Recuerdo cuando vi Matrix en el extinto cine Florida. Sus gradas me parecían gigantescas. Ahora, uno pasa por ahí y se da cuenta que eran chiquitas, capaz diez escalones. El tema es que cuando fui a ver The Matrix, llegué tarde. Bueno, no llegué tarde. Llegó tarde la persona con la que la iba a ver. Errores del programa.
Y recuerdo, como si fuera ayer, cuando mi versión adolescente matrixiana entró al cine que ya estaba a oscuras y el señor Anderson (Keanu Reeves) estaba en su cubículo viendo cómo el Agente Smith (Hugo Weaving) iba a por él. Y el tono verdoso de la corrección de color me gustó y muchas cosas me sorprendieron y el empute que tenía por llegar tarde y no poder ver los trailers se disolvió rápidamente y me sumergí en esa cosa fantasiosa que plantearon los (entonces) hermanos Wachowsky y aprecié todo: la propuesta, los efectos especiales y la premisa principal: (perdón por los puntos seguidos de puntos seguidos) los humanos alimentábamos a las máquinas que habían creado un mundo ficticio en el que vivíamos sin darnos cuenta.
Al señor Anderson le ofrecieron la posibilidad de salir a través de pastillitas rojas y alusiones chotas a Alice in wonderland. La pastilla roja lo convirtió en Neo y lo introdujo a un mundo turbio, donde se comía mal y se vivía peor. Borges ya lo dijo: Cómo cesan los sueños cuando sabemos que soñamos.
…
The Matrix no fue mi película favorita de esa época, pero la respeté. No sé dónde leí que: Lo que importa aquí es la forma y el ritmo. ¡Salud!
Al final de esa Matrix, Trinity (Carrie Ann-Moss) le dijo a Neo que lo amaba mientras yo gritaba descontrolada y atragantada de pipocas: NO, ESO NO. ¿Para nada más aceptaron la pastilla roja?
Cojudos.
Eso significó convertir una película que tenía un postulado interesante, hasta filosófico existencial (dentro de la tónica de video-juego que manejaba) en una telenovela donde todo orbitaba alrededor del amor de la parejita.
Luego, vi la Matrix recargada y, como corolario, vi a la Matrix revolucionar. ¿existe alguna pastilla que pueda borrar esas huevadas de mi memoria?
Sí, de verdad, cómo cesan los sueños cuando sabemos que soñamos.
Y acá, después de tantas lunas, después de lo que hemos sufrido en la Pandemia, hicieron resucitar a la Matrix. Y los hermanos Wachowski ya no son los hermanos Wachowski y es Lana Wachowski la que decide escarbar esa tumba y levantar ese muerto hediondo. Y lo último que pensé (con cierto rencor y embeleso) de la Matrix original fue que el verdadero anti sistémico era Smith. El rebelde, el insurrecto, era ese Smith que quedó fuera de la Matrix y fuera de los humanos y que iba por la libre. Neo tranzó con las máquinas. Neo dijo: dejen que yo me ocupe de Smith y que los míos sobrevivan. Política de manual. Tránsfuga. Los aceptadores del vaso medio lleno dirán: es que se sacrificó, hizo lo que tenía que hacer. Claramente, The Matrix: Resurrections nos dice que no. Que nada valió la pena. Que envejecieron/envejecimos quichicientos años al pedo y que la resurrección es una jodita para Marcelo Tinelli.
Pensamiento marginal: Solo hay una ficción en la que la resurrección funciona.
Pues Lana se unió a David Mitchell (escritor de la pajera Cloud Atlas) y a Alexander Hemon (escritor de The Lazarus Project) para guionizar esta nueva versión. Los tres juntaron sus cabecitas y se dieron cuenta que la Matrix daba pa todo y que si el actor Hugo Weaving (que interpreta al Agente Smith) no podía participar porque estaba haciendo teatro, no importaba y que si no les daba la gana de invitar a Lawrence Fishburne (que interpretaba a Morpheus), estaba más que bien. Se podía resolver.
No se les subieron los rubores al rostro con la aparente muerte de Trinity en la última entrega. Recordemos que el Arquitecto le dijo a Neo que todo lo que sucedía en la Matrix ya había sucedido antes y que hasta la profecía del elegido y la misma pitonisa eran parte del loop. Que los Neo aparecían y desaparecían para tener los mismos dilemas, las mismas disyuntivas. Que las Trinitys siempre hacían el mismo infame papel, el de la tipa enamorada del elegido. Así, cuando vi a la Matrix resucitar, pude gritarle a la pantalla con la boca llena de pipocas y rencor: “Es el loop eterno, soltá o saltá, Trinity”.
En la nueva/vieja Matrix, Neo ha vuelto a ser el señor Anderson. Un tipo con problemas de depresión y con delirios que lo llevaron a querer botarse de un edificio. Oh, pastillita azul. Lleva años haciendo terapia y es famoso por ser el creador de un videojuego de culto llamado…wait for it: The Matrix. Las auto referencias llueven como chucherías de piñata mexicana. En esos primeros minutos pensás: Alguien ha visto demasiadas veces Deadpool. Pero aceptás el asunto, porque recordar es volver a vivir.
Luego, aparece un Morpheus (Yahya Abdul-Mateen II) que no es Morpheus (nuestro Lawrence Fishbourne) pero que dice ser Morpheus y, claro, otra vez la chacota de la pastilla roja o azul.
Sumergida en las profundidades de la Matrix está Trinity (Carrie Anne Moss) que ya no es Trinity sino Tiffany y que tiene encuentros esporádicos con Neo en un café. La Matrix no pudo resolver separar a esos pobres cojudos, ni siquiera separar sus nidos de alimento humano.
El juego de me desconecto y trato de luchar contra la Matrix se reinicia.
Aparece un Agente Smith (Jonathan Groff) que no es el Agente Smith (Hugo Weaving), pero que dice ser el Agente Smith. Todo es chabacano, complaciente y…fumado. Más que pastillas podría pensarse que hay hierbas psicotrópicas a la vista.
Cuando la Matrix se recargó o revolucionó hubo momentos que por lo menos a nivel estético nos pagaron la entrada. En esta intentona de revival, el desfibrilador que resucita la saga se atascó o hizo cortocircuito. El muerto, muerto está.
El final es otra chacota. Una burla a la esencia matrixiana. El Analista (Neil Patrick Harris AKA Barney Stinson) es el nuevo Arquitecto y enfrentará a la parejita reencontrada (Neo y Trinity). Los diálogos finales traicionan toda la seriedad con la que la Matrix parecía a punto de colapsar en la trilogía original. Hay humor, nostalgia y cosa lúdica donde antes se jugaba el supuesto destino de la humanidad.
Quizás los 23 años pasaron también para algunos espectadores que observarán con cierta estupefacción cómo Trinity vuela porque sí y Neo es incapaz de elaborar una frase que tenga algo de sentido o inteligencia, lo que le hace un flaco favor a Keanu Reeves (te amamos, Keanu) que no es el mejor actor del mundo.
Ni siquiera la colorimetría sigue la tónica de sus antecesoras. Ahora tiene un toque videoclipsero millenial que nos hace ser conscientes que los personajes y el equipo técnico fueron realmente abducidos por la Matrix 2021.
Los aceptadores del vaso medio lleno dirán: Es que se burla de sí misma. Es metacine. Se convertirá en película de culto.
Criaturitas del señor, solo puedo decir: Control +Alt+ Supr o Command+delete.
Lo mejor: recordar es volver a vivir Lo peor: desordenada, dispersa y se aleja de su esencia La escena: la charla final con el analista Lo más falsete: la ondita «positiva» y lavada de esta matrix El mensaje manifiesto: hay que firmar un compromiso de no resucitación El mensaje latente: siempre hay alguien que se pasa por el traste ese compromiso El consejo: verla como cuando se va a un reencuentro de promo El agradecimiento: por Keanu. Siempre.
Una fábrica de yeso, que era el sostén y sentido de los habitantes de un pequeño pueblo en la Norteamérica profunda, cierra sus operaciones. Fern (Frances Mcdormand) lo pierde todo: esposo que muere por un cáncer fulminante, casa y amigos que abandonan el lugar que una vez consideró su hogar.
Estamos viendo Nomadland, y también la situación de muchos adultos de la tercera edad que se enfrentan a la certeza de no tener cómo sobrevivir dentro de un sistema creado para que los jóvenes reinen.
La directora Chloé Zhao se basa en el ensayo/libro homónimo escrito por Jessica Bruder. Jessica siguió durante tres años a un grupo de “workampers”, nómadas mayores que buscan trabajos ocasionales a lo largo de distintos estados americanos. La experiencia se convirtió en literatura y la literatura en cine.
El guion escrito por la misma Zhao, se apoya en la discreta fotografía de Joshua James Richards (The Rider, God´s Own Country) y en parte es gracias a esos climas de atardeceres anaranjados, de acantilados con olas golpeándose salvajemente, de desiertos áridos, del monólogo de Swankie, de la soledad, que el espectador conecta emocionalmente con la historia.
Zhao ya había demostrado en su anterior película, The Rider, una exquisita sensibilidad a la hora de reimaginar el western y poner en pantalla los tormentos de un cowboy. Con Nomadland, su personalidad como directora continúa, se vuelve a hacer amiga de los silencios y de los paisajes, deja que sus personajes cobren vida propia e incluso cuando los diálogos suenan a discurso de autoayuda, bordeando lo cursi, consigue salir airosa. Y no es fácil salir airosa de esa delgada línea que separa lo cursi de lo poético.
Porque sí, esta es una road movie que tiene mucha belleza interior. Muestra un submundo de gente que sobrevive en condiciones que nuestra comodidad ni siquiera puede imaginar. Lo peor es que deja claro que estas personas a las que miramos con empatía fueron también jóvenes que creyeron que su vejez sería otra cosa.
