Argo Fuck Yourself
CURIOSIDADES CON SPOILERS
CURIOSIDADES CON SPOILERS
Esperemos que el director continúe desarrollando una personalidad como cineasta.Se viene dentro de poco el estreno de su nuevo documental Diario de piratas, que sigue a dos mujeres contrabandistas. El trailer pinta muy bien.
No se dejen engañar por el poster choto. Ni tampoco la miren con asquito solo porque en el 95 hubo una versión vomitiva con nuestro amigo Sylvester Stallone.No.
Entretenida, bien filmada, poderosa en su estética, digna de verse.
Pensaba. Pero para qué. Para qué si anoche jui a la Casa de la Cultura, y nunca fue tan Casa de la Cultura. Para qué si anoche me senté en una butaca, y tuve una experiencia de esas que solo se tienen una vez en la vida: Mágica e inolvidable. De esas que mutan tu espíritu en cada célula.
Todo ese Grinch cinéfago que llevo dentro salió de su asquerosa larva y se convirtió en una mariposa cursi y llorosa. Y claro, ahora tengo que hablar del FENAVID, gestor, impulsor, creador y muchos otros “or” de una movida cinematográfica que solo puede emocionar.
No somos pocos los que seguimos el crecimiento del FENAVID: El Festival Internacional de Cine Digital nació como un evento universitario, chiquito, con pocos recursos y llevado a cabo de manera muy sacrificada. Este no fue uno de esos festivales que tuvo el apoyo de las grandes empresas o de los órganos municipales, a los que les gusta caretear con la cultura, ni siquiera tuvo (en su momento) el apoyo de la prensa. No. El FENAVID se hizo a base de empuje y empeño. Calladito y de a poco.
El FUNDAV dirigido por el maestro Alejandro Fuentes, es quien se encarga de llevarlo a cabo año tras año. Se selecciona una muestra conjunta/gratuita de largometrajes, cortometrajes y se organiza un proyecto tan lindo como el Santa Cruz 100X100.
Y señores, cada año que pasa se superan.
Este 2012 en un acuerdo con el GOETHE ZENTRUM, nos regalan un espectáculo sin precedentes. Por primera vez podemos ver la mítica Metrópolis de Fritz Lang con el acompañamiento al vivo de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Santa Cruz interpretando la música original del filme.
(espacio para que recuperen el aliento que acabo de quitarles)
Esto significa vivenciar Metrópolis como “antes”, como cuando el cine era más que balazos, muñecos hechos en computadora y los pinches lentes que te dejan con ganas de vomitar. Así nomás.
Y yo que la había vivenciado como ahora, en una pantalla de TV, con un DVD remasterizado, y con control remoto a mano, pues solo podía aguardar el momento con especial interés.
Para la proeza, la orquesta estuvo ensayando desde el año pasado, y hace dos semanas llegó directamente desde Alemania el director Helmut Imig, quien hizo una selección entre los músicos y terminó de pulir la pieza para la inauguración del 1 de octubre.
Sé lo que están pensando, yo también lo pensé profundamente y sí…puede existir espacio para el escepticismo, podés decirte basado en experiencias anteriores: “No lo van a lograr ni por si acaso”, pero aviso que la hermosa interpretación sopapea y deja mudo.
Metrópolis fue estrenada en 1927 y es una de las obras cumbres del realizador austriaco Fritz Lang. Situada en el año 2026, forma parte del expresionismo alemán y toma de escenario una sociedad distópica. Según Lang se inspiró para filmarla cuando conoció Nueva York y vio sus grandes rascacielos.
La historia la escribió Thea von Harbou, popular escritora de la época y con quien Lang se casó en 1922. Después de varias reescrituras, el guión quedó listo y se procedió a filmarlo en 1925.
El filme da vida a un sistema en el que los ricos se alimentan del duro trabajo de los obreros. Los obreros son mantenidos en un estricto régimen de trabajo bajo tierra. El dueño, amo y señor de ese imperio es John Fredersen (Alfred Abel). El sujeto se reprodujo y tiene un hijo llamado Freder (Gustav Frolich).
La aparente rutina es rota cuando Freder se da cuenta de la terrible situación que viven sus “hermanos” en las sombrías profundidades. A ello se suma su embeleso por una mujer de nombre María (Brigitte Helm) que representa la pureza, la igualdad, y la justicia. María, revestida de un misticismo casi divino, calma a los exhaustos trabajadores y los exhorta a esperar un mediador que ayude a cambiar las abusivas condiciones en las que viven.
