birmana. O lo que es lo mismo, la Gran Esther (Patrica Fa´asua). Ah, Esther, cómo me encantan tus polos prendidos hasta el último botón y tus shorts a media rodilla. Cómo me encanta que Noho Hank te odie y el boliviano narco te ame.
Entre los colegas de actuación de Barry destaca Sarah Goldberg como la inefable Sally, personaje casi insoportable en la primera temporada pero que en la segunda encuentra un camino cercano, no directo, a nuestro corazón.
Para un espectador más renuente a sumergirse en las profundas aguas del pantano, Barry podrá parecer una comedia ligera. Y no, no lo es. A ratos es hasta desoladora. Hay mucha mierda oscura dentro de Barry y mucha mierda oscura en el mundo. Su infatigable búsqueda de una vida normal, de un final feliz, es tristísima. Y así como la serie es triste y oscura, la temporada 2 tiene uno de los episodios más extrañamente divertidos que he visto este año. Recuerden: la chica karateca.
Obviamente que al tener una premisa jalada de los pelos existen cosas jaladas de los pelos, pero el coqueto envoltorio de Barry hace que la experiencia se digiera sola sin mayores cuestionamientos. La frivolidad del mundo de la actuación en Los Ángeles contrasta con ese otro mundo, el de matones y desesperación por una mejor vida.
En estos tiempos que corren, en los que el futuro no es lo que solía ser, la inevitabilidad del destino de Barry es un motivo más para sacar el Kleenex y llorar en posición fetal.
Lo mejor: dice más de lo que parece Lo peor: es, en conjunto, muy triste Lo más falsete: cómo no agarran a Barry El mensaje manifiesto: no es tan fácil «cambiar» el mensaje latente: el mundo es un lugar muy sombrío con o sin pandemia La escena: la secuencia de la chica karateca El personaje entrañable: Noho Hank, Esther y la chica Karateca El personaje emputante: Sally El agradecimiento: por Noho Hank y, sí, la chica karateca.
LA PODES VER EN: HBO GO
PARA VERLA ONLINE GRATIS: http://pepitos.tv/series/barry/chapter-one-make-your-mark