LOST IN CONTEMPLATION OF WORLD

Author

aullidosdelacalle - page 13

aullidosdelacalle has 633 articles published.

CINE MEXICANO: Ya no estoy aquí (I´m no longer here)

Por: Mónica Heinrich V.

El director de cine Fernando Frías de la Parra en una entrevista comentó que hace unos años daba talleres en la frontera mexico-americana, en Reynosa, y que cuando sus adolescentes alumnos le preguntaban la edad y él decía 33, le respondían: “Ay, yo a tu edad voy a estar muerto”.

Ya no estoy aquí (Im no longer here) dialoga con esa dura experiencia, con la realidad de miles de mexicanos que vivían/viven su propia guerra en las zonas conflictivas de México. O, por lo menos, con lo que Frías de la Parra interpreta como realidad.

Estamos ante el estreno con más alma del catálogo de Netflix en los últimos tiempos. Y digo alma, porque a pesar de que podamos encontrarle el pelo a la leche (los pelos), hay algo que te envuelve el corazón y te lo estruja, hay algo que se queda revoloteando como una mariposa enferma cuando termina.

La película, también guionizada por Frías de la Parra, sigue la vida de Ulises, un muchacho que pertenece a una tribu urbana denonimada Los Terkos, a su vez parte del movimiento contracultural “Kolombia”. En el Monterrey de los 90s, la cumbia colombiana fue adoptada por los jóvenes mexicanos como una respuesta a la marginalidad, como un medio de construir identidades. A esta cumbia que ralentizaron,  se le agregaba una particular manera de vestirse, de peinarse, de expresarse, de moverse. Estos chicos con sus pintas extravagantes amaban juntarse a bailar, mientras en su barrio los carteles de droga se campeaban a sus anchas. En la vida real, los Kolombias fueron rápidamente llamados cholombianos y asociados a los narcos o a los pandilleros, en la vida real y en la ficción, los chicos amantes de la cumbia no pudieron separar sus caminos de la narco-narrativa imperante.

Ulises, interpretado por Juan Daniel García Treviño, no se llama ficcionalmente Ulises por casualidad. La película arranca cuando está partiendo, dejando el que fue su hogar hasta ese momento. La Chaparra (otra integrante de los Terkos) consigue llegar a despedirlo…«Terkos, por siempre” le dice después de abrazarlo. En ese abrazo, y en esa ingenuidad de la despedida radica el tono nostálgico que te llega cual viento huracanado. Uno ya está mayor, ya sabe que los «para siempre» son mucho tiempo.

Ulises está amenazado de muerte por un cartel y tiene que irse de mojado a USA. Deja a Monterrey, a los Kolombia, a los Terkos y tiene que adaptarse a una vida para la que es evidente no está preparado. Él no tiene la astucia del Ulises griego, ni tampoco una familia como la del Ulises griego que esté penando su ausencia, él quiere volver a un hogar que ya no es su hogar.

Es muy triste acompañar a Ulises en su periplo, por esas calles gringas donde la promesa del sueño americano existe pero no siempre se cumple.  Y hay que reconocer también que el chico no pone mucho de su parte. Es ese tipo de personaje en el que “No sos vos, soy yo”, encaja perfectamente.  Por eso es que aunque empatizás con la desgracia de pertenecer a un universo del que es casi imposible salir convertido en otra cosa que no sea exactamente el “monstruo” en el que la sociedad piensa que te vas a convertir, ves con un poco de fatiga su incapacidad de tomar las oportunidades de manera positiva. Esa percepción también es un problema tuyo, un pensar occidental y aburguesado de que en la vida todo es cuestión de voluntad.

Frías de la Parra opta por un registro casi documental de Ulises, uno como espectador está enganchado y agradecido con el cine y la vida, lamentablemente el director también cae en la tentación de involucrar situaciones poco creíbles, como la relación de Ulises con la chica asiática, o  los encuentros con la prostituta colombiana.  Y digo poco creíble no tanto por el vínculo o cómo se da el vínculo, sino por algunos diálogos demasiado impostados, remarcados y algunas secuencias a las que les faltaba naturalidad. No necesito que la chica asiática ande fascinada con Ulises como si se tratara de una rara ave exótica, como si en New York no existieran las tribus urbanas más diversas.

Esos equívocos, sin embargo, se sobrellevan rápido. Cuando la fortaleza de Ulises para enfrentar un mundo que no permite débiles se va resquebrajando, el sueño americano termina…es tiempo de volver a casa. ¿A cual casa?

Una preciosa fotografía de Damián García (Güeros, Museo) acompaña casi poéticamente los bailes, el edificio en construcción, las calles, los niños cumbieros, los niños armados, los niños narcos, los niños perdidos. Hay mucha vida que el lente de García captura con habilidad.

En cuanto a las actuaciones, la mayoría son actores naturales, actores y actrices sacados de un ambiente similar al que la película retrata. En ese apartado, la elección de Juan Daniel García como Ulises es un hallazgo, su sola presencia tiene tanta fuerza que no importa si actúa bien o mal. Hay momentos precisos en los que solo verlo, te genera un montón de emociones.

Sí, es verdad, esta es la visión de un tipo privilegiado, un Frías de la Parra que graduado de la Universidad de Columbia vive el sueño americano desde hace diez años y cuya visión de los Kolombias, a ratos, parece un colorido poster de Benetton. No dudo que haya espectadores que encuentren la historia de Ulises naif y oportunista, pero incluso entrando en esa cueva oscura de «¿es pornografía de la miseria?», el director mexicano tiene puntos a su favor.

Cuando se hacen estas películas que tienen comentario social, es muy difícil evitar caer en el victimismo (si el personaje sufre hasta el final) o en el triunfalismo (si el personaje sale airoso de su difícil situación), Ya no estoy aquí no está exenta del mensajito a la conciencia de este tipo de películas, y solo al final los flashazos plásticos y armados que pudiste notar a lo largo de la película se disuelven.

Esa última toma. Esa llega hasta el último cuarto de tu corazón.

Lo que Frías de la Parra consigue es muy valioso. Cuenta la historia de su personaje, y la de un país o parte de un país, para bien o para mal, desde el prejuicio o desde la cercanía. También, sobrevuela la certeza de que a veces uno puede perderlo todo o construir su propia patria.

Para verla online gratis: https://cuevana.nu/pelicula/ya-no-estoy-aqui/

Lo mejor: Ulises, la música, el baile  Lo peor: esa cosa medio plástica que a veces saca a flote Lo más falsete: el embeleso de la china con Ulises, las conversaciones con la prostituta colombiana, la pelea con los mexicanos por la música, el encuentro con la policía gringa, hay muchas cosas que se sienten falsetes El mensaje manifiesto: lo que te da vida es el sentido de pertenencia, de ser parte de algo El mensaje latente: a veces, estás cojudamente solo La escena: el final El personaje entrañable: los niños, que siempre serán niños, aunque tengan armas El personaje emputante: esta vida que no siempre es justa  El agradecimiento: por la belleza de la música, por la belleza visual de la película.

CINE BRASILEÑO: Bacurau

Por: Mónica Heinrich V.

Compañer@s pandémic@s, están pasando tantas cosas, demasiadas cosas. Es difícil seguirle el ritmo a nuestra atribulada situación nacional. Y cuando deseás que exista un jalador gigante de un inodoro gigante también, con el que podás expulsar tanta inmundicia, te acordás de Bacurau.

Bacurau es un pueblito olvidado de una región olvidada de Brasil, en ella sus habitantes forman una pintoresca comunidad. Mientras ves el entierro de la Carmencita, que estiró la pata a sus dignos casi 100 años, pensás que huele a realismo mágico. Eso te gusta pero te asusta. Ya no estamos en los 80s, ni en los 90s.  Y cuando ufanamente rotulaste la película como un tardío o crepuscular realismo mágico, Bacurau se las ingenia para decirte que no, que ella es inclasificable. Que puede ser un western, una fantasía, un drama social, una crítica política, o ciencia ficción. Que lo mismo tenés el pueblito olvidado y la pintoresca comunidad, y luego aparece una especie de platillo volador que acecha a sus personajes.  Que lo mismo tenés a Pacote y a Lunga, y también a un grupito de gringos boludos queriendo eliminar al pueblo. Desaparecerlo.

Cuando pensás que desaparecer un pueblo lleno de gente no es tan sencillo,  Bacurau desaparece mágicamente de los mapas.

La alegoría / metáfora / reflexión de Bacurau se cuenta sola, es obvia como el sol de la mañana, y lo mejor es que funciona. Funciona desde esta gente que sin virus vive encapsulada en su región, a merced de un político corrupto que les entrega alimentos vencidos, medicamentos de dudoso alcance, y les niega el derecho al agua. Funciona porque Bacurau es depositaria del olvido, la negligencia y sus habitantes son prescindibles, a tal punto que la justicia por mano propia parece no solo ser justa sino epifánica.

