LOST IN CONTEMPLATION OF WORLD

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cine - page 33

Promether demasiado

Si en los trailers y en el poster advirtieran: “Guionizada por los mismos crispines que escribieron Cowboys & Aliens y The Darkest Hour”, no habría resentimientos. 

Diríamos con voz de niño que desea un dulce: “PERO es filmada por Ridley, algo interesante tendrá”. Nuestras expectativas estarían por el piso, la posibilidad de divertirnos visualmente nos haría asistir a la sala y salir de ella sin mayores daños.
 
Eso pasaría.
 
El problema empieza cuando nos promethen el GRAN retorno del señor Ridley Scott, la vuelta a SUS orígenes, digamos que un nado estilo mariposa en su placenta.
 
Y para los que desde hace años nos preguntamos DONDE se nos extravió RS, en qué intestino de la industria hollywoodense se quedó atorado, pues la posibilidad de ver al creador de Alien y de Blade Runner en his best shape, es demasiado tentadora.
 
Nada importa que sus últimos trabajos (Robin Hood, A good year, Red de Mentiras, y todo lo que hizo durante el nuevo milenio) sean una antesala lógica de ESTO. Nop.
 
El ser humano siempre insistirá en abrazar la esperanza y estrangularla.
 
Así que en un aciago lunes de junio del 2012, ahí estábamos a ojo pelado ante Prometheus, que en un principio se llamaría Paradise, pero luego de que toda la paja mental de creer o no creer fue asentada a Ridley le pareció que lo de Prometheus le quedaba pintau.
 
Hermoso: Mitología, ciencia ficción, filosofía, religión. Todos para uno y uno para todos.
 
Las secuencias iniciales, que según diversas fuentes, tardaron en filmarse dos semanas en Islandia, son sencillamente espectaculares. Diría que si ves eso, podés ir a tu casa, cerrar los ojos y morir tranquilo. Muy bonito.
 
 
Prometheus promethía.
 
Luego aparece el gran (GRAN) Michael Fassbender interpretando a David. En tu cabeza suena Beethoven y aparecen imágenes de Kubrick (en tu cabeza). Las palabras “Hello, Dave” que son lanzadas al androide son un claro homenaje a HAL-9000.
 
David custodia la nave donde duermen a pierna suelta (al estilo crionizados) 8 individuos. Estos han sido reclutados por la corporación Weyland dirigida por Peter Weyland. Dos de ellos descubrieron que jeroglíficos de distintas culturas apuntaban a un elemento común. Este elemento común entre culturas que nunca tuvieron contacto entre sí es la prueba de que existe un ser o seres superiores que son como los padres de la humanidad. Los Weyland y compañía llaman a este poder superior: Los Ingenieros y arden en deseos de topárselos cara a cara.
 
Yo no querría verlos ni en una lectura de hojas de coca, pero son opiniones.
 
Después de un viaje de unos cinco años, todos despiertan y llegan a un planeta donde supuestamente encontrarán a Papi o Mami. Aquí se juega mucho con el tema de la fe, la necesidad de saber de dónde se viene y hacia dónde se va. El resentimiento del porqué nos dejaron a nuestra suerte, huérfanos, abandonados. Es decir, se plantean cuestionantes existenciales que han derramado litros de tinta en distintos libros, que han creado guerras, y que han destruido naciones. Para eso hay que ser muy pendejo, y tener entre tus guionistas gente con criterio, dos dedos de frente y un poco más de profundidad que una tapa de cerveza.
 
¿Quiénes se encargan de escribir una historia con ese trasfondo tan delicado? Les presento a John Spaihts.
 
Esperen un momento que voy a salir a la calle a gritar un rato.
 
 
Este John Spaihts debutó en la pantalla gigante con el guión de una película llamada La hora más oscura. Película insípida, estúpida, sin chiste, aburrida, mal hecha, donde las haya. Era aquella de los individuos que estaban pasándolo chancho en Moscú y llega la invasión extraterrestre para liquidarnos con una extraña luz.
 
Averiguada la cosa, resulta que Prometheus iba a ser dirigida por Carl Rinsch un director de comerciales de televisión, pero la Century Fox que tiene los derechos de Alien, exigió que el filme sea dirigido por Ridley. Tanto Ridley como el estudio aprobaron a Spaihts, pero filmar ese guión costaba 250 millones de dólares y además iba a tener una calificación R (no apta para todo público).
 
Century Fox, después de meditarlo, no estaba dispuesto a pagar esa platita por un film que iba a tener restricciones de público. De ahí que llamaron a otro sujeto: Damon Lindelof quien hizo una “revisión” del guión escrito por Spaihts ajustándose al presupuesto (150 millones aproximadamente) que la Century Fox estaba dispuesto a gastar.
 
Damon, amoroso él, es la mente iluminada que escribió Cowboys & Aliens.
 
Ajá.
 
En entrevistas posteriores a Spaihts sobre la co-escritura de Prometheus, el susodicho se muestra políticamente correcto. Formalismos aparte, sospecho que en su casa guarda un muñeco vudú de Lindelof al que le clava alfileres y le quema cigarrillos. Yo haría eso y más (insertar mirada desquiciada)
Dejando ese contexto de lado, volvamos a la película.
 
Uno elige en qué creer”, nos dice ñoñamente uno de los personajes. Bajo esa premisa se sostiene el argumento o la falta de él. Llama la atención la poca consistencia de los personajes a nivel de acciones, lo de los cascos me pareció la cosa más insensata del mundo, y se supone que son científicos, la crema y nata de sus áreas. A veces me emputaba y murmuraba: «Cómo pueden ser tan brutos«.
 
No me voy a poner cojuda porque la ciencia ficción se toma licencias de todo tipo, y alguna gente no gusta de buscarle lógica a conceptos básicos de supervivencia, pero más allá de eso, lo que parte con una introducción ambigua, bien cuidada, sutil, estéticamente hermosa, se va perdiendo en el camino para dar paso a los diálogos clichés de cualquier película, y digo bien:cualquiera…esas líneas las podés escuchar hasta en un dibujo animado de tan pobres que son.
 
Hay varias vertientes que la historia toma, siendo la principal la que gira en torno al personaje de Elizabeth Shaw (Noomi Rapace), quizás es en ella donde el esfuerzo por conectarnos emocionalmente con la trama tiene más resultado, aunque eso se deba en gran medida a que el filme gira en torno a ella. Otra vertiente es la de David, el androide que siente curiosidad, morbo, por la humanidad, los sentimientos, las sensaciones, y que en su búsqueda de entender o descubrir situaciones, experimentará a placer. 
 
Meredith Vickers (Charlize Theron) como la estirada y fría comandante de la nave, guarda un secreto que se revela al final. Su personaje, a partir de la mitad, se desdibuja notablemente. El resto de los personajes son de difícil rememoración, no están bien construidos, no conectamos nunca con ellos, su muerte o existencia no repercute en el ánimo de la platea, y los minutos siguen pasando.
Por otro lado, la pregunta principal: “Quién nos creó” se resuelve de una manera mentecata. 
 
Las secuencias finales de David movían más a la risa o la contemplación un tanto extrañada del curso de los acontecimientos. Y no tiene que ver con las escenas en sí, sino con el armado de celofán en que se encontraban envueltas.
 
Un armado poco convincente que no justifica ni hila un concepto tan poderoso como el origen de nuestra especie.
 
Prometheus termina con más preguntas que respuestas, lo que no sería malo si dichas preguntas calaran hondo, que no es el caso. También concluye con la promesa de secuelas, y con la certeza de que los 150 millones de dólares gastados y el nombre de Ridley Scott en el poster no garantizan el resurgimiento de una franquicia a la que ya de por sí se la había exprimido hasta el hartazgo y que reclamaba una inyección de adrenalina, creatividad y genio para que valga la pena desempolvarla.
 
Lo que tenemos es un producto entretenido con escenas vistosas, secuencias en algunos casos muy buenas, el chorro pegajoso que siempre nos encanta ver, la mano de Ridley Scott que convierte a este producto pipoquero en algo un poquito más “estiloso”, y nada más.
 
No será el filme de culto que se esperaba, ni un referente de la ciencia ficción. Será la promesa fallida de un Ridley Scott que desde hace más de una década nos entrega productos un tanto desangelados y sin la chispa que lo hizo conocido.


Lo mejor: Entretiene, y es dentro de su nicho visualmente superior al promedio.
Lo peor: que guión más horrible
La escena: la secuencia inicial y la de Rapace, las grampas y la cuestión quirúrgica.
Lo más falsete: David al final, la capacidad de los científicos y el maquillaje de Guy Pearce.
El mensaje manifiesto: Uno elige en qué creer
El mensaje latente: Creer no es saber
El consejo: Mirala entendiendo quiénes son los guionistas.
El agradecimiento: Que dentro de todo no es aburrida.
 
