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mónica heinrich - page 6

LITERATURA: La vida difícil

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Slawomir Mrozek es uno de los escritores de culto polacos. Arquitecto, estudiante de arte y filosofía, Mrozek es un prolífico autor de teatro y cuentos. Bebiendo directamente del teatro del absurdo, sus relatos están teñidos de ironía, y una aguda observación de la vida cotidiana. Hijo del sistema estalinista y de una sociedad conservadora, su voz se alza para burlarse de aquello que le es tan conocido.

La vida difícil es un compendio de 38 relatos en los que el autor se estrella contra toda ideología política o filosófica. Textos muy breves, simbólicos y contundentes son lo que podés encontrar en esta obra.

A continuación, presentamos dos relatos breves que sirven como muestra del tono que maneja el autor polaco. Si quieren leer el libro completo, dejamos el link AQUI.

DENUNCIA

Al Ilustrísimo Señor Jefe Superior de la Policía Secreta.

Con todos mis respetos deseo denunciar que mi vecino se está quedando ciego de un modo antiestatal.

En principio se está quedando ciego porque pierde la vista, pero yo ya sé lo que me digo, porque más de una vez he hablado con él en la escalera y en una ocasión me dijo algo que le delató.

Dijo: «No quiero ver más vuestras jetas.»

No podía estar refiriéndose más que a la mía y, con perdón, a la del Señor Jefe Superior. Porque, si no, ¿a qué otras podía estar refiriéndose? De modo que se está quedando ciego antiestatal y antisocialmente, porque la mía es social y la de usted, Señor Jefe Superior, estatal.

De manera que en cuanto empezó a quejarse de los ojos, me di cuenta de que, bajo el pretexto de la pérdida de la vista, se estaba fraguando una labor pérfida. Detrás de la cual están ciertos círculos y las fuerzas que ya se sabe.

Y una prueba más, Señor Jefe Superior, es que él ahora siempre está en casa y no hace más que sonreír. Yo mismo lo he visto por el ojo de la cerradura. Estaba sentado en un sillón y tenía en la falda un fajo de cartas viejas atadas con un lazo descolorido. Eran cartas de su mujer, de cuando era todavía su novia; ahora ya hace tiempo que está muerta. Sé de quién son las cartas porque las leí cuando se lo llevaron al hospital, al parecer por lo de los ojos, y me dejó la llave. Él acaricia estas cartas con una mano, porque ya no puede leer, y sonríe. ¿Y acaso hay motivo alguno para reír, Señor Jefe Superior? Ya se sabe los tiempos que corren. Está claro que sonríe de satisfacción, porque piensa que ha conseguido engañarnos haciendo ver que se está quedando ciego, por decirlo así, por casualidad, y cree que nosotros no sabemos nada. Pero nosotros, los del comité de la escalera, lo sabemos todo muy bien. Así que por esa sonrisa yo propondría imponerle un castigo adicional.

Y también por su deserción. Y por su postura individualista y anticolectiva. Porque todo el mundo querría quedarse ciego. Pero, entonces, ¿quién quedaría para ver lo que pasa?

LA REVOLUCIÓN

En mi habitación la cama estaba aquí, el armario allá y en medio la mesa.

Hasta que esto me aburrió. Puse entonces la cama allá y el armario aquí.

Durante un tiempo me sentí animado por la novedad. Pero el aburrimiento acabó por volver.

Llegué a la conclusión de que el origen del aburrimiento era la mesa, o mejor dicho, su situación central e inmutable.

Trasladé la mesa allá y la cama en medio. El resultado fue inconformista.

La novedad volvió a animarme, y mientras duró me conformé con la incomodidad inconformista que había causado. Pues sucedió que no podía dormir con la cara vuelta a la pared, lo que siempre había sido mi posición preferida.

Pero al cabo de cierto tiempo la novedad dejó de ser tal y no quedo más que la incomodidad. Así que puse la cama aquí y el armario en medio.

Esta vez el cambio fue radical. Ya que un armario en medio de una habitación es más que inconformista. Es vanguardista.

Pero al cabo de cierto tiempo… Ah, si no fuera por ese «cierto tiempo». Para ser breve, el armario en medio también dejo de parecerme algo nuevo y extraordinario. Era necesario llevar a cabo una ruptura, tomar una decisión terminante. Si dentro de unos límites determinados no es posible ningún cambio verdadero, entonces hay que traspasar dichos límites. Cuando el inconformismo no es suficiente, cuando la vanguardia es ineficaz, hay que hacer una revolución.

Decidí dormir en el armario. Cualquiera que haya intentado dormir en un armario, de pie, sabrá que semejante incomodidad no permite dormir en absoluto, por no hablar de la hinchazón de pies y de los dolores de columna.

Sí, esa era la decisión correcta. Un éxito, una victoria total. Ya que esta vez «cierto tiempo» también se mostró impotente. Al cabo de cierto tiempo, pues, no sólo no llegué a acostumbrarme al cambio —es decir, el cambio seguía siendo un cambio—, sino que, al contrario, cada vez era más consciente de ese cambio, pues el dolor aumentaba a medida que pasaba el tiempo.

De modo que todo habría ido perfectamente a no ser por mi capacidad de resistencia física, que resultó tener sus límites. Una noche no aguanté más. Salí del armario y me metí en la cama.

Dormí tres días y tres noches de un tirón. Después puse el armario junto a la pared y la mesa en medio, porque el armario en medio me molestaba.

Ahora la cama está de nuevo aquí, el armario allá y la mesa en medio. Y cuando me consume el aburrimiento, recuerdo los tiempos en que fui revolucionario.

EN CARTELERA: World War Z

WORLD WAR Z o hay que comprar el shampoo de Brad Pitt

world-war-z-bannerDespués de ver Titanes del Pacífico he cambiado drásticamente mi parecer sobre la nueva película de Brad Pitt. Así, a la distancia, un tibio recuerdo me sume en la nostalgia: aprendí a valorar su entretenimiento plástico, anti-neuronal, pero efectivo.

Marc Forster dirige la gran apuesta de zombies del año.  Forster es el mismito que dirigió Monster´s ball, Más extraño que la ficción, Descubriendo Nunca Jamás, Cometas en el cielo y Quantum of Solace. Las primeras me gustaron, lo de Quantum of Solace fue la prueba de que el señor no debería dedicarse a la acción/suspenso/loquesea.

Contrario a todas las predicciones acá lo tenemos.

