CINE MEXICANO: Ya no estoy aquí (I´m no longer here)

Por: Mónica Heinrich V.

El director de cine Fernando Frías de la Parra en una entrevista comentó que hace unos años daba talleres en la frontera mexico-americana, en Reynosa, y que cuando sus adolescentes alumnos le preguntaban la edad y él decía 33, le respondían: “Ay, yo a tu edad voy a estar muerto”.

Ya no estoy aquí (Im no longer here) dialoga con esa dura experiencia, con la realidad de miles de mexicanos que vivían/viven su propia guerra en las zonas conflictivas de México. O, por lo menos, con lo que Frías de la Parra interpreta como realidad.

Estamos ante el estreno con más alma del catálogo de Netflix en los últimos tiempos. Y digo alma, porque a pesar de que podamos encontrarle el pelo a la leche (los pelos), hay algo que te envuelve el corazón y te lo estruja, hay algo que se queda revoloteando como una mariposa enferma cuando termina.

La película, también guionizada por Frías de la Parra, sigue la vida de Ulises, un muchacho que pertenece a una tribu urbana denonimada Los Terkos, a su vez parte del movimiento contracultural “Kolombia”. En el Monterrey de los 90s, la cumbia colombiana fue adoptada por los jóvenes mexicanos como una respuesta a la marginalidad, como un medio de construir identidades. A esta cumbia que ralentizaron,  se le agregaba una particular manera de vestirse, de peinarse, de expresarse, de moverse. Estos chicos con sus pintas extravagantes amaban juntarse a bailar, mientras en su barrio los carteles de droga se campeaban a sus anchas. En la vida real, los Kolombias fueron rápidamente llamados cholombianos y asociados a los narcos o a los pandilleros, en la vida real y en la ficción, los chicos amantes de la cumbia no pudieron separar sus caminos de la narco-narrativa imperante.

Ulises, interpretado por Juan Daniel García Treviño, no se llama ficcionalmente Ulises por casualidad. La película arranca cuando está partiendo, dejando el que fue su hogar hasta ese momento. La Chaparra (otra integrante de los Terkos) consigue llegar a despedirlo…«Terkos, por siempre” le dice después de abrazarlo. En ese abrazo, y en esa ingenuidad de la despedida radica el tono nostálgico que te llega cual viento huracanado. Uno ya está mayor, ya sabe que los «para siempre» son mucho tiempo.

Ulises está amenazado de muerte por un cartel y tiene que irse de mojado a USA. Deja a Monterrey, a los Kolombia, a los Terkos y tiene que adaptarse a una vida para la que es evidente no está preparado. Él no tiene la astucia del Ulises griego, ni tampoco una familia como la del Ulises griego que esté penando su ausencia, él quiere volver a un hogar que ya no es su hogar.

Es muy triste acompañar a Ulises en su periplo, por esas calles gringas donde la promesa del sueño americano existe pero no siempre se cumple.  Y hay que reconocer también que el chico no pone mucho de su parte. Es ese tipo de personaje en el que “No sos vos, soy yo”, encaja perfectamente.  Por eso es que aunque empatizás con la desgracia de pertenecer a un universo del que es casi imposible salir convertido en otra cosa que no sea exactamente el “monstruo” en el que la sociedad piensa que te vas a convertir, ves con un poco de fatiga su incapacidad de tomar las oportunidades de manera positiva. Esa percepción también es un problema tuyo, un pensar occidental y aburguesado de que en la vida todo es cuestión de voluntad.

Frías de la Parra opta por un registro casi documental de Ulises, uno como espectador está enganchado y agradecido con el cine y la vida, lamentablemente el director también cae en la tentación de involucrar situaciones poco creíbles, como la relación de Ulises con la chica asiática, o  los encuentros con la prostituta colombiana.  Y digo poco creíble no tanto por el vínculo o cómo se da el vínculo, sino por algunos diálogos demasiado impostados, remarcados y algunas secuencias a las que les faltaba naturalidad. No necesito que la chica asiática ande fascinada con Ulises como si se tratara de una rara ave exótica, como si en New York no existieran las tribus urbanas más diversas.

Esos equívocos, sin embargo, se sobrellevan rápido. Cuando la fortaleza de Ulises para enfrentar un mundo que no permite débiles se va resquebrajando, el sueño americano termina…es tiempo de volver a casa. ¿A cual casa?

