LOST IN CONTEMPLATION OF WORLD

CINE INGLÉS: The Banshees of Inisherin

Por: Mónica Heinrich V.

Tengo una debilidad por Martin McDonagh. Sí, por vos, Martin. Por vos que decís que siempre has tenido voces en tu cabeza o que dijiste: ¿Cómo no vamos a estar furiosos con el mundo?

Cinco años después de la premiada Three Billboards Outside Ebbing, Missouri (reseñada ACÁ) Martin regresa con The Banshees of Inisherin (Los espíritus de Inisherin).

Y es una película muy Martin. Y una película que desatará voces en tu cabeza. Y una película muy furiosa con el mundo.

En una remota y ficcional isla llamada Inisherin, Pádraic (Colin Farrell) irá como todos los días a tocarle la puerta a Colm (Brendan Gleeson), su mejor amigo. Pero: oh, sorpresa, Colm no atiende y cuando Pádraic va al bar y se topa con Colm, el que fuera su mejor amigo muy suelto de cuerpo le dice que ya no quiere más esa amistad porque lo encuentra muy aburrido, que quiere dedicar el poco tiempo que le queda a actividades más edificantes que charlar huevadas con él y que deje de buscarlo. Vaya a echarse. Así de sencillo.

El estupor se apodera de Pádraic y del espectador. ¿Puede ser posible que una decisión de esa naturaleza se tome tan arbitraria e insensiblemente? Para Colm es posible. Pádraic no se resigna a perder esa amistad, porque además no entiende los motivos, ser “aburrido” no le parece un argumento, así que intenta retomar la relación con Colm. Sin embargo, Colm está decidido y lo que ya era extraño (no quiero ser tu amigo porque me aburrís) se vuelve perturbador cuando Colm le dice a Pádraic que cada vez que lo busque o intente retomar el contacto se cortará uno de los dedos de la mano que usa para tocar su amado violín.

Voy a ver si este cojudo se corta los dedos

A ese punto la película de Martin nos tiene secuestrados. Y sabés que lloverán dedos a granel. Habrá quienes simpaticen con Pádraic, este hombre sencillo, de gustos simples, que está devastado por el golpe que significa perder la amistad de Colm. Habrá quienes encuentren razonable que Colm haga con su tiempo lo que mejor le parezca y corte los lazos que desee cortar en busca de la anhelada trascendencia. Habrá quienes quieran escribirle furiosas cartas a Martin por someter a semejante tortura moral al espectador. Habrá quienes se dejarán llevar como las olas que golpean esa Inisherin que existe y que no existe.

A Pádraic y Colm los rodean Siobhán (Kerry Condon) la hermana de Pádraic, una mujer que desea huir de ese pueblo chico infierno grande y que, a su manera, también percibe una vida mejor lejos de Pádraic. Parece que todo es mejor lejos de Pádraic. Conoceremos a Dominique (Barry Keoghan) un chico alcohólico, abusado por su padre y cuya existencia se encuentra al borde del abismo. Y claro, sentiremos nuestro corazón derretirse cada vez que aparezca la dulce y maravillosa Jenny, una burra a la que Pádraic (y nosotros) le tiene mucho apego. 

Martin usa una vez más el humor negro que ya le conocemos y disfrutamos en In Bruges (2008, reseñada ACÁ), en Siete Piscópatas (2012) y en Three Billboards outside Ebbing, Missouri (2017). Ese humor en el que se disfraza lo terrible que está contando. El guion escrito por él mismo tiene un in-crescendo en el que esta cosa negra que tiñe las escenas iniciales termina manchando de oscuridad todo.

Hay también un comentario social: el escenario, los personajes la isla Inisherin parecen sacados del folclore irlandés. Y no es casualidad que ese aire a folclore irlandés más romántico y suave sea elegido para este relato. Es el contrapunto de Martin a sus raíces. De hecho, el título banshee que ha sido traducido literalmente como espíritu tiene otra connotación más profunda. Las banshees forman parte del folclore irlandés desde el siglo VIII. Son espíritus femeninos que se aparecen para anunciar con sus llantos o gritos la muerte de un pariente cercano. Son consideradas mensajeras del otro mundo. La figura evoca dolor, soledad, tragedia.