Nuestro amigo Brad Pitt, que también produce la película, fue el que luchó a brazo partido para que Forster ocupe la sillita de Director. El pobre soñaba hacer una película de zombies con profundidad dramática, seguramente en esa ensoñación un pony alado surcaba los cielos.

Al final,  consiguió lo que quería, un director al que le salen bien los dramas dirigiendo una superproducción que le quedó grande.

Como pueden suponer, se desató la hecatombe, la sangre llegó al río más rápido que los zombies de la película. La filmación fue descrita como un infierno en el que Forster no tenía idea de dónde estaba parado y días antes de empezar el rodaje ni siquiera tenía claro qué iba a hacer con los zombies a nivel visual. Creo que lo único claro era la blonda cabellera de Brad.

Cosito vio cómo el trabajo se iba al carajo y se cabreó tanto que hasta le retiró la palabra al tal Forster. Yo también se la retiré a él, además de a Forster y a Angelina y a los quichientos hijos que tienen.

Forster y Pitt. Una película de zombies hecha, una amistad rota
¿Brad, y si los zombies tienen súper poderes?

Volviendo al filme, si me hablan de zombies espero ver mucha sangre, gore, emociones fuertes, y algo parecido a lo que fue The Walking dead hasta que Sofía sale del granero.

Sí, quiero ver al ser humano destruido por el apocalipsis. Con la esperanza aniquilada y el corazón hueco por las pérdidas.

Pero lo de Brad Pitt y su cabello no es una película de zombies, no, es solo una película de acción condimentada, así como quien le pone una pizca de perejil a la sopa, con zombies.

World War Z nos narra las blondi-aventuras de Gerry (Brad Pitt). Todo comienza cuando él y su familia están desayunando tranquilamente mientras se dicta una ley marcial.

El día que fui a verla una doña se sentó a mi lado, atendió su celular y se puso a hablar sobre si le dolía esto o aquello. En el momento en que me paré para cambiarme de asiento, pasé a la fila de atrás y me volví a poner los pinches lentes (no más de 10 segundos), ya Gerry estaba en su auto, huyendo y los zombies llovían como granizo.

Pero esperen, hay que darle contexto a ese chiverío. En primer lugar, la huevada se basa en un best-seller escrito por Max Brooks. Los que quieran ver que aquello de “basado en…” es simple cháchara para atraer a los fans de la novela, pueden ver las hondas diferencias aquí. La culpa, entonces, no es de Brooks, sino del crispinismo que se apoderó de la pre-producción y la producción del filme.

Esta película tenía un presupuesto de 120 millones de dólares, el guión fue boceteado en un principio por Michael Straczynski, de quien no podemos esperar mucho, su obra consiste en Thor, Underworld: El despertar, El Intercambio, capítulos de series de tv como Babylon y (AGARRENSE) episodios ochenteros de She-ra y He-Man. Luego llaman a Matthew Michael Carnahan, siendo el responsable de La sombra del reino, Leones por corderos y La sombra del poder. Este don es quien pule la cosa y entrega un guión final que, dicen, ya adolecía de muchos problemas.

Los sujetos filmaron en un caos tal que el director de foto Robert Richardson (ganador del Oscar), consternado por el curso de los acontecimientos intentaba poner orden en el rancho (cuentan las fuentes chismosas que de MUY mala manera), a lo que le solicitaron amigablemente que “se vaya un poquito a la mierda”, finalmente Richardson se larga porque tenía que filmar Django desencadenado y en su lugar queda Ben Seresin (habitual colaborador de Michael Bay) que es quien aparece en los créditos. Hay que gregar que Richardson pidió que lo retiren de los créditos si es que se les ocurría la brillante idea de convertir la película en 3D, que fue lo primero que hicieron. En tu FACE, Richardson!!

Mientras tanto, la pinche post-producción de la película se termina y hacen un focus group. El público la odió. El estudio y Pitt se asustan, así que toman la decisión de refilmar el último tramo. Llaman a Lindelof (NOOOOO) que es el mismo que reescribió Prometheus e hizo esa bosta al infinito llamada Cowboys vs Aliens, y este a su vez llama a Drew Goddar (co-escritor en Lost) y sacan lo que nosotros vemos en la sala.

"No te asustés, actriz que sale brevemente de mi esposa"
“Así son las cosas, actriz que sale brevemente de mi esposa»

Estamos hablando de mes y medio de re-filmación. El presupuesto se va de 120 a 170/200 millones de dólares y todos están cabreados. Todos.

Y con razón. Brad Pitt contrató a Forster porque quería que la historia sea humana, y que el público conectara con los personajes. Desgraciadamente, sucede lo opuesto.

Gerry (Pitt) huye con su familia y llega a un barco de la U.N. donde hay un montón de refugiados, ahí lo chantajean para que ayude a los que quedan a averiguar cómo funciona el contagio de los zombies y encontrar una cura.

De la forma más tonta del mundo mandan a Pitt con unos cinco o seis soldaditos dizque a una base militar en Corea con la que no tienen contacto alguno para ver si “encuentra algo”.  Hermoso.

En un momento dado llegamos a Israel, que es cuando la historia fue reescrita. El tramo que cambiaron apunta a un mayor impacto emocional, pero nada alcanza para rescatar esta película de la etiqueta “una más del montón”, y de la sensación de haber visto algo muy desordenado.

A continuación una lista de SPOILERS (datos reveladores de la película) que nos hicieron maldecir a Lindelof y a todo aquel que participó en el guión. El que no la haya visto salte al párrafo siguiente: 1) Cuando agarran el remolque y nadie más lo había agarrado antes, estaba ahí para la especial familia Lane 2) El niño latino que ve morir a sus padres de la manera más salvaje y cruel mientras el mundo se cae a pedazos a su alrededor con una pandemia, sube al helicóptero tan pancho, como uno más de la familia Pitt-Jolie 3) Lo de las bicicletas en Corea, qué onda…dizque no hay que hacer bulla, y los dones en unas bicis todas cacharras y chirriantes 4) En el muro de Israel, esteee…hay helicópteros sobrevolando esa huevada y nunca se dan cuenta que los bichos están trepando la muralla? 5) Sí, si explotas una granada de mano en un avión, a pesar de que el avión se parta en dos y se estrelle: vos y la manca sobrevivirán.6) salís del avión, caminás un poquito y te encontrás con la central que estabas buscando 7) lo del celular con su esposa, lo del celular con el jefe, lo del celular en la central de la U.N.. y así. Obviamente de una película de acción no hay que esperar un contenido coherente, PERO, si vas a poner cosas tan tontas, mínimo que la peli lo valga. FIN DEL SPOILER

La familia es meramente adorno, y todo personaje que llega a la pantalla lo mismo. La excepción es Segen (Danielle Kertesz), que aunque no dice casi nada, en su corta participación consigue que deseés que sea la ÚNICA sobreviviente.