Sus directores y guionistas Kleber Mendonça Filho (Aquarius)  y Juliano Dornelles (O Ateliê da Rua do Brum ) exhiben en pantalla a un sistema que subestima a los que piensa que pueden ser eliminados sin que el resto del Brasil diga o note nada. Porque los seres desechables son brasileros, pero los citadinos brasileros los desprecian también. Desde esa perspectiva es una premisa dura, violenta e incómoda.

Entre sus actores principales está Sonia Braga en el papel de Domingas, una enfermera alcohólica que no permitirá por nada del mundo que unos gringos mercenarios arrasen con el pueblo. Braga acompaña a actores como Thomas Aquino (Pacote) cuya presencia como sicario contrasta con la de Lunga (Silvero Pereira) el extraño sujeto en el que el pueblo deposita la confianza, y finalmente como líder del grupo antagónico está Udo Kier, el actor alemán que interpreta a Michael, un personaje que se desinfla por completo después.

La primera mitad de la película es de sacarse el sombrero. Maneja con precisión el ritmo, crea la tensión necesaria ante la inminente “limpieza”, te abre las puertas a un montón de necesarias preguntas y jodidas respuestas. Luego, este universo de miedo y abuso se va diluyendo ante una solución obvia como su metáfora. Y en parte está bien, aunque esta cosa “cantada” termine cerrando de una manera facilista un planteamiento que prometía ser más complejo.

Bacurau agarra una violencia casi gore hacia el final. Quizás porque en la vida real cuando pasan cosas muy malas, la gente automáticamente reacciona apagando el fuego con gasolina. Y uno que se siente muy civilizado, con una visión humanista de la vida, se descubre gritándole a la pantalla: «AGARRÁ A ESE HIJO DE PUTA».

Y como parte de esa dualidad de «civilización» y dentro del estereotipo de «pueblo olvidado, comunidad olvidada», me generó algo de rechazo que sean ellos los salvajes, los ancestralmente preparados para la guerra y para resistir de una manera que no admite ningún tipo de reflexión ni búsqueda de otras salidas.

Ah, Bacurau. Sos Bacurau y tantos otros lugares.

“Estoy bajo los efectos de un fuerte psicotrópico”, dice uno de los personajes en su raid de descontrolada venganza. Compañer@s pandémic@s, han pasado casi dos horas de película y han valido la pena.

Vos, ya no desde la cancelada butaca de cine, sino desde tu solitaria habitación pensás con nostalgia que en los últimos meses ese ha sido el sentimiento imperante. Estar bajos los efectos de un fuerte psicotrópico. Si tan solo esa sensación pudiera acabarse al salir los créditos de Bacurau.

Lo mejor: fuerte y diferente Lo peor: parte de una manera original y retorna a lo convencional  Lo más falsete: lo que le pasa a los gringos y el personaje de Michael El mensaje manifiesto: la gente se cansa el mensaje latente: la gente se cansa y arde Troya  La escena: los tipos desnudos El personaje entrañable: los niños El personaje emputante: el político que resulta ser todos los políticos del mundo El agradecimiento: por las preguntas que genera.

PARA VERLA ONLINE: http://gnula.nu/accion/ver-bacurau-2019-online/

TELEVISIÓN: Barry

Por: Mónica Heinrich V.

Un sicario que entra por casualidad a una clase de actuación y descubre que su vocación es ser actor. ¿Suena bien? ¡Sí! Esta es una serie oscura, absurda, con humor negro, que te distraerá un segundo de la preocupación pandémica de morir o de ver morir a los tuyos.

Alec Berg (uno de los guionistas de Seinfeld) y Bill Halder (guionista de Saturday Night Live y consultor de guion de South Park) se unieron para crear lo que luego definieron como si nuestro Travis (Taxi Driver) y nuestro Will Munny (Unforgiven) conocieran a los personajes de Waiting for Guffman.

¿Suena un poco loco? ¡Sí! Lo es, y cómo se disfruta. 

El mismo Bill Halder interpreta a Barry. ¿Qué puedo decir de Barry? Barry fue marine y estuvo en Afganistán. Después de la guerra, sus patitos no quedaron en fila. No, señor. Y como nunca falta un roto para un descosido, se topó con Fuches (Stephen Root), un oportunista que lo llevó por la senda del sicariato.

La serie comienza cuando Barry se dirige a Los Ángeles a dar otro golpe, o sea a plantarle un balazo a alguien más, en ese interín descubre que lo suyo es la actuación, o eso parece. Detrás de esa descubierta vocación, en realidad hay la necesidad de un vínculo afectivo generado por el grupo de actores que forman parte de su clase y por los desafíos que le pone el profesor, Mr. Cousineau (Henry Winkler). Algo dentro de Barry se enciende como arbolito de navidad. Barry se siente vivo.

Barry sintiéndose vivo

Esto no funcionaría si solo fuera el lamento depresivo de un matón con ínfulas de actor, como contraparte tenemos a la mafia chechena que es cliente inicial de Barry. Dentro de la mafia chechena brilla con luz propia el encantador Noho Hank (Anthony Carrigan). Ah, Noho Hank, cómo me gusta verte sin cejas y, al mismo tiempo chic, y, al mismo tiempo, tratando de ser malo o fingiendo ser bueno.

También están, prepárense, los narcos bolivianos. Ah, Bolivia, cómo me encanta cuando te nombran mostrándote como si fueras un país tercermundista lleno de pichicateros, tratando de ser mala, pero siendo buena. Los bolivianos de Barry tienen un jefe con nombre de narco colombiano, Cristóbal Cifuentes (Michael Irby) y que es fanático de los libros de autoayuda. Compatriotas, no podemos quejarnos: hemos traído a Carlos Cuauhtémoc varias veces de gira a Bolivia. Y ya por si fuera poco, por si no tuvieras muchas mafias en pantalla, aparece también la mafia birmana. O lo que es lo mismo, la Gran Esther (Patrica Fa´asua). Ah, Esther, cómo me encantan tus polos prendidos hasta el último botón y tus shorts a media rodilla. Cómo me encanta que Noho Hank te odie y el boliviano narco te ame.

la gran Esther

Entre los colegas de actuación de Barry destaca Sarah Goldberg como la inefable Sally, personaje casi insoportable en la primera temporada pero que en la segunda encuentra un camino cercano, no directo, a nuestro corazón.

Para un espectador más renuente a sumergirse en las profundas aguas del pantano, Barry podrá parecer una comedia ligera. Y no, no lo es. A ratos es hasta desoladora. Hay mucha mierda oscura dentro de Barry y mucha mierda oscura en el mundo. Su infatigable búsqueda de una vida normal, de un final feliz, es tristísima. Y así como la serie es triste y oscura, la temporada 2 tiene uno de los episodios más extrañamente divertidos que he visto este año. Recuerden: la chica karateca.

Obviamente que al tener una premisa jalada de los pelos existen cosas jaladas de los pelos, pero el coqueto envoltorio de Barry hace que la experiencia se digiera sola sin mayores cuestionamientos. La frivolidad del mundo de la actuación en Los Ángeles contrasta con ese otro mundo, el de matones y desesperación por una mejor vida.

En estos tiempos que corren, en los que el futuro no es lo que solía ser, la inevitabilidad del destino de Barry es un motivo más para sacar el Kleenex y llorar en posición fetal.

No vas a ser feliz, Barry. Sabelo.

Lo mejor: dice más de lo que parece Lo peor: es, en conjunto, muy triste  Lo más falsete: cómo no agarran a Barry El mensaje manifiesto: no es tan fácil «cambiar» el mensaje latente: el mundo es un lugar muy sombrío con o sin pandemia  La escena: la secuencia de la chica karateca El personaje entrañable: Noho Hank, Esther y la chica Karateca El personaje emputante: Sally El agradecimiento: por Noho Hank y, sí, la chica karateca.

LA PODES VER EN: HBO GO

PARA VERLA ONLINE GRATIS: http://pepitos.tv/series/barry/chapter-one-make-your-mark

TELEVISIÓN: Ozark / The Outsider

Por: Mónica Heinrich V.

Quiero hablar de Ozark. Ya. Miento descaradamente. En realidad, quiero tener una excusa para derramar el veneno que  llevo dentro contra Wendy. Nuestra querida, ambiciosa y cabrona Wendy. ¡Tu hermano, Wendy, TU HERMANO?

A Wendy llegaremos tarde o temprano, porque no es justo que finja reseñar una serie solo porque quiero echarle mierda a uno de sus personajes. ¿Ya dije que te odio, Wendy?

Así que: Ozark.

He/hemos aprendido valiosísimas lecciones de Ozark, de hecho una de las más importantes es no dar segundas oportunidades. Cuando Marty Byrde es puesto en una encrucijada sobre un hipotético caso: Una empleada muy querida, que lleva quichientos años trabajando en tu empresa es descubierta robando. ¿Qué hacés? Marty Byrde dice muy coherentemente: La despido. No es la primera vez que roba, es la primera vez que la pillo. No será la última vez que robe, la próxima vez tendrá más cuidado. Clap clap clap. Aplausos de pie, Marty Byrde.

