LOST IN CONTEMPLATION OF WORLD

Category archive

literatura - page 4

LIBROS: Clarice: tantas Clarices…

 Yo soy capaz de vibrar, de vibrar como la cuerda tensa de un arpa

Qué linda frase! una frase así hace que queramos conocer a su autor/a. Invoca una imagen poderosa. Una frase así solo puede pertenecer a Clarice. La gran Clarice Lispector. La que vibra es ella.

Clarice nació en Ucrania, pero su familia se mudó a Brasil cuando ella era apenas un bebé. Pienso que eso la hace más brasileña que ucraniana, ella pensaba igual. Ya brasileña, cuenta que fabulaba desde los 7 años, y que mandaba sus textos para concursos infantiles y se los rechazaban porque no había historias, ni argumento, sino descripción de sensaciones, de sentimientos. A los 9 perdería a su madre, pero la orfandad materna no le quitaría la capacidad de fabular. Al contrario, crecería y se convertiría en una escritora prolífica. Sería una de aquellas gemas que la generación del 45 dejó. Una autora cuya voz  vibraba como el arpa misma.

Y como nunca es tarde cuando la dicha llega, la editorial Siruela regala a los fans y curiosos, un compendio de textos llamado “Donde se enseñará a ser feliz y otros escritos”, en el que se reúnen fragmentos, cuentos, ensayos, notas periodísticas, entrevistas, columnas y traducciones de esta escritora.

donde-se-ensenara-a-ser-feliz-clarice-lispector-siruela_MLA-O-2863290016_072012

Estos pedazos de Clarice tienen que ver con esa máxima nostálgica tan suya:

Me gusta de una manera cariñosa lo inacabado, lo mal hecho, aquello que torpemente intenta un pequeño vuelo y cae sin gracia al suelo

A los 23 años publicó Cerca del corazón salvaje, novela que la pondría directamente en el ojo de la intelectualidad brasileña y que la convertiría en una de las narradoras femeninas más prometedoras de su generación.

El matrimonio (maldito, él) hizo que pasara 15 años de su vida viajando, siguiendo la carrera de diplomático de su esposo, rebotando de país en país y añorando terriblemente al Brasil que la vio crecer. Distancia/Anhelo que influiría en su obra.

El libro que nos atañe le da una mirada a su obra menos conocida, esa que pertenece a fases de su vida muy marcadas, esas que hablan de la Clarice mujer. Digamos que los pasitos que dio para llegar a ser llamada por nombre y apellido: Clarice Lispector.

La primera parte está dedicada a una selección de relatos cortos a los que nos introducen como “Clarice, escritora principiante”. Podemos leer El Triunfo donde una trastornada Luisa sufre el abandono de su amante. La desesperación de encontrarse sola, la certidumbre de que ÉL no volverá y un, a veces, molesto retrato de mujer dependiente y patética, son los ingredientes principales. Gracias a Dios, el final nos revela algo más. Luisa no es tan patética, aunque sí algo pelotuda y no menos ingenua en su cierre: Una pusilánime aceptación de la debilidad del otro como motivo de gloria.

En Jimmy y yo, la protagonista explora la naturaleza primitiva de las relaciones. Narra con despreocupación su enamoramiento por Jimmy, al que le sigue una no menos despreocupada inclusión de un tercero en discordia con el que se rompe el primitivo equilibro hegeliano. ¿La conclusión? Somos simples animales.

Cartas a Hermengardo, por otro lado, es un texto escrito en primera persona (para variar) en el que una voz femenina habla sobre aspectos varios.

Somos la única presencia que no nos dejará hasta la muerte,

afirma sabiamente. Lanzar piedras, es más fácil que arrastrar cadáveres, dice. Chupar caramelos de menta, aconseja. Y sobre todo, escuchar la Quinta Sinfonía de Beethoven a través del silencio.

Ya para dejar a la escritora principiante, Fragmento desnuda nuevamente a un personaje femenino que en el fondo es rebelde, autosuficiente y con sus propios sueños, pero que en la superficie depende emocionalmente de su pareja: Flora entra a un bar a esperar a Cristiano. La espera se alarga y ella empieza a imaginar razones por las que el hombre no llega. Rápidamente se ve abandonada, humillada y denigrada. En dos líneas finales, la autora pinta a Flora como la triste mujer que es, aquella que esperó en un bar a Cristiano, y que mientras esperaba a Cristiano se sintió morir.

Rápidamente conocemos a Clarice periodista, que a los 20 años entró a trabajar a la Agencia Nacional en un escenario laboral dominado por los hombres, esa que se ruborizaba ante las malas palabras dichas por sus colegas.

El artículo Donde se enseñará a ser feliz describe la inauguración de una casa para 5000 huérfanas a las que se les dará educación, techo y alimentación. Sobre el futuro escribirá:

Las jóvenes sabrán, entonces, que se espera de ellas que cumplan con el serio deber de ser felices

Una visita a la Casa de Expósitos es más una crónica de Clarice, de su experiencia en un hogar de niños fundado por Romao de Matos Duarte. Su descripción de los niños abandonados que seguramente esperan a apagar la luz para llorar, o su reclamo a las autoridades que intentan frenar la aceptación de niños sin datos en los orfanatos, como si los niños abandonados pudieran exigir llegar con nombre y apellido, son parte de este emotivo relato.

Clarice-Lispector

En Clarice estudiante, sabemos que el único motivo por el que terminó su carrera de Derecho fue porque una amiga le dijo que ella nunca terminaba nada de lo que empezaba. Ni siquiera recogió su título, y al conocer a su marido se embarcó en los viajes que su papel de esposa de diplomático requería. De su época de estudiante se rescatan dos textos 1) Sobre el derecho a castigar, en el que reflexionará acerca de cómo el fundamento de derecho a castigar es simple morfina para la sociedad y que en la práctica no soluciona el problema del crimen; y 2) ¿Debe trabajar la mujer? Diatriba sobre el destino biológico de la mujer y un reflejo de la época en la encuesta que aplica entre sus compañeros. Ambos textos se leen algo ingenuos, con ese toque de rebeldía propia de la juventud, pero sin la profundidad que solo da la vida y el sufrimiento. Aún así, su ingenuidad cuestionadora es reconfortante en una sociedad como la cruceña, donde el 80% de estudiantes universitarias ni siquiera se plantea algo tan básico como la efectividad del castigo, y ya ni hablar sobre el papel de la mujer que proclama que todas seamos Susanitas (Quino) nos casemos y tengamos hijitos entre los 20 a los 25 años.

Llegamos a la faceta más humilde: Clarice, la dramaturga, en la que se embarcó una sola vez con el texto La pecadora quemada y los ángeles armoniosos que escribió mientras estaba embarazada de su hijo Pedro. Después de publicarlo en 1964, nunca más volvió a escribir para teatro.

He descubierto una especie de estilo polvoriento , una especie de estilo que está siempre debajo de nuestro estilo

le comentaba a un amigo acerca de la experiencia: Un pueblo, una pecadora, un esposo, un amante, un sacerdote. La única que no habla es la pecadora, la pecadora es la que engaño a su esposo con su amante, y el amante alega que a él lo engañaba con el esposo. Una vez más la mujer es la muda heroína estoica que sufre los embates de una sociedad machista.

Dejamos de lado a todas las Clarices conocidas para sentir a Clarice madre. Esa que escribió Conversaciones con P., extractos de un cuaderno en el que recopila las charlas que tiene con sus hijos Paulo y Pedro. El mundo infantil, sus excentricidades, la ternura de afirmaciones tales como: “soñar con el ojo” o preferir la palabra exposible a imposible, son algunas descripciones que Clarice realiza de su vida como madre… El valor literario de esta sección se encuentra en las apreciaciones que solo un niño puede hacer.

Luego pasamos a la columnista. Cuando Clarice se divorcia, sus gastos no pueden ser cubiertos solo con la venta de sus libros, así decide participar como columnista de algunas publicaciones, siempre y cuando se haga con seudónimo. Ese capricho era parte de su temor de empañar su carrera literaria con columnas femeninas sin contenido. Sin embargo, escribió algunas como La hermana de Shakespeare, genial, genial escrito que transcribo íntegramente por ser cortito y pendejo. El texto es a propósito de Una habitación propia de Virginia Woolf.

