LOST IN CONTEMPLATION OF WORLD

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Todo tiempo pasado fue mejor

Hay una dura realidad: Desde hace tiempo que el cine nacional ha gestado walkers (*) y estos walkers nos regalan trabajos que apuntan a la alegría perenne de la alfombra roja, al bochinche de la premier, a la atención mediática y a la palmadita en la espalda de amigos y conocidos.
Es así que mientras los títulos que apuntan a sobar egos personales y construir mitos de barro siguen saliendo uno detrás de otro como si se tratara de soplar y hacer botellas (diría compañero de butaca), es difícil resistirse a la tentación de ver el nombre de Jorge Sanjinés y no esperar algo bueno. Es difícil.
Y mucho tiene que ver el hecho de que en nuestra pequeña historia cinematográfica no hay de dónde colgarse si no es de los nombres de unos cuantos, y entre esos cuantos se encuentra el señor Jorge Sanjinés.
Habrá quien piense que dicha reputación es inmerecida, pero permítanme disentir.
El nombre de Sanjinés no es solo importante por su trabajo como cineasta, sino también como gestor cultural. Director del grupo UKAMAU, dicho grupo fundaría la primera escuela de cine del país, así como la primera institución de cine-debate: el Cine Club Boliviano.
El empeño y la paciencia que Sanjinés puso para impulsar el cine en el país, solo puede rescatarse.
Así como destaca su trabajo, espejo de una convulsa época. Entre los 60s y los 80s, sus películas se atrevieron a lo que no se atrevían las demás, por primera vez hablaban del indígena.
Ukamau (1966), se convirtió en la primera película boliviana hablada en aymara. El vanguardismo achacado a su compleja La Nación Clandestina (1989), la hizo leyenda no solo dentro del país sino fuera de él. Sus bellísimos y tristísimos planos en los que nos golpeaban la pobreza, la desigualdad social, la lucha que durante muchos años el sistema no reconoció como voz, se convirtieron en la marca de Sanjinés, en su reputación.
Eso sucedió en tiempos, como ya dije, convulsos e inciertos. Y como ya dije, la mayoría indígena de este país no solo era ignorada, sino en muchos casos era despreciada. Sería ingenuo y necio negar eso.
A través de su obra, Sanjinés le dio visibilidad al minero, al campesino, al obrero. “El cine con el pueblo” era una de sus máximas. Reconoció abiertamente hacer un cine político que buscaba participar en el proceso de la liberación del pueblo boliviano. O sea, nunca vendió gato por liebre. Desde siempre la postura política de Sanjinés ha sido bastante clara y definida.
Pasaron los 80s. En 1995 lanzaría Para recibir el canto de los pájaros, una tibia e irregular película, y el 2004 llegaría con la intrascendente Los Hijos del último jardín.
Se intuía un declive, se lo palpaba en el aire, algo que muchos no queríamos asumir del todo, porque sí, porque a veces las cosas no salen bien y punto. Porque un “resfalón” lo tiene cualquiera. Y porque Sanjinés, seguirá siendo el Sanjinés de referencia obligada, el Sanjinés histórico y uno de los papis del cine boliviano, gracias al legado que dejó hasta los 80s.
Este 2012, el mito regresa con bombos y platillos. Encima cuenta con un presupuesto del que ninguna otra película boliviana puede alardear.
Rodada en 8 semanas, INSURGENTES es llevada a la pantalla como un docu-ficción.
La propuesta elabora un repaso histórico hacia líderes indígenas que pelearon por la soberanía de sus pueblos en distintas épocas.
Conocemos o recordamos a Santos Marka T´ula, Eduardo Nina Quispe, Bartolina Sisa, Tupac Katari, entre otros. Los espacios temporales son caprichosamente mezclados sin que haya una razón para ello. El tono es revestido de un misticismo muy propio del cine de Sanjinés y claro, intenta hacer paralelismos o metáforas con los días que corren.
El problema de Insurgentes radica en que se puede ser militante, se puede rendir pleitesía a una causa, o convertir tu obra en un panfleto, pero si lo vas a hacer: que quede bonito. Que se vea bien. Que esté armado de una manera artística que justifique el que una persona que no es de tu militancia la vea, y capaz, hasta la disfrute. Aquí no sucede eso, la militancia otrora dirigida a una postura anti-sistémica o defensora de la clase obrera-trabajadora ante el Estado, ahora se encuentra no solo a merced del sistema sino en una franca propaganda del Estado, como si el único respaldo a la lucha indígena sea la actual presidencia de Evo Morales.
Que no se me malentienda. El tema no es político pero es político. Me parece que no es lo mismo indigenismo que evismo, pueden estar relacionados pero no es lo mismo. Como tampoco es lo mismo clases sociales que movimientos sociales. Y en este caso, muy a pesar de ser o no ser evista, la clara alusión a que los héroes indígenas de antes tienen su reflejo en el actual presidente es una interpretación que se puede hacer sin necesidad de poner al mismísimo Evo en pantalla. Las apariciones que tiene Evo en Insurgentes le hacen flaco favor a Sanjinés, a la peli, a quien la mira y a Evo mismo.

Entiendo, también, que no es fácil. No es fácil resumir la accidentada historia boliviana e intentar explicar con criterio y buen tino el proceso que hace que ahora las cosas estén como estén. También entiendo, comprendo y asumo que toda película tiene un mensaje ideológico o político o social, toda, pero como dije, el gran problema no está en que Sanjinés tome una postura ante la vida y lo haga de manera tan contundente, el problema está en la forma y la aproximación que hace de esta postura a través de su obra.
Manera que como ya dije más que beneficiar a su trabajo, lo degrada.
Aparte de lo ya expuesto, estamos ante una floja estructura sostenida únicamente por los interesantísimos personajes que Sanjinés rescata del olvido y por la magnificencia de algunas de sus escenas.
Puede ser que sea cierto que cada país tiene el cine que lo representa o el que cine que lo identifica, y puede ser que al ver esta película por lo menos quede claro algo: Un dolorosísimo proceso histórico, traumático en todas sus fases, desgraciado en todos su ámbitos, y una fractura entre grupos de poder o de subyugados, que hasta el día de hoy se arrastra sin pudor.
Una linda fotografía a cargo de Juan Pablo Urioste, así como una aceptable (aunque no notable) dirección de arte y vestuario, terminan de darnos razones para ver el filme.
La hermosa música de Cergio Prudencio se torna excesiva por momentos, momentos en los que el silencio se agradecería profundamente.
Las actuaciones en general no incomodan, aunque en las escenas que se requiere mayor parlamento es donde afloran las mismas deficiencias de casi el 90% de los audiovisuales en este país.
Con todo, Insurgentes resulta superior a Para recibir el canto de los pájaros y Los hijos del último jardín, sin embargo no alcanza ni por si acaso a la redondez mostrada en las obras cumbres de Sanjinés: Ukamau o La nación Clandestina.
Por sí sola y apartándonos de las gratuitas comparaciones, INSURGENTES nos saca un rato de ese cine que le rinde culto a la bobería, y al facilismo que reina en las últimas producciones nacionales. Intenta, desde y por su militancia, acercarnos a personajes de la historia boliviana que son en algunos casos desconocidos y en otros casos olvidados para el boliviano promedio.
Quizás lo que se le pueda rescatar es eso. Personajes como Eduardo Nina o Bartolina Sisa, o situaciones históricas como la revuelta contra Villaroel, el cerco a La Paz, la Guerra del Chaco, que dan ganas de conocer más o investigar a profundidad.
Lo triste es que a pesar del presupuesto, del nombre de su director, de las intenciones, y de no ser un tema boludo (puteríos de pueblo, borracheras u onanismos existenciales) INSURGENTES a nivel técnico no sorprende ni propone.

Es una gran producción, pero su fórmula se queda en los 80s con el gol en contra de que NO estamos en los 80s. Habla de temas importantes, pero al estar revestidos de un dejo propagandístico, dichos temas importantes quedan descoloridos.
El 2012, después de años de no filmar, regresa un Sanjinés que no pasa la prueba del tiempo.
El tiempo es así… no siempre es benigno.

*Walker.- “caminante”, palabra utilizada en la serie “The walking dead” para describir a un zombie que se arrastra y se alimenta de la gente infectándola con su enfermedad.

 
Lo mejor: Tiene algunas escenas realmente hermosas. Y claro, el acercamiento a figuras históricas desconocidas u olvidadas.
 
Lo peor: Que Sanjinés no pudo acoplarse a los tiempos que corren, tiempos en que hay una delgadísima línea que divide lo progre de antes y lo panfletario de hoy.
La escena: el cerco a La Paz, las secuencias de los ataques.
Lo más falsete: La presencia de Evo en pantalla, demasiado.
El mensaje manifiesto: Bolivia es rica en historia
El mensaje latente: Qué jodido el proceso histórico de Bolivia
El consejo: Vela, es importante verla…apartándose de cualquier sesgo político o estético. 
El personaje entrañable: Eduardo Nina, qué buen personaje! Me quedé con ganas de saber mucho más de él. Un tipo interesantísimo.
El personaje emputante: En un momento dado salió a la calle una mujer que gritaba, traumatizada por los terribles sucesos vividos durante los enfrentamientos. A ella, deseaba que le llegue una bala de cañón.

El agradecimiento: Que si le quitamos el halo místico hacia el jefe de Estado, la historia base es muy interesante y necesaria.