Lo curioso es que Marty Byrde (a este sujeto solo podemos llamarlo con nombre y apellido) no aplica esa línea de pensamiento en su vida personal, porque la serie empieza justo cuando Wendy (sí, la odiada Wendy) ha traicionado su confianza y se ha cagado en él.

Seré justa y diré que la culpa no fue solo de Wendy. La culpa jamás es solo de uno de los componentes de la pareja, porque Marty Byrde llevaba mucho tiempo en su pequeña burbuja de lavado de dinero, con un obvio apasionamiento por eso que los gringos llaman “felony” y que nosotros criollamente decimos “su maleantada”.

Creo que me desboqué y el amable lector que no está familiarizado con Marty Byrde y…sí…Wendy, no está entendiendo un carajo de lo que estoy contando. Así que pongo freno de mano y empiezo desde el principio.

Maldita, Wendy

En esa marea de series que tiene Netflix está Ozark. Una serie creada por Bill Dubuque a quien conocemos por ser el guionista de El Juez (2004), Family Man (2004) y The Account (2016) y por Mark Williams con su primer crédito como creador/guionista. Estos tipos idearon una historia en la que una operación de lavado de dinero sale mal y Marty Byrde (Jason Bateman) queda como rehén figurativo de una organización mafiosa.

Marty Byrde es un mago. Un ingenioso mago para lavar quintos al trochis mochi. Y una de sus peculiaridades es que dentro de “su maleantada” es bastante correcto y dedicado. Él, la cojuda de Wendy (Laura Linney) y sus dos hijos, se relocalizan en un pequeño pueblo llamado Ozark donde el jefe mafioso necesita que empiece a lavar verdes para expiar sus culpas.

La serie lleva tres temporadas, y ustedes ya me han escuchado muchas veces la cantaleta emputante de: “Empezó bien y se fue yendo al carajo” o “Los primeros episodios funcionan y luego nos remojan en un sinsentido como si fuéramos tarados o primos hermanos de Wendy”. En el caso de Ozark, tenemos una serie que va creciendo temporada tras temporada y que ha alcanzado su pico en la tercera, que puedo decir es su mejor temporada hasta la fecha.

En Ozark participan múltiples guionistas, y múltiples directores, siendo una revelación (para mí) la dirección de Jason Bateman en varios episodios. Seamos honestos, y un poco crueles, Jason está posicionado como el actor gringo que hace papeles de boludo. Papeles inofensivos que me lo dejaban como un actor genérico y/o…boludo. Sin embargo, desde Ozark estoy teniendo un emotivo reencuentro con Jason. Jason y yo juntos, de la mano, en slow motion, con Después de ti de Octavia sonando de fondo, como cuando descubrí a Colin Farrell en Escondidos en Brujas.

Llevo varios párrafos sin hablar de Wendy y no es justo, esa desgraciada merece ríos de palabras llenas de rencor. Les contaré que uno de los ganchos narrativos de la serie es la evolución de sus personajes. En este caso, Wendy empieza siendo una cojuda y termina siendo una grandísima hija de puta. En la tercera temporada SPOILER Wendy llega a un punto de hijueputez tal que uno desea que muera lenta y dolorosamente. Sueño con que Darlene se aloque y haga lo suyo. Porque la decisión que Wendy tomó sobre su hermano me sigue doliendo hasta la fecha. Sabelo, Wendy, sabelo. Sigo en duelo por ese pobre cojudo, hermano de la cojuda de Wendy. No podés, Wendy, no podés. Era insoportable, sí (no olvidemos que es hermano de Wendy) pero estaba enfermo y esa tarada no hizo nada a la altura de la enfermedad. Y es que todo lo que esa cabrona toca lo lleva a un cajón. FIN DEL SPOILER.

Bendita, Ruth

Apartándonos de Wendy, podemos disfrutar de Ruth. La entrañable Ruth. Ruth está interpretada por Julia Garner. La entrañable Julia. A Julia la recordaba por esa inquietante y jodida película llamada Martha Marcy May Marlene (reseñada ACÁ) en donde hace un papel pequeño y por Granma. No voy a nombrar We are what we are, donde su talento fue desperdiciado, porque me da un poco de tristeza recordarla así. En Ozark, a Ruth y a Julia las amamos. Esta chica leal y devota a Marty Byrde, a la que un gringo jailón podría gritarle white trash, es uno de los motivos por los que uno sigue viendo la serie.  Amamos a Ruth con la misma intensidad que odiamos a Wendy.

Acompañando a Ruth en eso de personajes icónicos tenemos a la loca de Darlene. Darlene (Lisa Emery) es todo lo que está bien en Ozark. Tronada como ella sola, impredecible, un personaje retorcido lleno de color. Una parte mía sabe que es imposible, porque la justicia divina que debería llegarle a Wendy seguramente vendrá de otra parte, pero no tendría reparos en que los guionistas se vayan al chancho y conviertan a Darlene en la sangrienta verdugo/a/ue de Wendy.

Darlene siendo icónica

El resto de los personajes componen un universo ófrico en el que Marty Byrde intenta sobrevivir con una tozudez digna de admirar. Nada es suficientemente desalentador para que Marty Byrde baje los brazos, nada es suficientemente turbio para que Marty Byrde tire la toalla. Ni siquiera compartir su existencia con Wendy.

Qué ganingas de vivir, che.

Con una estética oscura igual que sus personajes, Ozark es una serie que va creciendo, donde vemos una vez más estas luchas entre lo correcto/lo incorrecto, y cómo el cochino poder transforma a las personas además de descubrir uno que otro tip sobre lavado de quintos. No había sido fácil, gente.

Obviamente que a nivel de “coherencia” tiene sus momentos bajos, donde sabés que es puro capricho del guionista que los Byrde anden por donde andan, pero se le perdona por lo que logra generar en conjunto.

No podemos terminar esta reseña sin mencionar una vez más a la crazy bitch de Wendy y sin cuestionar SPOILER la decisión del narco de cederle su confianza a alguien que fue capaz de liquidar a su hermano. A mí me decís: “maté a mi hermano por vos” y la confianza muere hasta mis diez reencarnaciones siguientes, pero bueno. Suerte, pichico, suerte. FIN DEL SPOILER.

Lo mejor: todo lo malo que le puede suceder a Wendy Lo peor: Wendy Lo más falsete: los «buenos sentimientos» de Wendy El mensaje manifiesto:  No seás como Wendy el mensaje latente: en serio, nunca, jamás, seás como Wendy La escena: cuando Wendy hace lo que hace con su hermano El personaje entrañable: cualquiera que vaya a liquidar a Wendy El personaje emputante: ¿tengo que decirlo? WENDY El agradecimiento: porque en la vida real no conozco a nadie tan cojuda como Wendy.

Para verla online gratis: https://seriesflix.co/episodio/ozark-1×1/

THE OUTSIDER

No sabía nada de The Outsider aparte de que era una serie basada en un libro de Stephen King que no había leído. A mí me gusta Stephen. Lo respeto. Quizás lo leía mucho más en mi adolescencia y en mis épocas de universidad, pero no dejo de admirar la capacidad que tiene para producir como pipocas sus libros y que dentro de esa industrialización de su escritura, el tipo puede jactarse de tener grandes libros en su currículum que han dado paso a grandes películas.

Así que me dispuse a ver la serie solo pensando en Stephen y grande fue mi sorpresa cuando descubro en el primer episodio a Jason Bateman como Terry Maidland. Y en mi cabeza sonó otra vez Octavia.

Esta serie es de HBO, y es más oscura aún que Ozark. Si están familiarizados con los libros de Stephen, hay cierta tendencia a plantear historias donde exista un ente o fuerza superior que cuestione el bien y el mal. Sucede en La Mitad Siniestra, en It, en Salem´s Lot, etc… Como dije al principio, no conocía el argumento de The Outsider, así que todo lo que vi, fluyó tétricamente.

Un pequeño niño es asesinado y sodomizado. El asesinato shockea por su brutalidad. Los testigos y las pruebas forenses ponen a Terry Maidland como el culpable. No es una sospecha, es una certeza. Una niña lo vio, lo reconoció y habló con él cuando estaba cubierto de sangre. El administrador de un putero también. Otra vecina vio cuando Terry subió a una vagoneta blanca al niño momentos antes de su asesinato. Y Terry no es cualquier tipo, Terry es el entrenador de beisbol infantil del pueblo. Una persona a la que se respeta y quiere. Así que no es nomás decir: Vi a Terry cubierto de sangre. El punto de giro llega cuando hay evidencias absolutas de que Terry estuvo presente en una conferencia en otra ciudad a la misma hora. O sea, a kilómetros del lugar del asesinato. Existe hasta un video de él interviniendo con una pregunta en la conferencia. Empieza el misterio. ¿Cómo pudo Terry estar al mismo tiempo en dos lugares tan lejanos el uno del otro? ¿Có-mo?

