LOST IN CONTEMPLATION OF WORLD

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cine - page 26

CINE: Oscar 2014: Nominados MEJOR DOCUMENTAL: The act of killing, The Square, Cutie and the boxer, Dirty Wars, 20 feet from Stardom

Seh…mañana gala del Oscar.

Yupi.

ZzzzzZZZ

Como no puede ser de otra manera, ya nos vimos TODAS las nominadas y llegamos a la amarga conclusión de que los pinches de la Academia nuevamente respondieron al dulce sabor del «beso negro» y nominaron (en algunos casos) gracias a muñecas y muñecos (léase con profundo doble sentido).

¿El resultado? Anomalías en la lista como Capitán Philipps, Dirty Wars o condescendencias como Omar o 12 años de esclavitud.

Igual, haré un resumen de cada una de ellas porque sí, porque tenemos que hablar de Kevin, digo del Oscar…y después hablaremos de las que se quedaron fueran, de las que por lo bajo dicen que merecían una nominación y de las que no se dijo nada pero estaban buenas igual. En los próximos días nos rasgaremos las vestiduras por la categoría Mejor Película Extranjera y los nominados a Mejor Película, Director y  Fotografía, así como las ausencias en Mejor Actor, Mejor Actriz (principal y secundario), y nuestro alegato a favor de una gala sin alfombra roja, sin trapos, sin discursos pedorros de agradecimientos y solo con Joan Rivers como conductora leyendo los ganadores de cada categoría mientras un ukelele le hace cortina musical.

Empezaremos por los nominados a Mejor Documental que a excepción de Dirty Wars, me dejaron hondas heridas y reflexiones variopintas:

1.- The act of killing

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Hay algo tan terrible en este documental que no se puede describir con palabras. La sensación que te deja es similar a la que te sacude cuando te asomás a un pozo séptico sin barbijo y el hedor te golpea la cara. Es estar ante la mierda misma, lo oscuro, lo podrido. Si queda alguna duda acerca de que el ser humano puede ser muy hijo de puta, en este documental esa duda se despeja.

Los directores Joshua Oppenheimer y Christine Cynn botan la casa por la ventana en el planteo conceptual de The act of killing.

El genocidio indonesio posterior a 1965 con la venia del dictador Suharto, es el objetivo narrativo de este trabajo. En lugar de recurrir al típico relato didáctico que se suele usar en los documentales, Oppenheimer y Cynn optan por contactar a los genocidas de la época y hacer que ellos mismos testimonien y recreen sus crueles acciones.

En un principio se buscaba hacer un documental con testimonios de las víctimas y sus familiares, pero la presión política del país fue tal que el equipo de producción se encontró entrevistando a los genocidas y descubrió con estupor que lejos de querer permanecer en la sombra, los sujetos no tenían problema en contar al mundo su versión de los hechos.

De esa manera, el enfoque del trabajo cambió y los líderes de los escuadrones de la muerte se pusieron ante las cámaras para relatar sin pudor las masacres perpetradas contra los comunistas reales o supuestos. Algo que en su momento se llamó la purga anti-comunista.

Asomarse al perfil psicológico de estos asesinos que miran hacia el pasado sin remordimientos y que cuentan sus fechorías con tono de orgullo y hasta deleite, es desconcertante y deja una herida profunda en el corazón.

El “Nuevo Orden” tiene en estos criminales a héroes de la patria y en Indonesia hasta se les rinde homenaje. El asesinato se institucionalizó y ante esa realidad los directores le piden a los genocidas que se valgan de recursos propios del cine de ficción para mostrar cómo actuaban en esos años sangrientos.

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Torturas, asesinatos, desapariciones, todo se cuenta con aire desenfadado y actitud chabacana. Los genocidas no se consideran genocidas, los asesinos no se consideran asesinos, sus víctimas no son víctimas.

Anwar Congo es uno de los principales verdugos, fan del cine americano, revendedor de tickets de cine, incluso comenta que algunas películas de gángsteres lo inspiraron para sus acciones. Jhon Wayne, Marlon Brando son algunos de sus referentes. Un fan del cine americano devenido en asesino que está haciendo su propia película sobre sus asesinatos. Irónico.

En una secuencia una joven periodista le pregunta entre sonrisas a cuántas personas mató, Anwar Congo responde con igual soltura, como si hablara de cuántas flores recogió en el campo: “Unas mil”, la periodista lo observa con admiración y se comparten más sonrisas.

Indonesia parece un episodio de una serie televisiva en el que todos los personajes están locos.

El punto de giro llega cuando el genocida tiene que ponerse en el lugar de su víctima y recrear las acciones desde ese lado. ¿Llega la conciencia del horror? ¿Es posible, remotamente posible que ese ejercicio “lúdico” haya afectado de alguna manera al macabro/patético personaje principal? ¿O es que, en definitiva, no existe redención alguna?

Brillante documental, difícil de ver, de digerir, deja imágenes que nunca se te irán de la mente ni del corazón, te hace entender a cabalidad las palabras “mal”, “espeluznante” ,“perturbador”. Durante casi dos horas el estómago se te revuelve y la sensación de estar viendo algo demasiado obsceno no te abandona nunca.

Werner Herzog, que funge como uno de los productores, dijo acertadamente:

«No he visto un film tan potente, surreal y aterrador en la última década»

Al relato ausente de piedad le acompaña una hermosa fotografía, una banda sonora adecuada y la certeza de estarnos asomando a una ventana cerrada durante años, una ventana que da a un cuarto en el que se apilan millones de cadáveres.

El final llega, mirás los créditos y corrés a la ducha a intentar quitarte ese hedor, esa suciedad que ahora lo impregna todo.

Lo mejor: Un trabajo necesario Lo peor: la sensación que deja  La escena: cuando Congo baila chachachá mientras describe un asesinato Lo más falsete: … El mensaje manifiesto: El mal puede ser parte de la norma y de lo establecido El mensaje latente: el mal que se institucionaliza es vomitivo El consejo: vela YA! imprescindible El personaje entrañable: las víctimas El personaje emputante: los verdugos El agradecimiento: por tener los huevos de hacerla…

2.- Cutie and the boxer

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Cutie tenía solo 19 años, el boxeador tenía 41.

Noriko creó a Cutie y al boxeador, aunque como bien dice Ushio “Somos nosotros, es nuestra historia”.

Ushio Shinohara es un artista japonés que emigró a Nueva York, ahí creó un estilo poco comercial pero llamativo. Sus obras de arte las hace de cajas de cartón o sino se pone guantes de box con espuma en las puntas, los champa en pintura y empieza a golpear los lienzos. Ese trabajo lo exhibe en galerías, aunque en algunos círculos la calidad del arte de Ushio ha sido motivo de debate y de cuestionamiento.

Noriko/Ushio (Cutie y el boxeador) han vivido juntos 40 años en Nueva York.

El documental comienza como una mirada al trabajo de Ushio y una próxima exhibición, pero la sorpresa llega cuando de un vistazo al proceso creativo de este personaje, pasamos a ver a través del trabajo de Noriko la vida de ambos y el filme se convierte en una suerte de historia de ese truculento amor.

Noriko es artista también, era estudiante de arte cuando conoció a Ushio. Se enamoró inmediatamente de él. Noriko creó un personaje que se llama Cutie, que es ella misma y que le sirve de canal para contar su historia de vida. Una vida no exenta de tristezas, fracasos, y la sensación de estar siempre a la sombra de un tipo cuyo talento no es tan grande como él mismo piensa.

NO soy su asistente”, aclara Noriko desafiante en una parte del documental, mientras que Ushio desde otro cuarto le comenta con sorna a la cámara “Los que no son genios tienen que apoyar al genio”.

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En el documental Cutie cobra vida gracias a la animación, y se mueve para poder contar las cosas mejor, para que sepamos que Ushio era alcohólico, que Noriko abandonó su arte cuando quedó embarazada, que siempre hubo problemas de dinero, que tuvieron un hijo que ahora es artista también y que bebe mucho.

Cutie and the bóxer nos habla de esos artistas que “no lo consiguen”, que viven para y por su arte, pero que por algún motivo siempre están con lo justo, tratando de convencer a galeristas que sus obras merecen ser exhibidas, tratando de llamar la atención de medios y compradores.

En algún momento veremos un video de Ushio años atrás, en plena borrachera hablando de ser positivo en la vida, para luego descontrolarse y  acabar llorando, gritando que no tiene nada, que su arte lo hace sufrir.

Finalmente un galerista acepta exhibir la obra de Ushio y va al taller a ver las piezas del artista. Noriko nos dice “le mostraré mi trabajo, para que vea que Ushio no es el único artista de la casa”. Luego de que el trabajo de Ushio es revisado, el curador ve el trabajo de Noriko y decide exhibirlo conjuntamente con el de Ushio.

Eso sucede entre imágenes del pasado, en las que las cintas de video muestran a una Noriko joven, inocente, y a un Ushio lleno de energía y vigor. La pareja joven-la pareja de la tercera edad. El relato de ambos de una vida marcada por un profundo amor al arte y por la lucha con sus demonios personales. Y claro, Cutie…el personaje que siempre está desnuda porque es muy pobre y Bullie (el boxeador) que en una viñeta le grita a Cutie que no le perturbe su libertad.