 
CURIOSIDADES
 
Se filmó con la RED ONE
 
Dura 83 minutos
 
Es escrita y dirigida por Sanjinés
 
Tuvo un proceso de documentación de alrededor de 8 meses y la pre-producción 6 meses

Dance for love

Me imagino a Pina.

 
Philippina.
Trato de imaginármela al nacer, en plena II Guerra Mundial (1940) 

Es difícil, porque del horror solo se suele ver el horror.
Intento imaginar su crecimiento, sus añoranzas, su universo. Todo aquello que más adelante le permitiría bailar.
Bailar.
En mi mente se dibuja con tiza blanca una niña, seguramente virtuosa, seguramente sobresaliente. La imagino chiquitita, con cara de duende travieso, seguramente jugando a bailar.
Quiero imaginarla así.
De niña yo vivía con mucho susto, un sentimiento que aún conservo y que en parte ha sido mi motor. El miedo mueve. El miedo hace crear porque tú quieres inventarte un mundo donde tus ideas y tus sueños funcionen. Digo que no sé, que aún el proceso me intimida. Todavía me asusto como la primera vez”, dice…como para ayudarme a imaginar.
Me imagino a Pina. Pero no puedo, por más que intente, imaginar lo demás. Siento que mi imaginación será mezquina, que la imaginación no puede resumir años de estudio, ejercicios, ensayos, sacrificio, dedicación, creación. No sé.  Como que no alcanza. No me alcanza.
Y justo cuando llego a esa imposibilidad, cuando me golpea esa certeza, recibo de brazos abiertos a la Pina que Wim Wenders amó, admiró y que homenajea en rutilante 3D.
 

 

Ahora no solo consigo imaginar, casi casi puedo tocar. Percibo colores, texturas, sonidos, olores. 

Observo a Pina detrás de una mesa siguiendo con mirada atenta a sus bailarines, a algunos esa mirada los siguió durante décadas. Escucho su voz que le dice a uno de ellos: “Tienes que seguir buscando”.
Recorro las calles de Wuppertal. Esas calles que andaron y desandaron los pies de Pina. Me subo a su tren colgante. Luciendo orejas de conejo, miro a través del vidrio de sus ventanas. Así, hipnotizada, entro a la sala de la compañía Tanztheater Wuppertal.
TanzTheatre-Danza Teatro.
Me siento detrás de una fila llena de cabezas flotantes.
Podríamos decir que la danza teatro es una unión del teatro y la danza.
(obviedad)
(simplista)
Para entender el rollito del TanzTheatre, para comprender que es más que danza, más que teatro, más que ambas-dos-juntas, empieza La consagración de la primavera.
 

 

Stravisnky estalla como una lluvia de fuegos artificiales. Stravisnky soñaba con una muchacha que bailaba hasta la muerte. Pina baila. Baila y sabe.“No es cómo se mueve el cuerpo , sino qué  es lo que lo mueve”, dice su voz en mi cabeza.Sus bailarines son los que nos muestran sus movimientos, su energía, su magia. Una pulsión que nos contagia. Percibo los poros sudorosos, las manchas de tierra en la piel, en la ropa de los 13 hombres y las 13 mujeres que se convulsionan al ritmo de la música. Stravinsky quería, soñaba con que se baile hasta la muerte.

Entramos a Café Muller. Y el mundo parece una maqueta llena de recuerdos, de sillas y recuerdos. Y ahí confirmo a la niña con cara de duende, a esa que pasó su infancia visitando Café Muller.
Tristeza y Melancolía. Melancolía y Tristeza.
Bailarines que representan tres generaciones (adolescentes, mediana edad, y personas por encima de los 65 años) seducen en Kontakthof.
Pina susurra en nuestro oído: “Kontakthof es un lugar de encuentro
para buscar contactos.
Muéstrate tú mismo. Rechaza.
Con miedo. con deseos.
Decepciones. Desesperaciones.
Primeras experiencias. Primeros intentos»

Salgo por alguna ventana que no existe y me encuentro con más baile. En las esquinas de las calles, en fábricas, en casas con grandes ventanales, en cimas de montañas, en piscinas. Me siento ligera.
Después llega el agua, litros y litros de agua. Lluvia, ríos y mares se derraman en el escenario de Luna llena. Un enorme cráter es humedecido sin descanso.
Pina es una pintora, reflexiona uno de sus bailarines. En mi mente se aglutinan cuadros. Imágenes furiosas y coloridas.
Ellos, los Pinadancers nos hablan de amor, seducción, violencia, separación. Ellos, los Pinadancers recuerdan a Pina,  y mientras intento imaginarla, consigo imaginarla, ellos sueñan con soñarla.
Nos acercamos al final, pero las sonrisas de los bailarines nos dicen que no es un final. Hay demasiadas sillas en el escenario, demasiada agua debajo de sus pies, demasiado aire bajo sus brazos. No puede ser un final.
“Baila por amor”, dijo una vez. Y ahí están, bailando por amor, y ahí estamos amando ese amor.
Los créditos salen y sentís que en este día gris…no estás perdido.
 

 

Lo mejor: Hermosa, abrumadora.
Lo peor: que Pina no la haya visto.
La escena: difícil elegir, hay un montón.
Lo más falsete:
El mensaje manifiesto: Pina Vive.
El mensaje latente: Pina Vive y el 3D finalmente tiene sentido.
El consejo: Es una obligación verla, corre porque estará pocos días en cartelera.

El agradecimiento: A Londra Films por permitirnos la dicha de disfrutarla en 3D.

 
CURIOSIDADES

El verdadero nombre de Pina es Philippina Bausch.

 
Pina fumaba constantemente y le diagnosticaron un agresivo cáncer de pulmón el mismo día que murió Michael Jackson. Ella murió cinco días después del diagnóstico y dos antes de que comenzaran a filmar el documental de Wim Wenders.
 
Wim Wenders era amigo íntimo de la bailarina, y desde muchos años atrás querían trabajar juntos en un proyecto sobre su compañía. Con el surgimiento y auge del 3D, pensaron que era el momento ideal para hacerlo.
 
Con el fallecimiento de Pina, Wenders canceló el proyecto pero los bailarines convencieron al cineasta para llevar a cabo el mismo como un homenaje a la artista.
 
Fellini la convenció para actuar en “Y la nave va” (1983). Y también Almodóvar, muchos años después, en “Hable con ella” (2002)
 
Wenders se encuentra trabajando en un documental sobre arquitectura, también en 3D.
 
 Pina estaba trabajando en un espectáculo inspirado en Chile y en Violeta Parra que se estrenó después de su muerte.
 
Wenders y Pina tenían una amistad de 24 años.
 
 “Café Müller» fue la primera coreografía de Pina Bausch que vió Wenders en 1985 (en el teatro «La Fenice», de Venecia), una pieza que lo «impresionó y conmovió profundamente», según sus propias declaraciones.
 
 Se estima un presupuesto de 3.500.000 $us. aproximados.
 
Ha recaudado más de 18 millones alrededor del mundo hasta finales del año pasado.

 

A storm is coming

Hay momentos en la vida en que uno se puede comportar muy estúpidamente. Hay momentos en que el ser estúpido te hace feliz. Y claro, hay momentos en que perdés la vergüenza y le mostrás al mundo tu feliz estupidez sin pudores: Miércoles 25 de julio. Cine Center. Polerita negra con imagen del Joker. Sonrisa bobalicona. Corazón palpitante. Premier: Batman The Dark Knight Rises.
Compré las entradas con cinco días de anticipación. El país olía mal: un “Oruro es una ciudad fétida” era motivo suficiente para airear leyes, exigir disculpas, pedir perdones, y buscar resarcimientos morales mientras la basura (real/metafórica) se sigue acumulando en todo el suelo patrio. La infame comitiva olímpica, la corrupción, los desmanes municipales, todo, todo, no importaba porque la catarsis del vacío existencial se aproximaba: El cierre de la trilogía iniciada por Christopher Nolan.
 
Sintiéndome muy precavida, llegué a las 20:00 al cine, la película empezaba recién a las 21:00. Otra gente se avivó también, así que la cola llegaba casi hasta afuera de las instalaciones. No podía faltar algo de humor negro, irresponsable y hasta de mal gusto sobre Denver. Lo humano de lo inhumano.
 
Los disfraces estaban prohibidos (decían) pero unos cuantos Jokers y un par de Banes se hicieron presentes para demostrar que aquí en Santa Cruz de la Sierra Bolivia también le hacemos a eso de ser groupies-fans-seguidores.
 
Con esa felicidad que solo puede darte el llegar a un momento anhelado, acariciado en tus noches de insomnio, entramos a la sala 12. VOS (Versión Original Subtitulada, OBVIO!)
 
Seh. Era el ser más emocionado del mundo mundial. A compañeros de butaca los engañaba con un discurso nihilista: “Seguro que no es gran cosa”. La vara alta dejada por la anterior entrega hacía imposible una repetición de esa hazaña. Pajas. En el fondo de mi corazoncito soñaba con que la experiencia sea apoteósica, inolvidable, épica.
Empezó.
 
Entré en shock cuando escuché a Bane, “QUE ES ESTO!!!” susurré indignadísima. La voz me estorbó desde el principio. El acento, la textura, parecía una voz puesta encima como cuando doblás un dibujo animado. Luego visualizamos a Tom Hardy interpretando a un villano que en papel es superior y  en pantalla carece de energía. Me sentí decepcionada.
La escena que presenta al nuevo villano es espectacular. No tiene mucho sentido, es un poco chota, pero la acepto, abrazo la resignación y la acepto. Aparece también Aidan Gillen, el actor de Juego de Tronos (Meñique) como agente de la CIA.
 