CURIOSIDADES
  •      Gemma Arterton, Carey Mulligan, Olivia Wilde, Anne Hathaway, Abbie Cornish and Natalie Portman fueron consideradas para el rol de Elizabeth Shaw.
  •              Fue filmada con la RED EPIC
  •     El director de fotografía Dariusz Wolski, responsable de películas como Piratas del Caribe, El Cuervo y la Alicia de Tim Burton, fue el que sugirió a Scott que Prometheus se trabajará en 3D.
  •      Cuando Scott y el estudio deciden revisar el guión se lo mandan con un mensajero a Lindelof. El mensajero le informa que tiene que leerlo en ese instante y devolvérselo al tiro, ya que existía un celo profundo de Scott sobre la confidencialidad del guión.  
  •        Al principio se la trabajó como una precuela, pero luego se manejó como un filme que se desarrolla en el mismo universo de Alien y que a decir del director comparte un mismo “ADN”, pero que no están relacionadas profundamente. Más o menos como un primo lejano.
  •       James Franco fue considerado para el rol de Holloway.
  •     Noomi Rapace tuvo un entrenador personal para que la ayudara a lograr el acento británico de su personaje.
  •     Charlize Theron fue pensada para el rol de Elizabeth Shaw, rechazó la oferta por conflictos de agenda, más adelante cuando Rapace ya tenía el papel, Theron contactó a la producción porque quería trabajar en el filme, le dieron el papel de Meredith Vickers.
  •     James Cameron canceló su proyecto de rodar la quinta parte de la saga Alien, al encontrar similitudes en ambas historias. Por su parte, Guillermos del Toro, postergó indefinidamente “En la montañas de la locura” por iguales motivos.

Aihooooooooo

Los hermanos Grimm la rompían. Tenían muy claro lo que descubrió el poeta William Blake más o menos por la misma época, que “la crueldad tiene corazón humano y la envidia humano rostro“.
Allá entre 1812 y 1815 escupieron al mundo un compendio de cuentos donde madres abandonaban hijos, niños eran secuestrados y asesinados de brutales formas, padres querían casarse con sus hijas, y locas villanas envenenaban a imaginarios némesis. Tierno.
La pacata burguesía de antes (y seguro, la de ahora también se nos despeinaría) vio en los escritos originales demasiado “horror”, así que a pesar de las negativas de los Grimm a modificar su obra, a pesar de explicarles a esas mentes estrechas que NO eran cuentos infantiles, al final tuvieron que hacer concesiones, quitarle el sexo, bajarle los decibeles al gore y hacer como que los finales bonitos existen.
Uno de esos cuentos era Blancanieves. Esa cojuda fue inspirada en otros relatos de larga data, los Grimm hicieron su versión más oscurita. La censura cambió cosas como que la mala sea su madrastra y no su madre, dizque para no dar una imagen de la madre tan negativa. Y así algunos detalles más.
Para aquellos que no les gustó nunca abrir un libro, ni siquiera con dibujitos, Disney hizo posible que se conozca la historia  a través de su película animada Blancanieves y los 7 enanitos. Revolucionaria para su tiempo, se convirtió rápidamente en un clásico.

Una Blancanieves media inútil, a la que por su belleza intentan asesinar, a la que un cazador le perdona la vida, a la que unos enanitos cobijan para que les lave y planche los calzones, a la que la malvada bruja deja durmiendo, a la que el zopenco del príncipe despierta con un beso. Esa misma, la que cantaba con los pajaritos en su balcón, la entrañable con enanitos entrañables, ganó un Oscar honorario por su innovación. Era el primer largometraje animado y a full color.

Este 2012, la niña del pelo negro y la piel blanca, regresa. Por si fuera poco, llega elevada al cuadrado, o sea: en dos versiones.
No es la primera vez que Hollywood lanza dos productos similares casi al mismo tiempo. Recuerdo cuando en un mismo año tuvimos que ver Volcano y Dante´s Peak, o Antz y Bugs Life o Deep Impact y Armageddon o Infamous y Capote, etc.. Estos gringos no se inmutan por pisarse la manguera, al contrario.
Así y todo, un encuentro tipo las cholitas luchadoras entre Mirror, Mirror y Blancanieves y el leñador, no vendría mal. Algo donde veamos correr la sangre y el ganador derrote a su contrincante entre gritos de dolor y por knock out.
En una esquina tenemos a Tarsem Singh, conocido en la industria por sus comerciales, sus videoclips y por un estilo propio a la hora de hacer sus películas.
He visto toditas: The Cell, The Fall, Inmortals y ahora su visión de Blancanieves. Si algo lo caracteriza es que sus trabajos son visualmente hermosos, en parte gracias a una dirección de arte sobresaliente. Su peor falencia es que sus argumentos a veces carecen de contenido y la puesta llega a verse demasiado plástica.
 
En Mirror, Mirror, el director nacido en la India se decanta por una versión más caricaturizada, luminosa, ñoña, en la que el humor intenta ser una veta a explotar. En el aire se percibe sus ganas de hacer algo “diferente”, y arriesgarse a pleno, se puede escuchar una voz de niño emocionado que grita desde un peñasco: VAMOS A PASARLA CHANCHO. La pregunta es: ¿Lo consigue? Mirror, Mirror es diferente pero desgraciadamente la fórmula nunca termina de cuajar. Su grandilocuencia kitsch no engancha con un producto difícil de incorporar emocionalmente. 

Julia Roberts como la madrastra malvada, Lilly Collins (hija de Phil Collins) como Blanca Nieves y otros que de tan poco memorables pasan sin pena ni gloria, son parte de un elenco destinado a mejores cosas. Mientras Julia Roberts se ve bastante extraña jugando a ser la mujer más hermosa del mundo, Lilly Collins encarna a una optimista, dulce y poco atribulada Blanca Nieves.

La historia sigue lo ya conocido, con algunos cambios o adaptaciones: los enanos no son mineros sino bandidos, el príncipe es muy estúpido (escena del perro para el bochorno), la tal Blancanieves no da pie con bola. Y el espejito-espejito solo puede indignar y hacer que nuestros recuerdos infantiles se suiciden en masa.

 

Si algo se puede decir de Mirror, Mirror es que es inofensiva. No es una película para odiar, tampoco una que se convertirá en peli de culto o de referencia. Sus aires de grandeza que esconden un guión endeble le quitan cualquier oportunidad de llegar a la gloria, los tres motivos para verla son: 1) Una hermosa dirección de arte 2) Un hermoso vestuario a cargo de la japonesa Eiko Ishioka, quien murió de cáncer, por lo que se trata de su último trabajo y 3) para los niños parece ser muy divertida, para los adultos es medianamente entretenida.
Tarsem nos entrega una resultona pero tímida aproximación al universo Grimm.

En la otra esquina, nos golpea Rupert Sanders, tufillo emo dark de por medio con: Blancanieves y la leyenda del cazador.
Rupert ganó la palma de oro en Cannes, dentro de la competición publicitaria. Con este filme, el joven inglés debuta en las grandes ligas cinematográficas. A él le entregaron un presupuesto de 170 millones de dólares. A él le encargaron un proyecto destinado a las masas y con el objetivo claro de ganar público adolescente. La idea es darle un vuelco a la historia, quitarle un poco su aire a cuento de hadas y pasarlo a un tono sombrío y tétrico.
El problema es que al igual que en Mirror, Mirror todo se queda en fastuosa envoltura. Ni Tarsem lleva su irreverencia visual a algo más allá del absurdo, ni Rupert cruza la línea de una oscuridad real.
A esto se le suma que a nivel de argumento, Blancanieves y la leyenda del cazador abandona a los Grimm con cada minuto que avanza y se convierte en muchas cosas.
La elección de Kristen “mohín” Stewart como la desafortunada doncella no es fallida si se piensa solo en lo físico, aunque haya quienes crean que entre ella y la Charlize, pues no había competencia alguna y el espejo andaba más ciego que Mr Magoo al declarar a Kristen como ganadora. Lo peor de la susodicha llega en el apartado actoral en que queremos desaparecerla de la faz de la tierra. Kristen repite a su Bella Swan (Crepúsculo), a la que construyó con dos expresiones: la cara de fatalidad, que puede confundirse con estreñimiento o la de asombro, sin darle absolutamente ningún matiz o personalidad a su papel.
A Charlize Therón que por lo general es una actriz más que correcta, le juega en contra una dirección que le regule el histrionismo del que hace gala al representar a la bruja malvada. Porque para mí (gusto personal) en general está muy bien, mejor que el resto, solo que a ratos se le va la olla, y queda desafinada.

