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DOCUMENTAL: An open secret (Un secreto a voces)

Por: Mónica Heinrich V.

Cuando surgió el escándalo del productor Harvey Weinstein y el centenar de denuncias en su contra por abuso sexual, lo primero que pensé fue en cuánto tiempo iba a tardar en caer Bryan Singer, el director de X-Men. Fue así que me puse a googlear su nombre. Para mi sorpresa, y a pesar del agitamiento de esa tapa de petos que  tiene a Hollywood en jaque desde hace meses, nuestro amigo Singer seguía pasando casi inadvertido.

Claro, el señor estaba inmerso en lo que será la biopic de Freddy Mercury y a nadie parece importarle que haya sido acusado de abuso sexual a menores durante toda su carrera. Para ver el timeline de abusos que este mes se ha engrosado con dos denuncias más, les dejo este link: Troubled films to Rape Claims

Escarbando más en la red me encontré con el testimonio de la documentalista Amy Berg que decía haber asistido a una de las famosas fiestas de Singer y que gracias a eso decidió comenzar un documental para destapar la mafia de pedófilos detrás de cadenas como Nickelodeon, Disney y Hollywood en general.

El documental en cuestión se llama An Open Secret (Un secreto a voces) y aunque vio la luz el mismo 2014 en el que Singer fue acusado de violación a dos menores , ha sido prácticamente marginado de las plataformas de torrents y de descargas. Tampoco tuvo estudios que respalden su distribución y fue relegado al olvido o al desconocimiento. Lo que no deja de ser una sorpresa, tomando en cuenta que su realizadora ha sido nominada al Oscar por el documental Líbranos del mal (reseñado AQUÍ) sobre el sacerdote irlandés Oliver O´Grady que abusó a decenas de niños.

¿Por qué un documental sobre un tema tan delicado realizado por una persona seria y profesional, con prestigio, no ha tenido eco en ningún lado? Porque Singer está protegido por la industria, la misma industria que durante años calló lo de Harvey Weinstein y lo de Kevin Spacey.

Los sospechosos habituales: Bryan Singer, Matt Lauer, Harvey Weinstein, Garrison Keillor and Kevin Spacey. Famosos acusados de abuso sexual. Composite: Rex/Shutterstock/Guardian Design Team

An open secret comienza con un mensaje a las víctimas: Sé valiente, denuncia. La vida se pone mejor.

Luego vemos una secuencia de un episodio de la famosa serie Blanco y Negro (Different Strokes). En ella, Arnold (Gary Coleman) es manipulado por un carismático adulto que luego se sabe era pedófilo. Willis (Todd Bridges) y Kim (Dana Plato) comentan junto al Papá de la serie sobre lo terrible que había sido descubrir que el señor estaba enfermo y que había que cuidarse de él. En paralelo el actor Todd Bridges, ya en la actualidad, declara cómo no puede ver episodios de la serie que lo hizo famoso. Bridges era abusado por su publicista, y su padre lo supo pero prefirió seguir recibiendo las ganancias que los contactos del violador le reportaban.

Todd Bridges abrazado por Arnold (su hermano menor en la ficción)

De ahí, el documental desenrolla una madeja de relaciones, conexiones y víctimas que solo puede producir escalofríos.

Para muestra un botón: los niños actores suelen sacarse una foto que se llama headshot y que generalmente va adjunta al currículum que presentan en los castings. Desde hace años estas fotos que tendrían que ser de uso exclusivo de Agentes o Directores de Castings se ofertan en Ebay. Algunas fotos muestran a niños o adolescentes sin polera, en actitudes “sexys”. ¿Quién las vende? ¿Quién y por qué alguien las compraría? Cuando se hizo una investigación sobre quién estaba detrás de estas ventas, se llegó hasta Bob Villard conocido Agente de estrellas infantiles. Tan conocido que sus clientes fueron Leonardo Di Caprio y Tobey McGuire, entre otros. Villard ya tiene dos condenas encima: 1) por distribución de pornografía infantil y 2) por abuso sexual a un menor.

Otro caso similar es el de Martin Weiss, un agente infantil que ha sido condenado por abuso sexual y aún tiene clientes a su cargo. Este sujeto era muy querido en la industria, y también un hombre adulto, soltero, que vivía solo y que invitaba a sus clientes (menores de edad) a dormir a su casa. Pijamadas que eran consentidas por los padres de las víctimas sin imaginar que se trataba de un pedófilo.

Martin Weiss con algunos de sus clientes

Lo del abuso sexual dentro de la industria no es una cosa aleatoria, quizás lo más estremecedor que revela An Open Secret es el sistema montado alrededor de los abusos que protege a agentes, directores, productores y actores. Corrijo, no solo se protegen unos a otros, sino que alimentan su enfermedad entre ellos.

Uno de los casos más emblemáticos es el de DEN una especie de proyecto de streaming de los 90s previo al auge de youtube o netflix, que llevaron a cabo tres socios: Marc Collin Rector, Chad Sackley (novio adolescente del primero, 15 años menor) y Brock Pierce (actor infantil adolescente que Bryan Singer les presentó a la parejita y que pasó por las manos de Bob Villard). Los tres vivían en una mansión en la costa este de Estados Unidos desde la que creaban contenido para redes sociales.

En esa mansión se hacían fiestas hedonistas a las que asistían productores, actores, directores, agentes y sí, niños. En las fiestas no había nunca una mujer presente, ni siquiera entre las personas que servían la comida o la bebida, duraban hasta muy tarde y los niños corrían por el jardín o chapuceaban en la piscina desnudos.

El ex presidente de DEN es David Neuman, actual ejecutivo de Disney y con acusaciones de abuso sexual encima. Bryan Singer, cuando no, era uno de los inversores más fuertes del proyecto. Otro de los asiduos asistentes a las fiestas y parte del grupete, era Brian Peck, gran amigo de Singer. Un actor menor actualmente condenado por abuso sexual y que en Hollywood trabaja como coach infantil de niños actores de la cadena Nickelodeon. Así es, toda esta gente a pesar de su prontuario, sigue trabajando y teniendo acceso y relación con niños.

Cuando pensás que has visto lo peor, tenés a un anciano Michael Harrah, una especie de leyenda en cuanto al manejo/casting/coaching de niños actores y que además es uno de los fundadores del SAG (Sindicato de actores) que cuenta que él mismo fue abusado de niño pero que es “algo común”. Harrah a lo largo de su vida ha llevado a niños a dormir a su casa y aunque no tiene prontuario alguno, Amy Berg consigue un audio de una conversación teléfonica en la que Harrah acepta haber tocado indebidamente a un niño en el pasado.

Dejo otro link que cuenta cómo el casting infantil de la famosa película con Jack Black, Escuela del Rock, fue hecho por un pedófilo convicto, entre otros detalles macabros de lo que la industria permite: 10 perturbadoras historias acerca del problema de la pedofilia en Hollywood. 