El filme cuenta en qué anda Gótica 8 años después de los intensos momentos vividos gracias al Guasón. La ciudad está en paz. Los criminales han sido castigados bajo una dura ley inspirada en el héroe del boliche: Harvey Dent.
 
Batman se nos ha deprimido, ajá. Asumió la culpa de todas las fechorías de Dent, se alejó del mundanal ruido, lleva vida de monja en claustro y se regodea en la autocompasión y la culpa. 
 
Dan ganas de ponerse unos guantes de alpaca, rellenarlos con ladrillos y agarrarlo a lapos. Descojudizate Bruce Wayne, descojudizate!!
 
Michael Caine (Alfred, el mayordomo) aparece mejor que nunca. Cada escena en que Caine estaba era una escena en que Caine brillaba.
 
Inmediatamente conocemos a la felina Selina Kyle, interpretada por Anne Hathaway. Anne pasó lecciones de baile y se entrenó duramente durante meses para lograr esa elegancia/fuerza en sus movimientos. Me gustó.
 
Como la ciudad anda tranquila y feliz,  a todos coge por sorpresa la aparición de Bane. Sí, volvamos a Bane. Este crispín en el cómic es un brillante estratega, un tipo súper inteligente, que en prisión se la pasó leyendo montonera de libros. Más allá de los musculitos se supone que retará a Batman intelectualmente, al menos eso dijo (léase: “me prometió”) Christopher Nolan, el director.
 
Quizás esas fueron las intenciones, en la práctica Bane parece un mercenario cualquiera, un poco más comedido/eficaz que otros y esito sería. Sabemos que hará talco a Batman, es un poco evidente, pero mi sueño era que lo haga talco y de paso diga cosas que nos joda el alma y nos trastorne la cabeza (masoquismo express).
 
Mientras el Guasón no tenía un plan y era en sus propias palabras como un perro persiguiendo un auto que de alcanzarlo no sabría muy bien qué hacer con él, Bane sí tiene un plan, un objetivo y sigue pasos específicos para lograrlo, aunque dicho plan no sea diferente al de cualquier terrorista de turno.
 
Gordon (gran Gary Oldman) anda con remordimientos por sus “mentirijillas” sobre Dent y Batman. Cosa que me pareció medio al huevo. Y tiene en su escuadrón al joven Blake (Gordon-Levitt), un huérfano que aún recuerda al hombre murciélago con cariñito y que se pasa casi toda la película con el ceño fruncido.
 
Por si fuera poco nos encontramos con Marion Cotillard interpretando a la misteriosa Miranda , una multimillonaria que anda tras los huesitos de Bruce Wayne para que juntos salven al mundo de los huecos que tiene la capa de ozono. Bello.
 
¿La trama central de estos personajes? Bane querrá ejercer justicia divina y barrer con todos los miserables seres que habitan ciudad Gótica. Nuestro querido Batman-Bruce Wayne tendrá que descojudizarse e intentar salvar los panes que se queman (una vez más) aún cuando no se encuentra en condiciones físicas/psicológicas y es prácticamente un suicidio. El Rises (asciende) será literal y también una bella metáfora de la superación personal, la lucha por la sobrevivencia y la fortaleza interior.
 
(Espacio para que agarren el libro El Alquimista y lean dos  o tres capítulos)
 
La primera media hora la pasé para la mierda. Estaba indignada, jodida, cabreada. Pero conforme fue avanzando me introduje en la historia y conseguí disfrutarla con picos de éxtasis y embeleso.
 
Así como tiene escenas o partes del argumento muy pedorras, Nolan crea otras que son definitivamente magníficas y que hacen de Batman The Dark Knight Rises, un espectáculo emocionante y meritorio.
 
Después de estar tres horas sintiendo muchas cosas, la película terminó.
Al día siguiente hice lo único que podía hacer: Volver a verla.
 
Esta vez me jui al cine Palace, así que desde este humilde rincón de la virtualidad les recomiendo que vayan a verla al Palace. El sonido estuvo muchísimo mejor, a años luz del Cine Center. Aquí la voz de Bane ya se escuchaba más “lata” menos saturada, y aprendí a “quererlo” en esta nueva y más agradable aproximación sonora. Advierto también que cuando la vi en el Palace me tocó verla en la sala 1, cuya pantalla está demasiado levantada y quedás con el coto dolorido de mirar pa arriba. Ese inconveniente, no obstante, se resuelve sentándote lejitos.
 
La segunda vez disfruté más la historia, a pesar de que le encontré muchas más incoherencias. Llegué a la conclusión de que Nolan ya no es el Nolan de Memento o de Following, Nolan es un tipo que hace cine pipoquero pero un buen cine pipoquero. Espectacular, fastuoso, y con un intento de guión mucho más interesante que el promedio.
 
Ese sería el bright side (lado luminoso), el lado oscuro tiene que ver con que los errores argumentales son tan básicos, absurdos, que no entendés cómo a los Nolan (porque esta vez también trabajó su hermano en el guión) se les escaparon tantas cosas.
 
De ahí surgen interrogantes existenciales como:
SPOILERS (los que no la hayan visto pasen de largo la lista y vayan al final)
 
1.- Qué onda con el pozo. Dónde se supone que quedaba. No tenía absolutamente nadie que lo vigilara? Supuestamente está en otro país, pero van y vuelven del pozo como si se tratara de ir a la venta a comprar chicha. Y hablando del pozo en sí mismo, se supone que ahí está la escoria de la escoria, gente que incluso hizo que Bane tuviera que usar esa máscara de por vida. Llega Batman, y todos son amigos unidos en pos de la superación. Con cantitos y consejos pa que cosito trepe y alcance la libertad.
2.- Gótica está cercada, nada entra, nada sale y Batman regresa del pozo como Pedro por su casa. Le da tiempo de bañarse, ponerse el trajecito, recuperar sus juguetes, hacer su símbolo en un edificio para que después le prendan fuego desde el hielo  y encima se pasea por el barrio de Gatúbela y se la encuentra. Sí, algunos dirán: “Es Batman”…pero…
3.- Nuestro amigo Blake cuenta que supo que Bruce Wayne era Batman con “solo mirarlo”.  Sí, podríamos decir que como ambos tienen una “conexión especial”, como Blake es huerfanito, como ambos sufrieron lo mismo, y como al parecer Blake tiene un sexto sentido desarrollado (que jamás da frutos) PODRIA SER POSIBLE. Pero no sé. En esa parte hubo una risa apagada en la platea, a la que se unió mi carcajada en la oscuridad. El “instinto” de Blake deja mal parau a Gordon, que lleva años conociendo a Bruce Wayne y a Batman y jamás los asocia.
4.- Es la entrega en que la “humanidad” que le achacamos a esta visión de un súper héroe se pasa un poco de rosca. Está bien que Batman-Bruce etc., tenga sus conflictos, sus vacíos, sus mirarse el ombligo, su tocarse por las noches, pero como que una cosa es eso, y otra las decisiones bastante incoherentes que el hombre murciélago toma a lo largo de este filme, incluida su confianza sostenida en la caradura de Gatúbela y su “entrega inmediata” a Miranda.
5.- Después que se activa la bomba y Bane se va al estadio y da el discursito y se supone que toma por rehén a toda la ciudad, esteee cuál es el plan a los ojos de Gótica? No pueden salir de la ciudad, ni nadie puede entrar porque hay una bomba nuclear que destruirá todo, así que quédense todos en su casa mientras la vida pasa?
6.- Como que ya está bueno de la bomba nuclear, de largo alcance o what ever, que el héroe de turno agarra, se lleva lejitos en un acto de sacrificio y reconfirmación de su estampa heroica y luego pensamos que el pinche asqueroso muere pero nada…(Avengers-escena final con Iron Man/ Capitán América-Escena final en el mar/Y ahora estito)
7.- La espalda de Batman. Pues sí, en el cómic queda parapléjico. Claro. Aquí le acomodan la vértebra dislocada, lo cuelgan un rato, hace ejercicio los días subsiguientes y puede escalar el pozo con singular destreza, un par de meses después.
8.-Las acciones físicas no son la especialidad del director. Hay una escena en particular (callejón: Blake, Batman, matones) en que los criminales directamente esperan turno pa pelear con Batman, en lugar de írseles todos encima a sacarle la infundia o disparar como si el mundo se juera a acabar. Ahí se quedan como mensos viéndolo venir.
9.- La aparición del Espantapájaros (primer villano en Batman Begins) interpretado por Cillian Murphy pasa sin pena ni gloria. El espantapájaros es el juez que condena a exilio o a muerte a los ciudadanos de Gótica. En el cómic, Bane, consciente de que no puede enfrentar solo a Batman libera a los presos, y con ellos salen todos los némesis del hombre murciélago: El espantapájaros, el Guasón, etc…
10.- Un némesis como Bane, cuyo perfil es absolutamente anárquico, terrorista e independiente, es disminuido a peón de la hija de Ras Al Ghul. En el discurso ñoño, el típico que pierde el tiempo en lugar de barrer con todo, Talia cuenta que salió del pozo, buscó a su padre. Encontró a su padre y como el padre rechaza a Bane, se enemista con su padre. Cuando Batman liquida a su padre, ella quiere vengar a ese tipo que según su discurso nunca estuvo a la altura. Seh. Lindo.
11.- La muerte de Marion Cotillard es sin duda la escena más horrible a nivel de actuación que le he visto a esta actriz. Tomando en cuenta los grandes papeles que interpretó y sus habilidades, esa escena es absolutamente terrible por donde se la mire.
 
