La bombita

Por: Mónica Heinrich V. Acabo de terminar de ver los Oscar y tal como le predije a gente allegada, era más que seguro que The Hurt Locker iba a arrasar hasta con las servilletas. Esto por dos buenas razones: 1) Es una película que dado el contexto social y político que vive USA actualmente es políticamente correcta. Toca la fibra más sensible de los americanos, echando una mirada que pretende ser honesta al corazón de soldados americanos, no toma partido por nada abiertamente, se podría decir que la postura es tibia, aunque la explicación se relaciona con lo “humanista”.
Ver a los soldados como gente que está ocupada en sobrevivir o en seguir adelante con la “misión”, que mostrarlos cuestionándose motivos y 2) Está bien filmada. Hay una propuesta casi semidocumental, cortesía de algunas cámaras de 16mm usadas para impregnarle mayor realismo a escenas movidas.
Si bien The Hurt Locker no será la mejor película sobre la guerra que se ha filmado, tiene una primera mitad muy bien lograda. Está dirigida con sobriedad y sin pretensiones, intentando enfocarse en la historia. En este caso el argumento gira en torno a un grupo de soldados en Irak. Un escuadrón que desactiva bombas. El protagonista es el sargento Will James (Jeremy Renner) un sujeto que ha desactivado tantas bombas y se ha encontrado tantas veces al borde de la muerte que le ha perdido el respeto al peligro. Parece disfrutar la adrenalina, incluso puede parecer suicida, pero el personaje más que suicida o loco, navega en una especie de nomeimportismo.
Ese es el punto básico, un adicto a esa situación, al estar frente a una bomba con un 50% de sobrevivir y un 50% de morir. A pesar de tener mujer y descendencia, nuestro rancio soldado americano se verá obnubilado por los sinsabores de la cruenta batalla.
La guerra, es una droga, dicen al principio. Y no sólo una droga, sino un negocio muy lucrativo, quizás el más lucrativo. Pero eso sería otra película, ahora hablamos de The Hurt Locker y de los soldaditos americanos queriendo vivir la adrenalina de matar irakíes y no ser destruidos por kamikazes.
Los grandes aciertos de The Hurt Locker están en sus aspectos técnicos, buena fotografía, buen montaje, con una propuesta de estilo interesante. Minimal, precisa, sobria. Desprovista de artificios a nivel visual. Bien actuada, bien musicalizada, bien dirigida. Sí. No hay que negar los puntos fuertes de la película estrella de los Oscar 2010.

Los grandes desaciertos están en situaciones inverosímiles que nos muestran soldados con actitud naif, que nunca se dan cuenta que han invadido un país y cuya capacidad de reacción ante varios acontecimientos presentados dentro del argumento, es casi ridícula.

O sea, todo bien mi querida Kathryn Bigelow, pero es difícil creer que un auto va a pasarse descaradamente por medio de un escuadrón sin que nadie dispare ni una bala, es difícil creer que los irakíes se van a poner en los techos de sus casas sin ningún disimulo a darse indicaciones entre sí, delante de los gringos, para detonar una bomba. Es difícil de creer que un escuadrón que se topa con el grupo de Ralph Phiennes en el desierto, se va a poner a charlar con él como si estuvieran en una Burger King. Y así sucesivamente.

No obstante la película se deja ver. Con ritmo pausado, pero no carente de emoción tiene muy buenos momentos. A destacar la provocación conseguida en algunas escenas, donde se insinúa que algo pasará, que algo está por romper la rutina, y no sucede nada.

A partir de la mitad, la trama se hace más artificial, menos real y va resquebrajándose para entregarnos un producto aceptable, pero muy lejano a ser llamado la mejor película del año. Repito NO es una mala película, es una película aceptable, digerible, pero que no aporta nada nuevo al género, que está rodada con buenas intenciones y que llega en un momento que USA necesita ver este tipo de historias, carente de cuestionamiento real acerca de la brutalidad de la guerra. Se podría decir que es condescendiente. Es un filme comercial, con tintes de cine de bajo presupuesto, pero que no deja de ser comercial.

El personaje adicto a la adrenalina, me recordó al conejo de un cuento de Galeano, aquel que al abrirle la jaula, se quedaba pegado al fondo con miedo a la libertad.

The HurtLocker ha ganado todos los premios habidos y por haber, hay quienes se sorprenden que sobrepase a Avatar. No podía ser de otra manera. Amén de sus caros efectos especiales, Avatar resulta una película entretenida, aunque para algunos (pocos parece) carente del factor Wow, estando destinada a provocar el Wow.

Sobre la guerra de Irak se seguirán haciendo películas. Algunas como esta, evitando el panfleto. Otras como Kimberly Pierce (directora de Boys dont cry) intentarán contar en filmes como Stop-Loss, la realidad de miles de soldados que NO quieren volver a esa adrenalina. A esos soldados que son llamados desertores, perseguidos por su propio gobierno, ejecutados civilmente, y puestos en la cárcel quitándoles todos sus beneficios si deciden no regresar a ese infierno. Historias, hay un montón.

The Hurt Locker es la película del año. La guerra, mientras tanto, sigue descarnada al otro lado del charco. Me pregunto qué pensarán los soldaditos por las noches.

Lo mejor: Muy bien filmada y se deja ver
Lo peor: el guión se cae después de la mitad
La escena: cuando se ve el montón de pedazos de bomba que guarda de souvenir, también la del niño que vende DVDs.
Lo más falsete: las escenas de peligro no estaban bien logradas
El mensaje manifiesto: La guerra es una droga
El mensaje latente: El cine comercial anda medio desvencijado
El consejo: Vela.
La pregunta: ¿cuánto habrá que esperar para que un director jodido exhiba una película sin autocomplaciencias de la invasión a Irak-Afganistán?

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