CINE JAPONÉS: Shoplifters (Un asunto de familia)

Por: Mónica Heinrich V.

Juri: ¿Qué ves?

Shota: El mar

Juri: El universo

Juri y el universo

Hay películas que te movilizan y te dan deseos de abrazar. Abrazar gente. Abrazar animales. Abrazar cosas. Abrazar.

Terminando de ver Shoplifters tenía ganas de abrazar a Japón, o que Japón me abrace y no me suelte nunca.

Me gustaría preguntarle al director de esta ¿película?, a Hirokazu Koreeda qué hacemos después…qué hacemos con la marca de plancha que nos dejó en el brazo.

Porque Koreeda ha sido muy hábil, como siempre, y como siempre no vimos venir todo lo que se avecinaba a esa aparente calma y felicidad. Una felicidad ajustada, jodida, pero ese tipo de armonía que duele perder, que desgarra perder.

Todo transcurre en Japón, nuestros protagonistas son seres marginados, que tratan de sobrevivir en un mundo en el que no tienen ningún privilegio. La viveza criolla ha generado varias mañas. Osamu junto a Shota, el niño que ve el mar en las bolitas de cristal, se las ingenian para robar en distintas tiendas bajo la idea de que: Si está en una tienda aún no pertenece a nadie.

Volviendo de una de sus fechorías y en pleno invierno, descubren a una pequeña niña sola dentro de una casa cercana a la de ellos. Juri, la niña que ve el universo en las bolitas de cristal. El hombre se compadece de ella y decide llevarla a la humilde casa que comparten junto a otras personas más. Aki, la chica que es trabajadora sexual, Noboyu que es la esposa de Osamu y la abuela. La familia se conmueve con Juri a quien alimentan y cobijan. La abuela descubre que la niña, esa hermosa niña capaz de ver el universo en las bolitas de cristal, está llena de cicatrices.

Esos son los primeros minutos de Shoplifters. El guion escrito por el mismo Koreeda nos cuenta todo con una fluidez que hace que plante semillas de admiración en mi jardín interior.

Luego, Koreeda avanza y vos lo seguís porque es lo único que podés hacer. Y poco a poco va revelando algo más.

Hasta ese momento decís: Qué bonita película, pero lo que la hace especial es lo que sucede después.

SPOILER El director japonés pone en pantalla oscuros secretos de esos marginados que acogieron a Juri, pero lo hace sin una sola gota de prejuicio, porque al fin y al cabo, todos estamos dañados un poco. Traspasa una línea moral haciendo que para el espectador sea muy difícil marcar qué es lo bueno o qué es lo malo. Parece que Osamu tiene la costumbre de robar en todos los aspectos de su vida y los niños no han sido una excepción. Tanto los robos, como los supuestos secuestros, como la muerte de la abuela y la cobrada de la pensión, son planteados por Koreeda con un equilibrio fuera de lo común. También tenemos un vistazo sutil al Japón menos turístico y exótico. A través de sus personajes el director hace una radiografía social durísima. Así es, suceden muchas cosas en Shoplifters, y suceden después de que se ha generado la empatía suficiente con los personajes para que joda y joda mucho. FIN DEL SPOILER

No quiero dejar de mencionar, porque es muy importante hacerlo, que los actores, cada uno de ellos están maravillosos encarnando sus personajes. No hay un secundario que desentone, los niños están perfectos. Shota y Juri iluminan la pantalla. Por eso, entre otras cosas, es que Shoplifters fluye, y también porque el estilo de Koreeda siempre ha sido más naturalista. Ni siquiera en sus películas de tinte más fantástico como Air Doll o After life abandona su apego a lo natural en el cine. Incluso la fotografía es poco pretenciosa. Este es un cine de historia, de personajes, donde la impostura de la imagen no es el objetivo a perseguir. Sí hay un par de momentos puntuales en los que se aparta del camino de la sutileza, pero el conjunto de Shoplifters es más que ese par de momentos puntuales.

Cuando salen los créditos y por primera vez descubrís música en la película, sentís compasión y gratitud, Koreeda nos mostró su bolita más brillante y en ella cabe todo, el amor, la crueldad, la violencia, la decepción, el mar, el universo y algo parecido a la Familia.

Lo mejor: bella y compleja Lo peor: desgarradora La escena: la de las bolitas y la del mar y también cuando el señor de la tienda le dice lo de su hermanita Lo más falsete: que Osamu no haya recibido más castigo El mensaje manifiesto: la Familia no tiene que ver con la sangre El mensaje latente: la Familia va más allá de lo moral El consejo: para verla con idioma original El personaje entrañable: Shota, Juri, la abuela, Aki, hmmm todos El personaje emputante: los papás reales de Juri El agradecimiento: por EL CINE.

CURIOSIDADES

La actriz Kirin Kiki que interpretó a la abuela actuó por última vez en Shoplifters antes de morir de cáncer.

Lily Franky que interpretó a Osuma, ha participado en más de 40 películas desde su debut en el 2001. También es ilustrador y escritor.

Segunda película en la que actúa Miyu Sasaki, la pequeña Juri.

Hirokazu Koreeda dijo que desarrolló la historia para Shoplifters desde su película anterior De tal padre, tal hijo (2013), con la pregunta «¿qué hace una familia?».

Primera película japonesa en ganar la Palma de Oro desde The Eel en 1997.

Para investigar el proyecto, Hirokazu Koreeda recorrió un orfanato y escribió una escena inspirada por una chica que leyó Swimmy de Leo Lionni.

Estableció su historia en Tokio y también se vio influenciado por la recesión japonesa, incluidos informes de los medios de comunicación sobre cómo vivían las personas en la pobreza y sobre el robo en tiendas.

Koreeda también había oído hablar de familias que recibían ilegalmente pensiones de jubilación de sus padres que habían muerto hacía mucho tiempo.

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