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EN CARTELERA: Man of steel (El Hombre de Acero)

Un filme de criptonita

Ahora sí. Ha pasado tiempo suficiente para que una buena parte de ustedes haya visto Man of Steel y gracias a eso podamos mandarnos a la mierda con propiedad. Se abre el debate de lo que nos gustó y no nos gustó de esta descafeinada versión del hombre de acero.

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Oh! Puedo volar

Si bien nunca he sido fan de Superman, le tengo un respeto/cariño especial al Superman de Christopher Reeve, así paupérrimo  y todo marcó generaciones convirtiéndose en un clásico.

Varias veces intentaron recuperar la mítica figura y hacerla acorde a los ajetreados tiempos en los que vivimos, pero siempre el fracaso puso a los crispines en su lugar y les escupió en la cara que los clásicos no se tocan ni se mejoran, solo se imitan pobremente.

Este 2013 nos bombardearon hasta decir basta con un hermoso tráiler que prometía una reinvención, una revisión, un orgasmo narrativo, un tecito con leche y fritos de almidón, un…bueno…prometía algo diferente.

Debimos sospechar que algo iba a salir mal cuando decidieron que el nuevo héroe no lleve sus tradicionales calzoncillos por fuera, eso debió prepararnos para lo peor, pero uno se ilusiona, el pinche tráiler era tan épico y la historia tenía en sus créditos a Christopher Nolan, que la esperanza brotó en medio del estiércol y arrojó una tímida flor.

El director Zack Snyder saltó a la fama con 300 (2007), que particularmente disfruté aunque ya desde entonces brillaba una característica en su estilacho: los excesos. A ese cromado experimento, le siguieron Watchmen (2009) donde tendrías que ser muy hijo de puta para arruinar una historia del gran Alan Moore, y en la que Snyder bordeó  la delgada línea que separa lo aceptable de lo estridente. Luego vino la bizarra Ga´Hoole (2010), y finalmente Sucker Punch (2011), filme en el que todos los defectos de Snyder se metieron mano en la oscuridad.

Con esos antecedentes era muy difícil que el tipo surja entre las cenizas y haga que mi flor nacida entre el estiércol, crezca, se convierta en árbol y encima provea unas cuantas cestas de mandarina. Sin embargo, lo dicho, tenía en sus créditos como productor a Christopher Nolan, autor de la trilogía de Batman y de Inception, así que uno se imaginaba que el uno con el otro y el otro con el uno harían algo bueno.

Tanta cháchara para decir que el mentado día de estreno lo que podía salir mal, salió mal.

Snyder se decanta por contarnos los orígenes de Superman. Krypton se encuentra a un paso de sus destrucción, el científico Jor-El (Russel Crowe) decide enviar a su hijo recién nacido, Kal-El, a la Tierra, con la idea de que sobreviva y lleve en sus células el código genético que preserve la raza kriptoniana. En Krypton andan enfrentados por la necesidad de iniciar un éxodo y por “diferencias irreconciliables” dirían en Hollywood. El malo maloso es el General Zod (gran Michael Shannon) que bien mirado, no deja de tener razón cuando da su golpe de Estado. Digo, esos viejos mamertos estaban esperando la muerte con piñata y mariachis.

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Después de Take Shelter, tener que hacer este papel me cabrea

Luego de esa laaaaargaaaaa introducción donde todo es explicado detalladamente, vemos qué paso con el niño, con Kal-El. Pues el don cae en Smallville y ahí lo adoptan los Kent (Kevin Costner y Diane Lane).

Señores, ese es el nacimiento oficial de Clark Kent.

Cuando termina el aburrido desarrollo que nos lleva a los Kent, se intercalan momentos del presente (Clark ya es grandecito, musculoso y bien plantau) con la infancia traumática y “bullyngeada” del protagonista.

Clark ha crecido algo acomplejado (podemos decirlo) y creo que gracias al sonso del padre que siempre lo llenaba de discursos boludos. La escena de papá Kent y el tornado es lo más choto que he visto desde la muerte de Marion Cotillard en Batman: el caballero de la noche asciende.

A eso sumémosle que el pobrecito actor Henry Cavill (Clark Kent/Superman) es realmente el hombre de acero: tieso, sin expresión, frío.

Gracias a sus complejos galopantes, Clark anda vagando por la vida sin trabajo fijo ni rumbo definido, eso sí, en excelente estado físico. Ajá. No voy a revelar más de la trama, solo decir que suceden los encuentros más tontos del mundo, claro, porque hay que ver a Luisa Lane (Amy Adams), y entender cómo ese tipo traumado y algo estúpido se convierte en un súper héroe.

Cuando ya lo vemos con el trajecito, el puchichi estalla y la hecatombe de efectos especiales arrasa con todo. Secuencias de acción e-t-e-r-n-a-s, una destrucción de edificios tan larga que es como si no tuvieran más que poner y quisieran alargar la trama con tanto vidrio y cemento roto. En realidad, es una escena muy parecida a la de Transformers (2 o 3, ya no recuerdo) con la diferencia que en esa Transformers por lo menos había la escena del edificio inclinado y aquí es solo el boludo dando tumbos por todos lados.

SPOILERS

Quizás lo que más me emputó aparte del holograma de la conciencia del papá Rusell Crowe, es la estupidez de relación entre Luisa y Clark Kent, cómo se conocen, la doña escalando un risco de hielo en medio de la noche o el amanecer con su camarita, el don entregándose a Zod y Zod pidiendo a la doña pa llevársela a la nave. Encima, los dos tienen nula química, si el futuro de la raza humana dependiera de las chispas entre esos dos, sería la extinción segura. Hay elementos  muy muy pobres. La forzada escena del final, cuando cosito ya es el Clark Kent hipster que se anunciaba, y el texto de la soldadita diciendo lo que pensamos pero que no había necesidad de remarcar, son solo algunos de los momentos en que te preguntás cómo pueden gastar tanta plata al pedo.

