LOST IN CONTEMPLATION OF WORLD

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EN CARTELERA: El Conjuro – The Conjuring

Conjuros de la vieja escuela

A James Wan le sigo los pasos desde Saw (2004), la primera, la única, la que digan lo que digan los detractores revitalizó el género. La que hizo que buscara un muñeco Jigsaw por toda la red para usarlo en cenas, reuniones, etcéteras y atormentar a los invitados,  sembrando la turbia sensación de que se me soltaron algunos tornillos y había decidido imitar al cine al decirles:

Live or die, make your choice

Seh…eran otros tiempos. Wan tenía 27 años y eso a mis ojos lo convertía en alguien para respetar, teniendo en cuenta que el cojudo se creó una franquicia con una buena película inicial, y unas seis (siete?) al pedo.

Además, al verlo, lo último que te imaginás es que ese malasio, de nacionalidad australiana, flaquito, con cara de niño, sea la mente siniestra detrás de la dirección de Saw. Como tampoco imaginás que su compañero de aventuras, el australiano Leigh Whannel, también veinteañero (¡!) pudiera ser el guionista.

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Wan y Whannel en el 2011

Después del éxito de Saw, Wan filmaría Dead Silence (2007), película que de toda su filmografía sería la más decepcionante, eso a pesar de estar bien filmada y de contar con muñequito tétrico y gore por montones. Fue tan más o menos que llegamos a pensar que su ópera prima fue un golpe de suerte.

A esa huevada le siguió Sentencia de muerte(2007), que OH! Sorpresa! nos mostraba a un Wan que se alejaba del género que le dio fama y nos presentaba un filme en el que nuestro siempre amado Kevin Bacon interpretaba a un padre de familia que pierde a su hijo en un violento asalto. Al personaje de Bacon no se le ocurre mejor idea que aplicar aquello del ojo por ojo, y decide cazar a los asesinos como a liebres del bosque. Película entretenida, simplona en su premisa pero efectiva.

Luego vendría Insidious (2010), que en Bolivia ni siquiera llegó a la cartelera, pero que no estaba nada mal y fue un preámbulo de El Conjuro. Preámbulo porque también era una historia sobre casas embrujadas y extrañas maldiciones. En Insidious, Wan volvería a hacer mancuerna con Leigh Whannel, y sí, la historia del niño que luego de llegar a vivir con su familia a una nueva casa queda en coma sin explicación, tuvo sus grandes momentos e hizo que me replanteara la reproducción, la medicina moderna y el valor de mi alma.

Ahora, el 2013, El Conjuro se vende como la película de terror del año y bebe de  clásicos de los 70s como The Amityville Horror y en algunas partes El Exorcista.

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Basada en hechos reales y con un guión de los gemelos Chad y Carey Hayes, Wan dirige otra trama de casas embrujadas y extrañas maldiciones (recuerden lo del preámbulo).

Estamos a principios de los 70s, Carolyn y Roger Perron que no están familiarizados con el control de natalidad, se mudan a una vieja casa de Rhode Island acompañados de sus 5 hijas.

La casa, como toda casa de película de terror que se precie, está alejada de la ciudad y tiene sus misterios. La pareja llega ñoña e ilusionada a su nuevo nidito de amor. Las hijas juegan por los vericuetos y descubren un extraño sótano que estaba escondido.

También, como toda película de terror que se precie, todos los mensos bajarán al sótano y hurgarán los cachivaches hasta poner en curso los fenómenos paranormales.

Después de MUCHOS indicios, y de que lo más lógico era correr como Forest Gump lejos del boliche, finalmente papá y mamá Perron llaman a los demonólogos Ed (Patrick Wilson) y Lorraine Warren (Vera Farmiga).

Aquí entra en acción una parte más oscura de la película, los Warren tienen un nexo directo con el Vaticano, pero adivinen qué, después que descubren que la casa efectivamente está habitada por espíritus malignos y demoniacos y que además necesita (everybody) un exorcismo, hay que ESPERAR el permiso de la Iglesia Católica.

Bello.

Los fenómenos paranormales siguen su curso, pero en esta ocasión, toda pregunta/queja/ que yo le susurraba a compañero de butaca sobre la estupidez de ciertas cosas, la película las respondía (SI, A MI) cuando avanzaba un poquito, ejemplo de comentarios que pueden surgir y que encontrarán respuesta.

–       ¿Cómo puede ser que estos pelotudos no dejen esa casa maldita?

–       Ay, sí, ahora los fantasmitas se entretienen jugando a tironear los pies.

–       ¿Y pa qué van a esperar que esos curas desgraciados les rocíen agua bendita?

Sí, las cosas se ponen densas mientras la película avanza, para rematar con un final que prefiero no comentar dejándoles la curiosidad de ver qué pasa después de tanto despelote y visitas del más allá.

THE CONJURING Tanta cháchara y no entro directo a responder la pregunta obligada que se está haciendo el lector de esta reseña: ¿El conjuro es tan buena como dicen que es?

 A ver. El filme no es una revelación dentro del género, de hecho se nutre de los elementos más bien tópicos de este tipo de historia: Casita embrujada, posesiones, objetos malditos, espíritus sedientos de almas y vos en la butaca atragantándote de pipocas.

Wan tampoco apuesta a un terror apoyado en el gore o en lo sádico, sino que se asienta en un terror más psicológico, así que los que esperen ver chorros de sangre, esta no es su película. Para esos chiveríos están Posesión Infernal, American Mary, Frontiere y cosas de ese estilacho.

Aparte, podemos decir que pierde gran parte de su empuje en los últimos 40 minutos, aunque tenga una escena con Lili Taylor que cumple las expectativas y que salva el arroz de que se queme. No vamos a negar que tenés que tragarte algunos mensajitos a la conciencia sobre las hijas de los Perron que no están bautizadas (oh, qué grave) y que aparentemente los demonios y espíritus del mal son todos católicos y se conocen la Biblia al dedillo, pero en definitiva James Wan sabe lo que hace.

61YhStygpDL._SL1000_Quizás a él se deba que el filme resalte en el género, a su correcta dirección, que con sus travellings, planos secuencia, oportunos silencios, enrarecidos climas, sacando partido de la oscuridad, de los ruidos, consigue contarnos la película de manera amena y que incluso en un momento dado nos esperemos lo peor, deseando que NO suceda.