Esto es solo la punta del iceberg. Las denuncias de abuso sexual en Hollywood tanto en personas menores de edad como adultos son miles y al tratarse de un sistema en el que se mueve mucho dinero hay personajes como Bryan Singer que estarán protegidos hasta que dicha protección no caiga por algun motivo.

Singer ha sido despedido recientemente de la biopic de Freddy Mercury, pero todo apunta a que además de su oscuro pasado, su comportamiento en el set dista de lo profesional (problemas con los actores principales, malos tratos, llegadas tarde, desapariciones inexplicables) y el estudio al fin se ha cansado.

Eso no quita que siga impune de las acusaciones de abuso sexual, pero quizás sea el puntapie inicial de algo más grande.

El documental, por su parte, aborda el relato de cinco personas que se animaron a denunciar, que fueron niños víctimas de esos depredadores y que llevan años exigiendo justicia y viendo cómo esta justicia les es negada.

Evan Henzi, una víctima de Martin Weiss con Amy Berg, la directora.

Esto no es una sorpresa, ni un descubrimiento para el mundillo de Hollywood, esto es un secreto a voces. De algo que todos saben y callan.

En An Open Secret escuchamos a las víctimas (como tiene que ser) y se intercalan los detalles de los abusos y abusadores con las consecuencias para las vidas de los afectados. Drogas, alcohol, confusión de identidad sexual, culpa, depresión, suicidio. En una industria despiadada donde sin contar el abuso sexual, las exigencias del sistema, las ansias de fama, de reconocimiento, el poder, el dinero o la falta de él, se convierten en un grave problema, el abuso sexual se mezcla a ese cocktail de manera explosiva.

Quizás lo que se le puede criticar al documental es que termina convirtiéndose en un anecdotario, y el análisis que amerita cada caso se resume en el hecho (abuso) y en cómo lidió la víctima con dicho abuso, sin darle mayor profundidad.

La directora, Amy Berg, decide no finalizar su trabajo bajo la pesada sombra del abuso, sino con el testimonio de estos chicos-hombres que se liberaron al denunciar y aún no teniendo la justicia o el castigo de su parte, la denuncia, dice una de las víctimas de Martin Weiss, vale la pena.

Lo mejor: necesario y revelador Lo peor: su escasa distribución y la falta de consecuencias o castigos para la gente expuestas  La escena: la de Michael Harrah y la entereza al final de Evan Henzi Lo más falsete: … El mensaje manifiesto: creo que no es un tema solo de la industria sino de poder en general… El mensaje latente: denunciar vale la pena El consejo: denunciar vale la pena El personaje entrañable: los niños El personaje emputante: los abusadores y quienes los encubren El agradecimiento: por las valientes denuncias.

EXTRAS

Acá An open secret para ver online, aunque solo hay su versión en inglés.

AN OPEN SECRET. Official PG-13 version. Copyright Esponda Productions LLC #AnOpenSecret from Matt Valentinas on Vimeo.

DOCUMENTAL: Get me Roger Stone

Por: Mónica Heinrich V.

El año pasado le preguntaron a un mono chino quién sería el nuevo presidente de Estados Unidos, ante él tenía dos fotos de los candidatos: Hilary Clinton y Donald Trump. El mono (que ya había anticipado al campeón de la Eurocopa) corrió sin atisbo de duda a agarrar la foto de Trump.

La anécdota generó más burlas que preocupación, en ese momento era imposible pensar que Trump ganaría realmente las elecciones presidenciales.

Porque, admitámoslo, muchos vieron la candidatura de Trump como un error, como una suerte de fantochada o de capricho del magnate que nunca llegaría a buen puerto.

¿Construir un muro pagado por mexicanos?¿Un plan de recorte de impuestos fuera de proporción? ¿Prohibición total de entrada de musulmanes a territorio americano? ¿Derogar y reemplazar el Obamacare? ¿Deportar masivamente a inmigrantes? ¿Meter presa a Hilary Clinton? Esas eran algunas de sus promesas electorales más controvertidas y, sin embargo, ahí en la sacrosanta intimidad del voto secreto, la gente marcó casillas suficientes para que el oxigenado y bronceado Trump alcanzara la presidencia.

El documental Get Me Roger Stone (que se puede ver en Netflix) revela que no, no fue un error, no fue una fantochada, no fue un capricho, sus propuestas no fueron producto de su perfil alocado, ni siquiera la masa votante lo escogió por “accidente” o por no pensar con claridad en sus opciones. El documental nos dice que la candidatura de Trump obedece a una coyuntura propicia y a una estrategia política largamente planeada cuya génesis se puede encontrar en los 80s.

“Mi nombre es Roger Stone y soy un agente provocador” dice uno de los asesores políticos más oscuros de la historia política americana. Otros lo han llamado con justa razón “El señor de las tinieblas”, ha metido sus narices directa o indirectamente en momentos claves de su país.

Roger Stone es un dandy, un fan de Nixon, tan fan que tiene su cara tatuada en la espalda y posee la mayor colección de memorabilia existente sobre el único presidente americano que ha dimitido al cargo.

El “señor de las tinieblas” se involucró en la política desde muy joven y escaló gracias a su postura inescrupulosa y amoral. Se sentía atraído a personajes como Nixon, por lo que fue parte de su equipo con solo 19 años, así conoció a Roy Cohn. Cohn era un despiadado abogado que fue mano derecha de McCarthy y tuvo una participación activa en al persecución de los comunistas de la época. Cohn era abogado de Trump. A mediados de los 80s él sería quien presentaría a Trump con Stone. A partir de entonces se inició una estrecha relación de amistad y confianza que perdura hasta la fecha.

En el documental vemos a un Roger Stone práctico, cínico, fascinado consigo mismo y sabiendo qué carta jugar y cómo presentarla. Hasta tiene el mismo look de Trump: cabello teñido y excesivo bronceado.

Stone fue uno de los socios de la empresa de cabildeo (lobby) más poderosa de USA, con esa empresa obtuvo millones de dólares en ganancias. Esas fotos que uno ve de presidentes americanos estrechando las manos de dictadores o genocidas, son logradas a través de cabildeos. Acuerdos gracias a la influencia de los lobbistas en la administración del presidente de turno y que no concluyen solo con la foto o el estrechón de manos, son acuerdos multimillonarios que inician guerras o las sostienen. “El libertador de unos es el torturador de otros”, respondió Manafort (otro de los socios de Stone) ante los cuestionamientos éticos y morales.

Si bien el trabajo de los realizadores Morgan Pehme, Daniel Dimauro y Dylan Blank intenta abarcar la vida de Stone, en realidad el personaje sirve para cubrir las últimas elecciones y explicar el ascenso de Trump.