Zachary Heinzerling, el director, consigue un documental conmovedor que me arrancó algunas inesperadas lágrimas.

Heinzerling retrata con fino tino a un matrimonio, a unos artistas, a un hombre y a una mujer. Ahí donde pudo quedar una sensación ruin y mezquina de lo visto, el trabajo concluye con una mirada amable sobre estos extravagantes personajes. Una mirada a la que no le falta humor y creatividad.

Lo mejor: llega, toca y deja huella Lo peor: la pena que llegás a sentir por ambos  La escena: la secuencia final es muy linda visualmente por la suite 7 de Bach que la acompaña Lo más falsete: … El mensaje manifiesto: el amor es un ROARRRR El mensaje latente: la vida es un viaje con subidas y bajadas El consejo: lindo documentar para ser visto El personaje entrañable: Noriko (es difícil no empalizar con ella) El personaje emputante: Ushio (a veces) El agradecimiento: por la humanidad que despide el relato…

3.- The Square

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Egipto fue el inicio de lo que se llamó la Primavera Árabe. En el 2011 la directora Jehane Noujaim  se dio cuenta que el lugar para filmar en ese momento era Egipto porque algo histórico estaba por suceder.

Ella y su equipo llegaron a El Cairo a tiempo para contactarse con los líderes de los autodenominados “revolucionarios” que estaban asentados en la plaza (The Square) Tahrir o Plaza de la Liberación.

La Plaza era símbolo de las protestas y reclamos de un país al borde del precipicio.

El documental comienza poco antes de que Mubarak dimita y deje el poder a manos de los militares. Ahí conocemos a Ahmed Hassan, Khalid Abdalla, el musulmán Magdy Ashour, entre muchos otros.

En el 2011 los discursos eran bastante unificados, y que Mubarak abandone el poder era el deseo popular y el fin en común que se perseguía. Finalmente, Mubarak renuncia y the square (la plaza) estalla en festejos y alegría.

La dicha dura poco, Mubarak se va, pero el régimen continúa igual o peor. Los revolucionarios vuelven a la plaza porque los militares tienen que irse también. En ese momento el documental exhibe una división que al principio pasa por alto, ahora los Hermanos Musulmanes se van hacia un lado y los cristianos toman el otro.

Los revolucionarios se siente traicionados por los Hermanos Musulmanes. Se convocan a elecciones presidenciales, saliendo triunfador Morsi que era un representante moderado del Partido Libertad y Justicia (fundado por los Hermanos Musulmanes).

Eso polariza más aún al país, y la plaza sigue siendo el lugar en el que los manifestantes a favor y en contra de Morsi se reúnen para enfrentarse. Se producen sangrientos enfrentamientos que el documental matiza con desgarradores testimonios y escenas muy bien filmadas a pesar del caos que reina en los intentos de tumbar a Morsi, y los intentos de éste de mantenerse en el poder.

The Square es un documental muy atractivo, pero al ser de características políticas hay que tomarlo con pinzas. Es así que las simpatías de los realizadores del trabajo están volcadas íntegramente con los cristianos. Los musulmanes son retratados como traidores, mientras que los revolucionarios se encuentran en la plaza únicamente para velar por los intereses del pueblo egipcio.

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La mirada algo sesgada se extiende incluso a la interpretación del poder de la protesta y de lo inviable que es mantener a un presidente en el poder. Ahmed (uno de los líderes visibles del movimiento revolucionario) afirma que una de sus máximas alegrías es que los niños jueguen en la escuela a La protesta y que estén creciendo sabiendo que pueden sacar al presidente que les de la gana. Eso es bueno, pero al mismo tiempo surge una cultura similar a la del bloqueo en Bolivia, donde a raíz de la paralización de actividades (en este caso en la plaza Tahrir) y la concurrencia masiva a manifestaciones Egipto permanece en una inestabilidad social, económica  y política que lo tiene estancado.

Magdy, el Hermano Musulmán que antes formaba parte del grupo de los “revolucionarios”, es quizás el matiz a esa sensación de que el documental está inclinado hacia un solo lado. Un matiz tenue, casi casi más por cumplir que por una mirada real a los deseos o posiciones de los Hermanos Musulmanes.

Aún así, The Square es un documento valioso que se ha filmado durante tres años y que arroja algo de luz (aunque cargue las tintas) a un conflicto tan peliagudo como el que se vive en Egipto y que desencadenó una onda expansiva de repercusiones en sus países vecinos. Momentos históricos, tristemente históricos, donde pierden la vida seres anónimos gracias a las pugnas entre bandos que en apariencia quieren lo mejor para el país pero que tienen su propia agenda.

Lo mejor: no deja de ser atractivo el tema Lo peor: las tintas cargadas  La escena: la manifestación más grande la historia de la humanidad, era un hervidero de gente realmente increíble Lo más falsete: la postura idealista de los revolucionarios El mensaje manifiesto: tumba y serás tumbado El mensaje latente: tumbar no es siempre renovar El consejo: para ver en una tarde gris El personaje entrañable: la plaza como símbolo de lucha El personaje emputante: los tiranos El agradecimiento: muy bien narrado y con lindas imágenes a pesar de lo caótico de las manifestaciones y enfrentamientos.

4.- 20 feet from stardom

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El experimentado documentalista Morgan Neville que tiene más de una veintena de trabajos en su currículum, dirige este conmovedor documental sobre las coristas. Esas cantantes con mucho talento, con grandes voces, que son la sombra de las estrellas.

Todos conocemos a Sting, a los Rolling Stones, a David Bowie, pero ¿podemos nombrar a algunas de sus coristas?

Tata Vega, Judith Hill, Lisa Fischer, Darlene Love, Merry Clayton son solo algunas de ellas.

Con Darlene Love nos remontaremos a la época en que surgen las coristas negras, trayendo su estilo gospel a la música y dejando a las que ellas llamaban “las lectoras” (coristas blancas) en segundo plano. El surgimiento de la corista como elemento importante de la escena está relatado con gracia y elegancia en 20 feet from stardom.

Phil Spector contrata a Darlene Love para ser solista. Cuando sale el single que impulsaría la carrera de Love en solitario, Spector había metido su voz como parte de un grupo. El contrato esclavizaba a Love y tuvo que seguir su carrera con Spector vendiéndola como un grupo y sin que el público conociera su nombre.

A Tata Vega la comparan con Aretha Franklin, sin embargo la suerte tampoco la acompañó por mucho que lo intentó. Dijeron que era muy gorda, dijeron que era muy vieja, dijeron que no tenía lo suficiente para ser la tapa de un disco.

Lisa Fischer tiene presentaciones que son espectaculares e incluso ganó su propio Grammy, pero al decir de una de sus colegas de trabajo no tenía el tipo de ego que se requiere para ser la estrella principal y Lisa se quedó cómodamente siendo la corista principal de los Rolling Stones hasta el día de hoy.

A eso hay que agregarle que si no se tiene dinero, el artista depende de encontrar un buen compositor, un buen arreglaste, un productor que sepa comercializarlo y además de todo eso que sepa descubrir quién es como artista, cosa que no sucede con la frecuencia que se espera.

Sting en una parte del documental dice que no es el talento, que es suerte, destino, circunstancias lo que consigue sacarte del anonimato y llevarte a vender millones de discos.

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Entrañable recuento de imágenes de archivo, historia musical, desfile de cantantes reconocidos (Bette Midler, Sting, Mick Jagger, Stevie Wonder, etc..) un tesoro de anécdotas sobre conciertos, sobre sueños que nacieron (la mayor parte de las veces en una iglesia) y aquellos que se quedaron en el camino. 20 feet from the stardom nos habla de una lucha, de la lucha porque esa voz que tienen estas mujeres sea escuchada y reconocida.

Infinidad de discos, de series de televisión, de comerciales de TV, de dibujos animados, de sonidos en películas, son el legado de estos personajes. Sus voces nos acompañan constantemente sin siquiera saberlo.

Un lindo documental para disfrutar hasta lo último no solo con relación a la historia que intenta contarnos sino por la maravillosa música que lo ambienta.

Lo mejor: la música Lo peor: una pena que tantos sueños no se cumplan  La escena: cuando Lisa Fischer canta la canción que le dio el Grammy Lo más falsete: … El mensaje manifiesto: los sueños no siempre se alcanzan El mensaje latente: aunque no se alcancen hay otras compensaciones El consejo: para verla y disfrutar de buena música El personaje entrañable: Lisa Fischer y Judith Hill El personaje emputante: Phil Spector El agradecimiento: por contar esta historia.

5.- Dirty Wars

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Lo que cuenta Dirty Wars es importante. O sea, como documental que está diciendo algo que vale la pena conocer, no tiene peros. El periodista Jeremy Scahill que lleva 10 años haciendo su trabajo en zonas de guerra y que lanzó un bestseller sobre los Blackwater (mercenarios), se va hasta Afganistán a investigar una masacre en un pequeño pueblo. Lo que parece ser algo sencillo y sin mayor trascendencia que la brutalidad de las fuerzas americanas, cobra relevancia cuando este hecho se vincula a una unidad de operaciones secretas que el gobierno americano solventa y a la que se le entrega listas de blancos específicos.

