LOST IN CONTEMPLATION OF WORLD

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cine - page 37

Disney, Lynch = WOW!

Por: Mónica Heinrich V.

Era imposible imaginar que David Lynch, NUESTRO David Lynch, hiciera una película con Dinsey. Impensable que ya que la hizo, sea buena. Digo, no es que Disney sea una mierda, sino que Lynch ha creado cosas impresionantes que nada tienen que ver con el mundo de Mickey Mouse. Y dada las nefastas experiencias de otros directores (Hola, Tim Burton) con ese almibarado mundillo, tal cocktail no parecía recomendable.
 
Por eso es que este filme sorprende. Sorprende, conmueve, enamora.
 
Con una sencillez exquisita, Lynch nos cuenta la historia de Alvin Straight (interpretado por un extraordinario Richard Farnsworth). Alvin es un tipo de 80 años. Se encuentra en la postrimería de su vida, tiene mal las caderas, principio de enfisema, una posible diabetes y la vista ya no le funciona bien. Convive en un pueblito de Iowa con Rose (Sissy Spacek) , su hija cuarentona que sufre de un leve retraso mental y problemas para hablar. Una noche le
 avisan que su hermano Lyle ha sufrido un infarto. Lyle vive lejísimos, en Winsconsin.
 
Nuestro protagonista tiene una rencilla de décadas con su hermano, y por ese motivo no se hablan desde tiempos inmemoriables. Cuando ve que la estantería está comenzando a fallarle(s) en serio, decide ir a visitarlo. El motivo de la disputa jamás es revelado, el motivo por el que emprende el viaje, queda tácitamente comprendido.
 
Un tipo sin mucho dinero, viejo, al que no le gusta ni volar ni viajar en bus, tiene que recorrer 250 millas a través de la América rural. Sin auto y sin absolutamente nadie que lo apoye en tan encomiable viaje, agarra la podadora de su casa, y montado en el
la le hace honor al lema de: El mundo es de quien se arriesga.
 
The straight story es un proyecto que en manos de otro director puede fácilmente caer en el ñoñerío gratuito y sensibilero. Gracias a Dios, a Lynch el pulso no le tiembla para mostrar exactamente lo que se necesita mostrar, para decir sin decir, sin remarcar o amplificar pequeñas escenas.
 
La travesía estará cargada de obstáculos y personajes de muy distintos talantes. Lo mejor es que el guión escrito por John Roache y Mary Sweeney no está exento de humor, drama y hasta tensión. Las seis semanas que el viaje dura son condensadas con precisión en casi dos horas de metraje que se pasan volando, acompañando a una hermosísima fotografía propiedad del señor Freddie Francis, que ya había trabajado con Lynch en aquella gloriosa película llamada El hombre elefante. 
 
Como espectador no queda otra que apegarse a Alvin como si se tratara de un viejo amigo. Pujar porque llegue a destino, porque ese reencuentro entre dos seres que comparten sangre, infancia y un pasado, se concrete. Cuando pensás que no se puede poner mejor, te topás con la escena del bar. GRAN GRAN escena. Esa escena sola, hace que la película no sea sólo buena, sino soberbia. 
El final llega tan simple como el inicio, mostrándonos a ese Lynch que sólo se puede amar. Amar como a este pequeño filme. 
 

Lo mejor: Una película muy bien dirigida, muy bien actuada, muy bien guionizada, a la que no se le puede objetar nada.

Lo peor: Nada.

La escena: La del bar y el final.

Lo más falsete: Nada.

El mensaje manifiesto: La sangre jala.

El mensaje latente:  La vejez te da la sabiduría necesaria para acortar distancias que una juventud estúpida creó.

El consejo: Vela! Prometo que no te arrepentís.

La pregunta: ¿Lynch será tentado por Disney otra vez?

CURIOSIDADES
 
– La historia es basada en un hecho verídico ocurrido en 1994. El anciano de 76 años, falleció tres años después de hacer el viaje en el que el filme se inspiró.
– Para los que fuimos tocados por la magia de la serie canadiense: Anne the Green Gables, recordamos a Richard Farnsworth como el actor que interpretaba entrañablemente a Mathew Cuthbert.
– Fue la última película de este extraordinario actor. Richard se suicidarí al año siguiente de un tiro de escopeta, después de padecer una larga enfermedad.
– Richard fue el actor más viejo en ser nominado al Oscar, contaba con 80 años cuando fue nominado como mejor actor por el papel de Alvin. Lastimosamente, no ganó.
– The straight story, fue filmada en orden cronológico.
– El nombre verdadero del hermano de Alvin no era Lyle sino Henry, pero se le cambió el nombre porque éste no quiso que apareciera el verdadero.
– Tuvo un presupuesto de 10 millones de dólares.

It was perfect

Plié

Darren Aronofsky. 41 años. Nacido en Broklynn. Judío-Polaco. Esposo de Rachel Weisz. Nuevo divorciado. Un hijo. Henry Chance. Chico Harvard. Quiso ser Animador. Es director de cine. Graduado en Antropología Social. Chico Harvard, con honores. Igual que Tommy Lee Jones, que se graduó en Artes. Con Honores. Igual que Natalie Portman que estudió Psicología. Cuatro Cortos. Supermarket Sweep. Fortune Cookie. Protozoa. No Time. Cinco Películas. Pi. Requiem for a dream. La fuente de la vida. El Luchador. El Cisne Negro. Premios, muchos premios. Estética. Locura. Adicciones. Fracasos. Soledad. Vacíos. Darren. Aronofsky.

Pas de deux

Darren no es un tipo convencional. En su filmografía siempre se ha sentido una búsqueda, una necesidad de transgredir, de ir más allá. En tiempos en los que el convencionalismo y la falta de “nuevas formas narrativas” se hacen presentes cada vez que vamos al cine, ver una película como Pi, significa una esperanza. Ver Requiem for a dream, lo confirma. Ver La fuente de la vida, nos dice que la delgada línea que separa la búsqueda del exceso se cruza en un segundo. 

Recuerdo que Brad Pitt iba a protagonizar La Fuente de la vida, y ya con el proyecto avanzado, Brad dijo que siempre no. Que no podía. Que no entendía su papel, que “te lo agradezco, pero no”. En ese momento pensé: “Qué pelotudo, está dejando una película de Darren Aronofsky por ir a hacer Troya”. Cuando vi Troya lo agradecí, el Aquiles de Brad Pitt es casi onírico, y La Fuente de la vida era un pajazo, que proyectaba todos los demonios y fantasmas que atormentaban a Darren. Un tormento que era casi imposible compartir. 

Me imaginaba al cojudo, desvelado, acelerado, impetuoso, metiéndole toda esa huevada a su película, como si estuviera bajo los efectos de una droga o de un brote psicótico. Y aún cuando la decepción se apoderó de mi alma, supe que ese era un paso. Un paso hacia la madurez de Aronofosky como director, y que mientras sus detractores lo llamaban pretencioso, ridículo, egocéntrico, excesivo, él estaba por ahí… sumido en su próximo proyectito.

Luego, con El Luchador, se quitó los efectos, se centró en la historia y resucitó a un mito, a un despojo de Hollywood, un guiñapo: Mickey Rourke. Sí, El Luchador puede ser una versión de Rocky más interior, más cuidada, más poética. Sí, abunda en clichés, PERO, lo que la hace diferente (como siempre digo) es que no la filmó Sylvester Stallone, la filmó Darren Aronofsky y punto.

En El Luchador, Darren pensó que sería interesante que el mundo del baile confluya con el de la lucha. Imaginó a una frágil bailarina como parte de la historia. Natalie Portman (digamos) y Mickey Rourke, juntos. Together. Después de una reflexión, dijo: “es demasiado”. Se dio cuenta que la bailarina tenía su propio peso y que detrás de eso había OTRA historia. Una historia que ya había sido atisbada años, muchos años atrás. El patito feo pugnaba por convertirse en cisne.

Fondu-Fondue

Quiero un cisne. Un cisne blanco. Un cisne negro. Quiero al maldito Tchaikovski. Quiero una compañía de ballet. Quiero el típico profesor hijo de puta (Leroy-Vincent Cassel). La típica bailarina obsesionada con alcanzar la perfección (Nina-Natalie Portman), obsesionada con ser la primma donna del boliche. Quiero la típica némesis (Lily-Mila Kunis), la pendeja que no baila TAN bien, pero que, inexplicablemente, tiene el factor Wow. Quiero la típica bailarina desechada (Beth-Winona Ryder), la que ya tuvo su momento y ahora es reemplazada. Tí-pi-co. ¿Pero qué es esto tan típico? No es una historia sobre el ballet. No es una historia sobre la obsesión de ser perfecta o alcanzar un sueño. No es una historia de una bailarina. No es la historia de un gran montaje. Detrás de tantas cosas tí-pi-cas, lo jodido es que es una historia sobre un deterioro, sobre un rompimiento, es la historia de un juguete roto. 

