LOST IN CONTEMPLATION OF WORLD

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EN CARTELERA: Los 4 Fantásticos ( Fantastic Four)

Los 4 Fantásticos o La dictadura de la tibieza

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De Josh Trank vimos esa interesantísima apuesta que fue Chronicle. Me dije: “el crispín que hizo esto es talentoso”. Lo mismo pensó la industria y le echaron el guante contratándolo para este enésimo reboot de los 4 fantásticos.

Este comic lleva años inmerso en una disputa descarnada entre Fox y Marvel y, hasta la fecha, Fox lleva 3 películas muy malas que no hacen más que agregar esta vacua esperanza: el día que Marvel agarre los derechos el sufrimiento para los fans concluye.

El joven Trank (apenas tiene 31 años) se metió en ese avispero y, como es de esperar, ha salido con ronchas por todos lados. En estos momentos es la comidilla de Hollywood porque tanto la crítica como el público han lapidado su película. El Rotten Tomatoes solo le da un 8% de aprobación/sobre 100.

O sea, un desastre épico.

¿Es realmente tan mala?

Tapate los oídos, los críticos nos odian

Hagamos una sinopsis: Vemos a un niño, Reed, que desde chico es un nerd y una especie de visionario, aunque sus compañeros y profesores lo vean como a un boludo que vive soñando despierto. Es en esa época que se hace mejor amigo de Ben, por lo que la secuencia es sencillamente para que veamos que esa amistad se fundó desde la más tierna infancia. Hacemos elipsis temporal y los chicos ya crecieron. Reed (Miles Teller) sigue con sus mismas fijaciones, y Ben (Jamie Bell) lo acompaña fielmente. En una feria de ciencias se les acerca el Dr. Storm que, con su hija, recluta rápidamente al joven Reed. Ellos están investigando, al igual que Reed, la teletransportación. La idea es concluir el proyecto y mandar astronautas al planeta que puede ser una opción de vida para los humanos.

Sí, sí, sí.

El mayor problema de Los 4 Fantásticos es que todo está a medias.

Se atisba el estilo de Trank (que también es uno de los guionistas), más contemplativo, más reflexivo, sobre el origen de los superhéroes y su desarrollo, pero también podés notar la mano de los otros guionistas, de Simon Kinkerberg (Sr. y Sra. Smith, X men, Sherlock Holmes), de Jeremy Slater (Lazarus Effect), que juntos convirtieron a la película en un sancocho desabrido que no termina de ser ni una versión oscura onda la trilogía de Nolan: Batman, ni un producto hecho para el entretenimiento onda Avengers.

¿Y si mejor dejan de pelear y cambiamos algunas cositas?

El guión, definitivamente, no sigue un curso que permita crear emociones reales. La primera parte es bastante aburrida y sin que ese aburrimiento se justifique en el tiempo que se necesita para un nexo emotivo con los personajes. La segunda parte, en la que se supone comienza la acción real, es desarrollada de manera torpe y poco afortunada.

Y ya cuando tendríamos que encontrar un clímax, los guionistas se sumergen hasta el fondo en el cliché: el típico portal choto de planeta a planeta que hay que destruir, y un villano absurdo, concluyendo el filme con una escena muy ridícula (diálogo donde se decide el nombre).

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Nuestro portal es más bonito que el de Avengers

Ya saliéndonos del guión, los efectos especiales están básicos y no aportan nada a esta nueva versión. Es como si la película se hubiera realizado de manera desganada. Como que, ya, pongámosle fueguito acá y allá. El diseño del planeta de donde se extraen los poderes es  poco creativo y algo ya muy visto.

Aquí hago un punto aparte para mencionar un error de continuidad en el que otra vez se trasluce la dejadez: El actor que interpreta a Reed, Miles Teller, tiene muy mala piel. Además de unas cicatrices que le quedaron por un accidente de auto en el 2007 sufre de acné, a lo largo de la película los granos iban de un lado al otro, pero así, de una manera ya grosera. En una escena tenía un súper grano rojo debajo del labio, y en la próxima (mismo día, según la historia) la cara limpia como nalga de bebé. No puede ser que en la post-producción no hayan arreglado algo tan miserable.

El resto de los personajes parecen perdidos en su papel de héroes caídos en desgracia, a los que no se dibujan muy bien los padecimientos que quieren mostrar a través de las aspiraciones evidentes del guión.

Como dije, creo ver las intenciones de Trank: hacer una propuesta más humana de los protagonista, pero aparentemente tuvo las manos atadas por Fox. El pobre tipo, agobiado por las críticas, respondía el 6 de agosto a través de un sugerente tuit que fue borrado al poco rato:

«Hace un año yo tenía una versión sencillamente fantástica de esto. Y probablemente habría recibido críticas fantásticas. Probablemente nunca la verás. Esta es la realidad».

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FOOOOOX, déjame crear!

El otro guionista, Simon Kinkerberg, que también es uno de los productores, fue más allá y acotó:

“Creo que teníamos un director muy joven haciendo una película muy grande”

Yo no sé quién tenía qué y de qué tamaño. Solo sé que Fantastic Four terminó siendo tibia, desabrida, sosa.

Quizás lo más interesante de la película sea la batalla que se está librando entre sus protagonistas fuera de la pantalla.

Lo mejor: sus intenciones

Lo peor: de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno

La escena: cuando deciden el nombre (por ridícula)

Lo más falsete: ese aire a película emo introspectiva

El mensaje manifiesto: película grande no es sinónimo de película éxito.