 

Chris Hemsworth, alias THOR, es el cazador. Cambia el martillito por un hacha y se convierte en el obvio galán de la película. O sea, no vas a llamar a Thor para que le espante los mosquitos a Blancanieves. Pero sí lo vas a llamar para que se pelee el amor de la protagonista con galán 2. Sam Caflin es el otrito, para que Kristen-Bella no pierda la costumbre de los triángulos. En la película su nombre es William y es amigo de la infancia de Blanquita.
El tono para contar esta historia es que todos sufren por su suerte: La bruja con un pasado triste, el cazador con un pasado triste, el hermano de la bruja con un pasado triste, los enanitos con un pasado triste, la gente que se topan con un pasado triste, sí, sí, ya entendimos todos sufrieron y están tristes o traumados. Emos.
Cuando la trama deja de ser completamente de los Grimm, por mi mente se sucedían nombres que podían explicar lo que veía en pantalla: Juana de Arco, el Señor de los Anillos, Krull, hasta hay una escena que encendió el foquito del cuarto en el que guardo con amor a La historia sin fin.
Sí, sí. ¿Es esta Blancanieves que no es Blancanieves, recomendable? Aquí las tres cosas que pueden hacer que su visionado valga la pena: 1) Tiene una hermosa fotografía, realmente linda. No es una película más de alto presupuesto chota sin pretensiones artísticas. 2) Su diseño de arte también está muy bueno y 3) a pesar de su duración (más de dos horas a las que yo le restaría unos 20 minutos) es entretenida.
En el round final entre Mirror, Mirror y Blancanieves y la leyenda del cazador, me inclinaría más por la segunda. Ambas no son imprescindibles pero tampoco te vas a recriminar el tiempo perdido en la sala de cine como sucede con otras bazofias del nivel de Batalla Naval.
Lo que queda claro es que Walt Disney puede seguir su reposo eterno. Su Blancanieves, pura, simple, sencillita, sin efectos especiales, ni fastuosos escenarios, sigue vigente y nadie le usurpa el título de ser: la más hermosa de todas.
CURIOSIDADES Mirror, Mirror.
  • Lilly Collins audicionó para el papel de Blancanieves y la leyenda del cazador. Siendo rechazada.
  • Julia Roberts admitió que pensó: “Esto es una mala idea, una terrible idea”, pero luego se juntó con el director Tarsem, y aceptó.
  • Los tratamientos de belleza que Julia se hace en el filme son tratamientos reales ofrecidos en algunos spas del mundo, a excepción del de la abeja picando sus labios para engrosarlos. 
CURIOSIDADES Blancanieves y la leyenda del cazador
  • Este filme está pensado como una trilogía, de ahí que el final se les antoje como un final abierto. Faltan dos secuelas.
  • Un grupo de enanos actores se manifestó muy molesto con el estudio y la producción del filme porque en lugar de darles trabajo a actores realmente enanos, usaron actores de estatura media, para luego hacerlos parecer enanos con la magia de la post-producción.
  • Angelina Jolie y Winona Ryder fueron consideradas para el papel de la bruja mala.
  • Charlize abandonó el proyecto de J. Edgar (Clint Eastwood) para hacer esta película.
  • Por meses, Vigo Mortensen estuvo en conversaciones para ser el cazador. Finalmente, el papel lo rechazó.
  • Selena Gomez, Dakota Fanning, Felicity Jones, Emily Browning fueron otras de las que se consideraron para el papel de Blancanieves.
  • Kristen Stewart tuvo que superar su fobia a los caballos durante la película, la actriz tiene fobia a estos animales desde niña, cuando se fracturó un codo en un accidente. 
Lo mejor: Mirror, Mirror— animación del inicio, vestuario, arte, algunos momentos de humor; en Blancanieves y el cazador—-fotografía, arte.
Lo peor: en ambas—una pretensión que no cumple con sus aspiraciones.
La escena: Mirror, Mirror—la del perro, pero por el bochorno; en Blancanieves y el cazador—el jardín de las hadas.
Lo más falsete: Mirror, Mirror—el humor que a veces no es humor y son gags demasiado usados; en Blancanieves y el cazador—el tono lúgubre que no se champa del todo.
El mensaje manifiesto en ambas: Lo kitsch, la fusión, lo grandilocuente está de moda.
El mensaje latente en ambas: el que mucho abarca poco aprieta
El consejo: el mejor homenaje a Blancanieves se puede ver aquí: http://youtu.be/RN16Wgp48MI
 
El agradecimiento: A los Grimm y a Disney, por sus respectivas Blancanieves.

CINE: Ángel para un final

Por: Mónica Heinrich V.

Tengo noticias queridos lectores: a veces la pareja apesta. Ajá. La sociedad hecha y construida para dos, el “en las buenas y en las malas”, el mito de la media naranja, la pusilánime idea del “complemento”, y etcéteras convierten a alguna gente en seres muy desgraciados.

El cine ha jugado su papel en esto de ser crédulos y entregados a los brazos escuálidos del amor. ¿Quién no quedó con ideas “raras”, cuando Vivian (Julia Roberts) finalmente conquistaba a Edward (Richard Gere) en Pretty Woman? Quién no se “replanteó” muchas cosas cuando Rose (Kate Winslet) agarraba la manito de un casi congelado Jack  (Leonardo Dicaprio) y todos sabíamos que se iría hasta el fondo…pero que mejor amar una vez, que nunca haber amado.

(suspiro y en mi cabeza canta Celine Dion)

El otro día vino la cereza de la torta. Fue un momento mágico, donde todo adquirió sentido, todo encajó, todo.

Lugar: Cine Palace. Película: Votos de amor. Protagonistas: Rachel McAdams y Chaning Tatum.  Escena: Ambos paseando en auto con el viento golpeándoles las cara por las ventanillas. En una de esas Rachel pregunta: “Te lanzaste un pedo?” Chaning Tatum muerto de vergüenza asiente y dice: “Lo siento”. Rachel, lo mira rebosante de amor, sonríe…y cierra su ventana para oler el gas de su amado en una prueba del profundo sentimiento que inunda su alma.

No hay mucho que decir. El amor que pueda sentir por compañero de butaca acaba de quedar chiquito ante ese desprendimiento, ese saber querer.

Sobrevive el consuelo de esas otras películas que te hacen sentir bien, normal, cuerdo, con estabilidad emocional, y como si efectivamente nuestras “vidas amorosas” fueran como una película hollywoodense. Esas otras películas que nos dicen que el amor puede ser cruel, despiadado, salvaje y sanguinario.  Esas otras películas que hablan del vacío, de cuando termina, de cuando no existe, de cuando se finge, esas que pueden usar de banda sonora el tema de Silvio en el que cantaba:

Dicen que cuando un silencio…aparecía entre dos…era que pasaba un ángel que les robaba la voz…

Esas.

Y una de esas es Like Crazy. Película muy pendeja que fue filmada íntegramente con la Canon D7 y que ganó el Gran Premio del Jurado en Sundance el año pasado.  Like Crazy nos habla sobre el inicio de un amor en su forma más pura, inocente e intensa. En la época que los protagonistas son estudiantes universitarios.

Felicity Jones (tómenla en cuenta, dará que hablar) interpreta a Anna, una chica inglesa que se encuentra estudiando en Los Ángeles. Ahí a conoce a Jacob (Anton Yelchin) y después de unas cuantas idas y venidas, empiezan una relación.

En la pantalla solo ves la parejita más típica, común y poco interesante del mundo. La historia parece de una simpleza insultante. Vemos a ambos desarrollar su relación, profundizarla y ser todo eso que una pareja debe ser. Amén de la felicidad, Anna debe regresar a Inglaterra ya que su visa de estudiante está por expirar. En un acto irresponsable se queda en suelo americano para pasar más días con Jacob, luego (piensa) se encargarán de arreglar el “asuntito” de la VISA.

Pues resulta que no. Que allá los gringos son jodidos, que si la cagás con la VISA no te perdonan, que no entienden razones. Así que Anna no podrá regresar a USA.

Like Crazy pasa de la simpleza a la complicación, y los protagonistas  nos narran en periodos de tiempo bastante largos, lo que sucede: Los intentos de seguir adelante (visitas de Jacob a Inglaterra), las soluciones alternativas. Vemos cómo intentan mantener esa conexión que los unió al principio.  En medio de ese vaivén, están los sentimientos…lo mucho que se amaron, lo mucho que se aman, lo que piensan que es o debe ser un “para siempre”.

Sí. Hay, hubo y habrá amor, pero en ese trabajo que significa mantener una relación con otro ser humano, en esa paciencia agotadora que se tiene que usar para no perder esa conexión, la pareja es una unión de dos personas. Dos soledades que intentan desesperadamente acompañarse.

Conversando con un par de amigos a los que se la recomendé, comentaban que el gran gran mérito de esta peli es que es la historia de mucha gente. Que es fácil sentirse reflejado en esa lucha por alcanzar la quimera del “y vivieron felices”…

El joven director Drake Doramus (29 años) dirige y escribe el guión de esta historia sin irse por la pretensión exasperante, ni cayendo en los clichés hollywoodenses. Narra de forma modesta, sencilla, una historia de amor. Su nacimiento, sus problemas, y su futuro.

Aparece también esa gran actriz que es Jennifer Lawrence en un papel secundario pero que tiene mucho peso. Que significa y dice bastante.

90 minutos bastan para que Like Crazy haga lo suyo y te estruje verdades en la cara. Porque ya lo dije es de ESAS películas. Donde salen los créditos y sentís frío. Donde sentís frío y sin querer te dan ganas de llorar.

Otra de ESAS es Entre Nosotros,película alemana ganadora del Gran Premio del Jurado en el Festival de Berlín del 2009.

Si en Like Crazy veíamos el nacimiento de un amor puro y juvenil. En este filme somos testigos de una relación un poco más adulta, pero que aún está tanteando el camino para descubrir hacia dónde va.

Chris y Gitty están juntos. Ambos tontean, cogen, y la pasan bien el uno con el otro. No es nada especial. Ni siquiera podría decirse que son “tiernos”. Cero. A ratos pensás: “¿qué le ve Gitty a ese hijo de pooh?” y a ratos pensás: “Gitty es  medio pelotuda”.