FIN DEL SPOILER

El hombre de acero relata el nacimiento de Superman y el encuentro con su veta heroica. Lo “oscuro” que prometía el tráiler queda limitado a la corrección de color y lo “íntimo”, “espiritual”, se diluye entre tanto escombro y la cara de estreñimiento de Cavill.

Esperame, Amy. Voy al baño
Esperame, Amy. Voy al baño

Por momentos, sentís ese halo épico que quisieron impregnarle, pero al final todo se derrumba y queda más aburrido que mono en bonsái.

Destinada al entretenimiento mínimo, plagada de textos clichés y escenas cursis que provocan ganas de meterse un lapicero a los ojos, Man of Steel decepciona.

Eso no quita que la parte técnica sea aceptable, la fotografía del iraní Amir Mokri tiene sus momentos, recordemos que Mokri también ha fotografiado Transformers, el lado oscuro de la luna, Coyote Ugly, El señor de la Guerra, entre otras, los efectos especiales están bien conseguidos aunque no haya momentos wow y la música de Hans Zimmer cumple con su labor de acompañar las escenas, a pesar sonar algo repetida.

¿Vale la pena el 3D? No. No hay motivo alguno que haga que pagar extra por verla en 3D se justifique.

La prometida reinvención de Superman y la mayor espiritualidad quedan a medio camino. Desgraciadamente, Snyder cae en los excesos que han caracterizado su filmografía.

Los fans de Christopher Reeve pueden descansar, en el reino de Krypton, Reeve seguirá cómodamente sentado en el trono.

Lo mejor: el trailer

Lo peor: que el trailer nos mamó

La escena: diré que la de la soldadita y su calentura, por tonta

Lo más falsete: el tono épico

El mensaje manifiesto: el tráiler no siempre tiene la razón

El mensaje latente: no es fácil hacer una película memorable

El consejo: para verla mientras jugás Candy Crush

El personaje entrañable: Mamá Kent y perro Kent

El personaje emputante: La conciencia de Russel Crowe

El agradecimiento: que no hice la cola de medianoche y no salí a las 3 de la madrugada rayada

CURIOSIDADES

Darren Aronofsky, Duncan Jones, Ben Affleck, Tony Scott, Matt Reeves y Jonathan Liebesman fueron considerados para dirigir el filme antes que Snyder haya sido elegido.

Ben Affleck rechazó dirigirla porque no tenía experiencia en la filmación de escenas con VFX (efectos especiales) y dijo que la experiencia le ha enseñado a no agarrar películas basándose en el presupuesto sino en lo él puede aportar a la historia.

Matthew Goode, Armie Hammer, Matt Bomer, Joe Manganiello, Zac Efron y Colin O’Donoghue fueron considerados para interpretar al súper héroe.

De acuerdo a distintas fuentes, debido al éxito de la franquicia de Batman, se habló con Nolan y Goyer para que sean consultores de guión de A man of Steel, dicen que cuando Snyder quedó como director, Nolan decidió tomar control de toda la historia y él mismo junto con su equipo creativo (Goyar) manejar la historia. La esposa de Nolan lanzó este lindo y tierno comentario: “Ellos (Nolan y Goyar) entregaron un guión apropiado y ahora es la película de Snyder”.

Vigo Mortensen fue considerado para el rol de Zod.

Henry Cavill actuó en Prueba de Vida como extra, en ese entonces era un niño y Russel Crowe le dio su autógrafo y lo animó a que continúe en la actuación.

Henry Cavill tuvo un riguroso entrenamiento para alcanzar la musculatura que deseaba la producción.

Al Zod original (de las pelis de Reeve) Terrence Stamp, la película no le gustó mucho y así la debatió en un baño con algunos fans de la saga que no podían dar crédito de que se encontraban con el mismísimo Zod.

CINE: The Hunt (La caza)

La fábula de la inocencia

Thomas Vinterberg es recordado por todos gracias a esa gran película llamada La celebración (Festen) que dirigió cuando apenas contaba con 29 años. El filme danés, además, fue el primero en estar encuadrado dentro del Dogma 95. ¿Lo recuerdan? La escena del infame brindis debe ser una llaga con pus en el corazón de muchas generaciones.

Luego vendrían dos o tres películas más o menos conocidas, más o menos exitosas (Dear, Wendy, Submarino, Its all about love, etc.), pero nada nos preparó para este desgarrador regreso.

El año pasado, Vinterberg estrenó The Hunt (La Caza) y a esa llaguita purulenta dejada por Festen se abrió otra herida más grande resistente a los antibióticos y que rápidamente se llenó de gusanitos blancos.

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“Muchas son las cosas terribles, y no hay nada más terrible que el hombre”,decía Sófocles en su Antígona y ¡cuánta razón tenía!

The Hunt nos relata una historia sencilla y contundente. Mads Mikkelsen, poderoso actor danés que conocimos en Casino Royal y admiramos en A Royal affair, interpreta magistralmente a Lucas.

Lucas está atravesando un difícil divorcio, su hijo adolescente vive con su ex esposa en otra ciudad y él sufre por la lejanía,  por el final de la relación, por la situación en conjunto. A pesar de estar readaptándose a una vida en soledad goza de una sólida red de amigos de infancia y de un trabajo que a ojos vistas disfruta de corazón (profesor de Kínder).

Lo que vemos es un hombre de mediana edad bueno. Realmente bueno. Bueno y querido. Esa bondad y nobleza serán puestas a prueba por el más terrible de los crímenes aparte del asesinato: es acusado de abuso sexual.

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La acusación surge del lado menos pensado, de la forma más estúpida del mundo y para su desgracia involucra sus afectos inmediatos. A partir de ahí vemos la caída en desgracia de este buen hombre y el cariz mezquino que adopta la otrora amable comunidad con él.

Ya no es el amigo de infancia, el padre de familia, el dueño de un lindo perro, el abnegado profesor, ahora es simplemente un pederasta y como tal, la comunidad se siente con el derecho de hacerle sentir su repudio de forma extrema.