Claro que hay una postura política, claro que se retoma, una vez más, a esa América fallida que en el 2008 dejó un desastre financiero, emocional y social en sus tierras llenas de promesas.
Al ser un tema delicado, hay cosas puntuales que se podrían discutir. La visión de Zhao, al intentar mantenerse neutral con la vida en la carretera, puede parecer extremadamente complaciente. Estamos ante una situación que más allá de las pérdidas personales o de las crisis existenciales tiene sus bemoles. La carretera para un adulto mayor hombre, mujer, blanco o negro, no deja de ser un lugar peligroso e incierto. SPOILER El arco del personaje de Fern que se muestra tranquila con esa vida, eligiéndola por encima de la seguridad y estabilidad de un hogar convencional suena a romantización de la pobreza. O, quizás, nosotros romanticemos la seguridad y estabilidad de un hogar convencional, no lo sé. Pero a ratos me sonaba a esos discursos espirituales de desprendimiento material que esconden otros problemas. FIN DEL SPOILER
Sin embargo, me quedó claro con el libro que las intenciones de Jessica eran más extensas, que había una denuncia a la sociedad de las masas y a un Estados Unidos que no importa el presidente que tenga no ha podido solucionar la enorme brecha que existe entre los que tienen y los que no tienen. Y puede ser, no lo dudo, que hayan personas que igual que Fern lo elijan como una forma/estilo de vida, pero la mayoría son víctimas de una economía que los excluye. Leí incluso que describían a la película como una “hermosa reflexión sobre dejar la sociedad atrás”, y no, esta gente no dejó la sociedad atrás, la sociedad los dejó atrás a ellos.
De hecho, uno de los grandes problemas que le veo incluso como discurso es la manera que muestra a Amazon: como un galpón hermoso, ordenado, el personaje de Fern hasta llega a decir que pagan muy bien, cuando en realidad Amazon se aprovecha de la necesidad de estas personas pagándoles un sueldo inferior al no ser empleados permanentes y, por lo mismo, no les da las prestaciones correspondientes. Algo similar sucede con las otras marcas que aparecen en la película. O sea, no les están haciendo un favor al contratarlos, están abaratando costos.
Eso no quiere decir que la historia de Fern, asumiendo que representa a los que sí eligen esa forma de vida, no convenza. Sí lo hace, en parte gracias a esa magnífica actriz que es Frances McDormand, que se comprometió tanto con la película que durante sus cuatro meses de filmación llenó la van con objetos personales y la convirtió en su hogar, y también por la presencia de nómadas reales que dicen sus textos en un formato casi documental. Una de las grandes virtudes de esta película es esa sensación de “verdad” con relación a los personajes. Linda, Swankie, Bob, el chico al que Fern le regala el encendedor, traspasan la pantalla junto con sus caravanas.
Y claro, uno se conmueve, se conmueve por esas vidas que han llegado hasta ahí, por sus recuerdos, por lo que se perdió, por lo que se ganó, y cuando Swankie habla de las golondrinas reflejándose en el agua, podés verlo…no importa que lo que tengás en pantalla sea un primer plano del rostro arrugado de Swankie. Lo ves. Y podés entender la inestabilidad y la incertidumbre del camino solitario o la estabilidad y la certidumbre del camino solitario. Porque ese signo de interrogación que es el futuro, hoy más que nunca, es el mismo para todos.
Lo mejor: gran gran Frances, acompañada de una fotografía intimista Lo peor: discurso a ratos confuso y a ratos cursi, además el final se retrasa, hay un par de momentos que pensás «ahí está, este es el final» y la cosa sigue Lo más falsete: lo de desertar al sistema, cuando el sistema es el que te ha dado una patada en el culo El mensaje manifiesto: hay maneras de sobrevivir, siempre El mensaje latente: hogar es una palabra que tiene un solo significado aunque sea distinto para todos La escena: el monólogo de Swankie El personaje entrañable: Swankie El personaje emputante: amazon y todas las marcas que aparecen como dadivosas con estos forzados nómadas El agradecimiento: por la emoción.
La película se filmó en siete estados durante cuatro meses.
Ganadora del León de oro en el festival de Venecia.
El papel de MacDormand fue tan convincente que le ofrecieron trabajo en un local de Target, una cadena de supermercados norteamericana.
Nomadland ganó el Toronto People’s Choice Award, determinado enteramente por los votos de los asistentes al festival, el mayor de Norteamérica y considerado un buen termómetro de los Óscars.
Nomadland ganó cuatro galardones en los premios de la Sociedad Nacional de Críticos de Cine de este año, incluyendo mejor película, mejor fotografía, mejor director y mejor actriz.
Lo de Spike Lee y su nueva película, Da 5 bloods, me tiene pasmada. Quizás la cuarentena ha afectado mis neuronas, quizás hay algo ahí arriba que ya no está haciendo sinapsis (R.I.P.) y me ha impedido disfrutar con entusiasmo eso que es descrito como: “una particular relectura del género bélico en un desenfadado, voraz y anárquico ejercicio de lo mejor de sí mismo”… o, también, como: “una crítica al pasado, una llamada al cambio, una obra exhuberante que hay que ver una y otra vez”.
Creo que para nada es una particular “relectura” del género bélico, au contraire… diría Jean Reno. Es un pastiche de Apocalipsis Now mezclado con una buddy movie, mezclado con algo de documental pro derechos afroamericanos, mezclado con una alta dosis de testosterona y de “Hola, soy Spike Lee”. Y no dudo que esas mezclas sean posibles, porque para mezclas nuestra realidad nacional multigénero basta y sobra de evidencia, pero de ahí a que la mezcla funcione hay un largo trecho.
Acá, la vocación didáctica de Lee se impone una vez más. Bueno, decimos se impone cuando bien podríamos decir “mancha” o «ensucia» su último trabajo cinematográfico.
Si algo hay que destacar de Da 5 bloods es su sentido de la oportunidad (oportunismo) o su “suerte”. Teniendo en cuenta las turbulentas protestas que se viven en gringolandia, la película ha encontrado aún más relevancia en aquellos que quieren hacer de cualquier hueco una trinchera. Cae como anillo al dedo después de la terrible muerte de George Floyd.
El guion, sin embargo, no tiene el más mínimo y básico sentido. De una película hollywoodense o netflixera de medio pelo vaya y pase, pero Spike Lee siempre se sube a un taburete para gritarle al mundo que está diciendo cosas importantes. Es ese mismo Spike Lee que posa de antisistémico, que muere por ganarse un Oscar y que cuando no lo consigue, enfurece.
En Da 5 bloods, un grupo de amigos veteranos de la guerra de Vietnam deciden volver a Vietnam por dos motivos: 1) Recuperar los restos de Norm, el compañero más admirado del grupo que quedó enterrado en algún lugar de la selva vietnamita y 2) Recuperar unos lingotes de oro que encontraron cuando eran soldados en un avión de la CIA derribado durante la guerra y que enterraron con la idea de recogerlos algun día.
Se puede aceptar la premisa del regreso a un lugar traumático donde ellos, los afroamericanos, eran la carne de cañón del ejército americano. Se pueden abrir arcos narrativos interesantes con relación a cómo la guerra devuelve a una persona a la sociedad, a ese regreso y a esa nueva mirada a Vietnam, al pasado, al futuro, a una reconciliación o una imposibilidad de reconciliación con todo eso, yes, we can. Pero no, lo que sucede en pantalla es como una orquesta en la que varios instrumentos suenan desafinados.
Cuando SPOILER Otis se encuentra con Tién (la ex prostituta vietnamita que fue su amante en sus épocas de juventud) y sale la chica negra y le dice “mamá” a Tién, y porque es negra vos sabés y Otis sabe que es su hija, y al tiro se lo pregunta a Tién y Tién le dice que sí…Gente, solo la Marimar de Thalía se atrevió a tanto…FIN DEL SPOILER en ese momento mirás suspicaz hacia los costados, buscando testigos y sabiendo que estás a punto de presenciar un desastre.
El guion es escrito a 8 manos por Danny Bilson (con unas cuantas películas desconocidas clase b como currículum), Paul De Meo (más conocido como guionista de videojuegos), Kevin Willmott (cuyo mayor logro fue ser guionista de una de las James Bond) y el mismísimo Spike Lee. Permítanme decirles que el 90% de las veces solo viendo a los involucrados en una película, podés saber si la van a cagar o no, y acá olía a cagada épica.
Rocío un poco de desodorante ambiental y prosigo.
Una de las cosas que más me molestó de las incongruencias del guion es que SPOILER: Se supone que estos sujetos hacen un trato con Desroche (Jean Reno). Ellos recogerán los lingotes de oro, se los entregarán a Desroche, Desroche convertirá ese oro en efectivo y les depositará los quintos en una offshore. Un servicio a todo trapo por un porcentaje de las ganancias. ¿Alguien me puede explicar por qué Desroche intentaría quitarles los lingotes siendo que los bloods se los iban a entregar de buena gana y después esperarían que el francés cumpla? O sea, si los quería estafar bastaba con recibir el oro y despachar a los boludos y desaparecer con el tesoro cual vivaz Copperfield. Ese detalle me hizo ruido toda la película, sabiendo (porque era claro como el sol de la mañana) que quien estaba detrás del “volteo” era Desroche.