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«Tranquila Segen, yo estoy aquí»

A su favor diré que World War Z entretiene, no es aburrida, aunque todo el tiempo sabés qué va a pasar y nada sorprende. Los efectos especiales que prometían ser algo novedoso, se quedan hasta ahí nomás.

Gerry sobrevive a todo y a todos, con su hermosa, rubia, resplandeciente cabellera casi intacta, las hordas de zombies atacan tan rápido que no hay mucho tiempo para asquearse o fatigarse. Solo importa que sobreviva ÉL, un mesías moderno que arriesgará su vida por detener la pandemia.

(suspiro)

La guerra prometida en el título contra los zombies, no es tal, aquí no hay guerra, y tampoco zombies-zombies. Max Brooks, en el libro en el que se basa estito, narraba un apocalipsis-zombie donde desnudaba con sarcasmo algunos puntos de la política exterior americana y la miseria del ser humano, esa misma miseria que mandó a Laika a morir al espacio. La película de Brad, Forster y todos aquellos que salían despedidos a cada rato durante el caótico rodaje, narra la historia de un tipo buscando una cura, y su encuentro ocasional con el peligro. Nada más.

Si hacemos un balance de calidad-presupuesto, debe ser el fiasco más grande del año. En todo caso, le damos la medalla al esfuerzo, ese que hizo que re-filmaran una buena parte de la historia y ese que dejando de lado sus ausencias de contenido, logró que uno se entretenga un rato en el cine.

Al final del día, entre tanta destrucción y bichos bípedos corriendo, algo nos quedará implantado en la memoria: la necesidad de ir hacia la máquina expendedora de sodas y tomar una PEPSI. Gracias Brad.

Lo mejor: entretiene nomaj

Lo peor: es ese tipo de entretenimiento similar a cuando estás en tu casa haciendo zapping

La escena: lo del muro y la de la Pepsi.

Lo más falsete: los zombies y la familia de Pitt, ambos de adorno

El mensaje manifiesto: no hay lugar para los débiles

El mensaje latente: se puede tener la plata y el talento, y a veces las cosas salen mal

El consejo: para verla en una tarde lluviosa con un ataque de sinusitis

El personaje entrañable: Segen (no te mueras, SEGEN!!!)

El personaje emputante: el del pobre Matthew Fox en la base de Corea

El agradecimiento: intentaron salvarla

CURIOSIDADES

Puede que salga una trilogía de este desastre, incluso se ha confirmado ya una secuela

En un alto contrato de seis cifras, Paramount Pictures adquirió los derechos de la pantalla para la novela de Max Brooks “Guerra Mundial Z: Una Historia Oral de la Guerra Zombie.” el seguimiento de la sátira “La Guía de Supervivencia Zombie” Brooks “desató una batalla de ofertas, con Warner Bros. y Appian Way de Leonardo DiCaprio en el otro lado de la mesa  la Paramount y de Brad Pitt Plan B

Ed Harris y Bryan Cranston fueron considerados originalmente en la película, pero ambos se retiraron debido a conflictos de programación.

El rodaje tuvo lugar en varias zonas del Reino Unido, incluyendo Cornwall, Inglaterra, donde la escena de la sala de control de la ONU fue filmada junto a escenas en el Ministerio de Defensa Primary Cárcel de siniestros (PCRF), RFA Argus (AS en la cubierta de vuelo). El rodaje también tuvo lugar en Glasgow, Escocia, con las calles hechas para parecerse a los de Filadelfia con muchos coches americanos, camiones, taxis y señalización de calle envían desde los EE.UU.. También el rodaje tuvo lugar en La Valeta, Malta.

Un total de 85 ametralladoras, rifles y pistolas que se utilizarían en las escenas de rodaje en Hungría fueron confiscadas por funcionarios de aduanas contra el terrorismo en Budapest, Hungría, después de haber volado desde Londres. Los apoyos, que son propiedad de una empresa inglesa iban a ser utilizados en la filmación. Las autoridades húngaras dijeron que las armas podrían ser activadas por la simple eliminación de los tornillos de llenado al final de los barriles. El supervisor de armas, Bela Gajdos, en la película, comentó que el permiso de las armas había sido emitido por la policía húngara. Los informes sostienen que el principal actor Brad Pitt estaba “furioso” en la crisis.

El filme estaba previsto estrenarse en diciembre, pero debido a todos los conflictos tuvo un retraso de seis meses. En la premier cantó el grupo Muse.

El personaje de Matthew Fox estaba previsto que sea un villano humano, era un personaje súper importante en el primer tratamiento de guión, con la reescritura de la trama, Fox se quedó con solo 5 palabras en toda la película.

La versión alternativa que fue eliminada porque no gustó, narraba que después del periplo en Israel, Gerry llega Rusia, los rusos eliminan a las mujeres, niños y heridos que están en el avión y meten presos a los demás. Hay una elipsis temporal, Gerry tiene barba y está en malas condiciones. Se da cuenta que los bichos/zombies son menos fuertes en el frío, así consigue escapar en un momento dado para regresar a buscar a su mujer, pequeña batalla de por medio y darse cuenta que la misma inició un romance con el tipo del helicóptero que los rescata al principio.

EN CARTELERA: Anna Karenina

Asesino de mi felicidad 

“Es demasiado tarde”

Musita una Anna Karenina rendida ante las mieles del amor y la pasión cuando su esposo le pide que corte toda relación con el conde Vronsky. La cámara sigue su cuerpo que cae hacia atrás en éxtasis, con la mirada volcada al cielo, una mirada que pide perdón por sus pecados, pero que acepta el castigo.

Es la Anna Karenina de Joe Wright, la que algunos aman y otros odian. Una Anna que no le hace justicia a la Anna de León Tolstói. Una Anna interpretada por Keira Knightley, una Anna que habla en inglés, que se ve frágil y delicada, y que durante 2 horas y 9 minutos se destruye ante nuestros ojos.

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La de Tolstói es uno de los personajes más emblemáticos de la literatura rusa. Uno de los más emblemáticos de la literatura universal con relación a la doble moral hacia la mujer en la sociedad. La que posee los matices suficientes para ser espejo de una era, y tiene la habilidad de presentar, a través suyo, una terrible historia que una vez leída nunca se olvida.

