LOST IN CONTEMPLATION OF WORLD

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cine - page 42

“Let’s put a smile on your face”
Por: Mónica Heinrich V.

Esperaba The Dark Night como una quinceañera espera su fiesta de 15 o como una virgen espera a su primer amante. Entre The Dark Knight y yo, existía algo previo a su estreno. Ese algo tenía nombre y apellido: Heath Ledger.

En esta misma columna ya he contado cómo conocí a Heath (fílmicamente hablando) y la conmoción que causó en esta fiel espectadora su muerte acaecida este año, por una sobredosis (dicen que accidental) de medicamentos prescritos.

La expectativa por ver lo que había creado con el Guasón era indescriptible. Había visto los trailers, había visto las fotos, me había parado estúpidamente frente al póster contemplando la espalda violeta de un Joker enfermizo.

Sí, pocas veces viví un estreno de una película comercial tan intensamente. Y en el fondo tenía miedo. Tenía miedo de que sea una cagada, que Nolan (director que admiro mucho) no haya sabido aprovechar un casting perfecto…

Pero no, Nolan nos regala una de las mejores películas que se han hecho de un súper héroe. Desde el principio te conectás con una trama que te lleva en un tren de emociones donde lo que parece un entretenimiento como cualquier otro, va sumergiéndose poco a poco en una cuestionante social y existencial sobre la naturaleza del ser humano.

Tenemos a Cristian Bale, interpretando a Bruce Wayne, el adinerado y atormentado hombre murciélago. A la luz pública finge ser un playboy despreocupado, acorde a su status social y a su nivel de vida, una vez se pone el disfraz de Batman, su mayor preocupación es la seguridad de los habitantes de Ciudad Gótica.

Hasta el momento, la cosa ha funcionado. Aliado junto al sargento Gordon (un siempre brillante Gary Oldman) Batman ha ido limpiado la ciudad de la mafia y la corrupción, siempre desde las tinieblas, siendo tácitamente cuestionado por el ciudadano de a pie que lo ve como un centinela, pero que lo juzga íntimamente por no apegarse a la ley y no hacer su labor a cara descubierta.

Ahí tenemos nuestro primer conflicto. Un conflicto entre lo que debe ser un héroe, lo que Batman es y lo que necesita ciudad Gótica.

La dinámica establecida entre los civiles y su anónimo benefactor es rota cuando aparece El Guasón (Heath Ledger), un sujeto del que nadie sabe nada, que viste y se maquilla como un decadente y lunático payaso, cuyo rostro está surcado de feas cicatrices y cuyos tics nos hacen ver que se trata de alguien que está más allá del bien y del mal. Un ser totalmente anárquico, como él mismo se autodeclara: “un agente del caos”, él es “como el perro que persigue los autos”, una vez “los alcanza, no tiene idea qué hacer con ellos”. Un outsider esquizofrénico cuyo objetivo no es la plata, ni la fama, ni siquiera la atención, su objetivo es jugar, orillar a los personajes al límite de lo imaginable. Para más señas: un villano absolutamente perfecto.

Debo confesar que ni bien Heath Ledger se asomó en la pantalla, lo reconocí al tiro, un leve vistazo a su espalda, aún inmerso entre una banda de criminales vestidos igual que él, me hizo agarrar fuertemente el brazo de mi acompañante y susurrar: “Es él”.

El Guasón roba una importante suma de dinero que pertenece a la mafia, la policía de Ciudad Gótica intenta decomisar el dinero restante de algunos bancos específicos, pero uno de los contadores de los maleantes se adelanta y agarra toda la plata para ponerla en un lugar seguro. A todo esto se está haciendo un juicio, precisamente para terminar de limpiar las calles de esta gentuza, responsabilidad asumida por los abogados Harvey Dent (Aaron Eckhart) y Rachel (Maggie Gyllenhall), papel que en Batman Begins interpretó la insípida boca torcida de Katie Holmes, que gracias a su maridito (Tom Cruise) tuvo que abandonar.

Recordemos que Rachel era el objeto amoroso de Batman en la primera entrega que dirige Nolan, aquí la mujer ha decidido continuar su vida ante la imposibilidad de establecerse con alguien como Bruce Wayne, por lo difícil que sería casarse y tener hijos con un súperhéroe que se debe a otros, antes que la familia. Entonces anda liada con Harvey Dent.

Otro conflicto se presenta: Harvey Dent parece ser el héroe que Ciudad Gótica necesita, y ante esa realidad nuestro Batman se encuentra partido entre el alivio y los celos que le despierta que un hombre al que él considera realmente un buen tipo, se quede con su chica.

El Guasón entra en acción para “atrapar” a Batman, confrontarlo contra la corrupción que habita en su interior e intentar jalarlo hacia su lado, al lado donde reina la oscuridad, las sombras en que su sonrisa llena de cicatrices y maquillaje, se agita.

Esto es lo que hace el guión poderoso. La relación que existe entre Batman y el Guasón como dos opuestos, que al decir del mismo Guasón se complementan. Mientras el villano de la sonrisa eterna no conoce límites y espera lo peor del ser humano, Batman no está dispuesto a traspasar la línea que se ha trazado como límite moral. Mientras Batman a pesar de vivir una doble vida, posee una personalidad definida, el Guasón tiene una personalidad totalmente fracturada, en que su perverso sentido del humor se mezcla con la crueldad y una inteligencia (a ojos vista) superior al promedio.

La película tiene muchos giros, algunos bastantes evidentes y esperados, pero no por eso menos disfrutados. Aunque hay bastantes cabos sueltos en torno a la resolución de muchos de los conflictos planteados, el global de este filme hace que olvidemos y perdonemos cualquier pequeño desliz a nivel de guión o de argumento.

A nivel artístico y técnico, es una película grandiosa. Muy buenos efectos especiales, espectaculares escenas de acción, pocas veces me ha tocado ver un filme que a sala llena despierte tantos sobresaltos, tantas exhalaciones, tantas exclamaciones de asombro. Y lo mejor es que estas escenas que te dejan con la boca abierta, se suceden una detrás de otra, no es UNA que te apantalle y ya estuvo. No. Hay como 6 o 7 escenas que fácilmente se pueden convertir en escenas de culto.

El guión fue escrito por los hermanos Nolan (Jonathan y Cristopher), y creo que la mano de Jonathan fue la mano que faltó en Batman Begins (no participó en el guión), que si bien no fue una mala película, está a años luz de lo que ambos hermanos han conseguido lograr con esta nueva entrega.

La música y el sonido acompañan de una manera simbiótica todo lo que las imágenes arrojan, como dato aparte Hans Zimmer el que se encargó de musicalizar el filme, tuvo un shock tan grande cuando se enteró de la muerte de Heath Ledger que pensó en reescribir toda la música que tenía ya lista para las escenas en las que el Guasón aparece. Después de sopesarlo, se dijo que lo que Heath merecía era precisamente mantener la onda oscura y retorcida del papel, y no edulcorar al personaje como un mal homenaje al actor. Es así que la música se mantuvo tal cual llega hoy a nuestros oídos.

Cristian Bale convence en su papel del súper héroe más humano que se ha visto hasta el momento. Algunas veces no me gustaba mucho la impostación de su voz cuando personifica a Batman, pero lo dicho, TODO se perdona. Aaron Eckhart a quien había visto antes en papeles menos complicados como en Thanx For no Smoking o en Sin reservas, cumple a cabalidad con un personaje que sufre una transformación radical, y
que en el pasado interpretó Tommy Lee Jones en Batman For Ever. Maggie Gyllenhall no desentona como la codiciada Rachel, Morgan Freeman convence como Lucius Fox gerente de las Empresas Wayne y el siempre solvente Michael Caine se apodera del papel del famoso Alfred, el mayordomo de Batman.

Sin embargo, lo que eleva a esta película por encima de cualquiera que haya salido en los últimos años, es Heath Ledger. Podría escribir eternamente sobre la grandiosa y sobrenatural interpretación que consigue, baste decir que en el momento que lo vi haciendo su primera gracia en pantalla, estuve a punto de echarme a llorar. No podía creer que hubiéramos perdido irremediablemente un talento como el de este tipo. Es sencillamente una tragedia.

Después de casi tres horas de estar con el ojo pelado, en que casi ni siquiera pude comer ni tomar nada de la pura emoción, la película terminó. La gente emitió un tibio aplauso, justa recompensa a una película realmente impresionante. Me quedé sentada en mi butaca, esperando el in memorian que sabía tenía que llegar al final. Pasaron los créditos, la gente se paró para irse, algunas espaldas me tapaban, pero yo seguía invadida de una tibia melancolía…finalmente apareció: “In memory of our friends Heath Ledger & Conway Wickliffe“, Conway Wickliffe era un técnico de 41 años que murió mientras ensayaba la escena de la persecución que realiza el batimóvil casi al final.