Freder, a su vez, sufre al darse cuenta de todo aquello que había ignorado. En una escena gritará: “Es que 10 horas no pasan nunca, padre?”…10 horas es el tiempo del turno de un trabajador.
John Fredersen, como buen tirano, olerá la subversión e intentará frenarla valiéndose del ser-máquina (robot con forma de mujer, invento de un rival).
Intrigas de por medio, el filme recrea las traiciones, la estupidez de la masa, las consecuencias de acciones extremas, la violencia que engendra violencia y cierra con un mensaje conmovedor que se repite constantemente en el filme: “El mediador entre el cerebro y la mano ha de ser el corazón”.
Eso, sin mirarlo mucho y usando solo al corazón como mediador entre el cerebro y estos deditos que teclean en la oscuridad, sería básicamente Metrópolis.
Usando solo el cerebro, pues la película tiene muchas lecturas. Estamos hablando de esa durísima época de la Alemania pre-nazi, esa en que gracias a la I Guerra Mundial, la pobreza, la falta de empleo, la hiperinflación hicieron lo suyo. Esa en la que se trabajaba a destajo para vivir en condiciones paupérrimas, esa que estaba en su punto caramelo para recibir de brazos abiertos un proyecto como el nazismo.
El retrato de una clase social privilegiada, ociosa, rendida al hedonismo mientras los obreros que le proporcionaban dichos placeres desfallecían de cansancio, es simplemente una alegoría quizás a esa situación. Una alegoría que te deja con un nudo en la garganta.
Años después Lang expresaría su insatisfacción con el mensaje político del filme: “La tesis principal pertenecía a la señora Von Harbou, pero debo ser un 50% responsable porque hice el filme. No era tan consciente políticamente esos días como lo soy ahora. No puedes pintar un cuadro de conciencia social en el que dices que el intermediario entre las manos y el cerebro es el corazón. O sea, eso no existe, es un cuento de hadas. Definitivamente. Pero estaba interesado en las máquinas. De todas formas, no me gustó la película, una vez finalizada pensé que era estúpida y tonta”.
No sé si es estúpida y tonta, como creyó después Lang. Puede ser que el concepto del mesías salvador y de las masas oprimidas que deben esperar a su salvador o la evidente metáfora de activar el corazón (mediador), sea un poco complaciente y naif. Puede ser que la María pacífica que es pintada como buena y correcta Vs la María que es la que lidera la revolución es retratada como villana, sea solo un prefacio de las filias políticas de la doña que escribió el guión. Puede ser que el guión a mitad de camino pise acelerador a fondo y se vaya para muchos lados. Puede ser. Pero eso no quita que para su época y para la nuestra sea un referente desde todo punto de vista.
A nivel estético es una jodida obra de arte. Una apuesta vanguardista, de la que han bebido muchos filmes como Blade Runner, entre otros.
Ante la carencia de la maquinaria de efectos especiales con los que contamos ahora, Lang usó técnicas como la Schufftan que consistía en interponer un espejo entre la cámara y la acción, que reflejaba la parte del decorado que por tamaño y/o costos seria imposible de realizar, creando así la ilusión de que los actores ocupaban monumentales sets.
El arte del filme mezcla lo gótico con lo futurista. Los edificios gigantes que hacen que el ser humano se vea pequeño ante su magnificencia, el estilo de la catedral situada en la ciudad o de la casa de Rottwang (inventor del ser-máquina), todo se reviste de gótico, y a su vez se presentan líneas o elementos arquitectónicos avanzados a su época: los imponentes rascacielos, las salas de máquinas, el laboratorio donde se creó el ser-máquina.
Como no podía ser de otra manera, la armadura del robot fue creada por un famoso escultor Walter Schulze-Mittendorff, y el traje era tan incómodo que la actriz acababa con moretones y raspones por todo el cuerpo.
Otro tema a estudiar sería el constante paralelismo con la religión. Lang, cuyo padre era católico y cuya madre era judía, nunca tuvo interés en su herencia judía y fue criado por su madre como católico. No era devoto, pero símbolos católicos aparecieron con regularidad como parte de la temática o el diseño de arte de sus películas.