Dichas listas poco después del 9/11 eran reducidas, pero con el correr de los años han llegado a tener nombres de cientos de personas por día. Esta unidad se llama JSOC , unidad que después sería la encargada de llevar a cabo el operativo que terminaría (supuestamente) con la vida de Osama Bin Laden.

El relato está hecho en primera persona con una voz en off que pertence a Scahill y que nos comenta cómo llega a descubrir esa unidad secreta que tiene un poder de acción mayor a cualquier otro grupo militar americano y que no recibe represalias de ningún tipo.

Scahill consigue, también, entrevistar a un miembro de la unidad que revela su preocupación de la injerencia americana en tantos países. En un mapa que el periodista coloca en su oficina marca con pins los lugares donde estos asesinos a sueldo y con venia del gobierno de Obama andan activos. Son 70 países y claro, me fijé si Bolivia tenía su pequeño pin y ahí estaba.

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Luego de la ejecución de Bin Laden, la JSOC sale de las sombras y  convierte a sus miembros en héroes públicos. Envalentonado por el mediático momento, otro miembro habla con Scahill y manifiesta su convicción en la eliminación de blancos. Esos blancos, esas listas que ellos ejecutan son muertes necesarias para mantener la estabilidad y el orden mundial tal como lo necesita Estados Unidos y ellos, ellos están ahí para hacer ese favor a la patria.

Como dije, Dirty Wars cuenta cosas importantes, su problema radica en cómo está contado. La voz de Scahill se regodea en sí misma, por encima del jaleo de la JSOC y la lista de ejecuciones, la voz en off nos cuenta que él es muy valiente, bravío e inteligente para ir a cazar esa noticia, que nadie más se atreve pero que él sí. Habrá incluso una escena en la que vuelve a USA y está en el supermercado mientras su voz en off dice que tiene que volver a Afganistan porque la vida ahí es muy rutinaria. Claro.

El tono del documental es presentado muy en onda Michael Moore, pero sin la gracia y la agudeza del gordo. Scahill no consigue conectarse nunca con el espectador que a ratos tiene la ligera impresión que está ante un oportunista con ansias de figurar.

Las imágenes son de calidad cuestionable, que se entiende debido a las restricciones y peligros (según Scahill) que afrontaron durante la filmación.

De todas formas, no es un documental que como documental supere lo ya visto. Es un documental mediocre, protagonizado por un tipo algo desagradable y autoreferente, que cuenta algo importante y nada más. Ignoro a qué obedece su nominación, pero flojito flojito, como para pasarlo por la tele y nada más.

Lo mejor: importante en fondo Lo peor: la forma es de calidad cuestionable La escena: cuando el del JSOC dice que sus blancos son necesarios Lo más falsete: la actitud mesiánica de Scahill El mensaje manifiesto: La mano que mece la cuna es gringa El mensaje latente: esa mano tiene varios ayucos El consejo: igual hay que verla por la información que proporciona El personaje entrañable: … El personaje emputante: Scahill El agradecimiento: porque no se va a llevar el Oscar ni cagando.

CINE: L´ inconnu du lac (El extraño del lago, El desconocido del lago)

El desconocido del lago ostenta el puesto número 1 en la lista elaborada por Cahiers du cinemá de lo mejor del año, también aparece en otras listas especializadas en diferentes posiciones, en el Rotten Tomatoes tiene un 100% de aprobación de los críticos y un 86% de la platea, y claro, ya lleva varios premios en su alforja. Tiene más sellitos en su póster que paquete llegado de China.

Ajá, hay que ver la bendita película porque todo indica como señales de neón a un motel que será muy buena o, por lo menos, que no te dejará indiferente.

El francés Alain Guiraudie, que para mí era un ilustre desconocido hasta ahora, dirige esta película que puede tacharse de “rara”.

Rara porque quizás su irreverencia sea que la mayor parte del tiempo los personajes están chutos (empelotos, en pelotas, con las joyas de la familia sacudiéndose), y esa desnudez no es tímida ni insinuada sino descarada y total. Además de la desnudez, están las escenas sexuales en un contexto de cruising, que algunos podrán sentir pornográficas.

Sí, monsieur Alain,  el sexo y la desnudez son algo natural: mensaje recibido.

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Esas escenas sexuales gráficas son protagonizadas por personajes homosexuales, lo aclaro porque parece que es lo que la gente valora de la película. Así que lo raro viene cuando te das cuenta que la película tiene un guión bastante endeble, casi infantil, pero es reconocida (en una especie de discriminación positiva) solo por retratar una historia carnal/emocional homosexual con escenas sexuales gráficas como si eso fuera el epítome del avant garde. 

El estereotipo abunda por todos lados: el gordito bonachón, el personaje principal atractivo, el objeto del deseo musculoso y bien plantado, el malo maloso bigotón con cara de perver, el policía pelotudo.

Me aburro y juego Candy Crush.

L´inconnu du lac es ese tipo de película que me provoca asombro por su exitoso paso en festivales.

Estamos hablando de un filme que no tiene mucho mérito narrativo, más bien su narrativa es bastante convencional y algo desordenada en su planteo de historia y de giros. Como dije, la única irreverencia que se permite es jugar con el morbo que puede despertar la joda sexual del contexto y disfrazarlo de historia íntima.

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En un lago francés, hombres desconocidos de distintas edades se reúnen a tomar el sol y a practicar cruising (anglicismo que se refiere a mantener relaciones sexuales sin ataduras en lugares públicos).

Franck (Pierre Deladonchamps) va todos los veranos. Ese verano se encuentra embobado por Michel (Christophe Paou): un musculoso galán bigotón onda Magnum.

Mientras Franck anda botando la baba por Michel y muere de ganas de hacer piruetas con él, se hace amigo de Henry (Patrick D´Asunncao), un gordito algo mayor con el que mantiene charlas relacionadas a la vida, el amor, las parejas.

Henry siempre va al lago a relajarse, es uno de esos seres solitarios que busca compañía más que sexo. Ojo, que tampoco es que dichas charlas brillen por su profundidad y sapiencia, son charlas que suenan algo “armadas” y que en su premeditación no son todo lo contundentes que se esperaría. Si ponés a Thalía a decir algunas de esas frases, seguro nos cagamos de risa todos.

La primera parte es lenta y contemplativa: Plano general del lugar donde parquean los ávidos amantes, árboles que se mecen al viento, llegada del auto de Franck, empelotarse para ponerse a tono con el resto de personajes, nadar hacia donde está el gordito, hablar tres huevadas, volver donde está Michel y nada más. La vida pasa, uno que otro agarrón entre los arbustos que rodean el lago, uno que otro vouyerista que se hace la paja viendo a los demás coger, uno que otro enclosetado que finge que busca chicas porque le da cosa que lo vean levantando hombres, y así.

Franck peina el lago cada vez que va  buscando a Michel y finalmente se lo encuentra en pleno 69 con otro bañista. Mirada turbia de por medio, sabemos que eso jalará bajas pasiones.

El enamoramiento de Franck o, mejor dicho, el deseo, es retratado de manera bastante infantil para un hombre adulto. Eso no importaría si la película mantuviera su tónica del inicio: lenta y cacofónica historia sobre la rutina de un tipo que va a hacer cruising.

Pero la película parece querer ir hacia otro lado. De pronto, sin previo aviso, se vuelve un thriller. Un apresurado thriller. Uno de los dones muere y oh! sorpresa SPOILER nuestro Franck vio todo y fue Bigotes quien ahogó al que fuera su french lover. Franck prefiere hacer caso al placer carnal y decide quedarse calladito. Con el muerto fuera del escenario, él puede convertirse en el nuevo amante de Bigotes. LINDO. Lo que sigue es una debacle de eventos en los que aparece un policía/detective a investigar el ahogamiento-crimen. Este último personaje además de ser muy boludo, actúa pésimo.

Finalmente, después de darle vueltas al asunto, el Henry que ya anda mojando la canoa por Franck se mete a camisa de once varas y le da a entender a Bigotes que él sabe que liquidó al supuesto ahogado. Muy inteligente insinuarle a un asesino que sabés que es un asesino. La película se va al chancho y Bigotes mata al gordo, al detective y en un final abierto Franck se queda en el monte gritando el nombre de Michel. FIN DEL SPOILER

Entiendo la lectura que se le puede  dar si queremos ponernos cursis: Oh, sí! Henry representa la intimidad, la no banalidad de una relación, mientras el otro es el deseo desatado visceral que puede pasar por alto aspectos turbios, lo carnal por lo carnal.  Ajá, qué jodido puede ser el ser humano. Ajá. Podemos decir que El desconocido del lago quiere apostar por una historia tranquila que revela oscuras pasiones y esconde tensiones que no se pueden abordar a simple vista.

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Ok. Hasta puedo valorar su final, ese que cuestiona moralmente a los personajes, en una lucha clara entre deseo y la conciencia de la dualidad bien-mal.