El “Make America Great Again” concepto calcado de la campaña de Reagan; el uso del término “La mayoría silenciosa”, otro concepto usado por Nixon, Reagan, Franco; el pedido del certificado de nacimiento de Obama para demostrar que secretamente es musulmán; Hilary enferma e incapaz de asumir el cargo; los mails que comprometían a Hilary liberados por Wikileaks; los nexos con Putin, todo eso se le atribuye a Roger Stone.

En algun momento de la campaña y como parte obvia de su estrategia, Donald Trump despidió a Stone cuando aún faltaban meses para las elecciones. Stone siempre ha jugado desde las sombras y desde ellas maquinó aún más a gusto, se relacionó con personajes como Alex Jones, resaltando que Jones tenía más audiencia que la CNN y la NBC juntos.

Alex Jones es un mediático periodista de extrema derecha. Tiene un programa llamado InfoWars que llega a más de 60 estaciones de radio y abarca al público que precisamente le dio el triunfo a Trump. Stone aparecía casi a diario en el programa de Jones, porque claro, una de las cosas en las que hacía hincapié era la llegada que tenía el magnate a un público clase media-baja.

“Usa el rencor de blancos resentidos para manejar la agenda de gente rica”, dijo Jane Mayer colaboradora habitual del New Yorker, que también brinda su testimonio en el documental junto a personajes como Jeffrey Toobin, Tucker Carlson, Matt Labash, Paul Manafort.

Sí, es verdad: los tejemanejes, el maquiavelismo, la falta de escrúpulos, las declaraciones y actitudes de jugador de ajedrez, la guerra sucia, el lobby, los negociados no son ajenos a la política en general, a ese pantano en que el se sumerge cualquiera que ingresa a ese mundo.

Get me Roger Stone produce cierta repulsión extra al ahondar en ese pantano y ver de cuerpo entero a uno de los pioneros del lodazal, un tipo que se ufana de ser el que normalizó la guerra sucia en las elecciones americanas, el que hizo del lobby una forma de vida, el que dice haber jugado un papel clave en la derrota a Al Gore, y que ahora tiene entre sus infamias el ser el arquitecto de Donald J. Trump como presidente.

El documental, en todo caso, le da demasiado crédito a Stone porque el problema no es solo Trump o Stone. Hay un sistema que los crea y que los alimenta. Un país que ha iniciado guerras contra «extremistas» ahora sufre el más dramático incremento de grupos de odio ligados al Ku Klux Klan y al movimiento supremacista blanco. Esto no viene con la administración de Trump es un caldo de cultivo que viene desde el origen del pueblo americano, ese que eliminaba indios porque eran salvajes.

Los recientes acontecimientos de Charlottesville son el corolario de una política de Estado sostenida que alimentó el odio y el temor al otro durante décadas. Un conflicto que encuentra en su actual presidente, Donald Trump, a un dignatario incapaz de lidiar con un fuego que él mismo atizó durante su campaña.

Get me Roger Stone lo explica claro y contundente, habrá que esperar a ver si el tatuaje de Nixon en la espalda de Stone no se convierte en una premonición. Hace unas meses y poco después de que Trump despidiese a James Comey, director del FBI, el señor de las tinieblas publicó un tweet: “En algún lugar Richard Nixon está sonriendo”.

DOCUMENTAL: Finders Keepers

Por: Mónica Heinrich V.

Esta es la historia de dos hombres y un pie.

El 2004 John Wood sufrió un accidente de avioneta en el cual además de perder a su padre, perdió su pie izquierdo.

Por algún motivo, y a pesar de que al padre no se le ofreció ningún tipo de velatorio y solo se lo cremó, John quiso conservar su pie.

En realidad, lo que tenía en mente era quedarse con los huesos pero un malentendido dio paso a que el pie sea embalsamado o momificado.

Los problemas de Wood iban más allá de su amputación, el hombre era drogadicto y alcohólico. Cuando tuvo dificultades económicas y no pudo pagar más su casa, metió todas sus pertenencias a un depósito que luego entró en subasta pública.

Lo que nadie se imaginaba era que Wood había dejado su pie dentro de una parrilla y dicha parrilla fue comprada (cerrada) en la subasta por Shannon Whisnant.

Shannon encontró el pie, llamó al 911, la policía se lo dio a la funeraria local. Cuando (tras una investigación) se descubrió que era de John y hubo revuelo mediático, Shannon quiso recuperar lo que según él le pertenecía. No olviden que ganó la parrilla en una subasta, tenía el recibo y según las cláusulas de ese tipo de compra las ventas incluyen el contenido de los artículos.

Esto parece un disparate pero ocurrió de verdad, tanto Wood como Whisnant disputaban la custodia del pie amputado. El primero porque era SU pie y el segundo porque quería sacarle rédito y exponerlo a cambio de unos dólares.

Finder Keepers es un alocado documental sobre una alocada situación. Codirigido por Bryan Carberry (debutante) y Clay Tweel (Make Believe, Print the legend), te hace ver a estos dos excéntricos personajes como seres humanos.

En una era donde reina el reality, parte del hype de la anécdota consistió en hacer lo que hemos visto hacer en algunos medios locales con personajes excéntricos: darles sus 15 minutos de fama mientras existe una burla solapada o una especie de bullyng que convierten a los invitados en caricaturas.

Ajá. Los medios no se ríen con vos sino de vos. El documental, en cambio, nos muestra el lado humano de lo freak. Por un lado Shannon un americano marginal cuyo padre lo maltrató tanto de niño que solo sueña con ser famoso, y por otro John, que tuvo privilegios y que no los supo aprovechar.

Al principio uno ve el documental riéndose un poco de la situación y pensando: «qué cojuda que es la gente», porque sí, la gente a veces es muy cojuda, pero los realizadores tuvieron el cuidado de no convertirlo en circo, aunque tenga nariz de payaso y zapatos gigantes.

Hay muchas reflexiones en la historia de vida de estos dos personajes. Las expectativas de las personas, lo que significa la atención (cualquiera que sea esta), los sueños, la fama, la adicción a los reflectores, el juego mediático, los espectadores que disfrutan cuando los leones entran a la arena y el despiadado olvido.

Aunque parezca cómico también es un documental sobre la tragedia. Dos personajes unidos por un pie y salpicando a sus dos familias con las decisiones que se toman alrededor de la custodia del mismo.

Disfruté Finders Keepers, lo único que me saturó un poco fue su excesivo énfasis en las secuencias finales. No necesitás que los personajes te digan qué aprendieron o qué no del asuntito del pie. Está a la vista.

De todas formas es un trabajo que vale la pena ver por su delicadeza y complejidad. Maneja de tal manera lo freak y el absurdo que deja cierta tristeza en el corazón.