Una escritora inglesa-Virginia Woolf-, queriendo probar que ninguna mujer, en la época de Shakespeare, podría haber escrito las obras de Shakespeare, inventó para él una hermana llamada Judith. Judith tendría el mismo genio que su hermano William, la misma vocación. En realidad sería otro Shakespeare, solo que, por gentil fatalidad de la naturaleza, llevaría faldas.

Antes, en pocas palabras, Virginia Woolf describió la vida del propio Shakespeare: había asistido a escuelas, había estudiado en latín a Ovidio, Virgilio, Horacio, y además todas las otras bases de la cultura; de niño había cazado conejos, deambulado por los alrededores, observado bien lo que quería observar, almacenado infancia; ya muchacho, se vio obligado a casarse a toda prisa; esa ligera liviandad le dio ganas de escapar y ahí se fue, camino de Londres, en busca de fortuna. Como está probado le gustaba el teatro. Empezó por colocarse como vigilante de caballos en la puerta de un teatro, después se metió entre los actores, consiguió ser uo de ellos, frecuentó el mundo, afiló sus palabras en contacto con las calles y el pueblo, tuvo acceso al palacio de la reina, acabó siendo Shakespeare.

¿Y Judith? Bueno, Judith no iría a la escuela. Y nadie lee latín sin saber al menos las declinaciones. A veces, como tenía tantos deseos de aprender, cogía los libros de su hermano. Sus padres intervenían: le mandaban a zurcir medias o vigilar al asado. No por maldad: la adoraban y querían que fuese una verdadera mujer. Llegó el momento de casarse. Ella no quería, soñaba con otros mundos. Su padre le pegó, vio las lágrimas de su madre. Luchando contra todo, pero con el mismo ímpetu de su hermano, ató su fardel y huyó a Londres. A Judith también le gustaba el teatro. Paró a la puerta de uno, dijo que quería trabajar con los artistas; hubo una carcajada general, todos imaginaron otra cosa. ¿Cómo podría conseguir comida? No podía seguir andando en las calles. Alguien, un hombre, sintió pena por ella. Poco después esperaba un hijo. Hasta que una noche de invierno se mató. “¿Quién?”, dice Virginia Woolf “podrá calcular el calor y la violencia de un corazón de poeta cuando está preso en el cuerpo de una mujer?”.

Y así acaba la historia que no existió.

clarice_lispector_3_01-510x258

Pasamos a Clarice, ensayista y traductora. Con tiempo suficiente para leer un discurso que escribió sobre Literatura de vanguardia en Brasil, y un texto sobre su labor de traductora: Traducir procurando no traicionar. En ambos destaca la honestidad con que valora su trabajo y la humildad sobre su talento.

Como conferenciante, los textos elegidos están relacionados a su paso por el Congreso Mundial de Brujería, acto al que asistió por placer, ya que ella misma tenía supersticiones y creencias que solo conocían sus más allegados. En esta sección encontramos: Literatura y magia; y El huevo y la gallina.

Llegando al cierre del libro, estamos ante la Clarice que sufrió graves quemaduras luego de quedarse dormida con un cigarrillo encendido, estamos ante la Clarice que morirá de cáncer en un año. Esa Clarice que gustaba de hacer entrevistas, que había entrevistado a Pablo Neruda, Oscar Niemeyer, Chico Buarque, Carlos Scliar, pero que odiaba ser entrevistada.

La hazaña es conseguida por los escritores Affonso Romano y Marina Colasanti, a pedido de la misma Clarice y a ellos se suma Joao Salgueiro director del Museo da Imagen e do Som de Río de Janeiro.

Una de sus expresiones más inteligentes fue cuando le preguntaron sobre los premios literarios:

Los premios están fuera de la literatura; además, literatura es una palabra detestable, está fuera del acto de escribir

Durante 2 horas, la entrevista que esta vez permite, termina de dibujar el perfil de todas las facetas que el libro recorre, de todas esas Clarices de furioso pelo rojo y marcado acento en la rr : Clarice Lispector.

Escritora. Más solitaria que independiente, dijo un amigo suyo.

Mónica Heinrich V.

TRES: Diego Aramburo

Como preámbulo me parece importante decir que, viniendo yo del teatro, recomendar algo de artes escénicas creo que sería hacer una maldad al lector. Al menos en Bolivia. Es que, lamentablemente, acá la mayor parte de los grandes de las artes vivas no llegan. Pero si algún lector de Aullidos planea un viaje y en medio se da tiempo para ir a un teatro, obviamente puedo decirle que si coincide con alguna presentación de obras de teatro de Robert Lepage, Wajdi Mouawad, Ostermeyer, Mariano Pensotti, Gill Champagne, Rodrigo García, Lola Arias, o de danza de Alain Platel, Sidi Larbi Cherkaoui o Pepping Tom, pues consiga entradas aunque sea de un revendedor.

51lKsKRrGoL._SL500_AA300_

 Literatura/Teatro: Nunca dejo de proponer Hamlet Machine de Heiner Muller, me parece una genial obra literaria, así como un poderoso relato dramático (teatral), que espeja tanto al humano tratando y no logrando definirse en el borde de dos mundos casi contrarios (cosa que hereda del Hamlet de Shakespeare), así como la crisis humana de la época de la post segunda guerra mundial, que es donde la humanidad perdió la inocencia, que además determina la crisis del individuo y los ideales de revolución, y en el caso de Muller, del artista y e ideal de la revolución artística -la innovación. Creo que el buen lector puede anclarse fácilmente un par de años, o reincidir periódicamente en un texto como éste y seguir sacándole el jugo. Claro que recomendar esa obra me deja con los grandes pendientes del Pedro Páramo de Rulfo, genial, o el Ulises de Joyce, Pessoa, Cortázar, Roberto Bolaño… ¡tantos!

david-nebreda-autorretrato3Artes Visuales: Creo que otro nombre que me pasea los labios a menudo es David Nebreda, artista visual español. Caso clínico sin duda, pero gran representante de lo que es el arte actual. El artista es la obra y la obra es el artista. Ya no hay separación, ya no puede haberla. El contenido de la obra es el propio artista y lo único que puede expresar un artista es a sí mismo (incluso si pinta al mundo, lo pinta desde sí, desde su visión particular, y no pretende que sea universal, mucho menos objetiva ni verdadera, de hecho hace lo contrario, subraya la particularidad que implica que es su visión personal). Y, como es comprensible para el arte vigente, no recomendaré uno de sus títulos, porque su obra es el todo de su producción artística. Un par de recomendaciones para quien se aproxime a él y su obra sin previos paseos por el denominado «arte contemporáneo«: primero, vea las pinturas de El Greco, luego a Nebreda; y, segundo, trate de enfrentarse al discurso detrás del todo más que a cada imagen y su primer impacto.

Cine: Acá sí que me encuentro en problemas. Mi primer impulso sería recomendar a la santísima trinidad: Lynch, Gasparimages Noé y Tsai Ming Liang, pero, ¿qué hago con Harmony Korine, Reygadas y Fassbinder? ¿Y Kim Ki Duk o Wong Kar Wai? Pero, al final de cuentas, creo que si tuviera que quedarme con una sola película y que sea lo único que puedo ver, las veces que sea, por el resto de mis días, creo que sería Mulholland Drive. Noé es tan existencial hasta en sus planos (fotografía), que te sacude a patadas; los asiáticos son geniales, pero creo que si me quedara con alguno de ellos, por simple coherencia debiera irme a meter mucho más en el campo acá o en la propia Asia. Reygadas me fascina, pero quizás me es mucho más cercano y amigable, Fassbinder sería su polo opuesto. Películas documentales como Gummo, de Korine son bestiales, pero hay escenas a las que no consigo sostenerles la mirada sin que me causen escalofríos. Lynch en cambio me hipnotiza, por sus planteamientos, fotografía, tiempo y musicalidad.

*Diego Aramburo es director y fundador de Kíkinteatro.  También se desempeña como actor y dramaturgo. Ha dirigido producciones en Estados Unidos, Brasil, Canadá, Argentina y en Francia. Su texto Feroz ha sido montado también en Venezuela. Su trabajo ha ganado reconocimientos dentro y fuera del país.

TRES: Liliana Colanzi

A partir de hoy, todos los lunes tendremos una trinidad de recomendaciones de distintos invitados. Comenzaremos con la escritora boliviana Liliana Colanzi.

