EN CARTELERA: Steve Jobs
Amantes de la manzanita, detractores de la manzanita, aspirantes a multimillonarios que siguieron la carrera de Steve Jobs con la esperanza de que se les peguen algunos dólares al absorber sus “enseñanzas”, estimados padawanes, lectores en general.
La nueva biopic del fundador de Apple ya está en cartelera para que todos vayan a verla, discutan cuán hijo de puta era el señor y busquen las biografías para constatar verdades o mentiras.
Y muy al estilo binario con el que algunas personas ven la vida y el 2016, la película del británico Danny Boyle puede ser apreciada de dos maneras.
Como película a secas
Boyle no es un director muy prolífico, tiene casi 60 años y solo ha hecho 10 largometrajes, siendo lo mejorcito de su carrera lo que hizo al principio.
Con Tumbas al ras de la Tierra y Trainspotting parecía que Boyle estaba destinado a las grandes lides, pero el hombre ha ido de más a menos y aunque nunca deja de ser un cineasta interesante se podría decir que ha sido literalmente devorado por las exigencias de los estudios. Este es un ejemplo de cómo tu estilo y/o talento puede ser anulado miserablemente o cómo tu estilo y/o talento no evoluciona con vos.
No importa, igual ir al cine a ver una película de Danny Boyle es garantía de que pasarán cosas y sentirás cosas.
Boyle se junta con el guionista Aaron Sorkin y nos da una película entretenida, con excelentes actores, con una fotografía espectacular (Alwin Küchler: Hanna, Sunshine, Movern Callar, Divergente), con un muy buen montaje (Elliot Graham), con una excelente banda sonora (Daniel Pemberton: Operación U.N.C.L.E., The Counselor, In Fear) y, a pesar del aire sentimentaloide que nos ventea al final, hace salir del cine con la sensación de haber visto algo superior al promedio, de impecable factura.
Si uno no se pone exquisito y pendejo con las comparaciones con el Steve Jobs real, puede ser una película muy disfrutable, gracias, sobre todo, a los diálogos que van y vienen de Aaron Sorkin.
Sorkin (Red Social, Moneyball), una vez más, muestra su pericia y audacia al lanzarnos una chorizada de texto que en ambientes más bien controlados (los lanzamientos de los nuevos productos de Steve Jobs) unen los hilos que conforman el perfil de un personaje tan lleno de capas como Jobs.
Y es que la biopic de Jobs parecía destinada al fracaso, sufriendo el abandono del director David Fincher en sus inicios, el rechazo de actores como Leonardo DiCaprio y Christian Bale, y quizás, la sensación de que era casi imposible abarcar con exactitud y precisión el proceso que convirtió a Apple en ese gigante de la tecnología.
Danny Boyle tomó ese desafío y eligió centrar la trama dando un repaso a la vida de Jobs a través de tres puntos claves: 1) Lanzamiento de la Macintosh 2) Lanzamiento de NeXT y 3) Lanzamiento de la Imac.
El arco dramático va desde el aparente fracaso de Macintosh, la salida de Jobs de Apple y el retorno a Apple, todo esto condimentado o, más bien dicho, acentuado en la relación que el afamado ejecutivo llevó con su hija Lisa, que incluso sirve como vehículo para esbozar (falsamente) el nacimiento del Ipod.
Como película a secas lo compro. Compro el excelente desempeño de Michael Fassbender como un ficcional Jobs, compro la portentosa actuación de una Kate Winslet en su mejor forma, compro la ñoñez de los 20 minutos finales, compro el desfile de némesis/ex amigos/detractores que se le aparecían antes de cada lanzamiento, compro a Woz (Seth Rogen) mendigando reconocimiento ausente de su marca personal: el sentido del humor, compro los encuentros forzados para ponerse a charlar de cosas profundas y deudas antiguas, compro todo.
Lo que no compro es que sea una buena biopic y ahí entramos en la manera número dos de ver este trabajo de Danny Boyle.
Como biopic o aproximación al personaje real
Físicamente, Fassbender no se parece en nada al verdadero Steve Jobs. Ni en joven, ni en viejo. Eso no importaría si el aura o la personalidad de Jobs estuvieran plasmados en otros aspectos. Desgraciadamente, Fassbender nos presenta un tiburón frío y despiadado, claramente obsesivo, que no digo que no sean características reales de Jobs, sino que el verdadero Jobs jugaba más a the nice guy, a tipo hippie, onda zen, coloquial en sus ademanes, un tipo más común, por decirlo de alguna manera.
De hecho, hay biografías que cuentan que Jobs no era muy controlado en sus emociones sino más bien volátil, podía romper en llanto con tal de conseguir lo que quería, y ponerse histérico muy fácilmente. Con esto quiero decir que Fassbender le ha dado una elegancia al personaje que Jobs no tenía.
Hablando netamente de la fundación de Apple, sus problemas, los personajes que rodearon a Jobs, y los tres puntos que la película toca, es por demás decir que se han tomado bastantes libertades. Desde el énfasis en Lisa, que dicho sea de paso, vivió con Jobs a partir de los 14 años, pasando por la presencia constante de Johanna (Kate Winslet) que después de NeXT no siguió con Jobs, hasta la omisión de la segunda esposa de Jobs con quien se casó en 1991 y que en la película (cuya trama concluye en 1998) jamás es mencionada.
En la película Jobs (2013) protagonizada por Ashton Kutchner, los actores que representaron a los personajes reales sí tenían una similitud física más marcada. Kucthner y Josh Gad (Woz) eran muy parecidos a los dos chicos que juntos trabajaron en el garaje del papá de Jobs para fundar Apple. Jobs, sin embargo, languidecía ante una dirección de Joshua Michael Stern carente de imaginación y con un tono muy de telefilm de Lifetime.