Su solvente elenco es otra cosa a favor, un Patrick Wilson y una Vera Farmiga convincentes en el papel de pareja que lidia con las fuerzas del mal, y la familia Perron con Lili Taylor (mamá) como mayor exponente de los terribles ataques de los espíritus.

El Conjuro, entonces, es una película cumplidora y superior a lo que solemos ver en su nicho, aunque no novedosa. Nos cuenta algo ya visto muchas veces, pero su plus está precisamente en que cuenta algo muy cliché y logra atraparte.  No por nada la película ha seducido a la taquilla y con un modesto presupuesto noqueó a otras como Pacific Rim y Superman.

Veremos si el chicle da para estirarlo y en la secuela, ya confirmada, pueda mantener la atención del público.

Mientras tanto, el último trabajo de Wan es ese tipo de película que vas a ver con la esperanza de llegar a tu casa y dormir con miedito, con la luz encendida. Si lo hace o no, dependerá del espectador.

Lo mejor: muy bien filmada y un airecillo a clásico de los 70s.

Lo peor: demasiado tópica y típica, y gran parte de los últimos 40 minutos.

La escena: la de la niña y alguien detrás de la puerta, y la de mamá Perron casi al final con su hija

Lo más falsete: bueno, April era un poquito grande para su papel de niña boluda.

El mensaje manifiesto: el poder divino nos salvará

El mensaje latente: si no sos católico, cagaste

El consejo: No es para que la vean niños pequeños. Lo digo porque en la función a la que entré se escuchaba a una pobre criatura llorar (o sería un fantasma? UHHH)

El personaje entrañable: la muñeca Annabelle…sehhh

El personaje emputante: el papá Perron, era un poco inútil, la verdá.

El agradecimiento: que antes de estrenarla le quitaron como 40 minutos en el corte final. Gracias, gracias, gracias. Ya dura casi dos horas, así que gracias por recortarla.

CURIOSIDADES

–       En la vida real, los Warren investigaron los fenómenos de la casa de los Perron en un periodo comprendido entre 1973 y 1974.

–       Una de las hijas de los Perron escribió una trilogía sobre su experiencia llamada Casa de oscuridad, Casa de luz. Algunos de sus pasajes también sirvieron para la película

–       8 generaciones de familias vivieron en esa casa antes de que los Perron la ocuparan.

–       La muñeca Annabelle realmente existe, al igual que el museo de objetos malditos.

–       Los actores principales viajaron hasta la casa de Lorraine Warren para conocerla antes de filmar la película.

–       Es la primera película de James Wan en la que Leigh Whannel no participa en ningún aspecto.

–       Fue filmada en orden cronológico, durante 38 días y con un bajo presupuesto de entre 20 a 30 millones de dólares.

–       Es la tercera película en la que Wan trabaja con Patrick Wilson, tomando en cuenta que la secuela de Insidious también se estrena este año con el mismo actor.

–       Lorraine Warren hace un cameo dentro del filme, es la señora mayor que aparece en los primeros asientos de la clase que escucha el personaje de Lilly Collins cuando va a buscar a los Warren.

–       En la escena final en que Lorraine le dice a su marido que tienen que discutir otro caso de Long Island, se está refiriendo a Amityville.

–       Lorraine Warren y “Andrea Perron” trabajaron como consultores con Wan.

TELEVISIÓN: Castle

La dama y el vagabundo

Por: Alejandro Paniagua

Heredera de Remington Steel y Bones, la primera temporada de Castle se estrenó en Sony hace unas semanas.

En un mundo televisivo en el que el género de detectives-asesinos, es resuelto con la seriedad correspondiente y la parsimonia que amerita un crimen, en Castle se toman las cosas más a la ligera.

castleRichard Castle es un escritor de bestsellers de misterio, una suerte de Conan Doyle moderno pero sin la calidad de su prosa. En el piloto, este escritor tiene un imitador de los crímenes que suceden en sus novelas y eso hace que la detective Kate Beckett lo involucre. Como Castle anda estancando en la creación de sus tramas, valiéndose de su encanto personal consigue que la policía lo designe consultor.

Castle además de escribir posee un genuino don para la deducción. Como contraparte está Beckett, una detective inmune a los encantos de Castle, con personalidad dura y  fuerte. Al principio la intromisión de Castle en su trabajo le molesta, pero poco a poco se formará una alianza en la que este dúo dinámico batallará contra el mal.

¿Por qué verla?

Es una opción distendida y más ligera sobre asesinatos, crímenes y etcéteras. La fórmula suele ser siempre la misma: Una secuencia inicial que con una canción de fondo nos muestra el crimen ya realizado y luego Castle-Becket yendo a resolverlo. A pesar de ser una serie sobre crímenes, su sustento es, al igual que Remington Steel y Bones, ese tire y afloje entre los protagonistas. Existe una química que capítulo tras capítulo se trabaja para que el espectador se enganche a la pareja.

En general, en las series sobre crímenes se sabe muy poco sobre la familia o vida normal de los detectives y policías, en Castle la hija y madre del escritor son personajes con peso en cada episodio. Lo mismo sucede con el pasado familiar de Beckett, que en la temporada uno se descubre lleno de dolor y tragedia.

Otro aspecto simpático es la vida paralela de Castle como escritor. Al comienzo de la serie ha liquidado a Storm el personaje que es su gallina de los huevos de oro y con el que ha construido una fructífera saga. Al conocer a Beckett se inspira en ella para crear un nuevo personaje, esta vez femenino y sexy, llamado Nicky Heat, personaje que Beckett detesta.

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Lo que falla

Toda serie se empieza a repetir en algún momento, pero en Castle es casi a partir del capítulo tres o cuatro. Lo usual es: asesinato-detectives-sospechoso-acusado-no, no era el asesino-el asesino es quien menos te lo esperas, aunque es una fórmula común, en Castle se hace más evidente y los crímenes son aparatosos en su puesta pero no suelen ser muy elaborados en su solución.

