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Bolivia

DOCUMENTAL BOLIVIANO: Sin Aroma

Por: Jorge León Lozano

“Tenemos que ver que el futuro del cine nacional está en nuestras manos. La primera cosa para hacer cine: Debemos aprender a hacer cine. Y para ir a lo práctico: el cine se aprende viendo cine. […] Se aprende a hacer cine haciéndolo. Así, el cortometraje y el documental son la mejor escuela de producción cinematográfica”. (Mesa, Gisbert 1982; 202 – 203). Con este acápite del libro ´el cine boliviano según Luis Espinal`, doy inicio a la presente reseña del documental “Sin Aroma”. En una anterior publicación que realicé sobre la ópera prima “Alma pura” de Dorian Magne; escribía que, habría que estar atento al desenvolvimiento en el séptimo arte de Mange; dicho y hecho, ahora nos deleita con esta nueva producción que, no hace mucho, se proyectó en el ´Festival de cine Entre Largos y Cortos de Oriente de Venezuela` y logró Mejor guion, Mejor Dirección, Mejor Fotografía y Mejor sonido; y en tierras Bolivianas obtuvo la Selección Oficial del Fenavid de Santa Cruz y también tiene la Selección Oficial del Festival de cine Diablo de Oro de Oruro. Y en los próximos meses se llevará a cabo la proyección en nuestra Llajta.

Una imagen desenfocada de luces de neón y acompañada con música de fondo, a un costado inferior de la pantalla presenta el nombre del documental “Sin Aroma”; corte a fundido negro y aparece la frase: “El hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe” de Jean-Jacques Rousseau. De esta manera da inicio el documental escrito y dirigía por Dorian Magne, que no sobrepasa los treinta minutos de metraje.

Un documental. Dos historias duras y crudas. Ambas historias desarrolladas en Cochabamba. La primera historia es una introspección a la segunda historia. La primera es más cruda, sangrienta y auténtica; visualmente en la primera historia aparecen cerdos, en la que esas imágenes de cerdos gritando y acompañada brillantemente con una frase en voz en off narra cómo es el destino del hombre desde su inicio hasta su fin en este burdo mundo, listos para el matadero, en donde sólo queda despertar y esperar, tal vez algún día todo podría mejorar. La segunda historia es sobre José Edwin Gutiérrez Caballero. Vive dos años en la calle. Tiene 14 años y ya va por los 15 años. No vive tranquilo, no vive feliz. Es consumidor de pasta base que viene del trópico, pero él lo llama: Tula. Otros como los satánicos lo llaman: Sata, según para ellos eso es el diablo. Tal pasta, según José, debe ser compartida porque si se consume solito puede llevarte a cometer actos desastrosos, como asesinar. De esta manera la segunda historia gira en torno a José, quién es un joven de la calle, consumidor de drogas y su único sustento económico es extender la mano para que la gente le regale monedas, o a veces, es realizar una carrera de manos, hurtando una billetera o algo de valor para sobrevivir.

Dos historia hacen son parte de “Sin Aroma” y de cierta manera ambas se entrelazan entre sí. Desde mi perspectiva el nombre del documental es ambiguo. Sin Aroma, que hace referencia en primera instancia que las personas o la sociedad en su conjunto han perdido esa sensibilidad humana, como en el caso de la primera historia entre el carnicero y los cerdos, donde el carnicero se condiciona a hacer su trabajo y de algún modo está ignorando todas las reglas morales y éticas hacia los mismos seres vivos y de la sociedad; en el caso de José es una historia casi común, donde él no ha escogido ser así, si no que la sociedad lo ha vuelto así. Y en otro aspecto quizá sencilla y llanamente podría hacer referencia a la Avenida Aroma como tal, que es donde se desarrolla gran parte del documental.

Dorian Magne, dio a conocer que: “al inicio la idea era muy diferente, tenía pesando hacer cine experimental, pensaba hacer una sinfonía de la ciudad al estilo del ojo de cámara de Vertov, enfocado en Cochabamba con una secuencia narrativa del día hasta la noche, de cómo es Cochabamba, descompuesta por una línea narrativa donde se pueda ver a una velocidad que el ojo no tiene, o a una similitud que no puede llegar a ver el ojo de todo lo que está pasando en Cochabamba”, continúa Magne, “En ese transcurso estábamos grabando tipo 11 de la noche, y del micro baja un chico, con una frazada puesta y estaba vendiendo refresco, y le compré, y empezamos a entablar conversación de cómo es la calle y me comentó que consumía pasta base y ese fue el detonante y el punto de partida del documental y, de ahí salió lo que es Aroma, de lo que es él, y empezamos a enfocarnos netamente en ese nuevo proyecto”.

