LOST IN CONTEMPLATION OF WORLD

NETFLIX: His House/ Ingrid Goes West/ A Ghost Story / The Witch Part 1

Por: Mónica Heinrich V. 

HIS HOUSE

“Somos buenas personas”, dice Bol (Sope Dirisu) al inicio de la película. Y yo le creo, automáticamente le creo. Aunque una vocecita odiosa en el fondo de mi ser me dice: Dime de qué presumes y te diré de qué careces. ¿Por qué sos así vocecita odiosa? Pero es imposible no creer en Bol. Bol que junto a Rial (Wunmi Mosaku) son refugiados de guerra en busca de una mejor vida. Bol y Rial, que en los flashbacks huían de la muerte en Sudán. Bol y Rial.

El debut del inglés Remi Weekes como director es por momentos desgarrador. Weekes es conocido en Inglaterra por sus trabajos publicitarios, productores de otro proyecto le dijeron que estaban buscando la manera de sacar adelante una historia de terror que tenga como base el proceso migratorio inglés. Terror y proceso migratorio no son dos conceptos lejanos. Weekes se animó a dar una idea y acá estamos hablando de His House. Películas de terror con comentario social se han hecho algunas en los últimos años, quizás las más conocidas son Us y Get Out (reseñada ACÁ) de Jordan Peele, pero mientras Peele optaba por una especie de humor negro, acá no hay espacio para el humor.

His house no rompe con la vieja tradición del terror que ya hemos visto en muchas películas: Bichos/monstruos/fantasmas que salen de la pared, objetos que se mueven, ruidos extraños, tensión creada por sucesos inexplicables. Weekes sigue la fórmula comercial en las cantidades justas aunque hay que reconocer que lo hace con mucha elegancia y pericia. Donde His House se desprende de lo genérico es cuando su propuesta se basa en lo humano. No en una pareja boluda que escucha cosas y lidia durante hora y media con lo supuestamente paranormal. Esta es una pareja de refugiados, dejar la casa no es una opción porque eso significaría que no se “adaptaron” y la posibilidad de ser deportados luego de pasar por todo lo que pasaron es otro terror que agregar a los bichos, ruidos, objetos que se mueven solos. Y ese es el terror que jode más, el sufrir con ellos la necesidad de “integrarse” a ese lugar, a esa vida, a pesar de los traumas que cargan de su pasado.

Hay un punto de giro que hace que His House sea más conmovedora. Ese punto de giro llega justo en el momento que la película se ha vuelto repetitiva y parece durar más de lo que dura en realidad. Ese punto de giro levanta un poco el comentario social que se empieza a perder a golpe de efectos. Luego, luego llega el bicho, un bichango que no sé si hacía falta. Mejor dicho: sí, sé. No hacías falta bichango. No soy fan de los elementos visiblemente terroríficos, y eso incluye monstruos/bichos/fantasmas que como espectadores podemos ver como entes reales, durante His House la sutileza es una enemiga en ese apartado, pero se soporta por el peso de lo que se pretende contar. Sin embargo, al final parece que pensaron: “Vamos a poner un bichango que va a ser el señor bicho para que la gente se sorprenda por el señor bichango”. Weekes, ya hemos visto bichangos de ese porte ene veces, encima lo ponés cuando la historia está por afianzar su metáfora y deja la crema chantilly cortada. Me pareció una solución absurda para “deshacerse” de lo que los atormentaba. Una salida simplona. Imagino que ya es cuestión de gustos. Fuera de eso, la película también es algo indulgente consigo misma y puede que exista cierto ruido en esa exhibición de migrantes haciendo lo que sea por sobrevivir. Eso no quita que mientras aparecen los créditos, el bichango pase a segundo plano y vos te quedés pensando más en lo terrorífica que es la migración para los refugiados y, sobre todo, en lo que significa lograrlo cuando otros no lo logran.

Lo mejor: está muy bien planteada a nivel estético, de climas y con la propuesta del tema de los refugiados Lo peor: va de más a menos, aunque el punto de giro final la ayuda bastante Lo más falsete: el bichango final y su eliminación El mensaje manifiesto: Tus fantasmas te siguen, nunca te abandonan El mensaje latente: Hay que aprender a convivir con esos fantasmas La escena: el punto de giro El personaje entrañable: la niña El personaje emputante: la guerra que todo lo destruye El agradecimiento: porque hay quienes lo logran.