936full-my-neighbour-totoro-poster

1.- Película: Mi vecino Totoro, de Hayao Miyazaki. Llegué a Miyazaki a través de El viaje de Chihiro (2001), que narra la aventura de una niña malcriada que se pierde en un mundo de espíritus, dioses y monstruos. Años después tuve la oportunidad de ver Mi vecino Totoro (1988), la historia de las pequeñas Satsuki y Mei, que esperan el regreso de su madre enferma en una casa en el campo, acompañadas de los espíritus del bosque. Engañosamente simple y rebosante de vitalidad, Mi vecino Totoro es capaz de evocar el paraíso perdido de la infancia y su maravillosa intensidad. La película captura el tránsito a la modernidad del Japón rural de la posguerra, en el que lo sobrenatural es parte de la vida cotidiana.

los cuerpos del verano

2.- Libro:  Los cuerpos del verano, de Felipe Martín Castagnet (Ed. Factotum, 2012). En el futuro, los que tengan los medios para pagarlo podrán elegir volver a la vida en cuerpos reciclados. ¿Qué se siente resucitar en el cuerpo de una mujer de edad mediana o en el de un joven negro? ¿Cómo es el mundo cuando todos los seres que amas han muerto? Los cuerpos del verano es una especie de novela de zombies mediada por internet, una reflexión sobre la naturaleza de la vida, el paso del tiempo, la identidad, la tecnología y la conciencia humana. El primer libro de este autor argentino, ganador del Premio a la joven literatura latinoamericana 2012, es un ambicioso e inteligente ejercicio de la imaginación que dialoga con algunas de mis películas favoritas, como 2001 Odisea en el espacio y El tío Boonmee que recuerda sus vidas pasadas.

3.- Canción:Que no sea Kang, por favor”, de Los Planetas (Unidad de desplazamiento, 2000). Cuando llega el invierno a Ithaca y empieza a cubrirlo todo con castillos de nieve y empezamos a desvariar ante tanta blancura, yo también hablo con extraterrestres. Les digo: “Si alguien del futuro casualmente oyera esto, que venga a salvarnos. Que me salve a mí primero”.

 *Liliana Colanzi. Autora del libro de cuentos Vacaciones permanentes (2010). Estudia un doctorado en literatura comparada en la universidad de Cornell, Estados Unidos.  

LIBROS: CINCUENTA SOMBRAS DE GREY

Azótenlos!

grey_5914_645x

Admiro a E.L. James, la admiro. Es imposible no admirar a una mujer que se hace rica y famosa gracias a una obra menor escrita con la nalga izquierda. Sí, encima una obra surgida como un homenaje a esa saga mortífera llamada Crepúsculo que gracias a Dios vive sus últimos estertores. Pero visto lo visto, creo que subestimé a nuestra querida Stephanie Meyer (autora de Crepúsculo). Visto lo visto, Meyer no es lo peor que le puede pasar a la literatura o al género “basura literaria”: Best-seller.

Ahora llega para todos nosotros la señora E.L. James que convierte a su novela Cincuenta sombras de Grey en lo peor que he leído en los últimos años, CONTANDO CREPÚSCULO. Y mientras Crepúsculo convencía a las adolescentes y púberes de que los amores imposibles entre mamertas y vampiros pijos eran lo más romántico del mundo, Cincuenta sombras de Grey desmitifica una relación normal/saludable/donde hay amor propio y seres pensantes; y  nos dice que una relación irreal con personajes tipo modelos de Victoria Secrets, y sus “rebuscados” encuentros sexuales es lo más top. Pone la vara alta (alta y dura si seguimos la línea metafórica del libro) presentando personajes que dan ganas de vomitar,  y que hacen ver las pornos como una opción honesta y necesaria.

Valoro su poder de mover a las masas a adquirir y devorar el libro, ya sea por el morbo de la carga supuestamente sexual de la trama o la propaganda mentecata de que es el Harry Potter de la literatura erótica. Sin embargo, no ofendamos a la dignísima J.K. Rowling, que Rowling por lo menos escribe, y escribe bien.

No podemos decir lo mismo de E.L. James a quien si le pagáramos un dólar por cada vez que a su protagonista femenina le dicen “nena”, o habla de la “diosa interna” que lleva dentro,  o le dicen como a un perro entrenado “Bien hecho, chica”, tendría más plata en el banco de la que ya tiene.

Quizás sería bueno preguntarse por qué de un tiempo a esta parte los productos enfocados a resaltar la “liberación femenina”, la experiencia sin complejos y sin tapujos del sexo desde la óptica de la mujer, vienen envueltos en un celofán rosa que bien analizado solo pone a la mujer en la postura de boba suplicante esclava sexual, que en el fondo de su corazón necesita a un pobre cojudo para ser “bien cogida” y claro, si ese “favor” te lo brinda un don como Christian Grey, que es asquerosamente guapo, asquerosamente millonario, asquerosamente misterioso, los “detallitos” que en otro crispín…digamos un cartero con la nariz deforme, te harían dejar tu silueta estampada en la pared, en Grey parecen asquerosamente fascinantes. Seh…más semen aspiracional para el mundo.

Recapitulemos: Anastasia Steel es una virgen de 21 años, sin ninguna experiencia de nada, de hecho es como si hubiera vivido en el monte rodeada de osos cariñositos y personajes de Disney. Conoce a Christian Grey un joven empresario, multimillonario, que inexplicablemente queda prendado de ella y decide invitarla a firmar un acuerdo sexual. En el acuerdo sexual él será el Amo y ella La Sumisa, teniendo ELLA que cumplir los deseos y demandas del Amo: Sadomasoquismo Express.

El libro de más de 500 páginas dedica su lectura a los pajeos mentales de la protagonista sobre aceptar o no aceptar el acuerdo, así como los encames ocasionales en vistas de firmar el documento. Luego, siguen más encames ocasionales sazonados con la más aburrida selección de diálogos sin sentido, aburridos encuentros sexuales donde queda claro que para la autora el sexo salvaje, desenfrenado y sin prejuicios pasa por una serie de reglas, avisos de cómo serán las cosas, confirmaciones si uno la pasó bien, charlas post-coitales de risa y la re-confirmación sobre si uno se encuentra en buenas condiciones luego de tanto “ajetreo”.

Como los dos protagonistas son bellos y sobre todo flexibles: Física, moral, emocional y filosóficamente, la autora cubre su carencia de argumento con un más bien paupérrimo escenario sexual donde saca a la luz esposas, fustas, fisting, sexo oral, anal, juguetes y otros como si se tratara de una revelación al mundo. Oh, sí! hay otras formas de coger aparte del misionero!

Además, para que Grey no quede como un pelotudo sado-stalker con mucho tiempo libre, con un cuadro obsesivo compulsivo que requiere urgente medicación, y que dado el perfil en la vida real hasta tendría problemas para mantener erecciones, el chico tiene su quejumbroso y oscuro pasado. Las sombras que lo atormentan y justifican sus “gustitos”. ZzzzZzzzzZZZZZZZZzzzzzzzz

Será frecuente que Anastasia exclame profusos WOW! ante la magnificencia de la danza horizontal, de su primera vez, de su primer mamada, de lo grande que es el miembro de Grey, y cualquier otra pendejada que se les ocurra. Será frecuente que Grey hable del labio que ella se muerde y de sus actividades sexuales como si fueran lo más enigmático, creativo y original del mundo.

Son páginas y páginas de aburrimiento disfrazado de novedad donde lo peor NO es que se trate de una ficción, lo peor es que haya gente que piense que es remotamente interesante que algo así suceda en la vida real, como si la vida real y el sexo real no fuera infinitamente más variado e intenso que esas pálidas descripciones.

Me costó un montón leerlo, de hecho tuve que leerlo en 20 días. Incrédula pasaba hoja tras hoja, a veces haciendo lectura rápida porque definitivamente no daba ni para detenerse mucho en el camino a oler las flores del campo. Por mi mente solo se pasaba un pensamiento: AZOTENLOS A LOS DOS Y DEJEN QUE SE PUDRAN AL SOL.

