CINE: Speak no Evil, Barbarian, Smile, The black Phone

Por: Mónica Heinrich V.

Están pasando tantas cosas que no dan ni ganas de escribir, pero adivinen qué es lo único que siempre estará para nosotros en las buenas y en las malas, ajá: El Cine. Así que tenía dos opciones para escapar y evadir la insoportable levedad del ser, del país y de la vida: 1) Sumergirme en las profundidades cósmicas de una caipiriña o 2) ver películas. Elegí lo segundo. Siempre elijo lo segundo. Me habían llegado una serie de recomendaciones, algunas de cuestionable procedencia, pero elegí creer. No siempre elijo creer.

SPEAK NO EVIL

Hace ya tiempito (chequeo: octubre) alguien me escribió un inbox diciéndome (hago copy and paste): hola, el otro día ví Speak no evil, una película danesa, pucha, me dejó incómodo, espero te dés tiempo para verla. Y yo respondí intensa (hago copy and paste): Ohhhh quiero sentirme incómoda!! Justo estaba pensando en verla, gracias x la recomendación.

Y así, sin caipiriñas, una mañana de paro cívico (¡!) la vi.

El cine danés y yo nos llevamos bien. Suelo disfrutar sus tiempos, su fotografía, sus tramas… sé que no voy a ver alguna cagada porque las posibilidades de que una película del pongaelnombredesucineastabolivianomenosapreciado danés llegue a ser accesible son muy pocas. No había leído nada sobre Speak No Evil (su título original es Gæsterne que significa Los Invitados) así que la historia se fue desarrollando frente a mis azorados e INCÓMODOS (tenías razón amable lector que recomienda películas) ojitos.

Bjorn (Morten Burian) y Louise (Sidsel Siem) son una pareja ñoña danesa que está de vacaciones en la Toscana italiana con Agnes (Liva Forsberg), su hija pequeña. La pareja traba amistad con Patrick (Fedja Van Huet) y Karin (Karina Smulders) una pareja holandesa rarita, que a su vez tiene un hijo, Abel (Marius Dalmlev), más o menos de la misma edad que Agnes.

Mientras observaba el roce social, me fatigaba la facilidad y familiaridad con la que esa amistad evolucionaba. A los ñoños claramente les faltaba calle y a los raris claramente les sobraba mala vibra encubierta. Los ñoños vuelven a Dinamarca y los raris vuelven a Holanda, desde donde invitan a los ñoños a pasar unos días en su casa de campo. ¡No me jodan! Todos hemos viajado y encontrado alguna vez algún personaje en el hotel, paseo o lugar turístico con quien nos hemos llevado bien (aún nos acordamos de vos, Mariano), pero no me cabe en la cabeza cómo estando en el santuario de tu hogar, volviendo de a fuerzas relacionarte con gente que de no ser un hotel no tendrías ninguna posibilidad de topártelos en la vida, decidís aceptar esa invitación. Los ñoños lo hacen en parte porque son ñoños, obvio, y en parte porque Bjorn ve con cierta admiración la personalidad extrovertida y, digamos, “extravagante” de Patrick. Hay algo que lo seduce/atrae de él.

Ni bien aceptan, yo le gritaba con rabia a la pantalla: ¡BUENA SUERTE, BOBOS. VAYAN PA ASHÁ!

Si bien al inicio de la película había indicios o lo que en la virtualidad se denomina red flags (banderas rojas), no es hasta que los ñoños llegan a la casa de los raris que todo se despatarra. Y empieza lo incómodo y continúa lo traumático.

La película es dirigida por el cineasta danés Christian Tafdrup y coguionizada por el mismo Christian y su hermano Mads. Los Tafdrup hacen un manejo casi magistral del horror a través de pequeños detalles. No les voy a mentir, porque ya nos han mentido mucho: se les ocurren escenas bastante estresantes como la del baile de los niños.

Sin embargo, ya en su tramo final (porque un buen final disimula un mal comienzo y no al revés) el ñoño de Bjorn y la ñoña de Louise me perdieron. Capaz porque mi vena combativa anti-ñoña boliviana no puede asistir impávida a SPOILER que un desgraciado le corte la lengua a mi hipotética hija en mi presencia sin que yo reaccione con hipotética violencia y decida llevarme, aunque sea una parte del osado o la osada agresor(a) a mi hipotética tumba. Esa tensión, esa cosa malévola, muy de “la gente es demasiado inmunda en el fondo” se diluye con esas secuencias finales más estoicas/poéticas al pedo. Una parte mía, la racional, adulta contemporánea, diría: Ah, sí, puede pasar. No todos van a reaccionar como hipotéticas madres bolivianas de hipotéticos hijos bolivianos con hipotética violencia, pero…PERO: tanta pasividad y el tono onírico/poético, el apedreamiento, y lo que ocurre al final no me convencieron. FIN DEL SPOILER De todas formas, Speak no Evil es una experiencia que sacude, incomoda, jode y que te abduce de cualquier otra pueril preocupación, ya que lo único que te importará en la vida será que los ñoños regresen sanos y salvos a la gran Dinamarca.