Acá se omitía el papel relevante de Johanna y se daba más vuelo a las relaciones tempranas de Jobs con sus colaboradores, con la madre de Lisa, con el amigo con el que fue a la India y que luego dejó botado como una chancleta, con Woz, para luego siguiendo la fórmula hollywoodense contarnos su glorioso ascenso, mensajitos de autoayuda de por medio, y vendernos una imagen de superación, excesivamente amable del personaje.
Por su parte, el documental Steve Jobs: The man in the machine profundiza un poco más. Alex Gibney, responsable de documentales como Freaknomics, Gonzo: Vida y hazañas de Hunther Thompson, La mentira de Lance Amstrong y Going Clear: Scientology and the prison of belief muestra el lado más oscuro tanto de Jobs como de Apple bajo el mando de Jobs.
Así sabremos de los 18 suicidios en un año que tuvo en una de sus fábricas, que se estacionaba siempre en la zona de discapacitados, las malas prácticas corporativas, la contaminación ambiental de Apple, la explotación de sus trabajadores, sus movidas ilegales para sacar dinero a paraísos fiscales, su ausencia absoluta de filantropía, su carácter vengativo, ya que estando a punto de morir de cáncer se dio tiempo para perseguir a un periodista por haber filtrado el nuevo Iphone, y otros.
Lo que jode de The man in the machine es el tono de introspección que adopta Gibney para abordar la figura, las preguntas que se hace ante la masiva respuesta de las personas a la muerte de Jobs, ¿por qué la gente llora? ¿Por qué la gente hace cola durante horas por un teléfono? ¿Por qué Steve Jobs trascendió por encima de gente que sí eran ingenieros, técnicos o expertos en softwares? Y el cierre, onda filosófico existencial del documental, que juega a que no juzga al personaje, pero sin embargo se regodea en las zonas más polémicas del mismo.
Así que no, ni Jobs ni Steve Jobs: The man in the machine lo consiguieron tampoco.
Y si tenés como referencia o como comparación esos dos trabajos, Steve Jobs de Danny Boyle es una rueda más al carro que intenta retratar a este complejo personaje.
Puede que algunos piensen que el trabajo de dirección de Boyle y el de guión de Sorkin, son más que suficientes para decir que la película es de lo mejorcito del año. Sin ir muy lejos, de las últimas películas de Boyle debe ser la más inspirada. Puede que también crean que Fassbender se merece su nominación al Oscar por una brillante actuación que no es precisamente tributo al personaje que recrea. Puede que sí, pero para los que busquen a Steve Jobs como tal, supondrá una mezcla de sentimientos. Un coitus interruptus.
Steve Jobs, no el de Ashton ni el de Fassbender, decía que no tenías que ser mejor que la competencia, sino diferente. Think Different era su lema, hasta el momento ninguno de los trabajos audiovisuales que intentan ahondar en su vida lo es.
Eso sí, la otra máxima que vendía como slogan: «cambiar el mundo», para bien o para mal la cumplió con creces y las películas/documentales que salen unos detrás de otros, lo prueban.
Buenos días, esito sería. Cierro por unos instantes mi Mac.
Mónica Heinrich V.
EXTRA:
Acá el link de descarga de la biografía escrita por Walter Isaacson: Steve Jobs (Spanish Edition) – Walter Isaacson
Lo mejor: los elementos que componen una buena película están ahí: actuaciones, dirección inspirada, montaje, guión (incluso con su parte cursi) y arcos narrativos.
Lo peor: el Steve Jobs de Fassbender y de Boyle no es el Steve Jobs de Apple.
La escena: la primera secuencia introductoria al personaje, la de la coincidencia, las charlas con Scully estuvieron muy buenas.
Lo más falsete: lo de la hija, lo del ipod, lo de Woz todo el tiempo mendigando reconocimiento.
El mensaje manifiesto: Think Different
El mensaje latente: definamos Diferente
El consejo: Vela subtitulada, y sin exigir muchas similitudes con el Jobs real.
El personaje entrañable: Siempre sentí particular simpatía por Woz
El personaje emputante: la mamá de Lisa.
El agradecimiento: porque es amena y porque mueve a buscar mayor información sobre los personajes reales.
CURIOSIDADES
Tuvo un presupuesto de 30.000.000 $us.
Los espacios temporales de la película fueron filmados con diferentes técnicas para mostrar los avances de la tecnología, los inicios de Apple se filmaron en 16mm, luego en 35mm y la parte final en digital para que queden tácitamente marcados los 16 años que pasaron hasta la escena final del filme.
Fincher dejó la película porque no cumplieron sus dos exigencias: 10.000.000 $us. por dirigirla y tener absoluto control creativo del proyecto.
Steve Wozniak fue consultor del filme.
Las audiciones no se hicieron con el guión de Sorkin sino con escenas de Newsroom la serie de TV del mismo guionista.
Como la película está dividida en tres secuencias, la filmación se hizo igual. Se ensayó durante dos semanas, se filmó el primer pedazo durante otras dos. Se detuvo otras dos semanas en las que se ensayó la otra parte, y luego se filmó. Y lo mismo sucedió con la tercera parte.
El guión tenía alrededor de 180 páginas y Fassbender se lo memorizó.
Aaron Sorkin hace un cameo mientras Steve Jobs y Woz discuten en el teatro vacío. Es una de las personas que pasan por el fondo.