Pero no puedo menos que objetar su factura, lo que me supo falso minimalismo, y que además responde, como ya dije al principio, a estereotipos de siempre.

Como película homoerótica ni siquiera alcanza momentos clímax, puede que sea explícita pero eso no significa que consiga erotizar lo gráfico de sus escenas. Tampoco es romántica, ya que ambas historias (la carnal, la emocional) están construidas tan por encima que no da como para engancharse con ninguno de los personajes. Y si queremos apoyarnos en una lectura espirituosa, de catarsis emocional, de redescubrimiento de las bajas pasiones y la vulnerabilidad ante ellas, pues nada, se queda en pañales.

Es eso nomás. Falso minimalismo, o minimalismo cutre.

La dirección no es nada sobresaliente, para durar hora y media el director hace su película pesada y por momentos ridícula con escenas como  la del policía/detective. Penoso.

Algunos momentos de la fotografía puede que añadan un plus, así como la acertada decisión de no musicalizar el filme en ningún momento, pero más allá de eso,  de la lectura comprensiva que se pueda hacer de las intenciones del director y de la osadía de sacar al espectador común de su confort zone, creo que no hay mucho más para resaltar.

L inconnu du lac, película multipremiada, alabada por su “frescura” al mostrar desnudez a una platea que no acostumbra verla, cosechará distintas reacciones: habrá los que la vean como la revelación sentimental de un siglo que acoge el amor libre y sin tapujos como máxima de vida, siglo que quiere salir de su pasado represivo y oscurantista, para los que sí estamos acostumbrados a ver carne con/sin contenido, ni fu ni fa, para los conservadores a los que los open.mind quisieran escandalizar puede ser simplemente la reafirmación del estereotipo: gay “promiscuo» al que le va mal por su vida “disipada».

Una prueba más que para gustos…los colores.

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Lo mejor: llama la atención

Lo peor: solo llama la atención

La escena: el final

Lo más falsete: el giro brusco que hace a thriller y el policía pelotudo

El mensaje manifiesto: el amor es así…lo sé…

El mensaje latente: el amor no es así, lo sé…

El consejo: Te lo dejo a tu criterio, diría Karina Jelinek

El personaje entrañable: Henry…por inofensivo

El personaje emputante: el policía pelotudo

El agradecimiento: que gracias a Dios termina rápido aunque se sienta lento

CURIOSIDADES

– Las escenas “fuertes” fueron grabadas con dobles (felaciones y otros) porque el director consideró que era pedirles demasiado a los actores si ellos mismos tenían que tener sexo delante de la pantalla.

– El director pensó en contratar directamente actores porno para los papeles principales, pero finalmente no estuvo satisfecho con el nivel actoral al hacer el casting y se decantò por actores profesionales.

– Estaba previsto filmar escenas con explícitas de penetración anal, pero los dobles no aceptaron hacerlas sin condón y en el desarrollo de la historia los personajes tienen encuentros sexuales sin protección por lo que se debió abandonar la idea.

– El guión fue escrito por el mismo Alan Guiraudie en solo 45 días.

– El primero corte de la película duraba dos horas y 18 minutos. En la sala de edición el director cortó montón de diálogos y de escenas de sexo, privilegiando vistas del lago y la naturaleza que lo rodea y haciendo elipsis temporales.

– Todo el sonido fue grabado naturalmente en las locaciones (viento, árboles, hojas).

– El lago del cruising es referencial a un lago que el mismo director conocía, al igual que los personajes principales, identificándose él como Franck.

– Guiraudie dijo que intentó escribir el guión con protagonistas heterosexuales, pero que no funcionó. Tenía que ser entre dos hombres. Además fue una especie de catarsis porque significò una manera de lidiar con su sexualidad a través de la película.

– La producción de la película era reducida, se trató de un equipo de unas 20 personas.

– No hubo nada de improvisación, todos los textos, las escenas de sexo, todo fue ensayado y coreografiado.

– Fue filmada en 30 días en un periodo de mes y medio.

– SPOILER: La toma del ahogamiento se filmó con un salvavidas que tuvo que aguantar la respiración durante los 4 minutos que dura

– Había un final alternativo en el que Michel y Franck se encuentran, se besan y luego parten en el auto. FIN DEL SPOILER

CINE: Dans la maison

El perfume de mujer de la clase media

François Ozon es un director francés que la tiene clara. Su cine posee un estilo particular que puede gustar o no gustar.  Su filmografía suele ser muy irregular, tiene películas tan intrascendentes como 8 mujeres y otras un poco más interesantes como Swimming Pool.

A Ozon se lo tilda de Almodóvar francés (!) no sé si se debe sentir halagado o insultado, el caso es que siendo un cineasta relativamente joven (46 años) ya lleva 15 largometrajes y casi 20 cortos. Una carrera prolífica que ha traspasado las fronteras de su país y lo ha puesto como un director conocido internacionalmente.

El 2012 regresó al candelero con esta película: Dans la maison (In the house, En la casa)…

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Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que estamos ante la mejor de sus películas hasta la fecha.

Adaptación libre de la obra de teatro del español Juan Mayorga, El chico de la última fila, Ozon crea un guión en el que prevalece el juego o como él mismo aclara: la creación. Una creación atrapante y enfermiza para el espectador y para sus personajes.

Uno de sus mayores logros es ese, que la película seduce porque su engranaje lúdico va desde el guión hasta la forma en que está filmada.

Germain (Fabrice Luchine) es un profesor de literatura de un liceo. En su momento intentó destacar como escritor, pero la poca acogida de su obra y su no reconocida falta de talento, hicieron que vuelque su tiempo en dar clases. Es el típico profesor que se queja de la flojera de los alumnos, de la infinidad de errores ortográficos o gramaticales de las tareas que corrige, de lo brutos que son hasta para describir algo tan básico como el día que tuvieron.

Eso cambia cuando se topa con el texto de Claude García (perturbador Erns Umhauer).  Claude, con sus ojitos dulces de muñeco de torta, escribe un relato sobre su visita a la casa de otro compañero de clase, Ralph.

Hasta ahí nada raro, pero el estilo de la escritura denota una madurez y un cinismo inusitado para su edad.

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El vouyerismo extraño que se lee entre líneas y la descripción que Claude hace de «los Ralphs” (peyorativo para la familia de su compañero) y su vida de “clase media”,  aunado a un enigmático “continuará…” al final del texto, hacen que Germain quede intrigado.

La curiosidad lo llevará a darle clases particulares a Claude para dizque estimular su talento y que continúe escribiendo. Dicha escritura seguirá girando retorcidamente alrededor de “los Ralphs”. Escucharemos lecciones sobre escritura, cómo manejar una historia, y lentamente, Germain será parte del vouyerismo del chico y comenzará a leerle los textos a su esposa Jeanne (Kristin Scott Thomas).

Jeanne, también será atraída por el relato, y pronto la rutina diaria se llenará de comentarios sobre la escritura de Claude, la familia Ralphs y sobre lo que deberían hacer o no hacer los personajes. A la larga, la doña se aviva y le informa al viejo: “Te está manipulando”.

Ya es tarde. Uno mismo se embarca morbosamente en ese tren y sigue con atención la trama, deseando que el chico escriba mais, mais, mais y ver el desenlace que, se intuye, traerá algo denso.

SPOILER: Y sí, llegamos a momentos culminantes en los que la atracción de los personajes entre sí se vuelve hasta malsana, y todo es movido por la escritura de Claude.

Pequeño demonio! diría Homero Simpson.

¿Es real? ¿Es ficción? ¿Por qué el chico se inventaría todo eso? Al principio esas preguntas importan, después no. Germain traspasa  los límites permitidos poniendo en juego su matrimonio y su carrera por la fascinación que siente hacia el adolescente.

Claude actúa lo mismo de maquiavélico puppet-master que de inocente ovejita.

La insinuación de encuentros carnales entre el chico con Ester, la mujer de clase media (Emmanuelle Seigner) y Jean, le ponen más morbo a la cuestión.

Claude invade la vida de ambas familias, la de «los Ralphs» y la formada por el matrimonio sin hijos Profesor-Jean.

Mientras la película avanza, Germain discursea sobre la construcción de los personajes, y el filme se sirve del discurso. Es como un libro dentro de una película que está dentro de otra película. SPOILER

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Dans la maison es obsesiva, perversa, pero a la vez tiene humor. Es un ejercicio de creación literaria y de eficacia cinematográfica.

El final llega con la advertencia literaria de Germain: “Los buenos finales tienen que ser INESPERADOS pero al mismo tiempo deben ser percibidos como el único final posible”…

Digamos que como espectadora me esperé ESE final, pero puede que haya sido el único final posible. ¿Es un buen final, entonces?

Hay algo de poesía, de turbia e incómoda poesía, en ese último plano:  las ventanas, las vidas ajenas tan frágiles a la vista, tan susceptibles a intromisiones, a manipulaciones, la naturaleza humana de meterse con lo ajeno,  de husmear, de saber de qué color son los calzones del vecino y cómo se los pone.

La mirada del otro a la distancia, de afuera. Sí jode.

Esa poesía vouyerista tan similar a la vida, al cine.