Mientras que Chris es un tipo conservador, un poco cuadrado, que añora un éxito que su mediocre talento como arquitecto no le puede dar, Gitty es un espíritu más libre. Si tiene gana de botarse al mar, gritando y llorando al mismo tiempo, lo hace. Es más expresiva en el amor que siente por Chris, mientras que en Chris se sospecha un cierto desprecio hacia ella. Como que en el fondo, no la encuentra suficiente para él.

Cuando el filme arranca, ambos se encuentra vacacionando en Cerdeña/Italia. Las vacaciones siempre son sinónimo de pasarla bien, de divertirse, pero lo que nos presenta Maren Ade, la directora y escritora de Entre Nosotros, es lo opuesto.

Esto tiene que ver con la aparición de un gran amigo (rival) de toda la vida de Chris, y su pareja, con la que conforma un reflejo de todo aquello que Chris querría para sí mismo.

Ahí comienzan los problemas. Nacen de una comparación, de una aspiración, de una frustración.  Ver a  Chris y Gitty, personajes que muy bien podrían ser tus amigos, familiares, vecinos, pelearse por todo y por nada, reconciliarse de la manera más estúpida, decirse las cosas más hirientes, para que después de herirse se miren fingiendo exactamente el mismo amor que antes, verlos es incómodo.

Como incómodo es descubrir que hay situaciones que pueden exponerte con todas tus mezquindades y miserias. Gitty se shockea literalmente al ver a ese otro Chris que no conoce. Chris también conoce  a otra Gitty.

La trama puede no ser tan intrincada, pero el conflicto es mucho más profundo de lo que parece, y está narrado por Made con un muy buen manejo de climas, donde la catástrofe se palpa en el aire.

A pesar de que adolece de una duración excesiva y de uno que otro momento gratuito, Alle Anderen, cuya traducción fiel sería Todos los demás, es un honesto trabajo que echa una desgarrada mirada a ese pequeño mundo privado que supone una relación de pareja.  Donde lo dicho, se intenta ser uno, pero son dos y punto.

El final que a muchos hace ruido, me parece lo suficientemente ambiguo como para que resulte reflexivo y como para que algunas preguntas (incómodas, también) se alcen maquiavélicamente sin poder evitarlo.

Pero si este retrato del  amor adulto, inseguro y poco maduro no es suficiente como pastilla de realidad, siempre quedan otras opciones. Revolutionary Road es de las más extremas.

Confieso que tengo este filme desde que se estrenó (2008) y por algún motivo hasta este año (2012) lo evadí eficazmente. La culpa la tiene Titanic y Celine Dion, que canta en mi cabeza cada vez que veo a Kate Winslet y a Leo DiCaprio juntos (la mano, el frío, el océano, la muerte…)

Una de esas tantas noches en que recurrí al hábito compulsivo de poner dvds en mi reproductor, finalmente la vi.

Ahora que quiero empezar a describirla, repentinamente me estanco y no puedo, porque es muy dura y lo duro siempre duele, y el dolor no se puede describir muy bien, pero ahí está.

La historia está basada en un libro homónimo de Richard Yates, el cual no leeré nunca.  Porque no. Una parte de mí se perdió irremediablemente con el final de esta película, así que mejor no.

Yates viene de un hogar roto, sus padres se divorciaron cuando él tenía 3 años. Ya en adulto se casó dos veces y se divorció ambas. Revolutionary Road fue su primer novela y es de suponer que lo narrado en sus páginas no será un cuento de hadas.

Sam Mendes, a quien conocemos por dirigir películas como American Beauty, o la algo insípida Away We Go, tomó el reto de adaptar el relato a la pantalla gigante. Lo hace en el único tono que se puede hacer: frío, sin concesiones, y una crudeza que conmociona.

Frank (Leonardo DIcaprio) y April (Kate Winslet) son una pareja de treinteañeros. Cuando se conocen ella sueña con ser actriz, él quiere hacer cosas divertidas, aventurarse. Son jóvenes, tienen la vida por delante.

Los años pasan, se casan, tienen hijos. Son una familia.

La rutina que esto conlleva, los sueños postergados, la juventud perdida, las responsabilidades, hacen que el portarretrato familiar se convierta en un vacío en el que los protagonistas se ahogan.

April no es feliz. Frank no es feliz. Tienen estabilidad, y todo es en apariencia perfecto. Han cumplido los ciclos vitales. Las cosas están en el lugar que deben estar. Para la sociedad llevan una vida ejemplar. Pero NO son felices. La idílica y metafórica calle Revolución en la que viven, no es suficiente.

Y esa infelicidad trae decisiones drásticas, esperanzas desesperadas. April propone que se vayan a vivir a París. Allá, ella será la que trabaje, Frank buscará una vocación, y no se resignarán a ser lo que los demás esperan que sean, sino que tratarán de ser lo que ellos desean ser. Una revolución.

El plan no suena mal. Eso pensaba: Váyanse a Paris, dedíquense a la horticultura, a criar chanchos, o lo que sea, pero por misericordia, dejen de ser tan infelices.

Quizás el único pero que le pongo al filme sería el personaje de Michael Shannon como el loquito que dice verdades que nadie se atreve. El actor logra una buena interpretación pero el uso de esta muletilla explicativa y metafórica me emputaba a ratos.

Una serie de acontecimientos nos llevan tortuosamente al final. Uno de esos finales que se desean olvidar. Resetear en la memoria.

Es difícil asistir a la autopsia de una relación, al olor fétido que emana, a la putrefacción. Porque hay cosas que podés congelar o formolizar y deja de oler, pero cuando se alcanza un grado tan grande de descomposición, no queda nada más que taparte la nariz, mirar pa otro lado y aguantar las ganas de vomitar.

Pero ¿cómo se pueden aguantar las ganas de vomitar cuando se filman películas como Lunas de Hiel del gran Roman Polanski? Filmada en 1992, solo se puede vivir como una admonición.

Este, quizás, sea uno de los trabajos más infravalorados de Polanski. Asumo que el problema es que casi al final se torna algo irregular, aunque eso no le quite una primera parte tan asqueante como hipnótica.

Nigel (Hugh Grant) y Fiona (Kristin Scott-Thomas) están celebrando su aniversario y para ello toman un crucero. Son un matrimonio estable, tranquilo, normal. En el barco se topan con una extraña pareja conformada por la sexy y enigmática Mimi (Emanuelle Seigner) y Oscar (Peter Coyote).

Oscar conoció a Mimi en un restaurant, ella era mesera. A pesar de la enorme diferencia de edad, condición social, cultural, etc…iniciaron un apasionado y tórrido romance.

Al principio se encuentran en esa fase en la que si tu pareja se rasca la nariz lo encontrás lo más erótico del mundo. Ambos son perfectos, hermosos y superinteligentes ante los ojos del otro.

Pero eso no puede durar para siempre. Las cosas suceden muy rápido. Se mudan a vivir juntos, la rutina y el estar pegados todo el día hacen lo suyo. Sin darse cuenta, se establece una relación de codependencia poco saludable.

De pronto, ese incendio que antes los consumía comienza a apagarse. El deseo se desvanece, las ganas locas de estar uno con el otro menguan. Las señales de que la relación es inviable, de que se trata de la crónica de un fracaso anunciado son demasiado visibles.

Como el ser humano es muy pelotudo y terco, ambos intentan frenar el curso irreductible de los acontecimientos y tratan de reavivar la pasión con cuanto juego sexual se les pase por la mente.

Escenas grandiosas donde Polanski da rienda suelta a todos sus fetiches se suceden en pantalla. Ni siquiera el hecho de que la actriz protagónica sea su esposa en la vida real, hizo que Polanski pusiera reparos en toda la carga sexual del filme.

Oscar y Mimí que antes cogían para enaltecer su amor y dejar constancia de él, ahora usan el sexo como balsa ante un naufragio. Cogen por compromiso y degradan el acto íntimo hasta límites inauditos.

Cuando pensás que la situación ya es insostenible, nos adentramos más en esa letrina hedionda que significa una relación fallida. Aquí están todos muertos, no hay ningún herido.  Y cómo apesta.

Te tapás la nariz, mirás pa otro lago e intentás aguantar las ganas de vomitar. Pero no se puede. Polanski te escupe, te pisa y te estruja con este relato autodestructivo y amargo.

Una vocecita interior, muy ñoña, te dice que “yo nunca llegaría a eso”, pero sabés que hay quenes llegan a eso y más.

Vangelis es el encargado de matizar los ambientes. Los sórdidos y terribles ambientes.  Oscar, le narra a Nigel su historia, la historia de un amor trágico, de una relación enfermiza que no se pudo encausar.  Nigel que parece tan correcto, se deja envolver morbosamente por el relato.

El final moralizante y algo flojo, es esperado desde la mitad. No se puede hablar del amor como Polanski lo hace, sin llegar a ESE final.

Porque Lunas de Hiel es como ESAS películas que ya mencionamos, esas que hacen ver a Silvio como un pussy, esas que joden, sacuden, y no hablan de pedos olidos en nombre del amor.Esas que simplemente hablan de lo terrible que es el amor, y de lo más terrible aún que es el vacío que deja a su paso.