FIN DE LOS SPOILERS- Podéis continuar.
 
Si dejamos TODO ESO de lado, si nos entregamos a lo fastuoso sin mayores pretensiones, si nos dejamos golpear por la hermosa música de Hans Zimmer, se puede disfrutar y decir: Peores hay.
 
Nolan comentaba que la trilogía se planteó con temáticas específicas en cada entrega. En Batman Begins era el miedo, en Batman Dark Knight, el caos y en Batman The Dark Knight Rises es el dolor. Dolor emocional por las pérdidas que sufre el enmascarado gracias al guasón. Dolor por la culpa. Dolor por el aislamiento al que se condena. Dolor físico. Dolor del sacrificio. Hasta los villanos ejecutan acciones basadas en el dolor.
 
El trasfondo ideológico ha sido criticado como conservador y neofascista. Pero admitámoslo, el súper héroe americano por definición defiende el american life style. Protege el sistema, celebra el status quo. Encima lo hace de manera maniqueísta. Mientras ellos salvan al mundo, los árabes, asiáticos, rusos, terroristas, son retratados como el enemigo a perseguir. Aquí la policía resulta ser la respuesta a todos los males. Una institución que en USA en estos momentos no está vista precisamente como la salvación de la sociedad y de las buenas costumbres.

El discurso de liquidar las clases sociales, devolverle a la ciudad lo que los ricos, políticos, banqueros, etc. han usufructuado a lo largo de sus actividades, se pone en boca de los villanos. Lo bueno, lo decente, es que las cosas sigan como estaban antes de la aparición de Bane.
 
Aún con ese tufillo que ha generado detractores, Batman de Christopher Nolan es el mejor acercamiento a un súper héroe que ha dado el cine. Fue el primero en atreverse a sacar del absurdo, la chabacanería, y las historias superficiales a su personaje. El que dejó la caricaturización e hizo de un súper héroe un hombre con sus tribulaciones y conflictos.
 
Como un todo funciona, aunque con este cierre repita la fórmula ya manejada en anteriores entregas, aunque podamos encontrarle ene fallas argumentales, aunque nos deje sabor a poco y el corazón sufriente por lo que “pudo ser”.
 
Salen los créditos y sabés que no es el mejor filme de Nolan (muy lejos de serlo), sabés que el Guasón y la Gótica que dejamos hace unos años merecían mejor suerte, lo sabés y aún así, algo muy dentro tuyo dice: cómo lo disfruté.
 
Lo mejor: tiene escenas grandiosas y a pesar de su excesiva duración no aburre
Lo peor: el guión estuvo muy flojo, lleno de baches e inconsistencias. Al ser un cierre de una trilogía como esta, se espera mucho más.
La escena: La del estadio, y la del pozo (el éxito)
Lo más falsete: la rápida recuperación y la última escena de Marion Cotillard.
El mensaje manifiesto: El ser humano puede redimirse o hundirse
El mensaje latente: Estamos más inclinados a la redención
El consejo: Vela en versión original subtitulada, y si estás en Santa Cruz, en el cine Palace.
 
El personaje entrañable: Alfred (Michael Caine) hubo un par de momentos en que me convenció del todo y tenía ganas de cachetear toda la vida a Bruce Wayne.
 
El personaje emputante: La voz de Bane, aunque después lo encontré más llevadero.

El agradecimiento: Que no cayeron en la tentación de cagarla más haciéndola en 3D y que dentro de todo tiene escenas que vale la pena ver.

 
CURIOSIDADES
       Presupuesto estimado de 250.000.000 $us. Recaudación aproximada de 555.000.000$us. hasta el 1 de agosto.
       Nolan es el primer director que completa un a trilogía de Batman. Y el segundo que lo hace de un super-heroe, compartiendo el podio con Sam Raimi que hizo la trilogía de Spider Man.
       La horrible voz de Bane es culpa del mismo Tom Hardy, quien se inspiró en un viejo gitano octagenario que era viajero y músico.
       Wally Pfister es el director de fotografía y ha trabajado con Nolan en todos sus filmes a excepción de su ópera prima: Following.
       Muchas actrices hicieron casting para ser Gatúbela, al final quedaron Keira Knightley, Jessica Biel y Anne Hathaway. El papel se lo quedó Anne.
       Para la escena del estadio se usaron cerca de 10.000 extras y aparecen conocidos jugadores de football americano.
       Aunque en la película nunca se explica para qué carajos usa la máscara Bane, en el cómic… Bane fue sujeto a experimentación durante su estancia en la cárcel. Le aplicaron una droga conocida como VENOM que había matado a todas las otras personas a las que se la inyectaron. Bane sobrevive, la droga lo hace más fuerte pero necesita un bombeo constante cada 12 horas a través de unos tubos que van directamente al cerebro.
       Nolan afirmó inspirarse en el libro de Charles Dickens: Historia de dos ciudades.
       La encargada de vestuario dijo que tardó dos años en diseñar la chaqueta de Bane (¡!)
       El traje de Batman contiene 110 piezas.
       Tuvieron que ponerle tacos a Bane porque era más bajo que Bale, Cain y Morgan Freeman. No querían que el villano se viera enano.

Un día o jamás

Llegué a Soha. No sé cómo, pero el caso es que llegué a Soha. Sus orígenes se remontan a la tribu africana Ouled Saltane, y sus padres llegaron a un campo de refugiados en Argelia desde donde se trasladaron a Francia. La chica habla inglés, francés y español. Canta en los 3 idiomas y su música es una fusión de reggae, soul, funk, y jazz. A continuación su tema Mil Pasos:

Una desconocida por estos trechos, pero cuando la escuchás una parte tuya empieza a amarla de lejos. Aquí Café Bleu:

Mi niño hermoso

Por: Mónica Heinrich V.

Cuando ocurrió la masacre de Columbine, los adolescentes que perpetraron el hecho fueron llamados «monstruos». De hecho, la conocida revista Time tomó sus rostros como portada bajo el título de “Los monstruos de la puerta de al lado”.

Han pasado más de 10 años y la tragedia aún no consigue explicarse.

Fue en los 70s que una chica de 17 años inició oficialmente los tiroteos escolares, pero sería Columbine, “The home of rebels”, el que se alzaría como símbolo de un sistema en el que todas sus instancias han fallado: familia, educación, sociedad y, sobre todo, cuidado mental.

Los “monstruos” desde entonces siguieron apareciendo, monstruos con rostro casi infantil y figura desgarbada. Con mirada perdida y actitud errática. No lo que esperás de un monstruo, sino todo lo contrario. Monstruos atormentados, casi todos bajo tratamiento psiquiátrico o con necesidad de tratamiento psiquiátrico. Jóvenes señalados por algunos sectores de la prensa y  por público en general como locos asesinos a los que se debería exterminar por sus atroces conductas. ¡Pena de muerte! o ¡suicidio! grita la masa en rechazo a un acto violento que se pretende castigar con otro acto violento.

Monstruos de los que nadie se responsabiliza pero de los que todos son responsables.

Este 2012, Ohio fue el escenario en el que un aparentemente frágil muchacho de 17 años (al que aconsejan no mencionar con nombre y apellido para no darle inmortalidad o trascendencia) fue el protagonista de un tiroteo ocurrido en un comedor escolar. Asesinó a tres personas e hirió a otras tres.

Hace unos días, el horror se trasladó a un cine de Denver. Un estudiante de Neurociencias irrumpió durante la premier de Batman Dark Knight: Rises y liquidó sin miramientos a 12 personas e hirió a casi medio centenar. Jessica, Jon, Alex, Matt, son algunas de las vidas interrumpidas, irrecuperables que acabaron a manos de un joven de 24 años.

Y este agresor, anónimo hasta hace unos días, era parte de la sociedad, bien o mal, formaba parte de un entorno familiar, educativo, social. Ahora salen a la luz sus fotos de anuario, sus videos escolares, su perfil de alumno “brillante”. En contraste, su primera comparecencia ante la corte luego del ataque lo muestra con el cabello teñido de naranja, la mirada perdida, la actitud errática. Un “monstruo» más.

Se abre (nuevamente) un tímido debate sobre el control de la venta de armas. Hecho al que apuntó Michael Moore en su interesante documental Bowling for Columbine (reseñado ACÁ) en el que arremetió furiosamente contra la NRA (Asociación Nacional del Rifle).

Sin embargo, como parte del documental el mismo Moore se va a Canadá y ahí muchos tienen armas, y ahí es normal comprarse una escopeta cuando querrás, y ahí duermen con las puertas abiertas, y ahí a pesar de todo lo dicho no aparecen “monstruos” que un día van a su colegio o universidad a matar gente.

Y el cine que siempre dice grandes verdades, ha creado casi un nuevo género con películas sobre los tiroteos escolares que intentan acercarse a ese fenómeno desde distintos ángulos.

