Por: Mónica Heinrich V.
Bueno, se supone que lo de Jean iba a ser más grande que el Apocalipsis y que haría parecer un cuento de hadas el famoso chasquido eliminador de Thanos en la semifinal de los Avengers o a la locura desatada de Daenerys montada en su dragón sobre Westeros en la semifinal de Juego de Tronos.
Así es, Jean estaba destinada a ser la protagonista de una Súper-tragedia, un Súper-revuelque de intenciones/emociones, un Súper-desastre y todos esperábamos ver la sangre correr a borbotones con soda y pipoca. Literal.
Allá por los ochentas, un veinteañero Chris Claremont llevó a los X-Men a la gloria con la saga de Fénix Oscura, hasta logró que Marvel se ponga otra vez de moda. Supuestamente es uno de los arcos argumentales más intensos y famosos de los cómics. El pobre Chris no imaginó que en la versión cinematográfica todo eso que sus deditos escribieron pasando noches de desvelo y tensión, y todo eso que los deditos de John Byrne dibujaron, sería puesto allá por donde la espalda pierde su bello nombre. En esas profundidades húmedas y perfumadas.
Porque, mis estimados amantes del cómic y de la saga, X-Men: Dark Phoenix es todo menos lo que Claremont y Byrne crearon.
El 2006 fue la primera vez que Simon Kinberg se inmiscuyó como guionista en la saga de X-Men con The Last Stand donde aparecía, también por primera vez, el origen de Fénix Oscura, esta película fue una de las peores valoradas de la saga. Después estuvo en X-Men Días del futuro pasado, que tuvo sus buenos momentos y en X-Men Apocalipsis (leer reseña de X-men Apocalipsis ACÁ). Este 2019, a Disney se le ocurrió ponerlo de director y guionista, de esa forma tenemos la opera prima del sujeto.
No entiendo mucho esas decisiones, o sea, tenés que cerrar una saga que está entrando en su doceava película, la última te quedó tan horrible que mi mente escribió muchas cartas imaginarias con esporas de carbunco, y sin embargo, tenés el tupé de darle el proyecto a una persona que no tiene experiencia y que además, tampoco es el puto guionista. No lo sé, Walt Disney. No lo sé.
La película empieza cuando Jean (Sophie Turner) era niña y estaba de viaje familiar y ¡pum! Se le chiparon los cables e hizo algo involuntario que repercutió en su vida. La escena estuvo bien ejecutada y parecía un auspicioso prólogo. Xavier, que andaba reclutando mutantes, vio una oportunidad y decidió acoger a Jean en su famosa escuela. Ahí se la llevó sin mucho más que explicar porque en Xavier We Trust, luego hacen una elipsis temporal y ya vemos a los mutantes tal cual los dejamos en la película anterior.
Raven (Jennifer Lawrence) de ser la más bitch del lugar, la más jugada, la menos ñoña, ahora ya es la madre Teresa de Calcuta y mira con suspicacia los manejos de lobista en los que anda Xavier. Claro, Xavier siempre trata de mostrarle al mundo que los mutantes son buenos, son aliados y no importa si eso significa ponerlos en peligro o sacrificarlos por los humanitos. Durante ONCE películas anteriores hemos visto Xavier dar su vida por todos los crispines mutantes y acá, de la nada, porque se le canta a Kinberg, resulta que es un ególatra utilitario.
No, mi querido, no.
Raven, por último, escupe su discurso feminista acorde a los públicos progre actuales de que el boliche no debería ser X-Men sino X-Women. Oh, sí. Lancemos esa perla y después dejemos que la pelirroja destruya el mundo.
Coherencia cero.
El tema es que en una misión un poco tonta donde naves que no pueden ir al espacio van al espacio y donde se pierden valiosos segundos hablando burreras y donde incluso le ponen cinta masking a uno de los X- men para que su casco se mantenga firme (?), nuestra amiga Jean queda con una huevada adentro, una masa rojiza que la convierte en el ser más poderoso del planeta.
