Por: Eva Sofía Sánchez
A mediados de los 80, cuando la epidemia del VIH/Sida acababa con miles de vidas en California y Nueva York, el activista Bob Rafsky (miembro de Act-Up, un importante grupo de lucha por los derechos de los afectados con el virus), lanzó la siguiente maldición pública hacia George Bush –el entonces presidente de Estados Unidos-. Lo hizo durante el funeral de su colega de lucha, Mark Fisher.
Rafsky tomó el micrófono y habló. Esto fue lo que dijo:
“Que todos aquí lo sepan: este no es un funeral político en nombre de Mark Fisher, quien no nos hubiese permitido quemar o enterrar su coraje o su amor por nosotros, así como tampoco hubiese permitido a la tierra llevarse su cuerpo hasta que no alzase vuelo.
Él solicitó esta ceremonia; no para que lo enterremos, sino para que celebremos la inmortalidad de su ira.
Este no es un funeral político en nombre de Mark; este es un funeral político para el hombre que lo mató y que mató a tantos otros y que lentamente me mata a mí; el hombre cuyo nombre tuerce mi lengua y enreda mi aliento.
George Bush: nosotros creemos que mañana serás derrotado porque creemos que aún queda algo de justicia en el universo y algo de compasión en el pueblo norteamericano.
Pero aun así, seas o no derrotado, aquí y ahora, de pie y al lado del cuerpo de Mark, lanzamos sobre ti esta maldición: ¡que el espíritu de Mark te persiga hasta el fin de tus días, para que en el momento de tu derrota, tú recuerdes nuestras derrotas y para que en el momento de tu muerte, tú recuerdes nuestras muertes!
En cuanto a Mark… cuando los vivos ya no podemos hablar, los muertos hablarán por ellos. La voz de Mark está aquí con nosotros, y también la voz de Pericles, quien dos milenios atrás lloró por los soldados atenienses que no debían morir y de cuyas muertes él fue cómplice.
Pericles tuvo la nobleza de decir: que la tierra entera sea su monumento.
¡Que toda la tierra nos escuche ahora!
¡Rogamos!
¡Rezamos!
¡Demandamos el fin de esta epidemia!
No solo para que nosotros podamos vivir; también para que el alma de Mark pueda, por fin, descansar en paz.
Con ira y con dolor… esta lucha no terminará hasta que todos nosotros estemos a salvo.
Levántate, defiéndete, lucha contra el SIDA”.
Décadas más tarde, un 30 de noviembre, moriría George Bush. El Día Mundial de la Lucha contra el Sida se celebra el 1 de diciembre.
Descansa en paz, Mark Fisher