Con esa particular crueldad propia del cine danés, Vinterberg castiga a su protagonista hasta la saciedad, lo humilla, lo denigra, lo vuelve un guiñapo. Nosotros permanecemos mirando, paralizados/consternados ante tanta injusticia y la sensación de impotencia es tal que llega a humedecer los ojos.

La debacle continúa. Una sociedad aparentemente civilizada que puede (en el caso de Bolivia) rechazar con vehemencia cosas como la justicia comunitaria, no tiene reparos en llegar a lo inaudito para dejar claro que consideran  a Lucas un paria.

Oscura fábula social que tiene en su trágica víctima (Lucas) un exponente de la falsedad espiritual, la ausencia de la presunción de inocencia y en caso de realmente ser culpable, la incapacidad para perdonar y olvidar.

El final llega amargo y compartiendo la crueldad/dureza del resto del filme. Un final inolvidable, ambiguo de esos que cuando los créditos terminan aún te resuena en la mente y en el corazón.

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Vinterbeg regresa por todo lo alto, y nos entrega una película que se sigue con atención e incomodidad. El guión escrito por el mismo director y  el también danés Tobias Lindholm, construye de forma precisa el escarnio del protagonista y la miseria de la comunidad que lo recibe.

Una estética oscura, fría, se observa en la fotografía de Charlotte Bruss Christensen que dirige foto por segunda vez, siendo su debut con Vinterberg en su película anterior: Submarino.

Annika Wedderkopp, de tan solo 7 años, es la actriz que da vida a la confusa Klara, personaje que algunos espectadores odian, pero que dada las circunstancias es una víctima más de la trama.

Vinterberg plantea una reflexión moral sobre el alcance de un crimen. La vida pura, tranquila que conocemos puede cambiar radicalmente en el momento menos pensado.

Los civilizados habitantes que ven manchada la tranquilidad en la que vivían también son una especie de víctimas, antes eran buenas personas, pero la rabia y el resentimiento ante una mentira que crece como bola de nieve, hacen que se comporten de manera muy ruin. Lucas al ser un buen hombre cree que todo se solucionará tarde  o temprano, pero la vida no es así, cosas malas les suceden a las buenas personas, y el filme tiene el cinismo suficiente para decirlo.

Después de todo, Sófocles tenía razón: no hay nada más terrible que el hombre.

Lo mejor: bien filmada, muy bien actuada y un guión incómodo.

Lo peor: que Lucas es demasiado buen hombre

La escena: la de la iglesia y el final

El mensaje manifiesto: la civilización termina cuando nos tocan de manera personal

El mensaje latente: la masa no tiene moral ni conciencia

El consejo: hay que verla, es una película que deja huella

El personaje entrañable: Lucas

El personaje emputante: los del supermercado

El agradecimiento: a P.A. por recomendármela.

CURIOSIDADES

–       Mads Mikkelsen ganó el premio a mejor actor en Cannes por el personaje de Lucas

–       Es la octava película de Vinterberg

–       Es la segunda que toca la temática del abuso sexual (Festen fue la primera)

–       La película no fue escrita para Mads pero cuando Vinterberg lo vio en el casting supo que era el actor para el papel.

–       Vinterberg fue el estudiante más joven en la historia de la Academia de Cine Danesa, tenía solo 19 años cuando lo admitieron.

–       A Vinterberg siempre le ha molestado esa imagen de tranquilidad y felicidad que tiene Dinamarca, y afirma que debajo de ellas existen un montón de cosas turbias que el cine danés intenta exorcizar, de ahí que muchas de sus películas sean muy perturbadoras.

–      Actualmente podemos ver a Mads en la televisión interpretando a Hannibal Lecter.

FOTOGRAFÍA: We are the world (Parte 10)

1) Refugiada (Pietro Di Giambattista, 2001)

En 1992 iniciaría una de las guerras más crueles de las que tiene memoria la edad moderna: La Guerra de Bosnia. En ella se enfrentaron hermanos, familiares, vecinos, amigos, empujados por diferencias culturales, étnicas y los intereses particulares de algunas naciones que se metieron en el conflicto. Duró 3 años y dejó como saldo más de 100.000 víctimas y 1,8 millones de desplazados. El fotógrafo italiano Pietro Di Giambattista captó esta instantánea de una pequeña niña en las afueras de Roma que deja un campo de refugiados en un auto y que está siendo relocalizada a otro campo en Italia. Su mirada lo dice lo todo. Lleva la guerra escrita en la cara.

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2) Infancia (Francesco Zizola, 1996)

En Angola hay un pequeño pueblo llamado Kuito que fue rodeado por minas antipersonales en uno de los tantos conflictos bélicos que aquejan la zona, se dice que el cerco al pueblo fue más salvaje que el de Sarajevo. “La crónica de la humanidad es una lista de violencias”, explica el gran escritor portugués Miguel Torga en su obra cumbre “La creación del mundo”. Kuito tiene su memoria un ejército de mutilados de los que el tercer mundo ni siquiera puede guardar una correlación de números y estadísticas. Se estima que unos 8000 niños han sido víctimas de las minas en esta región. Por décadas, colonizadores, grupos paramilitares y otros han sembrados minas en Kuito buscando arruinar cualquier sistema de comunicación y escape. Hasta la fecha en que la foto fue tomada, seguían existiendo minas que no habían sido eliminadas y que constantemente herían y traumatizaban a algún civil de forma accidental. En la imagen, Zizola expone la infancia rota de aquellos que no escaparon de las minas…

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3) Negra (Douglas Martin, 1957)

Douglas Martin inmortalizaría a Dorothy Counts en la fotografía que ven a continuación. El momento, fuera de contexto parece no tener ninguna importancia, sin embargo se trataba de la imagen en la cual Dorothy Counts se convertía en la primera estudiante negra en asistir a un colegio «para blancos”, el Harry Harding High School. La chica estaba en su primer día de clases y fue seguida a su ingreso por una multitud de estudiantes que la insultaban y se burlaban de ella. La esposa del líder del Consejo de Ciudadanos blancos (agrupación racista con más de 60,000 miembros ) había instado a los chicos a “mantenerla fuera” y a las chicas a escupirla. La caminata estoica de la adolescente de 15 años fue histórica. Desgraciadamente, debido a los múltiples acosos y ataques, Dorothy tuvo que abandonar la escuela al cuarto día.