Por lo tanto, no es una serie a la que uno se vuelva adicto o que no pueda dejar de ver. Es una serie que se mira con calma, pero que si desapareciera de la pantalla no sé hasta qué punto los serie-adictos la extrañarían. Me faltan ver las otras temporadas, porque recién voy por la primera, pero hasta el momento incluso con el aliciente del pasado sin resolver de Beckett, no es la serie que llego a ver a mi casa desesperado.

El futuro de Castle

Contrario a toda predicción, los espectadores de Castle suben en cada temporada. Actualmente tiene 5 temporadas concluidas y ya ha sido renovada para una nueva. En la temporada 2 (que no he visto) el episodio Boom se convirtió en el que más rating ha tenido no solo de la serie, sino de la cadena ABC dentro de esa franja horaria, en los últimos 14 años. La serie ya tiene una vida televisiva de la cual alardear e incluso se concluyera en su sexta temporada sería un logro importante para la cadena y los productores, teniendo en cuenta que hay muchas series que no pasan la segunda o tercera temporada.

A ello contribuye, como ya dije, la relación Castle-Beckett que es lo que realmente atrae el espectador. Las damas tendrán como figura a admirar y desear a un Ricard Castle interpretado por Nathan Fillion que se quedó en nuestra memoria gracias a Firefly y los caballeros tendremos a Becket en la piel de Stana Katic, actriz que hasta el momento de esta serie solo había tenido papeles menores, y cuya mezcla serbia, croata, canadiense se nota en cada uno de sus bellos rasgos.

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FOTOGRAFÍA: We are the world: Siria

Desde el 2011 que Siria está asolada por una guerra civil que ya se ha convertido en una masacre. Los rebeldes y el régimen de Bashar Al Assad, son las dos fuerzas que se enfrentan en una lucha donde las palabras sunnita y chiíta no significan nada para los que solo entienden de balas y bombas.

La pasividad de los organismos internacionales y de la opinión pública hacen que sea necesario recordar que cada día mueren cientos de sirios, los desplazados ya llegan a millones y las principales ciudades del país se encuentran prácticamente destruidas. El otro día leía el texto de una periodista italiana que escribía la dura crónica: Sólo estamos aquí por los premios y algunas otras verdades del periodismo de guerra, donde afirmaba:

«Porque Siria ya no es Siria. Es un manicomio. Está el italiano desempleado que se unió a Al Qaeda y cuya madre lo está buscando alrededor de Alepo para darle una paliza; está el turista japonés que vino al frente porque dice que necesita dos semanas de “emociones”; está el graduado de Leyes sueco que vino a recolectar evidencia de crímenes de guerra; están los músicos norteamericanos con barbas al estilo Bin Laden que insisten en que los ayuda a pasar desapercibidos, aunque son rubios y de dos metros (trajeron drogas contra la malaria, aunque aquí no hay malaria, y quieren entregarlas mientras tocan el violín). Están los varios funcionarios de varias agencias de Naciones Unidas que, cuando uno les dice que sabe de un chico con leishmaniasis (una enfermedad difundida por la mordida de una mosca de la arena) y les pregunta si pueden ayudar a sus padres a llevarlo a Turquía para que lo traten, dicen que no pueden porque no es más que un niño, y ellos sólo tratan a la “niñez” como un todo»

Y en ese manicomio donde los de afuera pretenden encontrar una razón de vida o de lauros profesionales, los de adentro, los sirios, se matan unos a otros.

La batalla por el control de Alepo se ha vuelto más cruel y sanguinaria con cada día que pasa, ayer el mundo despertaba con la noticia de un supuesto ataque, que de ser cierto sería el peor ataque químico  durante los últimos 25 años. Perpetrado en Damasco,  los muertos suman cientos o miles  (no se sabe la cifra oficial) como resultado de tanta barbarie. El origen de dicho ataque es tan confuso como lo que se sabe de la guerra en Siria hasta el momento. Se acusa al régimen de Al Asad cuando su bando andaba ganando en las ofensivas y no necesitaría para nada un ataque de esas características con una inspección de la ONU en curso. Si fuera una operación bandera falsa como todo hace suponer, también se ha ido demasiado lejos.

Mientras Libia y Egipto obtuvieron atención mediática/política por motivos obvios (Siria no tiene el petróleo de Libia), su fuerte armamento militar y la situación geopolítica son las excusas para no intervenir en una situación que ya se fue de las manos.

La mal llamada Primavera árabe que se ha llevado la vida de cientos de miles de personas, está condimentada con injerencias variopintas y la presencia de mercenarios de guerra de todas las latitudes. Parece ser que eso le espera a una Siria vapuleada por la violencia.

Como rostro visible de una guerra inhumana y humana, tenemos la foto de Aída, tomada en Alepo por el fotógrafo argentino Rodrigo Abd, corresponsal de La Nación y ganador del Pulitzer 2013 por su trabajo en Siria:

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Lo terrible es que esta guerra no solo destruye a adultos, sino que toca a los niños. Aquí la foto que ganó el 2012 el premio UNICEF. Alessio Romenzi congela la imagen de esta niña. El piso manchado de sangre, y ella, la pequeña protagonista, rodeada de hombres armados.

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En esta foto, también tomada por Romenzi, vemos a un grupo de civiles refugiados de las bombas y disparos.

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Aquí, el español Manu Bravo tomó la instantánea de un anciano en un hospital psiquiátrico en el cual conviven alrededor de 60 pacientes. Debido a la guerra han sido abandonados, viven en las condiciones más precarias y solo los cuidan 3 personas.

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Y ya para finalizar este post dedicado a Siria, aquí las ruinas de Homs, la que fuera la tercera ciudad más importante de Siria y que ha sucumbido a los bombardeos y ataques de ambos bandos.

A handout image released by the Syrian o Hay una frase que dice:

en la guerra, la primera víctima es la verdad,

y aunque se puedan debatir los orígenes, causas, soluciones sobre el conflicto sirio la única verdad que sobrevive es la de cientos de miles de víctimas que aumentan a cada instante.

Siria duele, Egipto duele, Gaza duele, esperemos que encuentren pronto la luz.