INGRID GOES WEST

Ay, la obsesión virtual. O la obsesión a secas. Digamos que ningún obsesionado con otra persona tiene los patitos en fila. Ingrid (Aubrey Plaza) no es la excepción. Quiero ser empática con Ingrid, sí. Ingrid, dejame abrazarte. Porque la empatía es escasa estos días y hay gente de bien que a un enfermo mental lo quiere mandar a la silla eléctrica o a que lo cuelguen de los huevos sin chistar. ¡Momentito! Amantes del ayo ayo, apaguemos los interruptores de la silla, descolguemos la soga.

A Ingrid se le muere la madre después de lo que parece haber sido un proceso largo y traumático. Encima, la chica dice en algún momento de la película que la doñita era su mejor amiga, lo que no sería un problema si es que no hubiera sido su ÚNICA amiga.

Ingrid está hecha mierda. Hay que decirlo. Huérfana, sola, cagada. Ya es portadora de una orden de restricción por haber acechado a otra chica. Uno podría pensar que la situación sería un manazo para levantarse, descojudizarse y hacer algo productivo con su vida, pues no, mis cielas, no. Sumida en una tristeza infinita, mirando una revista, se topa con el carismático rostro de Taylor (Elizabeth Olsen) y empieza a seguirla en sus redes sociales, más concretamente Instagram.

Siempre le he dicho a amigos y conocidos lo expositivas que son las redes sociales, es un baile de figuretismo divertido pero que tiene sus aristas, cada cosita que subís o que mostrás es una ventana a tu vida. Hay personas a las que les encanta abrir sus ventanas, puertas, buhardillas, tragaluces y hacer con un taladro huequitos extras. Taylor es así. Postea dónde come, dónde hace sus compras, dónde le gusta bailar, con quién se encuentra. Algo ideal para Ingrid que, recordémoslo, está hecha mierda.

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Después de unos cuantos intercambios virtuales, Ingrid se convencerá que Taylor será su nueva mejor amiga y estará lista para ir al oeste. Así es, se muda de ciudad para perseguirla. 

El joven director Matt Spicer dirige esta epopeya de la soledad, las vidas de cartón y las mentiras en redes sociales. Ingrid se construye una vida para estar a la altura de su instagramer favorita. Su instagramer favorita también se construyó una vida para sus followers.

Ingrid Goes West atrapa pero no encandila. Los guionistas (el mismo Spicer y David Branson Smith) se enredan demasiado con la entrada a escena del díscolo Nicky (Billy Magnussen) y terminan cerrando la historia con una secuencia anticlimática que bordea el “ya no supe qué más hacer”. Es como si el discurso narrativo laboriosamente construido al inicio se haya ido desinflando de a poco. Igual vale la pena echarle un vistazo porque Elizabeth Olsen como la superflua Taylor e Ingrid como la frágil candidata a la silla eléctrica de la gente de bien, consiguen un sólido Me gusta.

Lo mejor: temática interesante y entretenida Lo peor: no va más allá Lo más falsete: el final El mensaje manifiesto: las vidas de mentira se extrapolan a las redes El mensaje latente: no hay necesidad de construir una vida de mentira La escena: la incómoda secuencia de la reunión con el falso novio El personaje entrañable: Ingrid El personaje emputante: los wanna be instagramers El agradecimiento: porque se deja ver con facilidad.

A GHOST STORY

Quiero hacer un espacio para esta película. Esta película merecería una reseña aparte, pero la meto acá para que des click por las otras y pum pam pensés: “OH, podría ver “A ghost story””. Sí, sí podés. Lo peor que pasaría es que seás parte del grupo que la encontró aburridísima y que no soportó la sabanita. Yo la pospuse 3 años entre que me olvidaba o creía que sería algo similar a P.S. I Love you o veía los quichicientos episodios de Greys Anatomy.