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4) Amor (Fausto Podavini, 2013)

Premiada este año, la foto nos cuenta la historia de Mirella y Luigi, una pareja de ancianos italianos que estuvo casada más de 40 años. Cuando Luigi cumplió 65 años fue diagnosticado con Alzheimer. Seis años de cuidados y de devoción siguieron al dramático diagnóstico. Mirella tuvo que adaptar su rutina diaria a las necesidades de su esposo. Llegó un punto en que el hombre olvidó para qué servía la comida, y dejó de diferenciar el día de la noche. Lo más doloroso fue cuando ya no pudo reconocer a su esposa ni familiares. El 2011, Luigi sucumbió a la enfermedad y murió con Mirella al costado de su cama.

Fausto Podavini

CORTOMETRAJE: Plato Paceño

Ocurrió lo insólito, lo insospechado. El primer día de frío, me jui cansadamente a la AECID a ver una muestra de cortometrajes españoles y bolivianos llamado Coctel Corto. La verdad, me senté en la butaca y adopté actitud similar a la vaca que mira pasar el tren, sin muchas esperanzas. El resto de los cortos no estaban mal, pero cuando llegó Plato Paceño (Carlos Piñeiro) fui feliz.

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Desde la escena uno, se nota que Piñeiro LO TIENE. Una historia contada en blanco y negro, de la que yo no sabía absolutamente nada y ante la ausencia de sinopsis pude degustar a pleno.

Solo puedo pararme en una sillita, soltar serpentina y confeti, prender el musicón y bailar hasta el amanecer. Lo de Piñeiro es la prueba clara y fehaciente de que todas las excusas pedorras que pueden poner en el audiovisual boliviano para justificar sus miserias, son eso: excusas y justificaciones pedorras.

Piñeiro cuenta una historia chiquita, la acaricia, y lentamente haciendo gala de una fina sensibilidad llega al final con los elementos justos. Una fotografía notable de Pablo Paniagua, es el complemento perfecto de este cortometraje que conmueve. No puedo contar mucho de la historia porque parte de su magia está en el final, y mejor no quemar esa sorpresa, pero puedo decir que el guión maneja hábilmente un evento cotidiano, casi rutinario y lo lleva a la trascendencia. Con una dirección austera, pero precisa, el momento en que entra la música y comprendés la enormidad de lo que te están contando, es pendejo.

Tienen que verlo, ignoro cuándo se presentará de nuevo, pero hay que verlo. Estén atentos y cuando se programe, vayan, no se arrepentirán.

El trabajo de Piñeiro se presentó en esta muestra en calidad de estreno, ha sido ganador del primer lugar en la categoría cortometraje de los Premios Eduardo Avaroa y fue producido por el estudio creativo Indómita.

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Este director ya tiene otros dos cortometrajes anteriores, que no he visto, pero tengo entendido que ha trabajado en cine y teatro.

Nada, Carlos Piñeiro es una buena noticia (muy buena) en el audiovisual nacional y este corto dará que hablar.

Hermoso trabajo.

MÚSICA: Woodkid

En un universo de géneros, bandas, solistas, y etcéteras, y ese ruido molesto que no te dice nada, puede surgir una sorpresa. El lunar en una nalga blanca y sin chiste, el punto G. Es el caso de Woodkid.

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Woodkid es en realidad Yoann Lemoine, un director de videoclips francés que también es ilustrador y animador. Trabajó con Luc Besson y Soffia Copola. Ha ganado 5 premios en Cannes por una divertida y osada campaña publicitaria sobre el SIDA llamada Graffitti. Para los curiosos la linkeo a continuación:

Además es responsable de videoclips musicales para Rihanna, Kate Perry, Taylor Swift, y otritos. O sea, estamos hablando de un talentoso, de un dotado, de un tipo que LO TIENE.

Más allá de sus logros audiovisuales, el 2011 se le ocurrió lanzarse al ruedo musical con su tema IRON. Escuchen y juzguen ustedes mismos. El sonido es IM-PRE-SIO-NAN-TE y el video dirigido por él mismo solo puede acompañar un debut épico.

Música orquestal, solemne, poderosa, intensa, que produce una sensación rara y que al cerrar los ojos te dispara imágenes mentales a mil por hora. La letra no es menos impactante:

Where innocence’s burn in flames

A million mile from home, I’m walking ahead

I’m frozen to the bones

El 2012 lanzaría Run Boy Run, video que este 2013 sería nominado a los Grammy y que contaría con la voz del Sean Bean (Ned Stark en la serie Juego de Tronos) en sus créditos y nuevamente, una estética que ya es su marca registrada.

Hace 4 meses sacó su último  video llamado I love you, tema del que el mismísimo Tarantino se enamoró y que incluyó en el soundtrack de Django Encandenado.

En un estilo similar a sus dos videoclips anteriores, filmado en blanco y negro, y con aire cinematográfico, el tema fue la antesala perfecta para el lanzamiento del álbum The Golden Age.

Woodkid debuta oficialmente con este álbum en marzo de 2013, y sus 14 canciones exhiben a un artista en su máxima expresión. Temas como The golden Age o Stabat Mater, tienen un estilo definido que identifica por completo al cantante francés.

Disfruten el disco AQUÍ.

Woodkid, sin duda la rompe. Un francés que canta en inglés, que filma sus vídeos en blanco y negro y que le pone emoción al panorama musical. Esperemos que el derroche creativo continúe.

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CINE: Ciudadela y La Huerta

El YIN Y EL YANG 

Finalmente hay tiempo para hablar de cine, para ponerme en la “seria” (MUY SERIA) tarea de escribir sobre cine. Sí, el sacrosanto séptimo arte, la cinta de sueños, decía Orson Wells.