Las loki aventuras

Pudo ser peor. A Joss Whedon algunos no lo conocían ni en pelea de perros. De hecho, lo más llamativo de su currículum es que como  fan de X-Men se moría por participar en la primera entrega e ilusionado escribió un guión completito, del cual solo extrajeron dos líneas. Patada en el ego.
Aparte de ese poco halagador pasado, el tipo había dirigido series de TV, y ni siquiera “grandes” series, sino esas mamertadas como Buffy, la cazavampiros y Angel.
Si me preguntan, Crepúsculo parecía el siguiente paso lógico.
Escarbando más, entre sus créditos también figura como creador y guionista de la serie Firefly, que nunca he tenido la oportunidad de ver pero que en The Big Bang Theory nombran como uno de los pocos motivos por los que Sheldon Cooper suplicó algo: que no la cancelen. Hmmmm…si Sheldon lo dice.
Y bueno, en la práctica Whedon escribe comics, es fan de los comics, y seguramente ha esperado años para esta gran oportunidad.
En mi caso, después de los tremendos chascos suscitados con Linterna Verde, El Avispón Verde, todas las Spider Man, y la herida imborrable que significa el retorno de Superman, pues ni muchas esperanzas, ni grandes expectativas.
La desagradable perspectiva de ver OTRA VEZ a Capitán América y al oxigenado Thor, eran elementos muy matapasiones.
Pero ahí estábamos ante uno de los filmes más esperados de los últimos años. Y para no desentonar con la maquinaria hollywoodense, el argumento no puede ser más estúpido.

Durante todos los filmes que nos anticipan lo “espectacular” que será Avengers, veíamos a Samuel Lee Jackson reclutando a héroes para una misión especial.

La película empieza justo cuando lo especial llega y los Avengers son requeridos, porque sí…hay que salvar el mundo, y mostrar algo de heroísmo al final del día.
En esa cosa insufrible llamada Capitán América, Nick Fury (Samuel Lee) y sus pupilos encontraron una fuente de energía con un potencial desconocido. Guardaron el aparatito, y se dedicaron a examinarlo esperando usarlo para fines propios. Good Morning ,Vietnam.
Ahora resulta que mientras ellos jugaban al científico comprometido, Loki tenía otros planes. Se acuerdan de Loki, el hermanastro envidioso de Thor? Pues Loki se nos loqueó del todo, y se alió con un ser (¿?) de otro planeta.
Pequeña pausa para que se digiera esa información.
Señores, Loki ya demostró con creces que es un resentido tratando de probar que no es el crispín que en realidad es (en su versión fílmica, en los cómics es n veces más interesante). Entonces, escapa a mi entendimiento cómo Loki que no tiene un ápice de criterio para nada en la vida, y ya fue derrotado miserablemente por Thor en la otra película, regresa tan campante como si fuera el propio, el más más.
Porque Loki, ahí donde lo ven, quiere hacernos talco.
Seh. Como no puede ser de otra manera, eso solo es detenido/afrontado/ por: Iron Man, La Viuda Negra, Hulk, HawkEye, Capitán América, Thor…
De más está hablar de las connotaciones mitológicas, de las fidelidades comiqueras, místicas, y what ever del asunto. No importa un carajo. Tampoco importa un carajo los accidentados o tontísimos giros del argumento. Menos que todo ese despelote ocurra, insisto, gracias a Loki.
Lo único que importa es que ese sancocho de héroes, bichos, traiciones, explosiones, y caos es batido con mano firme, buen ritmo y logrando el punto caramelo para que al salir del cine tu corazón esté limpio y sin rencores.
Nuestro Sherlock…digo Iron Man (Robert Downey Jr.), está con la dosis correcta de humorsito negro, odioso, e hincha pelotas que ya le hemos visto en su propia saga. La viuda negra (Scarlett Johanson) que funge como ornamento sensual, cumple sin tropiezos. Hulk (Mark Ruffalo) le pone el tono sobrio a su papel. Loki, amen de su estúpido personaje, es excelentemente interpretado por Tom Hiddleston, quien rescata del absurdo a su villano. Hasta Thor que lucía bastante pelotudo en su filme personal, se reivindica entre tanto tole tole.
Puntos flojos: el ñoñazo, bruto con b gótica del Capitán América. En su película fue casi doloroso verlo. Su traje, su personalidad, todo en él conspira `para que deseés que muera sin piedad.
Además del sinsentido imperante en el argumento que se perdona porque es un comic, es ciencia ficción, no es Shakespeare, y todas las cosas que se dicen para justificar la estupidez, podemos apuntar como otra de sus falencias a que, lo siento, debo decirlo: NO ES LO ESPECTACULAR QUE SE PROMETIO.
Sí, cumple como entretenimiento al pedo, sin complejos, sin culpas, más o menos como cuando te atragantás con una hamburguesa, un milshake, papas fritas, aros de cebolla, un hershey pie, una coca cola gigante, y después llegás a tu casa a raspar las ollas. Claro, pero aparte del atracón, no es algo especial, ni remotamente memorable.
No tiene una sola escena que me haga pensar WOW. Todo ya está muy visto, más manoseado que tanga de stripper.
Aún así, se disfruta. El tiempo pasa, gastás un par de horas donde podés sumergirte en esa catarsis muy americana, donde solo ves las lucecitas de colores, sin pensar mucho, sin pedirle nada a la vida. Simplemente dejándote llevar.
Los créditos salen, ves el nombre de Joss Whedon, pensás que el cojudo no lo hizo tan mal. Te quedás, pocos se quedan. Recordás que hay dos escenas de yapita, una que anuncia la secuela y otra al final de toda la chorizada de créditos, donde el chistesito “gourmet” que se escucha durante el filme cobra sentido.
Y listo.
Con eso termina una apertura de cuatro franquicias (Iron Man, Capitán América, Hulk, Thor)  y un montón de plata en trailers de expectativa.
No sé, pero me sentí un poco triste.
Lo mejor: Divertida, para pasar el rato.
Lo peor: la ñoñez de Phil.
La escena: Dos: Thor y Hulk; Loki y Hulk.
Lo más falsete: Loki como némesis
El mensaje manifiesto: Los héroes salvarán al mundo
El mensaje latente: Los héroes son pelotudos
El consejo: Vela en versión original subtitulada, incluso si tenés que sacrificar el pinche 3D.
El personaje entrañable: Hulk, seguido muy de cerca por Iron Man.
El personaje emputante: Capitán América. ZZzzzzZZZZZzzzzz

El agradecimiento: Que no sea tan chota

CURIOSIDADES
       Se negoció con Edward Northon para que encarne a Hulk, sin llegar a un acuerdo por lo que finalmente el papel recayó en Mark Ruffalo.
       Es el primer filme Marvel distribuido por Disney.
       Lou Ferrigno el Hulk original de la serie de los 80s, hace la voz de Hulk en esta película.
       Tony Stark viste una camiseta de Black Sabbath durante el filme, es un guiño al conocido tema de Black Sabbath “Iron Man”.
       Para lograr credibilidad como HawkEye, el actor Jeremy Renner fue entrenado por arqueros olímpicos.
       Stan Lee, el famoso autor de comic, tiene un cameo en el filme. El hombre mayor que es entrevistado luego de la batalla en Nueva York.
       Presupuesto 220 millones. Lleva recaudado más de 1 billón.
       En Avengers además de las cámaras Arriflex y Arri Alexa, se usaron 5 Canon D5 y 2 Canon D7.
       La secuela será precedida por Iron Man 4.

A lonely star

Parecía que no, parecía. Pero gracias a la diligencia y empeño de Londra Films, finalmente El Artista puede disfrutarse en el país como se debe: en pantalla gigante.

Debo reconocer que ya estaba un poco podrida de los homenajes, bastante podrida. Eso no impidió que mi corazón cinéfilo se agitara como mariposa dentro de un vaso chato ante la perspectiva de ver una película en blanco y negro, muda, protagonizada por franceses que simulaban ser actores gringos y hasta con un perro que hacía ver a Lassie como un pobre cojudo.

La felicidad, diría Palito Ortega.

Todo comienza en 1927 con George Valentin (Jean Dujardin), a quien el filme nos presenta en la cresta de la ola. Él es el Brad Pitt de esa época, el que le baja los calzones a las chichis (groupies) con solo mirarlas. Una mezcla de Clark Gable, Rodolfo Valentino, Douglas Fairbanks, y otritos.

George está casado y es la estrella del momento.

The Artist arranca en la premier de A russian affair, su último trabajo. Ahí, entre te doy besito, me das un autógrafo, te agarro una nalga, te robo una pestaña, me mirás y el alboroto usual con que algunos se relacionan con las “celebridades”, aparece la vivaracha Peppy Miller (Berenice Bejo).

Peppy Miller es fansita deValentin (se pone un poco stalker después) y además es la típica que quiere ser actriz rica y famosa. Si Peppy Miller viviera en estas épocas, sería como esos participantes de American Idol que audicionan una y otra vez, una y otra vez.

Ambos personajes se conocen, escenas vienen y van, para de repente decirnos que ZAS! a esta gente la golpea el cine sonoro. O mejor dicho, a George Valentin, símbolo omnipresente del artista caído en desgracia, el cine sonoro le pasa por encima como un tsunami.

El conflicto es bastante prosaico: actor en decadencia ante el nuevo formato y su incapacidad de adaptación. Lo nuevo vs lo viejo. El mundo sigue su curso sin vos, cambia, o sea SE MUEVE, porque sí…porque no sos imprescindible, porque después de vos vienen más y mejores y porque lo viejo fenece, se hace pasado y puede (PUEDE) que renazca en homenajes…seh.

