Por: Mónica Heinrich V.
Era Cló. Hermosa, joven, talentosa. Daniela Pérez interpretaba a una bailarina en la novela brasilera Vientre de Alquiler (Barriga do aluguel). Su participación era pequeña, salía de la amiga de la protagonista Clara, papel encarnado por Claudia Abreu. Era la época dorada de la red O Globo. ¿Se acuerdan? Principios de los 90s, cuando no había Netflix ni internet y los finales de telenovelas paralizaban países. Vientre de alquiler tenía un tema polémico y jodidito, una joven alquila su vientre a una pareja que no puede tener hijos y se encariña con el hijo que no es su hijo. A mi corta edad ya me trenzaba en altisonantes intercambios de opiniones y asistí emocionada a cómo se presentaron finales alternativos, era un debate eso de “con quién debía quedarse el bebé” o sea con Ana. Hasta el día de hoy la canción que formaba parte de su intro (Aguanta Corazón) suena de vez en cuando en algún nostálgico karaoke.
Siempre recordé la novela…y a Daniela.
Por eso, cuando la noticia de su muerte corrió por todos lados, quedé en shock. No podía creerlo. Los detalles del asesinato eran turbios. Su compañero de telenovela, el infame Guillherme de Pádua, la había asesinado en complicidad de su esposa embarazada, la no menos infame, Paula Thomaz. Qué horrible todo, y aún así…la ausencia de redes sociales me protegió de lo TAN horrible que fue.
Nunca supe si en Bolivia exhibieron la novela En Cuerpo y Alma, novela que sería la última actuación de Daniela y donde se gestaría toda la pesadilla que acabaría con su vida. Para mí, solo era Cló, la de Vientre de Alquiler, la amiga de Clara. Hermosa, joven, talentosa.
Este año, HBO Max decide presentar Pacto Brutal: El asesinato de Daniela Pérez, una devastadora serie documental que cumple un doble fin: homenaje a Daniela y denuncia.
Homenaje porque el asesinato ocurrió en 1992 y hay una generación que nunca la conoció, o que supo muy vagamente qué pasó con ella. Daniela Pérez existió, y era más que Cló, más que Jazmín (su último personaje) y si no fueran las manos criminales de Guillherme de Pádua y Paula Thomaz seguiría entre nosotros.
Denuncia porque si bien los asesinos fueron juzgados y condenados, los 18 años de cárcel que tendrían que haber cumplido presos se convirtieron en 6 años y 9 meses y ambos rehicieron su vida. Todo criminal tiene derecho a rehacer su vida, claro, pero en el caso de estos personajes hasta la fecha siguen incordiando a la familia de su víctima.
Los ganadores del Emmy Tatiana Issa y Guto Barra, deciden contar lo que pasó ese fatídico 28 de diciembre de 1992 y el juicio posterior en 5 episodios. El guion escrito por Barra, tiene la sensibilidad suficiente para nunca darle micrófono a los asesinos. Esta es la historia de una víctima, de cómo sus familiares y amigos fueron destruidos por su muerte, es la historia de la justicia corrupta de un país.
Gloria Pérez, mamá de “a Dani”, es el alma de este documental. La guionista estrella de O Globo (Vientre de Alquiler, En Cuerpo y Alma, El Clon, entre muchas) nos muestra a Daniela a través de sus ojos. Nos cuenta la niña que fue. La adolescente fascinada con el baile. La joven que se enamoró y se casó a los 19 años. Rompe el corazón cuando Gloria cuenta que se arrepiente de no haber almorzado con ella el día que murió.
Pacto Brutal no se pone tímido para mostrar las fotos oficiales de la escena del crimen. Eso en un principio me chocó, pero una parte de mí entendía que la familia quería que todos supiéramos qué le hicieron, cómo se ensañaron con esa “menina”, cómo no hay absolución posible para esa muerte. Además de Gloria, dan su testimonio el hermano de Daniela, el viudo, los amigos, los colegas de trabajo, los fans que se tomaron la última foto con ella, los involucrados en el juicio, todo sirve para desenmarañar un caso que se convirtió en algo mucho más grande que la muerte de una actriz, como en un principio titulaban los medios.