El buen Terry

Investigando el turbio asunto está el policía Ralph Anderson (Ben Mendelsohn) que tenía un vínculo de respeto con Terry porque su hijo que murió de cáncer era parte del equipo del susodicho. Luego se incorpora otro personaje, Holly Gibney (Cynthia Erivo), como una especie de Sheldon Cooper versión detective. 

Acá se viene la cantaleta emputante de: “Empezó bien y se fue yendo al carajo”, porque es verdad SPOILER los episodios en los que el personaje de Terry Maidland está vivo, son los mejores y los más coherentes. Luego, cuando el personaje es liquidado, la historia comienza a patalear en obviedades como los dibujos que el tarado de Ralph no conecta, o su negación a aceptar lo que ya es un hecho, o la huevada de «el Cuco», no, NO LO LLAMEN EL CUCO, MIS CIELAS, EL CUCO, NO. O la estupidez de que la huevada se alimenta del sufrimiento y Terry parecía un tipo bastante feliz y tranqui, o que se vayan en manada a buscar cosas o no acompañen a los que tienen que acompañar o cuando se van a la cueva buscando QUÉ, para hacer QUÉ, criaturitas del señor, o el final o la falta de coherencia del accionar del bicho FIN DEL SPOILER

Ya sé. Suena como si después de los primeros muy buenos episodios, la haya pasado mal. Y no es así, miré la serie sin soltar, queriendo saber qué iba a pasar con Terry, con Holly y cómo saldrían del berenjenal narrativo en el que se metieron, porque la historia es un berenjenal que bordea peligrosamente el absurdo.

La buena Holly

Me sedujo su parte visual. Estéticamente está muy lograda. Tiene una fotografía que cumple un papel muy muy importante en cuanto a la atmósfera inquietante que la serie plantea. Su diseño de arte, de vestuario, de producción, me tenía más que feliz. A veces, veía las secuencias y tan solo disfrutaba el armado de la secuencia. 

Y luego estaba el temita que toca. El mal como un ente real, que si entrás de lleno a vivenciar desde la perspectiva de los personajes lo que sucede en la pantalla es bastante perturbador. 

En un principio, pensé que la historia quedaría mejor más comprimida, digamos que quitándole vueltas al pedo, cuando llegué al final me pareció que los pasajes algo lentos o vuelteados de la trama son necesarios para ir introduciendo al espectador a la premisa de este ente maligno acechándonos. 

Sobre la diferencia entre la novela y la serie, pues Stephen King dijo que la pasó chancho y que dio total libertad para adaptarla a la televisión, eso implica que se crearon un montón de situaciones y personajes que el libro no tiene. Ejemplo, el encame de Holly, que Holly sea afroamericana, etc. 

El escritor Richard Price es el guionista principal, Richard ha trabajado también como guionista en The Wire, The Deuce y Night Of, las tres series respetables que en su momento fueron alabadas por su trama. También fue guionista de El color del dinero, Rescate (la de Mel Gibson) y Shaft

Así que yo diría que no decepciona. Sí hay momentos en que decís: ¡Pero qué huevada es esto! o ¡qué mierda están haciendo! o ¡Salí de ahí imbécil! pero te impactará más en la medida que estés dispuesto a creer y a jugar el juego que propone Stephen King desde su novela y que Price hábilmente ha llevado a la pantalla de HBO. 

Lo mejor: que no sale Wendy Lo peor: se va yendo al carajo Lo más falsete: la negación de Ralph, muchas cosas de los últimos tres o cuatro episodios El mensaje manifiesto:  El mal existe el mensaje latente: nunca sabremos el origen del mal La escena: cuando pasa lo que pasa con Terry, y la balacera afuera de la cueva El personaje entrañable: Howie y el de bigotitos El personaje emputante: Wendy, bueno, ya…de esta serie creo que Ralph se pone emputante después del episodio 4 o 5  El agradecimiento: porque visualmente está muy disfrutable.

Para verla online gratis: https://seriesflix.co/temporada/the-outsider-1/

La novela en PDF: EL FORASTERO

CINE: El Hoyo / La camarista / Us and Them

Por: Mónica Heinrich V.

Quiero hablarles sobre ratas, sobre nado forzado, sobre depresión, sobre clases sociales, sobre los de arriba y los de abajo, sobre hoteles de lujo que funcionan gracias a personas que viven lejos del lujo, sobre esas idiosincrásicas palabras jailón, culocontalco, cunimi, cholo. Ah, quiero hablarles acerca de sobrevivir. Porque ahora solo se puede hablar. Están los que su mayor preocupación en estos pandémicos días es qué delivery se elige o si atreve a ir o no al súpermercado en auto sin permiso, y están los otros, a los que la cuarentena los está aniquilando, los que han declarado su empresa en quiebra, los que están sin trabajo, sin comida, viviendo no una sino dos pandemias.

Y el cine, porque el cine siempre es un mullido salvavidas de todo y de todos, sabe retratar bien eso y más. Algunas veces, el enfoque marxista de lucha de clases se puede disfrutar, ves la pantalla y decís funciona, me trago todo, su discurso pro clases oprimidas, su discurso antiburguesía parásita, y otras veces no, otras te cagás de risa por el peregrino intento de mostrarnos una especie de verdad bajo un envoltorio plástico y edulcorado. O panacottiense. Voy a reseñar tres películas que se tocan pero no se besan, que se acarician pero no se cogen y que están ahí bregando por exponer los extremos de la vida.

EL HOYO        

Empezaré con El Hoyo. Obvio.

La respuesta a la pregunta «¿de dónde sale tanta paja?» es cha chan cha chan: David Desola, el guionista. Mientras los primeros segundos de la película corren y vos achinás/entrecerrás tus ojos pensando “qué carajos es esto” otra vocecita de las muchas que viven en tu cabeza te dice “parece una obra de teatro”. Ajá. Ajá. No le estás pelando. Desola es ante todo un dramaturgo y tiene quichicientas obras de teatro en su currículum. A continuación doy algunos nombres de sus obras para que entendamos al sujeto: El enemigo de la clase, El puto peón negro chueco, La nieta del dictador. Y ya para rematar, su primer trabajo como guionista de cine fue para la película Working Class, que trataba de un español que era el único español en España (obviedad de regalo) sin trabajo. Pues sí, un manifiesto sobre el desempleo.

Hay obviedades muy obvias en lo que hace, le gusta, y plantea Desola como obra de vida. El guion de El Hoyo era en origen un texto para el teatro, al final la obra no se hizo y la historia pasó a manos de un productor que se la dejó en manos de Galder Gaztelu-Urrutia, tiempos pre-coronavirus donde podías pasarte las cosas así nomás, sin guantes ni barbijo. A Galder le gustó y la convirtió en su ópera prima. Para los que dicen que este es un producto Netflix se equivocan, Netflix la compró luego de su paso por diversos festivales y una vez terminó su recorrido en las salas comerciales.

Volvamos a los ojos achinados/entrecerrados y a las voces en tu cabecita que se amontonan mientras mirás El hoyo. Esta es una película que es mezcla de ciencia ficción, hace comentario social, tiene sus momentos de humor, se puede poner grotesca, a ratos apela a cosas que algunos espectadores podrían considerar terroríficas, a ratos drama y en resumidas cuentas, es un montón de cosas que pretende decir algo importante y trascedente. Hablemos de comida. Es como si hicieras una panacotta de maracuyá, con salsa de caramelo, menta, crocante de avellanas, con un pequeño toque de crema Chantilly, chispas de chocolate blanco y jengibre, cerezas en almíbar y una hojita de laurel. Un revoltijo de ingredientes que se escupen y mean los unos a los otros.

Goreng (Iván Massagué) se despierta en una especie de cuarto cementicio. Un cuarto que tiene visible el número 48. Al otro lado de la habitación hay un gordito calvo con su cuchillango, el señor Trimagasi (Zorion Eguileor), hoy por hoy conocido como el don del meme Obvio. Bueno, no recuerdo si tenía el cuchillango cuando Goreng despierta, pero en mi mente Trimagasi siempre estará aferrado a su cuchillango. Trimagasi está ahí para aleccionarnos sobre el funcionamiento del boliche, de la vida, de las clases sociales, y de la naturaleza humana. Goreng está para pervertirse o para ser la excepción a la regla. En la práctica, resulta todo muy ingenuo. No hay profundidad alguna en el planteo, es muy…sí, sí…OBVIO. La desigualdad es la excusa para montar el show. El show de la plataforma que sube y baja. El show de los boludos de arriba y de abajo. El show de la mesa enorme y repleta. El show de la mesa llena de sobras.