Glissade

Cisne Blanco: Nina Sayers, interpretada gloriosamente por Natalie Portman. Dulce y frágil bailarina que lleva mucho tiempo esforzándose por ser perfecta, por ser la mejor. Nina, a merced de su sueño-obsesión-síntoma ha sacrificado su vida. Tiene una gran técnica, pero la edad ya la está pisando. Eso, hasta que gracias al despido de Beth (extrañada Winona Ryder) consigue el rol principal en la nueva versión de El Lago de los Cisnes. Oportunidad de oro. Brilla. Sé alguien. Haz lo que tu madre no pudo conseguir.

Cisne Negro: Nina Sayers, interpretada gloriosamente por Natalie Portman.  Vive bajo la sombra de una madre freak, frustrada con sus propios sueños, con arranques bizarros (escena de la torta), que la ha infantilizado hasta un punto casi grotesco (peluches, forma de vestirla, de alimentarla). Aislada de diversiones sanas, acordes a su edad, Nina incuba un trastorno psicológico que se atisba en pequeños detalles: Las auto-laceraciones que su madre le reclama “pensaba que no lo hacías más”, han regresado. Una represión sexual perturbadora, así como un súper yo (instancia moral y enjuiciadora) rígido y castigador. Presión Maldita. Desfase. Alucinaciones visuales y auditivas. Delirios. Psicosis increscendo.

Fouetté en Tournant

¿Cómo hago para plasmar un deterioro psicológico? Aronofosky opta por una constante cámara en mano y por tomar la narrativa del filme desde el punto de vista de Nina. Una narrativa claustrofóbica. Oscura. Opresiva. Conocemos al resto de los personajes porque estamos con Nina.  El mundo es visto desde Nina, su angustia, su desespero, su confusión y sentimos cómo Nina, atormentada por este quiebre con la realidad, se desdibuja poco a poco ante nuestros doloridos ojos.

La psicosis no es un tema “bonito”, no se puede pensar que lo vamos a poner con palabritas “lindas” o se intentará describir con imágenes lo que vive alguien que atraviesa por eso. Un quiebre psicótico se vive con terror. Para una persona enferma, lo que sucede a su alrededor por muy bizarro y fuera de contexto que sea, por mucho que su parte racional le diga que NO es posible, es vivido como real. Puede ver bichos, escuchar voces, pensar que hizo cosas, que le hicieron cosas, ser impelida a hacer cosas que nunca pensó que haría, es una angustia absolutamente terrible. Lo que muchos críticos, describen como excesos de nuestro querido Darren, en realidad es un pequeño sorbito de verdad.

Relevé

Con un guión escrito por tres crispines, Andrés Heinz, Mark Heyman y Jhon McLaughling, El cisne negro es una apuesta arriesgada. Los tres, sin embargo, salen muy bien librados de un tema tan gajudo. Ayudados en parte, por una dirección acorde con lo que la situación requiere y un elenco que se deja la piel en las escenas. A eso agreguémosle un trabajo de arte y de fotografía impresionante, y la música siempre MAGNIFICA, EXTRAORDINARIA, MARAVILLOSA del gran gran Clint Mansell, autor de todas las bandas sonoras de las películas de Aronofsky.

Sí, concedo que algunos efectos me incomodaron o me hicieron pensar: “mejor sin eso”, pero creo que la visión de Darren, desbordada en partes, es lo que hace que el TODO funcione. Que nos creamos al cisne blanco, y al cisne negro. Que salgamos del cine apabullados y pensando en su película constantemente.

Retiré

No creo ser la única persona en el mundo, que se quedó muda cuando empezaron a salir los créditos, y que se sintió extrañamente golpeada por la historia. “¿Sería muy pelotudo, que me eche a llorar por El Cisne Negro?” pensaba a punto de…

Sí, me tocó. Y cuando en el cine TE TOCAN, la huevada puede tener defectos, pero se agradece. Que te toquen es raro. No siempre te tocan. Cuando te tocan, es sublime.

El juguete roto cierra el filme de una manera desgarradora. La posibilidad, la mera idea de perder aquello por lo que trabajó tan duro, aquello que ha sido única luz en una existencia vacía, orilla a Nina hacia el abismo. Pero eso no es el motivo, sino el síntoma. El síntoma de años de represión, aislamiento, rigidez, soledades.

Sí. El lago de lago de los cisnes nos dice más o menos cuál será el final de nuestra Odette Portman. Pero eso no importa. Aronofsky nos lleva a través de ese tortuoso y enloquecido camino a su clímax. Un final esperado. Claro. Un final pendejo. Claro. Un final que hiere. Claro. Un final.

LO MEJOR: Una película visceral

LO PEOR: No es para todos

LO MAS FALSETE: Algunos efectos.

LA ESCENA: El cisne negro en todo su esplendor. 

EL MENSAJE MANIFIESTO: La mente es frágil

EL MENSAJE LATENTE: El corazón también

EL CONSEJO: Vela, no esperés que te la cuenten.

LA PREGUNTA: ¿le darán el Oscar a Natalie?

 

CURIOSIDADES

El personaje de Nina, en un principio se llamaría Alexandria.

Natalie Portaman tuvo que ejercitarse durante un año, con grandes bailarines y coreográfos del Ballet de Nueva York. El entrenamiento consistió también en sesiones diarias de natación de una milla.

Portman perdió 10 kilos de peso. El director estaba aterrado pensando que moriría en el set. Le exigía: “tenés que comer”.

El papel de Mila Kunis le fue ofrecido por Aronofsky, sin hacer casting y a través del Skype.

Mila Kunis tuvo que entrenar durante 3 meses, todos los días, 8 horas por jornada, para poder bailar en puntas de pie.

Para las escenas coreográficas más complicadas, Natalie tuvo una doble, la bailarina Sarah Lane.

El presupuesto fue de 13.000.000 de dólares y lleva recaudado hasta el momento más de 90 millones.

El personaje de Vincent Cassel, ha sido comparado con George Balanchine, co fundador del Ballet de Nueva York, conocido por su fuerte temperamento y por dirigir a sus bailarines usando la sexualidad.

Se consideró a Meryl Streep para interpretar a la madre de Nina.

Aronofsky intentó enemistar a Natalie Portman y a Mila Kunis para que la tensión de sus personajes se sintiera más real, ya que en la vida real son grandes amigas.

Portman tuvo dos accidentes fuertes durante la filmación: una lesión en el tobillo que le llevó seis semanas curar, y una contusión en la cabeza que requirió tomografía.

Blake Lively, la chica rubia de The Gossip Girl, audicionó para el rol de Lily.

Portman inició un romance con Benjamin Millepied durante la filmación de El Cisne Negro. Benjamin es uno de los primeros bailarines del Ballet de Nueva York, y fue uno de sus profesores. Ahora Natalie está comprometida y embarazada de Benjamin.

Jim Carrey hizo una parodia del enloquecido cisne negro en uno de los episodios de Saturday Night Life. Se puede ver en youtube.

Fue filmada en 42 días.

Se filmó en formato 16mm.

Its a crazy fucking world

Por: Mónica Heinrich

 

Si pensamos en Australia, seguramente pensaremos en canguros, en surf, en Nicole Kidman, Naomi Watts, Heath Ledger, Russel Crowe y otros. Este año, sin embargo, Australia hace bulla por una película que ganó el Premio del Jurado del Festival de Sundance: Animal Kingdom, cuya traducción sería Reino Animal.

 

El filme es escrito y dirigido por un tal David Michod, que ingresó a la escuela de cine cuando ya había pasado los 25 años. Desde entonces, dirigió cortos y documentales, para luego entrar por la puerta grande al mundo del largometraje con ésta su ópera prima.

Hay algo interesante en Animal Kingdom: una frialdad al retratar las situaciones que te deja perplejo: «Abuela, soy J…. Joshua. Sí, mamá sufrió una sobredosis y murió», dice un sereno adolescente al teléfono.

 

Joshua Cody, que hasta ese momento compartía su vida únicamente con su mamá yonqui, ahora tendrá que agarrar sus chécheres y mudarse con su abuela. Mientras vemos a Joshua hacer esa transición, su voz en off nos cuenta: «Mamá nunca quiso que me junte con su familia. Tenía miedo…»

 

Al llegar a su nuevo hogar, vemos el porqué de ese miedo. Janine «Smurf» Cody, es la matriarca de una familia criminal. Vive rodeada de sus tres hijos que se dedican a actividades dudosas. «A la abuela le gustaba estar con los chicos», nos sigue contando la voz en off, mientras vemos la imagen de Smurf besando a uno de sus hijos en la boca como si fuera un niño pequeño. «The boys», llama la señora a esos hombres de más de 30 años que se dedican a la mala vida y a la poca verguenza. 