Y es muy curioso que la obra que nos ocupa sea un éxito. Éxito que a diferencia del obtenido por otras sagas conocidas y respetables como la de Harry Potter y hasta las de Los juegos del hambre, solo causa tristeza. Es como si las vidas sexuales que llevan el promedio de lectores fueran tan aburridas, que se emocionan como el mono que descubre el hueso en Odisea en el espacio ante esta historia soft llena de “polvos vainillas”; sí, seguramente a Grey le emputaría que llamemos así a sus aburridos y teóricos encuentros con la diligente Anastasia.

Entiendo…hmmm…la verdad no entiendo, pero respeto la fascinación que genera el libro y cubre vacíos existenciales en algunos lectores. En lo personal, y de manera subjetiva, con otros vacíos a ser cubiertos, sufrí Cincuenta sombras de Grey. Sufrí leyendo, sufrí con sus personajes, sufrí.

Más allá de la historia tan básica, tan poco trabajada, sus personajes son lineales, sin matices. Lejos de sumergirme en las aguas tibias y reconfortantes del retorcijón erótico, el personaje de Grey me parece patético, inseguro, acosador: un pelele en toda regla, y el de Anastasia es el retrato de lo que nunca debería ser mujer alguna. Y claro, el gran gran problema fue la parte literaria. La escritura es realmente desastrosa. La doña no escribe pero se gana la vida escribiendo. Y por eso digo que merece admiración, porque hace algo muy mal y encima se hace millonaria con eso.

Por ahí el entusiasmado lector de esta saga piensa que lo que no me gustó del libro es el género o que la parte subida de tono fue “too much” para quien escribe esta reseña. Error,  soy fan del género erótico tanto soft como hardcore. Tampoco es el hecho que se hable del BDSM (Bondage Discipline Sadism Masochism) digamos que Historia de O de Pauline Réage es muchísimo más impactante, o los libros de Sade se van a por todo y no se quedan en reglas aptas para ñoños o hasta los de Anaís Nin consiguen llevarte de lleno a las sombras que E.L. James apenas bocetea, sip, lo que jode la experiencia es sin duda la pobreza narrativa.

El libro tiene dos continuaciones, ya que el beneplácito de millones de lectores hizo posible que la historia de esos poco iluminados amantes continúe y hasta tenga en marcha su versión cinematográfica. EL HORROR! Creo que esta vez el escarnio es tal que me quedo en este primer tomo, no puedo continuar. No me da para continuar, no tengo siquiera curiosidad por saber qué pasa después.

Digo esto con todo el cariño del mundo y pidiendo perdón de antemano a aquellos que encontraron el libro espectacular y para quienes es su niña mimada, su ejemplo a seguir, su sexo intenso a aspirar: Cincuenta Sombras de Grey convierte a Corín Tellado en un tesoro de la literatura. Ajá. Lo dije, y hasta he revalorizado el éxito de Coelho.

NO hay nada más que agregar.

LINKS PARA LEERLA ONLINE
Seh, ahórrense unos dólares y si aún tienen ganas de ver qué onda, léanla aquí: http://leerlibrosonline.net/50-sombras-de-grey-por-e-l-james/Para quienes deseen el ejemplar en físico en la librería El Ateneo (Design Center al lado de Sonilum) pueden encontrarla.

Literatura: Sherlock Holmes (Conan Doyle)

De Arthur Conan Doyle se ha dicho mucho, que si era misógino, que si era increíblemente antipático, que si tenía cualidades o inclinaciones violentas, y lo más perturbador de todo era el rumor que lo ligaba con los asesinatos de Jack, el destripador. Supuestamente Sherlock Holmes investiga en la ficción un caso de naturaleza demasiado similar a los truculentos hechos que asolaron Inglaterra en esas épocas. Se dice, además, que la desaparición de Jack coincidió con la salida de Doyle de Inglaterra.

Cositas, y cositas. También se habló del supuesto plagio que Doyle hizo del personaje a otro individuo que nunca pudo comprobar que el plagio realmente existió, pero que fue lo suficientemente fuerte como para que nosotros, años y años después, conozcamos la situación.

A diferencia de Agatha Christie, Sir Doyle creó un personaje únicamente masculino, su obra se centra en las aventuras y singularidades de Sherlock Holmes. En cambio Agatha, mucho más viva, y más respetuosa con su público femenino, introdujo en el escenario además de Poirot, a Ms. Marple.

Holmes está muy bien construído, sin que eso signifique que despierte algún tipo de atracción, porque repasemos su perfil: hombre soltero, constantemente obsesionado con la lógica y los procesos inductivos, así como cualquier cosa relacionada con el crimen o el delito. De naturaleza más bien reflexiva y distante, Holmes pocas veces demostrará una emoción más fuerte que la curiosidad o el interés que un caso le pueda causar.

Watson por su parte, será el médico amigo que…bueno aquí la verdad no sé si poner “ayude”, o “soporte”…bueno, que esté ahí, creo yo más como recurso literario para que nosotros no quedemos de mensos que como indispensable, pero que contrariamente a lo dicho en líneas anteriores, se tornó indispensable.

Prueba de ello es que en general las películas de suspenso que tienen policías o detectives, se valen de uno brillante que es el principal, y otro atontadito que es el secundario.

Doyle en la vida real fue médico y es obvio que el personaje que lo representa es Watson, para las deducciones lógicas de Holmes tuvo la ayuda de un profesor universitario, faltaba más, porque Doyle no era muy dado a esas cuestiones inductivas, en lugar de profesar la racionalización de Holmes en sus últimos años de vida se le dio por lo paranormal, dizque fantasmas y cosas de esas inexplicables, y que Holmes, el personaje, nunca abordaba por no ser cuestiones que puedan ser tangibles y explicables.

Ahora, la labor de Doyle no nació de la nada, ni mucho menos tiene la originalidad que creemos, porque si recordamos bien, Poe ya nos había regalado a Dupin en Los crímenes de la calle Morgue. Y Watson como agregado también ya habia sido precedido por personajes de Poe y Gaboriau, sin que esto quite que al ser Sherlock Holmes una saga de casi 100 relatos, sean los que han marcado época dentro del género.

El libro que voy a reseñar o resumir, es una edición donde se juntan tres de sus más conocidos compendios de relatos. Tiene 377 páginas y es muy sencillo y ameno de leer.

CONOCIENDO A HOLMITO

La primera parte es Estudio en escarlata, acá asistimos al encuentro inicial entre Watson y Holmes, Holmes anda buscando departamento y Watson, un poco malherido y pobretón, acaba de llegar Afganistán cuando se libraba una guerra contra los ingleses. Por una tercera persona logran ponerse de acuerdo para compartir hogar, todo muy bonito.

Fue amor a primera vista, Holmito pensó: “este Watson no mata ni una mosca” y Watson pensó “Holmito se las trae” a ambos los atrajo lo que les faltaba personalmente.

Holmes, que era un jovenzuelo de universidad, ya andaba husmeando por ahí, sabía sobre las huellas que dejaba cada tipo de barro, cómo detectar el tipo de ruedas de un carruaje, cómo determinar en qué lugar de la ciudad había estado una persona de acuerdo a algunos elementos, es decir, ya andaba medio zafadito, y fumador a morir.

Watson, desde el principio muestra una ingenuidad muy mal disimulada, y una devoción casi instantánea a Holmes, al parecer Watson no tiene vida, ya que vive echándole flores a lo que Holmito dice, hace, piensa o sueña.

Él, como médico, debería tener casos interesantes también, pero ni mencionarlos, a menos que esté inmiscuído Holmito. Eso es amor y lo demás son cuentos.

Entonces que Holmito y Watson viven en alegre concubinato, y antes de que el alelado de Watson se dé cuenta se halla inmerso en un caso criminal que en su vida soñó participar, aunque acá entre nos, todo eso medio retorcido lo atraía profundamente.

 

En este primer acercamiento, el caso que surge es largo, un hombre fue asesinado en una casa abandonada, en las paredes se escribió con sangre “Rache” (venganza en alemán), el muerto no presenta ningún signo de violencia,ni alguna causa probable de muerte, por lo que la sangre del escrito no es suya.

 
Acá ya surgieron algunos problemas con Holmito (problemas míos aclaro), porque Holmito utiliza como métodos inductivos o deductivos cosas a veces muy subjetivas y muy estereotipadas, ejemplos? Bueno, conocerán la teoría de los humores de Hipócrates no? aquella que hacía una tipología de la personalidad de acuerdo a los tipos de humores (líquidos del cuerpo humano) que según cuál segregaba más el cuerpo humano, una persona podría tener x temperamento (melancólico, colérico, flemático, etc..).
 