Argumentos similares hemos visto ene veces, y encima mucho mejor llevados.

Me vienen a la cabeza la magnífica A Star is born, Cantando bajo la lluvia, y sobre todo Sunset Boulevard dirigida por Billy Wilder, y a quien Hazanavicius le dedicó su Oscar. Las tres son ya parte del cine sonoro, y en el caso de Sunset Boulevard la trama es oscura como agua de pozo.

Ahora que lo pienso, esas historias de “antes” fueron muy pendejas en cuanto a contenido y hacen que The Artist que pretende homenajear a grandes filmesmudos que al final son sonoros, nos parezca un poco (solo un poco) convencional.

Sí, Hazanivicius toma elementos conocidos y básicos de las silent movies, pero se agarra de lo más light, de lo más liviano. Es como cuando vas a una ciudad que no conocés y te dan el City Tours. Conocés lo turístico, lo que todo turista debería conocer, pero para conocer realmente esa ciudad tendrías que ir a otros sitios y ver otra gente.

Si la comparamos con películas mudas de Murnau, Ozu, Harold Lloyd, Griffith, Keaton, Chaplin, o con sonorasdel mismísimo Billy Wilder, etc…The Artist sale muy mal parada.

O eso pensé yo que justo me acababa de despachar dos hermosos filmes días antes: My Best Girl con la señorita Mary Pickford, encantadora película muda de 1927 y también Paper Moon, que no pertenece a la era muda, pero que trataba de recrear la Gran Depresión con una propuesta diferente.

En ambas quedé fascinada por todo, en la primera por su frescura, su ingenuidad, su gracia, que en el contexto en que fue filmada justificaba cada una de sus escenas; en la segunda porque en su homenaje, el director se la jugó. Para su época no fue solo el retrato de la Gran Depresión, sino que el tipo aportó lo suyo en cuanto a su visión de ese periodo y a nivel de argumento, estilo de planos y montaje.

Por eso The Artist me suena a película que vende más de lo que en realidad tiene, sin que eso impida que ME COMPRE y que tal como sucede con Hugo, Medianoche en París o hasta Los Descendientes, aceptés que no es perfecta y llegués a disfrutarla a pesar de todo.

Si nos dejamos seducir por sus momentos mágicos, encontramos que The Artist está bien filmada, con unos actores principales que derrochan carisma yun perro que te hace pensar que todos los perros van al cielo (sí, sí van)

Era lógico y evidente que este filme arrasaría con los Oscar, de hecho en las charlas antes de la premiación decía que se lo iban a dar todo por ser un homenaje no solo al cine mudo sino a la industria hollywoodense a pleno. Y es bonito premiar lo que nos dice que somos bonitos.

Además del homenaje, tributo, pequeña copia, lo que sea, The artist transita por momentos emotivos.

Triste cuando nuestro George Valentin, el otrora papichulo camina como un “don nadie” por las calles mientras al fondo se lee una marquesina que reza “Lonely star” (estrella solitaria).

Triste cuando los años pasan y ya no solo es una estrella solitaria, sino una estrella apagada. Una clara analogía a todas esas rutilantes estrellas que luego de la fama y el éxito sufrieron el más desgraciado final, final como el de la ya mencionadísima Mary Pickfford, quien murió aislada, con problemas mentales y contadas visitas de amigos. O la olvidada Pola Negri, diva del cine mudo, que con la llegada del cine sonoro se hizo evidente su fuerte acento polaco y su incapacidad para hablar bien inglés, por lo que su carrera se extinguió.

Hazanivicius logra capturar esa sensación. Esa nostalgia. Muy a pesar de los escasos recursos del filme.

Para quienes conocen la filmografía del francés, se nos antoja a un parisino que llega a Nueva York y se pone la camisela I love NY, mientras mira arrobado los rascacielos.

Hazanavicius es conocido por una trilogía (homenaje, parodia, tributo, lo que sea) sobre las películas de James Bond. En ella(s), Dujardin repite en el protagónico con idéntico registro que en The Artist y también aparece Berenice Bejo, esposa del director.

Si en dicha trilogía la pareja funciona con creces, en la película que los ha lanzado a la fama Dujardin hace querible a un George Valentin que en otros pies pudo resultar no solo antipático sino detestable. La argentina Bejo, por su parte, hace que Peppy Miller sea encantadora. La sweetheart por antonomasia.

Quizás el mayor acierto del director francés fue un casting perfecto, en el que incluiremos una aparición de Malcom McDowell, recordado Alex en La Naranja Mecánica (escena en que Peppy va al primer casting y hay un tipo leyendo el periódico) ; John Goodman, que no estaba muerto andaba de parranda; James Cromwell y Uggie, el perro que hace que algunas partes pesadas sean menos pesadas.

El final, que como dije, bebe de las silent movies más elementales, consigue llegar al punto exacto en el que podés perdonarle a The Artist no pasar de un borroso bosquejo.

La experiencia se agradece. Comparada con lo “de antes” queda deslucida, pero puesta a la altura del cine actual donde tenemos cositas como Transformers 2 y Furia de Titanes 2 y Dumb and Dumber 2, solo puede ser una brisa de aire puro.

Aire puro, fresco y necesario.

LO MEJOR: tiene sus momentos

LO PEOR: es bonita y nada más

LO MAS FALSETE: y bue…la historia de “amor”

LA ESCENA: cuando Peppy juega con el saco de George, el duelo de baile, y el baile final.

EL MENSAJE MANIFIESTO: qué bueno era el cine de antes

EL MENSAJE LATENTE: qué cine de mierda se hace ahora

EL CONSEJO: Vela, la experiencia lo vale.

LA PREGUNTA: ¿cesarán los homenajes?

CURIOSIDADES

Hazanavicius quería que se llamara George y Peppy, el estudio definió que fuera The Artist.

La casa de Peppy en el film, fue en realidad la casa de Mary Pickfford, la primera sweetheart americana. La cama donde despierta George Valentin luego de las quemaduras, es también la verdadera cama de Mary Pickfford.

Cuando George Valentin mira una película suya, está viendo la gran película La marca del zorro, protagonizada por Douglas Fairbanks y que fue intervenida en los close up para poner la cara de Valentin.

En el filme se usa un tema musical extraído de Vértigo, película de Alfred Hitchcock. La viuda del compositor confirmó que no se pidieron las licencias o permisos del caso, pero que ella después de ver The Artist sabía que su marido hubiera aprobado el uso del tema.

Dujardin y Bejo ensayaron el baile del final durante cinco meses.

Se filmó en 35 días.

Se filmó a colores y luego se pasó a blanco y negro.

Dujardin es el primer actor francés en recibir el Oscar a Mejor Actor.

La dirección de arte y el diseño de producción se inspiraron en filmes de Murnau.

La escena del desayuno es un homenaje a una escena del Ciudadano Kane.Presupuesto de 15 millones de dólares.

Los hijos bastardos de la bruja de Blair

La vida es así. A alguien se le ocurre poner una venta de anticuchos en su cuadra y después tiene a tres crispines vendiendo anticucho por la misma zona. 

 

En 1999, El proyecto de la bruja de Blair se convirtió en la influencia a beber si querías hacer una película cámara en mano que transmita la sensación de “realidad”: Un falso documental. 

 

Mockumentary le dicen los gringos, o también found footage  y nuestros asustados amigos de Blair no fueron los primeros: Woody Allen, Peter Jackson y otritos ya transitaron por esos inciertos caminos, aunque ninguno alcanzó la notoriedad que se cocinó en Blair.

 

Recuerdo que cuando la vi quedé fascinada con los profusos “Oh, my god”, así como los mocos de los protagonistas y todo aquello que nos indicaba que estaban cagados de miedo en pleno monte. La pasé teta.

Tengo el libro (reliquia) y seguí la campaña viral. The Blair Witch Project me pareció lo más inteligente que había hecho gente sin talento en mucho tiempo. 

 

De los involucrados, como ya se preveía, poco o nada se sabe ahora. Los directores siguieron haciendo huevadas relacionadas al género del “terror”, pero sin el factor sorpresa que los acompañó en su debut. La actriz protagónica se cansó de vagar por Hollywood esperando que sus 15 minutos de fama se alarguen. Ahora se dedica al cultivo de marihuana y esito sería. 

 

Señores, las cosas siguen su curso natural.

 

Desde entonces, los hijos bastardos de la bruja de Blair desfilan sin pudor. Así vimos Paranormal Activity, una de las peores del mundo mundial. Cloverfield, REC, Quarantine, Borat, Bruno, y una larga lista  de títulos son parte de esta lluvia de iluminados proyectos en los que se decide «sorprendernos» con esas falsas verdades.

 

El 2012, en solo tres meses ya me he visto 4 películas (MUERAN MALDITOS, MUERAN), y cada vez que me daba cuenta que estaba ante una historia contada como mockumentary quería botarme por las escaleras del cine y estrellarme contra la pantalla gigante. 