 

Cuando Joshua es recibido y arropado por el clan, las cosas están color de hormiga. Un grupillo de renegados detectives que dedica su tiempo libre a dar muerte a criminales específicos anda detrás de Andrew Cody, alias Pope, que en una correcta traducción sería El Papa. 

 

Pope, es el tío mayor de Joshua, y anda con los cables cruzados. Un tipo freak, que resulta ser el guía y el líder de la familia, pero cuya capacidad para darse cuenta de los límites, es casi nula. Además, sufre de una paranoia constante. 

 

Craig Cody, es el tío que le sigue en edad a Pope, este es un narco volatil y adicto. No razona, más bien reacciona ante las situaciones. Impredecible y poco manejable. Una bomba de tiempo ambulante.

 

Amigo de toda la vida y compañero en el crimen es Barry Brown, alias Baz…cuando la película arranca, Baz quiere dedicarse a la bolsa y ser un hombre de bien.

 

Y finalmente, el tío Darren, frágil y rubio hermano menor, que simplemente se deja llevar por los mayores. Parece no tener ni aptitud ni ganas de ser parte de esa vida, pero tampoco hace demasiado por imponerse y salir de ahí.

A ese nido de víboras llega un adolescente Joshua. Al principio, seducido por la aparente unión familiar y por el recibimiento que le dan, Joshua se mete en la cotidianidad. Va al colegio, tiene novia, alguna vez ayuda a sus tíos o los acompaña en diversas actividades, y así transcurren los primeros días.

 

La aparición de Pope, que hasta ese momento estaba escondido, huyendo de quienes lo quieren matar, es lo que desata poco a poco la locura. La cuadrilla de detectives que anda tras su huella, decide sentar precedentes y asesina al mejor amigo de Pope: Baz.

 

Con esta muerte, los hermanos se embarcan en una venganza, pero ojo, vengarse de policías casi nunca es buena idea. Joshua se da cuenta de la bestialidad de su entorno. Tardíamente reacciona, pero nada puede evitar la catástrofe.

 

David Michod nos entrega una ópera prima sobresaliente. Sobresaliente en una estética austera, fría, efectiva. Sobresaliente en una trama, un guión capaz de envolverte y ahogarte, sin que te des cuenta de cuándo te puso las manos al cuello. Sobresaliente en un reparto donde destaca una apabullante Jackie Weaver como la abuela cariñosa-pendeja que hará cualquier cosa por sus «chicos».

 

Empatizamos con Joshua, un Joshua que tuvo una vida jodida desde antes. Desde su madre yonqui y la soledad de su anterior hogar. Un Joshua que se siente atrapado por su recuperada familia. Un Joshua que no sabe qué hacer.

 

La historia no es nueva no, podría tratarse de un filme convencional, repetido, pero la mano de su director transforma este cliché del género en una fábula del mal, del peligro, de lo corrupto. 

 

La brutal escena final, es sin duda una joyita. La línea que dice Pope, podría ser una de esas frases de culto, que acompañará la memoria colectiva de todos los que la escuchamos. 

 

Animal Kingdom, Reino Animal, una película sobre animales mamíferos, bípedos y  supuestamente racionales.

Lo mejor: un gran debut

Lo peor: que no haya más sorpresas como ésta

La escena: el principio y el final

Lo más falsete:

El mensaje manifiesto: la familia es lo primero

El mensaje latente: la familia puede ser una mierda

El consejo: Mirala. No te vas a arrepentir.

La pregunta: ¿la segunda película de Michod podrá cumplir las expectativas generadas por este pequeño gran filme?

CINE CHILENO: Post Mortem

Por: Mónica Heinrich V.

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Me alquilé un montón de películas, dos de ellas chilenas. Primero me vi una australiana, del género terror-gore. Primal resultó un filme entretenidito, medio clase Z, típico en la premisa de un montón de crispines que se van de excursión a un lugar inhóspito, y algo malo ocurre. En este caso: algo primitivo, escondido desde hace miles de años, transforma a las personas en caníbales. Los amigos se enfrentan unos a otros para sobrevivir, y el final llega muy freak.
No obstante, a pesar de que me encontraba recostada, con algo de insomnio, nada de lo visto hasta ahí me pareció para rasgarse las vestiduras o para dormir con las luces encendidas. Algo somnolienta, decido verme una de las pelis chilenas, Post-Mortem que ganó varios premios en el reciente Festival de La Habana.
Al terminar esta segunda experiencia, sí me dio cosita, sí se me quedaron imágenes en la cabeza, sí se me quitaron todas las ganas de dormir.
Empezaremos con los aspectos que a nosotros como espectadores nos importan. El filme chileno narra de una manera muy particular los días del golpe de Estado en Chile. Tema escabroso donde los haya, y que requiere talento para ser retratado en su justa medida, sin golpes bajos, ni ñoñeces.
Mario es un funcionario que trabaja en la morgue, transcribe a máquina lo que el doctor le dicta como datos de la autopsia de los cadáveres que reciben. Un tipo solitario. Extraño. Extraño, pero sobre todo solitario. Anda obsesionado con su vecina: una actriz-bailarina-vedette que vive enfrente de su casa. Tipa extraña. Solitaria. Solitaria, pero sobre todo extraña. El padre y el hermano de esta mujer, reúnen en su casa regularmente a gente de izquierda.
Cuando la película comienza, Allende todavía no ha muerto. Mario acude al teatro a ver a la vecina que lo tiene obnubilado, por primera vez traba relaciones con ella. Más adelante ocurre un nuevo encuentro, esta vez en casa de él. Sucediéndose un bizarro diálogo que culmina de la manera más dramática, con una de las mejores escenas del largometraje.
Todo esto transcurre de manera pausada, con leves toques de humor que por momentos puede sentirse solemne, aún así no podés dejar de mirar. Cuando el golpe de Estado se da, Pinochet sube al poder y los militares toman la morgue, ahí es cuando Post Mortem comienza a inquietar.
«Estamos en guerra, y como en toda guerra habrá bajas» dice impávido uno de los milicos, preparando al personal para el aluvión de cadáveres que se presentarán en las próximas horas. El doctor, jefe de Mario, que días antes se llenaba la boca hablando del «hombre nuevo», ahora estrecha las manos de esos asesinos.
Lo que sigue después les corresponde a ustedes vivirlo, el final es un final muy muy duro. Jodido. Desgarrador. Ese tipo de finales que se te quedan para siempre, no necesariamente ligado a la dictadura en sí, sino más bien a la oscuridad que habita en el ser humano.
Dirigida por un joven Pablo Larraín (34 años), cuenta con un elenco de lujo: Alfredo Castro como el sombrío y perturbador Mario Cornejo, y Antonia Zegert como la extraña Nancy. La película transita en una estética desoladora, alejada del cine latinoamericano que se acostumbra ver, el tono o el acento está puesto en esa existencia gris, vacía, incierta, que se vivieron esos días.
Lo bueno es que no comenta mucho, con esto me refiero a que no te llena la imagen de textos o de cosas que nos intenten mostrar lo terrible que fue, sino que pone escenas sencillas, simples, limpias que no nos muestran, sino nos hacen sentir lo terrible que fue.
Post Mortem jode por su mirada fría y lúgubre hacia el pasado. Un pasado que todavía no se olvida. Y más allá de la película, existe un elemento para considerar. Pablo Larraín (director) es hijo de Hernán Larraín un cercano colaborador de Pinochet, ex presidente de la UDI e incluso amigo íntimo y defensor de Paul Schafer (pédofilo, ex nazi, de la Colonia Dignidad)
Los detractores del cineasta, afirman que es una burla dedicarse a hacer películas sobre la dictadura cuando viene de una familia que apoyó, promovió y participó en crímenes contra los derechos humanos. No es de extrañar que se desconfíe del tipo, llegándose a afirmar que la plata para sus películas sale de los círculos de poder en los que se mueve su progenitor y que su sorpresivo rechazo a la derecha no se trata más que de una estrategia de marketing, además de una jugada maestra ya que supuestamente la izquierda está «de moda». No sé, yo resumo información recuperada por la red…
Ahora, lo que hay que destacar es que independientemente si existen buenas intenciones, una conciencia real del golpe, o es todo marketing e intereses personales, Post Mortem por sí sola es una buena película, cuenta con una buena dirección, una buena fotografía, linda música, excelentes actuaciones y un manejo de la historia preciso y certero. Y Pablo Larraín, hijo de quien sea, demuestra un talento que esperemos se magnifique en los años venideros.
Post Mortem, una oscura autopsia a la historia. Filme que causa desasosiego, pero que vale la pena ver.