La pluma del ruso relató esa terrible historia en 1040 páginas. 1040 páginas llenas de detalles, dolor y redenciones.

 “Todas las familias felices se parecen entre sí; pero cada familia desgraciada es desgraciada a su manera”

Con esa frase inauguraba Tolstói su Anna Karenina de 1877, trabajo que tanto Dostoievski como Nabokov consideraron una obra de arte.

Llevar una obra de arte a la pantalla gigante nunca es tarea fácil, nunca. En el caso de la heroína rusa, Clarence Brown lo intentó en 1953 con una Greta Garbo muy Kareniana, y hasta el momento, la más fiel a la versión literaria.

Luego siguieron unas 20 versiones más de menor impacto y el 2012 Wright decidió dirigir una ambiciosa puesta que daba una revisión a la historia y de la que solo podemos decir que es la Karenina de Wright y no la de Tolstói, teniendo esa afirmación pros y contras.

Wright, de 40 años, con una niñez en la que fue objeto de burla por su sobrepeso y su dislexia, tiene una filmografía decente, en la que destacan Orgullo y Prejuicio, Hanna, The soloist y Atonement. Sus padres se dedicaban al teatro y él mismo tuvo una formación teatral desde adolescente, por eso no es de extrañar que su versión de Anna Karenina tenga como propuesta un escenario teatral móvil en el que los personajes aparecen y desaparecen.

Hermosas coreografías que erizan la piel narran la historia de Anna. En ese artificio, la protagonista es una mujer que se casó a los 18 años con un prominente político, y que tiene un hijo con él al que ama profundamente. Su vida da un vuelco cuando conoce al conde Vronsky. Anna resiste los embates del deseo, hasta que finalmente sucumbe a él.

Wright dibuja un personaje que va perdiendo la razón conforme las desgracias se acumulan y la vida “recta”, “ordenada” y “apacible” que tenía cuando era la señora de Karenin se convierte en una vida “oscura”, de “pecado”, siendo la amante despreciada de Vronsky.

Paralelamente, conocemos la historia de Levin, personaje en el que se describe las luchas sociales de la Rusia Imperial. Una Rusia con hondas diferencias entre una aristocracia frívola y ruin, y una clase obrera con otras urgencias que atender aparte de los puteríos de alcoba.

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Una fotografía exquisita a cargo de Seamus McGarvey alegra el ojo y el espíritu. Todo es belleza, todo. La desgracia que se cierne sobre la heroína, la humillación de Karenin, la impotencia de Vronsky, el despertar espiritual de Levin. La belleza sacude la pantalla sin parar.

La partitura de Dario Marinelli y las adaptaciones de Tchaikovsky y su 4ta Sinfonía, acompañan una dirección de arte notable y un diseño de vestuario merecidamente ganador del Oscar.

La Anna Karenina de Wright es soberbia en su forma. Es sobrecogedora en su teatral puesta en escena, aunque para ello sacrifique a la Anna de Tolstoi.

Jude Law como el correcto, noble y engañado marido (Alexei Karenin) convence del todo y hace que la platea odie secretamente al teñido de Vronsky, y llamen “perra” (sí, vos J.C.) a Anna por las decisiones que toma. Personaje que llega a arañar el fondo de esa oscuridad en el que solo existe desprecio y culpa.

El final, donde lo bello continúa exhibiéndose impúdico por encima del contenido, deja a Anna-Keira en nuestra memoria como una digna heroína, ajena a la rusa, pero heroína al fin y al cabo.

 “No puede haber paz para nosotros, sólo tristeza y la mayor felicidad”

Tolstói no estaría contento, no. Los puristas de Tolstói tampoco lo estarán. Wright presenta una bella película, pero su belleza está por encima de su referencia y termina banalizando una historia dramática sobre el adulterio, las clases sociales y el escenario político del Imperio Ruso.

Mientras Tolstói reafirmó a través de su obra el compromiso crítico con su entorno, Wright convirtió su filme en un espectáculo (hermoso, sí) algo vacío, en el que prima una Anna que para el espectador común y corriente se antojara como una esclava de sus deseos, más que como un personaje que buscó a toda costa su libertad, asfixiada por la hipocresía de la alta sociedad y necesitada de huir de los cánones de su época.

La doble moral que perdonó a Vronsky y le devolvió su status social, fue la misma que nunca aceptó a Anna de vuelta, el encuentro espiritual de Levin y Kitty es apenas boceteado, los juegos de poder políticos en los que el marido de Anna se halla inmerso y que son parte de su vergüenza, y que hace más profunda la traición de Anna ni siquiera se insinúan. Y así, sucesivamente.

La de Wright es una versión accesible, apta para todo público, a nivel de contenido, pero contrasta con una puesta que puede no serlo, y que algunos espectadores encontraran confusa.

Siendo fan del libro, y sufriendo intensamente con el personaje ruso, igual me gustó la película. La belleza es tanta que, como ya dije, me conquistó. En algunos momentos como los del baile, los campesinos trabajando, la carrera de caballos, era tan bello que no, no se puede odiar, escapar, ser indiferente a la belleza.

Anna-Karenina-Keira-Knightley-Film-1024x575El final para ambas Annas, la de Tolstói y la de Wright, sigue siendo el mismo, el spoiler más grande que podamos tener de tan conocido que es. Y a pesar de su banalización, de su estilo algo kitsch, de la estridencia con que Wright impregna su propuesta, algo dentro tuyo lagrimea ante el destino de ese amor prohibido, la incapacidad de aceptar el precio del mismo y un entorno social cruel.

La imagen de Karenin en medio del campo verde, su calmada resignación, su aceptación (en contraparte) de lo que le tocó vivir, cierra una película que no es perfecta.

En un mundo que divide obras maestras de las que no lo son, la Anna de Tolstói lo es y la de Wright no. Aún así, vale la pena conocer a ambas.

«Y la vela a cuya luz había leído ese libro lleno de angustias, decepciones, dolores y desdichas, resplandeció con más fuerza que nunca, iluminó lo que antes había estado sumido en tinieblas, chisporroteó, empezó a parpadear y se extinguió para siempre.»