En Metrópolis se habla de la Torre de Babel, el personaje femenino se llama María, los discursos en las catacumbas son dados en medio de cruces, la figura del mesías es usada como hijo que se sacrifica por sus hermanos, la violencia de la masa tiene que ser castigada con una inundación, los siete pecados capitales son mencionados, la humanidad «dominante» es vista en su conjunto como cruel, fría e inescrupulosa, una humanidad que puede encontrar la rendención en lo espiritual…
Hay, también, una dualidad manejada en todo el filme: María es a la vez buena y mala, Freder es a la vez el hijo del tirano y el supuesto salvador, El tirano es a la vez el otro villano que amaba a su esposa, los obreros son víctimas y más tarde son instrumento de caos y destrucción, Lang maneja muy bien esas dualidades dotando al filme de una característica fascinante que la hace indispensable.
Metrópolis es, sin duda alguna, una obra que tiene que ser vista, estudiada y disfrutada.
Una obra cuyo director fue compulsivamente detallista para filmar, desde la estricta selección de extras, hasta el rodaje en el que Lang hacía repetir la misma toma una y otra vez. La toma en que Freder colapsa ante los pies de María tomó tres días en filmarse. El director se hizo conocido por su carácter tempermental y perfeccionista.
Nada raro, tomando en cuenta que Lang estudió arquitectura por órdenes de su padre, luego la abandonó para ser pintor, estuvo en el ejército durante la I Guerra Mundial, fue herido en tres ocasiones, y se dice que la visión oscura de una humanidad poco piadosa y salvaje lo acompañaría siempre.
Ese imaginario particular está presente en cada fotograma de Metrópolis.
Si hay algo mejor que acercarse a la colosal Metrópolis de Fritz Lang es hacerlo con una orquesta sinfónica al vivo. TIENEN QUE VERLO.
El FENAVID lo hizo posible, esta noche a las 21:00 en la Casa de la Cultura se presenta por segunda y última vez.
Consulten también la programación del resto del festival, ya que en el menú hay películas interesantes, y para los que nos quedamos con ganas de más, habrán otras funciones en que se manejará el mismo concepto para una selección de cortos (proyección más orquesta al vivo), la información completa en: www.fenavidinternacional.com/
La ciudad está de fiesta, la ciudad respira cine, ¡qué linda está la ciudad!
Lo mejor: Verla como tiene que verse.
Lo peor: Que no se pueda exhibir en más funciones.
La escena: el horror que golpea a Freder cuando se encuentra por primera vez con sus “hermanos”.La inundación.
Lo más falsete: El cambio de actitud del tirano.
El mensaje manifiesto: El corazón debe mediar entre manos y cerebro.
El mensaje latente: Hay que esperar al mesías…
El consejo: No dejés pasar la oportunidad de verla.
El personaje entrañable: Los niños…la cantidad de niños pobres, cuyos padres trabajan todo el tiempo.
El personaje emputante: La clase dominante pusilánime, hedonista y poco empática con los obreros que le brindan la abundancia en la que viven.
El agradecimiento: a FUNDAV y al FENAVID por esa gran labor que llevan a cabo y que merece destacarse con mayor énfasis.
CURIOSIDADES
– El filme incluye más de 37.000 extrras: 25.000 hombres, 11.000 mujeres, 1,100 hombres calvos, 750 niños, 100 personas de piel oscura y 25 asiáticos.
– Se dice que es uno de las películas favoritas de Hitler.
– Fue uno de los filmes más caros de su época costó alrededor de 5.000.000 de marcos y casi casi mandó a su estudio (UFA) a la bancarrota.
– Tardó 2 años en filmarse
– El robot de este filme inspiró el look de C-3PO de Star Wars.
– Fue tan influyente en los creadores de Superman que nombraron a la ciudad del súper héroe en honor al filme.
– Thea Von Harbour (guionista), esposa de Fritz Lang era entusiasta seguidora de los nazis. Adolfo Hitler era cercano a su círculo, de hecho le ofrecieron a Lang el puesto de director de la UFA, cosa que declinó. Lang era de origen judío y no simpatizaba con el régimen. Finalmente, mientras la filiación de su esposa crecía, se divorció y se trasladó a USA.
– Lang fue casado anteriormente con Lisa Rosenthal, quien se suicidó tres años después de contraer nupcias. Los rumores de la época apuntaron a que el suicidio fue provocado por la relación extramatrimonial con Thea Von Harbour.
