Zonas Húmedas (Charlotte Roche, 2008)

Por: Mónica Heinrich V.

 
¿Pornografía? ¿Mercantilismo? ¿Manifiesto feminista? ¿Oda a la sexualidad femenina? Zonas húmedas puede ser alguno de esos calificativos o quizás todos al mismo tiempo. Escrito por la alemana Charlotte Roche, el libro despeinó a varios europeos cuando fue lanzado al mercado.
Me imagino que aunque allá son más «modernos», tanta verborragia de malas palabras y descripción explícita de órganos sexuales, fluidos y rarezas, hizo que años de «evolución» y de supuestos tabúes superados, trastabillen ante dicho documento.
El inicio del libro marca el tono de lo que será este relato:

Considero muy importante cuidar a los ancianos en el seno familiar. 

Hija de divorciados que soy, deseo, como casi todos los hijos de 

matrimonios separados, que mis padres vuelvan a estar juntos. 

Cuando estén necesitados de atención, sólo tendré que 

meter a sus nuevas parejas en un geriátrico; 

después los cuidaré a ellos dos en casa, donde los 

acostaré en la misma cama hasta que mueran. 

Ésta es para mí la idea 

suprema de la felicidad. 

Sé que en algún momento podré hacerlo, 

sólo tengo que esperar con paciencia. 

La protagonista, Helen, nos narra en primerísima persona su situación actual. La chica  de 18 años sufre de almorranas prolapsadas (hasta busqué la foto en internet pa ver qué tan «grave» era el cuadro) y por un pequeño accidente sus almorranas la llevan al hospital donde tienen que practicarle una cirugía a culo abierto. Lo siento, no puedo matizar algo que en el libro está mucho más craso.
Dicha hospitalización y consiguiente soledad, aburrimiento y horas de sopor, harán que Helen divague sobre distintos aspectos de su vida, la mayor parte de ellos relacionados con lo sexual: encuentros con hombres, con mujeres, masturbación con distintas clases de objetos, fetichismo con fluidos y secreciones, llegando a traspasar la frontera de lo que algunos en el mundo ordenado, bonito y puro, llaman «buen gusto».
Si en el inicio nos comentaba cómo su coliflor (nombre dado al aspecto de sus almorranas) no le representaba ningún inconveniente a la hora del sexo (interpretando por sexo, el sexo vaginal, anal y oral), y que incluso le servía para medir el real interés de alguien por ella, más adelante narra encuentros con un hombre de color, al que acude únicamente para que le rasure la entrepierna y para que la vea masturbarse, también contará su búsqueda de placer en prostitutas a las que recurre tratando de adquirir conocimientos femeninos.
Si bien a simple vista parece la historia de una jovencita algo «traviesa», lo que diferencia al personaje creado por Charlotte Roche, es la excesiva descripción de sus órganos sexuales, y su poco cariño por los aspectos higiénicos de su cuerpo, es más, a esta chica le gusta probar el sabor de todo lo que su cuerpo genera, y cuando digo todo, es todo.
 

Yo utilizo mi esmegma como otros sus frascos de perfume. Mojo el dedo 

rápidamente en el coño y reparto el moco detrás del lóbulo de la oreja. Visto y no 

visto. Hace milagros en el mismo besito de saludo.

Dicho relato barroco donde lo conocido como grotesco salta una y otra vez entre párrafos, tiene un trasfondo un poco más interesante. Helen, como dice en el prefacio, es hija de padres divorciados, y muchas de sus acciones o actitudes son producto de las soledades y vacíos que siente y que llena a través de la erotización de su cuerpo, o más bien de usar su cuerpo como objeto de placer el 100% del tiempo.
 

Allá fuera somos una familia desgarrada, cada uno va a su aire. 

Sólo porque mi culo me tiene atada al catre 

los caminos de mis parientes se cruzan con el mío de vez en 

cuando. 