Lo mejor: bien filmada, buen guión, jodida

Lo peor: que el contexto pasó de verdad 

La escena: la del llanto compartido y la autopsia a quien sabemos.

Lo más falsete: hmmmm 

El mensaje manifiesto: lo terrible te alcanza tarde o temprano

El mensaje latente: vos además de recibir lo terrible podés ejercerlo

La pregunta: ¿será que Pablo Larraín le ha reclamado a su padre su pasado?

CURIOSIDADES
-En la escena del llanto Nancy tenía que llorar 5 minutos, la toma se repitió 5 veces, por lo que la actriz lloró 25 minutos.
– Pablo Larraín tiene más de 100 comerciales sobre las espaldas y una productora propia llamada Fabula.
– Post Mortem es su tercera película y fue estrenada comercialmente en Chile en noviembre del 2010.
– La película se basa en un personaje real, Mario Cornejo, y se ha tomado parte de sus experiencias, para relatar lo que vemos en pantalla. Incluida la autopsia a ya saben quién, donde vemos los mismos utensilios que se usaron ese gris día de 1973.
 
– Durante el rodaje de Post mórtem, que se estrena el 25 de noviembre, su director, Pablo Larraín, registró a los actores con una vieja cámara 6 x 8. “Ninguna de estas imágenes está en la película. Son fotos análogas. 
 
– La actriz tuvo que perder mucho peso para construir un personaje que en un momento dado dice: «Me cargan los gordos»

CINE: Casting / El Turista

por: Mónica Heinrich V.

El otro día vi un status de facebook que me hizo morir de risa: ¿Piedad? Eutanasia al cine nacional.

Como amante del cine (no nacional, cine a secas) digamos que lo de eutanasia aunque revista humor negro, hace que mi corazoncito sangre. Pero qué puedo hacer, si este año nos deja productos tan malos que provocan autolaceraciones y simulacros cinefilosuicidas. Creo que lo peor del año ha sido Pocholo y su marida. Aún así, es MUY difícil elegir, ya que ese podio se lo pelean codo con codo otras producciones que nos dejaron con la jeta abierta al descubrir que esa noria en la que ha caído el cine made in Bolivia parece no tener fondo.

Con esa perspectiva pesimista y a sólo tres días de concluir este 2010, se estrenó CASTING. Visto el trailer, no me esperaba gran cosa, pero los comentarios del mundillo audiovisual empezaron a inflar las expectativas, entonces la creencia de que NO podía ser tan mala se instaló en mi alma. Así llegué a la premier. Cándida, esperanzada, y contenta.

Ante una audiencia reducida para este tipo de presentaciones, la película comenzó. Recuerden que CASTING se ha vendido como un ladrón de virginidades. Para más señas, es el PRIMER filme gore del cine boliviano.

Gore. Nada más y nada menos que gore. Como seguidora del gore, si me decís que vas a hacer gore, espero gore, mucho gore. Y si sos pendejo, encima de gore me das una buena película. Braindead de Peter Jackson, Blood Feast de Lewis, Alta tensión de Alexander Ajax (me da flojera googlear, así que perdón si algún nombre está mal), La cabaña sangrienta y hasta la primera Saw, tienen su toque ultra gore pero al mismo tiempo su tufillo a aceptable buen cine.

En el caso de Casting hay buenas y malas noticias. ¿Empezamos con las buenas? Pues a nivel técnico está muy bien. Finalmente vemos gente que sabe manejar cámaras, hacer postproducción y entregarnos un producto que a nivel visual no es desagradable ver. Buena fotografía, buen montaje, relativamente bien actuada, o sea, si nos vamos por ese lado, podríamos decir que Casting deja un buen sabor de boca y la promesa de que los involucrados pueden en el futuro sorprender.

Otra cosa buena es la idea base. Onda snuff movie, pero con toques de humor. Dos directores tienen una visión apasionada para hacer un filme de terror, graban todo el proceso, se juega con que lo que vemos es una película dentro de una película. El casting, comienza como cualquier casting, hasta que encuentran a «la indicada». De ahí en más veremos que los involucrados quieren llevar lo real hasta las últimas consecuencias.

Hasta ahí las buenas noticias. Una pena que un producto que tiene elementos que la podrían hacer aceptable, no consiga cuajar. Las fallas recaen, en gran medida, en una trama que nunca convence, y una premisa de «chacota», «humor», que intenta ponerse seria y dramática al final, pero de una forma muy tirada de los pelos. Mientras salen los créditos pensás que viste una huevada mayúscula.

Y ojo, el tono cómplice, coloquial, chabacano del inicio del filme pudo ser simpático y aportar, pero al no estar bien manejado, se queda en las intenciones. Otra cosa es el gore, sí hay escenas que hicieron que algunos levantaran sus manos y se taparan los ojitos, pero para quienes hemos visto gore pesado, gore, gore, gooooooreeeeeeee, Casting es un cuento de hadas.

La vuelta de tuerca que pretende sorprender al espectador y que es intercalada con cursis imágenes de la vida linda y ñoña de la protagonista, no convence. Una vuelta de tuerca que fiel a los clichés del género nos dice que el asesino es el mayordomo. Las buenas intenciones para variar abundan, esta vez con mucho mejor resultado  a nivel técnico que las otras nefastas películas que se presentaron este año, pero ni eso alcanza para decir que Casting salvó el 2010.

No obstante, el filme es entretenido, no aburre, y como recalco, porque merece ser recalcado, a nivel técnico no hay mucho que objetar. Esperemos que el 2011 lo terminemos sin saber qué película elegir como la mejor, que podamos hablar con orgullo del buen cine que se hace en este país. Mientras tanto, toca guardar un triste silencio, correr las cortinas, y cubrir con un manto de olvido este 2010.

Lo mejor: aspectos técnicos muy logrados, buenas intenciones y entretiene.

Lo peor: guión mal planteado, ñoñeces para un filme gore, y un final que al que le sobra todo el pedazo que le sigue después del golpe y el corten.

La escena: cuando le escarban ahí abajito, hizo retorcerse a varios

Lo más falsete: la historia

El mensaje manifiesto: hay talento y habilidad técnica

El mensaje latente: falta trabajar guiones

La pregunta: ¿será que el año que viene la cosa se pondrá mejor?

POR QUÉ? POR QUÉ??

De Casting vaya y pase, pero lo que es inconcebible es que un tipo que hizo una película tan bella como La vida de los otros, haga una grandísima estupidez como El Turista. Y no me malentiendan. Cuando el filme terminó, yo dije: qué huevada, pero por lo menos entretiene un rato. Recién cuando vi los créditos y me di cuenta que la dirigió y semiescribió Floren Henckel fue que me indigné. Grité: NOOOO, mientras mis compañeros de butaca me preguntaban QUE PASA, QUE PASA. Pasa que el hijo de pooh de Floren se mandó una peícula que hace pensar que La vida de los otros fue un accidente.

Protagonizada por el monumento a la anorexia Angelina Jolie y un mucho mejor alimentado Jhonny Depp, El Turista plantea un argumento cuando menos simpático. Una tipa (Angelina) tuvo un amorío con un desfalcador que se huyó con un montón de plata que le robó a un gángster. Millones y millones de dolaritos. Como la tipa quedó botando baba por el pelotudo, los servicios de inteligencia y los mafiosos robados, no la dejan ni a sol ni a sombra esperando que el ladronzuelo intente contactarla y ellos griten: Matanga dijo la changa.

El contacto se da a través de una carta en la que el huido le da indicaciones a Angelina para volver a estar juntos. Dichas indicaciones incluyen contactar a un desconocido de su altura y peso, con facciones similares, para el despiste, así los que la siguen creen que es él que se hizo cirugía plástica.

Sí, he dicho cirugía plástica. Ajá. El desconocido resulta ser Jhonny Depp un aparente e inocente profesor de matemáticas al que la Jolie contacta en un tren. Rendido ante la belleza famélica de la tipa, Jhonny se embarcará en la aventura supuestamente sin sospechar lo que se le viene encima.

Ya. Todo bien. Digo, no han descubierto la pólvora, claro, pero como dije, entretiene. Una huevada sin pies ni cabeza que entretiene. INSOPORTABLE en las escenas que Jolie camina y como si fuera spot de perfume francés todo cojud@ viviente la mira pasar con arrobamiento. O sea, hago un rewind en mi mente y no puedo creer que sea FLOREN, precisamente FLOREN el que haya dirigido ese tipo de escenas. Dónde quedó la sutileza, la sobriedad, el encanto, el talento mostrados en La vida de los otros. DONDE.

Ni siquiera situar la acción en Venecia, los paisajes, el vestuario y el despliegue técnico que se hizo, hacen que El Turista zafe. La química entre Jolie y Depp es tan inexistente que dan ganas de llorar, parecen ese tipo de parejas que junta el internet, porque no pegan con nada.