La técnica y lenguaje cinematográfico del documental Sin Aroma es impecable. La música de Charly Rojas Lara queda perfectamente con la historia. La fotografía es espectacular. Es increíble cómo juega con el movimiento de cámaras y la misma composición. Al atardecer en la Coronilla, mientras José está preparando su pasta base, en voz en off narra la trágica historia de su padre y, en eso, inhala – ilusión óptica – José está volado, la cámara sobre su mismo eje da un giro de 360 grados – ilusión óptica –  (dando a entender que los demonios no vienen del infierno, vienen del cielo). Una imagen desenfocada de luces de neón de todos los colores. José ya no está en esta tierra de mortales, está en otro mundo. Con un movimiento de cámara subjetiva camina por la Avenida Aroma, se sienta y se recuesta observando al cielo color rosa y el pasar de los automóviles, quizá, esperando un mejor mañana. Es así que con gran destreza de la técnica y un increíble manejo del lenguaje cinematográfico, y la gran composición poética de la fotografía, y el uso adecuado de la paleta de colores y edición, nos deleita una historia exquisita por su contenido y gran producción. Cuando le toque ser proyectada en salas y/o espacios culturales de Bolivia hay que apreciar y disfrutar verlo en pantalla grande y con sonido envolvente.

En los últimos años, el cine documental en Bolivia ha tomado mayor fuerza en producción. Solamente faltan ser proyectados y socializados en diferentes espacios. Y de esta manera lograr que el público consuma mayor cine documental porque ahora es cuando está en su máximo esplendor histórico. 

Jorge León Lozano – Comunicador Social.

Correo: jorgeleonlozano8@gmail.com

Link del tráiler del documental Sin Aroma: https://www.youtube.com/watch?v=PjIHGFoKxms

CIUDAD: Lo que piensan los monumentos

La imaginación está hecha de convenciones de la memoria.

Si yo no tuviera memoria no podría imaginar

(Jorge Luis Borges)

“Mami, ¿qué está mirando ese hombre?”

La niña que pregunta tiene los ojos entreabiertos. El sol la enceguece. Mira hacia el busto que se erige en la esquina de la plaza. Alrededor, otros padres e hijos salen del colegio con apuro. Es la una de la tarde en Santa Cruz de la Sierra.

“¿Por qué usa gafas si es una estatua?”, consulta una vez más. Su madre la toma de la mano y la lleva hacia el auto. Por sobre el hombro, la niña observa el busto. Trata de descubrir lo que las gafas ocultan. “¿Qué mira ese hombre?” La duda quedará pegada en su mente durante años.

Los alemanes le llaman ‘Denkmal’. En su traducción rígida significa ‘Monumento’. Escrito con las palabras separadas, ‘denk mal’ puede leerse como una interpelación a la mente: ‘¡Piensa!’. Es una genuina descripción de aquello hecho para observar el pasado, rendir homenaje al presente y plantear el futuro.

Los monumentos son la memoria tangible de una sociedad.

Dentro de nuestros anillos conviven alrededor de 60 monumentos escultóricos, arquitectónicos e históricos. Andrés Ibañez levanta la bandera cruceña. El Cacique Chiriguano mira desafiante a los automóviles del segundo anillo y El Cristo Redentor pide calma y paciencia. Ñuflo de Chávez sufre por su enorme capa de pieles de animales. Warnes apunta su espada hacia algún enemigo imaginario.

Algunos descansan en plazas, rodeados de árboles y peatones. Otros se enfrentan al frenesí del tráfico desde las rotondas. Alrededor de ellos la ciudad sigue su caótico ritmo. ¿Quién se detiene a observarlos y escuchar lo que desean recordarnos? ¿Qué es lo que ellos piensan de nosotros?

¿Somos la memoria que ellos imaginaron?