Lo mejor: conmovedora y es más que la historia de un pie mutilado Lo peor: descubrir que el pobre Shannon murió el año pasado a los 42 años de un infarto sin alcanzar la fama que tanto añoraba La escena: Una de las últimas de Shannon donde sentado en su sofá en la semioscuridad dice que lo único que lo hará feliz es ser famoso, otra donde Shannon se da cuenta que lo tienen de payaso en un reality y claro: el juicio Lo más falsete: … El mensaje manifiesto: hay que dejar ir El mensaje latente: los medios no ríen con vos se ríen de vos El consejo: para mirarlo en Netflix, vale la pena El personaje entrañable: creo que todos El personaje emputante: los padres que marcan a sus hijos negativamente El agradecimiento: por todo lo que deja.

DOCUMENTAL: Tower

Un Monstruo en La Torre
(o puede que la biología decida por uno)

Por: Marcelo Añez

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Hace unas dos semanas vi en Netflix el documental Tower, dirigido por Keith Maitland, que mediante animación revive los sucesos del primero de agosto de 1966 de la Universidad de Texas en la ciudad de Austin cuando el ex marine Charles Whitman, de 25 años, subió al observatorio de la torre del campus con un arsenal y desde ahí disparó contra quienes pasaban por abajo. Mató a 16 personas e hirió a más de 30, entre ellas a una mujer embarazada que perdió a su bebé. Previamente había matado a su madre y a su esposa.

El horror duró 96 minutos. Los mayores daños fueron causados en los primeros 20 minutos. Rápidamente aparecieron ciudadanos armados con rifles de caza y escopetas (es Texas, recuerden) que desde abajo dispararon al tirador de la torre poniéndolo bajo presión y quitándole la libertad con la que actuó al principio. En ese momento, 1966, la policía no estaba preparada para enfrentar situaciones así. No tenían el tipo de armas con el poder de fuego y el alcance apropiados. Ni chalecos, ni tácticas. La policía de entonces contaba como armamento reglamentario con un revólver calibre 38 y a veces escopetas. Se cree que este caso aceleró la creación de los equipos SWAT.

El documental está estructurado en base a la narración de los principales protagonistas sobrevivientes. Las imágenes se intercalan; archivos de noticias de la TV de entonces, entrevistas con los personajes en una actualidad más o menos reciente, y la mayor parte animación. Recurso que rejuvenece a los personajes y los lleva de vuelta al día de los sucesos.

Habla Claire, la embarazada que perdió a su pareja y a su hijo no nacido (nunca más pudo embarazarse), habla John Fox, que junto a James Love y otros dos, atravesaron el patio y rescataron a Claire, moribunda. Claire habla de Rita, una especie de ángel que en los primeros momentos cruzó el patio y se tendió junto a ella -sin estar herida- solo para acompañarla, para hablarle y evitar que perdiese el conocimiento. Habla también el policía y ex Texas Ranger Ramiro Martinez, habla el policía Houston McCoy, y el civil Allen Crum, quienes junto a otro policía llamado Jerry Day atravesaron zigzagueantes el patio, cada uno por su lado, subieron al piso 27, se encontraron, y sin muchas palabras improvisaron un plan de asalto: subieron las gradas hasta el observatorio evitando pisar muertos y heridos, se dividieron en dos equipos de dos, avanzaron en direcciones diferentes esquina por esquina hasta que se toparon con Whitman. Martinez y McCoy vaciaron sobre Whitman revolver y escopeta, respectivamente. Lo mataron. Fin de la pesadilla.

Después pasó lo que pasa siempre. Salieron a la luz teorías de todo tipo tratando de explicar el caso del Texas Tower Sniper. Que si era el resultado de la violencia en el cine y la TV, que si del acceso y facilidad con que se conseguían (y consiguen) las armas, o que si lo hecho por Whitman había sido producto de la dureza con la que había sido tratado en su infancia por su padre (cosa cierta). Y claro, que si todo lo sucedido no era más que un producto de la sociedad de su tiempo. Y así.

Charles Whitman era un gringo joven, blanco, alto, rubio y fornido. La clase de norteamericano que agradaría a Trump. Era además un tipo extremadamente inteligente, de niño sacó 138 en el test Stanford-Binet. Había sido un Eagle Scout, el más alto rango que puede obtenerse en los Boy Scouts. Ex marine, aventajado francotirador y estudiante de ingeniería y arquitectura de esa misma universidad. No era un yihadista, en 1966 eso todavía no se usaba. Entonces, ¿Por qué lo hizo? El documental no entra del todo en ese espinudo tema.
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Cuando terminé de ver el documental me quedó la sensación de que ya conocía esa historia. Que la había escuchado o leído en alguna parte. Al otro día por fin pude recordarlo. La había leído en el libro Incógnito del neurocientífico David Eagleman que aborda el caso de pasada, de manera muy resumida, pero haciendo énfasis en lo que el documental apenas roza: las motivaciones de Charles Whitman.

Resulta que Whitman dejó escrita una nota suicida escrita en tres partes, la primera:

No entiendo muy bien qué es lo que me obliga a escribir esta carta. Quizás es para dejar alguna vaga razón por las acciones que recientemente he hecho. Realmente no me entiendo estos días. Se supone que debo ser un hombre razonable e inteligente. Sin embargo, últimamente (no puedo recordar cuándo comenzó) he sido víctima de muchos pensamientos inusuales e irracionales

Después de haber matado a su madre continuó la nota:

A quien corresponda: He quitado la vida a mi madre. Me subleva el haberlo hecho. Sin embargo, siento que si hay un cielo, ella definitivamente está allí ahora… Realmente lo siento… No duden de que quería a esta mujer con todo mi corazón

Y la concluyó después de matar a su esposa:

Me imagino que parece que asesiné brutalmente a mis seres queridos. Sólo quise hacerlo rápido y bien… Si mi póliza de seguro de vida es válida, por favor que paguen mis deudas… donen el resto anónimamente a una fundación de salud mental. Quizás la investigación pueda prevenir futuras tragedias de este tipo

Cumplieron su deseo, le hicieron una autopsia y resultó que Whitman estaba en lo cierto: su cerebro albergaba un tumor del tamaño de una uva, bajo el tálamo. El pequeño tumor oprimía el hipotálamo presionando también a la amígdala cerebral que es la encargada de regular las emociones. Eso no pudo determinarse en 1966, entonces no se sabía lo que hoy se sabe acerca del funcionamiento del cerebro. La comisión Connally, creada específicamente para eso, concluyó que con el conocimiento existente en ese momento no podía probarse la influencia del tumor en el comportamiento de Whitman, pero que era probable que sí hubiese habido tal influencia.