EN CARTELERA: Killing them softly

MUERTE LENTA

América no es un país, es un negocio”, afirma Jackie Cogan, personaje interpretado por Brad Pitt en Killing Them Softly. En ese parámetro de crítica al sistema se mueve todo el filme.

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Andrew Dominik, director neozelandés conocido en el gremio por El asesinato de Jesse James, dirige esta descafeinada película que intenta ser transgresora, coyuntural y pendeja y lo único que logra es dejarnos casi moribundos del aburrimiento.

Con los lauros de ser seleccionada en Cannes el 2012, podríamos pensar que algo bueno tendrá, y sí: cada hoja de esas palmas de oro que adornan el poster tienen que ver con la presencia del blondo Brad Pitt, de Sam Sheppard, James Gandolfini en una de sus últimas apariciones antes de morir y Ray Liotta.

Nadita más se rescata de una película plagada de mensajes (literalmente) sobre la mala economía que vive el torturado norteamericano promedio y la corrupción de un sistema que exalta la unidad en un país completamente dividido.

Ray Liotta es Markie Trattman, el propietario de un tugurio donde se juega y apuesta. En el pasado, Markie cometió un auto-robo que luego fue perdonado o pasado por alto por sus colegas. Sin embargo, años después, el avispado Squirrell (otro mafioso) contrata a un par de boludos para que vuelvan a asaltar el lugar asumiendo que las sospechas recaerán por ósmosis en el tal Markie.

Aquí la palabra clave es BOLUDOS. Si vas a cometer un hecho delictivo tan peligroso, contratá puej profesionales no a ese par de mensos que al primer trip (cortesía de aerolíneas Heroína), se van de lengua champando a todo mundo.

"Cogan's Trade"

Yo diría que contratés alguien más o menos como Jackie (Brad Pitt), que es llamado , a su vez, para arrasar con los crispines involucrados en la matufia.

Lo peor es que mientras la película se desarrolla y los personajes, ya de por sí, tienen unas líneas aburridas, sin chiste, pretenciosas, cada cierto rato escuchás la radio con noticias sobre que la economía esto  o aquello, los bancos, las leyes, la campaña 2008 de Obama y lo que sea. Si no es la radio es la tele, y en ese momento deseás que Jackie mate a todos RÁPIDAMENTE y que la huevada termine en un baño de sangre sin precedentes. Digo, para justificar la inversión de tu tiempo y tu entrada.

La gente empieza a emigrar de la sala, y vos te quedás por Brad, que siempre luce impertérrito en su papel de matón a sueldo.

Dominki se pajea en estilismos varios, en slow motions que nos dicen: “sé usar la Phantom”,  en el desperdicio de un Gandolfini merecedor de mejor suerte y mejores recuerdos.

La secuencia del asalto es lo más logradito. Se siente la tensión, no sabés qué va a pasar y todavía no te has aburrido/emputado con la sucesión de largas charlas al pedo que tienen el resto de los personajes, en una pobre imitación de Tarantino, Guy Ritchie o similares.

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Basada en una novela de los setenta llamada Cogan´s Trade, de George Higgins y guionizada por el mismo Andrew Dominik, Killing Them Softly es un neo-noir filme, que quiere ser una película seria que dice cosas serias, pero lo serio no tiene por qué estar envuelto en papel regalo, con moño y purpurina.

La forzada metáfora va y viene, explicando la podredumbre de los cimientos de la sociedad gringa a través del desencanto, vacío y frialdad de sus personajes con unas muy bien seleccionadas canciones. Desgraciadamente, el género ha dado mejores y más efectivos filmes.

Desencanto y agresividad pasiva en la butaca, mientras en la pantalla se rompen vidrios y se chorrea sangre como si fuera una instalación artística. Para en otra será.

Lo mejor: estéticamente impecable y la violencia explícita, cuando la hay, está muy conseguida

Lo peor: demasiada metáfora y pretensión

La escena: el asalto y un par de muertes que siguen casi al final de la peli

Lo más falsete: sí, sabés que te cazarán como una rata asquerosa y te quedás esperando que te metan el cajón

El mensaje manifiesto: los gringos están jodidos

El mensaje latente: qué jodidos están los gringos

El consejo: podés verla en DVD o no verla, no pasa nada, no te perdés nada, si la ves…lo mismo

El personaje entrañable: Gandolfini, pero porque todos los muertos producen simpatía

El personaje emputante: el que contrata a Pitt

El agradecimiento: que no dura las casi tres horas que supuestamente iba a durar.

CINE: El olor de tu ausencia

Cine en construcción

El cine nacional ya tiene una mala fama, una fama de mal cine, y no es porque el público no apoye lo local o que “prefiera” lo de afuera, es porque el 99.9% de películas nacionales que se estrenan tienen poca calidad y dicha certeza ya es un boca a boca que hace que muchos prefieran NO  ver cine nacional.

He escuchado cosas como “Nunca más vengo a ver una película boliviana”, al salir de una mala proyección. ¿Culpita de quién sería? ¿De la sala de cine, de la poca aceptación del público local con lo propio, del espíritu santo?  El desafío para los cineastas no es quitarle por ley cuotas de pantalla a las producciones extranjeras o aumentar la cuota de pantalla de lo nacional o crear plataformas de promoción para  lo nuestro, el GRAN desafío es como prioridad sencillamente hacer BUENAS películas que vuelvan a seducir al público nacional. Un público merecedor de mejores producciones.

El olor de tu ausencia llega intentando revertir esa mala racha.  Intentado  marcar un gol jugando de local, y seguramente tendrá su prueba de fuego al jugar de visitante.

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El mundo de la contracultura, las tribus urbanas, ese difícil periodo de la historia nacional marcada por la migración que heredó y creó ausencias, generaciones sin identidad, sin rumbo, un país extremadamente político que no quiere hablar de política, el otro lado de una Cochabamba que en el imaginario general se erige como símbolo de tranquilidad, paz, una ciudad para pasarla y sentirse bien, el vacío, la nada misma, todos esos elementos pueden conformar una gran película y además marcar el inicio de un olvidado diálogo entre el cine y el espectador sobre nuestros esqueletos en el closet, sobre el elefante en la habitación.