Otra cosa que me tuvo a punto de lanzar objetos contra el televisor fue cuando deciden quedarse con el oro: “Nos quedamos con este oro por cada negro que no regresó a casa”. No, Spike Lee. Así razonan muchos ladrones y narcotraficantes que dicen ser lo que son porque el sistema y la sociedad les han fallado. No caigamos tan bajo. Y el tal Norman interpretado por Chadwick Boseman que se hizo famoso por interpretar a Pantera Negra (¿guiñito a propósito de Spike?) era un boludo de manual…y cada que aparecía en esos flasbacks donde le ponían una música súper cursi con trompetas y fanfarrias de guerra y heroísmo, Pantera Negra se ponía más Pantera Negra que nunca mientras la pantalla cambiaba de formato para que nos quede claro que era el pasado y que él, Pantera Negra, era uno más de los negros que no regresaron a casa. Oh, por Dios. Se sonrojó hasta mi subconciente. FIN DEL SPOILER
No contentos con el tole tole de los tipos buscando su oro y los fumados flashbacks, arman un conflicto entre Paul (Delroy Lindo) y su hijo David (Jonathan Majors), conflictos padre e hijo más falsos que la llegada de respiradores al pueblo ¿Era necesario, Spike? ¿Era, realmente, necesario?
El montaje, caprichoso, donde insertaban a gusto y disgusto imágenes de referentes afroamericanos (la de Aretha, tan al pedo) fue otra experiencia cinematográfica que espero no volver a vivir. No nos hagamos tanto daño, Spike. Por favor.
Ahí donde podríamos agarrarnos de la fotografía, de las actuaciones, de la música, de la belleza de Vietnam, digo no a todo. Fotografía genérica, actuaciones desiguales (el que pisa la mina es el peor), música demasiado incidental con tufillo anticuado, la belleza de Vietnam no fue ni contemplada como regalo para la fatigada platea.
Sí, ya sé, este es el cine que hace Spike Lee, un cine «activista», un cine que toma posición, un cine de lucha que algunos describen como panfletario, y todo eso no está mal, puedo ver y disfrutar una película activista y panfletaria, he disfrutado una que otra película de Spike Lee. De hecho, dentro de Da 5 Bloods hay momentos particulares en los que podemos valorar lo que intenta hacer el director: el monólogo en la selva de Paul cuando rompe la cuarta pared o que uno de los bloods sea pro Trump o que sean racistas con los «amarillos», El tema es que el resto, la chapucera mezcla de géneros, de tópicos, literalmente se padecen, e incluso aunque simpaticés con los vanos intentos de Spike de pegar con moco su poco creíble guion, sus actuaciones desiguales, sus escenas ridículas a la lucha por los derechos afroamericanos…aunque digás puño en alto Black Lives Matter, no podés dejar pasar tanto despropósito.
Da 5 bloods dura casi dos horas y media, dos horas y media que no vas a recuperar, la escena que mejor la resume es SPOILER cuando Eddie empieza a dar discursos de moral en el monte y retrocede tontamente con un lingote en la mano y PUM. Ese Eddie sin brazos, sin piernas, que grita solo mientras mana sangre cual fuente de agua lo dice todo: Efectismo activista con moralismo barato. Mala combinación.
Lo mejor: el poster Lo peor: que la película no sea tan buena como el poster Lo más falsete: todo eso que no consigue transmitir con la fuerza que el poster sí tiene El mensaje manifiesto: activismo para el Oscar, no, mi ciela El mensaje latente: el contexto puede hacer relevantes algunas cosas que no lo son La escena: el monólogo de Paul en la selva y la de la mina, por estúpida El personaje entrañable: el poster El personaje emputante: el personaje tan sin chiste que le dieron a un gran actor como Paul Walter Hauser. El agradecimiento: por el poster.
El buen J.A. Bayona está lejos, muy lejos de sus inicios. Todavía recuerdo con acuosidades oculares su opera prima: El Orfanato, que ignoro porqué no reseñé pero que me dejó hondas y confusas emociones.
Permítanme un segundo.
…
De ahí, alguien en Hollywood pensó que el español estaba para bailar en otras pistas y zas, lo importó hacia tierras gringas y le dio la dirección de Lo Imposible, la huevada esa del tsunami con Naomi Watts. Ok. Estuvo intensa, pero era el 2013 y ese año salieron cosas como Amour (reseñada ACA), Bestias del Sur Salvaje (reseñada ACÁ), La vida de Pi (reseñada ACÁ), Django (reseñada ACÁ). No hay mucho que explicar, el artificio de Lo Imposible hizo imposible tomarla más en serio.
Bayona siguió en lo suyo, dirigió un par de episodios de Penny Dreadful y el 2016 regresó a la pantalla grande con la lacrimógena A Monster Call, película que estaba bellamente filmada pero no, no, no, mi mente no es muy empática (a veces) con la prefabricación de líquido salado, y le gritaba a Felicity Jones “MORITE DE UNA VEZ”.
Esas han sido hasta ahora las aventuras cinematográficas del director español. Este 2018, abandona su evidente carrera hacia el Oscar y cumple un sueño. Porque en su lista del Bayona niñoquequiereserdirectordecine había puesto como meta en la vida: “Trabajar con Steven Spielberg”. Ajá. Esas son las consecuencias de ser adolescente en los noventas.
Entonces se nos subió al barco de la película pipoquera, a Jurassic World: Reino caído, sin otra aspiración que meter dólares a la caja registradora y ponerle mascarilla de oxígeno a una franquicia agotada. De hecho, hace tres años escribíamos sobre la película que presentaba a los nuevos personajes del mundo jurásico (ACA) y decíamos estar ante un cuerpo en paro cardiaco con necesidad de desfibrilador.
Y aunque Bayona esté lejos de sus inicios, sorprendentemente logra una película que es pie para que en un futuro y con los dinosaurios como machos/hembras alfas de este triste, pequeño y jodido mundo humano, la cosa se ponga más interesante. Hola, Planeta de los dinosaurios I, Planeta de los Dinosaurios II y Planeta de los Dinosaurios III.
El guion de Derek Connelly (Safety Guaranted, Jurassic World, Kong Skull Island) y Colin Trevorrow (Safety Guaranted, Jurassic World) toma al mejor personaje de la anterior entrega y lo vuelve protagonista: nuestra pequeña y amada Blue es principio y fin del argumento.
Resulta que Claire (Bryce Dallas) dejó sus tacones y sus aires de grandeza en la anterior película, ahora es una mujer sensible, comprometida con el medio ambiente y con los adorables dinosaurios. Mientras el resto del mundo los quiere exterminar, ella está ahí como activista, peleando por su destino.
La tipa recibe la llamada de un don millonario (interpretado por el gran James Cromwell) que le dice que antes que un volcán entre en erupción hay que salvar a la mayor cantidad posible de especies para que los dinosaurios no se extingan. En especial quieren poner a buen recaudo a la señorita raptor (¿raptora?) Blue, que es codiciada por su viveza criolla y alto coeficiente intelectual. No olvidemos que en la anterior película dejaron a los bichos botados en una isla.
Obviamente, Claire no puede ni debe ir sola, así que arma un equipito y va a buscar al menso que hizo que la mitad de los Avengers se hagan cenizas, sí…ah, bueno, es otra película pero el mismo actor: Chris Pratt hace de Owen, el que entrenó a Blue y que por lo tanto es necesario para que la princesa se deje atrapar.
Hay mucho pim pum pam típico del género y de la franquicia: sombritas de dinosaurio o de garritas, hocicos llenos de dientes a punto de comerse a alguien o comiéndose a alguien, momentos en los que ¡OH, Sorpesa! vinimos a salvarlos y ellos nos salvan a nosotros, autohomenajes a la saga, etc.. Pero así como hay mucho pim pum pam que se cae cual manzana podrida de un árbol de tanto que lo hemos visto, hay momentos tan bien logrados que pensás en Bayona, en sus inicios y en que ojalá alguien le de un buen guion para que termine de lucirse como se merece.
Un ejemplo de esos grandes momentos SPOILER cuando se alejan de la isla que está a punto de destruirse y vemos al dinosaurio en la orilla entre el humo y el fuego, haciendo sonidos antes de morir. Una parte de mí se quedó con ese dinosaurio SPOILER FIN.
Permítanme otro segundo.
…
La conexión emocional con Blue, también está bien construida, y a pesar que el argumento tiene (para variar) baches e inconsistencias, El Reino Caído se deja ver.
Si hablamos de la coherencia de la saga, no es novedosa ni trata de ser más oscura que sus antecesoras, es una película “familiar” a pesar de las amenazas de muerte, de la muerte y de que el ser humano se comporta como ningún ser humano debería comportarse jamás. Su versión madre de 1993 supuso un desafío en cuanto a efectos especiales, diseño de producción y la presentación de un mundo hasta ese momento poco explotado, después de 25 años parece que hay poco o nada más por descubrir. Se siguen repitiendo las temáticas vistas en todas las entregas de la saga: científicos poco éticos, millonarios que quieren apropiarse de los bichos, manipulación genética para usufructuar a los bichos, encariñamiento con los bichos, etc….
Oscar Faura, el habitual director de foto de Bayona, embellece una película simplona, repetida, sin pies ni cabeza, pero efectiva. Llegado el final te dan ganas de meterte a la película y apretar el botón. “APRIETEN EL BOTÓN, MALDITOS”.
Nuestro corazón animalista mirará con simpatía el salvataje de los dinosaurios, glorias perdidas de una época de la que no tenemos memoria. Nos encantará verlos correr y volar a sus anchas. Mientras tanto, nuestro corazón cinéfilo seguirá pensando en los inicios de Bayona, en su talento aun no explotado del todo y deseará que nos entregue más pronto que tarde su gran película americana.