De ahí surgieron otras teorías, hasta que se manejó la teoría de que una x característica del rostro o contextura corporal podrían determinar si tenías o no inclinaciones criminales, cosa que ahora no tiene validez alguna.

 
Holmito se queda más atrás, muy cerca de Hipócrates. Es decir, en el caso de la palabra Rache, se determina que fue escrita con la sangre del asesino y que lo más probable es que el asesino haya sangrado por la nariz, por lo cual Holmes deduce que si sangró por la nariz es porque es un tipo emocional, y que si es de temperamento emocional, su cara tiene que ser rubicunda. Ergo una tontería. Que se comprende por la época.
 

No contento con eso Holmito deduce que si hay huellas de pisadas donde las zancadas son amplias, quiere decir que la persona es joven, porque un viejo no pueda dar zancadas grandes. Y si el joven estaba con dolor de estómago? o si tenía ganas de hacer pis? qué se yo, que pura verba si se fijan bien, pero se comprende porque obedece al contexto de su época.

 
En fin, que de todas formas el caso logra cerrarse dignamente y como se hace costumbre en todos los relatos de Doyle, quedamos contentos.

HOLMITO NO ESTABA MUERTO ANDABA DE PARRANDA

La segunda parte es un compendio de relatos intitulado Sherlock Holmes sigue en pie, qué tal, un prefacio edulcorado de Doyle donde habla sobre la vida propia que tomó el personaje Holmito.

Sabido es por todos que Doyle lo intentó matar cruelmente pero que las hordas descontroladas de lectores lo obligaron a resucitarlo al mejor estilo de Misery. El prefacio enmarca 6 relatos, que resumiré lo más brevemente posible.

Aclaro, también, que una vez pescás el hilo de pensamiento de Holmito ya más o menos adivinás quién es el asesino o cuál es el misterio, aunque Doyle siempre tiene un elemento sorpresa bajo la manga.

– “La aventura del cliente ilustre” .- El relato empieza con una sesión erótica en un baño turco entre Watson y Holmito (no les miento), Watson, para variar, es nuestro narrador. Un señor de esos de las grandes esferas (no por nada cliente ilustre) solicita los servicios de Holmito, un individuo de muy buena facha (cosa que es enfatizada por Doyle con términos como hermoso, precioso, bellas facciones, seductor y cosas en ese tono) quiere ligarse a una señorita de muy buena familia pero bastante bruta, el tipejo tiene fama de asesino, de vividor y de mujeriego, pero la individua a toda costa quiere casarse con él, bueno que el viejo (el ilustre) quiere que Holmito se encargue de que el matrimonio no se lleve a cabo.

Holmito hará gala de todos sus dones, aunque desde ya se le sale lo misógino cuando dice que esa es tarea por demás difícil debido a lo incoherente del comportamiento femenino. No por nada anda con Watson, y no por nada su mayor pasión fue su némesis, Moriarty.

-”La aventura del soldado de la piel decolorada”.- Acá si sos vivo y tenés un conocimiento apriori y deductivo podés imaginarte desde el título hacia dónde se dirige Holmito con esta aventura. En esta ocasión, un hombre solicita los servicios de Holmito para que le ayude a obtener información sobre un ex compañero de batalla a quien no ve hace mucho y de quien dejó de recibir correspondencia, siendo los hechos de su desaparición muy misteriosos. El narrador en este caso es Holmito, será por eso que fue un poco más cantada la solución del caso.

– “La aventura de la piedra preciosa de Mazarino”.- Uno de los relatos más flojos, dizque Holmito está encargado de encontrar una piedra que tiene valor nacional, tan tarado es el asunto que los criminales van directamente a buscar a Holmito y en una de las escenas más bobas que he leído en mucho tiempo todo se resuelve de una manera muy jocosa.

– “La aventura de los tres Gabletes”.- El relato empieza con la irrupción de un negro de dimensiones descomunales a la habitación donde estaban sentados (para variar) Holmito y Watson, podría decir una teoría acerca de la simbología del negro en el relato pero mejor me callo, bueno que Watson relata muy consternado este caso, se dicen unas cuantas cosas, algunos comentarios un poco racistas de mi amigo Holmes (aludiendo al olor del negro y cosas así), pero bueno, todo eso era porque a una vieja x le estaban queriendo comprar su casa, pero la casa con todo dentro, y resulta que ahí (obviamente hay gato, o mejor dicho GATA, encerrada). Regularín, a Holmito no se le mueve una pestaña cuando se enfrenta a la Gata, sospecho que con Moriarty habían más emociones.

– “La aventura del vampiro de Sussex” .- Este me gustó, Holmito se interesó en seguida como ocurre con el lector promedio, los vampiros siempre son atractivos, el asunto era que un viejo x (olvido los nombres) solicita los servicios de Holmito para que resuelva un caso bastante extravagante. El individuo en cuestión, se había casado con una sudamericana, y tuvo un hijo con ella, todo fue rosas y miel, hasta que hace poco supuestamente, la madre fue descubierta hincándole el diente al hijo de dos años, tal cual lo leen y aparentemente presa de locura. La resolución del caso fue bastante obvia, para un observador aplicado, pero no dejó de ser interesante.

 

– “La aventura de los tres Garrideb”.- En modus operandis era un poco similar al de la vieja de los Tres gabletes, un individuo x (otra vez) solicita los servicios de Holmis (otra vez) para encontrar un tercer Garrideb (por el apellido) por una cuestión bastante boluda acerca de una herencia, cosa que sin necesidad de ser Holmito nadie se podría haber tragado. Como se puede suponer detrás de ese hecho se escondía algo más intrincado.

HOLMITO Y SUS MEMORIAS

Finalmente la tercera parte se llama El archivo de Sherlock Holmes y abarca 6 relatos un poco más complejos que los anteriores pero con algunos errores mínimos.

– “El problema del puente de Thor”.- Ah, acá se trata de las más bajas pasiones. Sí, Doyle finalmente relata algo más o menos pasional aparte de las charlas íntimas de Holmito y Watson. Un viejo x le traía ganas a su empleada, y al estar casado eso le impedía estar con la mujer, bueno, que la esposa es asesinada y la empleada acusada del asesinato, el viejo, sin que el cuerpo de la tipa se haya enfriado le pide a Holmito que averigue quién fue el verdadero asesino de su esposa para que esa divina mujer (la empleada) no pague injustamente con su vida un crimen que no cometió.

– “La aventura del hombre que reptaba” .- Este me causó algo de gracia, aunque como pueden imaginar la situación era más bien dramática. Holmito es informado y solicitado (vaya que tenía clientes) acerca del cambio de temperamento de un viejo que era profesor, que de ser un pan de Dios se convierte en el terror de la familia siendo impredecible su comportamiento e incluso visto, tal cual, lo dice el título reptando. Holmito, que pese a lo que en algunos relatos pensé, no es ningún estúpido caza al vuelo, qué acontecía por esos lares.

– “La aventura de la melena de león”.- Holmito, como nunca, estaba vacacionando sin Watson, y le llega un caso por casualidad, una persona conocida suya, cae a sus pies mientras estaban en la playa con signos de haber sido torturado, lo último que alcanza a decir el tipo es algo como “melena de león” y luego estira la pata, nunca vi a Holmito tan ineficiente, debo confesar, pero termina resolviendo el caso de forma interesante.

-”La aventura de la inquilina del velo”.- Ah, acá sí me dio cosita. Yo pensé que no podía haber nada más perturbador que Holmito y Watson en el baño turco hasta este relato. Una mujer que trabajaba en un circo, junto a su marido, fueron atacados por un león que por lo general estaba bien alimentado, y que nunca tenía comportamientos agresivos. El esposo de la mujer muere, y la mujer queda desfigurada debido a que el león le carcome la cara. El caso, que no es tal, simplemente es el relato de la mujer que quiere contar su verdad.