Pensemos en algunos de nuestros monumentos. Gladys Moreno sostiene un micrófono y canta desde la Manzana Uno. La hermosa escultura del artista Juan Bustillos sirve como excusa para fotografías de transeúntes y turistas e inspiración de poetas locales. Todos la recuerdan, pero ¿cuántos realmente conocen su voz? Su último álbum fue editado en 1987 y desde entonces no se han lanzado recopilaciones ni discos conmemorativos.

En 2015 los videastas Roberto Dotti y Claudia Elder realizaron un documental para homenajear a la ‘Embajadora de la Canción Boliviana’. “Las nuevas generaciones no conocen la obra de Gladys. Nuestros hijos no conocían sus canciones”, explicó Dotti en una charla a respecto. La falta de memoria fue el disparador de ese proyecto. El audiovisual titulado “Gladys Moreno, la voz del Alma” se ha visto esporádicamente en TV Culturas y corre el riesgo de quedar guardado en los archivos de alguna videoteca pública. Al parecer el micrófono de su monumento está desenchufado.

Otro de estos monumentos decidió usar gafas. La plaqueta dice: “En justo homenaje al escritor y poeta cruceño Dr. Antonio Landívar Serrate. Su obra y vida literaria perdurarán por siempre”. Es un respetable busto que muestra al escritor usando un terno, corbata, escarapela y gafas que ocultan sus ojos. El poeta vivió 85 años y fue nombrado ‘Hijo Ilustre de Santa Cruz’ y condecorado con el ‘Cóndor de los Andes’. También fue ciego.

En su libro de relatos ‘Láminas para colorear’ nos regaló el cuento titulado ‘La noche que volví a ver’. Allí imagina que la vista vuelve a sus ojos. Es esperanzador y mágico. Una frase de este cuento, sin embargo, retrata la desazón del poeta que ahora está guardado dentro del busto: “¿Cuánto tiempo permanecí allí, postrado y maltrecho, esperando que el maleficio se disipara? Días, meses, años tal vez…” Quizá debiéramos quitarle las gafas al monumento.

Hace recuerdo a Borges, a quien sólo le quedaba su memoria para recordar aquello que sus ojos no podían ver. Frente al busto hay un colegio privado, condominios, una transitada avenida y una plaza para la pasión de los enamorados y el deleite de los deportistas. ¿Así imaginó el poeta el lugar donde colocarían su estatua?

La niña recordará por siempre ese monumento. Lo pensará con intriga y un deseo inexplicable por entender las gafas. Tal vez nadie se lo explique nunca. Ni su madre ni las aulas. Tal vez conozca la verdad al explorar la solitaria biblioteca de un museo de la ciudad. Entenderá, finalmente, que la imaginación necesita de la historia, así como un exceso de historia daña lo imaginado.

Eva Sofía Sánchez

CIUDAD: Éxodo y sueño en Urubó

Por: Eva Sofía Sánchez

Hice de mí lo que no supe,

Y lo que pude hacer de mí no lo hice.

Cuando quise arrancarme la máscara,

Estaba pegada a la cara.

Cuando la arrojé y me vi en el espejo,

Ya había envejecido

(Fernando Pessoa – Tabaquería)

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Un sueño se construye en Urubó. ¿O es una pesadilla? Donde antes había árboles ancianos como la tierra, ahora hay montañas de arena y tractores trabajando. Donde antes el viento soplaba con calma y la brisa reconfortaba el cuerpo, ahora se escucha el martillar de la industria. Donde antes la naturaleza maravillaba la vista con postales de colores y cantos de aves, ahora construimos un sueño de mares artificiales, palmeras importadas y el Caribe.

¿Qué está pasando en nuestro Urubó? La respuesta más sencilla y lógica es la siguiente: estamos construyendo nuevas ciudades con playas y arenas. A lo que surge otra cuestión: ¿Por qué? ¿Acaso nuestra pobre Santa Cruz de ahora no alcanza para que vivamos todos juntos?

Al menos 6 condominios como los mencionados se edifican actualmente en esta zona aledaña a nuestra urbe. Los números de estos proyectos son sorprendentes: más de 1000 hectáreas de construcción, más de 100 hectáreas de lagunas artificiales, más de 50 mil habitantes en sus más de 5 mil terrenos y departamentos. Esos datos pertenecen apenas a los condominios ‘playeros’ de Urubó. A ellos hay que sumarles los números de todas las otras edificaciones que se erigen actualmente.