Sabanita con ojitos

David Lowery (Ain’t Them Bodies Saints) es el director y guionista de esto. En una entrevista comentó que escribió A Ghost Story en medio de una crisis existencial. Había leído noticias sobre terremotos y la situación política americana y mundial y estaba convencido que el fin del mundo se acercaba. David, tengo noticias más veraces para vos: desgraciadamente, este tole tole seguirá.

Volviendo a nuestro tema, como trato de no leer reseñas o ver trailers previo a ver las películas, viví A Ghost Story a pleno con todas sus sorpresas…ya, ya…no son muchas pero son precisas.

Casey Afflec es C. un músico que está casado o en concubinato (ya no me acuerdo) con M. (Rooney Mara). Al principio solo vemos a la parejita siendo la parejita aspiracional. Así cuando llega la muerte del señor C. sufrimos con ella el duelo y pensamos “tanto que se querían” “tan felices que eran juntos” “tan bonitos que se veían”. Bueno, C. se accidenta y estira la pata y cuando M. lo va a reconocer a la morgue y pasa la típica escena del cuerpo tendido con la sábana cubriéndolo en absoluta soledad, ahí aparece la primera sorpresa: luego de unos segundos de mortandad, zas, C. se levanta de la camilla cubierto completamente por la sábana, como un fantasma de esos que dibujábamos cuando éramos chicos. Como una versión adulta y en carne y hueso de Gasparín, el fantasma amigable.

“¡Decime que Casey no se va a quedar con la sabanita toda la película!” le dije arrebatada a compañero de butaca. Y sí, sí. Casey (o a veces el director de arte que lo doblaba en cuerpo) se queda con la sabanita toda la película porque la sabanita es la protagonista. Este fantasma que no fue hacia la luz y se quedó viendo pasar el mundo y la vida a su alrededor.

Al principio recibí el asunto de la sabanita con un poco de estupor y humor. Ambas dos. Me parecía forzar el naipe demasiado que la sabanita tuviera ojitos (no sé porqué tengo que decirlo en diminutivo). ¿Cómo carajos se supone que la sabanita va a tener ojitos en dos segundos? ¿Por qué querés que me crea que le aparecieron los ojitos a la sabanita así nomás? Pero luego de un rato aceptás la propuesta. La sabanita tiene ojitos y qué, deambula por ahí y qué, tiene el cuerpo como si tuviera miles de sabanitas debajo de la sabanita principal y qué.

Sabanita disruptiva y qué

La segunda sorpresa sucede cuando te das cuenta que M. no será parte total de la película, porque C. la ve mudarse de la casa que compartían y él se queda ahí siendo testigo de los cambios de esa casa y del mundo durante años.

Para algunos espectadores esto será caca en carretilla. Dirán qué estupidez que la sabanita esté ahí sin hacer nada durante toda la película, qué aburrido ver a M. comerse durante cinco minutos un pie de chocolate en un plano fijo, qué ridículo el monólogo del doncito de overol que nos habla del sinsentido de seguir viviendo, qué atrevimiento la sabanita vecina floreada con la que la sabanita de C. se comunicaba telepáticamente, qué huevada autoconciente, pretenciosa y pajera. ¿Y saben qué? Puede que tengan razón, pero señores: adoré la sabanita. Sí, claro que hay cosas excesivas. Sí, claro que sabés exactamente cómo va a concluir este cuento sobre el duelo, la soledad, el existir, el paso del tiempo, la modernidad y el cambio climático. Pero más allá de todo…más allá de nada, hay una fuerza magnética que te jala a creer en la historia y a sufrirla. Yo misma no procesaba cómo se me rompió el corazón en pedazos cuando la sabanita se quedó sola viendo su casa demolida. Me muero con vos, sabanita.

A ghost story no es para todo mundo y dependerá exactamente de cómo estés dispuesto a recibirla o qué puntos de encuentro emocional tengás con ella. Advierto que no es una película de terror, así que el juego fantasmal no es para generar miedo al más allá sino todo lo contrario, lo que jode es el más ACÁ. Porque la sabanita puede parecer vacía y deformada, pero cuánta vida hay en ella.