-”La aventura de Shoscombe old place”.- Bueno, acá todo lo que parece ser no es. Resulta que a Holmito le llega una caso extraño, un tipejo que es conocido en el farandulete como alguien de cuidado, ha empezado a mostrar un comportamiento extraño, su hermana del alma ha adquirido costumbres extrañas, tan es así que no sale ya de su casa y se corre el rumor que bebe más que un camionero. Holmito y Watson hacen de las suyas y el caso resulta ser más simple de lo que se pensaba.

– “La aventura del fabricante de colores retirado”.- Ah, Holmito no se vio venir ésto. Un viejo x, le pide a Holmito que lo ayude a encontrar a su esposa que se fugó con el vecino. Todo parece ser una cosa con tintes pasionales, y la verdad se confirma al final, fue una cosa de naturaleza excisavemente pasional.

Hasta aquí las aventuras de Holmito, debo decir además algo con respecto a la excelente conducta de Holmis. Ya que jamás, ante el escape de un asesino, o ante la infructuosidad de sus deducciones dirá: “Mierda, me cagó en la $%/”()(!”, lo máximo que dirá será “Se nos ha escapado Watson”. Tampoco, en un momento de alegría o lucidez dirá: “Lo hice pelota, lero lero candelero” nononono, él dirá algo así: “Estupendo Watson!”.

Entonces, que Holmito es interesante y podés entretenerte con sus casos es indiscutibe, pero que como ya mencioné alguna de sus deducciones “lógicas” no son tan lógicas, y los tiempos modernos hacen que mirés con relativo desdén algunas de sus deducciones, que cualquier capítulo de CSI revuelca, también.

Desde el punto de vista personal debo decir que Holmito tiene la personalidad de una piedra, cero picardía, bien mustio, pero ESA es su gracia. Watson alcanza niveles insospechados en este último apartado, juntos forman, sin duda, una de las parejas literarias más inolvidables. Recomendar a Holmito? Faltaba más, les aseguro que quedarán satisfechos.

Zonas Húmedas (Charlotte Roche, 2008)

Por: Mónica Heinrich V.

 
¿Pornografía? ¿Mercantilismo? ¿Manifiesto feminista? ¿Oda a la sexualidad femenina? Zonas húmedas puede ser alguno de esos calificativos o quizás todos al mismo tiempo. Escrito por la alemana Charlotte Roche, el libro despeinó a varios europeos cuando fue lanzado al mercado.
Me imagino que aunque allá son más «modernos», tanta verborragia de malas palabras y descripción explícita de órganos sexuales, fluidos y rarezas, hizo que años de «evolución» y de supuestos tabúes superados, trastabillen ante dicho documento.
El inicio del libro marca el tono de lo que será este relato:

Considero muy importante cuidar a los ancianos en el seno familiar. 

Hija de divorciados que soy, deseo, como casi todos los hijos de 

matrimonios separados, que mis padres vuelvan a estar juntos. 

Cuando estén necesitados de atención, sólo tendré que 

meter a sus nuevas parejas en un geriátrico; 

después los cuidaré a ellos dos en casa, donde los 

acostaré en la misma cama hasta que mueran. 

Ésta es para mí la idea 

suprema de la felicidad. 

Sé que en algún momento podré hacerlo, 

sólo tengo que esperar con paciencia. 

La protagonista, Helen, nos narra en primerísima persona su situación actual. La chica  de 18 años sufre de almorranas prolapsadas (hasta busqué la foto en internet pa ver qué tan «grave» era el cuadro) y por un pequeño accidente sus almorranas la llevan al hospital donde tienen que practicarle una cirugía a culo abierto. Lo siento, no puedo matizar algo que en el libro está mucho más craso.
Dicha hospitalización y consiguiente soledad, aburrimiento y horas de sopor, harán que Helen divague sobre distintos aspectos de su vida, la mayor parte de ellos relacionados con lo sexual: encuentros con hombres, con mujeres, masturbación con distintas clases de objetos, fetichismo con fluidos y secreciones, llegando a traspasar la frontera de lo que algunos en el mundo ordenado, bonito y puro, llaman «buen gusto».
Si en el inicio nos comentaba cómo su coliflor (nombre dado al aspecto de sus almorranas) no le representaba ningún inconveniente a la hora del sexo (interpretando por sexo, el sexo vaginal, anal y oral), y que incluso le servía para medir el real interés de alguien por ella, más adelante narra encuentros con un hombre de color, al que acude únicamente para que le rasure la entrepierna y para que la vea masturbarse, también contará su búsqueda de placer en prostitutas a las que recurre tratando de adquirir conocimientos femeninos.
Si bien a simple vista parece la historia de una jovencita algo «traviesa», lo que diferencia al personaje creado por Charlotte Roche, es la excesiva descripción de sus órganos sexuales, y su poco cariño por los aspectos higiénicos de su cuerpo, es más, a esta chica le gusta probar el sabor de todo lo que su cuerpo genera, y cuando digo todo, es todo.
 

Yo utilizo mi esmegma como otros sus frascos de perfume. Mojo el dedo 

rápidamente en el coño y reparto el moco detrás del lóbulo de la oreja. Visto y no 

visto. Hace milagros en el mismo besito de saludo.

Dicho relato barroco donde lo conocido como grotesco salta una y otra vez entre párrafos, tiene un trasfondo un poco más interesante. Helen, como dice en el prefacio, es hija de padres divorciados, y muchas de sus acciones o actitudes son producto de las soledades y vacíos que siente y que llena a través de la erotización de su cuerpo, o más bien de usar su cuerpo como objeto de placer el 100% del tiempo.
 

Allá fuera somos una familia desgarrada, cada uno va a su aire. 

Sólo porque mi culo me tiene atada al catre 

los caminos de mis parientes se cruzan con el mío de vez en 

cuando. 

En un intento desesperado e infantil de reunir a sus padres en la misma habitación y provocar una hipotética reconciliación, Helen intentará prolongar su estadía en el hospital, ¿cómo? ustedes mismos pueden leerlo si el estómago les alcanza.
Después de 206 páginas en que vemos a Helen usar la ironía, el humor negro, la provocación y su desprecio por las normas sociales, nos preguntamos si queda algo aparte de la toalla sanitaria que ella misma fabrica, o de los gérmenes que reparte (o como dicen por acá, las cochineras que deja por todos lados) o del supuesto lamento de pobre niña sola o del microscópico vistazo a su «chochito» (como llama a su vagina) y orificios aledaños…
¿Queda algo? En un principio el personaje de Helen parece refrescante, e incluso se empatiza en algún nivel con su sentido del humor, su desparpajo y su irreverencia. Mientras la lectura avanza se pierde algo de la naturalidad obtenida ante la novedad de lo explícito de la prosa, y cuando te acostumbrás a dicha prosa, esperás pacientemente que haya algo más detrás. Ya para el final, donde la escritora decide cortar abruptamente lo construido hasta el momento, y entregarnos un final decepcionante y de telenovela mexicana, es cuando pensás que por ahí lo de mercantilismo descarado puede tener una dosis de verdad.
Sin embargo, aún con un final que raya la estupidez, la visión de nuestra protagonista terminando inmersa en la resignación, comprendiendo lo imposible de su misión, asumiendo que el amor muere y no resucita, nos lleva a descubrir el lado quizás frío y desolador de las sociedades actuales. Eso buscándole una interpretación que haga que la hora destinada a leer sobre «chochitos», penes, huecos, secreciones, carachas, sangre y ampollas, tenga un significado más allá de «leí un libro que es para mearse de risa».
Hay que rescatar en la primera novela de Charlotte Roche (32 años) varios puntos. El primero que el relato efectivamente es provocador, amén de elementos narrativos efectistas, creo que no he leído una descripción tan pormenorizada de aspectos sexuales femeninos con un tono tan distendido. Otro aspecto no menor, es que puede empatizar con el lector, aunque ese plus lo tiene cualquier bestseller de medio pelo, y finalmente que dentro del barroquismo de sus descripciones extremas, Charlotte exhibe un sentido del humor y una imaginación que podrían destinarse a mejores cosas.
En el lado opuesto, en lo negativo del libro, el personaje redunda continuamente en sus manías, y luego del primer momento empático, podés sentir fastidio y deseos que la pinche lectura termine, el final te hace sentir que perdiste miserablemente tu tiempo, y desear fervientemente que nunca lleven este libro a la pantalla gigante.
No obstante, yo soy de la opinión que no existe literatura mala, y que todo libro tiene un lector…así que lo recomendaría para aquellos que tengan sentido del humor, que no se vayan a tomar a pecho las cochinadas y que quieran entretenerse un rato. No lo recomiendo para estómagos sensibles.
La alemana (nacida en Inglaterra) Charlotte Roche, consiguió vender más de un millón de ejemplares, y que su libro sea traducido a varios idiomas. A los 17 años abandonó la escuela, y decidió ser parte de una garage band, también hizo estudios de actuación y fue VJ del canal musical VIVA. En el 2001 perdería a sus 3 hermanos en un accidente de auto. Morirían camino a su boda, y su madre también resultaría con severas heridas. Tiene una hija, es casada y además de escribir, actúa en programas televisivos.
Zonas húmedas supuestamente es un relato que mezcla la ficción y la autobiografía.
El link para descargar el ebook.