Y así concluyó El caballero oscuro…pero el romance entre esta película y yo, no termina. Ya hay una lista de espera de conocidos a los que me les he sumado, para verla de nuevo, por lo menos unas 3 veces más.

Y es que si existe un paraíso de villanos, El Guasón seguramente tiene su entrada garantizada. Mientras tanto, tocará incluir a Heath Ledger en nuestras oraciones diarias…junto a Stanley Kubrick, Kurt Kobain y otros, no quedará más que juntar nuestras manos y susurrar: Heath nuestro que estás en los cielos…

Lo mejor: Heath Ledger, con una caracterización fuera de este mundoLo peor: algunos cabitos sueltos, pero perdonable en base al resultado global.La escena: la del hospital, las veces que el guasón comenta el origen de su cicatriz, la del vuelco del bus. Hay hartas escenangas.Lo más falsete: nadaEl mensaje manifiesto: No todos somos corruptosEl mensaje latente: No todos somos corruptos, pero la mayoría síEl consejo: Tenés que verla no 1, ni 2 veces…todas las que podás.La pregunta: ¿Por qué nos dejaste Heath?

CURIOSIDADES
– Cuando le preguntaron «¿Por qué Heath Ledger es el Joker?», Christopher Nolan dijo: «Porque es valiente».
– La imagen original (la del cómic) de el Guasón está directamente inspirada en la versión cinematográfica de «El Hombre que Ríe» (Paul Leni) basado en la novela homónima de Víctor Hugo.
– Se pensó en Paul Bettany, Adrien Brody y Lachy Hulme para el papel de El Joker
– Se le ofreció a Matt Damon el papel de Harvey Dent
– «Heath lo creó de forma totalmente original. Es sensacional, cautivador y va a impresionar a la gente», dijo Nolan, quien fue más allá en la descripción del Joker, tal y como lo concibió Ledger: «Un anarquista punk sacado de ‘La Naranja Mecánica’ (1971)».
– Kim Ledger y su esposa Inés, la madrastra de Heath Ledger, pasearon por la alfombra roja para ver el último trabajo de su hijo, «El caballero oscuro», en la que dio vida al malvado Joker. También acudieron su madre, el marido de ésta, y la hermana mayor de Ledger, Kate.
– Según revela una información publicada por ‘Deadline Hollywood Daily’ recogida por otr/press, algunos analistas consideran que la película podría alcanzar sin problemas los 130 millones de dólares, una cifra que, de confirmarse, convertiría a ‘El Caballero Oscuro’ en el tercer mejor debut de la historia del cine en un fin de semana, tras ‘SpiderMan 3’, que recaudó más de 151,1 millones de dólares, y la segunda parte de ‘Piratas del Caribe’, que logró superar los 131 millones en la taquilla estadounidense en su primer fin de semana.

Te queremos Shyamalan, te queremos
Por: Mónica Heinrich V.

Sin duda, la gran tragedia de Shyamalan fue hacerse conocido en el mercado cinematográfico con un filme de la calidad de Sexto Sentido. A partir de ahí, nuestro hombre ha tratado de sorprendernos una y otra vez con rocambolescas historias, que generalmente intentan dar el “giro” que hizo de Sexto Sentido, una pequeña obrita de arte.

Pero adivinen qué, Shyamalan no es Hitchcock (uno de sus máximos referentes). Después de Sexto Sentido, este director indio que en su adolescencia hizo más de 45 películas caseras, no ha conseguido darnos nada que nos haga patalear de gusto.

Se puede creer que Sexto Sentido es su ópera prima porque fue con la que se hizo notar, pero el filme protagonizado por Bruce Willis fue su tercer largometraje, después que en 1992 lanzara Praying with anger y en 1998 Wide Awake.

Hasta ese momento, la filmografía de este curioso cineasta se caracterizaba por ser mucho más sosa y simple. Cuando el éxito llegó junto a Sexto Sentido en 1999, nuestro muchacho, parece que pensó: “He ahí la fórmula”, y se lanzó de lleno a darle duro y parejo a los temas “raros”, personajes “raros”, finales “raros”, y un tedioso etcétera.

A mí me encantó Sexto Sentido, hice una cola que llegaba hasta la Junín en el desaparecido Cine Palace, y salí extasiada. Amén de algunos cabos sueltos, la película fue una sorpresa y una experiencia gratificante. Eso hizo que me uniera alegremente al club de crispines que esperaban con ansias lo que Shyamalan iba a hacer después.

Fue así que llegó Unbreakable, película protagonizada por Bruce Willis y Samuel L. Jackson. El filme no era malo, pero no llenó las expectativas de NADIES. Y para qué mentir, su final me dejó con ganas de poner una bomba en su jardín. En esa época me expliqué pacientemente, que la culpa no la tenía Shyamalan, no. Que la culpa la tenía la gente. Y sobre todo los crispines como yo, que habíamos orillado a ese pobre hombre a hacer cosas demasiado tiradas de los pelos.

Me tranquilicé, bajo el proverbio turco de La paciencia es la llave del paraíso. Entonces esperé pacientemente mi Edén.

Y vino Señales. Quiero decir algo antes, algo que me redima de lo que estoy a punto de escribir. Odio a Mel Gibson. No sé porqué, simplemente lo detesto. Veo sus películas (las que dirige y las que protagoniza), porque no me queda otra. Señales, protagonizada por Mel Gibson tuvo buena acogida por parte de la crítica, pero a mí no me encantó tampoco, me entretuvo medianamente, aunque todas esas pajas mentales de creencias religiosas mezcladas con extraterrestres malos, no me resultó muy buena idea. Lo que me hizo verla con relativo placer fue la presencia de Joaquín Phoenix a quien considero un gran actor.

Al tiempito Shyamalan volvería con La Aldea, cuya temática central me pareció interesantísima, contó con grandes actores en su reparto, una hermosa fotografía y un toquecito de ambiente enrarecido, cabal y oportuno. El problema fue, que al igual que todo lo que ha hecho Shyamalan después de Sexto Sentido, su resolución no llega a redondear un producto que pudo tener un mejor destino.

Con eso llegamos a La dama del agua. EL HORROR!!! No podía creerlo, era capaz de pedir la eutanasia cuando estaba dentro de esa sala de cine y mi asiento quedaba en medio de un bollo de crispines. Terminada la película, mi acompañante y yo nos miramos profundamente consternados.

Este 2008, Shyamalan regresa después de 2 años de silencio. Había leído por ahí que el guión de esta película se lo rechazó Sancho, Pedro y Martín. Que le dijeron: “No, señorito. Esos despelotes en este estudio, no”. “Tenés que cambiar esto, y aquello, y estito más”, y que anduvo como gallina sin huato, hasta que en una epifanía redefinió su argumento y creó The Happening, o en español El fin de los tiempos.

La película empieza en Central Park, después de una leve brisa, la gente se queda estática, repite oraciones y da inicio un suicidio en cadena, donde la escena más brillante es la que ocurre en el edificio con los albañiles. Bonito, para qué. En ese momento dejé mi pipoca a un costado y le susurré a mi acompañante: “Vamos a ver cómo sale el “dire” de este chiverío”.

Luego aparece el protagonista Mark Whalberg que sigue dejando atrás su imagen de modelo de calzoncillos Calvin Klein e interpreta a un profesor de ciencias, que ya en la primera escena, si no estás opeando, nos da la conclusión de la película.

Bueno, que cunde el pánico en Nueva York y la gente comienza a huir de algo que hasta ese momento parece un “ataque terrorista”, guiñito a la paranoia americana …Mark que está casado con una tipa insoportable, o por lo menos, así la sentí yo (casi toda la película se la pasa con sus ojos azules brotados), huye también junto a la individua esta y la hija pequeña de un colega suyo, que otra vez en nombre del amor encarna al personaje boludo que regresa a buscar a su pareja a un lugar donde lo espera una muerte segura.

En realidad toda la película es eso, esta tropa de crispines huyendo del viento y de las plantas, para ser más exactos. Hay algunas escenitas bien logradas, el argumento no está mal, pero para variar la caga a la salida. Además los protagonistas son seres con los que nunca llegás a empatizar, la niña, por ejemplo, que es un recurso harto conocido para que la platea se ponga más nerviosa, tiene menos gracia que García Lineras bailando lambada.

El final llega, cuando vos ya sabés el final, y es coronado con algunos clichés típicos de novela mexicana. En general, El fin de los tiempos, se deja ver. Supuestamente es una filosófica mirada a nuestra existencia en el planeta tierra, lo mezquinos que hemos sido y la frase que podría resumir todo: “El que la hace, la paga”. Pero en realidad, la película se diluye porque prácticamente ofrece lo mejor en sus primeros 20 minutos y lo demás es una caída en picada, que cuando comienzan a aparecer los créditos, vos ya llevás media hora pensando melancólicamente en el momento que al fin podás ver “BATMAN, The dark Knight”. Sí. No aguanto más. NO AGUANTO MÁS! 8 de julio, por favor, llegá!

