CINE: Dans la maison
El perfume de mujer de la clase media
François Ozon es un director francés que la tiene clara. Su cine posee un estilo particular que puede gustar o no gustar. Su filmografía suele ser muy irregular, tiene películas tan intrascendentes como 8 mujeres y otras un poco más interesantes como Swimming Pool.
A Ozon se lo tilda de Almodóvar francés (!) no sé si se debe sentir halagado o insultado, el caso es que siendo un cineasta relativamente joven (46 años) ya lleva 15 largometrajes y casi 20 cortos. Una carrera prolífica que ha traspasado las fronteras de su país y lo ha puesto como un director conocido internacionalmente.
El 2012 regresó al candelero con esta película: Dans la maison (In the house, En la casa)…
Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que estamos ante la mejor de sus películas hasta la fecha.
Adaptación libre de la obra de teatro del español Juan Mayorga, El chico de la última fila, Ozon crea un guión en el que prevalece el juego o como él mismo aclara: la creación. Una creación atrapante y enfermiza para el espectador y para sus personajes.
Uno de sus mayores logros es ese, que la película seduce porque su engranaje lúdico va desde el guión hasta la forma en que está filmada.
Germain (Fabrice Luchine) es un profesor de literatura de un liceo. En su momento intentó destacar como escritor, pero la poca acogida de su obra y su no reconocida falta de talento, hicieron que vuelque su tiempo en dar clases. Es el típico profesor que se queja de la flojera de los alumnos, de la infinidad de errores ortográficos o gramaticales de las tareas que corrige, de lo brutos que son hasta para describir algo tan básico como el día que tuvieron.
Eso cambia cuando se topa con el texto de Claude García (perturbador Erns Umhauer). Claude, con sus ojitos dulces de muñeco de torta, escribe un relato sobre su visita a la casa de otro compañero de clase, Ralph.
Hasta ahí nada raro, pero el estilo de la escritura denota una madurez y un cinismo inusitado para su edad.
El vouyerismo extraño que se lee entre líneas y la descripción que Claude hace de «los Ralphs” (peyorativo para la familia de su compañero) y su vida de “clase media”, aunado a un enigmático “continuará…” al final del texto, hacen que Germain quede intrigado.
La curiosidad lo llevará a darle clases particulares a Claude para dizque estimular su talento y que continúe escribiendo. Dicha escritura seguirá girando retorcidamente alrededor de “los Ralphs”. Escucharemos lecciones sobre escritura, cómo manejar una historia, y lentamente, Germain será parte del vouyerismo del chico y comenzará a leerle los textos a su esposa Jeanne (Kristin Scott Thomas).
Jeanne, también será atraída por el relato, y pronto la rutina diaria se llenará de comentarios sobre la escritura de Claude, la familia Ralphs y sobre lo que deberían hacer o no hacer los personajes. A la larga, la doña se aviva y le informa al viejo: “Te está manipulando”.
Ya es tarde. Uno mismo se embarca morbosamente en ese tren y sigue con atención la trama, deseando que el chico escriba mais, mais, mais y ver el desenlace que, se intuye, traerá algo denso.
SPOILER: Y sí, llegamos a momentos culminantes en los que la atracción de los personajes entre sí se vuelve hasta malsana, y todo es movido por la escritura de Claude.
Pequeño demonio! diría Homero Simpson.
¿Es real? ¿Es ficción? ¿Por qué el chico se inventaría todo eso? Al principio esas preguntas importan, después no. Germain traspasa los límites permitidos poniendo en juego su matrimonio y su carrera por la fascinación que siente hacia el adolescente.
Claude actúa lo mismo de maquiavélico puppet-master que de inocente ovejita.
La insinuación de encuentros carnales entre el chico con Ester, la mujer de clase media (Emmanuelle Seigner) y Jean, le ponen más morbo a la cuestión.
Claude invade la vida de ambas familias, la de «los Ralphs» y la formada por el matrimonio sin hijos Profesor-Jean.
Mientras la película avanza, Germain discursea sobre la construcción de los personajes, y el filme se sirve del discurso. Es como un libro dentro de una película que está dentro de otra película. SPOILER
Dans la maison es obsesiva, perversa, pero a la vez tiene humor. Es un ejercicio de creación literaria y de eficacia cinematográfica.
El final llega con la advertencia literaria de Germain: “Los buenos finales tienen que ser INESPERADOS pero al mismo tiempo deben ser percibidos como el único final posible”…
Digamos que como espectadora me esperé ESE final, pero puede que haya sido el único final posible. ¿Es un buen final, entonces?
Hay algo de poesía, de turbia e incómoda poesía, en ese último plano: las ventanas, las vidas ajenas tan frágiles a la vista, tan susceptibles a intromisiones, a manipulaciones, la naturaleza humana de meterse con lo ajeno, de husmear, de saber de qué color son los calzones del vecino y cómo se los pone.
La mirada del otro a la distancia, de afuera. Sí jode.
Esa poesía vouyerista tan similar a la vida, al cine.
Lo mejor: muy entretenida y bien construida
Lo peor: se cae un pelín al final, pero no es nada grave
La escena: cuando Germain está en la casa de los Ralphs y cuando Claude obsesivamente pasea por la casa
Lo más falsete: …
El mensaje manifiesto: la vida privada es frágil como una burbuja
El mensaje latente: el morbo es tan humano
El consejo: Verla, una película para ver y disfrutar
El personaje entrañable: los Ralphs
El personaje emputante: a ratos: Germain
El agradecimiento: Por el juego, por la narrativa y por lo cinematográfico.
CURIOSIDADES
– Ambos padres de Ozon eran profesores
– Se filmó durante 8 semanas, de agosto a septiembre del 2011
– Tuvo un presupuesto de alrededor de 10 millones de dólares
– Es la cuarta adaptación de un libro al cine que lleva a cabo Ozon
– Cuando era profesor en Moratalaz, un alumno ante el desconocimiento de las respuestas de un examen de matemáticas, le escribió a cambio su día a día y su sueño de convertirse en tenista. De ahí, la imaginación de Juan Mayorga comenzó a volar y así, el reconocido autor español, dio vida al texto, obra de teatro y ahora película: El chico de la última fila. Ahora, Dans la Maison.
– “Todo director de cine es un manipulador”, dijo Ozon en una entrevista a razón del estreno de esta película
– Una actriz amiga de Ozon, lo invitó a ver la obra en la que participaba que resultó ser El chico de la última fila. A Ozon le encantó la obra y decidió adaptarla. Quiso comprar los derechos y los tenía un director de cine español, se asustó pensando que sería Almodovar y resultó que era un director español desconocido que no tuvo el dinero suficiente para realizar el filme.