En la actualidad, estudiosos como David Eagleman consideran probado que el tumor cerebral de origen congénito (glioblastoma, para más señas) transformó a Whitman en otra persona. Dando un sopapo a la arrogancia de creernos eso del “libre albedrío”, que somos nosotros quienes decidimos, cuando, según Eagleman, es la biología quien decide por nosotros. O dicho de otra manera, somos apenas una especie de títeres de esa misteriosa e insondable masa que llevamos en la cabeza, que depende de un complejísimo equilibrio químico que cuando, por cualquier razón, se altera, dejamos de ser nosotros para convertirnos en otras personas.

Terrorífica idea en tiempos de autoayuda.

Twitter: @Libertario43

EN CARTELERA: The bolivian case / El caso boliviano

Omaigad!

The Bolivian case va de mulas, de yonquis, de juventud, de sistemas judiciales, de sistemas sociales, de política, de abogados, de gobiernos, de delitos, de racismo, de moralidades, de amoralidades, de sensacionalismo, de medios de prensa, de países tercermundistas, de países primermundistas, es pues una ensalada que te vas a comer con gusto.

La historia atrapa desde el minuto cero, y además se presta a que tengás airadas discusiones y debates con quien sea tu compañero de butaca.12313915_977923072277756_6839551423382902241_n

En mayo del 2008, fueron detenidas en Cochabamba las ciudadanas noruegas Christina Oygarden, Stina Brendemo y Madelaine Rodríguez. Las tres chicas (una de 17 y las otras en sus 20s) tenían en su poder maletas con 22 kilos de cocaína que intentaban transportar a Noruega.

Las señoritas son literalmente pilladas con las manos en la masa y por ende comienza el subsecuente proceso penal.

El documental The Bolivian Case, de la realizadora boliviana Violeta Ayala, nos cuenta cómo sucede esta historia y va un poquito más allá, cuestionando, sobre todo, la participación del gobierno noruego y de los medios de prensa en eventos que solo pueden denominarse como “cinematográficos”, porque parecen salidos de la más disparatada película hollywoodense.

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Oygarden paga su fianza cuando todavía no se ha llevado a cabo el juicio y huye con el beneplácito del gobierno noruego que le otorga extraoficialmente un pasaporte con nueva identidad. Stina, tiempo después y ya condenada, consigue pagar su respectiva fianza y huye gracias a la ayuda de una revista noruega llamada ALFA que contrata a unos mercenarios para que la saquen de Bolivia y a Stina para que publiquen la historia de la fuga.

O sea, los noruegos se pasaron por donde la espalda pierde su bello nombre a las leyes bolivianas y al Estado más.

Madelaine (hija de padre uruguayo y madre noruega) se queda presa en Cochabamba, porque se insinúa no es una noruega total, no viene de buena familia, es morena, no tiene la imagen de Oygarden (chica del campo, que iba a la iglesia) y además fue señalada como la reclutadora de las otras dos.

El documental reúne los testimonios de Stina y Madeleine, de César Augusto (boliviano/noruego y presunto cabecilla del grupo), de Nicole, Oskar, Brorson, los encargados de la logística y lavado de dinero de la operación, de abogados, de periodistas noruegos, logrando que la información proporcione peso al trabajo.

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A lo largo de la proyección veremos la cárcel de Cochabamba, el juicio, la huida de Stina, el juicio en Noruega y la manipulación de los medios para lavar o ensuciar la imagen de los acusados.

Sin duda, hay que reconocerle a Violeta Ayala dos cosas: 1) el olfato periodístico para champarse en esta historia desde el principio y 2) el seguimiento que le hizo a través del tiempo.

Ambos puntos son vitales a la hora de hacer un buen documental, porque el documental se nutre necesariamente de constancia y de la capacidad de aglutinar la mayor cantidad de material posible.

Creo, no obstante, que el documental en su forma y estética tiene un tratamiento bastante convencional y de hecho, para mí, no profundiza demasiado en los personajes y las situaciones.

Las declaraciones son interesantes, pero no sabemos mucho más allá de lo obvio, e incluso se desperdicia la posibilidad de indagar sobre la relación entre las tres muchachas y de sus motivaciones personales. Ok, esa es una decisión en pro del foco del documental, pero a modo personal, me faltó más información para entender el cuadro.

También me estorbaba la obvia simpatía de la realizadora con los acusados y su tácita complicidad en la fuga de Stina Brendemo. Lo que de alguna manera podría provocar un sentimiento similar al que provoca la revista ALFA.

Para ser más claros, el sistema judicial puede tener muchos vicios, los medios de comunicación son muy criticables, los prejuicios que te dan el color de piel o la clase social están en cualquier área de la vida, pero en la práctica las chicas cometieron un delito y además, no solo ellas, sino el resto de los involucrados, mostraban una nula (absolutamente nula) conciencia de culpa o remordimientos por lo sucedido. Era más o menos como cuando vas a la cárcel de Palmasola y todos te dicen que son inocentes.

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Nicole, una de las acusadas de ser parte de la logística de la organización, decía suelta de cuerpo que a ellos (el grupo) la prensa los había dañado, Madelaine lloraba porque le habían quitado la posibilidad de estar en el crecimiento de su hija, o sea…Nicole, al saber que las chicas fueron apresadas, le manda un mensaje de texto a Madelaine dándole instrucciones precisas sobre cómo coimear a un policía y diciéndole que use lo que sea para salir libre: dinero, sexo, influencias, lo que sea. Y Madelaine, bueno, tomar la decisión de traficar droga teniendo una hija pequeña tiene un final un poco predecible.

Eso como ejemplo.

Ayala trata de hacer un cuestionamiento al sistema y la cobertura de medios, pero para ello victimiza de alguna manera a sus personajes.

Y eso en sí mismo es una manipulación similar a la que critica.

Otra cosa es que los subtítulos tenían problemas de ortografía, más que nada de tildes y para una proyección en sala comercial habría que tener mayor cuidado con ese detalle.

De todas formas, no se puede negar que la historia se sobrepone a la forma y  al foco que Ayala ha querido darle, además de contar con un montaje que colabora para que, recalco, la experiencia sea de interés.

Por eso, y a pesar de los peros que podás encontrarle, The Bolivian Case es un documental atractivo que denota trabajo y, como ya dije, olfato, abriendo las puertas a un debate sobre muchos tópicos.

Un documental para ver y una realizadora para tomar muy en cuenta.

Mónica Heinrich V.

Lo mejor: una historia increíble Lo peor: victimiza a sus personajes La escena: el juicio noruego, no podía creer las preguntas pelotudas y la huevada del short (cortos) Lo más falsete:  el cariz de «pobre, Madelaine» El mensaje manifiesto: La justicia no es justa El mensaje latente: sistema judicial fallido y víctima del sistema judicial no siempre es lo mismo El consejo: Vela, es muy interesante El personaje entrañable: la frontera boliviana El personaje emputante: sentí particular empute con Stina y con Nicole, demasiada frivolidad para un asunto tan serio El agradecimiento: por el trabajo, por la investigación, hay muy pocas notas de prensa en español sobre el caso .