*Walker.- “caminante”, palabra utilizada en la serie “The walking dead” para describir a un zombie que se arrastra y se alimenta de la gente infectándola con su enfermedad.
El agradecimiento: Que si le quitamos el halo místico hacia el jefe de Estado, la historia base es muy interesante y necesaria.
Me imagino a Pina.
Ahora no solo consigo imaginar, casi casi puedo tocar. Percibo colores, texturas, sonidos, olores.
Stravisnky estalla como una lluvia de fuegos artificiales. Stravisnky soñaba con una muchacha que bailaba hasta la muerte. Pina baila. Baila y sabe.“No es cómo se mueve el cuerpo , sino qué es lo que lo mueve”, dice su voz en mi cabeza.Sus bailarines son los que nos muestran sus movimientos, su energía, su magia. Una pulsión que nos contagia. Percibo los poros sudorosos, las manchas de tierra en la piel, en la ropa de los 13 hombres y las 13 mujeres que se convulsionan al ritmo de la música. Stravinsky quería, soñaba con que se baile hasta la muerte.
El agradecimiento: A Londra Films por permitirnos la dicha de disfrutarla en 3D.
El verdadero nombre de Pina es Philippina Bausch.
El agradecimiento: Que no cayeron en la tentación de cagarla más haciéndola en 3D y que dentro de todo tiene escenas que vale la pena ver.
Cuando ocurrió la masacre de Columbine, los adolescentes que perpetraron el hecho fueron llamados «monstruos». De hecho, la conocida revista Time tomó sus rostros como portada bajo el título de “Los monstruos de la puerta de al lado”.
Han pasado más de 10 años y la tragedia aún no consigue explicarse.
Fue en los 70s que una chica de 17 años inició oficialmente los tiroteos escolares, pero sería Columbine, “The home of rebels”, el que se alzaría como símbolo de un sistema en el que todas sus instancias han fallado: familia, educación, sociedad y, sobre todo, cuidado mental.
Los “monstruos” desde entonces siguieron apareciendo, monstruos con rostro casi infantil y figura desgarbada. Con mirada perdida y actitud errática. No lo que esperás de un monstruo, sino todo lo contrario. Monstruos atormentados, casi todos bajo tratamiento psiquiátrico o con necesidad de tratamiento psiquiátrico. Jóvenes señalados por algunos sectores de la prensa y por público en general como locos asesinos a los que se debería exterminar por sus atroces conductas. ¡Pena de muerte! o ¡suicidio! grita la masa en rechazo a un acto violento que se pretende castigar con otro acto violento.
Monstruos de los que nadie se responsabiliza pero de los que todos son responsables.
Este 2012, Ohio fue el escenario en el que un aparentemente frágil muchacho de 17 años (al que aconsejan no mencionar con nombre y apellido para no darle inmortalidad o trascendencia) fue el protagonista de un tiroteo ocurrido en un comedor escolar. Asesinó a tres personas e hirió a otras tres.
Hace unos días, el horror se trasladó a un cine de Denver. Un estudiante de Neurociencias irrumpió durante la premier de Batman Dark Knight: Rises y liquidó sin miramientos a 12 personas e hirió a casi medio centenar. Jessica, Jon, Alex, Matt, son algunas de las vidas interrumpidas, irrecuperables que acabaron a manos de un joven de 24 años.
Y este agresor, anónimo hasta hace unos días, era parte de la sociedad, bien o mal, formaba parte de un entorno familiar, educativo, social. Ahora salen a la luz sus fotos de anuario, sus videos escolares, su perfil de alumno “brillante”. En contraste, su primera comparecencia ante la corte luego del ataque lo muestra con el cabello teñido de naranja, la mirada perdida, la actitud errática. Un “monstruo» más.
Se abre (nuevamente) un tímido debate sobre el control de la venta de armas. Hecho al que apuntó Michael Moore en su interesante documental Bowling for Columbine (reseñado ACÁ) en el que arremetió furiosamente contra la NRA (Asociación Nacional del Rifle).
Sin embargo, como parte del documental el mismo Moore se va a Canadá y ahí muchos tienen armas, y ahí es normal comprarse una escopeta cuando querrás, y ahí duermen con las puertas abiertas, y ahí a pesar de todo lo dicho no aparecen “monstruos” que un día van a su colegio o universidad a matar gente.