En un intento desesperado e infantil de reunir a sus padres en la misma habitación y provocar una hipotética reconciliación, Helen intentará prolongar su estadía en el hospital, ¿cómo? ustedes mismos pueden leerlo si el estómago les alcanza.
Después de 206 páginas en que vemos a Helen usar la ironía, el humor negro, la provocación y su desprecio por las normas sociales, nos preguntamos si queda algo aparte de la toalla sanitaria que ella misma fabrica, o de los gérmenes que reparte (o como dicen por acá, las cochineras que deja por todos lados) o del supuesto lamento de pobre niña sola o del microscópico vistazo a su «chochito» (como llama a su vagina) y orificios aledaños…
¿Queda algo? En un principio el personaje de Helen parece refrescante, e incluso se empatiza en algún nivel con su sentido del humor, su desparpajo y su irreverencia. Mientras la lectura avanza se pierde algo de la naturalidad obtenida ante la novedad de lo explícito de la prosa, y cuando te acostumbrás a dicha prosa, esperás pacientemente que haya algo más detrás. Ya para el final, donde la escritora decide cortar abruptamente lo construido hasta el momento, y entregarnos un final decepcionante y de telenovela mexicana, es cuando pensás que por ahí lo de mercantilismo descarado puede tener una dosis de verdad.
Sin embargo, aún con un final que raya la estupidez, la visión de nuestra protagonista terminando inmersa en la resignación, comprendiendo lo imposible de su misión, asumiendo que el amor muere y no resucita, nos lleva a descubrir el lado quizás frío y desolador de las sociedades actuales. Eso buscándole una interpretación que haga que la hora destinada a leer sobre «chochitos», penes, huecos, secreciones, carachas, sangre y ampollas, tenga un significado más allá de «leí un libro que es para mearse de risa».
Hay que rescatar en la primera novela de Charlotte Roche (32 años) varios puntos. El primero que el relato efectivamente es provocador, amén de elementos narrativos efectistas, creo que no he leído una descripción tan pormenorizada de aspectos sexuales femeninos con un tono tan distendido. Otro aspecto no menor, es que puede empatizar con el lector, aunque ese plus lo tiene cualquier bestseller de medio pelo, y finalmente que dentro del barroquismo de sus descripciones extremas, Charlotte exhibe un sentido del humor y una imaginación que podrían destinarse a mejores cosas.
En el lado opuesto, en lo negativo del libro, el personaje redunda continuamente en sus manías, y luego del primer momento empático, podés sentir fastidio y deseos que la pinche lectura termine, el final te hace sentir que perdiste miserablemente tu tiempo, y desear fervientemente que nunca lleven este libro a la pantalla gigante.
No obstante, yo soy de la opinión que no existe literatura mala, y que todo libro tiene un lector…así que lo recomendaría para aquellos que tengan sentido del humor, que no se vayan a tomar a pecho las cochinadas y que quieran entretenerse un rato. No lo recomiendo para estómagos sensibles.
La alemana (nacida en Inglaterra) Charlotte Roche, consiguió vender más de un millón de ejemplares, y que su libro sea traducido a varios idiomas. A los 17 años abandonó la escuela, y decidió ser parte de una garage band, también hizo estudios de actuación y fue VJ del canal musical VIVA. En el 2001 perdería a sus 3 hermanos en un accidente de auto. Morirían camino a su boda, y su madre también resultaría con severas heridas. Tiene una hija, es casada y además de escribir, actúa en programas televisivos.
Zonas húmedas supuestamente es un relato que mezcla la ficción y la autobiografía.
El link para descargar el ebook.
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12 Comentarios

  1. Cocha, qué lealtad, me sorprendes. Vuelves y vuelves y eso que supuestamente no te gusta jejeje Zonas húmedas no es ni pa pseudo intelectuales, es literatura liviana, pero si querés elevarle el caché allá vos. Te extrañábamos.

  2. mas de 500 chars para el review de un libro de 2 bs es demasiado para un libro de "literatura" liviana XD ya me imagino el review del cuento de scrotie mcboogerballs en este blog XD

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