¿Cómo lo hace? Contando tres historias unidas por lo ya mencionado: la ausencia, los vacíos, la soledad, los pedazos de existencia: 1) Deko es un punketo que vive con su padre. Su madre emigró a España en busca de mejores días. El padre, que es micrero, está lleno de deudas. La relación entre ambos es conflictiva. Mientras el chico vive con una apatía exasperante, y una actitud más “poser” que de real punk destroyer, el pobre padre intenta sacar adelante lo que queda de su fragmentada familia. La casa que se cae a pedazos es una metáfora de todo aquello que se destruye y de la imposibilidad de ver la luz 2) Chris acaba de salir bachiller, tiene un título que podría encaminarlo hacia un futuro pero no hay cómo trepar en un camino que es una línea recta hacia la nada. Ya es padre, quiere trabajar en su país, busca trabajo (de forma muy chapucera) y no encuentra otra solución que irse a España 3) Snake (un siempre correcto Roberto Guilhon) es de esos que fue a USA, la pasó mal, el sueño americano fue convertirse en el empleado humillado y denigrado del jefe de turno, volvió, pero aquí tampoco tiene muchas oportunidades. Inmerso en deudas decide dar una especie de golpe a unos narcos para apropiarse de un botín.

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Como ven hay mucho de dónde agarrarse. El cine que mezcla varias historias corre el riesgo de en conjunto no tener una ligazón real, en este caso sí hay elementos en común que unen las tres tramas, pero narrativamente está tan disperso, tan hasta cacofónico que al final queda una película discursiva que pretende no ser discursiva con intenciones honestas, pero personajes que sentís de cartón.

Entonces, hay dos maneras de ver El olor de tu ausencia: si la enmarcamos dentro de lo que se ha gestado en cine nacional en los últimos años diría que se rescatan las buenas intenciones, la necesidad de decir algo más que el chiste barato de café concert, el no recurrir a la muletilla de la historia folk-costumbrista-quépintorescossomos  que tantos dolores de cabeza ha causado y que ha corrido tanto público de las salas de cine. Rescato, también, una estética que se preocupa por el espectador, por no poner la cámara en algún sitio y listo. Los cinco años que se tardaron en sacarla por rigor, por tener una buena post-producción, por solucionar los problemas de audio (aunque no se consiguió del todo), también son una muestra de que se aspiraba a hacer bien las cosas. Y claro, una muy linda banda sonora.

Si enmarcamos a El olor de tu ausencia en el mapa cinematográfico mundial, a mí en lo particular me parece que hay un problema de narración, tenemos tres historias que no se solidifican nunca y que están algo desdibujadas. Creo que la escena del punketo y su padre en el auto, ese diálogo que no termina nunca y que no sabe dónde parar, es una muestra de lo que considero son las fallas de la película: Diálogos repetitivos y algo telenoveleros, actuaciones que en su mayoría van de más o menos para abajo, y una línea discursiva demasiado explícita. Las paredes pintadas con frases, las canciones cursis (sí, me parecen cursis en su apuesta naif a ser cuestionadoras de esquemas), escenas como la que mencioné de la charla con el padre en el auto, o el diálogo de Deko con el don en el hospital, o el Snake y su amigo en la laguna, o los punketos que gritan que no les interesa la política, me alejaron del relato, me hicieron sentir que masticaba plástico.

La abrupta escena final, donde la tónica del filme cambia y termina, confirma la sensación de que algo falta.

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Eddy Vasquez, a quien conozco y respeto, debuta en esta ópera prima como director y guionista en largometrajes, siento que como espectadora llegué a comprender lo que Vasquez quiso decir, pero no conseguí verlo plasmado del todo. Hay algunos momentos, algunos climas, algunos chispazos de eso que El olor de tu ausencia insinúa. Son como burbujas que aparecen y desaparecen en el filme, pero no alcanzan para trascender.

Jugando de local, El olor de tu ausencia puede que gane puntos por apostar a algo más, por intentar decir algo aunque no sepa muy bien cómo decirlo. Las buenas, honestas intenciones no le alcanzan para salir de ese estigma del cine nacional en el que la carencia técnica (actuaciones, sonido) se une a un problema narrativo. Habrá que ver cómo le va jugando de visitante, que es donde en realidad se medirá el poder de llegada de su propuesta, si resiste o no la universalización de espectadores que no la mirarán con simpatía por ser nuestra.

Mientras tanto, queda seguir esperando a Godot.

Lo mejor: que intenta decir algo

Lo peor: que no lo consigue del todo

La escena: la secuencia del personaje de Snake que llora, la música, y también el final, me parecen lindas escenas visualmente.

Lo más falsete: lo de los narcos

El mensaje manifiesto: hay una generación sin identidad

El mensaje latente: la falta de identidad puede ser pose

El consejo: verla, vale la pena verla, hay gente que a la que le gustó mucho.

El personaje entrañable: el padre de Deko

El personaje emputante: Deko

El agradecimiento: las buenas intenciones

HUMOR: el INE y sus desaparecidos

Al margen del “margen de error” del INE, recopilamos las viñetas más cómicas relacionadas al CENSO y a la metida de pata del INE, porque podrán desaparecer muchas cosas, pero el humor no desaparece nunca.

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TELEVISIÓN: Hannibal

«Este es mi diseño»

Por: Alejandro Paniagua

El buen Bryan Fueller tiene otra oportunidad para demostrar que puede hacer series de televisión decentes. Fueller fue creador de esa atractiva e infravalorada serie llamada Pushing Daisies, de Heroes, que tuvo una temporada inicial impactante y luego cayó en picada y de Dead like me, entre otras menos conocidas.

Hannibal supone el reto perfecto para que Fueller consiga traspasar sus logros anteriores y además haga que el personaje que recordamos como Anthony Hopkins, resurja  y tenga su propia estrella.

La NBC lleva desarrollando este ambicioso proyecto desde el 2011 y es en este 2013 que finalmente salen al aire 13 episodios que conforman la primera temporada y que esperaban sorprender.

¿Nos sorprendimos?