CURIOSIDADES
La película fue filmada casi en su totalidad en las ciudades de Philadelphia, Pennsylvania, en los Estados Unidos.
Shyamalan repite como guionista, productor y director, siguiendo la estela de sus trabajos anteriores y manteniendo así el control de todos los aspectos el proyecto.

Shyamalan se ha ajustado a un relativamente modesto presupuesto de 57 millones de dólares. Los grandes estudios le han retirado relativamente la confianza después de que no cumpliera las expectativas comerciales.

La idea para El final de los tiempos se le ocurrió a Shyamalan mientras conducía através de la campiña del estado de Nueva Jersey, viendo pasar velozmente a través del parabrisas un frondoso y verde mundo. «Iba de camino a Nueva York», recuerda, «era un día precioso y los árboles sobresalían en la autopista, cuando de repente me dije a mí mismo: ‘¿Qué ocurriría si la naturaleza se volviera un día contra nosotros?'».

Lo mejor: Los primeros 20 minutos
Lo peor: Se diluye del todo. Y nunca llegás a conectarte con los protagonistas.
La escena: La de los albañiles. La escena de la lluvia de suicidas. Y la del tráfico y la pistola que recogen unos detrás de otros.
Lo más falsete: La explicación, la historia de amor cursi y pelotuda
El mensaje manifiesto: No jodamos a las plantas.
El mensaje latente: El hombre se ha ganau solito todos los desastres naturales
El consejo: Oí Shyamalan, sería bueno que empecés a pensar en gente ajena a vos para los guiones.
La pregunta: ¿Oí Shyamalan, no tenés amigos guionistas?

CINE INGLÉS: In Brugges (Escondidos en Brujas)

«Like a fucking fairy tale»

Por: Mónica Heinrich V.


Ajá. Ahora que mis noches terminan invariablemente con tres películas, una detrás de otra, es cuando me quebro la cabeza tratando de recordar QUÉ ME FALTA ver, y es tanto que dan ganas de llorar.

Fue así como de lo más profundo de mi psiquis surgió In Bruges. Este filme del 2008 se había quedado como un must see (debe verse) gracias a las buenas reseñas que leí por ahí y a que el pelón de Ojo Crítico dijo que mereció mejor suerte en los Oscar porque era quizás la mejor película de las nominadas.

Claro que con el pelón hemos tenido nuestros desencuentros, pero desde que gracias a él vi Entre Copas, surgió una hermandad cinéfila que borra cualquier exabrupto anterior.

En una lista de alquiler que incluía La Ola, Paper Heart, Las Trillizas Belleville, Satanás, Numb, Más allá de la duda, Teniente Corrupto y Pandorum, llegó In Bruges.

Su título en español es Escondidos en Brujas y está protagonizada por Colin Farrell, Ralph Fiennes y Brendan Gleeson. Al leer el nombre de Colin Farrell varios ya estarán pensando en recular, no hagáis tal muchachos…In Bruges es, sin duda, un filme que me reconcilió con el cine después de la traumática experiencia vivida con Luna Nueva.

Primero, los ubicaré en el espacio: Brujas es una ciudad de Bélgica, famosa por su arquitectura medieval y por ser quizás una de las zonas más turísticas de ese país. Su casco histórico ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad, y se llama Brujas no por las criaturas con poderes mágicos, sino porque la palabra flamenca significa puente, y en Brujas hay una enorme cantidad de puentes.

Hace falta ser muy talentoso y tener una elevada sensibilidad artística para crear un guión con una ciudad tan espectacular de escenario, y al mismo tiempo, tan olvidada por directores de cine menos inspirados.

La trama es la que sigue: Colin Farrell y Brendan Gleeson son dos matones que se ¨esconden¨en Brujas luego de un trabajo que salió mal. Dicha decisión se hace a instancias del jefe de ambos, Ralph Fiennes.

Mientras Colin interpreta a un irlandés bonachón, descarado, pero de buen corazón, Brendan personifica a un hombre mayor, sediento de cultura, que disfruta el arte y que a pesar del duro oficio que realiza también tiene buen corazón. El problema en esta ecuación resulta ser Ralph Fiennes cuyo personaje posee rígidos principios, a los que no piensa traicionar bajo ningún concepto.

En esta película hay de todo: Obesos, enanos, prostitutas, dealers, skinheads, curas, cuando pensás que ya no sucederá nada más, aparece un nuevo personaje freak, un nuevo diálogo para partirse de risa que hace que pensés que el que escribió ese guión es un jodido genio.

Sólo con la introducción, podés intuir que vas a ver una gran película:
¨Después de matarlos tiré el arma al Támesis, me lavé las manos en el baño de un Burger King, y me fui a casa caminando a esperar instrucciones. Al rato llegaron las instrucciones. ¨Váyanse ya de Londres, estúpidos. Vayan a Brujas¨. Yo ni siquiera sabía dónde carajo quedaba Brujas. Queda en Bélgica.¨

¿Acaso miento?

Al mismo tiempo que se nos plantean charlas existenciales sobre la vida, la muerte, la moral, el director nos pasea por la bella arquitectura de Brujas, es como un nuevo género, ¿turismo-cine?, pero no esas cagadas que se ven cuando Spielberg o Cameron se van a alguna selva a filmar, aquí hay un genuino amor por la ciudad elegida como marco de la historia. Vemos museos, calles, puentes, escuchamos a través de Brendan Gleeson anécdotas, referencias históricas, y es imposible que los que no conocen el lugar, no deseen ir a verlo.

El ritmo y las actuaciones del filme están tan bien logrados que jamás te aburrís, y esperás atento cualquier otro destello de humor fino y descarado. Colin Farrell y yo nos hemos reencontrado, fue casi como en slow motion con una canción de Celine Dion de fondo, después de tantos ¨No sé qué le ven a ese crispín¨, hoy puedo decir que ya sé qué le ven. Me divertí muchísimo, quedé muy muy satisfecha, de hecho la volví a ver al día siguiente junto a compañero de butaca, y me dije que antes de sangrar por la herida escribiendo sobre Luna Nueva, tendría que empezar de manera positiva el 2010.

¿Cosas a criticar? Hay ciertos detalles que están cantados, y que le quitan frescura a una propuesta que sí es fresca en su planteo y en sus diálogos.

Filme con una excelente fotografía que sin duda debe todas sus virtudes a su genial genial director y guionista Martín McDonagh, que en sus trechos (Inglaterra-Irlanda) es conocido por ser un seguidor del teatro de la crueldad, y que en sus obras siempre se destacó por puestas violentas, grotescas e irreverentes. Un tipo de 40 años, que vivió en la calle desde los 16 y que ha ganado cantidad de premios en el ámbito teatral.

En el 2005 ganó el Oscar a Mejor Cortometraje y, para que vean que no es excusa eso de ¨es mi primera película¨ (ñoños) este crispín por el que seguramente nadie daba un peso partido al medio a nivel cinematográfico, tuvo como ópera prima In Bruges.

Seguidor de Tarantino y Harold Pinter, detractor de Shakespeare y Chéjov, McDonagh regresará al cine con la película Siete Psicópatas, que ni siquiera está en preproducción. El título promete, mientras él viaja y monta obras de teatro, esperaré ansiosa su segundo filme y ustedes podrán disfrutar de In Bruges, que parece un jodido cuento de hadas, pero que está muy lejos de serlo.

Lo mejor: divertida y fresca

Lo peor: algunos facilismos de la trama

La escena: todo lo referente a los enanos suicidas y la del confesionario

Lo más falsete: el romance

El mensaje manifiesto: hasta los asesinos tienen sentimientos

El mensaje latente: el que la hace la paga

El consejo: Hay que verla.

La pregunta: ¿cuándo llega la segunda película de McDonagh?

CURIOSIDADES

Contando con la total cooperación de Brujas, gracias al apoyo del burgomaestre Patrick Moenaert, y con cientos de extras contratados en la ciudad, el rodaje empezó a principios de febrero de 2007 y duró dos meses.

Ya se habían filmado un par de películas en la ciudad (por ejemplo, Historia de una monja, de Fred Zinnemann, con Audrey Hepburn, en 1959), pero ESCONDIDOS EN BRUJAS ha sido el rodaje de mayor envergadura hasta la fecha.

Los productores obtuvieron permiso para rodar dentro del museo Groeninge, donde Ray y Ken tienen una conversación acerca del purgatorio. En este museo pueden verse obras del Bosco, René Magritte, Jan van Eyck, entre otros. Los dos actores pudieron disfrutar visitando las salas entre toma y toma.

“BIENAVENTURADO EL QUE SE SIENTA”

Por: Mónica Heinrich V.

