DOCUMENTAL: The Dissident / El Disidente

Por: Mónica Heinrich V.

El 5 de diciembre Justin Bieber dio un concierto como acto inaugural del Gran Premio de Arabia Saudita. La imagen de Bieber, que promocionaba el famoso evento de fórmula 1, aparecía al lado de la de MBS (Mohamed bin Salmán, príncipe heredero del Reino). Eso provocó un pedido mediático que llamaba a Bieber a la reflexión. ¡No, Justin, no vayás! Actualmente, MBS es una figura un poco “rechazada” y digo poco, porque para las acusaciones que se le hicieron, la sacó muy barata.

¿Pero qué podría ser tan grave? ¿Por qué era mejor que niño Justin no posara sus piecitos gringos por esas calurosas arenas? Pues en octubre del 2018, el periodista saudí más famoso del mundo (escribía para el Washington Post) fue al consulado de Arabia Saudita en Estambul-Turquía. Jamal Khashoggi quería recoger unos documentos de divorcio que le permitirían contraer matrimonio de nuevo. Lo que parecía un trámite simple se convirtió en un hecho extrañísimo y fuera de lugar que ni un guion hollywoodense se hubiera atrevido a plantear.

Última imagen de Jamal con vida

Jamal entró al consulado y nunca salió. Su prometida lo esperó afuera del lugar y después de horas sin tener noticias suyas llamó a amigos, conocidos para contarles lo que había pasado. En un principio se creyó que habían retenido a Jamal, quien era uno de los enemigos abiertos del régimen saudí. Luego, se hizo evidente que lo que sea que ocurrió era mucho más turbio de lo que cualquiera se había imaginado. Así es, en un territorio considerado seguro para cualquier ciudadano (consulado, embajada) habían asesinado a Jamal sin ascos.

El documental El Disidente, dirigido por Bryan Fogel, intenta echar luz sobre este caso. A Fogel lo conocemos por el documental ganador del Oscar Icarus, en el que se veía una clara visión política que empañaba el trabajo. Sin embargo, Icarus recogía algunos elementos interesantes y a pesar de su agenda anti-rusa, estaba bastante bien filmado.

Algo similar ocurre con El Disidente. Es un trabajo impecable a nivel visual, a nivel de recopilación de información, de montaje, de post-producción. Se nota que Fogel ha contado con presupuesto para elaborarlo y que además le ha sacado partido a los quintos. Pero, a veces, lo que más importa de un documental es lo que no se dice.

En El Disidente, Fogel elabora un relato benévolo de Jamal y de su entorno, incluso dándole voz al “activista” Omar Abdelaziz, cuyos discursos en twitter se basan en una arenga ramplona para tomar las armas. Omar también termina revelando su relación con Jamal, que en su faceta de periodista estuvo 30 años al servicio del régimen saudí y que con la toma de poder por parte de MBS, decidió exiliarse a USA. Este periodista que desde el Washington Post escribía contra el régimen, terminó financiando actividades “irregulares”, por decirlo de alguna manera. Claro que a nombre de la democracia y la libertad de expresión. Fogel en ningún momento cuestiona ni profundiza en las acciones de Jamal, tampoco en las de Omar. Porque en estos personajes (tanto de un lado como del otro) que se van a los extremos, hay mucho más que un deseo patriótico de mejores días para sus países.

Lo que sería interesantísimo de entender (las políticas de Arabia Saudí, la organización en cuanto a su jerarquía de poder, las reacciones de los otros opositores, los entretelones de su política exterior, la vida de Jamal en el régimen, sus actividades extra curriculares) termina convirtiéndose en un anecdotario de situaciones puntuales para reforzar la premisa principal.

Por ejemplo, nos cuentan como una gran historia de amor la relación entre Jamal y Hatice Cengiz. Jamal conoció a Hatice a principio del 2018, meses antes de su muerte. En el documental retratan a Jamal como un hombre solitario que estaba tratando de recuperar su vida y de construir una familia con Hatice. En la vida real, Hatice iba a ser su cuarto matrimonio. No solo eso, ese mismo 2018 ya se había casado con otra mujer egipcia en una especie de ceremonia que no contó con aval legal.

El papel del gobierno turco en el entuerto, también se pasa por encima sin mencionar los réditos internacionales y de imagen al manejar la crisis del asesinato de Jamal. Aunque intenta hacer un juicio de valor sobre la postura de Trump que en ningún momento aceptó la culpabilidad de MBS, al final tampoco se elabora mucho sobre la amistad evidente entre Trump y MBS, ni revela nada acerca de la política exterior americana que SIEMPRE (más allá de Trump) ha socapado los desmanes de países poderosos como Arabia Saudita.

Si nos alejamos del tono binario, tendencioso del documental, de ese occidente vs barbárico oriente, lo más valorable del documental es la descripción que hacen del sistema de espionaje Pegasus manejado por Arabia Saudita y de sus “moscas”. Las moscas vendrían a ser miles de personas contratadas para estar constantemente en línea construyendo la narrativa a favor del régimen y actuando como grupos de choque de los disidentes que a su vez formaron su propio grupo de guerreros digitales llamados “las abejas”. Este sistema no es nuevo, y cada país lo ejecuta (oficialistas/opositores) a discreción de acuerdo a sus propios presupuestos. En todo caso, ese complejo entramado de control y manipulación social, es donde el documental brilla.

Moscas y abejas jodiendo por todos lados

Sí, Arabia Saudita aceptó la muerte de Jamal en su consulado y responsabilizó a personas del régimen que según ellos actuaron solos. Y bueno. Más allá de la culpabilidad de MBS, existe todo un tejido nudoso entre las políticas de los distintos países que, como dije, ningún guionista podría poner en papel y hacerlo ver coherente o posible.

El caso en sí es fascinante por todo lo que involucra: un grupo de poder que se cree tan poderoso como para pensar que se saldrá con la suya violando toda norma internacional y ese grupo de poder saliéndose con la suya.

Aunque en un principio la comunidad internacional puso cara de asquito ante semejante atrevimiento, las aguas se calmaron y Arabia Saudita no tuvo ninguna represalia ni se le exigió demostrar qué había hecho con los acusados/responsables. Jamal está muerto y su muerte solo sirvió para mostrarle a los necesitan pruebas, que sí, que las normas están para saltarlas y que si sos la mano que mece la cuna (USA, Arabia Saudita, o cualquier potencia) la cuna es definitivamente tuya y puede ir Justin Bieber a cantarte el arrorró.

Lo mejor: un tema que merece ser analizado, estudiado, profundizado, todos los ado. Lo peor: omite o tuerce la historia a su favor La escena: las imágenes de archivo de Jamal entrando en el consulado a encontrar la muerte Lo más falsete: los testimonios del extremista Omar El mensaje manifiesto: hay un zumbido subterráneo que maneja la vida social, política y económica del mundo  El mensaje latente: ese zumbido es turbio y tiene sus propias reglas El consejo: para ver y analizar El agradecimiento: por la cámara que probó que Jamal entró y no salió.

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