Yo estaba enganchandísima, sobre todo cuando apareció el perro. Necesitaba saber qué sería del perro, pero tenía el vértigo de quien ve venir un tren que se descarrillará sí o sí, y ese tren llegó en la forma gelatinosa de la panacotta. Hmmm sí, la película pierde rumbo con el personaje de Baharat (Emilio Duale) con quien el pajazo alcanza ribetes de tragedia narrativa. Pero…cuando llega lo de la panacotta. Cuando pasa lo de la panacotta. Cuando aparece la panacotta. Señor del Meme Obvio, resucite y haga lo suyo con el cuchillango.

El Hoyo tiene reminiscencias a esa película de culto noventera que fue El Cubo y como El Cubo también falla a la hora de cerrar su premisa y solidificar la propuesta. La gran diferencia gran, es que El Cubo sucedió en los 90s cuando éramos más inocentes, cuando éramos felices y no lo sabíamos.

Todo bien con las metáforas, pero cuando estas son forzadas y OBVIAS, pues la paciencia del espectador suele ser un globo de helio amarrado por un cabello (El Barbijo Dorado a la Metáfora del Año).

Al personaje de Trimagasi y su cuchillango que nunca perdía el filo, le agarré cariño porque sí, porque eligió el arma más útil del encierro (digan lo que digan, perros) y las actuaciones en general estaban acordes. Hay que tener cierto pedigree actoral para sacar adelante esa propuesta. Una sorpresa aparte la aparición de Antonia San Juan como Imoguiri, a quien recordaba como una de las pocas “cosas” (se vale la objetivización) rescatable de Todo sobre mi madre.

Y así, El hoyo puede ser muchas cosas y nada. A esta espectadora le dejó la sensación de haber sido timada. Porque así es uno/a/e, iluso/a/e, como cuando llegan 20.000 kits de pruebas de coronavirus al país y resulta que no tenemos el excipiente. “Es como un celular sin baterías” dijo nuestro Viceministro de Salud. Quién diría que esta noche de abril me serviría para hacer una forzada, obvia metáfora de El Hoyo.

Lo mejor: el perro Lo peor: lo que le pasa al perro  Lo más falsete: el final del perro El mensaje manifiesto: tenés que ser responsable con los perros el mensaje latente: en la jerarquía del existir… el perro siempre debe estar arriba, sábelo La escena: cuando aparece el perro. Qué haces ahí, perro, qué hacés ahí El personaje entrañable: ¿adiviná? EL PERRO El personaje emputante: la que le hace lo que le hace al PERRO El agradecimiento: por los perros del mundo que hacen la cuarentena menos mierda mientras miramos jailonamente El Hoyo.

PARA VERLA ONLINE: https://cuevana3.io/27247/el-hoyo

LA CAMARISTA

Evelia, querida Evelia. Cunimi, Evelia. Chola, Evelia. Evelia es una “camarista” de un hotel jailón en México. En USA le dicen Housekeeping. En otros lugares le dicen mucama, camarera, o los que no saben cómo llamarla simplemente dicen “la que viene a limpiar”. Evelia está interpretada por una encantadora Gabriela Cartor. Evelia-Gabriela.

El mundo invisible de los empleados de hotel se muestra frame a frame en La camarista. Esta es la opera prima de Lilia Avilés. Una directora de 36 años (cuando filmó la película) que tiene todas las papeletas para entregarnos grandes trabajos en el futuro.

El mayor logro de Lilia, podemos llamarla Lilia, es que su guion no intenta aleccionarnos ni ser didáctico sobre la realidad de nadie. Sí exhibe la desigualdad, sí exhibe las vidas menos afortunadas, menos holgadas, sí exhibe las dificultades de un estrato social que es, como ya dije, invisible al resto, a esos que ahorita están preocupados por el delivery o por si van o no al súper, exhibe todo eso pero no nos lo dice. Es como Roma pero sin las obviedades. Sin el enamoramiento choto, el embarazo choto y la presencia chota del choto director sobrevolando chotamente la chota película. Lilia, seguiremos llamándola Lilia, nos cuenta la historia de Evelia sin ponerle subrayado.

Vemos su cotidianeidad, su rutina. Es una película contemplativa porque así lo exige el relato. Seguimos a Eve, la querida- cunumi- chola Eve, que está encargada del piso 21 pero que aspira a ascender al piso 42. Los de arriba, los de abajo. Para lograrlo se está sacando literalmente la mierda, empieza su trabajo más temprano que los demás, cumple con todas sus funciones a raja tabla, resigna la crianza de su hijo, y está todo el día metida en el bendito hotel. Los personajes en las habitaciones delimitan aún más dónde se encuentra Eve en la vida y dónde están los “huéspedes”. La gaucha progre que la hace ir día tras día a cuidarle el hijo mientras se baña, que la besuquea y la piropea para tratar de acortar una distancia que siempre va a existir, es uno de esos ejemplos.

Eve ve su superación en un ascenso de piso, en ocuparse del penthouse y ha puesto todas sus ilusiones en ese logro, limpiar el piso más alto. Paralelamente pregunta día tras día por un vestido rojo olvidado en su piso, el 21, por una huésped. Si no lo reclaman, ella podrá quedárselo.

Hay momentos íntimos de Eve en que parece que no pasa nada, pero que sí llegan a movilizarte. Y ese es logro de Lilia, la querida Lilia, su capacidad de meterte a la vida de Eve sin necesidad de soltar una parrafada de texto o poner el ya conocido punto de giro para sorprender al espectador. La vida de Eve no tiene sorpresas, transcurre en un ascensor que llega hasta su piso, recorre sus habitaciones y vuelve hasta el piso de abajo. No al Lobby, llega hasta el subsuelo. Donde se amontonan las sábanas sucias, desde donde parte el room service para los de arriba.

La camarista es un trabajo que se ve con paciencia y con empatía. Un trabajo lleno de modestia, que requiere de la complicidad del que mira. Quizás le falte algo más para destacar como pieza de referencia, o quizás esa humildad de su factura, de su personaje, de su narrativa, es lo que hace que te quedés con ella, con Eve. Estoy segura que al pasar de los años aún tendré en mi mente a Eve metida en el ascensor. Y también recordaré con rencor las veces que vi a huéspedes de hotel no subir al ascensor de servicio, a pesar de que las “camaristas” las invitaban para que bajen más rápido.

Lilia, siempre te llamaré Lilia, nos regala a Evelia, la joven y metedora Eve. Un personaje al que no podés odiar, aun cuando lea Juan Salvador Gaviota, y esa puede que sea la única obvia referencia al estrato social como metáfora chota. La gaviota que no puede volar, pero que lo intenta.

Vuela alto, Eve.

Lo mejor: Evelia Lo peor: Juan Salvador Gaviota Lo más falsete: … El mensaje manifiesto: a veces, no subís de piso nomás el mensaje latente: subir de piso no es cuestión de esfuerzo La escena: cuando sangra El personaje entrañable: Evelia El personaje emputante: la gaucha progre El agradecimiento: por las Eves del mundo.

PARA VERLA ONLINE: https://wwvv.elitestream.io/peliculas/the-chambermaid-espanol-latino-1080p/

US AND THEM

Ya el título nos dice que la cosa acá no será muy sutil. Nosotros y ellos. El Nosotros involucra la clase trabajadora, sin esperanzas, que supuestamente nunca podrá obtener un nivel de vida superior al que tienen. Ellos son los que acumularon riquezas, que tienen un nivel de vida superior desde el que miran hacia abajo, hacia esos otros que no lo lograron.

Lo que más luce esta película británica es su montaje. Desde el inicio te provoca y te sacude. Cuando te cuenta cómo se prueban los antidepresivos en las ratas, una parte tuya muere con esa información. Googleen nado forzado+ratas+depresión y mueran conmigo. La lucha por la sobrevivencia.

Us and Them es una home invasion, ese género tan inquietante en el que alguien o alguienes invaden el hogar de otro alguien y toda la película transcurre como consecuencia de esa invasión.

Jack Roth interpreta a Dani, un sujeto que está emputado de su posición dentro de los estratos sociales. Decide, junto con dos amigos, asaltar a la familia de una parejita jailona que escuchó hablando en un café/bar que solía frecuentar. Dani quiere juzgar y castigar a los jailones. Tiene su manifiesto. Hasta grita con rabia: Esto es una guerra de clases, y alguien tiene que morir.

La película está dirigida por Joe Martin,  que se indignó con el retrato que hicieron los medios acerca de un amigo suyo caído en desgracia. Un tipo talentoso, según él, que eligió el camino equivocado y que cuando fue arrestado se lo describió como un yonki cualquiera. Martin pensó que no era justo. Que todos somos capaces de cosas horribles, que todos somos capaces de cosas grandiosas. Y parte de la escritura del guion se inspira en los prejuicios que tiene la sociedad de los pobres y los ricos.