Y aunque ya pasó un tiempito de las experiencias a relatar, nunca está de más compartir esos gloriosos, insólitos y a veces decepcionantes momentos.

Entre la agonizante carrera de Shyamalan, la patada en los ovarios de Superman y la fútil Gatsby, hubo espacio para el cine nacional. Para el siempre polémico, entrañable, y desesperante cine nacional.

Tuve la oportunidad de ver Ciudadela de Diego Mondaca y La Huerta de Rodrigo Ayala. El Yin y el yang del audiovisual boliviano. Acalorados debates se dieron a razón de ambas propuestas, especialmente la de Ayala motivó en mis compañeros de butaca una catarata de adjetivos que el sensible lector no puede permitirse. Sin embargo, no nos despatarremos, y entremos primero a la luz, la añorada luz.

Llevaba meses esperando que Ciudadela se proyecte en Santa Cruz, esta expectativa fue generada por el éxito de La Chirola, éxito merecido y que situaba a Mondaca como uno de los directores más prometedores del cine boliviano.

El manejo de elementos en La Chirola, el cuidado técnico, una historia bien contada y un gran personaje, calaron hondo en un público ya acostumbrado a ver obras enanas e hicieron que su nuevo trabajo se espere como el rocío de la mañana.

Así llegó Ciudadela. Finalmente. Se proyectó en la AECID ante una sala casi llena.

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Mondaca apuesta nuevamente por el documental e ingresa a la cárcel (San Pedro) para mostrarnos su visión de lo que es la vida carcelaria.  El objetivo es que el espectador sienta e intuya que ahí dentro las cosas no son distintas a lo que sucede afuera. Sí, ahí están los reos llevando una vida privados de su libertad pero dentro de una dinámica similar a la de cualquier comunidad.

El director toma una decisión inteligente: en lugar del típico documental testimonial donde el personaje te cuenta su vida y te habla de sus miserias, sueños y esperanzas, la cárcel como tal es la gran protagonista.  Punto a favor de Mondaca y un riesgo.

No hay personajes a los que te podás anclar afectivamente, ni golpes bajos sobre pasados y futuros. Lo que vemos es nada más y nada menos que la rutina de los espacios en la cárcel: gente que tiene sus fiestas, que trabaja, que tiene actividades recreativas, vemos el comercio, la iglesia, y todo aquello que habla de una vida organizada donde casi nunca se ve un policía.

Algunos testimonios ocasionales le ponen algo de color al relato, y eso es todo. Literalmente es todo. Para mí fue un poco difícil engancharme con el relato, amén de estar bien filmado y concebido, la propuesta de tan aséptica termina distanciando y al no champarte en nada, queda como una visita turística a la cárcel, donde sí nos queda claro que hay una vida similar a la de afuera pero donde el contexto en sí mismo queda algo banalizado.

Me explico, al intentar despojar de estereotipos a los presos, solo vemos un lado (elección del director y propuesta del trabajo) pero la cárcel es la cárcel, no importa qué tan “iguales” a nosotros sean, al finalizar, lejos de comprender el hacinamiento, el abandono, la desidia, el caos en el que vive sumergida esa institución, te quedás con una imagen inocua, como pasear por la calle y ver una vitrina.

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Tal distancia se quiso matizar con gritos sobrepuestos en los peores momentos, similares al efecto causado por las risas falsas de las comedias de televisión. Odié esos gritos.

Luego de la proyección, Mondaca se quedó a recibir las preguntas y comentarios del público. Ahí explicó que efectivamente él quiso mostrar una mirada limpia a la cárcel, sin la violencia que ya está implícita al tratarse de una cárcel. También comentó que por elección no filmó en La Posta, sección destinada a los presos de clase alta, que viven de forma acomodada a pesar de estar privados de su libertad (Santos Ramírez, los presos del caso terrorismo, etc..) Aunque es una decisión comprensible, me pareció que ese contraste era necesario, incluso siguiendo la línea del documental, sin mostrar a los presos como figuras, sino solamente el sector y las condiciones en las que viven.

Llega el final y Ciudadela gusta en algunos aspectos pero no deja huella imperecedera. El relato dura apenas 48 minutos, que parecen un poco más y que dejan sabor a ingredientes faltantes o sobrantes.

Entonces, ¿por qué es el Yang de esta reseña? ¿Por qué es una luciérnaga brillando en la oscuridad? Porque Mondaca hace Ciudadela tomando riesgos y decisiones propias de alguien que se la juega. Porque tiene una concepción interesante y unas ganas de no quedarse en “lo mismo de siempre”. Porque trabajó con un equipo técnico en el que hay una buena fotografía, un buen sonido, y un buen montaje. Porque no es ese tipo de director cuya finalidad es exhibir su película esté como esté y porque de forma honesta quiere dejarle algo al espectador. Por eso, Ciudadela con todas sus falencias (o lo que a mi particular parecer son falencias) es el Yang.

Y eso nos lleva al Yin, o lo que es lo mismo…hablar sobre la oscuridad que últimamente (varios años ya) golpea el ojo boliviano. Hablar sobre esos productos que se sacan como pipocas para mostrarle a los auspiciadores que ahí están en el Cine Center, Multicine o lo que sea, recabar más auspicios para la próxima y nada más. No es pecado, no es un crimen, es absolutamente válido. Pero no deja de dar tristeza la gran cantidad de productos que surgen bajo esos cánones.

El otro día, me encontré con un conocido que participó en una película estrenada el año pasado y ante el pequeño debate acerca de la calidad de la misma, el susodicho contó que el director de tan bochornoso experimento le dijo textualmente: “A mí lo que me importa es sacar plata. Nada más”. Con plata nos referimos no a lo que recaudan en taquilla sino lo que consiguen por auspicios. Digamos que pidiendo auspicios aquí y allá se junten 20, 30, 40 o más de 50 mil dólares, y luego, de ese dinero se gaste en una producción 10 mil o menos,  contratando equipo barato y pagando lo mínimo a título de que hacer cine es caro y no rinde. El resto queda para el director. Nuevamente, muy válido.