Y el cine que siempre dice grandes verdades, ha creado casi un nuevo género con películas sobre los tiroteos escolares que intentan acercarse a ese fenómeno desde distintos ángulos.
Los trabajos más conocidos son el documental ya mencionado y Elephant, del director Gus Van Sant, que también se “inspira” en Columbine. El título de Van Sant alude a la expresión de que “Un elefante está en la habitación”, frase que metaforiza la idea de que un problema muy grande existe y que todos fingen que no existe a pesar de lo evidente. Con ritmo pausado y reflexivo, Van Sant pasea su cámara dentro de un colegio que será atacado por dos estudiantes.
En los últimos años salen dos películas que abordan la temática desde un ángulo hasta ahora jamás explorado: la familia del asesino.
Una de ellas es “We need to talk about Kevin”. Oscuro filme basado en el libro homónimo de Lionel Shriver.
La interesante directora escocesa Lynne Ramsay, cuyos trabajos anteriores: Ratcatcher y Morvern Callar ya apuntaban a una inclinación sobre temas jodidos, es la encargada de escribir y dirigir esta propuesta.
Incómoda de ver, la trama se adentra en la vida de la acomodada familia Miller. Eva (Tilda Swinton) es una exitosa escritora cuya especialidad es viajar y escribir sobre esas travesías. Franklin (John Reilly) es su esposo, y juntos procrean un hijo: Kevin.
El filme tiene elipsis temporales y está contado desde la mirada de Eva hacia el pasado, queda claro desde el título que algo anda mal con Kevin y que lo ideal sería sentarse y hablarlo. La frase : “Tenemos que hablar de Kevin” es la frase que ambos padres nunca se dicen ni se plantean seriamente.
Cuando Kevin nace es rechazado por su madre, él es la causa de que ella no pueda seguir haciendo lo que le gusta: viajar. Él significa envejecer y amontonar frustraciones y renuncias en pro de una vida familiar. El rechazo no es explícito pero sí tácito. Cuando el niño tiene conciencia de ese rechazo, parece actuar en plan de venganza y empieza a mostrar un lado cruel. La madre y el padre, se supone, son el modelo de amor que definirá su relación con el mundo, con el otro. Pero, ¿cuántos niños son rechazados o criados en hogares disfuncionales sin que se conviertan en bombas de tiempo? Cientos. Miles.
Eva, entonces, descubre que su hijo no es un niño normal y que sus actitudes o acciones rozan algo parecido a la maldad. Digamos que clínicamente hablando tiene todos los criterios para una psicopatía, donde resaltan un aplanamiento afectivo y una carencia de empatía que debieron encender todas las alarmas familiares y escolares. Eva lo sabe, y alguna vez intenta hacérselo ver a su esposo. Franklin, sin embargo, lo niega, es difícil asumir que tu hijo es “raro” o “malo”, así que cómodamente se convence que no es así y Eva prefiere mirar hacia otro lado por culpa, por no haber recibido con amor al niño cuando nació. Por sentirse frustrada por ese nacimiento y haber volcado esa frustración en algunas acciones que como madre fueron reprochables.
Hay momentos en que Eva intenta recomponer la relación con Kevin, pero el abismo que los separa es tan grande que no se puede distinguir cuando se llega a él o cuando Kevin usa la manipulación retorcida que le es innata.
Al mismo tiempo, el niño es una especie de reflejo suyo. Físicamente son muy parecidos, y llega un punto en que se percibe una especie de guerra psicológica entre ambos. Frialdad vs Frialdad.
La llegada de un nuevo integrante a la familia, Celia, la hija menor de la pareja y hermana de Kevin, gatillará la tragedia que se anticipaba.
Mientras ves la película vos mismo te decís: Sí, tienen que hablar de Kevin. Es urgente que hablen con Kevin. Las nubes negras, el viento, la llovizna, la helada, todo aquello que puede darte pie a pensar que se viene una tormenta, no es debidamente sopesado por la familia.