Los trabajos más conocidos son el documental ya mencionado y Elephant, del director Gus Van Sant, que también se “inspira” en Columbine. El título de Van Sant alude a la expresión de que “Un elefante está en la habitación”, frase que metaforiza la idea de que un problema muy grande existe y que todos fingen que no existe a pesar de lo evidente. Con ritmo pausado y reflexivo, Van Sant pasea su cámara dentro de un colegio que será atacado por dos estudiantes.

En los últimos años salen dos películas que abordan la temática desde un ángulo hasta ahora jamás explorado: la familia del asesino.

Una de ellas es “We need to talk about Kevin”. Oscuro filme basado en el libro homónimo de Lionel Shriver.

La interesante directora escocesa Lynne Ramsay, cuyos trabajos anteriores: Ratcatcher y Morvern Callar ya apuntaban a una inclinación sobre temas jodidos, es la encargada de escribir y dirigir esta propuesta.

Incómoda de ver, la trama se adentra en la vida de la acomodada familia Miller. Eva (Tilda Swinton) es una exitosa escritora cuya especialidad es viajar y escribir sobre esas travesías. Franklin (John Reilly) es su esposo, y juntos procrean un hijo: Kevin.

El filme tiene elipsis temporales y está contado desde la mirada de Eva hacia el pasado, queda claro desde el título que algo anda mal con Kevin y que lo ideal sería sentarse y hablarlo. La frase : “Tenemos que hablar de Kevin” es la frase que ambos padres nunca se dicen ni se plantean seriamente.

Cuando Kevin nace es rechazado por su madre, él es la causa de que ella no pueda seguir haciendo lo que le gusta: viajar. Él significa envejecer y amontonar frustraciones y renuncias en pro de una vida familiar. El rechazo no es explícito pero sí tácito. Cuando el niño tiene conciencia de ese rechazo, parece actuar en plan de venganza y empieza a mostrar un lado cruel. La madre y el padre, se supone, son el modelo de amor que definirá su relación con el mundo, con el otro. Pero, ¿cuántos niños son rechazados o criados en hogares disfuncionales sin que se conviertan en bombas de tiempo? Cientos. Miles.

Eva, entonces, descubre que su hijo no es un niño normal y que sus actitudes o acciones rozan algo parecido a la maldad. Digamos que clínicamente hablando tiene todos los criterios para una psicopatía, donde resaltan un aplanamiento afectivo y una carencia de empatía que debieron encender todas las alarmas familiares y escolares. Eva lo sabe, y alguna vez intenta hacérselo ver a su esposo. Franklin, sin embargo, lo niega, es difícil asumir que tu hijo es “raro” o “malo”, así que cómodamente se convence que no es así y Eva prefiere mirar hacia otro lado por culpa, por no haber recibido con amor al niño cuando nació. Por sentirse frustrada por ese nacimiento y haber volcado esa frustración en algunas acciones que como madre fueron reprochables.

Hay momentos en que Eva intenta recomponer la relación con Kevin, pero el abismo que los separa es tan grande que no se puede distinguir cuando se llega a él o cuando Kevin usa la manipulación retorcida que le es innata.

Al mismo tiempo, el niño es una especie de reflejo suyo. Físicamente son muy parecidos, y llega un punto en que se percibe una especie de guerra psicológica entre ambos. Frialdad vs Frialdad.

La llegada de un nuevo integrante a la familia, Celia, la hija menor de la pareja y hermana de Kevin, gatillará la tragedia que se anticipaba.

Mientras ves la película vos mismo te decís: Sí, tienen que hablar de Kevin. Es urgente que hablen con Kevin. Las nubes negras, el viento, la llovizna, la helada, todo aquello que puede darte pie a pensar que se viene una tormenta, no es debidamente sopesado por la familia.

Una vez Kevin hace lo que todos tememos, Eva (símbolo del pecado original y madre universal) se queda con la necesidad de una explicación. Luchar con esa necesidad, con el estigma social de haber criado un “monstruo”, con la responsabilidad que le adjudican por traerlo al mundo, con su incapacidad para tender un puente que por ahí evitara la desgracia, el haber perdido todo, las víctimas que su hijo se llevó consigo, la culpa de no haber hablado sobre/con Kevin, y asumir que a pesar del horror, Kevin es su hijo… ese vía crucis es el eje del filme.

Bellamente filmada, We need to talk about Kevin perturba.

Un gran elenco conformado por una genial Tilda Swinton como la atormentada madre, John Reilly como el ingenuo-acomodaticio padre, y Ezra Miller como el maquiavélico adolescente, hace al filme por momentos insoportable. Quizás, a nivel general, los excesivos flashbacks y algunas escenas demasiado “montadas” le quitan algo de verosimilitud al relato, aunque eso no impida que  la historia golpee y perturbe, y que intente echar una mirada profunda hacia un tema tan gajudo.

Si se compara con el libro, los personajes se pueden ver estereotipados en la pantalla gigante y además, el estilo narrativo elegido por la directora hace menos accesible una historia que en papel es cien veces más desgarradora.

El color rojo, usado en muchas escenas (tomatina española, supermercado, pintura, luces de la habitación, sirenas) como una dualidad entre el amor y la violencia, subrayan el tenor del filme. Como cherry de torta, el delirante Kevin se permite una crítica a la cultura “celebrity” o el morbo que transforma a estos sujetos en personas influyentes/trascendentes/inolvidables.

Es así: te despiertas y miras televisión, te metes en el coche y escuchas la radio y vas a  tu insignificante trabajo o instituto, pero no escuchas nada sobre eso en las noticias de las 6, ¿por qué? Porque realmente no ocurre nada, y vas a casa y miras algo más de televisión y puede que sea una noche de diversión y salgas y mires una película. Quiero decir, que la cosa está tan mal que la mitad de la gente está en la televisión, dentro de la televisión, están viendo televisión. ¿Qué está viendo esa gente?, a personas como yo.

Si We need to talk about Kevin parte de la premisa que la familia siempre supo que algo andaba mal con Kevin, en Beautiful Boy la mirada se vuelca por completo en unos sorprendidos y anonadados padres.

Cuando  veía este filme, recordaba el relato que la madre de uno de los asesinos de Columbine hizo para la revista O de Oprah Winfrey en el 2009. En ese espacio abierto que Oprah cede a la señora Klebold, la mujer escribe su experiencia. Ilustra la nota una foto de su hijo con mirada despierta y sonriente a los 5 años armando un rompecabezas junto a ella. Así sabemos que el recordado “monstruo” fue un niño feliz, que era compañero de ajedrez de su padre, que le gustaba armar legos  y que hasta cierta edad fue absolutamente normal.

Luego entró en un fase “difícil” que la señora atribuyó a la edad (adolescencia) y a las malas compañías (el otro chico que atacó la escuela). Los diarios que el adolescente escribió en los que volcaba sus ideas suicidas, sus amores no correspondidos, y una vida emocional demasiado truculenta para una persona tan joven, jamás fueron vistos por sus padres. Ella se enteró del sufrimiento con el que vivió su hijo 6 meses después de la tragedia, cuando le permitieron ver el material y él ya había pasado a la historia como un “monstruo».

En Beautiful Boy, Kate (Maria Bello) y Bill (Michael Sheen) son los padres de Samy, un joven estudiante universitario. La pareja ama a su único hijo, e incluso a pesar de ser mayor de edad e independiente, tratan de protegerlo al esconderle la inminente separación que están llevando a cabo. Un divorcio que aún no saben cómo exponer ante él.
En un principio la película narra la rutina de esta pareja, y los preparativos para un encuentro familiar con el hijo que vendrá de visita. Una llamada algo emotiva el día anterior de la tragedia, las consabidas charlas cariñosas, el hijo que nunca da ninguna señal de que hará lo que hará, y eso es todo.

Más adelante comienza el calvario. Los noticieros informan que hay un tiroteo en la universidad de Samy, que hay muchos muertos y heridos. Los padres entran en pánico pensando que su hijo puede ser una víctima. Intentan contactarse con él sin éxito. Desesperación y angustia se extienden entre la familia y amigos.

Finalmente la policía llega directamente a la puerta de su casa, y ellos sienten que el mundo se les viene encima pensando que les dirán que su hijo murió durante el ataque, pero la noticia es peor de lo que esperan: su hijo es el atacante y cometió suicidio luego de la masacre.

Samy envió videos llenos de rabia y delirio a las cadenas televisivas, y sus padres, aquellos que lo criaron, para quienes él es solo “mi hermoso niño”, no reconocen a ese desquiciado muchacho. No saben qué pasó. Cómo pasó. Por qué pasó. Cómo no se dieron cuenta. Si son culpables, si se pudo evitar, y todas aquellas preguntas que surgen no solo en la familia del atacante, sino en todo aquel que se entera que sucede un hecho así: medios, amigos, extraños, familia, etc..

El director Shawn Ku, quien también es bailarín, coreógrafo y actor, se inspiró en los hechos acaecidos el 2007 en Virginia Tech porque la tragedia lo tocó indirectamente cuando un amigo de su familia murió durante el tiroteo que perpetró el coreano Cho Seung.

Beautiful Boy es su debut en la pantalla gigante. Un poderoso drama, que si peca de algo es de un aire a telefilm, y cuyo gran logro recae en que nunca da una explicación sobre las acciones de Samy.

Las excelentes interpretaciones que logran Bello y Sheen, erizan. Dos padres que se pasan la película recordando cosas que dijo o hizo el chico. Detalles de cuando era niño. Viendo fotos, cuadernos viejos de escuela, dibujos, vídeos, y tratando de mantener en sus mentes la parte buena, la que nada tiene que ver con el monstruo que el resto del mundo conoce.