Lo mejor: muy entretenida y bien construida

Lo peor: se cae un pelín al final, pero no es nada grave

La escena: cuando Germain está en la casa de los Ralphs y cuando Claude obsesivamente pasea por la casa

Lo más falsete: …

El mensaje manifiesto: la vida privada es frágil como una burbuja

El mensaje latente: el morbo es tan humano

El consejo: Verla, una película para ver y disfrutar

El personaje entrañable: los Ralphs

El personaje emputante: a ratos: Germain

El agradecimiento: Por el juego, por la narrativa y por lo cinematográfico.

CURIOSIDADES

– Ambos padres de Ozon eran profesores

– Se filmó durante 8 semanas, de agosto a septiembre del 2011

– Tuvo un presupuesto de alrededor de 10 millones de dólares

– Es la cuarta adaptación de un libro al cine que lleva a cabo Ozon

– Cuando era profesor en Moratalaz, un alumno ante el desconocimiento de las respuestas de un examen de matemáticas, le escribió a cambio su día a día y su sueño de convertirse en tenista. De ahí, la imaginación de Juan Mayorga comenzó a volar y así, el reconocido autor español, dio vida al texto, obra de teatro y ahora película: El chico de la última fila. Ahora, Dans la Maison.

– “Todo director de cine es un manipulador”, dijo Ozon en una entrevista a razón del estreno de esta película

– Una actriz amiga de Ozon, lo invitó a ver la obra en la que participaba que resultó ser El chico de la última fila. A Ozon le encantó la obra y decidió adaptarla. Quiso comprar los derechos y los tenía un director de cine español, se asustó pensando que sería Almodovar y resultó que era un director español desconocido que no tuvo el dinero suficiente para realizar el filme.

EN CARTELERA: Prisoners (Intriga)

¿Where is my daughter?

No tengo hijos, pero el tiempo y la madurez me permiten imaginar la pesadilla de que te arrebaten a uno. Supongo que es la pesadilla de cualquier padre: que tu hijo desaparezca o le pase algo muy malo. Y cuando sucede, supongo, también, que nunca se supera. O más que superarse, se aprende a vivir con ello. Supongo.

El canadiense Dennis Villeneuve es un experto en esto de hacerte vivir los dramas que plantea. Ya lo hizo con la gran Incendios (Incendies, ya reseñada en este blog) donde nos dejó con el corazón apretado como una uva pasa y con imágenes que hasta el día de hoy nos persiguen.

Porque hay películas así, porque hay recuerdos así.

Prisoners es así. Por lo menos la primera mitad de su metraje.

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Keller Dover (Hugh Jackman) es un abnegado padre de familia. Ex-alcohólico, vive una vida tranquila junto su esposa Grace (María Bello) y sus dos hijos Anna y Ralph, que le dan razón a su existencia. Además, su perfil de personalidad nos lo muestra como alguien muy creyente en Dios y sus poderes divinos, así como una actitud de protector con las personas que le rodean. Al tiro sabemos que en caso de crisis, Keller tomará las riendas y se hará cargo.

Esta sosegada felicidad es rota cuando la familia entera va a visitar a unos vecinos para la cena de Acción de Gracias, y Anna más Joy (la hija de los vecinos) se escabullen de la casa sin que nadie se percate. Las niñas desaparecen y la desesperación comienza a crecer a pasos agigantados.

Entra en escena el Detective Loki (Jake Gyllenhaal) que siempre ha resuelto sus casos pero que ahora se encuentra ante uno muy complicado.

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La película irá y vendrá desde Keller a Loki y desde Loki a Keller, constantemente. Un vaivén de emociones y de posturas ante el caso.

La desaparición de las niñas es retratada magistralmente gracias a la gran fotografía de Robin Deakins que ya mostró su valía con grandes trabajos como No es país para viejos, The Big Lewoski, Fargo, True Gift, A Serious Man, entre otros.

Vidrios empañados por la lluvia, frío, climas oscuros y cargados de tensión, el peso psicológico de los silencios, de lo que no vemos, todo llevado en la justa medida con precisión y gusto.

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Y la historia sigue su curso, envolviéndote en el drama de la desaparición, de la impotencia, porque nosotros tampoco sabemos qué carajos pasó con las niñas. Nosotros solo veremos el sufrimiento de las familias, del amigo de Keller y su esposa, de Grace que incapaz de soportar la pérdida recurre a los somníferos, del hijo adolescente que no sabe qué hacer, de Loki que se siente comprometido a resolver el caso pero que no lo tiene muy fácil, SPOILER conoceremos a Alex Jones (Paul Dano) con su coeficiente de 10 años de edad, que tiene toda la pinta de pedófilo o perver, y que mientras la película avanza sabés en tu corazón que algo tiene que ver con el entuerto. Sí, y ya cuando Keller sucumbe a la tentación de buscar respuestas por mano propia, te quedás con las ganas de cubrirte los ojos porque no, no querés que el personaje llegue a eso.

De alguna manera me recordó a la película francesa 7 días (Le 7 jours de talión), durísima,  que tiene una escena que se clava en la memoria (la del calzoncito abajo) y cuyo final condice más con su desarrollo que el final de Prisoners. 7 días no salva a sus personajes, sino todo lo contrario. Te muestra lo desgarrador de un asalto sexual hacia un niño, de un asesinato infantil, de la posición de un padre ante esa pérdida que no solo es pérdida sino es traumática pérdida, insoportable e incomprensible pérdida y además, en la empatía que llegás a sentir por ese padre golpeado por la enormidad de su tragedia, tampoco lo llega a salvar. Porque sí, porque hay cosas tan duras que no las podés digerir. Y no digo que el extremo planteo de 7 días (mal situado como filme simplemente gore) sea el adecuado, o que 7 días sea superior a Prisoners, sino que en su conjunto, como película quedó mejor construida.

En Prisoners, siento que Villenueve se dejó llevar por el convencionalismo, sí, intenta dar la sorpresa con el giro final (sospechadísimo desde 50 minutos antes), pero las niñas están bien, Keller se salva con su silbato, y a pesar de las tres muertes (la doña loca, el del medallón, y el que se suicida), el resultado global es que los involucrados estarán bien, la vida que es tan jodida les da una nueva oportunidad, todavía hay recomposición posible. FIN DEL SPOILER

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Para eso alarga la trama más de lo necesario, el guión del novato Aaron Guzilkowski lleva a lugares que marean la perdiz, pero que dramáticamente pierden fuerza desde mi punto de vista. Demasiadas vueltas terminan por deshilachar ese hilo emotivo que tan firmemente se construye en la primera mitad de la película. La explicación al rapto es tan pusilánime que tuve ganas de cachetear al personaje que lo dice en la pantalla. No, no, no. Tanto tiempo de visionado para que me salgan con esa huevada.

Igual, Villenueve es un director talentoso y dotado de una capacidad intrínseca para construir climas opresivos y atmósferas que te transmitan lo que su película debe transmitir. El gran trabajo de un reparto de lujo que incluye a Viola Davis y a Terrence Howard, son motivos suficientes para perdonarle su exagerada extensión y la benevolencia con sus personajes principales y platea.

Prisoners es una historia que te atrapa y te seduce desde el principio y que te adentra en la pesadilla que supone perder a un hijo y tratar de recuperarlo. En ese proceso desarrolla personajes que son prisioneros de sus propias pasiones y fantasmas.

Corrosiva en gran parte de su metraje, con una factura notable que recuerda a Zodiac y a Seven, es sin duda un thriller que se apoya en todos los clichés hollywoodenses, pero que consigue destacar. Para verla.

Lo mejor: impecable, sobria y notable en su dirección y factura

Lo peor: muchas vueltas al pedo

La escena: la del auto y Loki, gran trabajo de Jackman y Gyllenhaal

Lo más falsete: la explicación

El mensaje manifiesto: La desesperación es mala consejera

El mensaje latente: Un padre siempre sabe

El consejo: Hay que verla, en su género es de lo más logrado del año

El personaje entrañable: el perro que zarandean

El personaje emputante: el guionista de la segunda mitad de la película

El agradecimiento: Porque a pesar de la duración y la vueltas al fósforo, no aburre y te mantiene interesado en la trama

CURIOSIDADES

– El guión estuvo rodando en Hollywood durante años, pasó por las manos de varios directores (Brian Singer, Antoine Fucqua),  actores como Mark Walhberg, Christian Bale y finalmente, Villeneuve aceptó llevarlo a la pantalla gigante.

 – Aaron Guzikowski escribió el guión durante dos años

– El guionista de esta película es el guionista principal de una nueva serie llamada The Red Road.

– Melisa Leo interpreta a Holly Jones, y tuvo que ser caracterizada como de mayor edad, Leo ha ganado el Globo de Oro y el Oscar a Mejor Actriz de Reparto por su papel en The Fighter.

– Leonardo Dicaprio estuvo atado al proyecto durante bastante tiempo y finalmente lo abandonó

– El director tuvo en su mesa más de 50 CDs de compositores que estaban interesados en musicalizar el proyecto, finalmente se decantó por Johan Johansson

EN CARTELERA: The Counselor (El Abogado del Crimen)

“Demasiado ginecológico para ser sexy”

El título de la reseña: “Demasiado ginecológico para ser sexy” aplica totalmente para la esencia de The Counselor.