Lo mejor: una hermosa puesta en escena

Lo peor: el artificio se olvida del contenido y banaliza la obra de Tolstoi

La escena: la del baile, la de la carrera de caballos, la del campo

Lo más falsete: la falta de matices de Anna

El mensaje manifiesto: el pecado tiene un precio

El mensaje latente: no todos pueden pagar ese precio

El consejo: Vela, es hermosa visualmente

El personaje entrañable: Alexei Karenin (siempre)

El personaje emputante: Lidia (en el libro es mucho más metiche e intrigante)

El agradecimiento: por tanta belleza

CURIOSIDADES

–       El guión pertenece a Tom Stoppard que escribió películas como Shakespeare in Love, El imperio del Sol, Brazil y otras, además de una vasta trayectoria escribiendo obras teatrales.

–       El personaje de Levin era una versión autobiográfica de Tolstoi

–       El 90 por ciento de la película fue filmada en los Shepperton Studios, en las afueras de Londres, y el 10 por ciento restante en las calles de San Petersburgo y de Moscú, en Rusia.

–       James McAvoy, Saoirse Ronan (Kitty), Cate Blanchett, Benedict Cumberbatch, y Andrea Riseborough rechazaron los papeles que se les había ofrecido para esta película.

–       La cinta es la tercera colaboración entre el director Joe Wright y la actriz Keira Knightley.

–       La película ganó el Oscar por Mejor Diseño de Vestuario en la pasada entrega.

–       Cuenta con las actuaciones de Kinghtley, Jude Law, Aaron Taylor-Johnson, Alicia Vikander, Emily Watson y Kelly Macdonald.

–       Se filmó durante 12 semanas, en 100 escenarios diferentes, en 240 escenas y 83 diálogos.

–       Los actores también trabajaron con la profesora de dialecto Jill McCullough; además, algunos tuvieron que aprender a montar a caballo y a manejar armas. Casi todos ensayaron muchísimas horas con el coreógrafo hasta aprender a controlar las secuencias de baile en su conjunto y los movimientos de cada uno. La danza es un elemento primordial en ANNA KARENINA, unos 25 bailarines profesionales aparecen en diferentes momentos como aristócratas en un baile o en una velada, como criados, como bailarines exóticos en una decadente «boîte» francesa e incluso como funcionarios.

–       Con el fin de incrementar la sensación «rusa» del rodaje, cientos de extras rusos afincados en el Reino Unido se unieron al reparto.

–       «Rodamos con objetivos anamórficos que requieren algo más de luz, pero nos inclinamos por una iluminación un poco anticuada, e incluso usamos focos de tungsteno», sigue diciendo. La iluminación es como la de un teatro, para lo que fue necesario un especialista que controlara las luces según las indicaciones de Joe Wright y Seamus McGarvey, con cambios sutiles de una escena a otra para realzar los momentos dramáticos.

–       Dario Marianelli compuso valses y mazurcas mucho antes de que se filmaran las secuencias para que Sidi Larbi Cherkaoui pudiera planificar la coreografía correspondiente.

–       Los exteriores de la casa de verano que alquila Karenin se rodaron en el impresionante parque de Hatfield House, en Hertfordshire, que data de la época jacobea y al que pertenece el laberinto donde juegan Anna y su hijo.

–       Los actores y el equipo volaron hasta San Petersburgo, donde tomaron un tren nocturno antes de un recorrido final de seis horas en coche para llegar al lago Onega. Allí hicieron frente a temperaturas sumamente bajas que les obligaron a rodar muy poco tiempo seguido para no dañar el equipo. Pasaron la noche en la isla y ninguno se atrevió a dar un paseo nocturno al enterarse de que había lobos hambrientos…

TRAILER: Snowpiercer

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Señores, no puedo creer lo que ven mis ojitos. Se acuerdan de esa gran gran película coreana Memories of murder? Se acuerdan de Mother, con ese final IMPRESIONANTE? Se acuerdan de The host? Se acuerdan, se acuerdan? Pues el director de esa pequeña, consistente y destacada filmografía hizo su película hollywoodense. Ajá. Nuestro Bon Joon-Ho is in da house! y para eso trae un filme en el que está trabajando desde el 2004 y que además cuenta con la venia, colaboración y apoyo de producción de nada más y nada menos que el mismísimo Park Chan Wook! Tengo, literalmente, la piel de gallina.

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Bong Joon Ho y Park Chan Wook, dos cabecitas que juntas deben ser dinamita

Snowpiercer surgió cuando Bong Joon Ho estaba haciendo The Host en el 2004, el coreano leyó un cómic francés llamado Le Transperceneige’ (editado en España como ‘Rompenieves’), de Jacques Lob y Jean-Marc Rochette y quedó prendado de la historia.

La historia se sitúa en el 2013, en un futuro post-apocalíptico después de una guerra mundial, donde los últimos seres humanos son pasajeros de un gigantesco tren que avanza por un mundo cubierto de hielo y nieve. Una lucha de clases dentro del tren y el status quo que intenta resquebrajarse, son los ingredientes fuertes de esta propuesta.

Aquí el trailer.

En el guión se encuentra Bong Joon Ho y Kelly Masterson (Before the devil knows you are dead). Como fan de lo asiático y sobre todo de lo coreano, puedo decir que esto pinta muy bien, muy bien.

Ni la presencia del ñoño de Chris Evans hace que mi felicidad amaine. Además el Capitán América luce absolutamente irreconocible, a él se suman actores como Ed Harris, John Jurt, Jamie Bell, Octavia Spencer, Tilda Swinton y el coreano (gran gran actor) Kang Ho Song.

Se espera el estreno en Corea a mediados de agosto. Ojalá y la podamos ver pronto.

EN CARTELERA: Mi querido Richard Parker

Ang Lee es un cojudo. Hizo una película que parece una tacita de leche, que incluso cuando comienza pensás: “¿Cómo entré a ver ESTO?”, que tiene mensajitos ñoños a la conciencia, y huevadas que pueden sonar coelhianas, espirituosas y algo fumadas, seh… pero no! Ahí estás desparramado en tu butaca, atiborrado de pipocas y coca-cola, odiando intensamente al Pi niño que busca la verdad de la vida y el ser, o sea: jodido, vulnerable, con la guardia baja, hasta que  aparece Richard “Thirsty” Parker  y cuando aparece Richard Parker, esa tacita de leche se vuelve una noria.La realidad te cachetea y te das cuenta, entre lágrimas, que el mundo es un “maldito estercolero” (Dulcinea del Toboso dixit).

Mode: Vaso medio vacío ON

Basado en el best-seller homónimo de Yann Martel, Life of Pi, cuya correcta traducción es La vida de Pi y no Una aventura extraordinaria, el filme nos cuenta la existencia de Piscine Molitor Patel.