La premisa de hacer plata es también de Hollywood, y cualquier industria cinematográfica que se precia, PERO hasta eso puej tiene una calidad básica, mínima, liliputiense. Y si ese es el parámetro, pues que no se espere que la obra se reciba como la realización del “sueño” de hacer cine.

En el caso específico de Ayala, ignoro cuáles son las motivaciones para hacer su trilogía, sean cuales sean, son respetables, pero como espectadora no puedo menos que impresionarme cada vez que veo una película suya.

Acudí a ver La huerta, ante los comentarios “cruzados” entre gente que la defendía y decía que había mejorado, y otros que alegaban que seguía en la misma estela (difícil de superar) dejada por Día de Boda e Historias de vino, singani y alcoba. Sí, pudo más la curiosidad y la necesidad de comprobar tales dichos que acogerme a la sabia experiencia.

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Ayala vuelve a refugiarse en un aparente relato idiosincrático que en realidad es simple y llanamente un desfile de personajes caricaturizados, unidimensionales y sin ningún peso.

La Huerta es una propiedad de la familia Vásquez, familia tradicional tarijeña, alrededor de la que se moverá toda la película. Hay de todo y para todos: el personaje “raro” que es asesinado al principio y que motiva una investigación para dar con el autor del crimen; la provinciana putona que anda de ofrecida con todos; la doña que le pone los cuernos al marido sonsonete; la tipa frívola y boluda; el chicha sin dulce (falso chapaco); el mujeriego; y así…casi casi como las Spice Girls, donde cada una de las chicas representaba un estereotipo.

El guión busca la intriga y el suspenso, pero no los encuentra nunca. La trama se sigue cansadamente, sin mayores sobresaltos, los problemas familiares, el pueblo chico infierno grande que se palpa en los exagerados entuertos, los flashbacks, la voz en off, todo conspira para que La Huerta resulte en extremo fallida.

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Se disfraza de relato idiosincrático, de retrato de la clase media tarijeña…(pobrecita Tarija, no tiene la culpa) y encima nos la quieren hacer pasar por comedia costumbrista, pero no es otra cosa que un pututo de chistes básicos, similares a los que se cuentan en un café concert y en el que el apartado técnico de la mal llamada película brilla por su precariedad. No voy a pajearme en análisis sociológicos/históricos/humanistas de la trama porque aquí existe un problema mayor al del guión.

Ahí donde podríamos destacar fotografía, montaje, luces, continuidad, LO QUE SEA, no hay de dónde agarrarse. Una muy mala fotografía, amante del plano contra plano telenovelero de los 80s; un sonido que dan ganas de llorar, un montaje errático, y una ausente dirección de actores, nos cachetean las cuatro mejillas.

Alguien dirá: es lo que el director propone y quiere. Perfecto, pues lo que el director quiere y propone está filmado con la nalga izquierda y ahí no hay medias tintas.

Creo que el relato costumbrista o idiosincrático no es un filón a despreciar, creo también que en otros países como Argentina, Brasil, por nombrar algunos, ese estilo de comedia se explota muy bien y encima entrega productos no de autor o que nos recuerden a Haneke, sino películas bien hechitas, divertidas, sanas, sencillas, para toda la familia.

En Bolivia, desgraciadamente, en los últimos años muchos se apegan a esa definición para justificar la chafez de su producto o para que pensemos que “Ahhh…es chota a propósito”.  Y algo de razón hay, es chota a propósito, porque si no hay una preocupación por buscarse buenos elementos en el equipo técnico, si no hay un pudor por lo que le vas a presentar al público y más aún, si no hay un leve sonrojo por cobrarle al público por ver un producto fallido, pues es, realmente, a propósito.

Y eso hay que decirlo fuerte y claro. Habrá quien piense que decir que una película nacional está mal filmada es perjudicar a la inexistente industria cinematográfica, a los actores, directores, equipo técnico y etcéteras, pero señores, estas malas películas son las que perjudican a todos los mencionados. Los actores no crecen por trabajar en esas condiciones, el equipo técnico tampoco, y el público…el respetable público empieza a perderle fe al producto nacional. Se asocia lo nacional a lo chafa. Y así estamos…

Terminada la proyección de La Huerta, no quedó mucho por comentar. Solo confirmar que urge, urge más luz. Urgen nuevas propuestas, nuevas visiones, urge seriedad y rigor, urge que el cineasta boliviano se divierta y el espectador boliviano lo sienta/disfrute. Urge que este año salga una buena película boliviana, sea del género que sea, del director que sea, urge.

CIUDADELA

Lo mejor: Que se atreve e intenta decir algo.

Lo peor: demasiado aséptica

La escena: la del techo y la libertad

El mensaje manifiesto: allá dentro la vida continúa su curso

El mensaje latente: allá dentro hay una vida que no puede retratarse del todo

El consejo: vela

El personaje entrañable: los niños

El personaje emputante: los gritos sobrepuestos

El agradecimiento: un apartado técnico respetable

LA HUERTA

Lo mejor: El perro

Lo peor: todo lo demás

La escena: la del perro

El mensaje manifiesto: es chota a propósito

El mensaje latente: de verdad es chota a propósito

El consejo: sobre aviso no hay engaño

El personaje entrañable: obviamente: EL PERRO

El personaje emputante: debo decir que odié particularmente a Martín

El agradecimiento: que, como todo en esta vida, termina.

PINTURA: Los niños llorones

Hace mucho tiempo, me topé con este cuadro:

Hay algo terrible en la mirada y en los lagrimones del niño. Averiguando más, resultó que el cuadro era parte de una colección de 27 (son 24?) pinturas denominada Los niños llorones. La serie pertenecía al pintor italiano Bruno Amadio, que se hizo conocido por estos cuadros firmando como Giovanni Bragolin.