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Señores, se acaba de estrenar The Counselor, la más reciente película de Ridley Scott que tiene un casting  como para dejarte la jeta abierta: Michael Fassbender, Javier Bardem, Cameron Diaz, Penélope Cruz,  Bruno Ganz, Rubén Blades (¡!) y el pobrecito Edgar Ramírez.

Además, su director de fotografía es Dariusz Wolski y el guión le pertenece a (tiene que ir con mayúsculas y  ser dicho con megáfono): CORMAC MCCARTHY

Leer y escribir eso es casi orgásmico (si el nombre de Penélope no lo jodiera).

Y es lo que esperamos: Un orgasmo.

Después de la cagada que Ridley se mandó con Prometeo, era justo y necesario un resarcimiento de daños, una compensación que haga que saquemos los muñecos de Blade Runner del baúl y la vida continúe su curso natural.

Pero no. Lo visto en el cine no se puede procesar bien. Pasan demasiadas cosas y se dicen demasiadas huevadas como para que se saque algo en limpio.

Aquí, desde el título, la palabra clave es “demasiado”.

Aunque un “demasiado” de Ridley Scott siempre es mejor que un “demasiado” cualquiera, o ¿no?

Bueno, resulta que estamos ante una historia de narcos y conspiraciones. De puñaladas traperas en la espalda, de un juego despiadado de caza/pesca y de inocencias turbias.

Fassbender interpreta a un abogadillo (del que nunca sabremos el nombre) que accede a subirse al pony del crimen de la mano de Reiner (Javier Bardem). Estamos hablando del narco “exitoso”, las grandes ligas. Gente que mueve millones y millones de dólares en operativos de distinta índole. Ahí está pringau también Westray (Brad Pitt).

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¿Qué pito tocan Cameron Díaz y Penélope? Pues Cameron es Malkina, cuyo nombre ya te dice que debe ser muy pendeja e hija de puta. Mala y maquinadora. Seh.  Malkina es la blondielover de Reiner.  Por su lado, Penélope es Laura, la ñoña de la película, novia del abogadillo, con cruz colgada en el coto y todo.

El abogadillo es codicioso, y aún gozando de un alto nivel de vida se involucra con esa gentuza estando comprometido en matrimonio con la ñoña de Laura.

Por una nefasta coincidencia, un negocio se va al chancho y el peligro revienta botando pus para todos lados.

ALERTA DE SPOILER: Cuando acordamos, el abogadillo, Reiner, Westray, Laurita Ingals, están con el dibujo de tiro al blanco en la frente. Los narcos creen que ellos se aliaron para robarles un cargamento de merca y todos tienen que morir.

Claro, como escarmiento puej. No es nomás venir a joder al Cartel.

Por mi parte, después de estar escuchando tanta chorizada de texto filosófico, solo deseaba que las muertes sean sangrientas, lentas y dolorosas. Porque lo que hace Cormac o…hmmm…sí, la culpa debe de ser de Ridley, lo que hace Ridley con su película es disparar sin sentido un montón de situaciones, no filtrar diálogos pelotudos y dejarnos con la incómoda sensación de que nos fuimos un poquito a la mierda. FIN DEL SPOILER

Porque en una época post-Breaking Bad, en un mundo en el que ya tenemos la magnífica Pulp Fiction, hacer una historia en la que de repente los narcos son los pensadores del siglo XXI, puede generar dudas.

Rubén Blades se lanza una catarata de frases que parecen ser escupidas por alguien que encontró a su mujer  en la cama con su familia inmediata y se ha tomado dos fardos de cerveza. Sí, cita a Machado y habla del ser y la nada, todo eso con una actuación pésima que provocaron en esta espectadora las ganas de agarrar un ladrillo meterlo dentro de un guante y darle unos buenos sopapos. ¿Por qué no te callas?

Los estereotipados personajes de Bardem y Pitt supuestamente no son niños de pecho, y cuando estalla el conflicto no hacen nada medianamente coherente. Pero eso sí, tienen tiempo de recitar versos a la pantalla que deben tener a Nietzsche pateando el cajón.

Mientras tanto, Penélope deambula por ahí con cara de niña asustada que sufre de algún problema digestivo.

Cameron Díaz construye un personaje al que no le ahorran ni tatuajes de manchitas felinas para que quede claro su naturaleza depredadora, tiene una escena que por disparatada, maldita y curiosa, hace que valga la pena ver el despropósito que supone la película en su conjunto. Anótense con marcador y estén atentos a la escena del auto y el bagre. Tan insólita como extrañamente sublime.

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Y así, todo se desliza en el precipicio de la nada absoluta, lo plástico y lo rimbombante al pedo.

McCarthy, a quien considero un escritor espectacular, escribe un guión plagado de textos rebuscados y a quien nadie le avisó que no era adecuado al lenguaje cinematográfico. Habrá quien los disfrute igual, porque no deja de ser Cormac McCarthy el autor y no dejan de lanzarse frases pendejas, pero en su resultado global pareciera que a Ridley le dio cosita decirle a don: “recortemos 70% de texto y quitemos todas estas escenas boludas”.

Porque sí, estamos ante un filme bipolar, por un lado tiene varias escenas absolutamente prescindibles: la del tipo en su casa antes de la escena de la moto, la del confesionario, algunas entre Reiner y Cameron, la voz de Cameron en el teléfono, la marcha de los desaparecidos, etc…pero no podemos negar que también tiene escenas inolvidables y de alta calidad: auto, bagre, motociclista y alambre, cordón mortal y Brad Pitt…

El The Counselor de Ridley Scott es un trabajo prácticamente inclasificable,  un desfile de caricaturas que se desvanecen en la ambición desmedida de esta producción que en conjunto acusa más sombras que luces.

Considero que aún a pesar de su barroquismo y excesos, hay chispazos de lo que pudo ser que hacen que valga la pena verla en el cine.

Una pena que esta mayonesa no cuajó.

Lo mejor: mucho pedigrí

Lo peor: mucho pedigrí pa tan triste resultado

La escena: Cameron Díaz y el auto (otra, otra, otra!!!)

Lo más falsete: Rubén Blades al teléfono. MATENLO.

El mensaje manifiesto: No todo lo que brilla es oro

El mensaje latente: Hasta los diamantes tienen imperfecciones

El consejo: Vale la pena verla, pero solo para aquellos que apreciarán la elegancia de Scott a pesar del resultado general.

El personaje entrañable: El auto amarillo y ver a Dean Norris como narco (Hank el de Breaking Bad)

El personaje emputante: los estereotipos narcos y las charlas boludas sobre las mujeres

El agradecimiento: Porque es una película que al salir los créditos te deja varias imágenes en la mente

CURIOSIDADES

–       El filme se desarrolla en en la frontera méxico-americana, pero fue filmado en España y Estados Unidos.

–       El personaje de Malkina era originalmente para Angelina Jolie, ella dejó el proyecto y el papel pasó a Cameron.

–       La película está dedicada a la memoria de Tony Scott, hermano de Riddley que se suicidó cuando se estaba filmando.  Ridley dejó la filmación una semana para acudir al entierro de su hermano.

–       Natalie Portman fue considerada para el rol de la ingenua Laura

–       Bradley Cooper y Jeremy Renner fueron contemplados para hacer de Reiner.

–       Comarc McCarthy estuvo en la filmación de The Counselor casi todos los días

–       Cormac tiene 80 años

CINE: Gravity

Complaciendo los mails que nos llegaron, cumpliendo con el sagrado deber hacia el lector y a pesar de que ya sacaron a Gravity de cartelera, aquí la reseña:

«You’ve got to learn to let go»

Que seres tan diferentes como Michael Moore, Santiago Segura y James Cameron estén de acuerdo en lo “maravillosa” que es Gravity ya daba para llamar la atención. Santiago Segura lo dijo fuerte y claro a través de twitter: “Cuarón es el puto genio” y yo estaba como que “sí, capaz que sí”.

Me gusta Cuarón, me gusta más que Iñárritu, haciendo comparaciones al pedo/odiosas/inútiles.

Tampoco es que Cuarón  tenga una extensa filmografía, pero no sé, me gusta.

Después de una espera que se me antojo eterna (más larga que mi vuelta al blog) pude disfrutar de Gravity en 3D, como tiene que ser.

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La primera secuencia es poderosa, las voces que se perciben casi en off, la presentación de los elementos, de los personajes, el 3D que pocas veces es tan bien usado y tan adecuado, todo hizo que hundida en la butaca susurrara: “Qué hermosa”.

Cuarón nos traslada al espacio. Literalmente. Sandra Bullock es la Dra. Ryan, George Clooney es Matt y hay un tercer tipo que anda por ahí.

Los primeros minutos están dedicados más o menos a que nos quedemos apantallados por lo visual y que a nivel narrativo entendamos que la Bullock es pajarito nuevo, que Clooney es el gringo campechano y veterano en su último viaje,  y el otro (el que orbita/gravita/whatever) seguramente será el primero en morir.