EN CARTELERA: Corazón de dragón

Después de casi una década, Paolo Agazzi retorna a la dirección para entregarle al público su Corazón de dragón.

La premier prescindió, con mucho criterio, de los brillos y lentejuelas de la alfombra roja, y demostró una vez más que hay cierto público que no va al cine a menos que exista ese derroche banal de brillos y lentejuelas.

El último encuentro que tuvimos con Agazzi fue a través de la fallida Sena Quina. Hay que reconocer que él mismo la publicitaba como una “joda”, así que no daba para tomársela muy en serio y rasgarse las vestiduras.

Ahora, escoge el género documental y trae a la pantalla la historia de 8 niños aquejados de cáncer.

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Es difícil tocar el tema del cáncer o de alguna enfermedad terminal porque se corren muchos riesgos. Riesgos de forma, de contenido y a eso hay que agregarle la valentía para enfrentar una filmación que supone un desgaste emocional importante.

Corazón de dragón tiene una factura digna, la calidad de su proyección está impecable (de hecho, una de las mejores que he visto) y tanto la fotografía de Gustavo Soto como el sonido no tienen nada que envidiar a algún otro trabajo del género. Es un documental bien filmado, concebido para conmover y cuyo mayor valor está en la trascendencia que le dará a sus 8 personajes.

Otro punto alto y, asumo, una decisión de dirección, es que lo que vemos en pantalla está relacionado sobre todo a los testimonios de familiares, doctores, enfermeras, y especialistas, y no recurre al golpe bajo de poner a los niños a relatar su mal. Cuando los niños aparecen, lo hacen para brindar un testimonio que sirve como anclaje del documental y no para buscar lágrimas gratuitas.

Utiliza de una manera muy bella la analogía del origami, su uso como terapia, como puente creativo y como símbolo de esperanza en una situación de vida que es constantemente una lucha por la sobrevivencia.

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Quitándonos el poncho de la simpatía, voy a decir algo frío, que lo digo solo desde la posición de montaje, creo que tiene demasiadas historias. 8 personajes es mucho, más aún si hablás del mismo tema. Con algunas variaciones de lugar, condición de vida, pero básicamente el cáncer es traumático, paralizante, y terrible para todos. Igual, puedo llegar a comprender la incapacidad de dejar a alguno afuera, aunque a mí como público me parezca que el golpe inicial que puede generar ver a un inocente niño con cáncer se vaya diluyendo ante una sensación de repetición. Repetición que se llega a sentir demasiado extensa.

Este tampoco será un documental informativo, de esos que al salir del cine te deja manejando un montón de información útil y shockeante de la situación. Es una visión emotiva de las historias de vida de sus personajes, lo que hasta cierto punto te hace preguntarte cojudamente:  ¿nada más?, pero que luego entendés es también una decisión del relato.

La voz en off del principio que se siente guionizada, la música demasiado incidental para mi gusto, algunas escenas donde podés notar el armado de la secuencia (niña que sube la escalera y que salta mientras levanta las manos), la obvia publicidad al Banco Mundial, el uso de la animación a veces a destiempo, el final semi-institucional de los personajes en el jardín, son algunas de las cosas que puedo mencionar como los puntos bajos.

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Eso no quita que tu corazón se humedezca cuando salen las fotos antes de los créditos y sabés que alguno de estos guerreros perdieron la batalla pero ganaron paz.

Corazón de dragón es un documental que con todo lo que se le puede criticar fríamente, sin duda es un trabajo serio y amerita su visionado para repasar un género que necesita mayor difusión.

Mónica Heinrich V.

Lo mejor: Inmortalizar a cada uno de estos niños
Lo peor: a nivel narrativo tiene demasiadas historias, y la obvia publicidad al Banco Mundial.
La escena: me gustaron mucho algunas escenas metafóricas, como la toma de arriba de la ropa tendida del hospital. El cierre de las historias de los niños, cuando hablan de sus planes a futuro y la animación de origami está presente.
Lo más falsete: algunas secuencias que se ven muy armadas como la de la niña que sube la escalera, el doctor que charla con algunas personas en el pasillo, y así.
El mensaje manifiesto: El cáncer no es sinónimo de muerte, se puede luchar y vivir.
El mensaje latente: Es una lucha diaria.
El consejo: Vela antes que la saquen de cartelera, creo que merece tener más público que otras producciones nacionales chapis y mal hechas.
El personaje entrañable: Cada uno de los niños y sus familiares.
El personaje emputante: la omnipresente muerte.
El agradecimiento: Porque le da trascendencia a esas historias.

DOCUMENTAL: Deliver us from evil (Líbranos del mal)

…Y LÌBRANOS DEL MAL…
Por: Mónica Heinrich V.
Una investigación de la BBC (Abusos sexuales y Vaticano) daba cuenta de Crimen Sollicitationis, un documento promulgado por el actual Papa, Joseph Ratzinger, en el que se brinda protección a los sacerdotes que son acusados de abuso sexual y en el que se impone una política de secreto absoluto para que los casos de pedofilia perpetrados por el clero permanezcan en la oscuridad. El texto fue redactado en los años 60s y uno de sus puntos más perturbadores es que el abusado no puede hablar sobre el delito, por considerar que los actos sucedidos ocurren dentro de un contexto similar al secreto de confesión. En el 2001 se hizo un cambio, teniendo el Vaticano única autoridad para juzgar un caso de pedofilia en sus filas.
De esta manera, Ratzinger (en su calidad de Prefecto de Congregación para la Doctrina de la Fe) manejó durante años cientos y cientos de denuncias, que fueron silenciadas y que consiguieron que el prontuario de los sacerdotes abusadores aumentara, gracias a la ausencia de castigo severo y a la NO remoción de tales sujetos enfermos del sacerdocio.
Durante el gobierno de Bush, el actual Papa pidió inmunidad en Estados Unidos para no ser sometido a ningún tipo de juicio que manchara su reputación, teniendo un caso abierto en Texas, por encubrimiento. Bush accedió, a pesar de que como Papa, Ratzinger ya tenía inmunidad…pero al parecer, el clero no quería dejar abierta la más mínima posibilidad.
Es así que llega hasta mí, un terrible (por lo duro) documental llamado: Deliver Us from Evil (Líbranos del mal). Lanzado en el 2006 y nominado a los premios Oscar como Mejor Documental, sacude hasta el último rincón del alma gracias al primer testimonio filmado en este tipo de reportaje de un sacerdote pedófilo.