Una vez Kevin hace lo que todos tememos, Eva (símbolo del pecado original y madre universal) se queda con la necesidad de una explicación. Luchar con esa necesidad, con el estigma social de haber criado un “monstruo”, con la responsabilidad que le adjudican por traerlo al mundo, con su incapacidad para tender un puente que por ahí evitara la desgracia, el haber perdido todo, las víctimas que su hijo se llevó consigo, la culpa de no haber hablado sobre/con Kevin, y asumir que a pesar del horror, Kevin es su hijo… ese vía crucis es el eje del filme.
Bellamente filmada, We need to talk about Kevin perturba.
Un gran elenco conformado por una genial Tilda Swinton como la atormentada madre, John Reilly como el ingenuo-acomodaticio padre, y Ezra Miller como el maquiavélico adolescente, hace al filme por momentos insoportable. Quizás, a nivel general, los excesivos flashbacks y algunas escenas demasiado “montadas” le quitan algo de verosimilitud al relato, aunque eso no impida que la historia golpee y perturbe, y que intente echar una mirada profunda hacia un tema tan gajudo.
Si se compara con el libro, los personajes se pueden ver estereotipados en la pantalla gigante y además, el estilo narrativo elegido por la directora hace menos accesible una historia que en papel es cien veces más desgarradora.
El color rojo, usado en muchas escenas (tomatina española, supermercado, pintura, luces de la habitación, sirenas) como una dualidad entre el amor y la violencia, subrayan el tenor del filme. Como cherry de torta, el delirante Kevin se permite una crítica a la cultura “celebrity” o el morbo que transforma a estos sujetos en personas influyentes/trascendentes/inolvidables.
Es así: te despiertas y miras televisión, te metes en el coche y escuchas la radio y vas a tu insignificante trabajo o instituto, pero no escuchas nada sobre eso en las noticias de las 6, ¿por qué? Porque realmente no ocurre nada, y vas a casa y miras algo más de televisión y puede que sea una noche de diversión y salgas y mires una película. Quiero decir, que la cosa está tan mal que la mitad de la gente está en la televisión, dentro de la televisión, están viendo televisión. ¿Qué está viendo esa gente?, a personas como yo.
Si We need to talk about Kevin parte de la premisa que la familia siempre supo que algo andaba mal con Kevin, en Beautiful Boy la mirada se vuelca por completo en unos sorprendidos y anonadados padres.
Cuando veía este filme, recordaba el relato que la madre de uno de los asesinos de Columbine hizo para la revista O de Oprah Winfrey en el 2009. En ese espacio abierto que Oprah cede a la señora Klebold, la mujer escribe su experiencia. Ilustra la nota una foto de su hijo con mirada despierta y sonriente a los 5 años armando un rompecabezas junto a ella. Así sabemos que el recordado “monstruo” fue un niño feliz, que era compañero de ajedrez de su padre, que le gustaba armar legos y que hasta cierta edad fue absolutamente normal.
Luego entró en un fase “difícil” que la señora atribuyó a la edad (adolescencia) y a las malas compañías (el otro chico que atacó la escuela). Los diarios que el adolescente escribió en los que volcaba sus ideas suicidas, sus amores no correspondidos, y una vida emocional demasiado truculenta para una persona tan joven, jamás fueron vistos por sus padres. Ella se enteró del sufrimiento con el que vivió su hijo 6 meses después de la tragedia, cuando le permitieron ver el material y él ya había pasado a la historia como un “monstruo».
En Beautiful Boy, Kate (Maria Bello) y Bill (Michael Sheen) son los padres de Samy, un joven estudiante universitario. La pareja ama a su único hijo, e incluso a pesar de ser mayor de edad e independiente, tratan de protegerlo al esconderle la inminente separación que están llevando a cabo. Un divorcio que aún no saben cómo exponer ante él.
En un principio la película narra la rutina de esta pareja, y los preparativos para un encuentro familiar con el hijo que vendrá de visita. Una llamada algo emotiva el día anterior de la tragedia, las consabidas charlas cariñosas, el hijo que nunca da ninguna señal de que hará lo que hará, y eso es todo.
Más adelante comienza el calvario. Los noticieros informan que hay un tiroteo en la universidad de Samy, que hay muchos muertos y heridos. Los padres entran en pánico pensando que su hijo puede ser una víctima. Intentan contactarse con él sin éxito. Desesperación y angustia se extienden entre la familia y amigos.
Finalmente la policía llega directamente a la puerta de su casa, y ellos sienten que el mundo se les viene encima pensando que les dirán que su hijo murió durante el ataque, pero la noticia es peor de lo que esperan: su hijo es el atacante y cometió suicidio luego de la masacre.