El final, que seguro los creadores piensan que es ingeniosísimo, se huele desde la mitad, y resulta tan absurdo que aunque lo intuís secretamente deseás equivocarte. La escena del I LOVE YOU, hace que otra vez me pregunté si alguien le compró el nombre a Floren y lo suplantó, porque MI DIOS, no podés filmar algo así si tenés un mínimo de talento como el ya demostrado por este director alemán.

El Turista, filme muy decepcionante. Ni siquiera por el filme mismo, sino por quien lo dirige. Una pena, espero que esto sea sólo una pisada de guineo, y que la tercera película que haga, nos borre de la mente esta mala impresión. La vida de los otros tiene la fuerza suficiente para que no corran ríos de odio, y para que AUN después de este terrible impasse haya esperanza en Floren. Habrá que esperar.

Lo mejor: entretenida y de buena factura

Lo peor: que la dirija Floren Henckel, un tipo que dirigió una película tan hermosa como La vida de los otros

La escena: la del I LOVE YOU, me quería botar de un décimo piso.

Lo más falsete: la el I LOVE YOU y el final claro.

El mensaje manifiesto: si hay plata no importa filmar cualquier cagada

El mensaje latente: podés ser talentoso, pero igual terminás haciendo cagadas

La pregunta: ¿Floren Henckel se recuperará?

Lucho

Por: Mónica Heinrich V.

Luis Espinal. La primera vez que escuché hablar de Luis (perdonarán las confianzas) fue cuando tenía unos 11 o 12 años. Mi padre que ha sido una persona ligada a ese tipo de temas desde que tengo uso de razón lo mencionaba alguna vez, junto con el nombre de Marcelo Quiroga Santa Cruz. Desde entonces, me quedó claro que se trataba de alguien importante. Importante por su legado, importante por la manera en que fue asesinado, por el contexto, por las reacciones generadas en una sociedad generalmente pasiva a la hora de rendir homenajes y claro, descubrir que Luis era cinéfilo sólo contribuyó a generar más simpatía por el personaje.

Pasaron los años, crecí, Bolivia continuó siendo esa olla a presión que cocina langostas vivas, y Luis Espinal se quedó suspendido en el tiempo, como un recuerdo triste del horror vivido durante la dictadura de García Meza. Se puede decir que Luis fue evocado por algunos, pero en líneas generales se convirtió en un “mártir” bastante olvidado. El hecho de que alguien saque un audiovisual que recupere su figura, ya era un gol de media cancha. Por eso, cuando vi en cartelera Lucho SanPueblo, me sacudió la curiosidad, el entusiasmo y una empatía a priori.

Lucho SanPueblo es un supuesto documental dirigido por el Padre Eduardo Pérez Iribarne. Hasta ahí, vamos bien. Pérez Iribarne es conocido como periodista de radio FIDES y también fue mucho tiempo parte de la televisión nacional. Para más inri fue colega y amigo del fallecido Luis, por lo que, estimo, existen elementos emotivos a la hora de hacer Lucho San ueblo.

El problema está en que las buenas intenciones nunca son suficientes, y lo que intentó ser un tributo, ofrenda, o deuda histórica, se convierte en una tortura para quienes vamos al cine esperando ver a la figura de Luis reivindicada, o los que van buscando vivir un tardío duelo: llorar y añorar.

Las primeras imágenes en las que ves fotos de archivo con un marco azul similar a los que usan los videos caseros de quinceañeras, no podían ser un buen augurio. Ni siquiera pienso discutir qué elementos componen o no componen un documental, sino afirmar que Lucho SanPueblo más parece un reportaje para la televisión de los años 80s. El Padre Pérez Iribarne dirige un trabajo en que el protagonista es él mismo. Sí hablan de Luis Espinal, sí todo gira alrededor de Luis Espinal, pero la forma en la que fue llevado a cabo se quedará en tu retina por las intervenciones bizarras de Pérez Iribarne.

Lucho SanPueblo intenta recrear la vida de un mito, de Luis Espinal. Esa recreación abarca desde sus años en España, su introducción a la religión, su venida a Bolivia, su intenso amor por el cine, su trabajo como crítico, como radialista, su participación en Chuquiago, a la par de estas inclinaciones artísticas… su lucha por las clases más desfavorecidas, su apoyo a las huelgas y marchas mineras, etc..Escrito así son muchos tópicos y dada la falta de cohesión en la estructura del audiovisual, nada es realmente profundizado ni unificado como la figura lo merece.
Ese es uno de sus mayores problemas, sí se tocan superficialmente muchos de los puntos mencionados, pero la figura política de Luis, digamos el peso que tenía en la época como líder y como agente de influencia social, nunca queda bien dibujado.

Los detalles históricos son condimentados con testimonios de amigos, colegas, y gente relacionada a su asesinato, pero eso sencillamente no alcanza. Son testimonios desperdiciados, que hacen que más de una vez uno se pregunte en la oscuridad de la sala: “Qué pensaría el crítico de cine Luis Espinal” o tener la certeza de que: “Luis debe estar pateando su cajón”.

A eso hay que agregarle la HEREJIA de que sea el padre Pérez Iribarne el conductor de la cuestión y el afán de “recrear” o “dramatizar” escenas con un actor que interpreta a Espinal.

Las “dramatizaciones” nos llevan a lugares insospechados. Momentos que seguramente sólo serían comparables a un sueño de Dalí, de lo surrealista que resulta todo. Ejemplo: Cuando dramatizan la tortura a Espinal y Pérez Iribarne interrumpe la escena en onda mesiánica, ángel de la guarda o algo así, con el subsecuente texto alegórico; o la escena donde Pérez Iribarne INTENTA emocionarse para emocionarnos en la “morgue”, seguramente uno de los momentos freaks del cine nacional en el 2010. Televisa debe andar buscando el actor que se le perdió.

Y es triste que algo que habría que tomarse con seriedad, nostalgia, admiración, provoque por momentos hilaridad debido a los recursos utilizados y a un mal manejo de lo que puede ser emotivo y de lo que resulta simplemente ridículo.

No obstante, como ya lo dije, su PLUS y enorme es que por lo menos recupera la figura de Espinal y recuerda a todos los que se dedican al audiovisual que es un personaje del que todavía queda mucho por decir. Se agradecen las buenas intenciones, y el cariño puesto en Lucho Sanpueblo, pero tomando en cuenta que el personaje homenajeado era amante y crítico del cine, no se puede fingir que aquí no pasó nada. Mal montaje, malos efectos, mal sonido, testimonios desperdiciados, el Padre Perez Iribarne interrumpiendo todo a cada rato y dramatizaciones dignas de un capítulo de Marimar.

El 21 de marzo de 1980, Luis acudió al cine 6 de agosto a ver el filme Los Desalmados. Los esbirros (desalmados también) de García Meza y Arce Gómez, lo secuestraron, torturaron salvajemente y asesinaron esa misma noche al salir de la proyección. Al día siguiente, su cuerpo fue encontrado en un vertedero de basura. En la tumba donde descansa se lee el epitafio: “Mártir por la democracia”

El 2010 las carteleras nacionales exhiben Lucho Sanpueblo. Señores, la historia no permite justificar lo injustificable. Esperemos que a nivel audiovisual, algún día se pueda hacer algo a la altura del mito.

Facebookeo, luego existo

Por: Mónica Heinrich V.

Facebook. Cara-Libro. Pues cuando me planteé quién podría ser el master-yoda de semejante engendro virtual, tuve claro desde el principio que el perfil psicológico de dicho sujeto no sería precisamente el de un pinche humano normal. Una persona cuyo desenvolvimiento social sea relativamente óptimo, que esté inmerso en esa hoguera de vanidades que supone el tunchi tunchi tunchi de las discotecas, reuniones sociales, y amigos reales, jamás se pondría a pensar en lo bello que sería encerrar sensaciones similares en una granja virtual de realities.

Porque seamos honestos, lo interesante del Facebook radica en su poder como arma letal de espionaje. Ese placer morboso de espiar a todos. De saber qué hace o en qué anda el prójimo, sin tener que mezclarte realmente con él. De ese presente incorruptible, imperturbable, per-pe-tuo donde conviven personas del pasado, personas que queremos sean parte de nuestro futuro y todos esos «amigos» reales y ficticios que son parte del ahora. Está, también, la vacía vanagloria de decirle al mundo que seguís vivo, que existís, que vas al baño, que estás leyendo alguna pelotudez, que te emputa el Nobel, que amaneciste triste como un perrito con diarrea, que tenés una «relación complicada», sí, sólo alguien bien jodido y enfermo podría imaginarse los alcances de trasladar todo eso a una pantallita luminosa, y encima poner opciones que recreen una validación del rebaño (Me gusta, Comentar, linkear, etiquetar) Ese alguien es nuestro «amigo» Mark Zuckerberg, creador, fundador, promotor y gran cerebro detrás del Facebook.