Una preciosa fotografía de Damián García (Güeros, Museo) acompaña casi poéticamente los bailes, el edificio en construcción, las calles, los niños cumbieros, los niños armados, los niños narcos, los niños perdidos. Hay mucha vida que el lente de García captura con habilidad.

En cuanto a las actuaciones, la mayoría son actores naturales, actores y actrices sacados de un ambiente similar al que la película retrata. En ese apartado, la elección de Juan Daniel García como Ulises es un hallazgo, su sola presencia tiene tanta fuerza que no importa si actúa bien o mal. Hay momentos precisos en los que solo verlo, te genera un montón de emociones.

Sí, es verdad, esta es la visión de un tipo privilegiado, un Frías de la Parra que graduado de la Universidad de Columbia vive el sueño americano desde hace diez años y cuya visión de los Kolombias, a ratos, parece un colorido poster de Benetton. No dudo que haya espectadores que encuentren la historia de Ulises naif y oportunista, pero incluso entrando en esa cueva oscura de «¿es pornografía de la miseria?», el director mexicano tiene puntos a su favor.

Cuando se hacen estas películas que tienen comentario social, es muy difícil evitar caer en el victimismo (si el personaje sufre hasta el final) o en el triunfalismo (si el personaje sale airoso de su difícil situación), Ya no estoy aquí no está exenta del mensajito a la conciencia de este tipo de películas, y solo al final los flashazos plásticos y armados que pudiste notar a lo largo de la película se disuelven.

Esa última toma. Esa llega hasta el último cuarto de tu corazón.

Lo que Frías de la Parra consigue es muy valioso. Cuenta la historia de su personaje, y la de un país o parte de un país, para bien o para mal, desde el prejuicio o desde la cercanía. También, sobrevuela la certeza de que a veces uno puede perderlo todo o construir su propia patria.

Para verla online gratis: https://cuevana.nu/pelicula/ya-no-estoy-aqui/

Lo mejor: Ulises, la música, el baile  Lo peor: esa cosa medio plástica que a veces saca a flote Lo más falsete: el embeleso de la china con Ulises, las conversaciones con la prostituta colombiana, la pelea con los mexicanos por la música, el encuentro con la policía gringa, hay muchas cosas que se sienten falsetes El mensaje manifiesto: lo que te da vida es el sentido de pertenencia, de ser parte de algo El mensaje latente: a veces, estás cojudamente solo La escena: el final El personaje entrañable: los niños, que siempre serán niños, aunque tengan armas El personaje emputante: esta vida que no siempre es justa  El agradecimiento: por la belleza de la música, por la belleza visual de la película.

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6 Comentarios

  1. Justo la vi ayer! Concuerdo con los comentarios sobre Lin y sobre la prostituta mexicana, sobre todo en la forma en que las estereotipa (a la primera, como una santa paloma inocente entregadísima; a la segunda, la deforma a la fuerza en un moldecito maternal que no funciona).

    Para mí, la escena aguadora-de-ojos fue cuando se cortó el pelo.

    🙂

    • No ve? la pobre Lin era el epítome de la tarada deslumbrada con el chico «exótico» y la otra lo mismo en onda maternal, como decís.
      Ah la parte en la que se corta el pelo yo gritaba NOOOO, TU PELO NOOOOO.
      jo-di-da.

  2. Interesante hasta la partida a Estados Unidos. Quedan temas pendientes, como cuando ve el reportaje y reconoce a uno de sus compinches con un grupo armado de narcos.

    • A mí me gusta cómo deja colgando esas cosas…porque te abre las puertas a la interpretación, a que vos como espectador trabajés un poco más. Pero por ahí tenés razón en que por darle vuelo a escenas, con Lin por ejemplo, no profundiza tanto en otras. EN todo caso, es una peli que se deja ver muy bien a pesar de su ritmo algo pausado…

  3. Monica siempre afilada en sus reseñas, gracias a tu reseña pude verla.

    esta pelicula levantó polvo por el tema del racismo
    que si los mexicano son asi o no
    ver el cabello de Ulises vino a la mente «chocoflan» el comentario de Chumel Torres
    y a riesgo de sonar como el colalero… sí me pareció que la peli es racista y clasista.

    • Luis! pues yo también creo que en cierto sentido lo es, pero dentro de lo que nos puede parecer racista o no, tiene momentos muy lindos y cinematográficos. Eso siempre se agradece jejeje…abrazo!

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