Hay buenas escenas en Us and Them. Los pensamientos que Dani tiene sobre el padre de familia, los pensamientos que el padre de familia tiene sobre gente como Dani. Incluso hay espacio para la compasión, para que el padre de familia intente decir que con esfuerzo se puede progresar, que lo que él tiene se lo merece. No querido, a veces la gente no tiene lo que se merece, ni lo bueno, ni lo malo.

La fotografía es un punto alto, a cargo de Stefan Mitchell que hasta ese momento solo había fungido como gaffer o asistente de cámara, la cámara inquieta, jode, y perturba. Los primeros planos de los personajes en momentos claves colaboran con la tensión. Porque sí, una parte tuya está con Dani, con ese Jack Roth que lo interpreta tan bien y otra parte tuya está con la familia, ajena a sus privilegios, a su bonanza.

Lamentablemente, ni la narrativa punk-rock de Us and Them, ni sus aspiraciones de justicia social, terminan de cuajar y al final, algo hace ruido, el director y guionista se atropella en sus intenciones y termina convirtiendo a sus personajes en eso  que durante la película pregonó que no eran: seres marginales, violentos e impulsivos. 

Un buen inicio no camufla un mal final. A algunos les gustará esta fantasiosa revancha de clases sociales, pero a mí me hizo pensar en las ratas. No cabe duda que de todo lo que Martin, a él lo nombraré por el apellido nomás, quiso mostrar, lo que más me jodió fue la pequeña rata reventada de antidepresivos pataleando dentro del agua con la esperanza de sobrevivir.

 Lo mejor: un montaje vertiginoso e inteligente Lo peor: el guion se descalabra Lo más falsete: el final El mensaje manifiesto: vivimos inmersos en una guerra de clases el mensaje latente: alguien tiene que morir, sabelo La escena: la escena inicial en la mesa es fuerte El personaje entrañable: hmmm El personaje emputante: ¿todos?El agradecimiento: por el montaje vertiginoso e inteligente.

PODES VERLA EN: https://www.filmin.es/pelicula/us-and-them

No encontré link online gratuito, pero se puede descargar su torrent:

Us.and.Them.2017.1080p.BluRay.H264.AAC-RARBG

LITERATURA: La vegetariana

Por: Mónica Heinrich V.

Mi querido y pandémico visitante,  si querés abrazar esas horas divinas que estás ocupando en tratar de hacer pan, en fingir que vas a hacer ejercicio para no enchancharte, en quedarte con los ojos cuadrados de ver TV o simplemente en angustiarte por la idea del no-futuro, tenés que dejar de boludear y leer La vegetariana. 

El hype que precede a esta novela es absolutamente justificado. Leí el libro hace ya dos años, cuando la vida todavía tenía esos momentos de «Ay, no me da el tiempo para escribir sobre La Vegetariana» «Ay, no me da el tiempo para hablar sobre La vegetariana», pero estamos en claustro (#QuédenseEnCasaPerros) y hoy es el postrero día que sí, que sí me da el tiempo, que sí puedo escribir y hablar sobre La Vegetariana.

Empezaré diciéndole a Hank Kang que la amo. No es nomás Amar, Amar es Amar. Amo su estilo sencillo, su prosa visceral, su capacidad de abrirte mil imágenes en una frase, los colores que evoca, las preguntas que deja aleteando en tu cabeza y en tu corazón. 

En La Vegetariana, Han Kang construye una obra terrible de tres actos, contada desde tres lugares o miradas, pero siempre teniendo como protagonista de ese «afuera» a Yeong-hye.

Ah, nuestra querida Yeong-Hye, nuestra atormentada Yeong Hye. 

En la primera parte, el inútil del marido de Yeong Hye nos narra el inicio de lo que todos tildarán como una locura.  Yeong Hye empezó a tener sueños extraños y  dejó de comer carne. Sin mayor explicaciones, sin mayores dramas. Este hombre insignificante que se casó con ella porque pensó que ella también era lo bastante insignificante para que juntos tengan una vida insignificante y sin sobresaltos, descubre que su mujer ya no es la tranquila, sumisa ama de casa que fue hasta ese momento. Yeong Hye ha dejado de pensar en él, y vive aferrada a esos sueños y a otros impulsos que hacen que los que la rodean se horroricen. El marido, entonces, en lugar de preocuparse por ella se ocupa de contarnos cómo lo afecta a él la situación. Ah ¡cómo te odié insignificante marido de Yeong Hye! remedo del patriarcado más feroz que sufre Corea del Sur, sujeto incapaz del menor acto de empatía, de amor ¡Cómo te odié marido insignificante y pusilánime! Cuando la leche se derrama y Yeong Hye sube un escalón más en cuanto a comportamiento perturbador, Han Kang cierra el relato mezquino del marido con una escena fuerte en la calle. Así sabremos que lo que sea que está pasando es mucho, mucho más grave de lo que nos imaginamos, y que este cuento de una vegetariana convertida va más allá del acto de comer carne.

La segunda parte titulada La Mancha Mongólica está narrada por el cuñado. Otro pelotudo. Un seudo-artista que se obsesiona con Yeong Hye y su obsesión será una obsesión en toda regla, abrasiva, insana, dañina. Quiere que sea su modelo para una de sus «obras de arte», aunque en realidad subyace un deseo sexual enmascarado detrás de la propuesta. Nuevamente, cero empatía, solo pensar en su propio placer, en sus propias necesidades. Un abanico de emociones te golpean ante el utilitarismo del sujeto. Sufrís por la desgraciada posición de su esposa, la hermana de Yeong Hye. Y asistís con pánico a la caída en picada de nuestra vegetariana. Las cosas se irán descontrolando y llegaremos a una de las imágenes más poderosas del libro. Una que hace que te digás: Ah, con razón la gente dice lo que dice de esta novela. Y, claro, odiás al pelotudo del cuñado ¡Cómo te  odié cuñado pusilánime e infiel! mientras tanto, tu simpatía por lo que atraviesa Yeong Hye sigue creciendo párrafo a párrafo. 

Cuando ya tenés claro que esta no es una novela feliz, y que lo que estás leyendo es parte de la pandemia más asesina que azota al ser humano, una pandemia que no es un virus, la hermana de Yeong Hye narra la última parte. Los árboles en llamas. Una sufrida parte en la que ella peregrina tratando de «curar» a su hermana.

Estaba a punto de entrar en la tierra… derretida por la lluvia… completamente derretida. Es la única manera que existe… para nacer de nuevo al revés.

Dice Yeong Hye. Y vos también querés convertirte en árbol y escapar de esa violencia en la que vivimos día a día, y de ese falso sentido de sociedad, de sororidad, de solidaridad, de pertenencia. Nosotros somos más como el pusilánime insignificante del marido, como el pusilánime infiel del cuñado. Somos ese tipo de gente que no deja entrar a otra gente a los hospitales, o que hace que un féretro peregrine por todos lados. Eso somos. 

La Vegetariana de Han Kang es un libro inolvidable. La auto-destrucción como base de un renacimiento, las estructuras convencionales cuestionadas, la resistencia más allá de un acto de rebeldía, sueños que dicen más que la realidad, todo se entremezcla con una escritura que rebosa talento.

Hay frases que te persiguen por la noche, hay imágenes que te persiguen por la noche y que te impelen a levantarte y pararte frente a la heladera sin decir nada. La supuesta locura de Yeong Hye te hace pensar que quizás no estamos tan lejos de ella como pensamos, quizás todo esto no sea más que una sueño…

Quizás cuando algún día despertemos…

LINK para descargar La Vegetariana ONLINE: LA VEGETARIANA

CURIOSIDADES

La obra se inspira en el cuento The Fruit of My Woman escrito por la propia Han Kang.

En 2009, La Vegetariana fue adaptada al cine con el mismo título por el director, Lim Woo-Seong con la actriz Chae Min-seo en el papel de Young-hye.

Es el primer libro de Han Kang traducido al inglés y al español.

Han Kang nació en la ciudad de Gwangju en 1970. A los once años se mudó a Seúl con su familia. Durante su adolescencia pasó por etapas difíciles y se identificó con escritores que se hacían las mismas preguntas que ella.

Han Kang Estudió Letras en la Universidad Yonsei y después de graduarse trabajó durante tres años como periodista para las revistas Publishing Journal y Samtoh, entre otras. Debutó con el relato «El ancla escarlata». Enseña Creación Literaria  a la vez que escribe cuentos y novelas.

CINE FRANCÉS: Sauvage (Salvaje)

Por: Mónica Heinrich V.

Cuando al cineasta francés Camille Vidal-Naquet se le preguntó en una entrevista cómo filmó o afrontó las escenas de sexo en Sauvage, él simplemente respondió “como cualquier otra escena de la película”.