Oliver O´Grady fue hallado culpable de decenas de casos de niños abusados. Desde principios de los 70s hasta principios de los 90s, el padre Oliver O´Grady destruyó familias enteras al violar, molestar o abusar sexualmente a diferentes niños. Como él mismo relata en el documental “Esto no debió ocurrir”, pero ocurrió.
Lo chocante es que desde sus primeros incidentes, el obispo de Los Ángeles y su superior inmediato, siempre estuvieron al corriente (se asume, entonces, que el Vaticano también lo sabía). Cuando surgieron las primeras denuncias oficiales, la postura de la iglesia fue asegurarles a las familias que enviarían a O´Grady a un monasterio, donde nunca tendría contacto con otros niños. La realidad era que simplemente lo cambiaban de Parroquia y  O´Grady estaba, otra vez, en posición privilegiada para encontrar nuevas víctimas.
Con tono totalmente carente de emoción, como si estuviera relatando un pasaje cotidiano de su vida, O´Grady cuenta a la cámara el “inmenso amor” que tiene por los niños. La entrevista la hace desde Irlanda, porque luego de ser condenado a 14 años de cárcel, salió en libertad al cumplir la mitad de su condena (7 años) lo deportaron a Irlanda, y hoy en día camina por las calles como cualquier mortal.
Mientras relata su experiencia, a su alrededor pasan ocasionalmente niños, ya que buena parte de la entrevista se hace con un parque infantil de fondo. En ese mismo contexto es que O´Grady dice que si alguien le pregunta: “¿Te excita ver a una mujer pasar?”, él diría: “No”, si le preguntaran: “¿Y un hombre?”: “No”, si la pregunta fuera: “Qué tal un niño”…La respuesta sería: “Sí, tal vez”…si le agregaran: “¿Y si ese niño estuviera en bañador?”…Él diría: “”…y “¿Si estuviera en ropa interior?”…no dudaría en contestar: “Claro que sí”. Todo esto lo cuenta con una risa “traviesa” al final.

A este relato propio de un sociópata, donde en ningún momento hay una cabal comprensión de la magnitud de sus actos, se intercalan testimonios de sus víctimas. El más desgarrador es el testimonio de la familia Jyono. Mary y Bob Jyono conocieron a O´Grady casi cuando este recién llegaba a USA desde Irlanda. Mary, la madre de su futura víctima, al ser irlandesa también, automáticamente le abrió las puertas de su casa al abusador, sin sospechar siquiera que su pequeña hija de entonces 5 años sería sistemáticamente violada por el sujeto hasta sus 13 años. “Ollie” como la familia cariñosamente llamaba al pedófilo, no fue descubierto hasta el juicio que se le hizo en los 90s. Cuando la pareja supo de las acusaciones, incluso lo apoyaron hasta que su hija Ann relató que mientras el sacerdote se quedaba a dormir, se metía a su cuarto y la sometía a continuas violaciones. El padre de la chica (hoy mujer de casi 40 años), llora compungido frente a la cámara, diciendo entre sollozos: “Dios no existe”…y desde el amargo descubrimiento no puede pisar una iglesia.

Además de este duro testimonio, se suman los de otros niños, ahora adultos que no han podido cerrar ese negro capítulo de sus vidas, que no han encontrado justicia…y que cuentan su historia para que “sirva de algo”. Del otro lado de la verdad, muestran declaraciones sacadas durante el proceso civil a O`Grady (La Iglesia Católica se negó a hacer declaraciones para el documental) donde el hoy Cardenal Mahony (obispo que socapó a O´Grady, y que sin embargo fue ascendido) y Monseñor Cain bajo juramento alegaron no conocer, “recordar” o estar al “tanto” de la grave conducta que llevaba arrastrando el padre O`grady durante casi 20 años. Aunque ambos manifiestan haber conocido algunas denuncias de abuso sexual, pensaron que eran “casos aislados”, que no “relacionaron entre sí” (¿?) El actual cardenal de Los Ángeles incluso minimiza el tono confidente y fraternal en que O`Grady le escribe agradeciéndole su apoyo, también niega descaradamente el tenor incriminatorio de otra carta que el mismo cardenal escribe a O`Grady, expresándole su afecto, comprensión y apoyo…

¡Comprensión y apoyo para O´Grady! que entre sus víctimas tiene a un bebé de apenas 9 meses. El mismo O´Grady en una de sus declaraciones durante el juicio contó que él a su vez fue abusado por otro sacerdote cuando tenía 10 0 12 años, y que su hermano mayor también lo abusaba sexualmente. Una historia tan oscura, que a veces suena hasta irreal.

Paralelamente, hay testimonios de abogados, teólogos, psicólogos que dan su opinión sobre esa compleja mafia que es la Iglesia Católica, donde, en este caso particular, el entonces Obispo Mahony, privilegió sus aspiraciones a convertirse en cardenal (no quería escándalos) antes que la vida de cientos de niños que quedaron marcados para siempre. Si Mahony o Cain no cayeron con O´Grady fue simplemente porque este no los incriminó y un día antes de su declaración fue visitado por abogados del clero, ofreciéndole una pensión vitalicia de 800$us mensuales si no acusaba directamente a dichos personajes.

Otros datos macabros que el documental arroja, es que en USA hay casi 100.000 denuncias de niños o adultos que en su infancia, fueron abusados por sacerdotes. Teniendo en cuenta que según estudios, sólo el 20% de casos de violaciones termina en una denuncia, eso quiere decir que deben existir 80% abusados que viven su pena en silencio. Más datos: un reportaje del L.A. Times afirmó que el 10% de los sacerdotes egresados del seminario St. John (de donde salen la mayor parte de los sacerdotes que ejercen en la zona oeste del país) eran seguros pedófilos.

Actualmente hay más de 500 sacerdotes en Los Ángeles acusados de abuso sexual. Y eso es lo que se conoce, los archivos de la Iglesia son clasificados y a menos que una denuncia se haga pública, los sacerdotes que tengan problemas de conducta sexual quedan protegidos por su institución. La misma institución que todos los días hace declaraciones públicas dando consejos morales sobre cualquier tema.

El documental es dirigido por Amy Berg, que debuta de manera sorprendente. Este trabajo es el resultado de 4 años de investigación. El contacto con el padre O`Grady y su posterior acuerdo para dar su testimonio en cámara fue un proceso que duró semanas, antes que Berg tuviera que viajar a Irlanda a entrevistarse personalmente con él. Cuestionada sobre si fue difícil hacer un documental de estas características, ella declaró: “Sería difícil no hacerlo”.

Deliver us from evil, se convierte en un documento importante y sin precedentes por su batalla contra una institución que en lugar de proteger a sus ovejas, protege a sus lobos. Causó mucha polémica entre los dogmáticos que se rehúsan a ver la basura que se esconde en el patio de sus propias casas. Vale la pena verlo y abrir una mirada crítica hacia un organismo que se alimenta de la fe de las personas, y que traiciona esa fe gastando millones de dólares en abogados que ocultan los escándalos, en lugar de resarcir a sus víctimas.