Aventuras hobbitanas

Por:Mónica Heinrich V.

Si ya sabías de la existencia de Bilbo Bolsón, habitante de Hobitton y parte de la raza Hobbits, entonces lo más probable es que este libro te encante. Bilbo, como muchos de ustedes sabrán, aparece en la triología de El señor de los anillos como la persona que le da a Frodo el anillo de Saurón. ¡Cómo Bilbo pudo tener en su poder el anillo?, es un misterio que queda dilucidado en El Hobbit.

Les diré que una nonche aciaga, de mucho insomnio y poco buen humor, fui atraída por una extraña fuerza hacia El Hobbit. Rememorando épocas infantiles (más felices), pensé quizás, que era la nostalgia lo que impulsaba mi alma, porque he de contarles que tuve un conejo que fue bautizado simplemente como Hobbit, me pareció lo más indicado del mundo. Pequeño y de patas largas y peludas, supuse que no había cosa más acertada que llamarlo Hobbit, sin que eso signifique que alguna vez le diga Bilbo o Frodo, no señores, el conejo era simplemente Hobbit. Con Hobbit se quedó hasta que se marchó, porque al igual que Bilbo Bolsón me parece que Hobbit tenía algun ancestro Tuk que instigó al pobre conejo a buscar aventuras más allá de mi colina…digo casa.

Volviendo al libro y dejando al conejo, Bilbo Bolsón, tenía como ancestros a los Bolsón y a los Tuk (hobbits extrañamente aventureros) Bilbo, sin embargo, era un hobbit bastante atareado y pulcro en sus tareas hobbitanas. Un día que el pobre Bilbo se encontraba en el solaz de su hogar, bajo la ilusa percepción de que su vida sería simplemente eso: Desayunos, almuerzos, horas de te, y cenas, llega a «visitarlo» Gandalf (mago de magos) que acá entre nos, ya le había echado el ojo a Bilbo para inmiscuirlo en oscuros y arriesgados negocios.

Bilbo, inocente hasta el cansancio, recibió a Gandalf y se citaron para otra reunión al día siguiente. Gandalf ya tenía orquestado un plan para llevar al pobrecito Bilbo a correr las más locas aventuras. Al día siguiente, la cosa se puso color de hormiga, a la puerta del hospitalario Bilbo llegaron 13 enanos, tal como lo leen, no uno o dos o cuatro, TRECE…que además de casi acabar con las provisiones del pobre Bilbo lo hicieron partícipe del gran plan que tenían.
Sus antepasados vivían en la Montaña y habían perecido algunos, escapado otros, por la llegada de Smaug un enorme dragón que además de sembrar el pánico en toda la región Norte, custodiaba un tesoro inimaginable producto de sus saqueos a los pueblos que atacaba. El plan? Marchar hacia la Montaña y hacerse con el tesoro del dragón Smaug.
A estas alturas, imagínense al pobrecito Bilbo, quien además fue reclutado por Gandalf como «saqueador» oficial de los enanos, sin que pueda hacer nada para evitar su inminente participación en tan descabellada aventura…recordemos que el hobbit poseía un bondadoso corazón. A merced de tamaño emprendimiento Bilbo recibiría la catorceava parte del tesoro (¿qué tan grande puede ser un tesoro para que la cartoceava parte valga la pena?), además de contar con el servicio eterno de los enanos que a lo largo del libro, cuando las aventuras y peligros eran superados gracias a Bilbo le decían: «Me pongo a su servicio, señor Bilbo, yo y toda mi familia, por el resto de mis días», cosa que, como imaginarán, se repitió muchas veces.
Abandona, pues Bilbo, su hogar. Sin siquiera tener un pañuelo en el bolsillo y sabiendo que aparte de penurias y peligros, pasaría mucha hambre, recordemos lo importante que es para un hobbit cumplir con todas sus comidas diarias. A través de su peregrinación, la abnegada falange pasa por la tierra de los elfos, la de los hombres, conocen a Beorn, a las águilas, luchan contra los trasgos, los lobos, las arañas, Smaug y libran una gran batalla final, cuyo resultado lo dejo a vuestra discreción, pero que honestamente les digo que no tiene desperdicio.
Bilbo, por su parte, vivirá aventuras que lo harán el héroe del libro, aventuras que incluyen su encuentro con Gollum, sí estimado y paciente lector, el famoso Gollum. Gollum, como ya saben, era el que tenía el anillo antes que Bilbo, y antes que Frodo por lo tanto. Lo que sucede en esas páginas, entre Bilbo y Gollum, es de antología preciossos míos. De lo más simpático que he leído en mucho tiempo, y que cambió mi opinión con respecto al malhadado Bilbo, que hasta esas instancias no había dado muchas muestras de viveza criolla.
Canciones, acertijos, experiencias cercanas a la muerte, y los más creativos planes para alcanzar el propósito de encontrar el tesoro, ilustran cada una de las páginas de El Hobbit. Quiero aclarar, nuevamente, que el libro es sobre las aventuras de Bilbo, no sobre los 13 enanos que juegan un papel determinante pero no estelar, así coomo también Gandalf aparece pero más que nada para poner algunas cosas en su sitio, sin que medie algún acto heroico de su parte.
Todos los laureles se los lleva el señor Bolsón. De los 13 enanos, sin embargo, puedo decir que se comportaron a la altura cada vez que el señor Bolsón emitió algun plan que sonaba algo audaz. También, que contrariamente a lo que puede esperarse de su raza, cumplieron su parte del trato y como ya dije quedaron debiéndole a Bilbo servicios de por vida. Que sus barbas no dejen de crecer nunca.
Entonces, preciossos míos, se los recomiendo ampliamente. J. R. R. Tolkien empezó a gestarlo en 1930, tuvo un embarazo de unos 7 años antes de parir con dolor pero aliviado, ya quisiera yo haber asistido el parto. Lo interesante es que el editor de Tolkien, tenía su hijo de unos 10-12 años a quien le entregaba los manuscriitos para que los califique y le diga si le gustaba o no, el niño al leer El Hobbit hizo un informe de una página describiendo a Bilbo como un ser bueno que fue obligado por las circunstancias a llevar una vida aventurera.
El niño, además, aceptó que disfrutó con su lectura, y el editor accedió a publicarlo, esto lo pueden ver más ampliado en los documentales que vienen adjuntos a la edición en DVD de El señor de los anillos. Además, si el libro que tienen en su poder, es el mismo que sirve para ilustrar esta nota entonces es el ilustrado por John Howe, quien a su vez fue reclutado por el director Jackson para hacer los diseños de la Tierra Media y algunas cositas más.
El mundo literario jamás volverá a ser el mismo luego de la aparición de la Tierra Media, el señor Bilbo, al igual que los habitantes que pueblan tan encantador lugar, se han convertido en referente de muchas cosas, años después, nacería, luego de un largo embarazo, El Señor de los anillos, el vástago más prodigioso de Tolkien, y que al igual que su hermano El Hobbit, revoluciona el mundo de las letras y últimamente del cine.
El Hobbit iba a ser llevado al cine bajo la dirección del querido Guillermo del Toro, pero las crisis internas de la Metro Goldwyn Mayer, así como problemas con las regalías de lo recaudado por El Señor de los Anillos, ha puesto el proyecto en veremos. Por lo pronto se sabe que Bilbo Bolsón, los 13 enanos y mi amado Gollum, tendrán que esperar.
Vos no esperés, recreá la Tierra Media sumergiéndote en la lectura de estas aventuras hobbitanas. No hay cómo arrepentirse.