Lo mejor: BLUE Lo peor: un guion flojito que hace aguas por varios lugares La escena: el dinosaurio que se queda a la orilla de la isla esperando su muerte y todas las escenas donde aparece BLUE Lo más falsete: el proyecto de rescate, el proyecto de venta, el proyecto del otro rescate El mensaje manifiesto: qué jodidos somos El mensaje latente: los animales nos superan en muchas cosas El consejo: está mejor que la anterior, puede que la disfrutés El personaje entrañable: BLUE, cómo te amo Blue El personaje emputante: Los malos malosos, la boluda de Clarie, el IMBECIL que hizo que parte de los Avengers se convirtieran en ceniz…ah sí, es otra película. Pero igual, OWEN también se lleva el reconocimiento de emputante El agradecimiento: por Blue, salud y larga vida.
CURIOSIDADES
Se ambienta cuatro años después que su antecesora.
Su protagonista Chris Pratt anticipó su fichaje por la saga de los dinosaurios en 2009 mientras grababa un capítulo de la serie Parks and Recreation. Se filmó a sí mismo mandándole un SMS a Spielberg suplicándole que lo fichara para una de las películas. Dicho y hecho.
Primera película de la saga que tiene una escena post-créditos. Quédense hasta el final, chicos.
Es el quinto filme de la franquicia que comenzó con Jurassic Park y el segundo de la saga Jurassic World.
Hablando de los inicios de Bayona, el código del ascensor (ese que Maisie recuerda y utiliza para ir el sótano) hace referencia al título de un cortometraje del guionista de ‘El orfanato’, que es “7337”. Sergio Sánchez, que más tarde escribió la primera historia que Bayona llevaría a la gran pantalla, estrenó este cortometraje en el año 2000.
Aproximadamente 2,500 niñas hicieron casting para el rol de Maisie.
Bayona se ha convertido en el primer director español que supera los 1.000 millones de recaudación con una película gracias a Jurassic World Reino Caído.
Spielberg eligió personalmente a Bayona para dirigir esta cinta.
Algunas ideas de Chris Pratt fueron incorporadas a la película.
Premier de una película, brillitos, lentejuelas, alfombra roja, hombre casi cincuentón grita: «Fuck Marvel!».
Horas después, el mismo individuo se disculpa a través de twitter diciendo que solo repetía cual muñeco de ventrílocuo lo que dijo un fan.
Como canta la India: Ese hombre que tú ves ahí, que parece tan galante, tan atento y arrogante es el infame David Ayer, director de Suicide Squad.
Repasando la filmografía de David Ayer (Training Day, Sabotaje, End Watch, Fury) nos damos cuenta que está a la altura de su comentario “de salón” y, por supuesto, de todo perendengue mal contado que distrae la pupila en esta entrega tan esperada del universo DC.
Porque sí, abnegados compañeros de butaca, si pensamos que Batman VS Superman era lo peor que le podía pasar a dicho universo, es porque no habíamos visto esto.
No, no hace falta ser maestro Pokemon para atrapar ese monstruo feo, deforme y rosado que metaforiza la decepción dejada por el producto de Ayer.
Y digo decepción subiéndome al barco a la deriva ocupado por los fans, geeks, freaks, y público en general que realmente navegaban con la cara pintada color esperanza.
Alguien dirá: “Por lo menos, es más entretenida que BvS”.
No sé. Sería la tutti que estuviera para resoplar almohadas teniendo tanto personaje pintoresco, el cortísimo short de Harley Queen y situaciones bizarras varias.
Pero empecemos hablando de la película, con spoilers al trochis mochis, como debe ser.
Hay una doñita llamada Amanda Waller (Viola Davis), que con la muerte de Superman se fatiga pensando “y ahora quién podrá defendernos”, entonces se le ocurre reclutar a ciertos personajillos que sean CAPOS para sus matufias, capos pero desechables. Estamos hablando de esos tenedores que parecen metálicos pero que en realidad son de plástico: son útiles, sacan de apuros pero si los perdés o se fregan no pasa nada.
Estos personajillos tienen evidentes problemas mentales, son asesinos, han vivido mucho tole tole, y no son precisamente gente a la cual escarbarle los sentimientos o usarlos de modelo de vida como si se tratará de un Michael Phelps. No.
Buena parte de la película se desarrolla en la presentación de los reclutados: que si DeadShot es el mejor sicario del mundo mundial, pero OH! su talón de Aquiles, su Kate del Castillo es su pequeña hija. Que si Harley Queen se enamoró del Joker (¿amor?) y se volvió más impredecible que el invierno cruceño. Que si Diablo vive atormentado por haber perdido a su mujer y a sus hijos (espacio para sentir penita por un feminicida que con o sin súper poder ejercía la violencia doméstica y la violencia a secas) Y bla bla bla bla y más bla.
Cuando la tal Amanda tiene luz verde para juntar a tan ameno grupete y defender la Patria (USA), entran en escena Batsy (Ben Affleck) y Flash, que los capturan en mode: flash y sin intervenir mucho más porque sí, recordemos chicos: los héroes siempre son funcionales al sistema.
A cada prisionero se le inserta una especie de chip explosivo en el coto que servirá como elemento disuasivo de intentos escapistas. Nada como la coerción en un país que ha fundado sus cimientos de esa manera.
Lo que hasta ahora era soportable se va al carajo con la aparición de la Encantadora, interpretada por Cara Delevigne.
Ignoro cuya elección fue, quién la puso por amistad, taquilla, o simple ceguera de murciélago, el responsable de ese casting lanzó un gargajo al firmamento y cayó pegajoso encima de nosotros. Asco.
Esta tipa no sabe ni contonearse, y no tiene la fuerza actoral para un personaje que se supone tiene que hacer frente a los loquitos arriba mencionados.
Por si fuera poco, la Encantadora es una de las reclutadas, y Amanda teniendo en su poder el famoso corazón que la destruiría al tiro, la deja montar un zafarrancho que pone en peligro a la siempre aterrorizada Norte América.
La brujita tiene poderes de diversas índoles y alcances, puede hacer hamburguesas de todos y cada uno de los crispines que la persiguen, y crea un portal (¿?) muy choto con la finalidad de, a su vez, crear “un arma” (¿?).
Es frente a esa cosa brillante, insulsa, donde la no menos insulsa Cara hace su mejor esfuerzo contorsionista y naranjas.
No existe plastilina en el mundo que me ayude a explicarles con qué fin u objetivo sucede toda esa secuencia. Tampoco tengo ganas de enlistar los portales, rayos verticales, fuentes de poder, que vengo viendo desde hace años en películas de súper héroes (¿es un plugin prediseñado?), mientras el malo maloso se ventea por ahí e intentan destruirlo hasta que en una burla al extrañado Alejandro Dumas, consiguen vencer la amenaza bajo el «todos para uno y uno para todos«.
Esta trama tan “compleja” fue escrita por el mismo David Ayer, que sí, se basó en los cómics originales, concretamente los producidos en los 80s por el señor Ostrander y los escritos por Adam Glass a partir del 2011, pero que producto de las malas reseñas obtenidas por Batman Vs Superman y la exigencia de hacer de Escuadrón Suicida una película familiar, termina con una trama absurda, sin contenido de ningún tipo, bobalicona, con una villana de risa e inoperante, y unos antihéroes poco memorables.
Will Smith vuelve a interpretar a, fanfarrias por favor, Will Smith. Solo le falta vender escáneres o darle a su hija un Handy para hablarle desde su celda/nave espacial. Su paternalismo yanqui llega hasta la mimosa Harley Queen, una Margot Robbie compenetrada en su papel de objeto sexual cinematográfico y de perturbada partner del Joker. Jared Leto, pobrecito él, piensa que lo jodido de la película es que dejaron al Joker en apariciones boludas que juntas suman en total 15 minutos, pero NO Yisus Leto, No. No hay nada que tu personaje pueda hacer por la película de Ayer. Nada. Vos sos parte del problema, no de la solución. Hay que hincarse de rodillas y dar gracias a Dios y al de abajo porque no tuvo más minutos en pantalla. Yisus nos entrega un Joker que parece un tipo con un «mal viaje» cospleyeando a Ledger/Nicholson juntos.
Jai Courtney interpreta al Capitán Boomerang, que al igual que el resto de suicidas desechables tiene poco brillo del cual presumir. Ustedes saben: personajes de relleno para el Príncipe del Rap (aka Will Smith).
Lo peor sucede cuando ya asumida la chicha sin dulce de Cara y el despelote de la trama y el desperdicio de personajes y la cruel estafa de los tráileres donde nos prometían más Joker del que en realidad había, llega el cherry de la torta: los sociópatas/psicópatas que forman parte de la troupé, desarrollan sentido de pertenencia y son más unidos y leales entre ellos que los mismísimos Ingalls. Ñoños express.
¿Algo para rescatar? ¿Así como cuando una potencial pareja no te gusta y decís que es buena gente?
Dentro de todo es una película muy bien filmada, con personajes que merecían mejor suerte, con algunas secuencias que visualmente son hermosas (la introducción de Harley Queen está como de videoclip), con una banda sonora que gustará y que tiene temas emblemáticos como The House of Rising Sun (Animals), You don´t own me (Grace), Sympathy for the devil (Rolling Stones), Paranoid (Black Sabbath), entre otros, y claro, ese tipo de distracción boluda, sin culpas, que puede sentarle muy bien a una parte de la platea.
A diferencia de BvS que era solemne, Suicide Squad quiso hacer la gran Deadpool y jugar con algunos chistes, un par funcionan y otros se quedan a medio camino. A mí Escuadrón Suicida me vendía locura, irreverencia, y desmadre, al final tenemos unos psicópatas ñoños protagonizando una película muy desechable.
Como dijo acertadamente un gringo al criticar esta tierna incursión americana: Suicide Squad convierte al universo de DC en el Donald Trump de los blockbusters.
Buenas noches.