En la época que Daniela fue asesinada, ese tipo de crimen no era considerado un crimen hediondo (Brasil tipifica como crimen hediondo a un crimen que tendría que causar toda la repulsa del Estado y por lo tanto que debería tener mayores penas). La cruzada de Gloria Pérez por cambiar la ley brasileña y encontrar justicia para su hija es conmovedora y deja sin palabras. Una de las grandes virtudes del documental es que desde el crimen de Daniela se cuestiona la corrupción institucionalizada de la justicia brasilera y la inoperancia de su policía, y ni hablar del papel de la sociedad que permite que un asesino mute a youtuber, pastor de iglesia y sea invitado a dar su testimonio en televisión cada vez que le da la gana.
Hay dos cosas en las que discrepo en cuanto al tratamiento de la historia. Es cierto que los hechos demuestran que Daniela Pérez nunca tuvo un affaire con su asesino, pero en la práctica no importaría. Porque, aunque hubieran tenido un romance, aunque ella hubiera intentado seducirlo, aunque ella lo persiguiera, no hay justificación para 18 puñaladas. Así que a veces el excesivo remarcado de que no tuvieron nada me hacía un poco de ruido. Aunque también entiendo la necesidad de la familia en dejar claro que ella no tenía nada que ver con ese tipejo.
Lo que menos comparto es la falta de cuestionamiento a los testigos que vieron cómo Guillherme de Pádua noqueaba a Daniela en la calle y se la llevaba en calidad de bulto. O sea, fueron testigos de todo, no hicieron nada, no dijeron nada después, la madre los tuvo que perseguir para que colaboren, y el documental casi que los presenta como los héroes que terminaron aclarando las cosas. Imagino que es por pedido de Gloria y porque efectivamente, el testimonio cambió el curso del proceso, pero esos sujetos no son héroes, para nada.
Pacto Brutal, tal como lo anuncia su título es brutal. Te deja con el corazón hecho un guiñapo. El trabajo de investigación y el cuidado que le pusieron a nunca matizar las acciones de los asesinos es admirable. Hace imposible mirar la forma u opinar sobre sus características técnicas cuando el contenido cala tan hondo. Los cuestionamientos a los medios de comunicación, a cómo se manejo el crimen, al machismo sobre el caso, aportan la nota crítica que nunca se mencionó en los 90s.
Mientras más se acerca el final, más sufrís por esa familia que nunca recuperará lo perdido. Una de las frases que me golpeó profundamente fue cuando Gloria Perez rememora esa etapa en que sentía que se encontraba plena: su hijos estaban bien, ella estaba pasando por un gran momento laboral, vivía cómoda y tranquila, todo estaba bien…y el 28 de diciembre de 1992, eso se esfumó. «Ya no busco la felicidad, sino las felicidades posibles», dice ahora.
Y paralelo al documental, te agarra la impotencia de saber que los asesinos nunca dijeron la verdad, nunca se arrepintieron, nunca tuvieron un acto digno. 30 años después, y a pedido de las redes sociales, Guillherme (muy en su tono psicópata de siempre) pidió perdón a Gloria Pérez por la muerte de Daniela a través de un video de youtube que solo produce el más alto nivel de CRINGE.
Solo queda decir: Ni olvido, ni perdón.
Lo mejor: Daniela y la entereza de los que la perdieron Lo peor: haberla perdido Lo más falsete: los testimonios de Guillherme, los de Paula y los de los testigos de la gasolinera El mensaje manifiesto: la vida puede cambiar en un segundo El mensaje latente: recuperarte de ese segundo puede llevarte una vida entera La escena: cuando Gloria habla de Dani, todos los momentos son muy duros El personaje entrañable: Dani, siempre Dani y Gloria El personaje emputante: los asesinos El agradecimiento: porque el recuerdo nunca muere.