 

Los Desacados podrían cantar Paren de venir, pero mientras sigan apareciendo habrá que compartir con ustedes esa penosa experiencia. Aquí van las reseñas por orden de desgracia:

 

GRAVE ENCOUNTERS o cómo hacer que los fantasmas sean poco interesantes

Unos tipejos apodados The Vicius Brothers escriben y dirigen esta horrible (fue horrible) película acerca de un equipo de filmación que hace programas sobre presencias paranormales en locaciones específicas. 

 

El grupete se mete a un psiquiátrico abandonado, en el que supuestamente suceden “cosas raras”. Las cosas raras son 95 minutos de tu vida perdidos irremediablemente, sustos tópicos y elementales, y un argumento estúpido que te hace sentir estúpido. 

 

En esta bosta se gastaron medio millón de dólares que insisten en ponerlo como “bajo presupuesto”. 

 

Bajo mi asqueada mirada, esa cantidad de plata comparada con los resultados obtenidos solo puede parecer la inversión más cara de la historia. 

La culpa la tiene el Festival de Tribeca, que además de darle reseñas favorables hizo posible su distribución. 

 

Cuando supe el detalle, fue el único momento de mi existencia en que me permití odiar un poquito al gran Robert De Niro (uno de los fundadores del Tribeca Film Festival).

 

Con tantas películas para ver, con tantas películas que hacen cola o que son rechazadas en el Cine Center para ser exhibidas, justo nos llega Grave Encounters…

 

Fue una noche deprimente.

 

THE DEVIL INSIDE o cómo hacer que el diablo luzca pelotudo

En esta película de William Brent Well, no solo nos emputa ver OTRO mockumentary, sino que encima nos lo encajan con OTRA historia sobre exorcismo. Típica disyuntiva creo/no creo. Dios viendo algún partido de Barcelona mientras el diablo hace desmanes por el mundo. 

 

Según el póster “es la película que el Vaticano no quiere que veas” y debo decir que es la primera vez que el Vaticano  y esta servidora están de acuerdo. 

 

Una tipa cuya madre cometió un triple homicidio durante un exorcismo, viaja años después a Italia para reencontrarse con ella. 

 

María Rossi (la madre) está recluida en un hospital psiquiátrico que pertenece al Vaticano. La hija está acompañada de un camarógrafo que grabará todo lo que suceda para crear un documental sobre la truculenta historia.

 

Desde el inicio deseás que el diablo se aparezca y barra con todos. Ese es tu espiritual deseo. La película es larga, aburrida, mal filmada, llena de los clichés del género, emputante, y con un final que algunos críticos piensan que es el peor de todos los tiempos. 

Aquí parto lanza a favor de The Devil Inside. Aunque es malísima, creo que no puede usurparle el lugar a otras producciones que llevan lo malo hacia un talento nato, hacia arte puro.

 

También llega una reflexión sobre el mercado local o nuestro amoroso público cruceño. The devil inside, así mala como es, lleva ya varias semanas en cartelera, eso indica que la gente sigue yendo a verla. Es como la cagada de Adam Sandler Jack y Jill que sigue en cartelera después de más de un mes de su estreno.

 

Esa pastilla roja matrixiana nos dice que la culpa no es del chancho, sino de quien le da de comer. 

 

CHRONICLE o cómo hacer  que los superhéroes sean villanos

 

Si ya en los casos mencionados, el elegir el mockumentary como estilo nos parecía rebuscado y una excusa para tapar falencias de bajo presupuesto y justificar look de película chota, en Chronicle es donde deseás más profundamente que no se hayan decantado por ello.

 

La historia con la que Josh Trank debuta tanto en guión como en dirección, no está tan mal como las anteriores: Tres adolescentes adquieren superpoderes luego de estar en contacto con un objeto desconocido. Estos poderes se vuelven más fuertes cada día y los chicos deciden crear reglas para no hacer mal uso de ellos. 

 

El argumento de cómo uno de los chicos, cuya madre padece de cáncer y cuyo padre es un abusivo alcohólico, empieza a corromperse es muy atractivo. Como atractiva es la forma que el director usa para contarla. No lo de las pinches cámaras, sino los climas que crea para mostrarnos esa caída en desgracia y la impotencia de los otros dos personajes.

Filmada con la cámara ALEXA, aunque se simula que las imágenes corresponden a la Canon Xl1 y a la Canon Vixia HF, Chronicle es la crónica de un descenso a los infiernos. No está mal, de verdad que no. El problema es que hacerlo al estilo mockumentary más que ayudar, perjudica. Pudo muy bien filmarse sin eso, y la historia quedaría más intimista y jodida. 

 

Aún así, con sus baches y su despatarre final, este hijo bastardo de la bruja de Blair resulta por lo menos digerible y tiene un je ne sais qua que la hace interesante.

 

Josh Trank a sus 27, es el director más joven de la historia del cine en tener una película como número uno en la taquilla. Le sigue Spielberg quien a los 28 encubró a Jaws,  y  James Cameron que a los 31 lanzó su Terminator. 

 

Si esto sirve de barómetro de algo, podemos inferir que a Trank le esperan cosas gigantes. Mientras tanto, ya se prepara la secuela de Chronicle (esperemos que sin la camarita) que no ha confirmado la presencia de Trank en los créditos, puede ser que esto se deba a que Hollywood ya le echó el ojo y le están ofreciendo de todo. 

 

Suerte para Trank y más suerte para una secuela que no debería ver la luz del proyector.

 

PROJECT X o cómo hacer que un loser sea más loser

Esta película es estúpida, te hace sentir estúpido, pero la pasás estúpidamente bien. En el caso de Project X, todo el despelote, caos y demencia que sucede en pantalla queda más que justificado haciéndolo mockumentary. 

 

De todas las que vi este año, es la única en que digo, sí…bueno, sólo pudo ser filmada así.

 

Tres amigos considerados unos nadies en la escuela, deciden celebrar el cumpleaños de uno de ellos por todo lo alto. La idea es hacer la fiesta que sea la madre de todas las fiestas. Una fiesta que marque un antes y un después en sus vidas sociales y que los convierta en leyenda.

 

Lo que comienza como una jugarreta termina en un desastre de proporciones épicas que a la luz de la adultez y la madurez que sólo la edad puede brindar te hace exclamar: No se puede ser tan pelotudo! pero que seguramente a los chicos menores de 20 o aquellos adultos cuyo desarrollo cognitivo quedó disminuido en algún festejo carnavalero, les va a parecer lo máximo. 

 

El mensaje final es más o menos que tenés que actuar como un tipo acomplejado, lameculo de tus pares, sexista y sin absultamente nada de personalidad, para triunfar socialmente. No importa el costo real, sino la fama pasajera. Hermoso.

 

Obviamente que esta jodita ya se les antojó a algunas criaturitas del señor y las réplicas de la película han comenzado a aparecer desde que se estrenó. La última ocurrió la semana pasada en una fiesta en Seattle donde un adolescente murió baleado cuando el descontrol fue el descontrol y no solo la joda pintoresca que Project X promueve.

 

Más allá de los cuestionamientos (in) morales que se pueden hacer del film, es imposible no partirse de risa con algunas escenas como las del gnomo y el dedo, el perro saltando en slow motion, los desnutridos y freaks guardias de seguridad, y muchas más. 

 

Nina Nourizadeh fue el elegido para dirigirla. Este es un filme de estudio, sacado de una lluvia de ideas, cuyo objetivo era lograr lo que se logró. A Nourizadeh le ofrecieron la dirección porque tiene en su currículum spots de ADIDAS con temática fiestera que gustó entre los productores. 

 

Se filmó en 25 noches con un presupuesto estimado de 12 millones de dólares. Por lo menos no es tan chota como las dos primeras y es imposible aburrirse.

 

Así termina el hall de la infamia. Ojo, no es que esté en contra del mockumentary o el found footage, de hecho si el filme está bien logrado con esa onda, todo bien, lo de menos es la forma.  Pero el 90% de las veces el recurso cansa y aburre. 

 

Habrá quien me diga: DEJA DE VERLAS. Pues no, siempre trataré de ver todas las películas que se me crucen por delante, sean buenas o malas, aburridas o entretenidas, porque nunca se sabe cuándo te podés sorprender. 

 

Es la magia del cine.

Después del Napalm

Tres estaciones, es la primera película filmada en Vietnam con capitales americanos después de la guerra. Su director Tony Bui, un debutante que pasó casi la mayor parte de su vida viviendo en USA (desde los 2 años) y nos entrega este film intimista en el que intenta plasmar su mirada como mestizo, como un hombre que pertenece a dos mundos y casualmente ambos mundos son histórica/culturalmente antagónicos.
 
La empecé a ver muy entusiasmada, porque estaba laureada por el Festival de Sundance de 1999 y también tenía una que otra mención en el de Berlín…entonces me dije: «Ajá, veré algo de altura, de nivel», y era verdad, estaba ante un filme muy muy hermoso visualmente. El único problema es que mientras avanzaba, me aletargaba y empezaba a desvariar imaginando cómo escribirían los vietnamitas, si esas canciones las vendían en un soundtrack, qué tan difícil sería cultivar loto en mi jardín y hace cuánto no veo un episodio del pájaro loco.
 
Dura casi dos horas plagadas de silencios y de una bellísima (mucho) fotografía. Lisa Rinzler que ha trabajado en Pollock, Love Liza y otros filmes de bajo presupuesto, es quien pone su firma a las imágenes que se convierten casi en protagonista.