Se sabe que Amadio fue soldado de Mussolini durante la Segunda Guerra Mundial. Se supone que estos niños, son algunos de los niños que el pintor vio mientras servía a su país y que eran los vestigios de una guerra larga, cruel e inhumana. Los rostros pertenecerían a huérfanos de la guerra.

Terminada la guerra, Amadio se instala en Sevilla y comienza a pintar bajo el nombre de Bragolin. Los fantasmas de los niños lo persiguen y los exorciza a través del lienzo. Eso es lo que hasta ahora se asume. Sin embargo, una leyenda negra comenzó a rondar el trabajo del italiano. Los cuadros se volvieron populares y se replicaron en versiones de todos tamaños, llegando a varios países.

Al principio, se dijo que las imágenes servían para proteger niños, y la gente colgaba los cuadros en las habitaciones infantiles como amuleto. Sin embargo, de un rato a otro, el rumor de que los cuadros estaban malditos se esparció por todo el mundo.

Se dijo que quienes poseían una de estas imágenes caían en desgracia, se dijo que hubo incendios en casas donde los cuadros estaban colgados y la casa se incendiaba, dejando solo el cuadro, se dijo que los niños pintados no eran niños de la guerra, sino niños abusados por el pintor, que era pederasta. Se llegó a decir que Amadio hizo un pacto con el diablo a cambio de fama. En los últimos años, apareció una supuesta entrevista que dio Amadio sobre el origen de Los niños llorones, y él comentaba que fue idea de un marchante de arte, una idea que buscaba ganar dinero, nada más.

La verdad, nadie la sabe a ciencia cierta. Lo único real es que Amadio regresó a su Italia, y murió en Padua en 1981.  Lo sobrevive el halo de misterio que rodea a su obra, y claro, sus impactantes niños llorones.

EN CARTELERA: Iron Man 3

Los héroes nunca lloran

Y luego de una cacareada y larga espera, llegó Iron Man 3. Encima, llegó con el fardo de ser la mejor de la saga y la primera que no era dirigida por Happy (John Favreau).

iron-man-3-poster

Para ser honestos, mi affair con Iron Man duró hasta su debut, que disfruté como perro en camioneta. La secuela y todas las Sherlock Holmes hicieron que crea que Stark es un pobre pelotudo, con poco que admirar y mucho que rechazar.

A pesar de esos resquemores, el gancho de esta nueva entrega era la posibilidad de ver como villanos a un casi desaparecido Guy Pearce y al gran gran Ben Kingsley. Gloria a Ben Kingsley.

A los que les da flojera leer toda la chorizada de cosas que vendrán, ahorro el tiempo y esfuerzo con una línea: NO es la mejor de las 3, es larga, tonta y por ratos aburrida.

Esito sería, gracias.

Ya. Desarrollaremos.

Tony Stark (Robert Downey Jr.) quedó traumadito luego de los sucesos vividos en Avengers, ¿se acuerdan? Cuando Loki se nos alocó y sin dos dedos de frente atacó la tierra y todos los súperhéroesfashionslindos se juntaron para salvar al mundo en nombre de la bandera con franjas y estrellitas. Bueno, ahí lo que más destacaba era el cabello de Thor ondeando al viento y las ganas de cachetear hasta la muerte a Capitán América. Pues Tony Stark con su trajecito blindado de Iron Man casi casi se nos pasó al otro lado, estuvo con los dos pies en el cajón y nadie sabe cómo consiguió sobrevivir, pero sobrevivió. Y claro, se traumó, porque en el fondo de su egocéntrico, mercantilista, hedonista corazón hay espacio para el sufrimiento, y el estar tan cerca de la muerte hizo que ahora en Iron Man 3, lo asalten violentas pesadillas y casi casi moje los calzoncillos recordando tan truculentos eventos.

La pobre Pepper (Gwyneth Paltrow) le aguanta a Stark cosas que ninguna mujer con los ovarios bien puestos le aguantaría, ahí está Stark sumergido en la creación, perfeccionamiento de sus trajecitos y sus chécheres, atacado por el insomnio y las pesadillas, mientras Pepper pasa las noches sola, leyendo 50 sombras de Grey.

Entonces aparece Aldrich Killian (Guy Pearce) y también tiene su pasado oscuro. Parece que fue víctima del bullyng y Stark le hizo un desplante en otras épocas, en que era más egocéntrico, más mercantilista, más hedonista. Pero el tiempo pasa, y esos seres golpeados por la vida y la humanidad del ser humano se levantan de entre los escupitajos y quieren venganza.

Mientras eso sucede, USA está siendo asolada por un cruel y despiadado terrorista: El Mandarín (Ben Kingsley), que resume las fobias americanas en un personaje que parece venir del Medio Oriente, que tiene nombre asiático y al que nadie conoce pero todo el mundo teme. Poético.

los haré talco a toditos
«los haré talco a toditos»

Ahora batan todo ese sancocho por dos horas y tenemos Iron Man 3.

El guión se lo encargaron a Drew Pearce un tipo que ha escrito series de televisión casi desconocidas como: Lip Service y No Heroics. Supongo que por eso Shane Black (el director) tuvo que meter sus manitos y colaborar en una historia flojita flojita.

Pero no seamos malos, ruines y exquisitos, igual tiene sus puntos a favor: Una linda fotografía de John Toll, responsable de La delgada línea roja, Vanilla Sky, El Atlas de las nubes, Casi famosos, Braveheart y muchísimas más.

También podríamos decir que la primera hora es bastante entretenida, y que en realidad el problema es que por la larga duración la cosa se va desinflando y termina sin mayores emociones.