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Hay varias sorpresas iniciales en esta Hannibal, la primera es el personaje de Will Graham interpretado por Hugh Dancy y que en el cine  dio vida Edward Norton y William Peterson. Will acaba siendo más protagonista que el mismo Hannibal. Siendo la serie por y para el conocido caníbal, el vulnerable Will se transforma en principio y fin de todo, e incluso en obsesión del supuesto protagonista. Colabora la atormentada personificación de Dancy que contrasta enormemente con la casi robótica performance de Mads Milkkelsen.

Eso constituye otra sorpresa, que un actor como Milkkensen parezca no encontrar la tesitura ideal para su personaje, y emane un aire siniestro que por ejemplo, Hopkins tenía también, pero de una manera más sutil.

Otra sorpresa sería lo rápido que la trama pierde interés. Partimos con un Will Graham que es reclutado por Jack (Lawrence Fishburne) para que vuelva al ruedo, deje la docencia y colabore con el FBI para atrapar a un peligroso asesino en serie. Will tiene una empatía pura, una especie de don que hace que pueda ponerse en la piel de los asesinos y elabore un perfil muy aproximado de lo que tienen que buscar. Su don trae efectos secundarios y hace que su psiquis quede frágil, por lo que Jack le pide al renombrado psiquiatra Hannibal que “supervise” a Will y vea que no se desestabilice. La premisa de que Will con el don que posee no perciba la naturaleza maligna de Hannibal, y hasta lo convierta en su confidente no tiene mucho asidero.

¿Por qué verla?

Si nos apegamos al piloto filmado por David Slade y a la estética planteada, Hannibal es una buena serie. Slade hace un episodio cinematográfico que tiene momentos muy buenos como el recurso utilizado para que Will “vea” lo que hizo el asesino y qué sentía en el momento de los crímenes. Esa especie de flashback casi lírico está muy bien logrado. El resto de los episodios repite la fórmula: asesino serial casi artista (todos los asesinatos son una pequeña puesta en escena), momento en que Will hace lo suyo  y Hannibal metiendo su cuchara para enturbiar las cosas.

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Interesante la insinuación de canibalismo al que somete Hannibal a sus invitados en cada cena o comida que les proporciona a razón de ser un aficionado a la gastronomía y un eximio cocinero. Nunca nos dicen que están comiendo restos humanos pero se sospecha constantemente.

La relación entre Hannibal y su psiquiatra me parece interesante también, como la psiquiatra del caníbal tenemos a Gillian Anderson, la extrañada Scully, delgadísima y rubísima. Las sesiones con Milkkensen sí tienen la química suficiente para que nos interese ver más de ellas.

Una vez el patrón de la serie se revela, podría pensarse que no te quedarán muchas ganas de seguir el resto de los episodios, pero no. Hay que destacar que la serie se mira sin soltarla, y que una vez finalizada la temporada deseas llegar a la segunda.

¿Y Hannibal?

Milkkensen tiene cara de psicópata y actúa como psicópata, por eso me extraña que alguien o en este caso todos, deseen estar a su alrededor y vayan a su casa en distintos momentos a contarles sus perturbaciones y confusiones. Si quitamos la robótica y tétrica representación, hay momentos en los que el Hannibal que esperamos no es el Hannibal que tenemos. Por ejemplo, el episodio de las cuerdas de violín donde la situación se le va totalmente de las manos, o la situación con Abigail Hobbs, o las pistas gigantes que ha dejado sobre el asunto de Will que en la segunda temporada esperemos no nos quieran meter gato por liebre y empiecen intentando que creamos que nadie se ha dado cuenta de nada y que el mismo Will dude de lo que ya tiene muy claro.

Lo que falla

Dos cosas que me gustaron y luego me cansaron fueron 1) la relación de Will con Alana Bloom (Caroline Davhermas) en el que notamos química pero hasta el final de la temporada no nos creemos que esos dos anden enamorados y 2) el personaje de Abigail Hobbs (Kacey Rohl) fue muy desaprovechado. Empieza casi estelar y después pueden pasar varios episodios sin que sepamos nada de ella.

Un personaje que considero prescindible es el de Freddie Lounds (Lara Jean Chorostecki), que quiere ser excusa para retratar la prensa carroñera. Lo triste es que Freddie es un personaje que se mete sin sentido en todos lados y la evolución de sus motivaciones/objetivos es muy pobre.

Crean temáticas como lo de Hobbs o como lo del cáncer de la esposa de Jack, que luego ni se molestan en desarrollar, pareciera que son elementos  para darle vida a los episodios específicos en lugar de ser parte de un engranaje general.

Finalmente, mientras más se desmorona Will, las intenciones de Hannibal están muy claras y nadie parece darse cuenta de ellas. Todos los caminos conducen a él, como con  el tipo de las cuerdas, el tema de Abigail Hobbs, el  que estaba internado en el psiquiátrico, todo es una flecha que indica que la manzana podrida es Hannibal, y Will es incapaz de “percibirlo”. Un tipo que tiene una percepción y empatía muy por encima de la media.

El futuro de Hannibal

Ampliamente criticada por su excesivo sadismo o explícita violencia, la serie ha tenido bajas audiencias. Incluso se dudó de su permanencia para una segunda temporada. Gracias a Dios, podremos saber qué sucede luego del último episodio de su primera temporada, y la segunda se ha programado para el 2014. Esperemos que para entonces pulan las fallas mencionadas y que una vez descubiertas las cartas (Hannibal es un monstruo y Will no lo es) tengamos una digna rivalidad que traspase lo ya visto.

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CINE: Bestias del Sur Salvaje y Rebelle

Bestias vs Bestias

Olvidándonos un poquito de esos asquerosos blockbusters que estridentemente andan pringando la pantalla de cine, me animo a hablar de dos películas que son más o menos similares, más o menos hermanitas, jodidas a su manera, controversiales a su manera. A una se le critica la ingenuidad, liviandad, exasperante optimismo, a otra se le critica su dureza, su no concesión con la desgracia y el estrujarle al espectador esa desgracia en la cara. Ambas, me parece, son películas inolvidables y tienen cierta magia  o poesía que hacen que valga la pena verlas, masticarlas, digerirlas. Ambas, al verlas, se quedarán levitando en tu memoria.

