CINE ESPAÑOL: La posesión de Verónica

Por: Mónica Heinrich V.

Casi casi la dejé pasar por el póster y por el nombre que aludía a una de las tantas películas de posesiones demoniacas que se pueden ver cada cierto tiempo en la pantalla gigante.

Y sí, parece terror barato, de ese desechable y lleno de lugares comunes. La monja ya arruina cualquier expectativa.

Lo que después supe es que el nombre de la película era simplemente Verónica y que por fines comerciales le habían añadido “La posesión de” para facilitar su distribución y enganchar a los morbosillos.

Basada en un caso de la vida real conocido como El Expediente de Vallecas, cuenta lo que le pasó a una adolescente llamada Verónica que en los 90s jugó a la ouija con sus compañeras de clase y después empezó a experimentar fenónemos sobrenaturales.

Sí, sí. No hay nada llamativo ni interesante en esa sinopsis, hasta parece una esquela noticiosa de esas que alguna vez hemos leído en la crónica roja de este pueblo. Pero, hay un gran PERO, lo que consigue el director español Paco Plaza no es desdeñable.

El fuerte de Verónica está en ese triste relato sobre esta mitad niña, mitad mujer, que tiene tres hermanitos pequeños, un padre muerto y una madre que se saca la mierda trabajando en un bar. Por lo tanto, es Verónica a la que se le han delegado responsabilidades no acordes a su edad.

El guion escrito por el mismo Paco y por Fernando Navarro (con una experiencia más televisiva), mantiene la tensión porque rápidamente empatizás con su protagonista y con el resto de los menores. Sí, señores, su punto más alto es el atractivo casting, con una Sandra Escacena como la atormentada Verónica que debuta en el cine al igual que Iván Chavero (Antonito), Bruna González (Lucía), Claudia Placer (Irene), los hermanitos indefensos. Ellos, sumergidos en esa soledad propia de familias rotas, luchando con las iniquidades del mundo y contra esa fuerza sobrenatural que amenaza con destruirlos, hacen que valga la pena verla.

Hay, también, mucho mimo en la recreación de los 90s. Una dirección de arte cuidada con un vestuario también muy acorde a esas épocas, elevan la propuesta que se acompaña con canciones noventeras de la banda española Héroes del Silencio.

Todo es sutileza en Verónica, los momentos terroríficos se manejan más desde el punto de vista psicológico y te hacen dudar sobre la veracidad de lo que estás presenciando. ¿Es el quiebre mental de una chica agobiada por su situación familiar? ¿Es un espíritu dispuesto a apoderarse de su alma?

Paco Plaza se hizo conocido por la trilogía de REC, una saga más bien gore, pero que incluso sin ser demasiado memorable ya acusaba un buen pulso y buen gusto a la hora de hacer pasar sustos a los espectadores.

Verónica supone un refinamiento de esos primeros escarceos, siempre con el ojo de Pablo Rosso en la dirección de fotografía, su habitual colaborador.

Puede que no sea la obra maestra, porque el final se vuelve algo desigual y a pesar de su cuidado en todos los aspectos no se consigue desprender de los elementos típicos de una historia de estas características. También, para un público más exigente en cuanto a sangre y momentos grotescos, esta es una película que maneja el horror desde un lugar menos obvio.

En la vida real, el caso supuso el único que está documentado en la policía española como resultado de algo que no se puede explicar. En la ficción, Verónica habla también sobre una España deprimida económicamente, sobre una infancia negada, sobre ausencias, despertares sexuales y anhelos nunca conseguidos.

Nada, para partir de un juego de ouija es más de lo que podríamos esperar.

Lo mejor: una linda propuesta, con un casting entrañable Lo peor: no escapa del todo a la estructura clásica de una película de este tipo La escena: todas en las que aparecía Antonito Lo más falsete: quizás se diluye mucho el final y termina como sin chiste El mensaje manifiesto: hay que vivir las etapas que nos corresponden vivir en los momentos adecuados El mensaje latente: no alborotés el avispero de lo sobrenatural El consejo: para ver y disfrutar sin culpas El personaje entrañable: los niños El personaje emputante: la supuesta mejor amiga El agradecimiento: porque te conecta emocionalmente con la historia.

CURIOSIDADES

  • Se puede ver en Netflix
  • Los hechos sucedieron en 1992
  • En la película se han cambiado nombres y eventos a favor de la historia cinematográfica
  • Dura 105 minutos
  • Fue nominada a  7 premios Goya y a 6 premios Feroz.
  • Sandra Escacena (Verónica) tiene experiencia previa en teatro. Actúa desde los 9 años. Esta sería su primer película.
  • Ana Torrent que interpreta a la ocupada Mamá, es una cara conocida que hemos visto protagonizando el debut de Amenábar: Tesis y es un guiño al clásico de terror español Cría Cuervos en el que la actriz también aparece.
  • Se hizo un casting de 800 actrices para el papel de Verónica. Sandra fue la primera en hacer la prueba.
  • Paco Plaza se encuentra inmerso en su nueva película Quien a Hierro Mata, esta vez abandona el terror para contar una historia relacionada con el narcotráfico.
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