Lo mejor:a nivel visual tiene sus buenos momentos y al ser un fanservice habrá fans que la disfrutarán (sí me lo copié de la reseña de BvS) Lo peor:Suicide Squad tiene demasiada desidia en el guión y mucha inmadurez del director o del estudio o del espíritu santo La escena: la presentación de Harley Queen (bonita), la del portal (terrible) Lo más falsete: excesos de flashbacks, la villana es una lágrima y los tipos rudos demasiado ñoñosEl mensaje manifiesto: taquilla no es equiparable a calidad (sí, también me lo copié de la reseña de BvS) El mensaje latente: a veces el villano te da la dimensión que alcanzará el héroe o su equivalente El consejo: si la vas a ver, no gastés en el 3D, ni esperas demasiado (último copie de la reseña de Bvs) El personaje entrañable: el pobre Ben Affleck haciendo de un Batman emo (no, este será el último último) El personaje emputante:la Encantadora, obvio El agradecimiento: por haber dejado solo esos 15 minutos al Joker de Yisus Leto.
CURIOSIDADES
Tom Hardy era el elegido para ser Rick Flag, pero por sus compromisos con El Renacido no pudo ser parte de la filmación.
Entre toda la chorizada de escenas que cortaron están varias que involucran a Yisus Leto, a Killer Croc, el pasado de Diablo, y otros. Según dicen los que se quejan del corte final (Yisus Leto) se dejaron muchas cosas en la sala de edición.
El pobre Yisus se metió tanto en su papel de Joker que actuaba como tal incluso cuando no estaban filmando. Hubo gente del crew que estaba algo atemorizada por su comportamiento e incluso Will Smith dijo que no pudo conocer su verdadera personalidad porque siempre estaba en personaje. Sí, y después de toda esa paja mental Yisus solo tuvo 15 minutos en pantalla. Shit Happens.
Es la tercera aparición del Suicide Squad en personajes de carne y hueso. Ya aparecieron en TV, en las series Smallville y Arrow.
Ryan Gosling fue tentado para hacer el Joker, pero no quiso atarse a una película que suponía secuelas. Muchacho inteligente.
La entrega del producto final supuso para David Ayer un estrés extremo, la película pasó por las manos de varios editores, de conflictos creativos, y de exigencias de Warner, sobre todo con el resultado que obtuvo BvS se hicieron muchos cambios e incluso se refilmaron escenas para inyectarles humor.
Jai Courtney había declarado que nunca estaría en una película de súper héroes. Helo aquí. Helo aquí.
Emma Roberts fue ofrecida por Warner para interpretar a Harley Queen, papel que ella rechazó para dedicarse de lleno a su serie televisiva.
La película se filmó en Toronto y Ontario bajo el nombre Bravo 14.
David Ayer castineó a Cara cuando no había guión por lo que le recomendó que para preparar su personaje se desnudar en el bosque, preferentemente a la luz de la luna y caminara. Ella dice que siguió las indicaciones (insertar emoticón que vuelca los ojos)
Para la Encantadora las opciones eran: Brie Larson, Megan Fox, Ellen Page, Emma Stone, Alicia Vikander, Emilia Clarke…hmmm…sí…cualquiera hubiera sido mejor, cualquiera.
Zack Snyder dirigió la escena en la que Flash captura al capitán Boomerang.
El hijo de Clint Eastwood, Scott Eastwood aparece en la película como uno de los ayucos de Flag.
Hay una escena post-créditos en la que Waller hable con Bruce Wayne y le entrega documentación clasificada. Un pobre intento de unir este despelote con La liga de la Justicia.
Un fan ha demandado a Warner por publicidad engañosa. Alude a que todos los trailer de Suicide Squad mostraban al Joker como la voz cantante y luego fue al cine y se encontró con que el Príncipe del Rap era el mandamás. Veremos qué sucede.
Es como cuando tenés miedo a nadar y te animás a meter un pie al mar y aparece un tiburón.
Este tiburón tiene su nombre tatuado en una aleta: Batman VS Superman, y llega así: gigantesco, colmilludo, justo cuando ya vos estás con el agua hasta la cintura.
Así de mala es la nueva película de Zack Snyder, sobrepasa cualquier pesimista predicción que se fue cocinando en los tres años que pasaron desde que se anunció el proyecto en Comic Con.
Lo de Snyder podría entrar entre los anales de la destrucción más violenta y virulenta (además de lenta) de varios superhéroes. Inventaremos una palabra para el susodicho: es un “superheroéfago”. Se los come a todos y los devuelve hechos mierda.
Pero OH! sorpresa de las sorpresas, el señorito Ben Affleck resulta ser el MENOR de los males.
Desarrollo por partes. Aviso que hay spoilers y que esto será largo, pajero y hasta insoportable, pero me acojo a lo que dijo Zack Snyder cuando le preguntaron sobre qué pensaba de la bosta en camión que le echaban a la película: «It is what it is»
1.- Hubo una vez algo llamado blockbuster
Todos sabemos que si vamos a ver un blockbuster no veremos una película de Michael Haneke o de Wes Anderson o de Fellini, o sea, el blockbuster es un cine pop, es el Justin Bieber de las salas, es la hamburguesa Luisin, es El Alquimista.
Lo que podés esperar en el caso de un blockbuster con superhéroes es al sujeto de turno (Batman, Superman, Hombre Araña, Iron Man) luchando para salvar al mundo de “algo” o “alguien”, un villano loco, una chica linda, y algunos conflictos existenciales del héroe. Todo revestido de algo de misoginia, fascismo, celebración del Estado americano y paternalismo yanqui.
Muy bien.
Nos comemos esa huevada para recibir a cambio algo de entretenimiento, popurrí cursi, violentos cortes de plano, algunos chascarrillos, rayitos acá, bichitos allá y distraernos un rato de nuestra pintoresca realidad personal y nacional que ya son películas multigénero.
2.- Hubo una vez un blockbuster de superhéroes
En el tema de los superhéroes hay dos visiones: DC y Marvel. Mientras el universo Marvel es más relajado, descontraído, y con héroes más humanos, DC juega la carta conservadora de lo que debe ser un superhéroe. En ese conservadurismo apuesta por un enfoque más profundo.
Eso no está mal, se puede disfrutar/o no disfrutar de ambos estilos, de DC es la trilogía Batman de Nolan, mientras que Los Avengers (Jódanse, Avengers!!) de la cocina Marvel.
Batman Vs Superman es la manera que encontraron DC y Warner de expandir su universo y tratar de hacerle competencia a Marvel en ese ámbito.
Dicho esto, podemos meternos sin pudor con hombres que vuelan, damiselas en apuros y kilos y kilos de cemento destruido.
En Batman VS Superman, Snyder nos vuelve a presentar a Batman como el traumado niño Bruce (¿era necesario?) y arranca su película con el entierro de sus padres y su subsiguiente orfandad.
Elipsis temporal.
Bruce Wayne ya creció (un alto y fornido Ben Affleck) y llega a Metrópolis que está siendo atacada por aliens, para más precisión estamos hablando del momento exacto cuando se lleva a cabo el enfrentamiento entre Superman y Zod en The Man of Steel.
Uno de los edificios de Bruce se encuentra en pleno centro del despelote. El espectáculo es dantesco y cualquier ser humano con dos dedos de frente evacuaría la zona, pero sus crispines están ahí como mensos, viendo caer los edificios de alrededor como la vaca mira pasar el tren, eso hasta que Bruce llama y les dice que salgan tostando.
Superman está luchando contra Zod y, según él, tratando de salvar al planeta, pero como daño colateral se podría adivinar que mueren un montón de personas, incluido un tal Jack, amigo de Bruce Wayne que estaba en el edificio junto a algunos empleadillos más.
Nuestro Batman queda, otra vez, traumado y resentido. No entiendo en qué universo paralelo sería culpa de Superman y no de los hijos de puta que atacaron Metrópolis. Si me preguntan a mí, la culpa es de Jack por no evacuar a tiempo y del mamerto de Bruce por no ordernar la evacuación a tiempo.
Negligencia, everywhere.
El hombre murciélago no lo ve así, y decide «vengarse» de Superman, aunque para eso se tome años (LITERALMENTE). La venganza se disfraza de control, porque como Superman es un alien, y encima súper poderoso, ¿qué tal si un día no se lo puede controlar?
«Yo, que no puedo controlar mis pensamientos emo, te controlaré pinche Superman«, parece murmurar Batsy.
Batman se convierte en un tipo acomplejado, ridículo, loser, inútil hasta para la venganza, que va por ahí en onda muy freak marcando a los criminales que agarra cual si fueran sus terneros. Se podría decir que necesita un súper psiquiatra.
Superman no lo hace mejor, siempre detrás de Lois Lane (Amy Adams) que se las arregla para meterse en entuertos estúpidos a título de que es periodista y cuya misión en la vida es ser rescatada por su novio con el cual tiene una química que ronda el menos cero.
Tanto en su versión Clark Kent como en su versión de Dios con capa, la versatilidad como actor de Henry Cavill me resulta pasmosa. Para muestra un botón o, mejor dicho, un ceño:
El señorito Superman también anda “preocupado” por las actividades extracurriculares de Batman porque pareciera que su oficio de vigilante es más “legal y necesario” que el del Hombre Murciélago. ¿Me pregunto si no hay otras cosas de las que ocuparse en Metrópolis y en Gótica? que dicho sea de paso parecen tan cercanas como mi vecina y yo.
Al final, más que un enfrentamiento épico, pareciera la enemistad que podrían tener Kim Kardashian y Nicki Minaj por quién luce la retaguardia más voluminosa, así de patético se ve y se vive.
Damn you, Snyder!