Lo mejor: Sus momentos de tensión Lo peor: el final, muy pasado de rosca en cuanto al tono inicial el filme Lo más falsete: la pasividad de los ñoños El mensaje manifiesto: la confianza es un regalo El mensaje latente: la confianza es un regalo que no se le puede dar a cualquiera El personaje entrañable: los niños deslenguados El personaje emputante: los adultos ñoños El agradecimiento: por eso que te hace sentir.

BARBARIAN

Una vez descubrí un huequito dudoso con algo que parecía ser una cámara dudosa (todo muy dudoso) en una casa del AIRBNB donde me estaba alojando y ahí se me desbloqueó la certeza de que el AIRBNB puede ser más barato, pero no deja de ser inseguro ante la ausencia de controles reales.

Barbarian agarra ese miedito y lo convierte en película de terror. Me la recomendó el algoritmo. Facebook hizo que apareciera esta nota: Una película de terror demencial, perversa e inteligente: cómo es “Barbarian” en Star+. Y yo quería lo demencial, y añoraba lo perverso, y necesitaba lo inteligente (desesperadamente) y encima tenía Star+, fue como si los astros se alinearan y conspiraran a mi favor. No necesité ni entrar al link. Una tarde de paro cívico (¡!) la vi.

Tess (Georgina Campbell) llega a Detroit para una entrevista de trabajo. Llega de noche y a una zona un poco alejada donde ha reservado una casa a través de AIRBNB. En un inicio, y bajo tupida lluvia, brega por entrar y no puede. Llama al anfitrión (quien le alquila la casa) y no le contesta. Esos minutos iniciales de tensión continúan incluso cuando Keith (Bill Skarsgard) abre la puerta y resulta que él es otro huésped y que la casa ha sido alquilada dos veces al mismo tiempo. Evidentemente, todas mis alarmas femeninas saltaron como conejo Duracell ante la presencia de Keith. La idea de pernoctar ahí, con un completo desconocido, teniendo un auto a disposición se me hacía absurda.

La película dirigida y guionizada por Zach Cregger, a quien tuve el infortunio de conocer gracias a Miss March (2009), se sostiene con mucho aplomo y gratas sorpresas en su primer acto y un poco del segundo. Tiene un punto de giro algo anunciado que consigue ir un poco más allá de lo que la premisa inicial prometía y mantenernos en vilo en esos turbulentos momentos. Ahí hace su entrada triunfal AJ (Justin Long, actor al que le guardo cariño porque sí y punto, aunque algo tienen que ver Jeepers Creepers y Britney Spears). Bueno, cuando llega AJ (el dueño de la casa) la película pierde el norte, el sur, el este y el oeste. Las tonterías se derraman como mangas en temporada. Incluso llegamos a ese triste punto cinéfilo en que no nos importa si lo logran (la supervivencia) sino que salgan los créditos y poder pasar a la siguiente película.

Justin, te hemos extrañado todos estos años…

Y ojo: No tengo problemas con la bicha, porque la bicha me pareció un buen elemento. El tema es que la bicha fue desaprovechada porque siendo la bicha: LA BICHA, uno esperaría que la bicha haga lo suyo como buena bicha porque si ya te diste el trabajo de introducir a la bicha, usá bien a la bicha. Digo yo.

Para rematar, había un tufillo discursivo feministaprogrecoyunturaloportunista que se me hace pesado cuando está pegado con moco. Ahí donde algun@s ven las consecuencias del abuso masculino, sororidad (la bicha, bebé), perspectiva de género, masculinidad tóxica y trauma compartido, solo veo utilitarismo de lo femenino y efectismo para hacer terror desde los estereotipos de siempre. Si querés colgarte del #metoo o del reverso del sueño americano en el que se convirtió Detroit, hacelo bien. Digo yo.

Lo mejor: volverte a ver Justin Lo peor: la película se va despatarrando mientras avanza Lo más falsete: los flashbacks y el tufillo de comentario social feminista La escena: La de la teta. AMIG@S, NO! El mensaje manifiesto: lo barato sale caro El mensaje latente: mejor HOTEL El personaje entrañable: vos, Justin, vos El personaje emputante: el viejo e´mierda El agradecimiento: por su entretenida primera parte.

SMILE

Esta me la recomendó una amiga a la que le recomendé Speak No Evil. Yo hablando huevadas de los ñoños daneses y ella: Mirate Smile y después hablamos. Y sí, me miré Smile y después hablamos. Una noche de paro cívico (¡!) la vi.