 
Tres estaciones se refiere a las historias paralelas que se dan en torno a un hombre adulto, una campesina y un niño.
 
El hombre adulto es Hai, un ciclotaxista que en sus correríos se enamora de una prostituta de lujo, que a su vez lo único que anhela es engancharse a un gringo para salir de su miseria.
 
La campesina es Kien An, se dedica a la recolección de la flor de loto, y trabaja para un viejo poeta a quien la lepra le ha consumido las manos y está acabando con su rostro (lo que hace que no salga nunca de su casa).
 
El niño, es un vendedor de chicles, cigarrillos, encendedores, etc., a quien le roban su caja en la que vende la mercancía. Fanático del pájaro loco, le dicen Woody porque lleva una raída y patética remera con el dibujo del pajarraco en cuestión.
 
Además está el personaje interpretado por Harvey Kietel (quien también produce la peli) un tipo que tuvo su affaire con una vietnamita cuando era soldado y que dejó su semilla en Vietnam, por lo que ahora quiere recuperar a la hija que nunca vio.
 
Todas estas historias se entrecuzan, pero OJO, no es el entrecuce que se suele dar donde las historias se cruzan porque la una afectará a la otra, acá son cosas mínimas, que si le compran una cosa al niño, que si el ciclotaxista tiene de pasajero a alguno, que si a la vendedora de loto le compran una flor…cosas de esas…

Tres estaciones, entonces, ahonda en una crítica, que pretende ser severa pero que resulta ingenua, ante la realidad vietnamita después del conflicto bélico con los gringos. Se hace alusión a la invasión de la cultura occidental mostrando panorámicas de un mural de Coca cola, o las pelis de western, o que la vendedora de loto no puede vender sus flores debido a que las flores de plastico conquistan su mercado, la afluencia de turistas, incluso hay una alusión a Apocalipsis Now. La idea es que el choque entre el Vietnam tradicional, el de antes y la globalización, han puesto a sus habitantes ante la disyuntiva de luchar por mantener sus valores milenarios o dejarse seducir por todas las vacías vanaglorias del mundo moderno.
 
Posee un guión muy bonito, matizado con algo de poesía y mucha melancolía por la cultura vietanamita, tanto por lo que fue como por lo que es. Se nota también la incertidumbre y la preocupación por la pobreza que azota al país, así como la necesidad de esperanza…en ese sentido creo que a pesar de las carencias que como planteo de historia pueda tener…es pura y hermosa.
 
Como dije la fotografía es bellísima y vale por sí sola su visionado, y la banda sonora ayuda mucho también. Supuestamente actúan grandes celebridades del cine vietnamita, aunque a mí en algunos casos no me dejaron muy satisfecha.
 
La dirección de Tony Bui es buena para ser una ópera prima, aunque insisto en que le faltó un planteo de la historia donde exista más ritmo y se tome en cuenta que el espectador es un ser pensante, sensible a los brazos de Morfeo.
 
Tres estaciones, con esa pausa que puede irritar a algunos, rescata al Vietnam de antes y comprende al Vietnam de ahora. A pesar de su optimismo o de su lirismo que apunta a la esperanza, hay algo profundamente triste en esta película. Es más, veo las fotos y me sigo sintiendo triste.
 
Después del Napalm, nunca fueron los mismos.
 
CURIOSIDADES
– Está dirigida por Tony Bui, quien salió del país cuando tenía 2 daños, cuando volvió a Vietnam como adulto quedó tan impresionado que decidió hacer una película.
– Después de esta película no volvió a dirigir, fue debut y despedida.
– Dirigió Tres estaciones cuando contaba con 26 años.

La canción de Marcy

¿Se acuerdan de la serie Full House? Esa en la que salía John Stamos y las gemelas Olsen interpretaban a Michelle Tanner. ¿Se acuerdan? Pues las gemelas Olsen tienen una hermana menor, la que antes de esta película era designada como «la hermanita de las gemelas Olsen» y la que después de esta película es reconocida como Elizabeth Olsen.
Martha Marcy May Marlene supone el debut de un veinteañero Sean Durkin, quien en el pasado hizo dos cortos y ahora se lanza a las grandes ligas con un filme pequeño, cuidado y muy interesante.
Martha (Elizabeth Olsen) es una adolescente que no encaja en su familia rota (padres muertos, hermana en universidad, rebotando entre familiares para que la acojan) Se intuye que a merced de esta sensación de desarraigo, empieza a buscar su lugar en el mundo.
Como el mundo no es un lugar muy adecuado para buscarte solo, la chica cae en medio de una secta.
Cuando digo secta ya todos comprenderán la envergadura del tema. Martha aterriza en una alejada comuna rural habitada por unos cuantos hombres y unas cuantas mujeres. Al principio absolutamente inocente, feliz de encontrar un lugar tan bonito con gente tan buena.
El discurso manejado por el grupo va desde elevar tu experiencia de vida hasta convertirte en maestro-líder purificándote a través de actos que son todo lo contrario a la pureza.
Al no tener nada y al ser recibida en un concepto «familiar», Martha se siente reconfortada.
Los vacíos de la existencia se llenan siempre con ilusiones, pero esas ilusiones al ser sólo ilusiones, tarde o temprano lastiman.
Martha comienza el filme escapando, huyendo, presa del terror después de estar dos años viviendo bajo ciertas reglas y haciendo cosas que la «familia» le dice que están bien, pero que ella sabe que están mal.
Marcy May es el nombre que le da Patrick (gran John Hawkes), el jefe de la familia, para anularla como Martha. Ese bautizo tiene como única finalidad vulnerar su ya frágil personalidad y marcarla como algo perteneciente a ellos. Como Marcy May se verá expuesta a duras experiencias. Como Marcy May terminará buscando refugio en casa de su hermana Lucy, tratando de volver a ser Martha.
Marlene es el nombre que adopta cuando alguien de afuera llama por teléfono, Marlene es como el símbolo de ser parte absoluta de ese oscuro sistema, de tener el alma corrupta y de ser una de ellos.
Narrada de manera muy poética y sobria, Martha Marcy May Marlene intercala el pasado y el presente en elipsis temporales muy bien conseguidas.
Vemos a Martha en el presente, y es a través de la Martha dañada, jodida, y rota que conocemos a Marcy May y a Marlene. Los flashback nos muestran lo que nuestro morbo imagina o aguardar ver. ¿Qué pasa en la secta?¿Cómo vivía?¿Qué cosas hizo o la obligaron a hacer?
A ratos me imaginaba a la familia de Charles Manson, y pensaba que el director se pondría más cojudo mientras el filme avanzara, pero Durkin la tiene clara.
Al escribir él mismo su guión, decide no irse por lo exagerado ni lo evidente, sino por lo ambiguo, por la insinuación, por la provocación. Sí vemos cosas jodidas, pero no están subrayadas, lo más perturbador se encuentra en la Martha de hoy, en ese abismo en el que se encuentra hundida.
El daño ya está hecho y parece irreparable.
La perfecta vida de Lucy y su esposo, es otro lugar donde ella no encaja, Martha Marcy May Marlene no tiene dónde ir.
Hay mucha gente que objeta el final. Sí te deja con la sensación de «Y?», pero esa ambiguedad también funciona y acompaña al tenor del filme. Creo, por ahí, que la historia se desinfla en su última media hora, puede ser, eso no quita que esta ópera prima tenga momentos intensos, bellos y muy bien filmados.
Elizabeth Olsen está sencillamente genial. Graduada en Arte y Teatro en Nueva York, seguro dará sorpresas como actriz. Además de hermosa, es talentosa y este año podremos verla en Luces Rojas de Rodrigo Cortés, entre otras.
A ella la acompaña un elenco muy bien pensado que refleja en gran medida ese perverso mundo. Un perverso mundo que a simple vista puede lucir limpio y puro.
Martha Marcy May Marlene, es un filme para tener en cuenta. En ella su protagonista se resquebraja ante nuestros ojos. Busca su origen, pero la persigue un pasado que poco a poco hace un presente imposible.

LO MEJOR: bien filmada, y un gran debut

LO PEOR: a ratos se desinfla y el final puede ser decepcionante

LO MAS FALSETE: …

LA ESCENA: cuando Lucy y su marido están en la cama y Martha aparece; cuando finalmente Martha se quiebra luego de la sospecha hacia el chico del bar.

EL MENSAJE MANIFIESTO: buscar a veces es perder

EL MENSAJE LATENTE: sentirte solo en el mundo es jodido

EL CONSEJO: vela, vale la pena

LA PREGUNTA: ¿cuántas personas estarán viviendo como Martha Marcy May Marlene?

CURIOSIDADES
– Se filmó en 20 días
– Elizabeth Olsen audicionó dos veces para el papel, y comenzó a filmar dos semanas después de ser aceptada.
– Los nombres de Marcy y de Marlene son parte de dos canciones de Jackson Frank. Incluso durante el filme Patrick (John Hawkes) interpreta Marcy´s Song, que pertenece a Frank.
– El guión fue escrito desde el 2007.
– El director afirma sentir influencia por La semilla del diablo de Polanski.
– El proyecto fue desarrollado en el Laboratorio de Guionistas y Directores de Sundance en 2010
– Ganó premios en Sundance y en Cannes.
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