Ambos filmes, We need to talk about Kevin y Beautiful Boy dan una visión. Otra, es la del bullying arrojada por durísimas películas como Klass, que en el 2007 fue elegida por Estonia para representar a dicho país europeo en la selección de los Oscar.

En ella, un indefenso estudiante (Josepp) es acosado y humillado a diario hasta que Kaspar, que forma parte del grupo acosador, se da cuenta que las cosas se han ido de las manos e intenta defenderlo. Esa defensa es tomada como una traición y conducirá el filme hacia un camino sin retorno. Hay una escena en la playa especialmente jodida. Tan jodida, que la parte más primitiva del espectador puede llegar a “empatizar” o a “entender” las decisiones que los protagonistas toman después de esa escena. Tan tan jodida que uno le grita a la pantalla: “¡¡¡al de las botas, al de las botas!!!”

Chicos que no eran monstruos, pero que por las circunstancias (familia y escuela incompetentes) y una violencia  constante por parte de otros monstruos funcionales (compañeros de clase, medios de comunicación), llegan a cometer hechos injustificables.

En Estados Unidos se sigue haciendo hincapié en el problema del acceso a las armas, Michael Moore en un reciente post publicado luego de la tragedia de Denver dice: «Son las armas, pero no son las armas” (leerlo ACÁ). Y en el cine, que como ya dije, se dicen verdades, se habla de muchas cosas: predisposición innata, crianza, el poco control sobre la venta de armas, acoso escolar, problemas mentales, incompetencia de los tratamientos psiquiátricos, una sociedad que le rinde culto al exitismo y que promueve el aislamiento de las personas que no encajan en un modelo estándar, un sistema que hace celebridades a los asesinos.

Las últimas noticias dan cuenta que luego de lo sucedido en Denver la venta de armas en suelo americano está subiendo como la espuma. De hecho, luego del tiroteo en Colorado, en ese estado subió un 43%. Casi la mitad.

Políticamente hablando, Obama y Romney se dan golpes de pecho, pero en el Congreso pocos se atreven a desafiar al poderoso lobby que respalda el uso de armas. A tres meses de las elecciones ninguno de los candidatos presidenciales será punta de lanza de una campaña que promueva mayores restricciones.

Seguramente, los minutos de silencio que se piden en nombre de las víctimas de estas masacres se seguirán contabilizando. Es fácil guardar un minuto de silencio. Es fácil escandalizarse por el horror y luego olvidarlo.

Los «monstruos» seguirán apareciendo. Esos “monstruos» con cara de niño, mirada perdida, actitud errática. Esos “monstruos» a los que el sistema les ha fallado, a los que les hemos fallado.

James Alan Fox, profesor de Criminología y experto en asesinatos colectivos, declaraba: «Este tipo de tragedia es uno de los precios desafortunados que pagamos por nuestras libertades”.

Caras que no sonríen

Nació en Riga apenas finalizada la 2da. Guerra Mundial. Por eso no es de extrañar que en su página web, Misha Gordin acompañe sus fotografías con frases escritas por él mismo, frases como: «Recuerdo vivir después de la guerra, escondiéndome en las ruinas de edificios bombardeados, el hombre sin piernas arrastrando su camino en una pequeña plataforma. Recuerdo jugar solo, nosotros no teníamos juguetes. Recuerdo el olor de corredores oscuros. Recuerdo el bosque lleno de secretos. Recuerdo caras que nunca sonreían”.
Misha estudió ingeniería de aviación, profesión que nunca ejerció. En sus 20s tuvo, también, una pequeña participación en el Riga Motion Studios como diseñador de efectos especiales. Vivió hasta los 28 años bajo el régimen soviético, disconforme se trasladó a USA, ahí desarrollaría su carrera como fotógrafo. 
 
Descubrí a Misha Gordin hace ya unos años, y me llamó poderosamente la atención su hermoso trabajo conceptual. Encima, el señor no usa photoshop sino que hace el ensamblado o el trabajo de la foto en un tradicional cuarto oscuro con una técnica artesanal que requiere tiempo, precisión y paciencia. “Los errores pueden darse, corregir sobre ellos no se puede. Hay que volver a empezar”, afirma sobre su estilo en una entrevista.
 
Influido por Tarkovsky, Dostoievsky, Parajanov, Lars Von Trier, Gordin se ha especializado en una obra que siempre es en blanco y negro y que presenta al ser humano de una manera un tanto desesperanzadora.
Recuerda su adolescencia como difícil, rechazando cualquier sentido de autoridad, y con un alejamiento emotivo hacia su madre, un profundo respeto hacia su padre y una necesidad de no involucrarse con ningún grupo o asociación de la época. 
 
Una vez se estableció en USA, se encontró perteneciendo a círculos de artistas, la ciudad se le hizo pesada, y decidió mudarse con su familia a una alejada propiedad y vivir tranquilamente. Su esposa, el gran amor de su vida, moriría en un accidente automovilístico a los 39 años.
En su web, llamada bsimple se pueden apreciar sus galerías de fotos: Shadows, Shout, Crowd, Doubt, Remeber y New, aglutinan su obra.

“Soy un hombre confiando en su intuición”, dice sobre su visión de sí mismo a través de su trabajo. Y claro, cómo no va a confiar en su intuición si le permite lograr imágenes tan espectaculares.

Al ser consultado en distintas entrevistas para revista de arte sobre el significado de sus imágenes, Misha es contundente: “No interpreto mis imágenes, mi meta es que el espectador descubra pensamientos o sentimientos a través de ellas”.
Y ese quizás sea su poder de seducción, es imposible no detenerse frente a sus imágenes y que los pensamientos no se agiten como mar en medio de una tempestad.
Misha actualmente tiene 66 años, vive apaciblemente en un sitio que le permite respirar aire fresco todas las mañanas. Siempre dice que seguirá utilizando esta misma técnica hasta que el estado físico le permita pasar horas, semanas o meses montando los cientos de negativos que requiere para crear de sus obras.
Misha Gordin es considerado uno de los maestros de la fotografía conceptual, y ha dejado su impronta, su testamento, su homenaje al cuarto oscuro. En tiempos como los que corren en que la tecnología acaba desmitificando hasta las cosas más puras, un trabajo como el de Misha solo puede alimentar el alma.
Mónica Heinrich V.

Promether demasiado

Si en los trailers y en el poster advirtieran: “Guionizada por los mismos crispines que escribieron Cowboys & Aliens y The Darkest Hour”, no habría resentimientos. 

Diríamos con voz de niño que desea un dulce: “PERO es filmada por Ridley, algo interesante tendrá”. Nuestras expectativas estarían por el piso, la posibilidad de divertirnos visualmente nos haría asistir a la sala y salir de ella sin mayores daños.
 
Eso pasaría.
 
El problema empieza cuando nos promethen el GRAN retorno del señor Ridley Scott, la vuelta a SUS orígenes, digamos que un nado estilo mariposa en su placenta.
 
Y para los que desde hace años nos preguntamos DONDE se nos extravió RS, en qué intestino de la industria hollywoodense se quedó atorado, pues la posibilidad de ver al creador de Alien y de Blade Runner en his best shape, es demasiado tentadora.
 
Nada importa que sus últimos trabajos (Robin Hood, A good year, Red de Mentiras, y todo lo que hizo durante el nuevo milenio) sean una antesala lógica de ESTO. Nop.
 
El ser humano siempre insistirá en abrazar la esperanza y estrangularla.
 
Así que en un aciago lunes de junio del 2012, ahí estábamos a ojo pelado ante Prometheus, que en un principio se llamaría Paradise, pero luego de que toda la paja mental de creer o no creer fue asentada a Ridley le pareció que lo de Prometheus le quedaba pintau.
 
Hermoso: Mitología, ciencia ficción, filosofía, religión. Todos para uno y uno para todos.
 
Las secuencias iniciales, que según diversas fuentes, tardaron en filmarse dos semanas en Islandia, son sencillamente espectaculares. Diría que si ves eso, podés ir a tu casa, cerrar los ojos y morir tranquilo. Muy bonito.
 
 
Prometheus promethía.
 
Luego aparece el gran (GRAN) Michael Fassbender interpretando a David. En tu cabeza suena Beethoven y aparecen imágenes de Kubrick (en tu cabeza). Las palabras “Hello, Dave” que son lanzadas al androide son un claro homenaje a HAL-9000.
 
David custodia la nave donde duermen a pierna suelta (al estilo crionizados) 8 individuos. Estos han sido reclutados por la corporación Weyland dirigida por Peter Weyland. Dos de ellos descubrieron que jeroglíficos de distintas culturas apuntaban a un elemento común. Este elemento común entre culturas que nunca tuvieron contacto entre sí es la prueba de que existe un ser o seres superiores que son como los padres de la humanidad. Los Weyland y compañía llaman a este poder superior: Los Ingenieros y arden en deseos de topárselos cara a cara.
 
Yo no querría verlos ni en una lectura de hojas de coca, pero son opiniones.
 