Lo mejor: mueve todas tus sábanas interiores Lo peor: si no estás dispuesto a aceptar la sabanita con ojitos todo te va a parecer ridículo y fuera de tono Lo más falsete: los ojitos de la sabanita El mensaje manifiesto: si sos pendejo podés hacerle ojitos a una sabanita y hacer que el público te acompañe igual El mensaje latente: No importa si hay ojitos en la sabanita, lo importante es que hagás que la gente se lo crea La escena: Cuando se levanta con ojitos en la sabanita El personaje entrañable: Hace falta decirlo? La sabanita…con ojitos El personaje emputante: las sábanas sin ojitos El agradecimiento: por ponerle ojos a la sabanita cuando nadie se lo esperaba.

THE WITCH PART 1: Subversion

Esto estuvo intenso. Siempre me maravilla la capacidad que tienen los coreanos de hacer películas comerciales tan entretenidas y vertiginosas.

Llegó la potra, la caballota

El despelote comienza cuando Ja-Joon de 8 años corre ensangrentada a través de algo que parecer ser una zona boscosa. Un grupo de hombres con perros y linternas la están persiguiendo. Finalmente, Ja-Joon consigue escapar y hay una elipsis temporal de 10 años.

Amig@s. Park Hoong Jung viene deleitando nuestra pupila desde que era solamente un guionista. ¿Se acuerdan de esa fantástica película que es I Saw the Devil (reseñada ACÁ)? los deditos de Hoong Jung fueron los responsables de cada maravilloso segundo. Se acuerdan de la aclamada New World, él la dirigió y guionizó. Bien ahí, Hoong Jung. Con The Witch sigue la estela de sus anteriores trabajos entre el misterio, la acción y las escenas violentas realmente creativas.

Eso sí, a The Witch hay que tenerle un poco más de paciencia porque el director se da un tiempo bastante amplio para mostrarnos el mundo de Ja Joon luego de la elipsis. Entonces, el espectador que lea esta reseña pensará dónde carajos está lo entretenido y lo vertiginoso si aparentemente no pasa nada un buen rato. Serenidad, mis pequeños padawanes. Cuando lo entrenido y lo vertigonoso llega, llega en serio.

Llegaron los que la potra, la caballota, va a hacer talco

Gran actuación de Kim-Da Mi como la misteriosa Ja Joon, vemos de vuelta a Jo Min Su (la gran mamá protagonista de la película Pietá de Kim Kim Duk) como la retorcida doctora, también volvemos a ver a Choi Woo Sik (a quien conocemos por Parasite (reseñada ACÁ) y Train to Busan (Reseñada ACÁ) como el loquito bilingüe, y así, tenemos un reparto de lujo con una trama que si analizamos al detalle no tiene el más mínimo sentido, pero que es lo suficientemente entretenida para mantenernos mirando hasta que se acabe la última secuencia.

Ah, qué gran momento el de la escalera y el “No soy esa chica”. Qué gran momento cuando descubrimos lo que descubrimos. Qué baile de sangre y descontrol. Qué pendeja la gallina, dirían en algunos pueblos monte adentro.

The Witch promete una segunda parte que tendría que haber llegado este 2020, y que estoy esperando como si fuera navidad. ¡Hoong Jung, ponete el barbijo y los guantes y hacé lo que tengás que hacer!

Lo mejor: muy entretenida y creativa en sus escenas de acción/violencia Lo peor: no tiene sentido alguno Lo más falsete: que le inyecten el suero ¿a santo de qué? Y que sabiendo que ella es quien es no hayan tomado más precauciones El mensaje manifiesto: Uno se construye la vida que desea El mensaje latente: El pasado siempre está ahí La escena: la de la escalera El personaje entrañable: la pareja que la adoptó y la mejor amiga El personaje emputante: la doctora El agradecimiento: por lo entretenida que se vuelve.

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1 Comentario

  1. Eso sí, a The Witch hay que tenerle un poco 오피 más de paciencia porque el director se da un tiempo bastante amplio para mostrarnos el mundo de Ja Joon luego de la elipsis. Entonces, el espectador que lea esta reseña pensará dónde carajos está lo entretenido y lo vertiginoso si aparentemente no pasa nada un buen rato. Serenidad, mis pequeños padawanes. 오피 Cuando lo entrenido y lo vertigonoso llega, llega en serio.

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