Smile es truculenta sobre todo en sus minutos iniciales. Rose (Sosie Bacon) es una terapeuta de un centro psiquiátrico. Después de un largo día de trabajo recibe a una chica que es ingresada de emergencia. La chica vio suicidarse a su profesor de universidad delante de ella y parece estar en medio de un brote psicótico. La terapeuta intenta empatizar con ella, calmarla. La chica dice que hay algo que la persigue, que a veces toma formas de personas que conoce, que la acecha y que la va a matar, que tienen que ayudarla, que nadie le cree, que eso que la acecha solo le sonríe. Amig@s, comprendan que la escena es bastante vertiginosa y desesperante, como lo es una situación así en la que alguien está bajo un aparente delirio que involucra psicosis y realmente cree que lo que está sintiendo existe. Uno como espectador se pone del lado de la terapeuta, pero al tratarse la película del género que se trata sabés que lo de la chica va a implosionar de alguna manera. Es ahí cuando pasa lo que pasa, y es horrible, y aunque lo ves venir, igual te perturba porque todo sucede súper rápido. Y una parte tuya, muy coñera, piensa en negligencia médica y en todo eso que se pudo hacer mejor, y otra parte tuya, más coñera aún, dice que no jodás y que sigás viendo. Y seguís viendo.

La opera prima de Parker Finn es bastante efectiva. El guion, que también corre a su cargo, cumple con todo lo que se espera del género. Lo triste es que la fórmula se agota rápido, demasiado rápido, y luego todo parece repetirse y sabés exactamente que SPOILER Cosita va a morir como cojuda con una ancha sonrisa en su cara FIN DEL SPOILER Al sobrarle minutos, estira escenas como las relacionadas a la psiquiatra de Rose o las charlas al pedo con la hermana o su jefe, que conociendo su historial no hacen nada real por ella, o las investigaciones con el ex que sirven para ver desde dónde vienen los sonrientes suicidas, pero que es usado más como anécdota que para darle realce al guion. Cuando llegue el final no habrá sonrisa maquiavélica y satisfactoria en tu faz.

Lo mejor: su inicio y el gato Lo peor: redundante y lo que le pasa el gato Lo más falsete: la solución que encuentra El mensaje manifiesto: hay que trabajar los traumas para que no gobiernen tu vida El mensaje latente: el trauma puede destruirte El personaje entrañable: el gato El personaje emputante: la negligencia general ante los problemas que ella muestra El agradecimiento: por algunos buenos sobresaltos. 

THE BLACK PHONE

Este me la recomendó Stephen King, en twitter me apareció el siguiente comentario:

En ese momento no sabía que el picarón de Stephen le estaba haciendo propaganda a su hijo, Joe Hill quien escribió el relato corto homónimo en el que se basa la película. Y ahí nomás un feriado de conflicto social (¡!): Play.

Son los años 70s. Un pueblito de Colorado está sufriendo una ola de desapariciones infantiles. Así conocemos a Finney (Mason Thames) y a la gran Gwen (Madeleine McGraw). Ambos hermanitos son huérfanos de madre y el padre (Jeremy Davies) lidia con la viudez empinando el codo y maltratando a sus hijos. Finney encima tiene sus bullies en el colegio.

El director Scott Derrickson, a quien conocemos por Sinister, Doctor Strange y El exorcismo de Emily Rose, entre otras, utiliza los primeros minutos de la película para que conozcamos y queramos a los hermanitos, para que sepamos que uno de los dos será sustraído y para que necesitemos que regrese a casa. SPOILER Finney es finalmente secuestrado por El Captor (Ethan Hawke) y todas las cosas terribles que nos imaginamos pueden ocurrir en una situación así, están ahí, en la película. Otros niños ya han pasado por ese sótano en el que se encuentra Finney, y esos niños fueron violados y asesinados por El Captor. Un teléfono negro que no sirve será utilizado por las víctimas fantasmales para comunicarse con Finney y tratar de ayudarlo a sobrevivir. FIN DEL SPOILER

Hay una cosa emocional que funciona muy bien en The Black Phone. El casting infantil es tan bueno que, aunque la historia al igual que Smile abusa de sus recursos y los clichés del género, querés llegar a ese final que anticipás. Necesitás que Gwen esté bien y feliz. 

Me sobraron las apariciones fantasmales en carne y hueso de los niños actores, sentía que la atmósfera se mantenía mejor solo con las llamadas, pero al mismo tiempo sé que al ser una película que apunta a un público masivo la fórmula demanda más perendengues. Una fórmula ya muy conocida, pero que en este caso gracias a su casting y a su look ochentero-nostálgico, termina siendo bastante digerible.

Lo mejor: el casting infantil Lo peor: las apariciones en carne y hueso de los fantasmas Lo más falsete: … El mensaje manifiesto: no hables con extraños El mensaje latente: hay un mundo muy sórdido en los sótanos de algunas personas El personaje entrañable: los niños El personaje emputante: el pedófilo El agradecimiento: por su cosa nostálgica y por Gwen.

 
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