Aprovecho esta reseña para ligarla con el estreno de la película La duda, que trata un tema similar, de una manera muy sobria y elegante.

LA DUDA

Basada en una obra de teatro, La Duda colmó todas mis expectativas. Con un argumento oscuro, y haciendo gala (paradójicamente) de una simpleza que se agradece, la película aborda el tema del abuso sexual dentro de la Iglesia.

Ambientada en el Bronx de los años 60s, Philip Seymour Hoffman interpreta al padre Flynn. Este sacerdote goza de una personalidad atrayente, jovial y seductora. Los niños de su parroquia fácilmente lo toman como a un amigo, alguien en quien pueden confiar. En el extremo opuesto está la directora del colegio, Meryl Streep (GENIAL) interpretando a la hermana Aloysius. La directora tiene una personalidad opuesta a Flynn, es estricta, poco afectiva, tiende a dar severos castigos y es natural que surja una animadversión instantánea.

En medio de ambos se encuentra la hermana James (Amy Adams), una profesora que por su juventud posee un carácter dulce, inocente y bondadoso. En una época en que se vivía mucha segregación racial, la escuela católica accede a tener como alumno a su primer estudiante negro, Donald Miller. El chico tiene los problemas que podría tener cualquiera estando en su situación, el padre Flynn comienza a dispensarle un trato especial, que resulta sospechoso a la hermana James. Confundida, y sin saber qué hacer, acude a la hermana Aloysius en busca de consejo.

En ese momento la película comienza a caminar por los derroteros que bien señala el título: Dudas. Con un guión sólido, que es casi imposible no identificar a un dramaturgo teatral en el armado, el público se contagia de las sospechas, de las dudas de los personajes que desfilan en la pantalla.

El niño negro parece estar siendo abusado sexualmente, pero ¿realmente el padre Flynn se está aprovechando de su investidura? O ¿son las antipatías personales de la hermana Aloysius las que la hacen ver un monstruo donde no lo hay? ¿Es preferible acusar injustamente al padre Flynn, pero no correr el riesgo de que sea verdad? O ¿es mejor, ante la duda, callar?

Magistralmente actuada, tanto por los principales como por los secundarios, la película a pesar de ser muy sencilla, te atrapa desde la primera toma. John Patrick Shanley es el autor y director de esta pequeña joyita, que supo adaptar de una manera impresionante a la pantalla gigante.

Con diálogos precisos y silencios que dicen mucho, Patrick Shanley maneja una historia que no dejará indiferente a nadie y que está filmada de una manera inmejorable. Es ese tipo de filme austero, pero que está tan bien logrado que crece ante los ojos del público.

Nominada a varios Oscar, La Duda cuenta con una excelente fotografía, una insuperable ambientación y un manejo del ritmo narrativo que podría ser una gran lección para algunos que andan perdidos por la vida gastando un montón de plata en películas prescindibles.

Lo mejor: Buen guión, buen director, buenos actores…

Lo peor: no tiene absolutamente nada malo

La escena: el finalLo más falsete: nada

El mensaje manifiesto: Ante la duda, haz lo que consideres correcto

El mensaje latente: La duda lastima el espíritu

El consejo: Mirala, no te vas a arrepentir

La pregunta: ¿Hasta cuándo se protegerán a los sacerdotes pedófilos?

CURIOSIDADES
– La obra de Shanley, que se estrenó en el off-Broadway en el otoño de 2004, llegó a los teatros de Broadway gracias a la avalancha de buenas críticas. Se estrenó en el Walter Kerr Theater en 2005 y se mantuvo en cartel durante 25 preestrenos y 525 representaciones, a las que siguió una prolongada gira nacional y numerosas producciones internacionales.
– Para estudiar su personaje, Streep trabajó con las monjas de la universidad de Mount St. Vincent, lo que fue un gran placer para ella. «La disciplina, pureza e inteligencia de aquellas mujeres me resultó fascinante y de gran ayuda para mí», cuenta.
– Para preparar el papel, Hoffman pasó algún tiempo en una iglesia católica aprendiendo las tareas de un párroco.
– Durante el rodaje, Adams sintió una gran ansiedad al tener que compartir rodaje con Streep y Hoffman.
– La mayor parte de los interiores se rodaron en el College of Mount St. Vincent en el Bronx, fundado por las Hermanas de la Caridad y que fue el primer instituto femenino de Nueva York. Para el exterior de la escuela se utilizó la escuela de St. Anthony, el colegio de Shanley en el barrio de Parkchester, mientras que para el exterior de la iglesia se utilizó la de St. Augustine, también en el Bronx.

Tanto el documental como la película, ilustran hechos importantes. El primero es que a pesar que la Iglesia Católica presume de un origen divino, está conformada por seres humanos con defectos, virtudes y enfermedades. A la Iglesia no se le critica el hecho de tener en su seno pedófilos (que los hay en cualquier parte) sino que tenga una política tan cerrada en torno a la denuncia pública y al castigo inmediato a los que padezcan de esta enfermedad.

El proteger sus propios intereses ocasiona que los pedófilos sigan actuando con un agravante: al ser pastores, hombres de fe, gente ligada a la moral y a las buenas costumbres, se convierten en doblemente peligrosos y efectivos, porque de esa manera tienen un acceso casi garantizado a la vida de sus víctimas.

En segundo lugar, no todos los sacerdotes son malos o pedófilos, pero es conveniente no tapar el sol con un dedo y ver dónde está la génesis de dicha estela de abusos. La Iglesia como ente que dice hablar por Dios (si es que creen que existe)
…además de mantener frente a uno de los barrios pobres de Roma, un pequeño estado llamada el Vaticano, lleno de lujos y high class…debe tener como prioridad que no existan más víctimas. Que los decretos o políticas de secreto absoluto se eliminen y todo aquel que tenga que pagar sus pecados, los pague.

El documento Crimen Sollicitations ya tiene una canción, creada por el grupo madrileño Ska-P…con una letra súper dura, los españoles no se andan con vueltas, y plasman en música el resentimiento que deben albergar en su alma muchas familias. Lo más suave que dicen en esta canción es: “Miembros de la Curia, párrocos del sufrimiento, Crueles violaciones que al final se lleva el viento, Babosos violadores, carecéis de sentimientos, Los llantos de los niños que el pontífice ha encubierto”

Acompañada de un genial video, que seguro sacó roncha, este grupo alza su voz…casi a grito pelado, a través de un medio tan masivo como la música.

Alguien tiene que hacerlo…ya que los “siervos de Dios” guardan un pudoroso y conveniente silencio.

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