Vi Canciones del Segundo piso hace un par de años, y quedé convencida (una vez más) que existen filmes a los que se pueden AMAR. Esta es la segunda película que recomiendo en esta columna, por la cual declaro un amor sin peros, absolutamente incondicional. Es más, si pudiera casarme con una película, me casaría con ésta…así de enamorada me dejó.

Nuestro encuentro fue totalmente fortuito, la pillé escondida en una tienda de DVDs, y la foto de un gordo vestido de terno y arrastrando una cruz enorme, capturó por completo mi atención y claro, me hizo pensar que si la foto es tan buena, tiene que ser una buena película.

No me equivocaba. Canciones del Segundo Piso es eso y más. De la tierra de Ingmar Bergman nos llega esta crítica a la sociedad contemporánea, crítica que se sustenta en el lenguaje sobre todo visual y casi coreográfico de sus escenas.

Nunca han visto, ni verán una película como esta. Una película impresionante, que es una mordida al sistema en el que el ser humano se ve inmerso todos los días, un sistema que no lo satisface, más bien lo consume.

La película abre con un tipo metido en la cama solar, mientras otro vestido de terno y con maletín le dice que ya ha hecho lo que le pidió…el de la cama solar le dice que tienen que llegar a ¡1000! ¿Mil qué? se estarán preguntando ustedes, tal cual me lo pregunté yo. Pues 1000 despidos de una empresa. Entonces pasamos a otro personaje “LASSE”, lustrándose los zapatos, listo para otra jornada de trabajo, su mujer (cincuentona) semidesnuda lo incita a un “rapidito”, pero él alega que no ha faltado al trabajo un solo día en 14 años y que todo tiene su tiempo y su lugar. LASSE es uno de los trabajadores que será despedido en ese inusual día bajo el azul y estático cielo sueco.

En la calle, hay un embotellamiento que lleva 8 horas…sin causa, ni razón aparente. Los autos se encuentran parados, la gente camina en grupos hacia una misma dirección, un indigente busca comida entre la basura y exclama: “¿Hacia dónde van todos…?” “¿A dónde va la gente? Me gustaría saber…”

Un padre visita a su hijo en el manicomio, un hijo que de un momento a otro se volvió loco por escribir poesía. Durante la visita el padre habla con el doctor…gritando y lamentándose del estado ausente de su hijo, que se volvió loco por escribir poesía…luego viene otro tipo, le quita la bata al supuesto doctor y queda en evidencia que un paciente se hizo pasar por el doctor real.

En otro lado, una enfermera le pregunta al médico con el que trabaja “¿Cuándo vas a dejar a tu mujer?”, más allá durante el famoso acto de magia del serrucho que parte en dos a una persona, el voluntario termina realmente serruchado, y acude al hospital interrumpiendo la conversación que deja en claro un adulterio.

Paralelamente, un viejo militar que cumple 100 años es visitado por algunos colegas. En una especie de cuna con barrotes, atendido por enfermeras, siendo asistido para cagar y orinar, le rinden honores por los logros durante su carrera. En la noche, el viejo y quebrado militar, se aferra a los barrotes y susurra: Auxilio!

Un tipo va a la iglesia y pide hablar con el vicario, se pone a llorar contando que ha perdido su negocio en un incendio, que lo ha perdido todo y que su hijo está en el manicomio, porque se volvió loco por escribir poesía.

Ese mismo tipo es perseguido más adelante por el fantasma (sí, un ¡fantasma!) de un ruso al que colgaron durante la guerra, cuya hermana murió colgada también a su lado, a quien desde el más allá busca desesperadamente.

En el aire se respira el caos, la rutina rota por un inminente Apocalipsis moderno, un Apocalipsis en el cual todos se encuentran compungidos ante un mundo que no entienden y en el cual no encajan, un mundo donde se sienten miserables y terriblemente solos.

Canciones del Segundo Piso es una obra maestra, una película que te permite hundirte en planos y ángulos de cámara casi perfectos, en imágenes teatrales, en diálogos poéticos, sublimes, inconmensurables. Más de 45 personajes desfilan en una singular muestra donde el primer plano es uno de los grandes ausentes.

Una película casi desconocida, incluso en el circuito independiente, pero que el que tiene la dicha, la ventura de verla, lo agradecerá toda la vida. Esta portentosa obra pertenece al director sueco Roy Anderson, cuyo trabajo parte de la premisa de Tarkovski: poner al cine en el nivel de las artes plásticas.

Este director no trabaja con un guión predeterminado y generalmente no tiene un plan específico. La concepción del escenario comienza en una hoja de papel con dibujos muchas veces inspirados en otras artes: fotografía, pintura, etc…

En este caso el filme se basa en un poema del peruano César Vallejo, “Traspié de dos estrellas”, he aquí un breve extracto que condensa el tono y la profundidad que esta pequeña joyita del cine brinda. Poema que es mencionado a lo largo de la película varias veces.

“…Bienaventuradas las personas que se sientan,

Bienaventurado el desconocido y su señora,

el prójimo con mangas, cuello y ojos!

¡Bienaventurado sea aquel que tiene chinches,

el que lleva zapato roto bajo la lluvia,

el que vela el cadáver de un pan con dos cerillas,

el que se coge un dedo en una puerta,

el que no tiene cumpleaños,

el que perdió su sombra en un incendio, el animal,

el que parece un loro, el que parece un hombre,

el pobre rico, el puro miserable, el pobre pobre!…”

Generalmente Anderson trabaja sobre un set vacío, en el que el encuadre, los actores y los elementos que conforman la imagen se montan una y otra vez, luces, diálogos, todo se repite hasta que el director queda satisfecho. En la medida justa. Anderson es un maniaco del detalle, puede pasarse horas montando una escena, busca que la composición no sea perfecta sino “EXACTA”. Dice “Tú puedes sentir que una escena está lista, pero no puedes explicar cómo”.

Por algo este maravilloso cineasta logra en cada pequeña escena una pequeña gran obra maestra, que perdura en el recuerdo por la fuerza estética de su propuesta y el increíble impacto de sus diálogos.

Ajeno totalmente al Dogma 95 (corriente en que se embarcó la generación de esa parte del mundo), Anderson se caracterizó por buscar ese “algo” que lo impresionara, sabiendo que ese “algo” a veces depende de la creación, echándose sobre el hombro la tarea de llevarlo a cabo valiéndose de cualquier medio técnico que tuviera a mano.

Ha hecho varias películas más que no he tenido la oportunidad de ver, aunque vendería mi alma al diablo, por hacerlo…

Canciones del Segundo Piso tardó cuatro años en estar lista, y fue todo un éxito. Qu
izás no a nivel comercial, porque no es un filme que puede ser accesible a la masa, pero arrasó en los festivales, llevándose premios como el Gran Premio del Jurado en Cannes del año 2000.

De todas formas, estoy convencida a morir, que cualquiera que vea esta película será subyugado irremediablemente por su belleza, por su profundidad y su diáfana melancolía. Canciones del Segundo Piso parodia a los humanos, a esos que caminan en manada sin rumbo, solos pero acompañados, a esos cuyas grandes miserias son una excusa lamentable del remedo de ser al que se aspira alcanzar. Una mirada pesimista, oscura de esta especie maldita que ha aprendido a diferenciar raza, status social, creencia política, visión religiosa. Sí…Canciones del Segundo Piso nos exhibe desnudos, cómo duele…

LAS FRASES
“No es fácil ser un humano”
«Jesús no era hijo de Dios, sólo era un buen hombre…por eso lo crucificaron”.
“Todo lo que podemos hacer es intentar apelar al destino”
“Una hormiga no puede comerse un elefante”
“No es cierto que a nadie le importa la poesía…sólo fingen que no”
“¿Cómo puedes hacer dinero de un perdedor crucificado?”

CURIOSIDADES
– Roy Anderson primero estudió Literatura, luego se licenció en Cine
– Puede filmar hasta más de 50 veces una misma escena
– Los actores que utiliza son 95% amateurs.

Lo mejor: necesaria, brillante, hermosa, invalorable.

Lo peor: Que no todos puedan acceder a verla.

La escena: todas. No hay una sola que no sea poesía hecha imagen

Lo más falsete: Nada

El mensaje manifiesto: “No es fácil ser humano”

El mensaje latente: Bienaventurados todos porque sufrimos

El consejo: Es tiempo de que chantajeés a tu proveedor de películas para que la consiga.

La pregunta: ¿Cómo podés crear algo tan perfecto?

«LA CHOCHERA»

Por: Mónica Heinrich V.

Si hay alguien que atesora su infancia, esa persona soy yo. Así que en parte comprendo la expectativa y los resultados que ha tenido la nueva entrega de Indiana Jones.

Lo malo? Que nunca vi Indiana Jones y , por lo tanto, no sufro de ese mal que agita las taquillas mundiales, un mal conocido como “melancolitis”, por cuya causa se le está dando cobertura y aceptación a una película mala, muy mala.