Entra en escena Lex Luthor (Jesse Eisenberg) a quien debieron avisarle que Heath Ledger ya murió y que no se ve bien que haga un Lex Luthor que es una mezcla de Zuckerberg y el Joker. Su personaje tampoco tiene mucha coherencia ni altura de villano, o sea, secuestra a la mamá de Superman, tiene la piedra de kriptonita, hace estallar el juzgado, pero pucha que sin el menor orden o consistencia. Tampoco es la anarquía que generaba mi amado/crush/amigoimaginario El Guasón, esa anarquía medida que él mismo describe como un perro que persigue autos, pero que de alcanzarlos no sabría qué hacer con ellos.
Vacíos, everywhere.
Se introducen más personajes, se hace mención a un muerto Robin, se muestra brevemente a Jimmy Olsen (fotógrafo amigo de Lois y de Clark Kent), también a Mercy Graves que es mano derecha de Luthor, Aquaman, Cyborg, Silas, son solo algunos de los cameos comiqueros que veremos deseando no verlos.
Es difícil simpatizar con la visión de Snyder sobre esta franquicia, el trabajo de Frank Miller era un decontrucción del mito del superhéroe, pero Snyder parece ignorar cómo deconstruir y mucho menos construir. Hollywood le sigue dando cantidades obscenas de plata a este sujeto para que obtenga estos no menos obscenos resultados. La taquilla lo acompaña, pero de cambiar el director, ¿estamos seguros que no tendría la misma taquilla?
Porque ¿qué es lo que hace Snyder?
Lo que hace Snyder es un fanservice de principio a fin.
Así, descaradamente y como si el público se comiera los mocos.
Agarra elementos sueltos de distintos comics, huevaditas que a los fans (algunos) les pueden gustar, los ventea un poquito y BOOM, bitches! Batman vs Superman.
Puede que resulte suficiente que Flash aparezca como una premonición de Bruce Wayne, o la alusión a Darkseid o los guiños a los superhéroes que serán parte de la Liga de la Justicia, y la parafernalia «freak» «geek» «comiquera» que puede generar hurras de alegría.
Yo doy un hurra de alegría por la gente a la que el fanservice de Snyder le ha funcionado, porque si la disfrutaron y no sintieron que botaron su plata a la calle es para tirar purpurina y confetti o, en el peor de los casos, sentarse en una esquina a shhhorar.
3.- Hubo una vez algo llamado cómic
Al salir del cine, hablaba y hablaba de lo mala que había sido la experiencia hasta que un amigo me sacudió casi a manazos y mirándome a los ojos me gritó: «Los cómics son igual de estúpidos!», y yo dije al estilo Barney Stinson: «Challenge Accepted!». Me busqué los cómics en los que se basaron para la película y pasé un par de días sumergida en ese mundo. No sé porqué carajos a los felices fans no les incomoda que los cómics usados como referencia hayan sido tratados casi casi como papel higiénico.
A continuación pongo, con opción a lectura, los cómics en los que se pueden encontrar partes de la trama que Snyder nos entregó.
Batman, el caballero de la noche regresa: Esta es una miniserie de cuatro números, publicada por DC Comics y escrita por el gran Frank Miller . Es considerado el cómic más importante de Batman de los últimos años. En la historia, Batman anda efectivamente atormentado, pero tiene que ver con cosas más profundas que si Superman o él la tiene más grande. La complejidad de lo que le pasa a Batman se desarrolla en los cuatro tomos y nos lleva al enfrentamiento con Superman (último libro), que va más allá (nuevamente) de un celo profesional o de vacías vanaglorias. Batman ya es cincuentón y Gótica está jodida, por lo que a pesar de ser un borracho patético y no tener motivos para vivir, Bruce Wayne retorna a poner el gallinero en orden. El Estado, que tiene en Superman (quien regresa de una situación casi zombie) a un aliado, le pide al Hombre de Acero que se «ocupe» de Batman. El enfrentamiento se lleva a cabo de esa manera: Superman, un «empleado» estatal/ contra Batman, un renegado. El resultado es opuesto al mostrado en la película. Compruébalo con tus propios ojitos AQUI. Pensar que Miller tuvo un proyecto con Darren Aronofsky que fue rechazado por Warner porque los niños no iban a poder verla (muy oscura) y no venderían juguetes. Damn you, Warner!
La muerte de Superman.- También considerada una de las tramas más exitosas con el Hombre de Acero como protagonista. Está dividida en cuatro partes: La muerte de Superman, Funeral para un amigo, El legado de Superman y El Regreso de Superman. Todos se pueden leer AQUI. Es verdad que Superman «muere» a manos de Doomsday, pero ni Doomsday tiene el origen que muestra la película, ni la batalla se libra como parte de un enfrentamiento con Batman. De hecho, toda la Liga de la Justicia intenta detener al bicho y nadie lo consigue, Superman se sacrifica, pero nada tiene que ver Batman. Por eso es que es tan engañoso el título de la película de Snyder, porque al final no es Superman Vs Batman, sino Superman, Batman y Mujer Maravilla Vs Doomsday.
Flashpoint Paradox: de ahí sacan la minúscula y horrible escena de Flash advirtiéndole a Batman sobre Lois y Superman. Una prueba más de que hay que ser muy pendejo y osado para usar una trama compleja y ponerla para los fanboys de la manera más paupérrima del mundo. Pruebita AQUÍ!
La Saga de Darkseid: La escena anaranjada denominada Pesadilla, donde vemos a Batman entrar a un camión y en la que aparece Superman transformado y luego atacan los parademons (los bichos que volaban) es parte de la trama creada para Darkseid y que Snyder manoseará en el futuro. «Oye, y si en lugar de esperarnos a que lleguen las otras pelis, metemos nomás a Darkseid de refilón aunque no pegue ni con pegamento industrial?». El cómic AQUÍ.
4.- Hubo una vez algo llamado guión
Ni siquiera revisando los nombres que entran como guionistas hay una explicación para tamaño exabrupto.
Chris Terrio junto a David S. Goyer son los responsables de estito. Terrio fue guionista de Argo, y Goyer ha colaborado en la trilogía de Nolan, aunque para ser honestos solo en una fue parte del script, ya que su función fue más para delimitar la premisa de las historias. En Batman Vs Superman trabajaron a cuatro manos, y no sé a cuál poner en mi lista negra. No sé. Y ante la duda, los meto a los dos.
Acá las incongruencias del guión de Terrio y Goyer.
Ya lo dijimos, hay que ser muy bruto para ver todos los edificios cayendo como naipes a tu alrededor y vos mirar por la ventana cual si estuvieras asomándote a un balcón en las islas Fiji.
Si Batman sabía que Lex Luthor era un mafiosillo (por algo lo quiere hackear), y luego ve que tiene los archivos de varios superhérores y que estaba evidentemente loco, no era más prioridad que Superman, un ñoño que andaba salvando vidas?
El tipo que pierde las piernas. O sea, Bruce Wayne casi casi se dormía pensando en Superman y nunca se preocupó por ese pobre infeliz? Sus empleados nunca le pasaron las amenazas alarmantes que hacía?
Culpan a Superman porque hubo un tiroteo entre mercenarios cuando fue a rescatar a Loise Lane, un tiroteo del que Loise fue testigo y encima la boludaza se conflictúa?
Si Clark Kent era un periodista de larga data, cómo es posible que no sepa quién carajos es el famoso, multimillonario, mujeriego, Bruce Wayne.
Si vas a poner a la Mujer Maravilla en la trama, ponela y que haga Maravillas. La querida Gal Gadot se pasó la película enfundada en trajes de diseñador, tacos, y mirando lo que sucedía a su alrededor por la tele. Inutilidad express.
¿Era necesario que Superman interactúe con su fallecido padre UNA VEZ MÁS? Dejen que Kevin Costner muera en paz.
El menso de Batman pone un rastreador al camión. Encima bastante notorio, que tiene pitido y lucecita roja, aún así decide atacar el camión porque sí, qué más da. Los maleantes no se dan cuenta del cosote que suena y se ilumina. Hermoso.
Sabés que tu pareja puede morir por la exposición a la kryptonita, y cuando ves un arma potencialmente peligrosa que cualquier enemigo del susodicho puede usar en su contra, la largás como una papa caliente a un hueco y que sea lo que Dios quiera.
Luego, mirás a Doomsday y pensás (de entre todas las cosas que podés pensar) ahhh, sí, el palo con la kriptonita puede destruirlo! iré a buscarlo.
Hay formas de contar las cosas sin recurrir a chafas, fétidas e infantiles secuencias oníricas, flashbacks, premoniciones, alucinaciones.
Las motivaciones de Lex Luthor brillan por su ausencia.
La Mujer Maravilla consigue robar un flash cuya información no puede desencriptar y tiene la cortesía de devolverlo. Qué boniiitooo.
Estamos hablando del jodido Batman (multimillonario, supuestamente inteligente y lleno de artefactos de última generación), las trampitas que le pone a Superman cuando llega la batalla son tan ingenuas y cursis que dan ganas de darle un apretado abrazo a Batman y decirle: «Batsy, lo intentaste».
Jeremy Irons acompaña a Bruce Wayne como Alfred, y sí, es uno de los pocos personajes bien actuados. ¿Aporta? Nada. Dentro del guión es tan o más adorno que la Mujer Maravilla.
Acá viene mi reclamo mayor: lo de la madre. Lo de Martha. Marthita. No podés. A quién se le ocurrió crear un vínculo entre Batman y Superman basados en lo de sus mamitas queridas. Que si es la manera en que Batman se da cuenta de la humanidad de Superman, que si esto o aquello. Pajas! Y lo peor para mí no fue cuando Batman se pone histéricA por lo de Martha, sino cuando va a rescatar a Martha y le dice: «SOY AMIGO DE SU HIJO», muuuuuueeero! y si no muero, mátenme! Asco. Deberían hacer camisetas con esa frase.