Muere intrascendente personaje, muere!

A Clooney lo quería matar yo misma, sehhh. El gringo buena onda, despreocupado que puede cambiarte una llanta en medio de la carretera es un papel que le he visto muchas veces, y más en entrevistas personales (insertar emoticón de Heisenberg).

La película avanza dos pasos y el drama estalla como piñata mexicana. Nosotros, en la butaca, empezamos a temer por la vida de los personajes y a sufrir con ellos.

Lo inhóspito y lo irreductible del espacio te golpea frame a frame.

A ojo pelado podemos decir que Cuarón es el puto genio y que Segura tiene toda la razón del mundo. Lubezki es el encargado de la dirección de foto. A Lubezki lo amamos desde El árbol de la vida y su fotografía unida a una muy buena colección de efectos especiales garantizan el “viaje” que los lentes 3D y todas las reviews previas prometían. Suntuosos planos secuencia aparecían y desaparecían. Hay partes que hasta marean y dan la sensación de vértigo o por lo menos así se sentía desde la fila 5.

Sandra Bullock George Clooney

Sin embargo, en mi mente resonaba lo que dijo James Cameron, cagándose un poquito en Kubrick, y cito: “Creo que es la mejor película del espacio que se ha hecho nunca”.

Este…Momentito Cameron, momentito!

Luego de ver la obra de Cuarón, esa afirmación dicha por Cameron o por cualquier otro da como para que nos trencemos a manazos y a hijueputazos alegremente y si la cosa se caldea mucho elegir las armas al amanecer.

Porque Gravity funciona como espectáculo, como película pipoquera destinada al entretenimiento vacío y autocomplaciente, como una historia del género thriller-survival harto ya vista, en la que sabemos que a Cuarón  –ALERTA DE SPOILER– le va a temblar el pulso para liquidar a su personaje y hacerlo arder en una llamarada infernal al contacto con la tierra o no va a querer que ese diálogo imposible/onírico de Bullock con el personaje de Clooney sea simplemente una manera poética de decirnos que la doña murió, claro que NO. Cuarón va a poner a Ryan como la súper heroína, más resistente que Kenny (el de South Park) y nuestro amigo Clooney se sacrificará en pro de la supervivencia de Sandrita, sin que se le encojan los huevos ante la inminente muerte espacial FIN DE SPOILER y todo eso ESTÁ BIEN!

No hay que confundirnos. Cuarón no promete una película de autor. Cuarón hizo una película producida por David Heyman (productor de todas las Harry Potter), protagonizada por Sandra Bullock y George Clooney, con un presupuesto de más de 100 millones de dólares, y vuelvo a decir: está muy bien.

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Que el guión se ponga como quinceañera cursi believer a mitad de camino, y que después tengamos que ver a Ryan en posición fetal para preparar su “renacimiento”, y conversaciones religiosas de por medio, escuchar su lacrimógena historia con el objetivo de que nos de penita y le gritemos a la pantalla: “DENLE UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD A ESA COJUDA DE SER FELIZ”, tampoco lo podemos negar, porque para qué mentirnos a estas alturas de la existencia. Somos grandes.

Aún así, Cuarón lleva su película a un nivel más que aceptable.  Los reflejitos en los cascos, los momentos de tensión, la pesadilla espacial, el miedo, la soledad, lo jodidamente buena que está a nivel visual, artístico y estético, una dirección que consigue que no me empute tanto Clooney y que Sandrita haga un digno papel, sí, es un festival para los sentidos.

Memorable por lo que se queda en tu retina, y absolutamente prescindible si te ponés a reflexionar sobre su contenido. Ni modo. Estamos en una época en que la forma se come a la sustancia.

Pero en el caso de Cuarón, QUÉ FORMA!

Lo mejor: Lo visual

Lo peor: A partir de la mitad, el guión se pone muy choto

La escena: Me quedo con el inicio y cuando cosito se tiene que desamarrar (happy moment)

Lo más falsete: La escena Wall-e de la Bullock con su improvisada turbina

El mensaje manifiesto: Hay que lucharla hasta lo último

El mensaje latente: Querubines, en la vida no hay un guionista que te salve irrisoriamente de las desgracias

El consejo: Si todavía está en cartelera vela en 3D y con subtítulos, eso sí …sin esperar la revelación del cine de autor.

El personaje entrañable: Marvin, el marciano

El personaje emputante: un poquito Clooney, un poquito Bullock

El agradecimiento: Por los planos secuencia, por Lubezki, por lo bello y lo triste.

CURIOSIDADES

–       Dura solo 91 minutos

–       En una conferencia de prensa en México, un periodista de farándula le preguntó a Cuarón qué tan difícil fue filmar en el espacio, aquí el link de youtube: http://www.youtube.com/watch?v=ipoH7iRUo-o

–       El guión es escrito por Cuarón y su hijo de 29 años Jonás.

–       Como era de esperarse, Cuarón trabajó en estrecha colaboración con la NASA.

–       Además, la NASA proporcionó mucha documentación para el éxito de la película: “Tuvimos la gran oportunidad de que la NASA estuvo de acuerdo en enviarnos sus documentos, incluyendo fotografías y filmaciones de archivo” dice Tim Webber, el supervisor de los efectos visuales en la película.

–       El director James Cameron, dijo que ‘Gravity’ era “la mejor película jamás hecha sobre el espacio” En ella exclamó su admiración por el film: “Me quedé de piedra, totalmente anonadado por la película. Creo que es la mejor imagen jamás vista del espacio”.

–       Por otra parte, en la habitual lista de Tarantino de sus películas favoritas, ‘Gravity’ ocupó la posición número siete.

–       La estación espacial china en la vida real se llama Tiangong (palacio celestial). Su lugar en la película consistió en un pequeño módulo habitable. El objetivo del programa Tiangong en la vida real es la construcción de una estación espacial muy similar a la de ‘Gravity’ para el 2022.

–       Originalmente el papel de Sandra Bullock habría sido pensado para Angelina Jolie. Luego de que ella abandonara el proyecto, una serie de actrices pasaron a ser consideradas para el rol. Entre ellas estuvieron Scarlett Johansson, Blake Lively y Natalie Portman (que fue eliminada por su embarazo).

–       Bullock tuvo que pasar por seis meses de entrenamiento físico. Bullock y Cuarón trabajaron minuciosamente en un detalle crucial de la película: la respiración de Ryan.

–       Los ensayos de las escenas, según señala Cuarón, se convertían en una especie de sesiones de baile: “Una vez que empezamos a preparar la sesión, era casi más como una rutina de baile donde estábamos ‘uno, dos, tres a la izquierda, uno, dos, tres a la derecha’”.

–       Por su parte, Robert Downey Jr fue el primer candidato para tener el papel que terminó interpretando George Clooney. Así como Jolie, el actor decidió abandonar el proyecto y Cuarón se dio cuenta de que el estilo de Downey Jr no era tan compatible con el personaje como el de Clooney. Algunas fuentes citaron que Downey Jr. resultó demasiado informal con el proyecto.

–       A continuación, les dejamos el cortometraje Aningaaq, dirigido por Jonás Cuarón que originalmente iría a parar en los extras del Blu-ray de Gravity. Warner Bros. decidió lanzarlo antes en aras de conseguir una nominación al Oscar en el rubro de Mejor Cortometraje de Ficción, cosa que no ha logrado, pues la Academia ya dio a conocer a un filtro de diez finalistas de entre los 120 que competían; para ahora intentar limitar la terna a entre 3 y 5 trabajos. En el video spin-off, de casi siete minutos de duración, se ve la otra cara de la conversación que el personaje de Sandra Bullock mantiene con -ahora sabemos-, un pescador, de nombre Inuit, en Groenlandia, mientras intenta pedir auxilio a través de una radiotransmisión desde el espacio.

EN CARTELERA: Yvy Maraey

“ESTA HISTORIA TENÍA QUE SER OTRA COSA”

Creo que si hay algo que ha demostrado Juan Carlos Valdivia desde sus inicios es que sabe filmar. Una vez comenté que de las películas Jonás y la ballena rosada y de American Visa no guardaba muy buenos recuerdos, aunque amén de los peros que se les pueda poner no se negaba que ambas-dos estaban bien realizadas.

El descubrimiento de Valdivia como un cineasta-autor llegó el 2009 con Zona Sur, ahí nos dimos cuenta que el paceño no estaba destinado solamente a entregar productos con aspiraciones comercialonas, de contenido en líneas generales vacío y poco memorable, no. Con Zona Sur, descubrimos que existía eso que tanta falta le hace al cine nacional: riesgo y resultado.

Y dividió aguas, hubo quienes detestaron su cámara circular, su ritmo pausado, contemplativo, su historia de jailones venidos a menos, ajá. En ese reflejo del suelo patrio, hubo aquellos a los que no les gustó lo que vieron.

Se entiende, el cine autoral no es para todos, y el guión escrito por el mismo Valdivia tenía sus momentos algo telenoveleros, hecho que también destaqué cuando hablé del tema.