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Con una bellísima introducción visual, llegamos al relato que hace Pi adulto a un escritor canadiense. Supuestamente le contará una historia que lo hará creer en Dios.

(¡!)

De Canadá nos trasladamos a la India para descubrir la infancia de Pi: Pi es un niño inquieto, curioso, que indaga sobre la religión. Lo vemos con sed de conocimientos, y dicha sed es saciada en tres religiones…su padre sabiamente le dice: “Si crees en muchas cosas, terminas creyendo en nada realmente” o algo así. Al final, la conclusión es que la fe es una casa con varias habitaciones, una casa en la que cabe la duda, tres o cuatro religiones, además del tigre, la cebra, el orangután y Vishnu.

Los padres de Pi tienen un zoológico, un majestuoso zoológico donde transcurre la vida familiar. Dentro del zoológico vive un hermoso tigre de bengala, Pi dirá: “Es el animal más magnífico que hemos tenido nunca”, dicha fascinación dará pie a presentarnos una anécdota determinante con el tigre.

Lo que dibuja al personaje principal y su entorno es lo que engaña, lo que parece decir que realmente será una aventura extraordinaria que nos hará creer en todos los dioses del universo. Eso para el espectador menos cínico, para mí fue el cosquilleo desagradable que sentí cuando leí El Alquimista o Tus zonas erróneas, como cuando entrás al baño y alguien YA está ahí haciendo el dos…un momento no grato, “perfumado”, en el que solo querés cerrar la puerta y largarte.

Luego de la anécdota con el tigre de bengala, Pi crece y además lee a Camus y a Dostoievsky, claro, porque la pequeña burbuja en la que vivía se rompió y ahora es un extranjero, un paria que mira a través del cristal a sus compañeros de especie. Eso interpreté con el optimismo de siempre.

Pero todo cambia. La familia de Pi decide trasladarse de la India a Canadá, y empezar de nuevo. El traslado se hace en un barco japonés que naufraga, se hunde como una piedra en el mar luego de una colosal tormenta. El tipo de tormenta en la que Dios agita los vientos y el agua sin piedad. Ese punto de giro lleva el filme por dos sendas: 1) Una historia maravillosa e increíble y 2) Una historia sórdida y demasiado dura para ser asimilada.

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En ambas, no obstante, prevalece un trasfondo doloroso y desalentador, muy a pesar del tono positivo-ñoño del que Lee quiere impregnar a su trabajo.

El director chino conocido por El tigre y el dragón, Brokeback Mountain, Hulk y otras, pinta de un mágico lirismo la desesperada lucha de Pi por sobrevivir. Y claro, Lee es realmente un cojudo. Es como cuando veías Brokeback Mountain y te sumergías en un lento viaje narrativo entre ovejas y puteríos, y luego el personaje de Jack Gyllenhall muere y Heath Ledger va a su casa y abraza la chaqueta, y nos rompe el corazón y lloramos convulsivamente…

(…)

La secuencia de la hiena, la cebra y Jugo de Naranja está muy bien narrada, es tan jodida que como amante de los animales me sentí traumada, y eso que supuestamente estamos viendo algo “light” y apto para todo público. Así es, no se puede luchar contra la naturaleza y sus propias reglas.

Richard Parker hace su entrada con toda la gloria que requiere el momento. Tu ñoño interior quiere que Pi y él sean amigos, y que todo salga bien, y que la gente muerta resucite, y que al final se case con la bailarina y que terminen con un homenaje a bollywood bailando/cantando bajo serpentina y confeti. Y que…

Sí, la sensación de alguien en el baño haciendo el 2 y vos abriendo la puerta cambia ya no a cerrarla y largarte, sino a buscarle el papel higiénico y a compartirle tus miserias.

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 Imágenes poderosamente bellas agitan la pupila: esa toma cenital del barco solitario estampado contra el océano: la soledad infinita, la isla de las suricatas, los peces voladores, el salto de la ballena luminosa, la oscuridad, todo el tecnológico y fake Richard Parker que parece respirar y mostrar su alma…, en La vida de Pi solo podemos sentirnos atónitos ante la belleza visual. Habría que agradecerle al director de fotografía, el chileno Claudio Miranda que muestra el talento que ya lo hizo conocido y premiado por películas como El curioso caso de Benjamin Button y Tron:Legacy.

El joven y debutante actor Suraj Sharma (Pi), logra que su travesía sea creíble y conmovedora. Aún odiándolo un poquito en algunos pasajes, Suraj nos conecta y encima hace que quedemos desvalidos ante su último relato.

Es verdad que por momentos se vuelve tediosa (sobre todo al principio) y en tu mente deseás malévolamente que Richard Parker haga lo suyo y se coma al indio, pero en su resolución: el diálogo final de Pi adolescente con los del seguro, le perdonás lo que no te gustó: Cosas como el recurso boludo del escritor que pregunta y del Pi adulto que relata..dicen que en el libro la cosa no es así, sin embargo entiendo que para hacer el filme accesible se hayan decantado por esa opción aunque no comparta el criterio; o la pose (exagerada pose) mística/filosófica/espiritual que casi casi me corrió de la historia, y que levanta pajas polémicas sobre si es una película muy religiosa o anti-religiosa, ZzzzzZZZZzzz Al fin y al cabo queda sobreentendido que ese no es el tema y que la película sabe a qué juega y por qué juega  eso.

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El acierto es del director, del chino, del cojudo, de Ang Lee, que agarra un guión cumplidor de David Magee y lo lleva hacia otro nivel. Lo convierte en un terrible relato de supervivencia ya no física, sino emocional. Parte de la belleza para contar el horror, lo presenta como una fábula, y lo que nos deja es desasosiego.

La vida de Pi o Una aventura extraordinaria posee una estética poética a la que solo podés sucumbir y una historia que independientemente de lo que elijás creer, es una mirada a los ojos de ese tigre de bengala en los que solo podés reflejarte.

Lo mejor: visualmente hermosa y con un final pendejo.

Lo peor: puede resultar un poco pesada o demasiado azucarada en algunos pasajes.

La escena: cuando el barco se hunde y Pi lo ve yéndose al fondo del mar. La isla de las suricatas y la secuencia de Jugo de naranja.

Lo más falsete: el escritor, guácatelas!

El mensaje manifiesto: se puede sobrevivir al horror

El mensaje latente: para sobrevivir te aferrás a cualquier cosa…

El consejo: Podés verla con o sin 3D. Yo la vi con y sin, y no pierde o gana mucho con los pinches lentes.