En primer lugar, creo que ya era tiempo de darle su descanso a Harrison Ford, que con sus 65 años, al pobre da fatiga verlo en esos trotes, siempre con miedo de que “Indy” se nos descalabre, no en las escenas en que evidentemente han usado un doble, sino en general.

El hecho de que la más reciente película de Steven Spielberg se abra con un topo (o era ardilla?) en primer plano, era suficiente para saber a qué atenernos. Luego nos muestran a “Indy” que fue tomado como rehén para ayudar a unos rusos (Welcome Back amenaza comunista), a encontrar una cuestión cuyo paradero era conocido sólo por nuestro intrépido pero avejentado Indiana Jones. Ahí aparece la villana, Cate Blanchet, desperdiciándose por completo a una actriz cuyo peso escénico ha marcado la diferencia en otras producciones.

Nada, que de ahí pa´l frente seremos testigos de situaciones cursis, dizque aventuras por doquier, entretenimiento edulcorado y claro, unas salvadas de vida del protagonista más falsas que muela de palo.

El guión es una incongruencia total, y no me cabe la menor duda que la culpa de todo la tiene el cachetón de George Lucas, que dicen fue el que no aprobó el que hizo Frank Darabont, luego pasó a manos de otro crispín y finalmente se escogió al pelmazo de David Koepp, para continuar lo que las manitos de los otros ya habían trabajado.

El resultado? Un híbrido sin pies ni cabeza, que termina de una manera tan pelotuda que sólo te podés preguntar de cuál se fumaron.

A ver, del gordo Lucas hay que decir que su primera trilogía Starwarense fue muy buena, y de la bazofia que filmó después sólo se salva el Episodio Final, entonces cuando supe que este crispín iba a meter su nariz en el guión de esta entrega de Indiana Jones, no esperé mucho. Ya sé que el gordo y Steven han trabajado siempre juntos, pero una cosa es la lucidez de la juventud, y sobre todo el buen gusto, y otra lo que hace Lucas, que con su saga de Star Wars parece estar más allá del bien y del mal, pero que en la práctica no hizo nada más relevante como director.

Volviendo a Indiana Jones. No puedo compararla con las otras entregas porque no he visto ninguna, así solita, me parece hasta una falta de respeto poner semejante cosa mal hecha, si fuera fan de Indiana Jones pensaría seriamente en medidas más drásticas, pero como no lo soy, me lamento como público común y corriente.

La historia-argumento-sinopsis, tiene que ver con que Indiana Jones ya tiene sus añitos encima, trabaja como profesor, y lleva una vida relativamente normal. Eso hasta que los soviéticos se lo llevan. Cuando consigue zafar de esa, aparece el chico que actúa en Transformers y le muestra una carta de su madre (la del chico) que se encuentra presa por no sé quiénes y que un gran amigo de Indiana Jones está también por el Amazonas y que hay que ir a rescatar a todo el mundo, resolver un misterio y vivir la vida loca. Ya en el Amazonas, todo parte de una calavera de cristal (de ahí el título) y es donde la película se termina de ir a la mierda, y donde se ve a las claras el cariño, o el trabajo que se le puso al guión. Un guión donde confunden todo el tiempo las tradiciones y la cultura del Perú con las de México, y donde incluso se atreven a decir que Pancho Villa hablaba quechua. Sin comentarios. Lo que sigue después de semejante despropósito, no nos agarra sombreándonos porque ya hemos cachado cómo viene la mano.

Entonces, aparte de la sonrisa que se nos dibuja en la cara al ver a Indiana Jones vivir tan tórridas aventuras, nos queda el pesar de haber perdido 2 horas de nuestras vidas viendo una película totalmente prescindible.

No hay que negar que la película tenga cierta dosis de entretenimiento, que hayan tratado de conservar la imagen, el estilo y la forma de hacer películas de los 80s, que encima se dieron el trabajo de traer a varios de los “viejos conocidos” para participar en esta entrega, pero nada de eso consigue salvar este naufragio. Puedo entretenerme, pero también me entretengo viendo jugar a mis tres perros y eso no tiene nada de edificante, aunque suele ser más terapéutico.

Con respecto al “aire de los 80s”. A ver, una cosa es una adaptación a una época y otra cosa es que la parte “técnica” o al manejo de la historia, haya querido igualar a cómo se veían las películas antes. Ni siquiera Tarantino ha salido bien librado con Grindhouse y eso ya es decir mucho. Me parece que las películas de las 80s se hicieron de acuerdo a la técnica de su época, y no entiendo ese afán de filmar “como entonces”, si el público actual no es el público ochentero, incluso los que vivieron infancia o juventud por esos años ya no son los mismos.

Es por eso que La Calavera de Cristal, no consigue conectarnos con unos personajes artificiales, unos diálogos más cursis que Palito Ortega cantando La Felicidad desde un globo rosado y un lamentable argumento.

Sobre Spielberg como director, a ver…Spielberg es Spielberg. Tiene muy buenos planos, muy buenos efectos especiales, magnificidad por doquier, pero nada más. Uno de los trabajos más lamentables que he visto de este señor. Como para quedar rojo de la vergüenza hasta el 2010.

Obvio que no te la recomiendo de ninguna manera. Habrá quienes la encuentren encantadora, porque rescata a Indiana Jones del olvido, o porque cuenta una historia “ingenua” como las de antes, o porque conserva la magia de sus predecesoras, que según he leído eran ricas en fantasía, aventuras y otros, pero para mí es sólo un héroe más caído en desgracia.

Lo mejor: medianamente entretenida.

Lo peor: Casi todo, pero lo que se lleva la flor es lo de Pancho Villa y su idioma quechua.
La escena: la de la heladera, es de lejos la más boluda.
Lo más falsete: todo.
El mensaje manifiesto: La melancolía vende
El mensaje latente: La melancolía vende cualquier cosa
El consejo: Ahorrate el suplicio
La pregunta: ¿Será que nos atormentarán con el hijo de Indiana Jones en una próxima entrega?

CURIOSIDADES
– El nombre de Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal se basa en un símbolo que algunas culturas consideran una fuente de energía capaz de transmitir felicidad a quien la toca. La calavera de cristal es, además, en otras culturas, la fuente de todos los males. De hecho, hay varias calaveras de cristal, algunas de hasta más de 3.000 millones de años, que se encuentran en varios museos del mundo.
– Esta cuarta parte de Indiana Jones ha sido rodada en tres países: la India, Gran Bretaña y Estados Unidos.
– La película u
tiliza tan sólo unos 200 efectos especiales, y es que Steven Spielberg quería conseguir una ambientación y estética similar a las partes anteriores.
– lo más curioso del rodaje fue el robo que se produjo de varios discos duros en los que había información reservada del film. El ladrón intentó ponerse en contacto con un periodista a quien intentó venderle lo robado por 2.000 dólares; sin embargo, el periodista llamó a la policía y ésta al FBI. Entre unos y otros organizaron una redada en un hotel de Hollywood en el que detuvieron al ladrón, Roderick David con la mercancía robada.
– Steven Spielberg rodó una toma posterior hace relativamente poco tiempo, el 29 de febrero de 2.008, para dar un último retoque al montaje final de Indiana Jones

CINE COLOMBIANO: La virgen de los sicarios

«LA INFAMIA DE DIOS»
Por: Mónica Heinrich V

Hace unos días, alguien se me acercó y me dijo: “Leo tu columna, y me pregunto: cuándo vas a hablar de cine latinoamericano?”. Inmediatamente se me vino a la cabeza esta película.
Lo que nos llega de Colombia, suele ser la imagen de un país sacudido por la violencia, donde los secuestros y los asesinatos están a la orden del día. Ahora lo más notorio es el caso de Ingrid Betancourt y centenares de presos políticos a manos de la guerrilla. Contrarrestando estos elementos perturbadores, también nos llega su alegría, su cultura, sus escritores, sus cantantes, sus poetas…y en este caso, sus buenas películas.
Vi La Vendedora de Rosas hace años en un festival Iberoamericano, también situaba la historia en Medellín, pero adentrándose en el mundo de la clefa. Los «actores» que se utilizaron fueron niños de las mismas calles, y la película se transformó en una suerte de documental. Luego de su filmación, los niños fueron devueltos a sus sitios de origen.

La-Virgen-de-los-Sicarios

Hace unos años me enteré que el actor que interpretaba al «zarco» había sido asesinado a sus 18 o 20 años en un «ajuste de cuentas» y la niña que hacía de Mónica (el papel principal), que cuando filmó la película tenía unos 12-13 años, ya con 14 era madre soltera…y ha pasado su vida en la cárcel acusada de complicidad en un asesinato.Cuento esto, porque en la película que nos ocupa, La virgen de los sicarios, muchos de los niños involucrados son lo que se denominan «actores naturales», chicos sacados del ámbito que la película pretende mostrar y cuyas miserias plasmadas en el filme se quedan cortas ante la realidad que enfrentan día a día.

