Cine mexicano: Los insólitos peces gato
No es fácil estar solo. O lo que es lo mismo, , la soledad es pendeja.
Desde México nos llega Los insólitos peces gatos, película que ofrece una sensible mirada a un mundo en el que convergen soledades.
Claudia (Ximena Ayala) es una chica joven que trabaja en un supermercado. Anda por la vida sin familia, sin amistades sólidas, sin nada que destaque en su pequeño mundo.
Como ella hay muchos, seguro atrás de esta pantalla luminosa algún solitari@ leerá estas palabras y dirá:
yo también me siento solo
Las primeras imágenes del filme están destinadas a retratar esa rutina, ese ir y venir de este personaje sumido en su urbe, en el sistema laboral, con sueños postergados o enterrados, sin otro objetivo que pagar lo básico: casa y comida.
Una noche, Claudia sufre un ataque de apendicitis y, claro, la tienen que operar.
En el hospital, sin perro que le ladre, la paciente de la cama de al lado entabla una empática conversación con nuestra abandonada jovencita.
Se trata de Marta (Lisa Owen), una señora que está con SIDA en su fase terminal y cuyos 4 hijos la atienden en todas sus recaídas.
Sin querer, o queriendo, se va estableciendo una relación entre la familia de Marta y la chica sola. Un cariño nacido de necesidades mutuas, de vacíos mutuos.
En medio de la tragedia que parece cernirse sobre todos, la directora pinta escenas con algo de humor y personajes bien definidos.
Ale, la hija mayor agobiada por el peso que supone la responsabilidad de quedarse a cargo de sus tres hermanos y al mismo tiempo, presenciar la agonía de su querida madre. Wendy, la hija con sobrepeso, que toma cocteles de medicamentos sin que nadie lo note. Mariana y Armando, los hijos menores, que a pesar de la corta edad tienen que aprender a vivir con la certeza de que su madre muere día a día.
Hay una belleza cristalina y madura en el relato que hace Claudia Sainte-Luce de esta su ópera prima. Se puede percibir la verdad, la honestidad en su historia, quizá tenga que ver con que el personaje principal se llama Claudia porque, efectivamente, la directora y guionista vivió una historia muy similar en la vida real.
Esa cercanía con el relato se siente en la estructura del guión, en cómo da vida a las situaciones convencionales que parecen no decir nada pero dicen mucho.
Vos, desde tu asiento podés empatizar, podés entender porqué esas personas actúan así, aunque parezca de lo más inverosímil.
La historia tiene tanto peso al principio y en su desarrollo que esperás que la directora siga por esa senda hábilmente trazada, pero al llegar al final, aunque tiene un lindo final, la mirada es demasiado amable, demasiado conciliadora. Queda casi como algo «acomodado».
Hay cierto esfuerzo en dar un mensaje positivo, en convertir el filme en una “feel good movie” o en una suerte de catarsis autoral. Supongo que tiene que ver con el apego a lo que Sainte-Luce vivió. En la práctica, el lenguaje cinematográfico requiere de mayores sutilezas que en Los Insólitos peces gato se dan muy bien en la mayor parte de su metraje pero que falla a la hora de redondear.
Aún sintiendo que ese hermoso globo que tenemos se va desinflando de a poquito, esta propuesta mexicana es digna de verse y además promete grandes cosas para su joven autora.
Su dirección, su manejo de actores, sus detalles hablan de talento, de un talento que en el futuro puede sorprender.
Punto aparte merece la fotografía, obra de la francesa Agnès Godard habitué de Claire Denis que se sumó al proyecto porque el guión le gustó muchísimo. La mano de Agnès eleva el filme en momentos clave: las escenas en el playa o los primeros minutos que conocemos a Claudia, o al final, con las tomas frontales.
Los insólitos peces gato está lejos del cine que acostumbramos ver de México, ofrece un bocadillo intimista lleno de emoción a un público que sabrá apreciarla a pesar de sus pequeños escollos narrativos y de su autocomplaciente final.
Mónica Heinrich V.
Lo mejor: un filme honesto y sensible
Lo peor: termina siendo demasiado amable consigo mismo
La escena: la secuencia de la playa me gustó bastante, cuando están todos en el mar
Lo más falsete: la escena de Wendy con la licuadora, y algunas conversaciones algo armadas
El mensaje manifiesto: es difícil estar solo
El mensaje latente: se puede no estar solo
El consejo: Vela, es una película muy mirable
El personaje entrañable: Claudia…el guardia del súper.
El personaje emputante: la jefa de Claudia…
El agradecimiento: pudo hacerla lacrimógena a morir, pero está muy contenida…muy precisa.
CURIOSIDADES
Ximena Ayala es la actriz protagonista de Perfume de Violetas, la mencionamos aquí.
Wendy es la Wendy real, la que pertenece a la familia a la que se apegó la directora Claudia y que le sirvió de inspiración para hacer el filme. Wendy, obviamente, no tiene ninguna experiencia como actriz.
La directora hacía extenuantes ensayos antes de filmar cada escena, eso porque quería que los actores hicieran suyos los textos y que no se viera recitado. Dice que al principio sentía cómo la detestaban porque lo consideraban un exceso, pero que luego, al verse en la pantalla se sintieron agradecidos.
La película se iba a llamar en un principio Encuentro.
Costó conseguir financiamiento, pero finalmente pudo terminar la película.
Claudia se metió a estudiar cine y en la universidad le dijeron que sus historias eran malas, dejó la carrera decepcionada y se dedicó a trabajar en asistencia de dirección, hasta que una guionista la animó a escribir su primera historia.
Actualmente se encuentra trabajando en su película La caja vacía, que ella misma protagoniza.
Claudia tiene apenas 32 años.