El personaje entrañable: Richard Parker

El personaje emputante: el escritor, y Pi niño.

El agradecimiento: su final…

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CURIOSIDADES

Tuvo un presupuesto de 120 millones de dólares

Casi casi le dieron la peli a Shyamalan para que la dirija y la escriba (NOOOOO)

También estuvieron en consideración Alfonso Cuarón y Jean Pierre Jeunet, aprobados los dos!

El barco japonés que naufraga se llama Tsitsumin: expresión usada en la Kabbalah que cuenta como antes de la creación del mundo, Dios llenaba todo el espacio. Cuando Dios quiso crear el mundo retiró su luz. Esta luz sufre de numerosas Tsitsumim (restricciones) ; cada Tsimtsum es una disminución gradual de la luz divina y una adaptación a la capacidad de recepción de los seres creados. La vida de Pi está llena de simbolismos similares. 

El escritor iba a ser interpretado por Tobey Mcguire pero el director pensó que era demasiado famoso y sería distractivo para el filme tenerlo en un rol tan pequeño, ahí llamaron a Rafe Spall.

La piscina Molitor de donde se extrae el nombre de Pi (Piscine Molitor) fue declarada monumento histórico por el gobierno francés en 1990.

El escritor Martell se inspiró al leer una reseña de una novela del brasileño Moacyr Scliar en la que un refugiado cruzaba el atlántico compartiendo su bote con un jaguar.

Casi todas las escenas del tigre son computarizadas a excepción de un par, como el tigre nadando.

Suraj Sharma fue al casting acompañando a su hermano, él no pensaba audicionar, pero el equipo de Ang Lee lo eligió por encima de 3000 competidores.

El nombre de Richard Parker está ligado a varios escenarios, uno el relato «The Narrative of Arthur Gordon Pym of Nantucket” de Edgar Allan Poe, donde el personaje Richard Parker sobrevive a un naufragio; otro: en 1984 un barco llamado Mignorette naufragó y solo sobrevivieron 4 personas incluyendo un chico llamado Richard Parker que fue asesinado y comido por los otros tres sobrevivientes.

En la historia Pi menciona que la isla carnívora nunca fue vista de nuevo, en una escena muestran la isla como la figura de un hombre echado, más antes cuando Pi contaba sus influencias religiosas dijo que en la India uno de los dioses a los que veneraban era Lord Vishnu y lo describió como “duerme en un océano cósmico y nosotros somos el resultado de sus sueños”.

Los créditos también están en 3D.

HISTORIA: La residencia de la muerte

Así lo describe un manuscrito del judío Zalmen Gradowski:

Todos están aturdidos y miran a su alrededor preguntándose dónde los han traído. Allí reina una férrea disciplina. Allí nos encontramos en un campo de la muerte. Es una isla muerta. El hombre no viene allí para vivir, sino para tarde o temprano encontrar su muerte.

Estoy en Auschwitz.

Veo la puerta, el letrero que te recibe y que se transforma en una frase cínica y cruel para los prisioneros: El trabajo hace libre.

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El bus nos deja después de un trayecto de 2 horas desde Cracovia. Viene el guía, joven, no más de 30 años. Un nutrido grupo de gente me acompaña. ¿Qué los/nos motiva para ir hasta allá? ¿Cómo hacer turismo en un campo de concentración? ¿Lo llevaremos después como una medalla viajera? ¿»Conocí Auschwitz«, diremos con orgullo a nuestros interlocutores? ¿Polonia será sinónimo de alambres, letreros en alemán y monumentos a las víctimas del holocausto?

No sé. Camino por el mismo sendero por el que pasaban cientos de judíos, gitanos, homosexuales, criminales de guerra, etc.. Etiquetas. Categorías. Obscenos Números. Tal número de judíos, tal número de gitanos. Tal número de homosexuales. Tal número de vagones. Tal número de barracas. Tal número de crematorios. Tal número de cámaras de gas. Tal número de oficiales. Tal número de sobrevivientes. Tal número de muertos. Números obscenos.

Vemos los alambrados que en el pasado estuvieron cargados de electricidad para evitar que los presos fugaran. Un letrero continúa como una tétrica advertencia. El guía nos dice que algunos prisioneros se lanzaban contra los alambrados buscando la muerte. La vida era insoportable.

Manejo información en mi mente. Anna Frank. La lista de Schindler. La vida es bella. Los Falsificadores. El Tren de la Vida. El niño con el pijama a rayas. Kindertransporter. Las Benévolas, La noche. El alba. El día, El Tambor de Hojalata, Amén, Nuremberg, El Gran Dictador, El Pianista, La Aritmética del Diablo, Monseiur Batignole, El cuidador del Zoo, Europa, Europa. Sophi Schol. La Secretaria de Hitler. El hundimiento.

No. No se puede comparar. No estoy preparada.

Nos llevan primero al museo. No imagino qué pueden mostrar ahí. Cómo pueden exhibir el horror en vitrinas y cómo puede alguien realmente comprenderlo.

Me equivoco. El horror sí puede ser exhibido en vitrinas. Y el horror sí puede golpearte hasta el punto que tenés ganas de sentarte en una grada y llorar todo el día, toda la semana, todo el mes, todo el año.
Los nazis cortaban los cabellos de sus víctimas y los vendían para que una gran empresa haga telas con ellos. 0,50 marcos por un Kg. de pelo. En un cuarto se exhiben toneladas de cabello.

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La cantidad es obscena. En Auschwitz todo es obsceno. No puedo mirar la cara de mis compañeros de «tour», no quiero ver en el rostro de los demás el dolor que percibo en el mío.

Pasamos a otras vitrinas. Cientos de maletas apiladas. Maletas con los nombres de los presos pintadas con letras grandes. Nombre, lugar de procedencia y fecha de nacimiento. Los presos al transportarse pensaban que tarde o temprano serían liberados y por eso tenían mucho cuidado de rotular bien sus pertenencias. Cientos de maletas con/sin dueño. Cientos.

Más cuartos. Uno lleno de ropa, donde hay ropa de niños y de bebés. Vestiditos, zapatitos, un montón de cosas que sólo podés nombrar en diminutivo. Los dueños de esas cosas muertos. Todos muertos. Niños muertos. Bebés muertos.