A nivel argumental digamos que tiene sus cositas interesantes como ALERTA DE SPOILER (el que no la haya visto pase al siguiente párrafo) el concepto de un enemigo creado a medida desde adentro del sueño americano, un enemigo que no es tal y que es una manipulación mediática hábilmente ideada por intereses financieros y la sed de poder de Aldrich. Sí, eso en manos de otra gente sería oro en polvo. Desgraciadamente, ese punto a favor no es correctamente llevado por el resto de la trama. Por ejemplo: La tal Maya Hansen (Rebecca Hall) que después de años de estar gozando y usufructuando del proyecto de Aldrich, y de además ayudarlo a secuestrar a Pepper y a agarrar a Stark, de pronto tiene ataques de conciencia por dos cositas que le dijo Stark, un fulano con el que pasó una noche en toda su vida y al que no ve hace quichicientos años. Otra cosa bastante falsa es cuando Pepper supuestamente muere consumida por el fuego y Stark la ve caer, morir ante sus ojos, hace un gesto de “OH, se murió” y eso fue todo. Carajo, Stark!!! Se ha muerto tu pareja, tu concubina, tu sirwiñaquy y vos nada. Le comentaba a compañero de butaca lo eunuco emocionalmente que es el tal Stark, y lo único que provoqué fue risas. «¿Qué esperabas?” me dijo. “No sé, un poco de llanto histérico acorde con los temblores, sudores y ataques de sus fobias», dije.

FIN DEL SPOILER

Iron Man 3 dura casi dos horas que parecen un poquito más.

En este momento quiero pensar en ese algo wow o súper divertido que producto de su visionado se me haya implantado en la memoria y no lo encuentro.

Shane Black conocido guionista de Arma Letal, Una pandilla alucinante, El último gran héroe y director de Kiss Kiss, Bang Bang, dirige por segunda vez en su carrera al tomar la batuta en Iron Man 3. ¿El resultado? Una película predecible desde la escena 1, larga, entretenida por ratos, que no te va a pesar ver, que seguramente para el público promedio es una buena opción, pero que definitivamente no destaca en el género, ni en la saga.

“Apartate Tony. Yo me encargo"
“Apartate, Tony. Yo me encargo»

Robert Downey Jr. dota de vida y carisma a uno de los personajes más antipáticos de los cómic o, seamos justos, de las adaptaciones a la pantalla gigante de cómics. Un personaje que solo mira su ombligo. Downey Jr. intenta darle vulnerabilidad con el trauma vivido en Avengers, su pasado parrandero, su amor por Pepper, y consigue hacer que la platea pase por alto lo ya mencionado. Bien por él.

La película termina y luego de uno excelentes créditos de cierre,  y otros kilométricos créditos finales existe una yapita que clarifica lo expuesto en el párrafo anterior.

Mientras, mi mente dibujaba una pregunta en neón fosforescente: ¿Dónde está Watson? 

Lo mejor: Happy y que bajaron la duración de la peli de 3 horas y 15 minutos a casi dos. Ah, y los créditos.

Lo peor: que resulta bastante intrascendente

La escena: todas las de Ben Kingsley

El mensaje manifiesto: el enemigo existe

El mensaje latente: el enemigo sos vos mismo

El consejo: para verla mientras esperás que seque la ropa

El personaje entrañable: Happy

El personaje emputante: Stark, Pepper, Iron Patriot, el presidente, bue…varios

El agradecimiento: que Stark sea Downey Jr.

 CURIOSIDADES

–       Es la primera entrega que no dirige John Favreau

–       Favreau interpreta a Happy, fiel guardaespaldas de Stark.

–       Jessica Chastain iba a interpreta el papel de Maya, pero debido a conflictos de cronograma desistió y la tea encendida pasó a Rebecca Hall.

–       Jude Law fue considerado para el papel de Aldrich.

–       Es la primera película de Iron Man en la que no aparece el personaje de Samuel L. Jackson: Nick Fury.

–       De acuerdo al productor de Iron Man 3, Kevin Feige, el personaje de El Mandarín fue inspirado por el mítico Coronel Kurtz de Apocalipsis Now.

–       Robert Downey Jr. y Ben Kingsley se conocieron en el rodaje de Iron Man 3 y el primer día que se encontraron, se tomaron una foto para enviársela a Richard Attenborought, un amigo en común.

–       Fue idea de Robert Downey Jr. que Pepper se meta en el traje de Iron Man, él y el productor estaban algo aburridos del cuento de la dama en desgracia y quisieron ponerle más emoción.

–       El presupuesto inicial era de 140 millones de dólares y luego lo subieron a 200 para que Shane Black haga la mejor película que pueda hacer.

–       La película fue severamente recortada en China, especialmente las tomas en las que aparece el Dr. Wu.

–       La idea de que el show favorito de Happy sea Downton Abbey fue de John Favreau que es un fanático de las series inglesas.

–       Stan Lee hace un cameo como juez de concurso.

–       La escena de la gente cayendo del avión fue grabada con la ayuda del equipo de paracaidismo de Red Bull, y con una meticulosa planificación. Para rodar la escena se realizaron 630 saltos durante 10 días, sin un solo inconveniente.

–       Las tomas nocturnas en Rose Hill, California, donde se recreó la pequeña ciudad donde Iron Man termina tras la destrucción de su residencia, fueron agotadoras para el equipo.Durante cinco semanas corridas, el equipo de producción luchó con los veranos boreales y sus días más largos, trabajando a contrarreloj para terminar el trabajo antes del amanecer.

–       En Japón se podrá ver en cines con la tecnología 4DX.  Esta nueva tecnología permite otros efectos como oler! Los japoneses podrán, mientras ven Iron Man 3, disfrutar con efectos como los olores, vibraciones en las butacas, burbujas, luz estroboscópica, ráfagas de aire o niebla.

–       Las escenas del Mandarín se rodaron en Miami. El diseñador de producción Bill Brzeski creó el recinto del Mandarín rodando los exteriores en los jardines de 10 acres del Vizcaya Museum and Gardens, un edificio considerado monumento histórico construido en 1916. Los interiores se rodaron en una residencia privada al borde del mar en South Beach.

–       Se contrató a Bask (Bask Hostomsky), el artista pop art de Florida para que creara obras de arte originales para la oficina y el dormitorio de la residencia del Mandarín que encajaran con el personaje del malvado.

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