Y es que Colombia y Latinoamérica en sí, está llena de heridas internas como la pobreza, la indiferencia, y ese cúmulo de «niños» que como dice el personaje de Jaramillo en la película, en sus miradas ves las mismas puertas del infierno.

La película comienza de manera chocante, nos muestra a Germán Jaramillo interpretando a un escritor, Fernando Vallejo, que regresa a su natal Medellín a “recibir una herencia, y a morir”. Llega a una casa donde los niños se prostituyen e inmediatamente le presentan a Alexis, un adolescente de unos 15 o 16 años. Entre ambos personajes surge una relación que va desde amantes hasta amigos, padre-hijo, maestro-alumno.

El adolescente, que uno de los presentes en la casa tilda de «angelito», es un sicario, ya lleva sobre sus hombros unas cuantas muertes. Muertes que no le incomodan ya que prefiere no pensar en ellas.

A lo largo del filme, Jaramillo y Alexis se pasearán por la cara desconocida de Medellín, a título del retorno del escritor a su ciudad de origen. Con un pesimismo filosófico casi insolente, mantendrán conversaciones muy ricas acerca de la vida, la muerte, el ser humano, Dios y apreciaciones sobre banalidades como el fútbol. Quizás esto es lo que convierte a La Virgen de los Sicarios en un documento impresionante acerca de la desesperanza…dos seres en lados opuestos de la vida que se encuentran asomados al mismo abismo.

virgen

La vorágine que se desarrolla después, se puede intuir en la primera escena, porque no es un filme rosa que pretende contarnos una historia de amor. Toda la estética decadente y la oscuridad de los diálogos nos conducen irremediablemente a más sufrimiento.

Es coronado con un final que se te graba como un tatuaje, y que hasta el día de hoy me sigue conmocionando al pensar en esas cortinas, en la canción, en la oscuridad, en la soledad, en la desesperanza.

La película tiene sus méritos en su brillante planteo y su visión poco convencional, está filmada en digital lo que le da un carácter semi-documental. Además, existe un manejo simple y directo de temas como la homosexualidad, la muerte, la droga, etc…sin agarrar ninguno de estos tópicos como si fuera un bicho raro al que hay que exponer y atosigar con primeros planos.

Estos temas son tratados como parte de la cotidianidad colombiana, nada de lo que asombrarse, nada de lo que asustarse, simplemente es «así».

Al momento de ver la luz, el filme se topó con una virulenta crítica por parte de sectores conservadores e intelectuales, que afirmaban que La Virgen de los Sicarios era una ofensa hacia Medellín, a las buenas costumbres y a los colombianos en general. Estos alegatos se basaban en que el filme podía dar la impresión que Colombia era un país donde reinaba el caos, la corrupción, la perversión y el narcotráfico.

Los comentarios son similares a los que se escuchan cuando alguien osa decir en voz alta que en Santa Cruz existe un culto a la banalidad que parte de las grandes esferas, o que el consumo de droga no es sólo cosa del Plan 3000 o de la Villa, o que los entuertos entre gente de poder con gente de distintos sectores son mucho más oscuros de lo que se supone, o que la cultura no tiene el apoyo que debería tener, etc… Creo que la intención de Barbet Schroeder era contar una parte de la realidad, que por experiencia sé, en Colombia (o en cualquier país) puede ser mucho más jodida que la visión planteada en una película.

La Virgen de los Sicarios está basada en el libro homónimo de Fernando Vallejo, escritor colombiano que también tiene trabajos en cine, y que se encargó del guión para poder adaptar su novela correctamente. En la mayoría de los casos, sus libros son autobiográficos… En su novela usa a Medellín como el trasfondo para narrar una historia marcada por el escepticismo de sus personajes hacia la vida. Mismo escepticismo que llevó al guión de la película.

Quizás su punto más débil son las actuaciones, que exceptuando el solvente trabajo de Germán Jaramillo, el resto de los actores nos obsequian papeles rústicos y pobremente construidos. Sin embargo, estamos ante una película cuyo guión, fotografía y argumento se comen al trabajo de los actores, así que las actuaciones pasan a segundo plano.

El director Barbet Schoerder pasó algunos años de su infancia en Colombia y en Francia, ha hecho películas en Hollywood como Medidas desesperadas, Antes y después y el Beso de la muerte. Schroerder tiene muy buenos recuerdos de su estancia en Colombia y se declaró un admirador de la obra de Vallejo, por lo que hacer esta adaptación significó la realización de un sueño largamente acariciado. Desde que vi esta película, siempre me llamó la atención la sensibilidad de este director para conseguir crear un filme que quizás un colombiano no se animaría a filmar. Gratitud para este señor, que desde entonces no le achuntó a nada más. Un caso curioso.

La Virgen de los Sicarios es una película triste, sobre soledades, miseria, apatía e insensibilidad, una película que pocos tolerarán, pero que se basa en una gran novela de un gran escritor, quizás el escritor colombiano más irreverente y oscuro, no tan comercial como el Gabo, pero igual de necesario como referente.

Les recomiendo esta película SOLAMENTE si no son impresionables, homofóbicos o depresivos, porque verla no es otra cosa que un latigazo interior y si no estás preparado para «sufrirla» no vale la pena que te quedés con ciertas imágenes en tu cabeza.

 

Que hayas muerto no es prueba de que hayas vivido

Lo mejor: Un latigazo a tu cotidianidad
Lo peor: Algunas actuaciones y el desasosiego que te hereda
La escena:la del perro. Una de las escenas más dolorosas que he visto en mi vida de cinéfila.
Lo más falsete: algunos diálogos hermosos, pero algo rimbombantes.
El mensaje manifiesto:Los ángeles matan
El mensaje latente: Los ángeles mueren
El consejo: Vela si estás preparado.
La pregunta: ¿Será que algún día, el cine boliviano exhibirá sin pudores una joyita de este calibre?

CURIOSIDADES

– Según contó Schroeder, el rodaje se hizo en forma muy rápida –apenas dos meses– en la ciudad de Medellín, bajo presiones de la guerrilla, sobre todo hacia su persona, un extranjero que andaba con su cámara dando vueltas por la ciudad en medio de un equipo compuesto casi enteramente por colombianos (“me dijo la policía que la guerrilla ofrece mil dólares por cualquier extranjero. Lo que ofrecía antes Pablo Escobar por la cabeza de un policía”).

– El escritor y periodista colombiano, Germán Santamaría, director de la «Revista Diners», pidió «sabotear y ojalá prohibir» la exhibición de la producción. Santamaría repasaba en su artículo las escenas que le parecieron más truculentas (“se acuestan, se matan, matan y reducen a Simón Bolívar, al Papa, a los últimos presidentes de Colombia, a todos los antioqueños a una manada. Se invita al magnicidio contra los ex presidentes César Gaviria y Ernesto Samper. O se realiza una masiva orgía de droga en plena catedral de Medellín”). Después de considerar que Vallejo siembra la desorientación en la juventud colombiana (entre muchos etcéteras), el articulista afirmaba: “Vamos a decirlo de manera directa, casi brutal: hay que sabotearla, y ojalá se prohíba su exhibición pública”.

– Cuando el director y el escritor se encontraron en México, Vallejo le contó que había estado reflexionando largamente sobre el gran problema literario de trasladar la esencia del texto –un monólogo de más de cien páginas– a un formato cinematográfico, que incluyera algo más que diálogos entre el escritor y los dos chicos que lo acompañarán por turnos –Alexis y Wilmar– en un juego de identidades y muerte donde uno viene a reemplazar al otro (a través del asesinato, vale aclarar) en el amor del escritor. “Empezamos una negociación sobre el número de muertos”, cuenta Schroeder entre el morbo y el humor. “En el libro hay un número impresionante de muertos, creo que son dieciocho. Eso que era tan fuerte y funcionaba con tal vividez en la literatura (porque estos asesinatos son, de alguna forma, parábolas) sería sencillamente insoportable en el cine, donde el criterio de verosimilitud debe responder a parámetros más realistas. Así que negociamos qué muertos íbamos a dejar y bajo qué condiciones. El resultado fue totalmente sorprendente: otra versión de la misma historia, más cercana a su verdad autobiográfica.”

– Sobre su novela, Fernando Vallejo escribió: “Dios no existe, y Balzac, Dickens, Dostoievsky, Flaubert, Zola y similares hace rato que han sido echados al olvido. El narrador omnisciente que todo lo sabe y todo lo ve es el camino más trillado y miserable de la literatura. Un sicario es alguien que a duras penas sabe hablar. ¿Cómo se puede escribir entonces un libro sobre los sicarios en primera persona? Se resuelve haciendo que sean el instrumento del narrador, los que van librándolo del prójimo, dado que, como dijo Sartre, el infierno son los otros. A todos los que matan en el libro y en la película yo ya los maté en mi corazón”.