Dentro de ellos nos ofrecen un idilio con la naturaleza y el comercio. Habrá playas estilo Caribe, con arena cristalina importada. Habrá clubes de navegación y buceo, campos de golf, malecones, centros comerciales y vida nocturna. Habrá islas, puertos y helipuertos. Grandes avenidas, hospitales, escuelas, centros de conciertos, Malls y cines. Es la construcción de un sueño.

Pero, ¿a qué costo?

Estos proyectos no cuentan aún con sistema de tratamiento de aguas. Eso significa que los ríos subterráneos de la zona se verán directamente afectados. ¿Dónde irán a parar estas aguas? ¿Qué sucederá con nuestro ya vilipendiado Río Piray?

Entre todos los proyectos urbanísticos suman más de 5 mil hectáreas de construcciones. Eso equivale a 5 mil hectáreas de deforestación, casi toda Santa Cruz hasta el 4to. anillo. ¿Tendremos aún más dunas de arena? ¿Qué sucederá con la biodiversidad de la zona?

Sumemos el delicado trato de la basura. Entre todos los condominios se estima que serán 300 mil los habitantes de esta zona. ¿Dónde colocarán sus basuras? ¿Será que lo poco que quede de naturaleza servirá como el gran basurero de nuestros sueños de playa y arena?

Las preguntas son muchas y urgentes. Las respuestas que nos ofrecen no son soluciones, sino ‘salidas’. ¿Cuán agradable será una playa al lado de un basural? Sin perspectivas ambientales, el sueño se podría caer a pedazos.

Estamos construyendo un éxodo, erigiendo ciudades idílicas al lado de la que ya existe, con el simple deseo de empezar de nuevo. En el poema `Tabaquería´, Fernando Pessoa nos habla acerca del despertar de un sueño, de imaginarse a uno mismo a través de una máscara. Nos expone al peligro de estos sueños y al desasosiego que nos invade; cuando decidimos despertar pero ya es muy tarde.

¿Despertaremos?

Eva Sofía Sánchez

POLÍTICA: La revolución del statu quo

Por: Eva Sofía Sánchez

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Cuando el trabajador crece en la sociedad y tiene la oportunidad de ser protagonista de la historia, practica el método del opresor porque fue el único método que aprendió.

Entonces, él sólo sabe operar como el opresor
(Paulo Freire – Arrastao)

Un hombre entra a un bar y se encuentra con dos amigos.

  • “¿De qué hablan?”, pregunta el hombre.
  • “Estamos confundidos”, responde uno de sus amigos.
  • Sí. No entendemos la diferencia entre la izquierda y la derecha”, dice el otro.
  • “¿Y qué importa?… mientras paguen”.

Reconozcamos verdades y contradicciones. El gobierno de Evo Morales es el de mayor bonanza económica de nuestra historia democrática. Se avanzó en los derechos sociales y laborales del ciudadano. Por supuesto; a la vez es el proceso político que más ha contribuido a la división de clases y enfrentamiento social a través de su retórica dialéctica y grupos de choque.

También hemos vivido grandes momentos de participación pura en sendos procesos electorales y un poderoso resquebrajamiento de las instituciones democráticas. Hemos visto el fortalecimiento del Estado ‘Gran Hermano’ y el empoderamiento de facciones regionales opositoras. Hemos presenciado sus luchas contradictorias y su posterior alianza de intereses. Hemos reivindicado milenarias naciones indígenas y hemos reprimido otras tantas. Hemos escuchado a nuestro presidente lanzar furibundos discursos anti-capitalistas en foros internacionales y lo hemos visto luego cerrar negocios multimillonarios con socios de dudosa reputación.

Bolivia ha reivindicado el amor por la tierra ancestral en su Constitución y hemos aprobado construcciones devastadoras para el medio ambiente. Aprobamos esa Constitución con sangre y marcha y luego hicimos un referéndum para modificarla. Decomisamos droga todos los días y también la consumimos en cantidades alarmantes. A algunos les asfixian las obligaciones con el Estado y otros gozan de impunidad dentro de la ilegalidad e informalidad. Nunca hubo tanta huelga de hambre y jamás tuvimos tanta comida sobre la mesa.