Y en rigor a la verdad The Banshees of Inisherin nos cuenta una amarga tragedia. La mirada de Martin es pesimista. El ser humano está condenado a peleas fratricidas. A conflictos nacidos de argumentos banales o absurdos. Sos aburrido, no me gusta tu ideología política o a quién seguís o cómo te vestís o con quién cogés. Martin sabe que esos conflictos escalan y rompen amistades, familias, sociedades. El director apunta a la Guerra Civil Irlandesa que finalizó en 1923, y es el año que elige de contexto para su película. Esa guerra trajo miles de muertos para nacionalistas y unionistas, dejó heridas que continuarían abiertas hasta la fecha y que tienen sus réplicas en distintos países.

Lo que se rompió ya no se vuelve a pegar

Entre sus puntos flojos quizás The Banshees of Inisherin se puede tornar un poco repetitiva, además requiere de cierto compromiso del espectador para creer lo que sucede entre Pádraic y Colm. Hay espectadores que se toman la película en una onda neo-realista y no consiguen entrar a la premisa de arrojar dedos a la puerta de un ex amigo. En mi caso, estaba con Martin en lo bueno y en lo malo, en los dedos cortados y sin cortar.

Mientras la película más avanza nos arrastra a un verdadero penar de una banshee tradicional. El final un tanto anti-climático con el comentario social más masticado dejará a más de uno pensando si no está pegado con saliva. No hay un punto intermedio, solo miseria y la certeza de que cualquier ser humano puede convertirse en un hijo de puta. Pero hay tanto para disfrutar en cuanto a narrativa y trabajo actoral que podés mirar discretamente hacia otro costado.

La dupla conformada por Brendan Gleeson y Colin Farell es fantástica. Ya sabíamos gracias a In Bruges (2008) que existe una química entre ambos actores que la pantalla ama y que nosotros amamos. Cualquier premio que reciban será más que merecido. Martin sabe lo que hace y hace lo que sabe repitiendo la alquimia de juntarlos y solicitándole a Carter Burwell, su habitual compositor, que la música del filme no tenga nada que ver con las melodías irlandesas. Esas sabias decisiones de dirección elevan un poquito más a The Banshees of Inisherin.

El director de fotografía Ben Davis (también habitual colaborador de Martin), cuyo currículum está lleno de películas de súper héroes, se luce retratando los acantilados irlandeses, la tranquila existencia de Pádraic en su pequeño mundo ordenado, el solaz de una vida en inicio tranquila, la gloriosa Jenny pastando por las colinas. La necesidad de Colm de trascender, el tiempo escapándose impune porque así se nos escapará a todos. Se luce, también, en la debacle que viene para ambos personajes, en la sinrazón, en la pérdida, en no poder soportar las cosas insoportables, en el silencio y, sobre todo, en esa escena en que ambos amigos ya examigos se dicen lo que se dicen, porque en ese preciso momento  la cámara y nosotros somos testigos de la desintegración de la alegría. Y cómo duele.

Lo mejor: Una película muy Martin con dos actores portentosos y una divina Jenny Lo peor: es una película triste y pesimista, y lo que le pasa a nuestra Jenny Lo más falsete: quizás el abandono tan campante de la hermana en medio de la situación tan difícil que pasaba Pádraic El mensaje manifiesto: las relaciones no hay que darlas por sentada, se pueden romper por huevadas El mensaje latente: cuando las cosas se salen de las manos no es el final sino el comienzo de algo más denso El personaje entrañable: MI Jenny El personaje emputante: la necedad gobernando decisiones El agradecimiento: por Martin, siempre por Martin…y sí, Jenny.

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4 Comentarios

  1. No pues, esta película me partió el alma. Yo todo triste y reflexionando sobre lo que simboliza la querida Jenny y mis familiares rezongando a mi lado de lo “aburrida” que es la película. (No era un guiño a Padraic).
    Una vez leí o escuché esta frase “La inteligencia le da al ser humano la capacidad de ser cruel” y que crueles podemos ser, incluso sin proponérnoslo. Estaré algo loco, pero la pequeña Jenny no murió para mi, estará en mi corazón, en mis recuerdos, en mi tristeza y en mi alegría. Porque si no defiendo la poca “ingenuidad” que tengo depositada en mis sueños, el mundo se ve muy negro en verdad.
    Gracias por la reseña Señorita Monica.

    • No ve?? es una película dura, sí, yo me quedé pensándola bastante. Y encima, cada vez que veo un burro grito ¡JENNY!
      Abrazo, Guillermo!

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