LOST IN CONTEMPLATION OF WORLD

EN CARTELERA: El Principito (The Little Prince)

Todos hemos sido niños. Todos tuvimos una infancia, mejor o peor, ideal o desgraciada, pero siempre, en algún periodo de nuestra vida, hubo un momento que dibujamos elefantes tragados por víboras.

En ese proceso leemos libros como El Principito.

Cuando sos chico no entendés muy bien las metáforas pero igual te gusta, cuando sos grande entendés las metáforas y alguna lágrima por el cadáver de tu infancia se deslizará por tu ya adulto rostro.

No, no es fácil agarrar El Principito y hacer lo que sea con él: teatro, canción, película, videoclip, haiku, publicidad de Mentisán.

La obra de Antoine de Saint Exupéry tiene demasiados elementos mágicos y es muy conocida como para que querrás ponerte ¨muy creativo¨ en la adaptación que tengás que hacer. Más aún, esa transición de obras maestras a la pantalla gigante siempre es un camino lleno de piedritas y piedrotas.

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Life is a bitch.

El señor Mark Osborne lo acaba de aprender en este su tercer largometraje titulado homónimamente El Principito. A Mark lo conocemos por Kung Fu Panda, y episodios de Bob Esponja, sí.

Ya de entrada tenemos este salto cualitativo y cuantitativo que no cuaja:

Kung Fu Panda + Bob Esponja : El Principito

Échemosle una mirada a sus guionistas: Irene Brignull (Boxtrolls) y Bob Persichetti (Shrek 2, Hércules, Mulan, Tarzán).

Es así nomás. No se le puede pedir peras al olmo y lo que esta abnegada troupé hizo con la obra de Saint Exupéry apenas llega a alcanzar aquello que es invisible a los ojos.

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La animación comienza bien, una niña cuya madre le ha cronometrado su vida y que aspira a entrar a una escuela de élite, traba amistad con un vecino pintoresco. El vecino pintoresco es un anciano que representa al famoso aviador y que comparte su historia del principito con la niña. El filme se desdobla en dos técnicas: una, la animación por computadora y otra, el stop motion para adentramos en las experiencias que recordamos del libro.

Esa primera parte tiene la belleza y la magia que esperás. La técnica elegida para diferenciar el relato del viejo es muy similar a las ilustraciones originales de Saint Exupéry, a lo que uno se imagina tiene que ser y a lo que deseás que sea.

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Una tibieza te inunda el corazón, el planeta chiquito del principito, la rosa, el zorro, los otros personajes aparecen en pantalla como soplo de fresca brisa.

No me estorbó que haya una historia dentro de otra historia, fue una decisión inteligente teniendo en cuenta que el contenido del libro es hasta filosófico y había que hacerlo más accesible al gran público. Lo triste fue que como en toda película chota de Hollywood los guionistas añadieron un forzado giro. Ese giro constituye para mí su pecado mayor, ajá, he dicho pecado, aunque bien podría ser atrevimiento, desubicación, traición o para decirlo claramente: boludez.

Viene un SPOILER. AVISO. SPOILER!

Las cosas de la infancia pertenecen y viven en la infancia. Soy de las que no quiere leer el libro en el que Heidi se casó con Pedro, o ver la versión fílmica de Jem and the Holograms o descubrir a una She-ra o a un He-man ancianos. Dicho esto, no, no me parece ver al Principito convertido en un adulto loser, con menos gracia que una maceta y algo tontito. Creo que la esencia del libro no es esa. No me parece que se valgan de ese recurso facilón para machacar con la idea de que crecer es una mierda si te olvidás de las cosas importantes que viviste de niño. Uno crece y punto. Te domestican y punto. Te desdomesticás y punto. Y más allá del pero narrativo a esa licencia terrorífica que se dieron, está el temita del ritmo. Una vez se les ocurre que la niña tiene que buscar al Principito y ser una especie de heroína pro fantasía y pureza, el ritmo decae tremendamente y esperás que la huevada termine pronto. Ya cuando se “liberan” de las crueles garras del villano, te estás preguntando por qué no buscaron mejores guionistas siendo el proyecto tan importante. POR QUÉ?

FIN DEL SPOILER

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Es como si no pudieran llenar los minutos necesarios para que sea un largometraje y tuvieron que estirar al pedo. Los personajes empiezan a recitar textos obvios y redundantes. La historia se pone cursi y predecible.

Quizás la escena de la niña y el aviador en el hospital consiga levantarla un poquito y volver a la magia que percibimos al principio.

Sí, el trabajo de animación es notable, sobre todo lo que corresponde a la parte del stop motion que te hace suspirar pensando: Qué hermoso. Sí, el libro en el que se basa es oro en polvo y una oportunidad perfecta para tratar de inocular la historia en una generación que está creciendo prendida a celulares y tabletas.

Desgraciadamente, el esperado estreno de El Principito en el cine se llena de  frustración. En un evidente esfuerzo por conformar y llegar a varios públicos, la propuesta queda descafeinada y sin personalidad. Adjetivos que jamás podrían adjudicarse a la obra de Saint Exupéry.

A la proyección que asistí, la platea infantil se veía inquieta y poco conectada a la trama. Así que no sé qué tan atractivo resulta para los niños más pequeños. El híbrido cocinado no resulta del todo infantil pero tampoco del todo maduro.

No voy a mentir, derramé algunas lágrimas por el cadáver de mi infancia, por el cadáver del niño de cabello ensortijado que dibujaba elefantes devorados por boas y por el cadáver del escritor francés que se estrelló en el Mediterráneo.

Aún así, la película de Mark Osborne no consigue domesticarnos.

Mónica Heinrich V.

Lo mejor: Todo lo relacionado con la historia original y la linda técnica del stop motion.

Lo peor: se pusieron «muy creativos» y con ese estúpido giro perdieron la esencia del libro.

La escena: la del zorro.

Lo más falsete: todo lo que sucede cuando la niña parte a buscar al Principito

El mensaje manifiesto: lo esencial es invisible a los ojos

El mensaje latente: hay gente que no ve lo esencial de ninguna manera

El consejo: y no sé, léete el libro mejor. Yo llegué a mi casa a releerlo.

El personaje entrañable: el zorro.

El personaje emputante: el principito adulto.

El agradecimiento: por los lindos momentos con el stop motion.

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