¿Realmente algo ha cambiado? ¿Es esto la izquierda o la derecha?

El problema no es que no podamos distinguirlas. El problema es que este gobierno nos tiene profundamente confundidos. ¿En qué momento un proceso político se estanca y queda preso del propio contexto social que busca transformar?

El profesor Stuart Umpleby dictó una ponencia en la universidad de Washington en 1983. El tema central de su charla fue “El ambiente social” y presentó conceptos básicos de la cibernética. Esta es una ciencia que estudia los sistemas regulados, cuyos postulados se pueden aplicar a procesos sociales y políticos.

En su charla, Umpleby explica a grandes rasgos el concepto de la auto-organización. “Pensemos en El Estado como una máquina que aprende y se organiza”, dice el científico, “esta máquina y su entorno (social, cultural, histórico) forman el sistema auto-organizado, que viene a ser un nicho de confort en el orden social existente”. Si se quiere; un estado natural de las cosas o ‘Statu Quo’.

“Los sistemas dinámicos desarrollarán organismos adaptados a su entorno. La tendencia es: el sistema viaja hacia un estado de equilibrio”, aclara Umpleby. Así funcionan los sistemas cibernéticos en las arenas de las ciencias exactas, pero cuando incluimos el ‘factor humano’ descubrimos que podemos ‘amoldarlo’. “Si deseas manipular un organismo, lo presentas frente a un contexto favorable a tus intereses”, concluye. En este momento es cuando entra en juego la ‘manipulación’ de las instituciones, leyes, reglas del juego. Ése fue el juego que empezó a jugar nuestro gobierno del ‘cambio’: la manipulación del entorno. De ahí nace nuestra confusión.

¿Quién ha sido el gran manipulador? Pues la incógnita queda en el aire.

Tal vez la mejor manera de diferenciar las izquierdas de las derechas sea reconocer sus patologías. En una entrevista concedida este año, el expresidente de Uruguay José Mujica definió a la izquierda como “el cambio por la justicia y la igualdad” y a la derecha como “luchadora por la estabilidad”. Luego describió las ‘enfermedades’ de cada una: “La patología de lo conservador es caer en actitudes fascistas. La patología de la izquierda es caer en el infantilismo; confundir los deseos con la realidad”, concluyó.

¿Y cuál es la patología del poder desmedido? Mujica no lo sabrá, pues él decidió cumplir sus mandatos y dejar que la nación siga su curso. En cambio Morales y Maduro intentaron modificar el contexto para mantener su proceso de auto-organización. ¿Padecen ellos del famoso ‘Mal de hubris’? Esta es una condición que se describe desde la antigua Grecia. Así se llamaba a la falta trágica en la que incurría un héroe, a pesar de la advertencia de los dioses. En nuestros tiempos, se usa el término para identificar a quienes distorsionan la realidad y sufren de delirios de grandeza. ¿Cómo se cura esta condición? Solamente con un baño de realidad.

La tragedia del resquebrajamiento de este proceso es que las esperanzas eran muchas y no estaban enclaustradas en los límites de Bolivia. Toda Sudamérica vive una ‘gran desilusión’ con sus gobiernos de izquierda y cambio. Queda la sensación de que nos vendieron humo. ¿Cuánto realmente ha cambiado? ¿Qué transformaciones estructurales y profundas hemos vivido? ¿O es que todo esto ha sido retórica y folclore?

Siempre es sano encontrar consuelo en las artes. El cantautor bahiano Tom Zé describe esta desilusión de manera lúcida y honesta en su canción ‘Generación Y’. Al inicio de la canción, Zé nos canta, con doloroso dramatismo y dicción:

Ay y nuestros ideales, ¿quién diría?, en el mismo camión de policía que la burguesía. Un bollo de parientes por atender en los ritos y delitos del poder. Puta, qué tragedia cayó sobre nosotros cuando la ilusión tuvo voz.

Eva Sofía Sánchez

HUMOR: el INE y sus desaparecidos

Al margen del “margen de error” del INE, recopilamos las viñetas más cómicas relacionadas al CENSO y a la metida de pata del INE, porque podrán desaparecer muchas cosas, pero el humor no desaparece nunca.