Y Red Social es la película NO autorizada de dicho Rasputín de la tecnología. Sobre esta semibiopic tengo dos buenas noticias: 1) Es la mejor película americana, de alcance masivo, que he visto este 2010 y 2) la dirige un gran gran director: David Fincher, conocido y amado por películas como Seven, El curioso caso de Benjamin Butto y (esperen, voy a llorar al baño) El Club de la Pelea.

Pero esto no nace con Fincher, no. El filme se basa en el libro de Ben Mezrich: Los billonarios accidentales, la fundación del Facebook una historia de sexo, dinero, genialidad y traición. Con semejante título, habrá quienes se pregunten (atinadamente) sobre la veracidad de lo narrado. Pues el escritor, Mezrich, es un graduado de Harvard, y se hizo conocido por escribir los libros acerca del grupo de estudiantes que se hicieron millonarios al estandarizar un sistema de conteo de cartas en los casinos. Libros que después fueron llevados a la pantalla gigante en aquella MALA película llamada 21 Black Jack. Algunos periodistas se dieron el afán de investigar fuentes y posibilidades de lo escrito por Mezrich, las investigaciones arrojaron que se trataba de inventos, de una ficción disfrazada de «Basado en hechos reales».

Con esta referencia sobre la dudosa confianza que podemos depositar en este personaje, muchos habrán esbozado una sonrisa escéptica, PERO en el caso del libro del Facebook, Mezrich usó como primera fuente a Eduardo Saverin, el otrora mejor amigo, hoy enemigo, ex demandante de Mark Zuckerberg.

El libro narra lo mismo que la película: Año 2003, un genial pero pendejo Zuckerberg empieza a crear la red social que cambiaría para siempre la manera de comunicarnos. En este camino a la posteridad, dicho personaje es apoyado por Eduardo Saverin, mejor (único) amigo de Harvard, que además es el que pone el capital inicial para echar a andar la «vecindad». Como en todo negocio que tiene éxito, las rencillas comienzan a aparecer, al igual que los arrimados. Lo que era un dúo dinámico: Zuckerberg-Saverin, se contamina con la llegada de otro crispín, Sean Parker, el creador del NAPSTER, que sumido en las drogas y con sus 15 minutos de fama perdidos, se sube alegremente al barco del Facebook. Nos pintan a un Zuckerberg plano afectivamente, nulo socialmente, obsesionado con pertenecer a ciertos grupillos de poder (un equivalente serían las pinches decadentes logias de este pueblo) y con una necesidad de reconocimiento rayando lo patológico. A eso sumésmole su desprecio por todos aquellos seres que no comparten su IQ y su inexistente remordimiento ante acciones rastreras.

Es así que Zuckerberg termina demandado por dos flancos, uno su ex mejor amigo, socio, compinche, inversor: Saverin y otro, por los hermanos Winklevoss quienes alegaron que Mark les robó la idea… corrijo, la millonaria idea.

Qué hace el director David Fincher con esto que parece una telenovela? Hace una gran película. Sí. Con un manejo del ritmo envidiable, y una narrativa sobria, nos cuenta todo lo ya dicho intercalando tiempos, demandas, y situaciones, como si de un rompecabezas se tratara. Una propuesta que tiene como eje central a un personaje rico (no sólo en billetes) como Mark Zuckerberg y provoca que salgamos del cine debatiendo cuyo hijo es el Facebook y si ese pequeño cabroncito de Zuckerberg merece entrar al cielo.

Uno de los grandes aciertos están en el guión escrito por Aaron Sorkin conocido en el ambiente por ser el guionista de la serie para TV The West Wing, confieso que nunca pude ver un solo capítulo, pero los diálogos creados para la boquita de Zuckerberg son precisos y contundentes. Como también lo es la música de Atticos Ross y de Trent Reznor, líder de esa mítica banda llamada Nine Inch Nails.

Evidentemente que existe una visión parcializada a favor de Saverin, que en resumidas es el que vendió su alma al diablo (Mezrich) dando testimonios sobre la fundación del Facebook. No creo que Saverin fuera tan ingenuo o pelotudo como se lo pinta, una tierna gacela campestre que fue abusada por depredadores salvajes, y quizás nuestro amigo Zuckerberg tampoco fue tan hijo de Pooh. La verdad, como dice el reguetón Nadie lo sabrá…shhhh shhhh

Jeff Cronenweth es el encargado de la dirección de foto, y son los mismos ojitos que se encargaron de esa labor en El Club de la pelea. Este tipo es hijo de otro gran director de fotografía, el señor Jordan Cronenweth que fue el encargado de Blade Runner. O sea, estamos ante una película que tiene en todos sus campos a nombres de peso y talento.

No menos talentoso es el casting. Un casting donde destaca Jesse Eisenberg dando vida al poco amigable Zuckerberg, quien en la escena que da comienzo al filme «lo borda», como dicen los españoles. También tenemos a ,Andrew Garfield como Saverin y Justin Timberlake como Sean Parker.

Concederé que quizás la trama se alarga demasiado, y que 2 horas para estar con el ojo pelado viendo cómo se pudren las amistades, y las relaciones personales gracias a los avatares tecnológicos y sobre todo, a los figuretismos y ansias de dólar, es como too much. Pero lo vale. Así como valen la pena los 50 millones de dólares que se invirtieron en esta película modesta, bien filmada, que nos hace recuperar las ganas de ir al cine a ver BUEN cine.

Red Social, sin duda es una de las grandes películas del año. Encima trae a colación un tema espinoso como el desarrollo de nuevas formas de comunicación, una comunicación que hoy por hoy se hace en un cuarto, a solas, y que involucra las más bajas motivaciones: el exhibicionismo, el narcisismo, el vouyerismo, y una pequeña burbuja llena de espejos y micrófonos.

La escena final, la escena que luego de 121 minutos de proyección se te queda grabada en la retina, es la propia. SPOILER Un tipo de 26 años, billonario, esperando que una tipa que no lo puede ver ni en pintura le acepte su solicitud de amistad…

No me des más esperanzas: sé que todo son mentiras; sacos llenos de agujeros para guardar alegrías.

CURIOSIDADES
– Se hicieorn 99 tomas para la primera escena del filme, la de la charla entre Zuckerberg y su novia.
– Las escenas dentro de Harvard se filmaron en el Wheelock College, ya que Harvard negó el permiso para filmar en su campus, cosa que hace desde que Love Story (1970) dejó daños de consideración cuando les dieron permiso en esa época.
– Fue filmada con la Red One a 4k de resoluciones.
– David Fincher ha sido director de videos musicales como Vogue (Madonna), Who is it (Michael Jackson), Love is strong (Rolling Stone) y Born this way (Lady Gaga) entre otros.
– Red Social lleva recaudado más de 180 millones de dólares.
– En la vida real, Zuckerberg es un filántropo que ha donado hasta el momento más de 100 millones de dólares de su fortuna personal. Sus críticos creen que es una forma de limpiar su imagen, tomando en cuenta el estreno de la película que no lo deja bien parado.
-Ante la imposiblidad de encontrar gemelos idénticos que den la talla para lo que Fincher buscaba, los hermanos Winklevoss fueron caracterizados por dos actores no relacionados Armie Hammer y Josh Pence, que el director pensó eran suficientemente similares, en las tomas donde se ve el rostro de ambos, la cara de Josh Pence fue reconstruida digitalmente con una imagen de Hammer.
– Sólo Justin Timberlake conoció a su personaje Sean Parker antes de filmar la película.
– El primo de Jason Einsenberg (Mark Zuckerberg en el filme) trabaja en la vida real para Facebook, muy cerca al Zuckerberg real.
– Hay un cameo de Aaron Sorkin, el guionista, que aparece como uno de los ejecutivos con los que Zuckerberg y Saverin se reunen. – La actriz que se menciona durante la película, cuando existe el diálgo sobre lo que ha dado Harvard al mundo: «19 Nobels, 15 Pulitzers, 2 atletas olímpicos y una actriz de cine» es Natalie Portman, que fue parte de Harvard entre 1999 al 2003, y que brindó información confidencial al guionista sobre lo que sucedió en el campus cuando el facebook estaba gestándose
– Toda la ropa que usa el personaje de Zuckeberg, es ropa que el Zuckerberg real usó.
– David Fincher es el encargado (GRACIAS DIOS, GRACIAS) de filmar la versión americana de la saga de Stieg Larsson. Actualmente se encuentra filmando el primer libro: El hombre que no amaba a las mujeres, que será llevado a la pantalla gigante con el nombre de: La chica con el tatuaje de dragón.
– Una vez se resolvió el tema legal entre Zucerberg y Saverin, Saverin rompió contacto con el escritor Mezrich.
-Zuckerberg afirmaba que nunca vería el filme, finalmente terminó viéndola y uno de los comentarios que hizo fue que a pesar de algunas fallas, por lo menos acertaron en la ropa.