Sauvage, Salvaje en españoles brutal por esa falta de “poetización” del sexo o del oficio de la prostitución masculina. Vidal-Naquet no utilizó slow motions (cámara lenta) o hermosos planos para retratar las múltiples actividades sexuales de su protagonista Leó, un prostituto de apenas 22 años. La mirada del director es menos sutil, y también bastante gráfica. ¡Pornografía! gritarán los que no pueden ver una teta en pantalla gigante, pero Salvaje está planteada para que uno como espectador sienta cierta verdad, una verdad que a veces es difícil encontrar en la pantalla de cine.

Leó (Felix Maritaud) transita en la pantalla dentro de la cotidianidad de Paris. Esa misma Paris que es sinónimo de cultura, de romance, de arte, es el escenario de barrios decadentes, de paradas de chicos que cobran 20 euros por sexo oral. En esta otra Paris que no es turística ni instagrameable, Leó ejerce la prostitución y a la vez parece disfrutarla. No lo hace como otros de sus compañeros solo por la necesidad económica, él sinceramente se deja llevar, trata de complacer, de encontrar algo más en el trámite del sexo pagado. Existe una carencia emocional que se intuye desde el inicio de la película, su rostro siempre vulnerable. También lo percibimos en su enamoramiento por Ahd (Eric Bernard), una relación tóxica como todas las que Leó cultiva y se siente en la actitud casi aniñada con la que se maneja en la calle. El lado salvaje de Leó está escondido, pero presente.

Mientras la película avanza, el guion (también de Vidal Naquet) se acerca aún más al abismo al que a Leó le gusta asomarse. La autodestrucción lo llama con una voz tan fuerte que para el espectador este viaje hacia la muerte será desesperante. Dan ganas de meterse dentro de la película y apartarlo de todos los peligros que uno como persona “civilizada” trataría de evitar.

La fotografía del debutante Jacques Girault nunca pone subrayado en las escenas ni intenta lucirse por encima de la historia, es una fotografía de complemento, totalmente al servicio de Leó. Los colores de la película son fríos, no hay belleza en lo que el cineasta francés pone ante nosotros.

Al ser un tema duro, y al tratar de mostrarlo desde una óptica incómoda, es probable que la vida de Leó se sienta algo repetitiva aunque me parece que al acompañarlo en su día a día es normal que lo veamos rebotar de cliente en cliente, sin nada más que contar que sus miserias.

Una de las escenas más conmovedoras es cuando con la salud resquebrajada decide hacerse un chequeo médico y hay un momento en que Leó tiene una reacción inesperada. Justo en ese instante me encontré murmurando apenada: “Mierda, tiene solo 22 años”. Porque claro, es solo un chico.

Este tipo de películas pueden ser consideradas oportunistas con su tema, explotadoras de lo turbio, sensacionalistas, pero Vidal-Naquet logra que sea mucho más que eso.

Sauvage ha sido llamado el debut más salvaje del cine francés reciente, también ha sido premiada en Cannes y ha sido nominado a la Mejor Ópera Prima en los Premios César.

Esta es sin duda una historia no apta para públicos sensibles, pero no en el sentido de esos públicos mojigatos que no soportan ver a dos hombres besarse, o ver culos desnudos, o escenas “fuertes”, es no apta para públicos sensibles de verdad, esos que se quedarán con la imagen del joven Leó, sucio, desaliñado, enfermo, con una situación de vida que ningun chico de 22 años debería estar pasando en un mundo que no es turístico ni instagrameable.

Vidal Naquet nos lo cuenta con un tono casi documental, es una historia sórdida que algunas veces parece que ha perdido la brújula, como con el innecesario personaje violento al que los otros prostitutos huyen y por el que Leó siente una inexplicable atracción, o como la forzada relación con quien termina siendo más que una puerta hacia la redención, una prisión para un espíritu libre.

Quizás nosotros, los que nos sentimos “personas civilizadas”, desde nuestras frívolas comodidades no lo entenderemos nunca, quizás Vidal Naquet pudo contar lo mismo sin necesidad de que el personaje sea un prostituto gay en la orilla de la vida, quizás Leó está más allá de todo eso. Lo cierto es que el plano final, eso último que veremos del chico de 22 años, nos dejará con ganas de tumbarnos en el pasto, a su lado, y simplemente abrazarlo.

Lo mejor: Gran Félix Maritaud interpretando a Leo en una historia que toma riesgos  Lo peor: hay momentos que pierde la brújula  Lo más falsete: el violento misterioso y el pretendiente que le aparece al final El mensaje manifiesto: lo salvaje también esconde fragilidad  el mensaje latente: hay mundos que no se logran comprender El personaje entrañable: Leó… El personaje emputante: la pareja que lo contrata para lo del coso gigante El agradecimiento: por la sensación de verdad.

NETFLIX: The end of the f-ing world / Doctora Foster / Kingdom

Por: Mónica Heinrich V.

THE END OF THE F-ING WORLD

Este es el tipo de título que hace que una parte tuya, la más negra, la virulenta, la harta de la irresponsabilidad ajena (#QuédenseEnSuCasaPerros y si salen porque no hay otra #ProtéjanseConBarbijosYguantesPerros) le grite a la pantalla y a Netflix “Sí, que se acabe de una vez el cochino mundo”.  Porque reconozcámoslo, hay preocupaciones más allá de la enfermedad y relacionadas con el futuro que no están dejando dormir a más de uno. Y el mundo no se va a acabar, y la vida va a seguir.  Para eso, para evadirte de esa corrosiva pregunta de “qué irá a pasar cuando (rellene su miedo favorito en esta pandemia)”… existen las series. Esta serie.

Soy James, tengo 17 años y estoy muy seguro que soy un psicópata”, dice uno de los protagonistas con Laughing on the outside de Bernardette Carroll sonando de fondo a todo trapo. James (Alex Lawther), un chico que a los 8 años descubrió que no tenía sentido del humor se topará tarde o temprano con la otra protagonista, Alyssa (Jessica Barden) una compañera de colegio que dice “No confío en la gente que se adapta”, acosada por su padrastro y con una mamá que finge que no ve los acosos mientras Where is Love de The Monzas suena, también, a todo trapo.

Yo vi la serie el año pasado cuando aún había planes a futuro para el 2020 y la gente no se estaba muriendo en bollo por paros cardiorespiratorios y por falta de respiradores.

Está basada en la novela gráfica homónima de Charles Forman, que también ha escrito la novela gráfica de Im Not Ok With This, estrenada recién en Netflix. Les dejo acá The End Of The Fucking World (EN INGLES) porque soy una sentimental y como tenemos harto tiempo libre podrán leer y ejercer el odioso oficio de la comparación. De ese oficio hablemos en los comentarios si quieren, y tienen ganas y no están persiguiendo sombras chinas en la pared.

 

La serie de Netflix, por su parte, tiene dos temporadas. Cada una de ocho episodios que duran entre 19 y 20 minutos. Charlotte Covell (Charlie) es la guionista. Charlie tiene ya una carrera como actriz, aunque eso no ha impedido que se encargue de escribir todos los episodios de The end of the f***ing world. Sigue la estela ácida y desoladora de la novela gráfica pero le imprime un sello y hace cambios que a mi juicio funcionan para el lenguaje televisivo.

La primera temporada es muy buena. Al final se fue al pasto, sí, pero manteniendo la tónica de la historia.  Una de las cosas más cuestionables , créanlo o no, es la peluca de la pobre Alyssa, no podés decir que alguien se cortó el pelo más lacio que lamido por una vaca y ponerle una peluca ondulada. Ese detalle me distraía constantemente. ¿Por qué no le pusieron otra peluca? ¿Por qué no le cortaron el pelo de verdad? ¿Por qué no le plancharon la peluca? Tantos Porqués.

La segunda temporada siguió siendo encantadora, y ya no había peluca, pero James y Alyssa se volvieron cursis. No tengo nada contra los cursis, bueno, sí. Siento que serían los peores compañeros de Apocalipsis zombie del mundo. El asunto es que el aspirante a psicópata que conocimos en la primera temporada, ese mismito, no puede vivir sin Alyssa y Alyssa, a pesar de estar por casarse, también anda en las mismas. Creo que no hay una sola escena entre esos dos donde no esté sobre el tapete imaginario el hecho de que se aman. Cursis everywhere.

El personaje de Boonie (Naomi Ackie) cumple un rol antagonista aunque es muy poco creíble y las situaciones que ya de por sí eran bastante boludas alcanzan un nuevo escalón de sinsentido. Puedo soportar el sinsentido del sinsentido en este mundo cruel y pandémico, pero paremos un poquito.

En todo caso, las actuaciones del cast (los chicos están fantásticos) así como la banda sonora vintage, su fotografía, su paleta de colores, y los conversaciones simpáticas del par de cursis, hacen que la experiencia sea intensa y entretenida. Estarás con tu dedo pandémico pulsando el play y el next hasta finalizarla. Creo que en las condiciones de cuarentena actual te la podrías despachar en un día.