Samy envió videos llenos de rabia y delirio a las cadenas televisivas, y sus padres, aquellos que lo criaron, para quienes él es solo “mi hermoso niño”, no reconocen a ese desquiciado muchacho. No saben qué pasó. Cómo pasó. Por qué pasó. Cómo no se dieron cuenta. Si son culpables, si se pudo evitar, y todas aquellas preguntas que surgen no solo en la familia del atacante, sino en todo aquel que se entera que sucede un hecho así: medios, amigos, extraños, familia, etc..
El director Shawn Ku, quien también es bailarín, coreógrafo y actor, se inspiró en los hechos acaecidos el 2007 en Virginia Tech porque la tragedia lo tocó indirectamente cuando un amigo de su familia murió durante el tiroteo que perpetró el coreano Cho Seung.
Beautiful Boy es su debut en la pantalla gigante. Un poderoso drama, que si peca de algo es de un aire a telefilm, y cuyo gran logro recae en que nunca da una explicación sobre las acciones de Samy.
Las excelentes interpretaciones que logran Bello y Sheen, erizan. Dos padres que se pasan la película recordando cosas que dijo o hizo el chico. Detalles de cuando era niño. Viendo fotos, cuadernos viejos de escuela, dibujos, vídeos, y tratando de mantener en sus mentes la parte buena, la que nada tiene que ver con el monstruo que el resto del mundo conoce.
Ambos filmes, We need to talk about Kevin y Beautiful Boy dan una visión. Otra, es la del bullying arrojada por durísimas películas como Klass, que en el 2007 fue elegida por Estonia para representar a dicho país europeo en la selección de los Oscar.
En ella, un indefenso estudiante (Josepp) es acosado y humillado a diario hasta que Kaspar, que forma parte del grupo acosador, se da cuenta que las cosas se han ido de las manos e intenta defenderlo. Esa defensa es tomada como una traición y conducirá el filme hacia un camino sin retorno. Hay una escena en la playa especialmente jodida. Tan jodida, que la parte más primitiva del espectador puede llegar a “empatizar” o a “entender” las decisiones que los protagonistas toman después de esa escena. Tan tan jodida que uno le grita a la pantalla: “¡¡¡al de las botas, al de las botas!!!”
Chicos que no eran monstruos, pero que por las circunstancias (familia y escuela incompetentes) y una violencia constante por parte de otros monstruos funcionales (compañeros de clase, medios de comunicación), llegan a cometer hechos injustificables.
En Estados Unidos se sigue haciendo hincapié en el problema del acceso a las armas, Michael Moore en un reciente post publicado luego de la tragedia de Denver dice: «Son las armas, pero no son las armas” (leerlo ACÁ). Y en el cine, que como ya dije, se dicen verdades, se habla de muchas cosas: predisposición innata, crianza, el poco control sobre la venta de armas, acoso escolar, problemas mentales, incompetencia de los tratamientos psiquiátricos, una sociedad que le rinde culto al exitismo y que promueve el aislamiento de las personas que no encajan en un modelo estándar, un sistema que hace celebridades a los asesinos.
Las últimas noticias dan cuenta que luego de lo sucedido en Denver la venta de armas en suelo americano está subiendo como la espuma. De hecho, luego del tiroteo en Colorado, en ese estado subió un 43%. Casi la mitad.
Políticamente hablando, Obama y Romney se dan golpes de pecho, pero en el Congreso pocos se atreven a desafiar al poderoso lobby que respalda el uso de armas. A tres meses de las elecciones ninguno de los candidatos presidenciales será punta de lanza de una campaña que promueva mayores restricciones.
Seguramente, los minutos de silencio que se piden en nombre de las víctimas de estas masacres se seguirán contabilizando. Es fácil guardar un minuto de silencio. Es fácil escandalizarse por el horror y luego olvidarlo.
Los «monstruos» seguirán apareciendo. Esos “monstruos» con cara de niño, mirada perdida, actitud errática. Esos “monstruos» a los que el sistema les ha fallado, a los que les hemos fallado.
James Alan Fox, profesor de Criminología y experto en asesinatos colectivos, declaraba: «Este tipo de tragedia es uno de los precios desafortunados que pagamos por nuestras libertades”.