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Nos llevan por un pasillo donde a cada lado hay hileras de fotos de los presos. Esos que fueron seleccionados para trabajar. Son fotos tipo pasaporte. De frente, de perfil. Con el uniforme a rayas. Abajo el nombre. La fecha en la que ingresó al campo, la fecha en la que murió. Casi todos mueren entre los primeros 6 meses y el año. Pasás por ese pasillo lleno de ojos, pasillo que se te antoja eterno.

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Karl Fritzsch, uno de los jefes SS del campo, decía a los prisioneros recien llegados: Acaban de venir no a un sanatorio. Es un campo de concentración, del que sólo hay una salida: a través de la chimenea del crematorio. Los judíos tienen derecho a vivir dos semanas. Los curas 1 mes, los demás 3 meses.

Veo las caras. Están frente a la cámara, muchos han perdido a sus familiares en el proceso de selección. Hay resignación, tibias sonrisas, esperanza, desesperanza, fortaleza, debilidad. Casi todos muertos. Gente muerta.

«Aquí filmó Spielberg la escena de la Lista de Schindler donde el tren llegaba lleno de presos y hacían la selección«, dice el guía.

Me olvido del cojudo de Spielberg. Aquí hacían la selección! Aquí separaban mujeres, niños, enfermos, ancianos de los que estaban aptos para el trabajo. Aquí mandaban directo a las cámaras de gas a los que no eran seleccionados. Es un campo amplio. Grande. Muy grande. No imagino cómo podían controlarlo. No imagino cómo se organizaban para matar tanta gente, quemarla y que no queden más que cenizas. No imagino cómo fueron capaces de hacerlo, NO IMAGINO, pero el guía nos lleva. Nos lleva a los crematorios, a las cámaras de gas.

Las cámaras de gas son como sótanos, donde hay una especie de lobby. Ahí, los prisioneros dejaban sus ropas, se desnudaban y pasaban al cuarto donde supuestamente los iban a bañar. Hay prisioneros judíos que están obligados a colaborar con esas funciones. Los Sonderkommandos. Ni siquiera ellos desean decirles la verdad a los condenados. Para qué exaltarlos, es inevitable. Trancan las puertas. Largan el gas. El proceso dura 30 minutos. Los más suertudos son los que están cerca de los conductos por donde sale el gas, mueren casi inmediatamente. Otros, tardan en morir hasta 20 minutos. Tal número de judíos, tal número de gitanos, tal número de homosexuales. Tal número de muertos. No hay sobrevivientes. El horror.

No imaginaba. ¿Cómo imaginarlo?

Los crematorios tienen especies de camillas donde antes de quemar los cuerpos sacaban dientes de oro o cabellos. Los cabellos los usaban, como ya conté, para hacer tela. Los dientes de oro los fundían y hacían lingotes destinados a enriquecer al Tercer Reich.

Ya no quiero ver.

Pero no han terminado. Auschwitz era el campo de concentración más grande que tuvo Alemania, y a pesar de sus continuos asesinatos y aniquilaciones, sus instalaciones se vieron sobrepasadas. Tuvieron que crear un campo anexo para dar abasto entre tanto prisionero/muerto/cenizas. Casi todas las barracas, crematorios, cámaras de gas que vemos y que se extienden entre alambres y verjas, fueron construidos por los mismos prisioneros.

El campo funcionó desde 1940 hasta 1944. Estamos en el 2010 y sigue siendo incomprensible. Vemos un documento donde la solución final para la cuestión judía, estaba pensada para ser a mayor escala, el número que se pretendía alcanzar era de 11.000.000 de exterminados.
El guía nos cuenta que en un grupo de turistas, hace un tiempo, una persona reconoció a su padre en una de las salas donde hay fotos ampliadas de los soldados de la SS maltratando a prisioneros. Su padre era nazi,  ella no lo sabía. Se enteró en Auschwitz. Jodido.
Unos jóvenes que se encuentran entre un grupo de turistas, comienzan a hacer bromas y a preguntarse si todo lo que vemos es verdad. Entre risas dicen que ellos podrían poner cosas iguales en su jardín e ir de víctimas por el mundo. Se acercan al alambrado y toman fotos jocosas, donde uno de ellos finge ser un preso tratando de escapar a través del mismo.

Pienso en tomarles una foto. Levanto la cámara y no puedo dar click. No. Demasiada obscenidad en un solo día como para guardar ese recuerdo macabro, del mes y año que visité Auschwitz. El guía nos lleva al último destino. Ya hemos visto la pared del fusilamiento, situada en una especie de callejón cerrado donde se ejecutaba a balazos a algunos prisioneros. Aún conserva los huecos dejados por las ejecuciones. A sus pies, hay visitantes que dejan flores, flores por los muertos, por la vergüenza, por las disculpas/pena/rabia del pasado.

Ya hemos visto la horca improvisada construida exclusivamente para Rudolf Hoss. La horca donde lo colgaron, mirando hacia los crematorios, al comandante de la SS que administró Auschwitz con frialdad, transformándola en una máquina de matar.

Llegamos a los restos que quedaron de lugares que los nazis dinamitaron tratando de cubrir sus crímenes en su apresurada huída. Nuestro joven guía nos cuenta que si bien la Segunda Guerra Mundial terminó, muchos de los prisioneros que sobrevivieron al campo de concentración murieron por el crudo invierno cuando eran trasladados a campos de refugiados. Y otros tantos fueron arrestados (otra vez) por motivos políticos, y ejecutados por los rusos. Los rusos ejercieron un régimen stalinista y fue recién en los 80s que Polonia finalmente empezó un camino trastabillante hacia la democracia.

La PostGuerra en esa zona no fue sencilla. Los vestigios aun se sienten. El guía se despide, nos agradece la visita, nosotros lo aplaudimos. Qué vamos a hacer. Nos quedamos frente a lápidas que contienen un sentido homenaje a todas las víctimas del holocausto en varios idomas.

Una advertencia para la humanidad. Para la Humanidad dicen en las lápidas. Y hoy, en el 2010, aún la gente se mata en nombre de la religión, la raza, y se cometen atrocidades por las diferencias étnicas, políticas o culturales. No hay absolución posible.

Nos retiramos. Aún nos quedan 2 horas de retorno hacia Cracovia. Intento ordenar las ideas para contar la experiencia. Es complicado.

Al llegar, el recepcionista del hotel (ayudó a reservar el tour), nos pregunta qué tal.

¿Qué se puede responder?

Un ex-prisionero lo escribió:

En nuestro idioma no hay palabras para expresar esta injuria, esta destrucción del hombre.

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