De nada.

Lo mejor: humor negro, entretenida y una gran banda sonora Lo peor: la peluca, y cómo se va yendo al pasto  Lo más falsete: la peluca y algunas situaciones El mensaje manifiesto: no pongás una peluca de mala muerte a tu personaje principal  el mensaje latente: el espectador ya distingue pelucas reales de cabello normal El personaje entrañable: el papá de James, me daba mucha pena El personaje emputante: sí, sí, LA PELUCA El agradecimiento: por el humor negro que nunca está de más.

Opción alternativa para verla online gratis: https://www.pelispedia2.tv/episodio/1-01-the-end-of-the-fucking-world/

DOCTORA FOSTER

Si de puteríos se trata, pocas veces he visto un puterío tan oscuro y retorcido como el de Doctora Foster. Esta es otra serie inglesa que en su momento me hizo preguntarme, plantearme, pensar, meditar, cosas sobre el ser humano. Hola, humanito.

Tenemos a Gemma (Suranne Jones) que se encuentra bien. Digamos que como cuando la gente creía que el virus no llegaba a Santa Cruz porque era un lugar caluroso. Es una respetada doctora, tiene un marido al que adora, un hijo, una buena vida. De pronto, Gemmita empieza a sospechar que el marido anda champando fuera de la casa. Oh, oh. Y esa sospecha tan cliché te hace resoplar como espectador pensando que te has equivocado de serie y que para ver las histerias de una tipa o las hijueputeces de un tipo, mejor escuchás algun chisme de cocina de tu círculo inmediato, pero adivina qué… la paciencia te paga.

Lo que parece muy cliché termina con el episodio uno yéndose hacia otro lado, hacia un lado que no esperabas que una historia así vaya. Y verás el deterioro mental de Gemma, el deterioro de la pareja, y la podredumbre de lo que no conocía. Verás cuán hija de puta puede ser una persona y cuán bajo se puede caer. Verás que lo que pensás es el final de una relación tiene más sótanos ocupados que la casa de Parasite.

Sos un hijo de puta y todos lo sabemos

Inspirada por el mito de Medea, Doctora Foster es una serie muy difícil olvidar. Yo la vi hace ya bastante tiempo, puede que año y medio o dos años y aun no la olvido. NO TE OLVIDO GEMMA. NO TE OLVIDO.

Son solo dos temporadas cada una de cinco episodios que serán una montaña rusa de emociones. A destacar la presencia, como la infame “otra”, de una jovencísima Jodie Comer (Killing Eve) . Me encanta Jodie, y aunque su papel de Kate Parks no es tan desafiante como el que hace en Killing Eve, tiene sus momentos brillantes.

Creada por Mike Battler, se ha hablado de una tercera temporada que no ha llegado porque aparentemente Mike no tiene la necesidad de seguir contando la truculenta historia de Gemma. Demasiada oscuridad para un mundo oscuro.

La primera temporada es de relojería suiza en cuanto a climas y situaciones, la segunda cae un poco, después de todo se ha estirado la historia, pero el final…el final…

Estos ingleses saben.

Lo mejor: Descarnada Lo peor: cómo lo bueno de una relación puede irse tan a la mierda  Lo más falsete: la temporada dos tiene sus bemoles El mensaje manifiesto: nunca se termina de conocer a otra persona  el mensaje latente: nunca te terminas de conocer a vos mismo tampoco El personaje entrañable: ese pobre hijo en manos de gente enferma El personaje emputante: Simon ¡cómo te detesto Simon! El agradecimiento: por momentos de intensidad inesperados.

Opción para ver online: https://seriesyonkis.org/episode/doctor-foster-1×1/

(el sitio tiene un poco de publicidad subidita de tono, pero A NADA)

KINGDOM

Tengo un placer culposo que muchas veces se convirtió en displacer pero que me ha sido imposible abandonar. Sigo viendo The Walking Dead. Sí, ya sé pequeños amigos imaginarios: la serie se fue a la mierda más rápido de lo que creíamos. Yo diría que con la muerte de Shane iniciamos un camino en bajada que parece no tener fin y la temporada del año pasado alcanzó niveles de profundidad insospechados. Y no, no puedo soltarla. Es como decía Sheldon Cooper en The Big Bang Theory, “una serie es un compromiso que hay que cumplir”. Así fue como vi a Sheldon recibir el Nobel en el final de su serie. Esta información bochornosa tiene su razón de ser más adelante, para luego poder jugar con las odiosas/ociosas comparaciones.

Entonces, producto del morbo (oh, divino morbo) que ha despertado en la gente (en mí) ver películas o series relacionadas a virus y enfermedades, hace un par de días «resfalé» con Kingdom. Y han sido un par de días porque tampoco da para colgarse de ella, sino para mirarla espaciadamente. Son capítulos de casi una hora, todos llenos de muerte, sangre y terror. Y el morbo empuja pero también detiene.

Kingdom es una serie coreana. Está dirigida en siete episodios por Kim Seong-hun a quien ya conocía por dos películas: El túnel y A hard day, ambas películas bastante entretenidas; y hay otros cinco episodios que son dirigidos por Park In Je, a quien recién descubro.

Me sorprendió pillar en los créditos a Kim Eun-hee como guionista, lo conocía porque escribió ese dorama llamado My Fair Lady que me vi de principio a fin y que en su época (2009) fue uno de los doramas más caros jamás filmados. Me sorpendió porque además My Fair Lady era un dorama de comedia-romance y Kingdom, aunque tiene algunos momentos de humor, es pues otro estilo. Sangre, visceras y bichos.

Vamos a los bichos, que es lo que nos interesa. Resulta que el asunto está ambientado en la época de la dinastía Joseon. Los coreanos se toman muy a pecho el temita de la realeza. Los amo. El Rey está enfermo de viruela y estira la patota, a los conspiradores-usurpadores se les ocurre revivirlo a través de la Planta de la Resurrección en la espera que la panzota de la Segunda Reina entregue al reino un nuevo hijo legítimo y así el sucesor natural hasta ese momento, el hijo bastardo del Rey, se quede sin trono.

Los conspiradores usurpadores son parte de un clan lleno de poder y bastante maquiavélico, el Príncipe heredero se ve pronto envuelto en una persecución y en la propagación de la enfermedad producto del uso chabacano de la Planta de la Resurrección. Hay un montón de metáforas y equivalencias de las que podríamos hablar, pero estamos sensibles y mejor guardar las lágrimas para mejores causas.

A diferencia de The Walking Dead estos bichos corren como si estuvieran vivos a toda velocidad. No siempre pueden contagiarte la enfermedad. Y sus hábitos o comportamientos se van revelando mientras la serie avanza. Luego de sus similitudes con The Walking Dead, sentís algo cercano también a Juego de Tronos, las traiciones, la pelea por el trono, los herederos legítimos, los bastardos, etc.

Al desarrollarse en una sociedad monárquica se hace mucho énfasis en temas de clase, dinero, poder. Así que además de ser una serie de zombies hay algunos momentos que son interesantes desde el punto de vista histórico.

Estoy fascinada con el vestuario y el arte de esta serie. Los sombreros me hacen sonreír cada episodio. O tal vez sea solo la cuarentena y la necesidad de ver algo bello y no dejarme llevar por la necesidad de llorar en el baño. Nunca lo sabremos.

Sí, sí, en líneas generales sigue lo ya planteado en historias de zombies como The Walking Dead o cualquier otra serie de este tipo. En un inicio el poder de The Walking Dead estaba en la construcción de sus personajes, algo similar ocurre acá, no son solo los bichos, queremos saber qué pasa con ese pobre hijo bastardo del Rey, con ese pueblo asolado por el hambre, explotado y a su vez abandonado por sus gobernantes, con la médica que conoce todas las plantas, con el misterioso secundario experto en armas, con los nobles y políticos tomando decisiones inhumas.

Ah, qué panorama. Un espejo en el cual podemos mirarnos… casi tan reluciente como el salar de Uyuni en temporada de lluvia. Ah, qué panorama.

Lo mejor: entretenida, hermosamente filmada, intensa Lo peor: es un entretenimiento bastante ligero  Lo más falsete: hay situaciones en que sería imposible que no mueran comidos por los bichos, pero siguen vivitos. Hay decisiones que no condicen con el perfil de los personajes, por ejemplo la decisión final respecto al heredero al trono. Sentimentalismo al pedo. El mensaje manifiesto: la angurria de poder siempre libera monstruos insospechados  el mensaje latente: esos monstruos después no los para nadie El personaje entrañable: el misterioso personaje que sabe de armas y caza tigres. Gran compañero de cualquier apocalipsis zombie El personaje emputante: la ayuca de la reina, qué pendeja más llunku El agradecimiento: por el arte, el vestuario 

Opción para ver online gratis: https://repelishd.tv/serie/kingdom/

1 11 12 13 14 15 80
Go to Top