HUSHPUPPY

Una niña. 6 años. Una infancia. 6 años. La tina. Una voz en off. 6 años. Solo los animales más fuertes sobrevivirán.

“Estoy escribiendo mi historia para los científicos del futuro. En un millón de años, cuando los niños vayan a clases, aprenderán que existió una Hushpuppy”

Esa es una de las frases que dan inicio a Bestias del Sur Salvaje, una de las frases que presenta a Hushpuppy, la protagonista.

Bestias del Sur salvaje es una película que puede encender pasiones. Puede ser amada como despreciada, ambos sentimientos justos. En mi caso en particular, amé a la pequeña protagonista, amé su tono lírico, su tono mágico, su estilo algo naif, pero a la vez conmovedor.

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Hushpuppy vive en La Tina, separada del resto del mundo por un descomunal dique. La zona es un vertedero, es el aislamiento de la miseria, de los pobres, de aquellos que no tienen nada. La Tina es eso que los que viven detrás del dique no quieren ver y no quieren conocer.

“La tierra se hizo para nosotros”, dice una Hushpuppy que siempre muestra una presencia de ánimo envidiable. La niña vive, literalmente, en medio de la basura. A pesar de vivir con su padre, un hombre errático que cuando el filme comienza se encuentra con una enfermedad aparentemente terminal, Husspuppy es un ser solo y abandonado a su suerte. Sin perspectiva, ni escape posible.

Además de la inminente muerte de su progenitor, la naturaleza también se ceba con la zona y se presume que se viene una tormenta que barrerá con todo.

Bestias del sur salvaje puede tranquilamente posar como una suerte de filme apocalíptico-social.

Es verdad que la pequeña Hushpuppy parece no darse cuenta de la enormidad de las desgracias que se le avecinan, o al darse cuenta de ellas su espíritu es tan estoico que consigue convertir esos golpes en sanadoras fábulas. Es verdad. Las Bestias que acosan a la protagonista se vuelven metáforas de enormes animales que arrasan y destruyen.

El joven director Benh Zeitlin construye una propuesta cuya visión puede exasperar a aquellos que consideran que la vida miserable no es digna de exaltación y que los pobres solo sufren, sin espacio para las fiestas fraternales, la alegría sincera y etcéteras, exasperará (también) a esos otros que sientan que Zeitlin manipula a la platea con sus bellas imágenes que enmascaran un discurso en líneas generales, vacío. Para otros, las sanadoras fábulas, el supuesto estoicismo son el hilo que consigue que Hushpuppy no sucumba a su entorno, que sus ojos infantiles no naufraguen en la desesperación de una existencia que en la práctica no tiene un futuro.

A pesar de lo que podés criticar o amar, siento que el filme pierde gran parte de su empuje inicial cuando la historia sale de La Tina, la escena del barco, la del improvisado hospital, se siente demasiado artificial como para que uno se pueda conectar. La salva el maravilloso personaje de Hushpuppy, cuya representación es tan poderosa que deseás seguirla hasta el final, deseás acunarla en tus brazos y darle el amor que en su corta vida no ha recibido.

Una inolvidable fotografía, muy muy hermosa, con la mejor selección de música sureña hacen que Bestias del Sur salvaje sea algo más que el bocadillo indie destinado a desaparecer.

Zeitlin, amén de ser un dotado o un posero, muestra un talento real en su ópera prima. Un talento a la hora de contar la historia, a la hora de filmarla, a la hora de dirigir o elegir a su protagonista, la gran Quvenzhané Wallis.

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Recuerdo que cuando la niña fue nominada a los Oscar como Mejor Actriz, se alzaron unas cuantas voces que no estaban de acuerdo con la nominación. Decían que Quvenzhané era solo una niña, que no estaba actuando, que no era conciente de que actuaba, y que por lo tanto no entendía el valor de la nominación y la nominación en sí misma no era justa.

Difiero completamente, trabajar con niños es más difícil que trabajar con adultos, y mientras más chicos son, más complicado lograr que ellos hagan lo que un guión dice. Quvenzhané, a pesar de tener solo 5 años, dotó a su personaje de una pureza y una profundidad que no se encuentran a la vuelta de la esquina. No importa si no repite la hazaña, su papel como la poética Quvenzhané es para reconocerlo.

Cuando los créditos salen, sentís que viste algo donde primaba la belleza, y es raro que esa belleza se perciba en tanta inmundicia.

La aniñada voz en off tenía razón, hemos aprendido que una vez existió una Hushpuppy que vivía con su papá en La Tina.

 Lo mejor: hermosa en su factura, poética

Lo peor: cuando salen de La Tina

La escena: no sé por qué se me quedó muchísimo cuando habla de los animales y de los latidos y se pone el pollito en la oreja. La de la cocinera del barco, y cuando habla de su madre, también.

Lo más falsete: cuando salen de La Tina

El mensaje manifiesto: las desgracias suceden y se enfrentan

El mensaje latente: enfrentar no quiere decir superar

El consejo: tenés que saber que existió una Hushpuppy

El personaje entrañable: Hushpuppy, obvio

El personaje emputante: el padre

El agradecimiento: por la belleza

CURIOSIDADES

–       A partir de su presentación en el festival de Sundance, la cinta no paró de cosechar premios y elogios. Ahí consiguió el Gran Premio del Jurado. En el de Cannes se llevaría el FIPRESCI de la sección Una cierta mirada y una mención especial del jurado. Nominada a los Globos de Oro y a los Oscar, entre muchos otros galardones y festivales.

–       Ben Zeitlin, el director, es también coguionista y el que compuso la hermosa banda sonora.

–       Fue inspirada por algunas comunidades de pesca independientes amenazadas por las aguas en Luisana, en particular la Isle de Jean Charles.

–       La película fue filmada en el pueblo de Montegut

–       Zeitlin tiene apenas 30 años

–       La película se basa en la obra homónima de Lucy Alibar, quien también colaboró en el guión

–       Fue filmada en 16mm

–       Tuvo un presupuesto de casi 2 millones de dólares

–       El casting era para niños de 6 a 9 años, pero la personalidad de la pequeña niña de 5 años hizo que el director se decidiera por ella.