Después de un viaje de unos cinco años, todos despiertan y llegan a un planeta donde supuestamente encontrarán a Papi o Mami. Aquí se juega mucho con el tema de la fe, la necesidad de saber de dónde se viene y hacia dónde se va. El resentimiento del porqué nos dejaron a nuestra suerte, huérfanos, abandonados. Es decir, se plantean cuestionantes existenciales que han derramado litros de tinta en distintos libros, que han creado guerras, y que han destruido naciones. Para eso hay que ser muy pendejo, y tener entre tus guionistas gente con criterio, dos dedos de frente y un poco más de profundidad que una tapa de cerveza.
 
¿Quiénes se encargan de escribir una historia con ese trasfondo tan delicado? Les presento a John Spaihts.
 
Esperen un momento que voy a salir a la calle a gritar un rato.
 
 
Este John Spaihts debutó en la pantalla gigante con el guión de una película llamada La hora más oscura. Película insípida, estúpida, sin chiste, aburrida, mal hecha, donde las haya. Era aquella de los individuos que estaban pasándolo chancho en Moscú y llega la invasión extraterrestre para liquidarnos con una extraña luz.
 
Averiguada la cosa, resulta que Prometheus iba a ser dirigida por Carl Rinsch un director de comerciales de televisión, pero la Century Fox que tiene los derechos de Alien, exigió que el filme sea dirigido por Ridley. Tanto Ridley como el estudio aprobaron a Spaihts, pero filmar ese guión costaba 250 millones de dólares y además iba a tener una calificación R (no apta para todo público).
 
Century Fox, después de meditarlo, no estaba dispuesto a pagar esa platita por un film que iba a tener restricciones de público. De ahí que llamaron a otro sujeto: Damon Lindelof quien hizo una “revisión” del guión escrito por Spaihts ajustándose al presupuesto (150 millones aproximadamente) que la Century Fox estaba dispuesto a gastar.
 
Damon, amoroso él, es la mente iluminada que escribió Cowboys & Aliens.
 
Ajá.
 
En entrevistas posteriores a Spaihts sobre la co-escritura de Prometheus, el susodicho se muestra políticamente correcto. Formalismos aparte, sospecho que en su casa guarda un muñeco vudú de Lindelof al que le clava alfileres y le quema cigarrillos. Yo haría eso y más (insertar mirada desquiciada)
Dejando ese contexto de lado, volvamos a la película.
 
Uno elige en qué creer”, nos dice ñoñamente uno de los personajes. Bajo esa premisa se sostiene el argumento o la falta de él. Llama la atención la poca consistencia de los personajes a nivel de acciones, lo de los cascos me pareció la cosa más insensata del mundo, y se supone que son científicos, la crema y nata de sus áreas. A veces me emputaba y murmuraba: «Cómo pueden ser tan brutos«.
 
No me voy a poner cojuda porque la ciencia ficción se toma licencias de todo tipo, y alguna gente no gusta de buscarle lógica a conceptos básicos de supervivencia, pero más allá de eso, lo que parte con una introducción ambigua, bien cuidada, sutil, estéticamente hermosa, se va perdiendo en el camino para dar paso a los diálogos clichés de cualquier película, y digo bien:cualquiera…esas líneas las podés escuchar hasta en un dibujo animado de tan pobres que son.
 
Hay varias vertientes que la historia toma, siendo la principal la que gira en torno al personaje de Elizabeth Shaw (Noomi Rapace), quizás es en ella donde el esfuerzo por conectarnos emocionalmente con la trama tiene más resultado, aunque eso se deba en gran medida a que el filme gira en torno a ella. Otra vertiente es la de David, el androide que siente curiosidad, morbo, por la humanidad, los sentimientos, las sensaciones, y que en su búsqueda de entender o descubrir situaciones, experimentará a placer. 
 
Meredith Vickers (Charlize Theron) como la estirada y fría comandante de la nave, guarda un secreto que se revela al final. Su personaje, a partir de la mitad, se desdibuja notablemente. El resto de los personajes son de difícil rememoración, no están bien construidos, no conectamos nunca con ellos, su muerte o existencia no repercute en el ánimo de la platea, y los minutos siguen pasando.
Por otro lado, la pregunta principal: “Quién nos creó” se resuelve de una manera mentecata. 
 
Las secuencias finales de David movían más a la risa o la contemplación un tanto extrañada del curso de los acontecimientos. Y no tiene que ver con las escenas en sí, sino con el armado de celofán en que se encontraban envueltas.
 
Un armado poco convincente que no justifica ni hila un concepto tan poderoso como el origen de nuestra especie.
 
Prometheus termina con más preguntas que respuestas, lo que no sería malo si dichas preguntas calaran hondo, que no es el caso. También concluye con la promesa de secuelas, y con la certeza de que los 150 millones de dólares gastados y el nombre de Ridley Scott en el poster no garantizan el resurgimiento de una franquicia a la que ya de por sí se la había exprimido hasta el hartazgo y que reclamaba una inyección de adrenalina, creatividad y genio para que valga la pena desempolvarla.
 
Lo que tenemos es un producto entretenido con escenas vistosas, secuencias en algunos casos muy buenas, el chorro pegajoso que siempre nos encanta ver, la mano de Ridley Scott que convierte a este producto pipoquero en algo un poquito más “estiloso”, y nada más.
 
No será el filme de culto que se esperaba, ni un referente de la ciencia ficción. Será la promesa fallida de un Ridley Scott que desde hace más de una década nos entrega productos un tanto desangelados y sin la chispa que lo hizo conocido.


Lo mejor: Entretiene, y es dentro de su nicho visualmente superior al promedio.
Lo peor: que guión más horrible
La escena: la secuencia inicial y la de Rapace, las grampas y la cuestión quirúrgica.
Lo más falsete: David al final, la capacidad de los científicos y el maquillaje de Guy Pearce.
El mensaje manifiesto: Uno elige en qué creer
El mensaje latente: Creer no es saber
El consejo: Mirala entendiendo quiénes son los guionistas.
El agradecimiento: Que dentro de todo no es aburrida.
 
CURIOSIDADES
  •      Gemma Arterton, Carey Mulligan, Olivia Wilde, Anne Hathaway, Abbie Cornish and Natalie Portman fueron consideradas para el rol de Elizabeth Shaw.
  •              Fue filmada con la RED EPIC
  •     El director de fotografía Dariusz Wolski, responsable de películas como Piratas del Caribe, El Cuervo y la Alicia de Tim Burton, fue el que sugirió a Scott que Prometheus se trabajará en 3D.
  •      Cuando Scott y el estudio deciden revisar el guión se lo mandan con un mensajero a Lindelof. El mensajero le informa que tiene que leerlo en ese instante y devolvérselo al tiro, ya que existía un celo profundo de Scott sobre la confidencialidad del guión.  
  •        Al principio se la trabajó como una precuela, pero luego se manejó como un filme que se desarrolla en el mismo universo de Alien y que a decir del director comparte un mismo “ADN”, pero que no están relacionadas profundamente. Más o menos como un primo lejano.
  •       James Franco fue considerado para el rol de Holloway.
  •     Noomi Rapace tuvo un entrenador personal para que la ayudara a lograr el acento británico de su personaje.
  •     Charlize Theron fue pensada para el rol de Elizabeth Shaw, rechazó la oferta por conflictos de agenda, más adelante cuando Rapace ya tenía el papel, Theron contactó a la producción porque quería trabajar en el filme, le dieron el papel de Meredith Vickers.
  •     James Cameron canceló su proyecto de rodar la quinta parte de la saga Alien, al encontrar similitudes en ambas historias. Por su parte, Guillermos del Toro, postergó indefinidamente “En la montañas de la locura” por iguales motivos.

Aihooooooooo

Los hermanos Grimm la rompían. Tenían muy claro lo que descubrió el poeta William Blake más o menos por la misma época, que “la crueldad tiene corazón humano y la envidia humano rostro“.
Allá entre 1812 y 1815 escupieron al mundo un compendio de cuentos donde madres abandonaban hijos, niños eran secuestrados y asesinados de brutales formas, padres querían casarse con sus hijas, y locas villanas envenenaban a imaginarios némesis. Tierno.
La pacata burguesía de antes (y seguro, la de ahora también se nos despeinaría) vio en los escritos originales demasiado “horror”, así que a pesar de las negativas de los Grimm a modificar su obra, a pesar de explicarles a esas mentes estrechas que NO eran cuentos infantiles, al final tuvieron que hacer concesiones, quitarle el sexo, bajarle los decibeles al gore y hacer como que los finales bonitos existen.
Uno de esos cuentos era Blancanieves. Esa cojuda fue inspirada en otros relatos de larga data, los Grimm hicieron su versión más oscurita. La censura cambió cosas como que la mala sea su madrastra y no su madre, dizque para no dar una imagen de la madre tan negativa. Y así algunos detalles más.
Para aquellos que no les gustó nunca abrir un libro, ni siquiera con dibujitos, Disney hizo posible que se conozca la historia  a través de su película animada Blancanieves y los 7 enanitos. Revolucionaria para su tiempo, se convirtió rápidamente en un clásico.

Una Blancanieves media inútil, a la que por su belleza intentan asesinar, a la que un cazador le perdona la vida, a la que unos enanitos cobijan para que les lave y planche los calzones, a la que la malvada bruja deja durmiendo, a la que el zopenco del príncipe despierta con un beso. Esa misma, la que cantaba con los pajaritos en su balcón, la entrañable con enanitos entrañables, ganó un Oscar honorario por su innovación. Era el primer largometraje animado y a full color.