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TRES: Fabiola Morales

41IUupPikvL._SL500_AA300_Un Libro: Los perros de Tesalónica ( Kejll Askildsen, editorial Lengua de Trapo, 2008) un libro de relatos cortos y contundentes, escenarios plagados de bosques nórdicos, fiordos y botellas de vino  tinto que son consumidas sin cesar por los protagonistas. Askildsen es un maestro en el realismo sucio que tanto caracterizó a Carver. En ningún otro, como en este autor, lo no dicho cobra el poder máximo del significado. Cada palabra escrita está en su justa medida.

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Un Lugar: Aokigahara, El bosque de los suicidas (Fuji Shin , Japón) El bosque de Hansel y Gretel contemporáneo, pavoroso y brutal.  Me atormenta desde el día en que pisé sus tierras. Quizá porque no me lo esperaba, no había ido a buscar un lugar en el que hubieran dos caminos perfectamente señalizados (uno para las suicidas y otro para los turistas). Nosotros solo queríamos ver el monte Fuji y de pronto estábamos  ante un letrero que decía “Alto, antes de seguir por este camino, piensa en tus seres queridos…” Los japoneses van a encontrarse con la muerte allí desde la antigüedad; primero fue la gente pobre que dejaba en él a los niños y a los ancianos que no podían alimentar, y luego, poco a poco, los citadinos fueron apareciendo cargados de cuerdas, pastillas para dormir o venenos. Dicen que el 95% de los cuerpos se encuentran en el primer kilómetro, lo cual demuestra que uno puede querer morir pero, otra cosa distinta es querer ser olvidado.

dia de muertos en patzcuaroUna fiesta: El día de los Muertos,  (México, Bolivia, Ecuador, Colombia, China, Japón, o cualquier lugar que lo celebre) Festejar el  dolor, la ausencia de los cuerpos, restablecer los lazos para siempre rotos. Llenar la noche de colores, transgredirla con las flores. Creer que siempre se puede volver atrás, que incluso y en la muerte se puede regresar al punto inicial. Por unas horas, y como nunca, confiar.

*Fabiola Morales es una escritora cochabambina. Vivió en México y actualmente reside en Barcelona, España, donde realizó el Master en Creación Literaria en la Universidad Pompeu Fabra. En 2001 ganó el primer premio en el concurso de relatos Casablanca en Cochabamba. Relatos suyos han aparecido en diversos medios. El 2012 publica el libro La región prohibida (Editorial Nuevo Milenio), que consta de 8 relatos.

COMIDA: el KEN

Comida casera japonesa

Cuando entrás al Ken te saludan desde la cocina, eso ya dice mucho del lugar. Se siente que llegás a un lugar amigable, cálido y agradable. Y es así, unarestaurant_ken_1 vez lo conocés se convierte en parte de tus salidas habituales.

El Ken es un restaurante modesto con decoración japonesa (bambú, telas, música), tiene un estante de revistas japonesas y revistas para niños.

Posee dos ambientes: un sector más abierto con vista a la cocina y barra y un sector cerrado con aire acondicionado.

Una vez te acomodás, disponés de un menú bastante amplio en el que podés escoger entre:

  • Sushi
  • Yakisoba (tallarines salteados)
  • Yakitori ( brochetas a la parilla con salsa agridulce)
  • Variedad de Teishoku (menús que constan de una sopa, vegetales, plato principal, encurtidos)

Mi recomendación es que para empezar lo hagás con unas Gyozas, que son empanadas rellenas de cerdo y vegetales,al vapor. Se sirven acompañadas de soyu y aceite picante especial. Imperdibles.

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Como plato fuerte, recomendaría el Ramen: una sopa servida con fideos de trigo japoneses, vegetales y podés escoger de pollo, cerdo, res o miso. La sensación que produce esta sopa es única. Es una sopa reconfortante, muy bien servida. Si no estás con mucha hambre, hay  la opción del mini ramen, igual de sabrosa.

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En cada mesa hay tres salsitas, una de ellas es una pasta semi picante que es la que te aconsejo para sazonar tu ramen.