La catarsis de Chuck

por: Mónica Heinrich V.
Ando a la caza de escritores escatológicos, rudos, groseros. Estos días de frío, de vuvuzelas, de insomnio crónico, de cansancio diurno, de apatía, de autismo, quería estar centrada en una lectura intensa. De esas que te saquen del sopor y te hagan susurrar WTF! Quería ausentarme del mundo y vivir a través del papel, como muchas veces hice, como muchas veces hago.
Chuck Palahniuk es conocido por tener el perfil perfecto a la hora de buscar cosas fuertes. Es el autor de ese maravilloso libro El club de la pelea, que luego popularizarían Brad Pitt y Edward Norton en la gran película homónima. Cómo olvidar a los grupos de terapia a los que acudía el protagonista en busca de “algo”, cómo olvidar lo antisistémico, nihilista de un personaje por el que en este postmodernismo (horrible palabra) sólo podés sentir empatía?

Bueno, Chuck escribió ese libro. Después hizo varios más y según él mismo, en una presentación le dijeron que pa cuándo se iba a soltar el moño y dejar de escribir las mismas huevadas de siempre. Hasta la supuesta y posera irreverencia puede volverse repetitiva.

Pero a Chuck ya lo conocía por su cuento Tripas (Guts) en el que de la manera más grotesca, pintadito con humor negro, del cochino no del fino, relataba las peripecias masturbatorias de varios crispines, coronando el relato con una imagen literaria difícil de olvidar y que a decir de testigos varios ha provocado más de 50 desmayos al ser leído en voz alta. No sé, cuando lo leí no pude evitar soltar la risotada, aunque me pasó lo mismo que a algunos…o sea, todo bien Chuck, pero a veces menos es más.

Y así, como esta vida triste y gris te lleva sin pensarlo a lugares inhóspitos, leí Nana. Y al principio me pareció más o menos, pero la historia detrás de Nana validó un poco el libro ante mis ojos. La edad de la inocencia, que ya pasó, hizo que entendiera a Chuck (luego de breves momentos de desconfianza) y que al repasar lo leído con los datos descubiertos, pudiera hacer un balance más personal de la experiencia.

Nana es el libro en el que Chuck intenta dejar sus temáticas de siempre y entrar en el terreno de la ficción-terror-suspenso, intentaba imaginarme la película que se filmaría si lo adaptaran, y me ponía a reír al hacer mi casting mental y al trasladar la acción a la Chiquitanía boliviana. Nana hace alusión a una canción de cuna (una nana), que puede ser usada como canción sacrificial y al cantarla podés matar a la persona en la que pensés en ese momento. Un periodista investiga las conexiones entre la muerte de varios bebés.

Dichos bebés fallecen por lo que comúnmente se llama “muerte súbita”. El periodista descubre que hay algo en común, a todos ellos su padre o madre les cantó una nana de un libro antiguo del que sólo hay 500 ejemplares.

Siguiendo las pistas de las muertes y de los libros llega a una mujer, que trabaja en bienes raíces y que aparentemente ha usado la nana para “limpiar” su camino de personas indeseables. Ante el descubrimiento y posterior rechazo a ejercer ese tipo de justicia casi divina, el periodista en un principio tratará de mantenerse al margen y de ponerse como objetivo la destrucción de todos los ejemplares en los que se encuentre la famosa nana para evitar así que sea “mal utilizada”.

Luego, como es un ser humano común y corriente, la mezquindad hará que sin querer queriendo use la nana de vez en cuando, sintiéndose culpable por no poder parar y dando pie a reflexiones varias sobre temas como la corrupción del poder, lo fácil que es romper principios y preceptos morales, lo difícil, por no decir imposible, que resulta volver a sentirte parte del mundo cuando ya has pasado ciertos límites y una crítica feroz al consumismo (tema recurrente de Chuck) y a la estupidización de los medios, así como el reemplazo de la soledad, los vacíos existenciales, y las tristezas con dichos medios.

Personajes secundarios como Mona u Ostra, especie de hippies freaks del medioambiente y con sueños de poseer el libro original donde se encuentra la nana y otros hechizos, para usarlo “ bien”, así como Nash, el enfermero con una repulsiva necrofilia o las personas que visitan buscando los ejemplares, conforman un collage bizarro de miseria humana.

Si bien tiene momentos bien redactados y en los que podés descansar un poco del efectismo para leer alegatos violentos contra lo establecido, la mayor parte de la lectura transcurre con una onda de querer “sorprenderte” y lo quiere hace rmedio a lapos. Con esto intento decir que me imagino a Chuck, en su casa, craneando que cosita más le puede meter para hacer la historia más grotesca, más impactante, más jodida. Y es ahí donde te desconectás un poco, porque ves al escritor, podés sentir la mano que mece la cuna y podés intuir lo que él quiere que sintás.

No obstante, se puede leer de un tirón. Es relativamente liviano en cuanto a ritmo e intenta darle vueltas de tuerca (que a mí me parecía cantado el final) para capturar emociones. Cuando lo terminé me asaltaron sentimientos ambivalentes, por un lado habían partes del libro que me “movían” y por otro lado, como ya dije, habían otras que me distanciaban. Me puse a buscar en qué contexto fue escrito…porque a veces el contexto te define una obra, y voilá.

No podía creer lo que mis ojos leían. Chuck escribió Nana por lo siguiente. A finales de los 90s su padre, Fred, separado…leyó un anuncio en el periódico de una mujer que buscaba pareja, lo contestó y Cupido hizo su trabajo. Empezaron a salir, las cosas marchaban bien. El problema? La mujer tenía una ex pareja que estaba en prisión por violencia doméstica y que había jurado matarla el día que saliera de la cárcel. El tipo sale, sigue a su ex mujer y al padre de Chuck hasta una casa…afuera les dispara a ambos, asesinándolos y luego arrastra los cadáveres dentro de la casa, prendiéndole fuego a todo. El asesino es llevado a juicio y Chuck tiene que declarar pidiendo no cadena perpetua sino pena de muerte.

Nana surge en ese contexto, en el proceso interior que Chuck lleva haciéndose cargo de desear la muerte del asesino de su padre. En un principio pensé que por ahí era truco publicitario, para engrandecer la imagen del escritor y generar ventas (casos se han visto), pero haciendo un concienzudo rastrillaje cibernético, llegás hasta el fulano y podés verlo en su celda, he is a dead man walking, podés ver su número de preso, el lugar dónde está, desde cuándo, el tipo de delito, e incluso, si sos lo suficientemente cuerudo contactarlo por email.

Odio decepcionar a la platea, pero no soy lo suficientemente cueruda, mi investigación llegó hasta comprobar que la historia existe y que Nana es lo que a momentos se siente, una cruda reflexión sobre hasta dónde se puede llegar cuando encontrás un motivo aparente para cruzar los límites.

Que no sea la mejor novela de Chuck, es lo de menos, que incluso resulte una lectura que a ratos se convierte en una suerte de película onda Hollywood, ni modo, pero que lo leés y hay partes que definitivamente llegan, es cierto también.

De Chuck rescato que amén de sus efectismos, logra una narrativa digerible, que no deja indiferente a nadie y que consigue hacerte reflexionar sobre algunos temas interesantes. Llegás a preguntarte qué harías de poseer una canción sacrificial y cuestionarte si podés elaborar un top 5 mental (como hice con un amigo que leyó el libro también) de seres humanos a los que por x o z dirigirías el hipotético castigo. Los resultados suelen ser sorprendentes.

La única salida, dice Mona, será rendirse y dejar que el mundo nos mate a Helen y a mí por nuestros crímenes. O podemos matarnos a nosotros mismos.
Le pregunto si esto son más chorradas de Wiccan.
Y Mona dice que no.
–No, en realidad es Karl Marx.
Ella dice:
–Después de matar a alguien, esas son las únicas maneras de volver a conectar con la humanidad. –Sin dejar de dibujar en su libro, dice–: Es la única forma de poder regresar a un sitio donde el mundo no sea tu némesis. Donde no estés completamente solo.
Para quienes deseen leer alguna obra de Chuck, les dejo este enlace donde pueden descargar Nana u otros tres títulos. Ya me contarán cómo les va.
Go to Top