«DIAS TERRIBLES»
Por: Mónica Heinrich V.

Siempre he sentido particular curiosidad por los asesinos, más aún si son seriales o masivos. Lo mío, sin embargo, no obedece al morboso interés de enviarle cartas a los que están cumpliendo su pena en prisión, o de comprar a través de Internet los legados macabros que otros, igual de macabros seres, subastan al público. No, mucho menos tendría una fantasía amorosa que me haga declarar: “Dylan, quiero tener tus hijos”, escrito en una web por una adolescente, haciendo referencia a Dylan Klebold (uno de los autores de la masacre de Colombine).

Lo que siento es una curiosidad y perturbación de orden científico-existencial, encabezada por las siguientes preguntas: ¿Cómo alguien puede quitarle la vida a otro ser humano deliberadamente? ¿Cómo alguien puede infringirle sufrimiento a otra persona, por el sólo placer de verla sufrir? ¿Cómo alguien puede encontrar solaz y satisfacción en el hecho de apretar el gatillo?.

La psicología ha dado muchas respuestas. De hecho la mayor parte de los asesinos más “famosos” de la historia tenían un historial plagado de problemas mentales, ambientes familiares disfuncionales y claro, una personalidad que fue deteriorándose al pasar los años, a vista y paciencia de familiares, vecinos, amigos, conocidos.

Este 2008, por ejemplo, ha sido sacudido, con tiroteos varios ocurridos en los primeros meses del año en USA. Algo que alcanzó su punto culminante con la masacre de Virginia Tech, protagonizada por un cabreado Cho Seung-hui.

Cho, de 23 años, se llevó consigo a la tumba a 33 personas. Para los que, como yo, seguían el caso hipnotizados, Cho dejó 27 videos junto con un manifiesto escrito de unas 1800 palabras. Una de sus citas textuales es: «¿Saben qué se siente al ser humillado y empalado en una cruz?¿Y dejado desangrar hasta la muerte para su diversión? Nunca han sentido ni una simple onza de pánico en sus vidas […]»

Si leyeron hasta aquí, no se han equivocado de reseña…sigo hablando de No es país para viejos. El caso es que en los tiempos que corren, da la impresión de que cada día hay más gente enferma y perturbada, cansada de vivir, agobiada por la soledad contemporánea de una sociedad individualista a la que no le importa más que el bien propio.

Los hermanos Coen parten de ese bello título que lo dice todo: “No es país para viejos” y sitúa la acción en plena frontera de Texas, a principios de los 80s. En un paraje donde se respira la paz que antecede a una tormenta, Llewelyn Moss encuentra un escenario sangriento.

Al calor de un enfrentamiento entre narcos, la cocaína y los 2 millones de dólares que se iban a intercambiar quedaron sin “dueño”.

Llewelyn, que se dedica a la caza, inspecciona el lugar y decide tomar la maleta con el dinero. Lo que comienza como una “avivada” de su parte, termina como una “boludez”. El bruto que se hace con la plata, regresa a la escena al día siguiente, y claro…ahí ya están los verdaderos “dueños” buscando su dinero y su cocaína. En ese punto se empieza a desarrollar una persecución en la que el gato juega al ratón y viceversa.

Paralelamente vemos a un casi retirado Tommy Lee Jones interpretar al sheriff Bell. Un sheriff que ya las ha visto todas, y que siente que su trabajo se ha vuelto cada vez más difícil, porque las cosas han cambiado tanto desde que él era niño, que casi no reconoce su ciudad.

En medio de todo, surge el personaje inmortalizado ya, por Javier Bardem. Anton Chigurh es un asesino serial despiadado, cínico, plano afectivamente, sagaz y terriblemente perturbado. Acompañado por algo que no sé si es un tanque de aire comprimido, o qué!, pero que resulta ser el arma homicida más tenebrosa que he visto en la vida, Antón se echará al plato varios muertitos.
Estos tres personajes se mezclan por azar, y comparten un mismo fin aunque distintos motivos. Aparece fugazmente Woody Harrelson, interpretando a un detective que conoce al dedillo a Antón, y que precisamente sabe que con ese pendejo, no se juega.

Durante casi dos horas seguimos la historia espantados y, sí, algo emputados. Porque si bien el argumento es fuerte, profundo y rico en apreciaciones, existen cabos sueltos que le hacen perder validez…cosa que me hizo pensar en conseguir el teléfono de los Coen y putearlos hasta desmayarme.

Aún así, el final duro, emotivo y abierto a todas las interpretaciones, rescata la película y te deja con una sensación asquerosa. No tanta como la de Petróleo Sangriento (la de Daniel day Lewis), pero sí lo suficiente como para pensar en el personaje de Bardem durante muchos días y plantearte qué carajos significa el sueño del sheriff Bell, entre otras cosas.

No es país para viejos, derrama melancolía…una melancolía que nos lleva a los 80s, como si a partir de entonces todas las quimeras hayan desparecido y lo que en su momento fueron sueños de grandeza, haya dado paso a un mundo donde no existen héroes ni villanos, simplemente desolación.

Actuaciones soberbias dan vida a todos los personajes, que incluso en las más absurdas situaciones y con escenas que para el espectador son como una hoja en blanco a medio escribir, consiguen rescatar lo insalvable. Bardem convierte a su asesino en uno de los más memorables del cine. El Oscar que se llevó este año es una deuda que la academia tenía pendiente desde el parapléjico de Mar Adentro e incluso desde su espectacular interpretación de Reinaldo Arenas en Antes que anochezca. Tommy Lee Jones con su mirada diáfana, dolorida y resignada del sheriff Bell, es una oda a la sobriedad.

Con una fotografía exquisita, que maneja los ritmos del argumento y una banda sonora inteligente, que resuena y guarda silencio en los momentos justos, la última película de los Coen no decepciona. Pero no decepciona, porque nosotros los niños de ayer, los jóvenes de hoy y los viejos de mañana, sabemos, tenemos conciencia de que estos días no son como los de antes.

Quizás el hecho de que la acción se sitúe en Texas, lugar de origen del bellaco de George W. Bush, y que el argumento giro en torno a la inmoralidad y la arbitrariedad para llevar a cabo actos barbáricos, no sea tan fortuito.

Lo mejor: Brillantes actuaciones y una temática impactante
Lo peor: Cabos sueltos y que nos ven la cara de borregos con algunas cosas
La escena: La de la moneda en la tienda
Lo más falsete: La muerte de cierto personaje importante
El mensaje manifiesto: “No hay absolución posible para el hombre”
El mensaje latente: Antes no estábamos tan jodidos
El consejo: Paciencia
La pregunta: ¿Cuán tardaron en elucubrar el sueño de Jones?
La web: http://www.nocountrymovie.com/
http://www.nocountryforoldmen.co.uk/intl/es/

CURIOSIDADES

· Javier Bardem y su frase «Call it, friendo» (Tú decides, amigo), que pronuncia en No country for and old men fue designada ayer como la más influyente del cine de 2007 en la cultura estadounidense.
· El título de la película está sacado del poema de W.B. Yeat, «Sailing to Byzantium»
· La película está basada en la novela homónima de Cormac McCarthy, considerado como uno de los cuatro mayores novelistas americano
s de su tiempo, junto a Thomas Pynchon, Don DeLillo y Philip Roth.
· La película es dirigida por Joel y Etha Coen, primera vez que ambos aparecen en los créditos como directores. En la industria se les conoce por el apodo de «el director bicéfalo» (the two-headed director). Muchos actores que han trabajado con ellos cuentan la anécdota de que al estar tan compenetrados, al hacer una pregunta, sobre el guión o sus personajes a cada uno de ellos, reciben exactamente la misma respuesta de cada hermano.
· Bardem dijo que basó su personaje de asesino serial en el presidente americano George W. Bush.

«LA NAUSEA»
Por: Mónica Heinrich V.

Hice un ciclo de cine por estos trechos en que decidí exhibir Saló o las 120 jornadas de Sodoma. Y claro…lo prohibido siempre atrae. Con el gancho del morbo y el altruismo de exhibir una cinta censurada en casi todas partes, me lancé a la tarea de conseguir espacio físico. Pensé que iba a ser fácil, después todo dizque estamos más “evolucionados”, dizque ahora la gente tiene la “mente abierta” y somos todos “modernos”. Pues no, no y no. En el primer recinto que era de propiedad civil y pública con fines “culturales”, me dijeron “todo bien”.