Demasiados personajes, demasiadas alusiones, demasiado todo, faltó nomás que aparezca El Chapulín Colorado o una premonición de Walter Mercado.
Finalmente, cuando el señorito Superman «estira la pata» y cuelga la capa, Batman está acongojado, claro, porque qué pena que él que estuvo tan solo en la vida no pudo ser amigo de ese Clark Kent (Superman) que compartía con él su amor por las Marthas.
5.- Hubo una vez una película en serio.-
La película daba para más, cuando leés los cómics (sobre todo los relacionados a Batman) te das cuenta del potencial desperdiciado, se pudo aprovechar toda esa lucha de clases, de poder, el tema político, el tema filosófico, el tema de la manipulación de las masas, etc.. para plasmar una historia más sólida e interesante.
Sin embargo hay cosas que la salvan del olvido:
La hermosa música de Junkie XL, compositor de Mad Max: Fury road, y que acá baña con su talento las tristes escenas de Batman. Hans Zimmer compuso una también correcta música para las escenas de Superman.
La fotografía de Larry Fong (300, Sucker Punch, Watchmen) que sí estuvo por momentos muy linda.
Creo que la secuencia del bombazo estuvo bien construida en cuanto a climas y a intensidades.
Vuelvo a repetir, en un universo donde el Hombre de Acero es el Hombre de Acero a excepción del ceño y la Mujer Maravilla es un maniquí viviente, Ben Affleck fue el menor de los males, lástima que le tocó tan pobre película.
¿Es aburrida? ¿La recomiendo? No me pareció aburrida, porque es tan estúpida que no podés sucumbir al sueño, la sorpresa por ver tanta cosa revuelta no lo permite.
Lo que me hace detestarla y escupir sobre su tumba es lo que menciono que no me gustó porque para el presupuesto que tiene, para la mercadotecnia de la que goza, para las posibilidades de casting, de director, para basarse en un cómic de Frank Miller (que tiene diálogos hermosísimos y viñetas pendejas), para tener todo lo que tiene a su favor, es triste que nos quedemos con un resultado tan vacío.
Lo peor, es que no hace falta que venga Flash del futuro a través de un portal chanta para advertirnos que lo más probable es que Snyder seguirá cagando las próximas entregas.
Damn you, mil veces, Snyder!
Mónica Heinrich V.
Lo mejor:a nivel visual tiene sus buenos momentos y al ser un fanservice habrá fans que la disfrutarán Lo peor: intentó abarcar demasiado en lo que es la presentación de un universo La escena:lo de Martha y el «Soy amigo de su hijo» OMFG Lo más falsete:casi todo se ve falso como diente de palo El mensaje manifiesto:taquilla no es equiparable a calidad El mensaje latente: un héroe puede quedar como un cojudo en un segundo El consejo:si la vas a ver, no gastés en el 3D, ni esperés demasiado El personaje entrañable:el pobre Ben Affleck haciendo de un Batman emo El personaje emputante: todos los demás El agradecimiento:por contratar a Junkie XL, su música es brutal.
EXTRA
Morí de risa, lo mejor comienza en el minuto 3!
CURIOSIDADES
Jeffrey Dean Morgan, el actor que interpretará al esperado Negan en The Walking Dead, encarna al papá de Bruce Wayne. Él también fue considerado para el rol de Batman, pero quedó como papá.
Ben Affleck y Christian Bale se toparon por casualidad en una tienda de disfraces, habían ido a buscar casualmente un disfraz de Batman para sus respectivos hijos. Ben le pidió consejos a Christian y este le dijo que lo mejor que podía decirle era que se asegure de que pueda orinar en ese traje.
Henry Cavill ganó el doble de musculatura de la que tenía en The man of steel, por su parte, Ben Affleck ganó unos 10 kilos de masa muscular.
Ben Affleck interpretará a Batman en seis películas más. 3 en el universo de La liga de la Justicia y 3 en solitario.
Ben intentó quedarse con el disfraz de Batman luego de terminada la película, el chistesito le salía 100.000 $us. al final se desanimó.
Hubo un momento (HORRIBLE) que el estudio consideró a Tom Hanks para hacer de Lex Luthor.
Este es el décimo sexto Batman desde 1939.
Otros actores considerados para Lex Luthor fueron Jean Dujardin (el de El Artista), Joaquin Phoenix, Adam Driver (Kylo Ren), Matt Damon y Bradley Cooper.
Es el debut de Batman en 3D. Nolan nunca quiso usar el 3D para sus películas.
Gal Gadot tiene 16 líneas en el filme.
En conversación con IGN, el director Zack Snyder explicó que “ Robin murió hace 10 años durante su encuentro con un joven Joker”.
El cineasta indicó que como Bruce Wayne prácticamente no tiene vida fuera de su guarida en la película, “pensé que la inclusión de Robin, un Robin muerto, ayudaría a entender” quién es Batman.
Partamos diciendo que The hateful eight NO es lo mejor de nuestro querido Quentin Tarantino. No. Sigamos con que no tiene un ápice de sentido y que todo se desarrolla con el mismo caos y excentricidad que cuando intentás hacer caipiriñas en un vaso de plástico y no tenés idea de las medidas ni del orden de los ingredientes.
Eso puede generar el odio más corrosivo por Los odiosos ocho. Ajá. Pero he aquí un detalle: tal vez no sea lo mejor de Tarantino pero sigue siendo una película de Tarantino.
Con esto quiero decir que tiene personajes pintorescos y escenas pendejas que harán que valga la pena sentarte como 3 horas a ver ese desfile de autoreferencias que se te antojará eterno.
Q.T. se inclina (una vez más) por el western y sitúa la acción en la América profunda y racista que ya nos mostraron en Django.
Una diligencia avanza por la blanca nieve, en ella viajan don John Ruth (Kurt Russel) y Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh). La diligencia se detiene en el camino para darle aventón al mayor Marquis Warren (Samuel Lee Jackson) y Chris Mannix (Walton Goggins).
Ruth está llevando a la señorita Daisy al pueblo Red Rock para obtener una recompensa por su cabeza y ver cómo la ejecutan en la horca.
Es evidente que la presa, Daisy/Jennifer, será el botín a disputar y es evidente que Ruth no debió detener NUNCA esa maldita diligencia.
Así las cosas, charlas van y vienen y nos damos cuenta que en esta nueva película de Q.T. escucharemos un montón de texto y que dentro de su filmografía es su película más «diferente». Diferente porque pone el diálogo por encima de la acción.
Pero volvamos al argumento: a la situación ya de por sí incómoda y peligrosa, se suma el hecho de que hay una tormenta a punto de alcanzar a los viajeros y la troupé se detiene en una especie de tiendita: la famosa Mercería de Minnie.
Los cuatro personajes se toparán entonces con otros cuatro sujetos: el mexicano Bob (Demian Bichir), Osvaldo Mobran (Tim Roth), Joe Gage (Michael Madsen) y el general Smithers (Bruce Dern).
Ocho crispines, una tormenta, una tipita cuya cabeza vale un montón de dinero, varios cazarecompensas, y voilá, tenemos montada una intriga sobre qué pasará y lo más importante: quién llenará de balazos a quién.
Q.T. responde esas inquietudes con creces recurriendo a su ya consabido derramamiento de sangre, algo de gore, violencia extrema al pedo, y MÁS (sí), MÁS texto.
Por supuesto que es un desfile efectista y egomaníaco, es como ver a Q.T. bailando una bachata con él mismo, con el contoneo y todo.
Y claro, Ennio Morricone que tiene más de 500 piezas acreditadas como compositor para audiovisuales (comerciales, series, películas) le pone su impronta a esa bachata tarantinesca con una banda sonora ideal, asegurándose así el Oscar este año a Mejor Banda Sonora.
Por su parte, el gran Robert Richardson (Kill Bill 1 y 2, Hugo, Django, Bastardos sin Gloria) demuestra una vez más su talento para fotografiar este frío western. Bonita secuencia la que nos explica cómo Bob y compañía llegaron a la Mercería de Minnie. Bonita.
Lo menos creíble de The Hateful Eight fue el ojo morado de Jennifer Jason Leigh que si existiera un premio a peor maquillaje, tendríamos que dárselo a ese horrible círculo negro que aparece al principio y que va oscureciendo/menguando a su antojo mientras la película avanza. Mapache Style.
The Hateful Eight se inspira en The Thing, película de terror/ciencia ficción de John Carpenter y si ven o repasan este ya clásico de clásicos, se pueden comparar planos, personajes y situaciones.
Hay que decir, empero, que Tarantino parece un niño de pecho al lado del Carpenter de The Thing, es como ese amigo ñoño que quiere imitar al malote del curso.
Lo más decepcionante es que después de los ríos de texto y sin vos contar con las habilidades de Hércules Poirot o Miss Marple, te preguntás porqué los maleantes no usaron esa bonita secuencia que nos explica cómo Bob y companía llegaron a la Mercería de Minnie para emboscar a Ruth y compañía.
Tres horas con un guión que dice poco, aparte de las sesenta y cinco veces que la palabra nigger es escuchada fuerte y claro.
¿Gusta? Es difícil no sucumbir ante el encanto de algunos de sus diálogos, o a esa soberbia Jennifer Jason Leigh, que merece más y mejores papeles en el cine. Es difícil.
Como dije al principio: puede generar un honesto odio haciéndole honor a sus odiosos personajes, algunos seguidores quedarán aburridos por el excesivo texto, o se sentirán traicionados porque la famosa violencia aparece en contadas ocasiones y no de manera espectacular. Yo me quedo con una sensación de jugarreta, de esas que arrancan risas.
Igual de sabrosas, igual de efímeras.
Mónica Heinrich V.