Lo mejor: excelente filme

Lo peor: algo largo, y claro, viene con las tintas cargadas

La escena: la escena del principio y la del final

Lo más falsete: hmmmm

El mensaje manifiesto: hay gente que no necesita amigos

El mensaje latente: cualquier gran amistad puede ser rota por un par de dólaresEl consejo: Vela, está buena

La pregunta: ¿cuántos amigos reales tendrá Zuckerberg?

QUE MAL AÑO
En la otra esquina tenemos a El Pocholo y su marida.
Han leído todas las cosas lindas que sentí al ver Red Social? Pues por el mismo precio, exactamente la misma cantidad de dinero, podés ver El Pocholo y su marida. ¿No les parece lo más absurdo del mundo? Es como que te cobren lo mismo por ver a Plácido Domingo que por escuchar a un cantante desafinado con la guitarra rota y un coro de gallos de fondo.

Fui a la premier esperando que al tratarse de una comedia, por lo menos me parta de risa como ha sucedido con Sirwiñakuy, Cruces, Provocación, etc.. pero contrario a todas mis expectativas, la «película» me resultó muy aburrida y por momentos, bastante desgradable.

Me es muy muy difícil conectarme con la premisa, que quizás en un café concert en cuyo contexto el sketch de Pocholo puede durar un total de entre 5 a 10 minutos, arranque una que otra sonrisa (de mi parte), pero en un filme donde estirás dicho sketch hasta la hora y cuarenta, es una tortura de proporciones épicas.

Y OJO que nadie discute las capacidades actorales de Guery Sandóval o de alguno de los involucrados como Pedro Grossman o la Erica Andia o Guillermo Sicodowska, quienes han demostrado muchas veces que talento hay. El problema es las pocas aspiraciones a trasladar ese talento en algo que no sea sólo la excusa para decir con orgullo «volcamos taquilla» o «al público le encanta». Yo también soy público y no, no me encanta.

El otro día, un amigo me comentaba su experiencia como parte de una reciente película nacional. En dicha película nacional se vieron con la disyuntiva de que no tenían presupuesto y que todo lo que consiguieron fue 400 dólares, nada más. La disyuntiva, obviamente, era hacer o no hacer la dichosa película. Además de los 400 $us, no iban a tener director de foto y obviamente cualquier cosa que se logre iba a ser con la ley de lo mínimo. Escapa a mi entendimiento, cómo decidís hacer una película si no tenés las condiciones. Pero esta gente decidió hacerla.

Ese es sólo un ejemplo de cómo se maneja el tema del “gran” andamiaje cinematográfico nacional: El hacer x hacer. Hecho confirmado en las películas bolivianas estrenadas este año. En Pocholo y su marida, trabajó gente que conozco, y algunos que conozco de hace años, otros que recién tuve el gusto de conocer, y que así como trabajaron en este filme, igual trabajaron en Y también la lluvia…por dar un ejemplo. Eso nos dice que no es el equipo lo que no funciona, sino el proyecto.

Pocholo y su marida cierra un año lamentable y olvidable. No tengo ni ganas de escribir sobre el argumento, pero ustedes merecen saberlo. La cosa se resume en que Patíbula, la esposa de Pocholo es secuestrada, y Pocholo debe acudir a rescatarla. No es más.

Me senté en la última fila, en ese espacio que da justo a las gradas que te guían a la libertad, y el pudor hizo que no me moviera hasta que salieran los créditos. Una vez salieron los créditos, salimos escupidos del lugar.

EXTRAS
– Aprovecho para avisarles que en enero vuelve PSCINE, estoy haciendo una selección exhaustiva de películas para exhibir y compartir con cualquiera que tenga ganas. Los criterios de selección son: que sean buenas, jodidas, jugadas, raras, y difíciles de conseguir. Más información en las siguientes semanas.

CINE ISLANDÉS: Noi, el albino

Balada de la soledad

Por: Mónica Heinrich V.

 Si te casas, te arrepentirás;
Si no te casas, también te arrepentirás.
Te cases o no te cases, lo mismo te arrepentirás.
Si te ríes de las locuras del mundo, te arrepentirás;
Si lloras, también te arrepentirás. Las rías o las llores, lo mismo te arrepentirás
Si te ahorcas, te arrepentirás; si no te ahorcas, también te arrepentirás.
Te ahorques o no te ahorques, lo mismo te arrepentirás
Tanto si te ahorcas como si no te ahorcas, te arrepentirás
Este es, señores, el resumen de toda la sabiduría de la vida
No es fortuito que en una de las escenas de Noi, el albino se recite estas palabras de Søren Kierkegaard. Kierkegaard que, según otro filósofo, hizo de su soledad un regalo para el mundo.
No. No es fortuito.
Después de un fin de semana con algunos chascos cinematográficos (a describir en los extras), tuve la suerte de ver este pequeño filme procedente de Islandia. Han leído bien: Islandia. Ni yo misma sabía qué esperar de un país al que sólo conocía por Björk, Sigur Rós y Emiliana Torrini.
Un país chiquito, con menos habitantes que Santa Cruz de la Sierra (casi 320.000), perdido en el extremo noroeste de Europa. Una isla rodeada de glaciares. Aislada. Sola.
El director islandés Dagur Kari debutó en el 2003 con Noi, el albino, filme que nos remite a películas cuyas temáticas muestran adolescentes algo freaks, inadaptados, desconectados del mundo, persiguiendo una quimera. Ya lo hicieron Donnie Darko y Ghost World, pero en este caso la narrativa es mucho más minimalista. El adolescente de 17 años (Noi) no transita la perturbación, ni el odio a su entorno. Su soledad se refleja en un paraje inhóspito donde la nieve, lo blanco se extiende al infinito, aunado a un frío que no cesa nunca.
El pueblo es tan pequeño que su aula no tiene más de 10 alumnos, la estación de servicio a la que va cuando se escapa del colegio, nunca tiene clientes; algo similar ocurre con la biblioteca. Todo es vacío, ausencia.
El rodaje se realizó en Bolungavík, un pueblito islandés que tiene 962 habitantes, paradigma de una absurda rutina. En el filme, Noi es huérfano de madre, su padre es un taxista alcohólico, no tiene hermanos, ni ningún otro nexo afectivo aparte de su abuela que es la que vive con él. No le gusta la escuela, los profesores lo creen estúpido, aunque en realidad tiene una inteligencia superior al promedio.

Noi tiene 17 años y está rodeado de gente que se conforma con ver la vida pasar. La pereza por levantarse de la cama, la apatía por ir al colegio, son tan solo metáforas de un rechazo hacia lo estático, a ese pinche pueblo donde todos los días son iguales. Un lugar donde él es el bicho raro, el albino, el que incapaz de sujetarse a esa pasividad, a ese desierto emocional, se resguarda en el subsuelo de su casa…

Eso hasta que conoce a Iris, otra adolescente de su misma edad, que comparte con él la soledad, el frío, la angustia de ser peculiar. Escena memorable cuando tienen su primera cita y no consiguen un lugar a dónde ir. O aquella donde parados frente a un mapamundi que tiene botones que iluminan a países, descubren que Islandia no se enciende. “Es una escupida”, dice Noi al señalar su país en el mapa, un punto remoto ante lo vasto del planeta.

Y claro, la quimera de Hawai con su paisaje obscenamente tropical y opuesto al de Islandia. El sueño del cambio, de una nueva vida, de romper una rutina que lo consume todo y que obliga a nuestro protagonista a intentar escapar…huir…

El guión se mueve en los aspectos más simples. No pretende darnos un gran mensaje existencial, ni tampoco mostrarnos de forma rimbombante el proceso espiritual que sigue el personaje. Los hechos se suceden con el mismo ritmo con el que los días pasan en un pueblo lejano, de pocos habitantes, con temperaturas bajo cero.

Con una fotografía bellísima, donde el color azulado ha sido elegido para darle al filme un aire más opresivo, tanto la dirección de arte como el vestuario contribuyen a lograr escenas que son casi postales.

La música compuesta y ejecutada por la banda del mismo director, Slowblow, cuyo estilo transita entre el ascetismo, lo electrónico y lo folk, terminan de redondear atmósferas. Una excelente banda sonora, agradable, melódica, diferente.

Con toques de humor negro, Noi, el albino, es la balada de un solitario.