A los dos días, un director de cine dizque “transgresor” se encargó de “informar” a los directivos el tipo de filme que estaban por exhibir. “Vos sabías que el director fue asesinado por esta película?” “Vos sabías que muchos de los actores murieron durante la filmación?”, “hay que tener en cuenta que es un tema fuerte, por ahí se pueden tener problemas”, y de yapa me deslizan el número telefónico del “cineasta” en cuestión para que tenga una charla esclarecedora con el individuo. Yo pongo mi mejor cara de “no gracias” y digo “La gente no es estúpida, si viene a ver la película sabrá que no están viniendo a ver La pequeña casa en la pradera”. Y luego de otros intercambios verbales preferí retirarme con dignidad e intentar en otro lado.

Se descartaron dos lugares más, porque sabía que por normas “morales” no iban a permitir semejante escarnio público.

Finalmente encontré a alguien lo suficientemente sano (sí, porque ya es una cuestión de salud mental) para opinar que una película no le haría mal a nadie y es así como Saló o las 120 jornadas de Sodoma pudo exhibirse ante un modesto grupo de 40 personas…en el Búho Blanco, gracias a Juan Bustillos.Pero cuál es el escándalo?. Hay que reconocer que la cinta es excesivamente gráfica y alcanza niveles de violencia casi pornográfica, por no decir que la mayor parte del filme todos están en pelotas. Pero, hagamos un poco de contexto. Una obra jamás debe ser juzgada sin su contexto.

Pier Paolo Pasolini fue una figura polémica por muchas razones. Era un italiano comunista, homosexual, de tendencias pedofílicas y dispuesto a todo en el afán de llevar una obra a término. Por si fuera poco era homosexual pero se distanciaba de los movimientos que reivindiquen su condición, lo que le ganó el desprecio de sus pares gays. Los hetero lo despreciaban por ser homo, entonces no era bien visto en ninguno de los dos bandos. Era ateo también, así que tenía sobre él los ojos de aquellos que seguro lo veían como una suerte de blasfemo y en algunos casos anti-cristo. Sus creencias políticas fueron motivo de escepticismo. Toda su obra tanto literaria como fílmica estuvo marcada por una honda simpatía hacia los pobres y marginados de la sociedad, sin embargo vivía como el más relajado burgués capitalista.

Filmó su famosa Trilogía de la vida, donde estaba incluida su versión de Las mil y una noches, Los cuentos de Canterbury y El Decamerón. La prensa y los críticos transformaron su obra en un fenómeno mediático que Pasolini odiaba. Resentido y renegando de su trilogía, Pasolini decidió hacer algo que tapara la boca a todos y que nunca pueda ser utilizado por nadie como algo comercial y de consumo masivo. Es así que surgió la película quizás más controversial del cine: Saló o las 120 jornadas de Sodoma.

Para ello el italiano se unió a otro irreverente: el Marqués de Sade. Las heridas de la 2da. Guerra Mundial todavía estaban muy frescas por lo que tomó la obra de Sade y adaptó la historia para finales de 1944-45 y situó la acción en Saló, haciendo alusión a Musolini. Por si fuera poco, dividió el filme en círculos que se remitían a las características de La Divina Comedia de Dante. Ahora esos círculos eran Pasiones, Mierda y Sangre.

La historia comienza cuando soldados nazis empiezan a secuestrar a adolescentes para llevarlos a una gran mansión. En ella están cuatro hombres que representan distintas instancias de poder: un juez, un banquero, un sacerdote y un duque. Junto a ellos estarán cuatro exprostitutas cuya labor será contar sus experiencias más “interesantes” al público cautivo y así ir de las palabras a la acción. De ahí en más veremos violaciones, sodomizaciones, escatofagia, y cuanta cochinada se les ocurra. Todo de manera muy gráfica y explícita.

Lo importante es que la película aborda de una manera muy eficaz el cariz más bajo y mezquino del ser humano. Pasolini retrata con maestría y desprecio a una sociedad en decadencia donde todos los pilares que la componen están putrefactos. La corrupción alcanza sus mayores cumbres, desgraciadamente la marioneta que es el hombre se deja tentar para caer irremediablemente en ese círculo donde la piedad, la compasión y lo moral (desde el punto de vista netamente humano) no tienen cabida.

Todo lo que sucede en la pantalla es sórdido y denigrante, sin embargo los verdugos se mueven cual se fuera una fiesta…una fiesta donde los papeles consiguen invertirse tarde o temprano para beneplácito del punto de vista pasoliniano: el ser humano es una mierda, la sociedad es una mierda, la corrupción y el fascismo reinan.

Aunque extremo, no resulta tan difícil de creer. En las fechas en que yo intentaba hacer la exhibición del filme justo acababan de develarse las fotos de los presos torturados en Irak por soldados americanos.

Estamos hablando de una película que fue hecha en 1975, treinta años después las imágenes guardaban, en algunos casos, una escalofriante similitud. Y bueno, ya hemos visto que aunque simpaticemos más con algún bando político, la realidad es que cualquier corriente ideológica que ha tomado el poder ha generado muerte y destrucción tarde o temprano. Lo que mueve a la reflexión sobre si será cierto que el hombre es bueno por naturaleza pero la sociedad lo corrompe, o no será que es malo por naturaleza y ergo, él corrompe a la sociedad?

Bueno, es una visión muy dramática ya que implica una resignación acerca de la capacidad del ser humano para ponerse por encima de sus odios, codicias y venganzas.

Si hay algo que objetarle a Saló es que las actuaciones no están correctas, hasta ahora no sé si esa era la idea o definitivamente no se pudo dirigir mejor las interpretaciones. El filme es pesadito, pesadito…dennnnnso y con una estética súper clásica. Los textos abundan y se disparan unos contra otros, el espectador sufre no sólo de violencia visual, sino verbal y psicológica.

Difícil es imaginar una cinta más incómoda que Saló, Gaspar Noé en su filme Seul contre tous consigue el mismo efecto pero con un lenguaje más contemporáneo, no por nada se ha declarado admirador del trabajo de Pasolini.

El director italiano efectivamente fue asesinado poco antes del estreno de Saló. Mucho se ha dicho al respecto, lo cierto es que a Pasolini ya le tenían echado el ojo hacía rato, sus declaraciones que no dejaban contento a nadie eran una bomba de tiempo, prácticamente no tenía ningún respaldo político aunque sí algunos amigos.

Como ya lo dije al principio a Pasolini le gustaban los adolescentes. Contrariamente a lo que se puede esperar de alguien qu
e dice defender a los pobres y desprotegidos, solía trasladarse a la zona más marginal de Roma para «levantar» mozalbetes y a cambio de una suma mantener relaciones sexuales.

Es así que un adolescente acabó con la vida del director, según dijo porque tuvieron un desacuerdo con respecto a las «posiciones». Eso bastó para que además de darle una paliza, el muchacho pasara por encima del cuerpo de Pasolini con el auto de lujo del director.

El 2005, Pelosi, el supuesto asesino, dijo en una entrevista que fueron 3 desconocidos los que asesinaron al director italiano, y que él se inculpó porque así lo juzgaba un tribunal de menores y la pena sería mínima. Esto sólo sirvió para reforzar la teoría de un asesinato por encargo de alguno de los sectores que odiaban a Pasolini. Hoy en día se ha pedido reabrir el caso para esclarecer su muerte.

En definitiva, se trata de una película donde lo extremo sirve para mostrar una visión descarnada del mundo. Un mundo que más de 30 años después, sigue igual de decadente que antes. Mientras tanto, queda la duda si al igual que lo hizo Stone con Asesinos por naturaleza, un filme de características tan fuertes se justifica…en este caso, yo creo que sí.

CURIOSIDADES
– Pasolini pasó parte de su infancia en la República de Saló. Durante este tiempo fue testigo de muchas crueldades por parte del ejército italiano. Muchos de sus recuerdos de la experiencia condujeron a la conceptualización de Saló.

– Se han formulado muchas preguntas acerca de la legalidad de la película; por ejemplo, si los actores o actrices que participaron en los actos (evidentemente simulados) sexuales o violentos de la película eran mayores de edad.

– Muchos de los nombres de los personajes de la película, tienen el nombre del actor que lo interpreta.

– Otra curiosidad es que ambos grupos de jóvenes no eran tan homogéneos. Los chicos eran no profesionales mientras las chicas venían escogidas de entre fotomodelos (para asegurarse de que tuviesen cuerpos hermosos y que no tuviesen demasiado pudor en enseñarlos).

– Los actores que interpretan a las víctimas tenían entre 14 y 18 años.

Lo mejor: Una temática fuerte y una crítica aguda.
Lo peor: Malas actuaciones, densa y con poco ritmo.
La escena: La escatofagia
Lo más falsete: Las actuaciones y la grandilocuencia de ciertas escenas.
El mensaje manifiesto: El poder es corrupción.
El mensaje latente: El ser humano está enfermo.
El consejo: Hay que verla
La pregunta: ¿Quién mandó a matar a Pasolini?
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