Este 2012, la niña del pelo negro y la piel blanca, regresa. Por si fuera poco, llega elevada al cuadrado, o sea: en dos versiones.
No es la primera vez que Hollywood lanza dos productos similares casi al mismo tiempo. Recuerdo cuando en un mismo año tuvimos que ver Volcano y Dante´s Peak, o Antz y Bugs Life o Deep Impact y Armageddon o Infamous y Capote, etc.. Estos gringos no se inmutan por pisarse la manguera, al contrario.
Así y todo, un encuentro tipo las cholitas luchadoras entre Mirror, Mirror y Blancanieves y el leñador, no vendría mal. Algo donde veamos correr la sangre y el ganador derrote a su contrincante entre gritos de dolor y por knock out.
En una esquina tenemos a Tarsem Singh, conocido en la industria por sus comerciales, sus videoclips y por un estilo propio a la hora de hacer sus películas.
He visto toditas: The Cell, The Fall, Inmortals y ahora su visión de Blancanieves. Si algo lo caracteriza es que sus trabajos son visualmente hermosos, en parte gracias a una dirección de arte sobresaliente. Su peor falencia es que sus argumentos a veces carecen de contenido y la puesta llega a verse demasiado plástica.
 
En Mirror, Mirror, el director nacido en la India se decanta por una versión más caricaturizada, luminosa, ñoña, en la que el humor intenta ser una veta a explotar. En el aire se percibe sus ganas de hacer algo “diferente”, y arriesgarse a pleno, se puede escuchar una voz de niño emocionado que grita desde un peñasco: VAMOS A PASARLA CHANCHO. La pregunta es: ¿Lo consigue? Mirror, Mirror es diferente pero desgraciadamente la fórmula nunca termina de cuajar. Su grandilocuencia kitsch no engancha con un producto difícil de incorporar emocionalmente. 

Julia Roberts como la madrastra malvada, Lilly Collins (hija de Phil Collins) como Blanca Nieves y otros que de tan poco memorables pasan sin pena ni gloria, son parte de un elenco destinado a mejores cosas. Mientras Julia Roberts se ve bastante extraña jugando a ser la mujer más hermosa del mundo, Lilly Collins encarna a una optimista, dulce y poco atribulada Blanca Nieves.

La historia sigue lo ya conocido, con algunos cambios o adaptaciones: los enanos no son mineros sino bandidos, el príncipe es muy estúpido (escena del perro para el bochorno), la tal Blancanieves no da pie con bola. Y el espejito-espejito solo puede indignar y hacer que nuestros recuerdos infantiles se suiciden en masa.

 

Si algo se puede decir de Mirror, Mirror es que es inofensiva. No es una película para odiar, tampoco una que se convertirá en peli de culto o de referencia. Sus aires de grandeza que esconden un guión endeble le quitan cualquier oportunidad de llegar a la gloria, los tres motivos para verla son: 1) Una hermosa dirección de arte 2) Un hermoso vestuario a cargo de la japonesa Eiko Ishioka, quien murió de cáncer, por lo que se trata de su último trabajo y 3) para los niños parece ser muy divertida, para los adultos es medianamente entretenida.
Tarsem nos entrega una resultona pero tímida aproximación al universo Grimm.

En la otra esquina, nos golpea Rupert Sanders, tufillo emo dark de por medio con: Blancanieves y la leyenda del cazador.
Rupert ganó la palma de oro en Cannes, dentro de la competición publicitaria. Con este filme, el joven inglés debuta en las grandes ligas cinematográficas. A él le entregaron un presupuesto de 170 millones de dólares. A él le encargaron un proyecto destinado a las masas y con el objetivo claro de ganar público adolescente. La idea es darle un vuelco a la historia, quitarle un poco su aire a cuento de hadas y pasarlo a un tono sombrío y tétrico.
El problema es que al igual que en Mirror, Mirror todo se queda en fastuosa envoltura. Ni Tarsem lleva su irreverencia visual a algo más allá del absurdo, ni Rupert cruza la línea de una oscuridad real.
A esto se le suma que a nivel de argumento, Blancanieves y la leyenda del cazador abandona a los Grimm con cada minuto que avanza y se convierte en muchas cosas.
La elección de Kristen “mohín” Stewart como la desafortunada doncella no es fallida si se piensa solo en lo físico, aunque haya quienes crean que entre ella y la Charlize, pues no había competencia alguna y el espejo andaba más ciego que Mr Magoo al declarar a Kristen como ganadora. Lo peor de la susodicha llega en el apartado actoral en que queremos desaparecerla de la faz de la tierra. Kristen repite a su Bella Swan (Crepúsculo), a la que construyó con dos expresiones: la cara de fatalidad, que puede confundirse con estreñimiento o la de asombro, sin darle absolutamente ningún matiz o personalidad a su papel.
A Charlize Therón que por lo general es una actriz más que correcta, le juega en contra una dirección que le regule el histrionismo del que hace gala al representar a la bruja malvada. Porque para mí (gusto personal) en general está muy bien, mejor que el resto, solo que a ratos se le va la olla, y queda desafinada.

 

Chris Hemsworth, alias THOR, es el cazador. Cambia el martillito por un hacha y se convierte en el obvio galán de la película. O sea, no vas a llamar a Thor para que le espante los mosquitos a Blancanieves. Pero sí lo vas a llamar para que se pelee el amor de la protagonista con galán 2. Sam Caflin es el otrito, para que Kristen-Bella no pierda la costumbre de los triángulos. En la película su nombre es William y es amigo de la infancia de Blanquita.
El tono para contar esta historia es que todos sufren por su suerte: La bruja con un pasado triste, el cazador con un pasado triste, el hermano de la bruja con un pasado triste, los enanitos con un pasado triste, la gente que se topan con un pasado triste, sí, sí, ya entendimos todos sufrieron y están tristes o traumados. Emos.
Cuando la trama deja de ser completamente de los Grimm, por mi mente se sucedían nombres que podían explicar lo que veía en pantalla: Juana de Arco, el Señor de los Anillos, Krull, hasta hay una escena que encendió el foquito del cuarto en el que guardo con amor a La historia sin fin.
Sí, sí. ¿Es esta Blancanieves que no es Blancanieves, recomendable? Aquí las tres cosas que pueden hacer que su visionado valga la pena: 1) Tiene una hermosa fotografía, realmente linda. No es una película más de alto presupuesto chota sin pretensiones artísticas. 2) Su diseño de arte también está muy bueno y 3) a pesar de su duración (más de dos horas a las que yo le restaría unos 20 minutos) es entretenida.
En el round final entre Mirror, Mirror y Blancanieves y la leyenda del cazador, me inclinaría más por la segunda. Ambas no son imprescindibles pero tampoco te vas a recriminar el tiempo perdido en la sala de cine como sucede con otras bazofias del nivel de Batalla Naval.
Lo que queda claro es que Walt Disney puede seguir su reposo eterno. Su Blancanieves, pura, simple, sencillita, sin efectos especiales, ni fastuosos escenarios, sigue vigente y nadie le usurpa el título de ser: la más hermosa de todas.
CURIOSIDADES Mirror, Mirror.
  • Lilly Collins audicionó para el papel de Blancanieves y la leyenda del cazador. Siendo rechazada.
  • Julia Roberts admitió que pensó: “Esto es una mala idea, una terrible idea”, pero luego se juntó con el director Tarsem, y aceptó.
  • Los tratamientos de belleza que Julia se hace en el filme son tratamientos reales ofrecidos en algunos spas del mundo, a excepción del de la abeja picando sus labios para engrosarlos. 
CURIOSIDADES Blancanieves y la leyenda del cazador
  • Este filme está pensado como una trilogía, de ahí que el final se les antoje como un final abierto. Faltan dos secuelas.
  • Un grupo de enanos actores se manifestó muy molesto con el estudio y la producción del filme porque en lugar de darles trabajo a actores realmente enanos, usaron actores de estatura media, para luego hacerlos parecer enanos con la magia de la post-producción.
  • Angelina Jolie y Winona Ryder fueron consideradas para el papel de la bruja mala.
  • Charlize abandonó el proyecto de J. Edgar (Clint Eastwood) para hacer esta película.
  • Por meses, Vigo Mortensen estuvo en conversaciones para ser el cazador. Finalmente, el papel lo rechazó.
  • Selena Gomez, Dakota Fanning, Felicity Jones, Emily Browning fueron otras de las que se consideraron para el papel de Blancanieves.
  • Kristen Stewart tuvo que superar su fobia a los caballos durante la película, la actriz tiene fobia a estos animales desde niña, cuando se fracturó un codo en un accidente. 
Lo mejor: Mirror, Mirror— animación del inicio, vestuario, arte, algunos momentos de humor; en Blancanieves y el cazador—-fotografía, arte.
Lo peor: en ambas—una pretensión que no cumple con sus aspiraciones.
La escena: Mirror, Mirror—la del perro, pero por el bochorno; en Blancanieves y el cazador—el jardín de las hadas.
Lo más falsete: Mirror, Mirror—el humor que a veces no es humor y son gags demasiado usados; en Blancanieves y el cazador—el tono lúgubre que no se champa del todo.
El mensaje manifiesto en ambas: Lo kitsch, la fusión, lo grandilocuente está de moda.
El mensaje latente en ambas: el que mucho abarca poco aprieta
El consejo: el mejor homenaje a Blancanieves se puede ver aquí: http://youtu.be/RN16Wgp48MI
 
El agradecimiento: A los Grimm y a Disney, por sus respectivas Blancanieves.
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