Cuatro años después se estrena Yvy Maraey, la película que supone años de investigación sobre la cultura guaraní, la película que Valdivia afirma es la mejor de su filmografía, y la que supuestamente le ha cambiado la vida.

233756_600Para los bolivianos, tiene el atractivo de rescatar del olvido a una cultura casi aniquilada y exterminada por la modernidad y su día a día. Una cultura que lentamente ha ido convirtiéndose en un fantasma que vemos cómo se pierde en la neblina y a nadie le importa lo suficiente para detener esa desaparición.

Ivy Maraey prometía dosis altas de lo guaraní, de su cosmogonía, de su teogonía. Las notas de prensa hablaban de un complicado rodaje, de una producción jodida, de semanas de intensa búsqueda de un casting adecuado, de actores naturales, de locaciones hostiles, de investigación rigurosa y de una idea que llevaba madurando años en la cabeza de su director.

Finalmente, luego de truncados intentos de estreno, la semana pasada pudimos ver el resultado de tanto trabajo y tanta expectativa.

Juan Carlos Valdivia interpreta a Andrés, cineasta que obsesionado por las imágenes recabadas por el antropólogo Erlan Nordenskiöld se lanza a la gran aventura de recorrer el chaco para llegar al lugar donde fueron filmadas en 1910 y hacer una película.

Esa búsqueda también habla de una búsqueda interior, personal, existencial que es remarcada durante el desarrollo de la película. Para dicha búsqueda se alía con Yari (Elio Ortiz ), guaraní cuya labor es llevarlo a su objetivo y cuya misión dentro de la estructura del guión es servir como contrapunto para el manoseado contraste del karai y el guaraní. Blanco-indio.

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Los problemas de la película comienzan con ese forzado contraste, teniendo en cuenta que la historia de una región depende de la interacción de sus diferentes actores y va más allá de un encuentro bipolar.

Las frases hechas bombardean al espectador con el ánimo de sentar muy claras las bases de la relación de cada personaje con el aspecto étnico al que pertenece y del issue intercultural. Momentos en los que un silencio bien puesto harían más por el tono de la película que tanta reflexión dicha en voz alta.

Esa mirada en la que se sumergen el uno en el otro y el otro en el uno es el todo de la película. Son diferentes pero al mismo tiempo muy parecidos. Bello.

La tierra sin mal se nos presenta mágica, impredecible, misteriosa, plagada de personajes pintorescos y de situaciones que intentan aligerar el peso filosófico de la película con unos atisbos de humor.Típico recurso de películas de este tipo: dos personajes aparentemente opuestos se juntan por avatares del destino para terminar siendo chanchos amigos y tener una experiencia religiosa, diría Enrique Iglesias.

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La idea de “la lucha de un pueblo otrora feliz contra una raza más fuerte” manejada por Nordenskold que se insinúa en el filme, y la frase de que son los karai los que ahora “tienen que luchar por su identidad”, en el contexto pluri-multi que siempre ha vivido el país suenan reduccionistas y condescendientes.

Otro problema es el apartado actoral. Entiendo que son actores naturales y que se trata de la primera experiencia de Juan Carlos Valdivia en esas lides, pero definitivamente las actuaciones rondaban la media para abajo, llegando un poco al bochorno en la fiesta donde hay la pelea y en el encuentro con los cineastas improvisados (excelentemente equipados con proyectores, generadores de electricidad y otros).

La película transcurre entre frases coelhianas onda qué profundos somos, escenas coreográficas y manejo de cámara en movimiento, herencia directa de Zona Sur, que no sé hasta qué punto sirve para retratar de forma fidedigna una región caracterizada por lo inhóspito, la quietud, la semi-aridez y el sofocante calor.

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Entiendo que puede ser un estilismo, pero ese estilismo se choca ya con las frases hechas, las actuaciones medianas, y la visión bilateral del mundo, dando como resultado un filme irregular y de características que pueden valorarse más por la búsqueda personal del director (Juan Carlos Valdivia, no Andrés) que por ser una película que sea justa con lo guaraní. Estrella inicial de la premisa del filme que se desinfla para dar paso a una suerte de road-selfie-movie.

Yéndonos por el apartado siempre discutible y triste del cine nacional: lo técnico, podemos decir que aquí es donde Valdivia brilla a sus anchas y deja claro que sí, es verdad que sabe filmar, ya que TODO, todo lo técnico en Ivy Maraey es impecable e inobjetable.

Una hermosa fotografía de Pablo de Lumen, que también participó en Zona Sur, nos regala escenas como la de los guaraníes peinándose en las rocas o la de las proyecciones en el monte. Una impresionante producción; el talento siempre necesario de Cergio Prudencio en la música (aunque a veces demasiado incidental); y lo dicho, una calidad a nivel técnico que habla de rigor y talento, son elementos suficientes para coronarla, de lejos, como la mejor película en ese rubro este año.

Y eso acarrea la mayor decepción, Valdivia es un tipo que tiene la inteligencia comercial para generar auspicios y trabajar con los presupuestos más altos del medio y tiene la inteligencia artística para rodearse de un buen equipo técnico y humano, por eso es que a estas alturas Ivy Maraey parece un ejercicio algo ingenuo.

1385418_1424568831092968_1517043930_nLleno de buenas intenciones como todo nuestro cine y, en este caso en particular, como un renacimiento personal del director, una vez salen los créditos, la tierra sin mal se queda como una cómoda visión binaria de la realidad (blanco-indio, Karai-guaraní, rico-pobre, yo escucho Serrat y tú Locomía) que no te acompaña al salir de la sala.

Me parece que le puede ir bien en festivales internacionales, tiene esa temática ONGeísta que le ha dado premios a películas como El vuelco del cangrejo y un nombre a Ken Loach, y en lo nacional debe ser, como ya dije, de lo más logrado en los últimos años en el apartado técnico.

Como todo en la vida, habrá aquellos que la encuentren reveladora, una joya del cine nacional, una película a la que mirar hacia arriba por las virtudes que derrocha. Muy válido, en esa pluralidad de miradas y cosmovisiones, la misma Ivy Maraey lo dice: yo no sé de qué color ves el mundo, y definitivamente vos tampoco sabés de qué color lo veo yo.

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Lo mejor: hecha con mucho rigor en lo técnico y con buenas intenciones

Lo peor: a ratos se siente un pajazo

La escena: hay escenas muy lindas, incluso el final funcionaría si se mostrara de otra manera menos discursiva

Lo más falsete: la bola de papel, los recortes, las frases hechas

El mensaje manifiesto: La tierra sin mal existe

El mensaje latente: La tierra sin mal está desapareciendo

El consejo: Vela, realmente: VELA.

El personaje entrañable: la niña del final

El personaje emputante: la dupla de amigos

El agradecimiento: por el rigor, por apostar siempre a la máxima calidad

CURIOSIDADES (extraídas íntegramente del dossier de prensa de Ivy Maraey, sección Anécdotas)

A Juan Carlos le contaron que todavía habían muchos huesos humanos de la guerra en Kuruyuki en la zona, pero jamás vio uno, hasta un día de abril de 2012 que encontró los restos de un kereimba (guerrero). Allí supo que era hora de comenzar el rodaje. Puso los huesos en un viejo cantaro guaraní y se los llevó a La Paz, prometiendo devolverlos cuando la película esté terminada.

Un año estuvieron los huesos de kereimba (guerrero) en casa de Juan Carlos. La devolución de estos huesos es el tema del documental Memoria, que Cinenómada encargó a la cineasta venezolana Rossana Matecki para el proyecto Recuperación de la Memoria, en cooperación con la Embajada de Alemania en Bolivia.

El equipo técnico y artístico de Yvy Maraey constaba de aproximadamente 60 personas fijas que se desplazaron en 12 vehículos por 5 departamentos, en una superficie de 10,000 km.

El rodaje de Yvy Maraey se realizó durante siete semanas. La pre-producción llevó cuatro meses. La concepción y la construcción, sin embargo, tomaron seis años.

A la víspera del rodaje en julio de 2012, 22 personas del equipo se perdieron en el bosque a orillas del pantano. Después de horas de andar en círculos por la orilla del espeso monte, se resignaron a dormir alrededor de una fogata sobre una espesa capa de hojas secas. Al día siguiente, encontraron numerosas huellas frescas de tigre en las inmediaciones.

Para filmar las escenas del Chaco, la producción tuvo que llevar los extras por 800 km. de caminos accidentados. Doscientas personas, entre equipo técnico y artístico, vivieron por una semana en Lonte, en una hacienda abandonada del siglo XIX, donde se tuvo que llevar hasta el agua.

El equipo de producción fue secuestrado varias horas por los indios Weenhayek del sur de Bolivia. Los Weenhayek, descendientes de los Matacos que conoció Erland Nordenskiöld, son uno de los grupos originarios más aguerridos de Bo- livia. Retuvieron el material que Valdivia filmó para recrear el viaje de Nordens kiöld por un malentendido entre autoridades. Las bellas imágenes de los indios pescando en el río y viviendo en precarias aldeas corrieron el riesgo de desapa- recer para siempre. Valdivia logró filmar un convenio de cesión de derechos seis meses después de la filmación.

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