El mugisha, que es té de cebada tostada, es ideal para acompañar tu comida. De tradición milenaria, además de su poder refrescante tiene otras propiedades como mejorar la respiración, bajar la fiebre y limpiar el sistema. Saludable.

Para finalizar: un té de jazmín que ayude a la digestión de cualquier buen almuerzo o cena.

El servicio en general es bueno y cordial, pero el fin de semana el restaurante se llena a medio día y en la noche, por lo que se recomienda ir  entre semana. Usualmente esperás 20 minutos por tu orden.

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Con relación al precio, el menú y sabor que ofrecen valen lo que pagás, es accesible.

El Ken es una buena opción para comer comida japonesa. Se encuentra ubicado en la Av. Uruguay #730. Su día libre es el miércoles y tiene servicio de comida para llevar, aunque todavía no cuentan con servicio de entrega a domicilio.

Aimara Barrero
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Fotos: Internet

DOCUMENTAL: Malditos bastardos

La semana pasada surgieron unas imágenes en las que se puede apreciar un abuso sexual en el hemiciclo legislativo. No voy a decir supuesto, porque al ver las imágenes se distingue claramente que la víctima es trasladada a la sala del hecho en calidad de bulto (semi-inconciente por ingerir bebidas alcohólicas), y en medio de esa  semi-inconciencia puesta en el piso mientras un hombre (legislador) se desabrocha el pantalón y se le bota encima. Abuso sexual y punto. Por lo demás, la víctima no ha sido encontrada, ni hizo denuncia alguna. ¿Deja de ser víctima por ese detalle? No.

En Bolivia, la violencia sexual está destruyendo generaciones de mujeres y niños. Según datos arrojados por la Policía Nacional, el abuso sexual es el crimen más frecuente luego de los relacionados a la Ley 1008. Ojo, estamos hablando de un crimen que el 80% de las veces no se denuncia. Imaginar la cifra real da escalofríos.  Solo en Santa Cruz, cada día hay una o dos noticias públicas de abuso sexual que, por lo general, involucran menores de edad.

Sí, estamos cagados. Las leyes no protegen ni benefician a la víctima, el sistema no funciona para prevenir los ataques, y tampoco se ha concientizado a la sociedad para que las víctimas comprendan lo importante que es la denuncia.

La impunidad está servida.

Lo de Sucre es solo un pincelazo de una amarga verdad: Vivimos en un país donde las tasas de violación crecen año a año sin que se haga nada al respecto. Es ya epidemia.  Lo peor es que no se ha establecido una respuesta efectiva al problema. Se usan parches, parches como la detención del abusador por uso indebido de bienes y servicios del Estado (!), qué carajos es eso. El poder siempre encuentra la forma de evadir la justicia.

Desgraciadamente, no somos los únicos. En USA, que ya tiene muchos asuntos que resolver (mass murders, serial killers, negligencia en la administración de psicofármacos, etc.) el documental nominado al Oscar este año: La guerra invisible, aborda el tema del abuso sexual desde un lugar pocas veces explorado. El documentalista Kirby Dick investiga y analiza lo que siempre ha sido un tabú: Las violaciones ocurridas dentro del ejército americano.

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Hombre y mujeres que entran a la Fuerza Aérea, a la Marina, a los Guardacostas,  han sido violados durante su servicio por colegas, camaradas, hermanos de comando dentro de una institución símbolo de los americanos.

El documental arranca con imágenes que invitan a las personas a que se enlisten, comerciales publicitarios que resaltan el privilegio que supone servir al país, el honor que conlleva, lo felices que serán cumpliendo su deber cívico y cualquier otra expresión patriótica que se les ocurra.

Acto seguido conocemos a las víctimas: soldados (hombres y mujeres) que cuentan cómo se enlistaron, lo que significó para ellos hacerlo, el idealismo con que tomaron su trabajo, algunos viniendo de generaciones de familias involucradas en el ejército, todo un preámbulo que prepara al espectador para lo que vendrá.

El ejército inculca disciplina, y un sentimiento de equipo que hace que los reclutas tengan la idea de que los comandos son su familia. Lo terrible es constatar que cuando las desgracias pasan no hay familia, simplemente intereses que terminan culpando a la víctima.