Actuaciones más que convincentes, donde Tomás Lemarquis que interpreta a Noi, alcanza su momento culminante en la escena donde con la mirada fija y aguada, descubre por la TV que todo su entorno ha sido borrado del mundo.

Sobra decir que Dagur Kari, director y guionista, consigue una ópera prima que a nivel técnico es impecable, una lección para aquellos que desean dedicarse al cine y que a nivel de contenido alcanza visos realmente mágicos.

Llega un momento en que te preguntás hacia dónde está yendo y la respuesta llega rauda, poética. En un ataque de genio, el director cierra su película dejando a Noi más solo que al principio, absurda y cojudamente solo. La rutina es rota, pero deja a su paso más vacío, donde la imagen de palmeras hawaianas y olas marítimas, se transforman en una esperanza irrealizable. Frío, mucho frío.

LO MEJOR: diferente.
LO PEOR: no es para todos.
LO MAS FALSETE: …
LA ESCENA:
la del mapa y el final.
EL MENSAJE MANIFIESTO: Estamos solos
EL MENSAJE LATENTE: Ciorán lo dijo: “La soledad no te enseña a estar solo, sino a ser único.”
EL CONSEJO: Dale una oportunidad, es muy linda.
LA PREGUNTA: ¿exhibirán en el cine de este pueblo, este tipo de películas algún día?
He dejado mi original de Noi, el albino en Netmovie (http://www.netmovie.com.bo/ o su lugar físico al lado del cine Bella Vista, frente al estadio) para que quienes deseen verla, puedan acceder a ella. Espero les guste.

CURIOSIDADES
– El profesor de francés que sale en el filme es el padre de Tomás Lemarquis (Noi) en la vida real y al igual que en la peli, es profesor.
– Las escenas de la playa fueron filmadas en Cuba, en un inicio Noi estaba incluido caminando por la playa, pero el director decidió dejar un mensaje más ambiguo.
– Las imágenes de las palmeras o de árboles verdes se repiten en distintas escenas, ya sea como parte de poleras, en la torta de cumpleaños de Noi y en el empapelado de la casa familiar.
– Ha ganado cerca de 20 premios internacionales en distintos festivales de cine.

EXTRAS
– Nine:
A ver, a ver…Rob Marshall no es cualquier crispín. El tipo ha sido nominado a Emys, Tonys, Globos de Oro, Oscars. Su filmografía incluye la muy recomendable Chicago, la insulsa Memorias de una geisha y ahora, Nine. Nine fue una experiencia rara, porque si bien es cierto que a nivel factura es impecable, que cuenta con un elenco de lujo (el gran Daniel Day Lewis, la siempre impecable Marion Cotillard, Penélope Cruz, Kate Hudson, Judi Dench y hasta la mismísima Sophia Loren, entre otros)…es un filme que sólo podría definirse como un pajazo de aquellos, pero bellamente filmado (no hay que negar lo de bello). Dicotomía casi impensable. Los aciertos de Nine tienen que ver con la espectacularidad de sus coreografías y vestuario, así como ese tufillo que cualquier amante del cine podrá percibir y que nos habla de la pasión, la entrega, el alma, vida y corazón que puede provocar el celuloide. Daniel Day Lewis interpreta a Guido, un famosísisisisimo director de cine que se ha quedado sin ideas para su nueva película. A pesar de eso, por ser considerado un genio, la producción del filme ha arrancado sin siquiera tener un guión listo. Esta sequía creativa contrastará con la inestabilidad de pareja por la que atraviesa, al tener que llevar una doble vida, por un lado con su esposa, por otro, con su amante. Supuestamente es un homenaje a Fellini, concretamente a 81/2 de Federico Fellini, quien en estos momentos debe estar revolcándose en su tumba y arañando su cajón.

Marshall ha conseguido que un grupo de grandes actores participen en una historia groseramente desperdiciada, que gracias al onanismo en torno a su figura principal (Guido-Day Lewis) se vuelve casi insoportable, y donde las féminas parecen no tener otro deseo en la vida que abrirle las piernas a este desagradable sujeto. Intenta recrear un filme grandioso, pero se queda en la más nefasta pretensión, que para el público promedio supondrá un suplicio en el que la fastuosa puesta en escena coreográfica, musical y de vestuario, sirve como elemento distractivo para que intentés disculpar este despropósito. Y parece ser que el director piensa que es la gran obra de arte, pero señores, ver a Nikole Kidman como fría musa, a Penélope repetirse como mujer histérica y sex symbol, y a Sophia Loren aparecer como la momia del cine, que con su aparición tendríamos que suspirar pensando en Italia y el cine italiano, no jodan. Too much. La recomendaría sólo por la música (sonido, no letras) y por tres escenas, la primera con la que el filme abre, que hace que uno tenga la ligera ilusión que va a presenciar algo bueno, la escena que le corresponde a Fergie con el baile de las panderetas y la arena y la tercera, la que protagoniza Marión Cotillard en blanco y negro, cuando le canta a su marido lo vacía que la ha dejado. Muy bonita. De resto, guácatelas…una mezcla entre las pussycat dolls, fashion tv y una parodia del cine italiano. En lugar de llamarse Nine, debió llamarse Guido.

Nuevamente amor (Love Happens): Comedia romántica protagonizada por Jennifer Aniston y Aaron Eckhart. Qué carajos se puede esperar de Brandon Camp, director que tiene en su curriculum el haber escrito la boludez esa Dragonfly donde Kevin Costner veía libélulas¿?. En esta ocasión, el guión también corre por su cuenta y esta vez se atreve a dirigir. Insípida y por momentos exasperante “comedia romántica”. Aaron es un crispín cuya esposa pierde la vida en un accidente de auto, desde entonces se dedicó a escribir libros y dar seminarios de autoayuda sobre cómo superar una pérdida. No todo lo que brilla es oro, por lo que nuestro abnegado seminarista finge haber superado la muerte de su esposa pero sucede todo lo contrario. Jennifersita será la encargada de hacerlo enfrentar el dilema, de devolverle la fe en la vida y las ganas de amar. ÑOÑOS. Por último si estuviera bien hecha, me creo la historia y me pongo a dibujar corazones con mi nombre y el de compañero de butaca dentro, pero no. Se salva por el carisma de sus protagonistas, que funcionan para este tipo de filmes. Nada más.

– Satanás: Esta estuvo interesante, pero sobre todo por la temática. Se trata de una película colombiana basada en un hecho real: La masacre de Pozzeto. Yo que soy fanática de hechos macabros e historias donde un día un tipo común y corriente se freakea y comete actos que dejan a la opinión pública con la jeta abierta, estuve más que dispuesta a verla. La historia se centra en Campo Elías Delgado, un colombiano que fue veterano de la Guerra de Vietnam y una vez retirado, regresó a su país y se ganaba la vida como profesor de inglés. Pues resulta que este señor vivía con su madre, con la cual tenía una relación muy conflictiva. El tipo era muy peculiar, leía un montón, jugaba ajedrez, era un intelectual fan de Robert Louis Stevenson. Desgraciadamente, su personalidad oscura lo hizo estar muy solo e imagino que las cosas que vio en la guerra tampoco ayudaron mucho a que le entrara cariño por la vida. En el momento de los hechos, pasaba clases de inglés a una adolescente a la que, tétricamente, le había dado para leer Dr. Jekyll and Mr. Hyde. Un día, se dirigió a su restaurante favorito (Pozzeto), se sirvió un plato de pastas, tomó un buen vino, etc.. Después de cenar, se retiró al baño y al volver a su mesa abrió fuego indiscriminadamente asesinando a 30 personas e hiriendo a otras 15. Como el tipo era veterano de guerra, su puntería era certera y en medio del pánico, pudo recargar su pistola tres veces. La película tiene como protagonista principal a este individuo, y paralelamente teje dos historias más que al final convergerán en el restaurante. Una, la de un sacerdote que vive atormentado por el amor/pasión que siente por su ama de llaves y dos, una muchacha pobre con ansias de salir de la pobreza y que se mete a pildorear tipos para robarles.

La primera parte está aceptable, aunque tiene esa cosita media emputante del cine latino que hace que sus productos tengan un airecito a telenovela, pero luego levanta mientras nos sumergimos más en la oscuridad del veterano. Para cuando todo se va al chancho, nos sentimos ante un buen producto, las últimas escenas están bien narradas y el clima muy bien construido. Las actuaciones son buenas, aunque no me gustó mucho la del cura (el actor murió recientemente), pero la de Damián Alcázar (Eliseo) es sobresaliente. Ha ganado unos cuantos premios en distintos festivales. Está entretenida, mirable, aunque tiene sus efectismos y sus cositas que la hacen ver un poco ordinaria a ratos, pero en líneas generales no me arrepentí de verla y el tema, como dije al principio, es por demás de interesante.

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