El conflicto en sí es interesante, lo era en el cómic, un arco argumental en el que además a la tipa se la imbuía de un delirio casi mesiánico, o sea, Jean sentía el poder dentro suyo y empezaba a disfrutarlo y a crecer en cuanto a ambición y delirio de grandeza, acá Jean anda con la cosa adentro sufriendo sin saber para qué lado jalar y luego aparece una bicha alienígena (Jessica Chastain) de la nada que sabe que nadie más ha podido llevar ese poder, que sabe que Jean con ese poder es indestructible, pero que lanza frases como “si no colabora la matamos” o “dámelo, yo puedo tener el poder”.
SPOILER como si fuera poco, hay una escena bastante esperpéntica en que Raven muere, nuevamente jugando a hermanita de la caridad, y eso hace que algunos mutantes decidan que si Jean está peinando la muñeca, lo mejor es eliminarla, ¿cómo? Yendo con Magneto delante de toda la ciudad, destruyendo calles, edificios, avenidas, seguramente matando gente al paso, mientras Xavier, en su silla de ruedas trata de salvar a Jean FIN DEL SPOILER
Hay cosas tiradísimas de los pelos. La bicha alienígena al principio está buscando el poder dentro de Jean, y luego de la nada, así como un comentario marginal, resulta que quiere eliminar a toda la humanidad. No pues. ¡Qué clase de Thanos raquítico es la bicha!
Se supone también que en la anterior película descubrimos que Quicksilver es el hijo no reconocido de Magneto y en esta entrega no pasa nada con ese hilo argumental, lo dejaron ahí volando cual palomitas al viento.
Aún así, no sé si porque era sábado, porque me compré el vaso de colección del candy-bar, o porque estaba feliz de estar en el cine después de una semana sin tiempo para ver casi nada, reconozco que a pesar de todo encontré Dark Phoenix entretenida, o sea, a pesar del tole tole sin sentido y de que los conflictos de los personajes se profundizan muy poco y que empezás a desear que la silla de Xavier se derrita como mantequilla al sol, la película tiene algunas escenas que están bastante logradas como la pelea dentro del tren.
Me atrevería a decir que no es tan decepcionante y aburrida como X-men Apocalipsis, o por lo menos a mí me dejó esa sensación, pero en definitiva no es el cierre de una saga que en sus primeras entregas se distinguía por guiones inteligentes y conflictos humanos/mutantes muy bien desarrollados.
Fénix Oscura, en su versión cómic, es una historia trascendente, jodidita con un personaje tremendo luchando contra un poder que la consume, en su versión cine no pasará a la historia, ni como legado mutante ni como placer culpable.
Lo mejor: las escenas de las peleas Lo peor: banal e intrascendente La escena: la del tren Lo más falsete: el egolatrismo de Xavier, la bicha alienígena El mensaje manifiesto: cerrar una saga no significa destruirla El mensaje latente: si te vas a meter con algo trascendente hacé algo trascendente El consejo: vela con subtítulos en español debe vivirse mucho peor El personaje entrañable: Nightcrawler El personaje emputante: la bicha y Jean que nunca sabe nada El agradecimiento: por Nightcrawler.
CURIOSIDADES
Hans Zimmer estaba retirado de la composición de películas de súper héroes, pero Kinberg lo conveció de hacer la banda sonora de Dark Phoenix.
Es la primera película de X-men en la que no se nombra o se hace referencia a Wolverine.
El tercer acto iba a ser completamente en el espacio pero luego se decidió que la batalla final sería en un tren en movimiento.
Angelina Jolie fue considerada para el papel de la bicha.
Me encantó cómo lo relato ,fue simple pero concreto ,gracias !!!me dio curiosidad la veré igual para destriparla ,quiero ver la bicha
Luly! Muchísimas gracias!! a ver si logras verla y nos comentás qué te parece! jejeje la bicha en todo su esplendor! Saludos!