La Guerra Invisible arroja datos terribles, como que más del 20% de mujeres veteranas han sido asaltadas sexualmente durante su servicio. Solo en las Fuerzas Armadas más de 200.000 mujeres habían sido violadas hasta 1991 sin contar las que se quedan calladas y no denuncian el hecho. Se estima que el número actual debe rondar el medio millón de víctimas.

Hanna  se enlistó ni bien tuvo edad para hacerlo, era virgen y fue violada a los 20 años por un superior, cuando llamó a su familia para contarle el hecho, su padre (militar también), rompió en llanto y le dijo:

Hanna, sigues siendo virgen. Él tomó algo tuyo que no le entregaste

Durante el proceso que siguió a su denuncia, el equipo de investigadores perdió el kit de violación (examen forense) que le practicaron así como las otras evidencias de lo ocurrido. Nunca pudieron condenar al culpable.

Kori, fue violada y golpeada salvajemente. Como consecuencia de la golpiza tuvo un problema óseo en la cara que requiere intervención quirúrgica, muestra a la cámara la cantidad de medicamentos que le han recetado entre antidepresivos, analgésicos, pastillas para dormir, todo para combatir el Estrés Post Traumático y las secuelas de los golpes que le propinaron. Ella cuenta que ha tenido suerte, la mezcla de varios de esos medicamentos han provocado la muerte en otros veteranos.

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Los representantes legales del ejército son entrevistados y dan su versión, dicen que tienen jueces, investigadores entrenados para lidiar con los ataques sexuales.  Que el sistema funciona. Que en el ejército son conscientes del problema y que se cuida a la víctima. Esta versión contrasta con la de una mujer policía que afirma que si había casos de violación trataban de dárselos a colegas hombres porque las mujeres policías empatizaban demasiado con las víctimas.

Una táctica recurrente dentro del ejército es acusar a la víctima de adulterio, incluso cuando ella no está casada y el violador sí. (¡!)

Otra víctima narra entre lágrimas lo que le dijo su superior cuando reportó que había sido violada:

¿Es esto un juego para ti? Eres la tercera chica que reporta una violación esta semana. ¿Están confabuladas? ¿Piensan que es gracioso?

Los especialistas que no pertenecen al ejército aclaran que un ambiente tan cerrado como el militar se convierte en un lugar ideal con abundantes objetivos para el depredador. Lo peor es que como no se hace nada, el abusador sexual es generalmente reiterativo, y llega a tener 300 víctimas a lo largo de su vida.

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Eso es posible porque luego del servicio militar estos depredadores vuelven a sus ciudades natales y continúan buscando victimas en el ámbito civil.

El problema se convierte en una bola de nieve.

La guerra invisible saca a la luz a víctimas de ese sinsentido. Hace visible lo invisible. Amén de las estúpidas, inhumanas e innecesarias guerras que nuestros amigos del Norte han iniciado, financiado y ejecutado, sus soldados no solo tienen la tasa más alta de suicidio hasta ahora, sino que encima tienen que lidiar con la posibilidad de ser violados en servicio por sus propios compañeros.  El documental cuenta con datos y testimonios que tienen un respaldo sólido y que no se queda solo en el DVD al que le das play y luego no pasa nada. Invita a la reflexión, y su exhibición ha llevado a políticos y gente relacionada al ejército a modificar leyes y a revisar casos de violación.

Estéticamente no tiene nada fuera de lo común, de hecho es un documental contado muy a la vieja usanza, sin grandes sorpresas o méritos estilísticos, pero su valor es otro, su valor es decir lo que nadie dice públicamente y que merece ser dicho fuerte y claro: se están violando personas dentro del ejército y algo tiene que estar muy mal si las probabilidades de esas mujeres de ser violadas por un compañero son mayores que las de morir en combate.

Lo mejor: La información Lo peor: que no haya trabajos así en nuestro país  La escena: cuando Kori lee su carta de su suicidio Lo más falsete: la doña que hablaba sobre lo bien que manejaban el tema de los asaltos sexuales El mensaje manifiesto: Las víctimas son invisibles El mensaje latente: Las víctimas DEBEN ser visibles El consejo: Un documental para ver El personaje entrañable: los sobrevivientes El personaje emputante: los malditos bastardos El agradecimiento:Que se haya realizado.

 

Mónica Heinrich V.

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