LOST IN CONTEMPLATION OF WORLD

MÚSICA: El futuro nació en 1977

Por: Eva Sofía Sánchez

Television, First Avenue NYC 1977
Television, First Avenue NYC 1977

Una noche durante el verano de 1977 cayó un rayo en Nueva York. El hecho provocó un apagón eléctrico que duró más de 24 horas. Ocurrieron disturbios, robos, asaltos, represión policial. Se reportaron más de mil incendios en la ciudad. El partido de béisbol entre los Mets y los Cubs debió suspenderse.

Nueve millones de personas quedaron a oscuras. La mayoría de los neoyorquinos se quedó en casa, no a causa del apagón, sino por temor al hijo de Sam, un asesino en serie que atacaba a sus víctimas con una pistola calibre .44. Se llevó seis vidas durante el verano. Al ser capturado dijo que seguía las órdenes del perro de su vecina. Un demonio le hablaba.

Ese mismo año despertó en la ciudad la fiebre del disco. El Studio 54 era el templo de las lentejuelas, androginia y cocaína. Los habitués eran Mick Jagger, Andy Warhol y Jhon Travolta. Desde el Bronx llegaba un nuevo ritmo llamado hip hop de la mano de Grand Master Flash. En bares como el CBGB una banda llamada The Ramones rasgaba sus guitarras al ritmo de un rock and roll despeinado y con chamarras de cuero.

Todo esto mientras la ciudad vivía una de las crisis económicas y sociales más dramáticas de su historia.

En ese contexto Television lanzó su primer disco, titulado Marquee Moon.

No era punk. Tampoco rock. Ahora se podría definir como indie, pero en esos años el término no existía. “Yo siempre pensé que éramos una banda de pop” dijo alguna vez Tom Verlaine, guitarrista y cantante del grupo.

La canción que le da el título al álbum tiene una duración de diez minutos. En las primeras frases Verlaine canta: “Recuerdo cuando la oscuridad se desdobló. Rememoro al rayo cayendo sobre sí mismo”. Esto lo escribió antes del apagón.

El tema es minimalista en su interpretación y poético en su lírica. Las baterías llevan adelante la canción, con cadencias que rememoran algo de jazz ingenuo. A partir del minuto cuatro con treinta segundos inicia un intento de solo de guitarra. Eleva la música y hace volar la imaginación. En un momento todo se torna etéreo y pastoral. Si de cadencias hablamos, este es un gran ejemplo.

Escuchar a Marquee Moon es reconocer el futuro que se gestó desde 1977. Su marca está tatuada en la música del momento, sea este momento los ochenta, noventa o el nuevo siglo. Una oscura influencia, casi impresa con tinta invisible en el ADN del rock actual.

Esto sólo podía nacer desde algún callejón oscuro de alguna ciudad desesperada que huye de un asesino en serie.

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