Lo mejor: no deja de tener el desparpajo Tarantino Lo peor: una bachata lenta y apretada de Tarantino con Tarantino La escena: la parte en que el Mayor le cuenta al Coronel Sanders lo que pasó con su hijo Lo más falsete: tanto tole tole que con la eficiencia mostrada al inicio se pudo resolver más fácilmente El mensaje manifiesto: menos es más El mensaje latente: los excesos pueden ser marcar registrada El consejo: se disfruta más sin grandes expectativas El personaje entrañable: Daysi y su hermano (Channing Tatum siempre será “entrañable”) El personaje emputante: el de Roth, similar a los que suele hacer Waltz El agradecimiento: por las pequeñas grandes escenas.
CURIOSIDADES
Fue filmada en 65mm. Generalmente, una película contiene 24 fotogramas por segundo, y gracias a este formato se puede alcanzar hasta los 30 fotogramas dándole al filme un look ultrapanorámico. En la práctica y en específico para The Hateful Eight, esa elección resulta más un capricho de Tarantino, teniendo en cuenta que de panoramas y tomas colosales hay poco y todo se reduce a lo que sucede en la Mercería de Minnie, un lugar para el que no necesitás mucho más.
En la escena que Jennifer Jason Leigh toca la guitarra y canta Jim Jones at Botany Bay se prestaron una guitarra antigua de un Museo de guitarras. La guitarra en cuestión era de 1870, y se habían construido dos réplicas para que Kurt Russell las destruya de acuerdo al guión. Desgraciadamente, no le informaron a Russell de dichos reemplazos y el actor destruyó la guitarra original. La reacción de Jason Leigh es auténtica y quedó para la película. El Museo lanzó un comunicado asegurando que nunca más prestarían guitarras para otra filmación.
Este es el guión que se coló a las redes gracias a piratas informáticos. Tarantino había decidido no filmarlo, pero como ya se había hecho una lectura con el cast y los actores estaban entusiasmados, persuadieron al director de continuar con el proyecto.
The hateful eight tiene referencias a True Grit, Django, Bastardos sin Gloria y Reservoir Dogs.
Es la sexta colaboración entre Samuel Lee Jackson y Tarantino.
Algunas escenas se grabaron en sets refrigerados a -1 grados bajo cero.
Las primeras pruebas con público tenían una duración de más de tres horas y un entreacto.
En el guión original Bob era francés, no mexicano.
Tarantino hace la voz en off.
Es la primera banda sonora para un Western que compone Morricone en los últimos 35 años.
Hubo alguna polémica porque al personaje femenino lo estropean durante toda la película, algunos colectivos o periodistas acusaron a Tarantino de perpetuar la idea de que maltratar a una mujer está bien. O sea!!! ni cómo explicar cosas que parecen tan obvias. Es más, si algo sucede con Daisy es que nunca se la trata distinto por ser mujer. En fin.
Spotlight es de esas películas cuya relevancia está más en lo que dice que en cómo lo dice. No veremos algo fuera de lo común, no veremos un filme de esos que no se olvidan, no será una experiencia que a nivel cinematográfico sea extraordinaria, pero sí, es importante.
El director Thomas McCarthy tiene un currículum irregular, de hecho es curioso que el año pasado haya escrito, dirigido y producido otra pésima película de Adam Sandler llamada The Cobbler. Así es, el tipo con una película nominada a los premios Oscar tiene otra (el mismo año) que apenas alcanza el 8% de aprobación en el Rotten Tomatoes.
Podría escribir los párrafos más tristes esta noche, pero como dicen los colombianos: me da mamera y acá estamos para hablar de Spotlight, no para hablar de Sandler.
Basado en hechos reales, el filme se introduce en la redacción del Boston Globe, más concretamente en su sección Spotlight dedicada a reportajes especiales de investigación. En julio del 2001, el periódico contrata a Marty Baron (Liev Schriever) como editor, Baron de entrada pone el gallinero en orden, decide sacudir el tablero y que los periodistas de Spotlight trabajen sobre una pequeña nota en la que un abogado afirmaba que el Cardenal Law (Arzobispo de Boston) estaba al corriente del caso de abuso sexual perpetrado por uno de sus sacerdotes y NO hizo nada al respecto.
La idea era compleja: desentrañar los secretos de la Iglesia Católica respecto al abuso sexual en Boston y no quedarse con los nombres de los abusadores, sino llegar hasta el tope de la pirámide de poder que sabía o no sabía de esa situación.
Walter»Robby» Robbinson (Michael Keaton) es el líder del equipo, y junto con Resendez (Mark Ruffalo), Sacha (Rachel McAdams), Matt (Bryan Darce James) y Ben (John Slattery) entrevistarán a víctimas, abogados, sacerdotes buscando la esquiva y asquerosa verdad.
Josh Singer es el guionista. Guionista cuya experiencia, a excepción del mediocre filme El Quinto Poder, es netamente televisiva. A sus manitos les pertenecen créditos como Fringe, La ley y el Orden, Lie to me y The West Wing.
Puede que a eso se deba un aire televisivo, con una narrativa que se antoja hasta retro, no sé. Igual, dentro de todo lo convencional que es la propuesta tanto de dirección como de guión, Spotlight quiere defenderse bajo el argumento de retrato casi docu-ficción al que no se le encuentran muchas fisuras en cuanto a argumento.
La primera parte de la película se desarrolla morosamente, con parsimonia y algo de tedio. En la segunda es donde podemos sentir un poco la adrenalina del oficio periodístico y la enormidad de lo que Spotlight estaba descubriendo.
Unas solventes actuaciones del cast, logran que una película correcta y sin sorpresas, avance un poco más allá. La fotografía austera de Masanobu Takayanagi (Silver Linings Playbook, The Grey, Warriors) nos sumerge en pasillos, bibliotecas, salas de redacción, oficinas y calles de Boston sin mayores pretensiones.
Todo está medido, y no hay que desmerecer la sencillez de Spotlight, a veces es difícil ser sencillo y Spotlight lo es.
Después de acompañar el relato por más de dos horas, llegás a la conclusión de que hay historias que efectivamente merecen ser contadas, esta es una de ellas. No importa que llegue casi dos décadas tarde, la película servirá para seguir debatiendo sobre las responsabilidades de la Iglesia respecto a los abusos sexuales, y el papel del periodismo para revelar temas gajudos.
Bonito el mensaje, sí. Qué bonito el mensaje.
Aún así, confieso que no me encantó, no me fascinó. Seguí la proyección con interés, admirando su relato tranquilo y sobrio, sin que me despierte mayores pasiones. A ratos, la sentí algo repetitiva en sus recursos y limitada a nivel visual.
Eso me pareció triste, que esta carta de amor al periodismo no deja de ser una algo plana aproximación a la realidad. Entiendo que es la propuesta, pero su factura más televisiva que cinematográfica me estorbaba, para qué les voy a mentir.
Ya lo dije al principio: esta es una película cuya importancia está en lo que dice más que en cómo lo dice, pero a manera personal siento que por muy importante que sea la temática si no tiene un envoltorio a su altura no llegará más allá del impacto momentáneo.
El tiempo dirá.
Mónica Heinrich V.
Lo mejor: sencilla y dice algo importante Lo peor: una propuesta de guión y de dirección demasiado convencional, casi televisiva La escena: cuando descubren cómo estaban listados los curas pedófilos en la guía de sacerdotes de Boston, y, también, la escena de Saviano Lo más falsete: el griterío de Mark Ruffalo cuando se pone histérico con Keaton porque van a retrasar la publicación, las escenas en que a fuerzas hacían aparecer niños en lugares donde se entrevistaba a pedófilos como mostrando «OH, todavía hay víctimas alrededor de ellos», la escena del gordito cuando se detiene frente a la Iglesia El mensaje manifiesto: el poder siempre esconde mugre El mensaje latente: el poder NUNCA es inocente El consejo:para verla El personaje entrañable: las víctimas El personaje emputante: el HDP del Cardenal Law El agradecimiento: porque siempre es necesario contar estas historias.
OSCAR 2016
Mejor Película: Me parece que puede ser la sorpresa de la noche. Es la típica película «lava conciencias» que al Oscar le gusta premiar. Veremos si la Academia se la juega o gana el lobby de El renacido o el espectáculo cinematográfico de Mad Max.
Mejor Guión: Difícil categoría. Aún no veo Straight Outta Compton, pero de las nominadas, no adoro el guión de ninguna. Pienso que el guión de Charlie Kauffman se revolcaba a todos estos.
Mejor Dirección: Yo quiero que se lo den a George Miller. Sería muy chistoso que McCarthy gane a mejor dirección, teniendo otra película tan mala ese año. O sea, el Mejor Director del año es también uno de los peores? insertar risa maquiavélica.
Mejor Actor de Reparto: Solo tengo dos palabras: TOM HARDY.
Mejor Actriz de Reparto: Esta me pareció una nominación gratuita. Cualquiera, cualquiera de las otras puede arrebatarle el Oscar a la señorita Rachel McAdams.
Mejor Montaje: Hmmmm…ocho meses de edición? hmmmmmm huevadas: Mad Max o The Big Short.
CURIOSIDADES
La edición tomó casi 8 meses.
El guión de la película estuvo en la famosa Black List del 2013, de los guiones más poco probables de filmarse.
Cuando la película se filmó, Resendez era el único miembro del equipo original que seguía trabajando en Spotlight.
Matt Damon fue considerado para el rol de Resendez.
Margot Robbie rechazó el papel de Sacha alegando cansancio. Amy Adams y Michelle Williams también fueron consideradas para el rol.
Es la segunda película en la que Michael Keaton es parte del periodismo, la primera fue The Paper (1994).
El director Tom McCarthy también es actor y tiene 39 créditos en películas y cortos.