–       Hay cosas dentro de la película que han sido incorporadas por los actores, ejemplo cuando Hushpuppy dice que puede eructar, la actriz Quvenzhané le contó al director que había aprendido a eructar y se lo mostró, al director le pareció que sería una linda escena para la película.

KOMONA

Una niña. 12 años. Una infancia. 12 años. Un embarazo. 14 años. Una voz en off. 14 años.

“Tengo que contarte mi historia, porque cuando salgas de mi vientre no sé si Dios me dará fuerzas para amarte”

 Esa es una de las frases lapidarias que dan inicio a Rebelle, una de las frases que presentan a Komona, la protagonista.

Rebelle es ese tipo de películas que se te meten dentro. Que se quedan en tu mente y en tu corazón por mucho tiempo, que te sacuden de tu rutina, que te hacen ver tu vida con nuevos y llorosos ojos.

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Rebelle te muestra un mundo sucio y ruin, un mundo donde se rompen infancias y se destruyen sueños.

Komona vive en algún lugar del África Subsahariana, su aldea la cobija a ella y a sus padres. La cámara presenta el lugar sin mayores comentarios, casas de caña de bambú elevadas sobre el suelo para evitar las inundaciones, paredes hechas de los restos de cajas de anuncios publicitarios, de productos que usan la gente con dinero para mejorar su vida, una paradoja del siglo XXI. La pobreza y la precariedad saltan a la vista.

Esa situación, ya desgraciada, empeorará. Un día, el hogar de Komona es invadido por un ejército rebelde, los rebeldes del Gran Tigre.

Además de la masacre que perpetran en la aldea, los soldados reclutan a los niños, entre ellos Komona, para que sirvan a su causa. Komona se convierte en una niña soldado, que debido a distintas circunstancias será venerada en las filas por su “sobrenatural” capacidad para anunciar el peligro.

Será la bruja de la guerra.

A su lado, solo contará con un niño albino de 15 años apodado Mago, que se enamorará de ella e intentará construir un futuro en donde no hay futuro, solo un oscuro presente. Las bestias, en este caso, son la depravación, la violencia, el abuso, lo inhumano.

El filme es una dura fábula sobre los niños que matan, los niños que empuñan un fusil, los niños que ya no son niños.

El director franco-canadiense Kim Nguyen, trabajó la historia durante una década y se inspiró en una noticia que vio en el periódico sobre dos hermanos gemelos que con apenas diez años eran considerados figuras sagradas para un grupo de rebeldes africanos a quienes guiaban en sus ataques y luchas.

Rebelle está llena de los ritos propios de África, Rebelle te susurra que dentro de ese desgarrador mundo se mueve una fe que va más allá de la violencia. Será frecuente que la película muestre tradiciones o supersticiones en torno a cada cosa que sucede. La misma Komona condiciona al Mago que solo se casará con él si captura un gallo blanco.

El gallo blanco será símbolo de amor, esperanza y milagro. En el mundo real, no hay espacio para las concesiones, para la esperanza, para los milagros. Komona pasará por un montón de experiencias, que no son solo las de Komona, sino la de los miles de niños que habitan un tercer mundo golpeado por el infortunio y olvidado de la piedad divina.

En su periplo angustiante y teñido de lirismo, la vida de Komona es relatada en un tono semi-documental y con una hermosa/sobrecogedora fotografía del también canadiense Nicolas Bolduc.

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Al director/guionista Nguyen se le ha criticado que Rebelle está plagada de golpes bajos, como la escena de la muerte de los padres de Komona, o como lo del Mago, o como lo de la espina en el vientre, o ese aura de seriedad que reviste un filme que cuenta cosas serias.

Desgraciadamente, el horror existe, y la película se queda corta al retratar la existencia de esos seres que un día son niños y al otro se convierten en máquinas de matar. ¿Qué nombre se le puede dar a esos niños? Ya no son niños, tampoco son adultos, no son asesinos a pesar de que asesinen…el diccionario todavía no tiene una palabra que defina eso.

Rachel Mwanza, la increíble actriz que interpreta a Komona, fue descubierta en las calles del Congo cuando se filmó un documental llamado Los niños de Kinshasa. Rachel es huérfana desde los 6 años, y desde entonces alternaba su sobrevivencia entre la casa de su abuela y la vida en la calle. Al hacer el casting para Rebelle, se la recomendaron al director y Nguyen supo que era la actriz ideal para el papel.

Rachel construye una Komona querible, con la que el público empatiza y a quien se desea proteger. Su voz en off nos relata su vida.

Cuando salen los créditos, te quedás mirando tontamente la pantalla, y luego algo te sacude más cuando te enterás que en una conferencia de prensa le preguntaron a Rachel qué le gustaría hacer en el futuro, la tímida adolescente congolesa respondió ilusionada: Aprender a leer.

Lo mejor: bellamente filmada

Lo peor: la desgarradora realidad que describe

La escena: la del inicio fue muy chocante por lo que significa y el final

Lo más falsete: …

El mensaje manifiesto: hay un lado del mundo que lleva una vida que ni siquiera podemos imaginar

El mensaje latente:  esa vida es vida igual

El consejo: para verla en un momento de estabilidad emocional

El personaje entrañable: Komona, la valiente Komona

El personaje emputante: el Gran Tigre, por sanguinario

El agradecimiento: que exista

CURIOSIDADES

–       Compitió en los Oscar como Mejor Película Extranjera

–       Rachel Mwanza ganó el Oso de plata a Mejor Actriz en el Festival de Berlín

–       Kim Nguyen nació en Montreal en 1974, de padre vietnamita y madre de Quebec. Estudió cine en la Universidad Concordia, además de fotografía y guión para películas. Profundizó sus conocimientos en manipulación de imágenes con computadora al mismo tiempo que ejercía como profesor en el Instituto de creación artística y de investigación en gráficos por computadora (ICARI), donde enseña guión y lenguaje cinematográfico.

–       Las visiones que luego Komona explica con detalle, en forma y fondo, son producto de una leche mágica que les daban de beber a todos los rebeldes, y según se sobreentiende, también se generarían por la cercanía, amorosa y amistosa, de Komona y el más aguerrido y experimentado joven soldado de su batallón, aquel que conocen como Magicien.

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