El mensaje latente: Hollywood puede echar a perder a cualquiera El consejo: esperá que salga a DVD o hasta podés prescindir de ella del todo El personaje entrañable: The Thing, más por ver de nuevo Jamie Bell (actor que hizo de Billy Elliot) El personaje emputante: Reed El agradecimiento: Que no es muy larga, dura apenas 100 min.

CURIOSIDADES

El director, Josh Trank, renunció o fue «renunciado» de otro proyecto al que estaba atado con Fox.

La película se hizo en el afán de Fox de preservar los derechos del cómic, si Fox no sacaba esta película YA, los derechos se revertían a Marvel.

Saoirse Ronan, Margo Robbie, Allison Williams y Emmy Rossum fueron consideradas para el rol de Susan Storm.

Kit Harington, Anton Yelchin, Richard Madden y Jack O Connell fueron considerados para el rol de Reed.

El estudio ordenó refilmar escenas en enero del 2015.

Michael B. Jordan fue la primera elección de Trank para el papel de Jhonny Storm, el actor también trabajó en Chronicle.

Josh Trank fue a rodar a New Orleans acompañado de algunos de sus perros. Los perritos se quedaron en una casa rentada mientras él filmaba e hicieron daños a la propiedad por un valor de 100.000 $us.

El director está tan dolido por la situación de su película que expresó que nunca más trabajaría en un cómic.

LITERATURA: El Ruletista (Mircea Cărtărescu)

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Concede el consuelo de Israel

A uno que tiene ochenta años y no tiene mañana

Así comienza este impactante relato del rumano Mircea Cărtărescu.

Cărtărescu, a sus 59 años, ha probado con creces ser un escritor imprescindible. Su prosa es oscura, lírica, y a ratos, espantosamente agobiante.

El Ruletista es parte de ese deslumbrante libro llamado Nostalgia.

Una narración tan seca y fría como la bala que todo el tiempo amenaza la vida del autodestructivo protagonista.

No se olvida, es de esas historias que se te queda encima como un pesado fardo, un fardo pestilente y doloroso.

Pocas imágenes mentales tan fascinantes/perturbadoras como El Ruletista con sus harapos en medio de su acto ante un público sumergido en el abismo del morbo.

Los invito a ser parte de ese morbo, no se arrepentirán. A continuación el link:

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EN CARTELERA: Misión Imposible: Nación Secreta (Rogue Nation)

Desperate times, desperate measures

El 2011 dábamos cuenta del resurgimiento de Tom Cruise, de la saga y de la fe en la capacidad del ser humano de hacer películas de acción decentes (no es con vos Michael Bay).

Con Protocolo Fantasma, Misión Imposible pasó a ser de aburridita/sosa a garantía de espectacularidad. Lo dijimos acá, compramos un muñeco de Tom Cruise para mirarlo por las noches y nos quedamos deshojando margaritas, esperando cual Penélope la nueva entrega.

Por eso es que cuando Misión Imposible: Nación Secreta se estrenó la semana pasada, el corazón hacía Bidi bidi bom bom.

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Un momentito, antes que nada hay que decir que llevamos viendo los correteos de Ethan desde 1996, y esta sería la quinta parte de una saga que parece no tener final a la vista.

Lo digo para que el mundo tenga claro que vos y yo sabemos quién es Ethan Hunt, sabemos que es parte de una organización (IMF) dedicada a tumbar gobiernos, manipular sociedades y limpiarse el camino de personas indeseables para el Estado que representan.

Estamos hablando de que en la vida real, por ejemplo, el ruso Litvinenko que murió envenenado por polonio era un triple agente (KGB, MI6 y España), lo que significa que un espía no canta canciones de cuna.

Por eso me extraña, araña, que en Nación Secreta, Ethan, agente del IMF-subdivisión de la CIA, parezca casi una escandalizada Carmelita Descalza.

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El filme, escrito y dirigido por Christopher McQuarrie (Jack Reacher), agarra el despelote dejado en Protocolo Fantasma y continúa la obsesión de Ethan por descubrir qué carajos es el Sindicato y cómo está organizado.

Repite la fórmula, la receta inamovible de la saga: Ethan, el rebelde; el IMF/CIA de Judas por la vida dándole la espalda; un malo al que se persigue más por ego que por necesidad; una complicada misión; algo que hay que extraer de un edificio altamente custodiado; traiciones por doquier; una chica ornamental; y persecuciones varias.

Voilá.

A lo largo de la vida fílmica de Misión Imposible cada director ha intentado ponerle su impronta. Brian de Palma (1996) hizo, para algunos, la mejor entrega de la saga barnizándola de un cuestionamiento un poco más sencillo pero a la vez más estructurado, John Woo (2000) pensó que la película era Rápido y Furioso versión motocicleta, J.J. Abrams (2006) se puso demasiado romántico y así llegamos a Bird, que en el 2011 le quitó el acartonamiento y lo esperable para inyectarle una dosis de espectacularidad y amenidad, elementos que McQuarrie (2015) intenta replicar con mejor o peor suerte.

Al iniciar vemos la “fabulosa” secuencia de acción prometida. Ethan Hunt, vestido impecablemente para una misión de esa naturaleza, se cuelga de un avión al que intenta detener por su preciada carga (gas nervioso). Ok. Para escenas ilógicas/imposibles de aviones en el aire me quedo con la secuencia inicial de la última Batman. Nada más que decir.

Luego, descubrimos que el IMF ha sido disuelto gracias al director de la CIA: Alan Hunley (Alec Baldwin). Así, Ethan se queda, una vez más, rebelde y solo en mundo vulnerable al terrorismo.

Ethan descubre que OH, Sopresa! El Sindicato provoca atentados varios para cambiar la situación política y social de países específicos. Sí, Ethan, qué sorpresas da la vida, qué inaudita situación.

Hay menciones a la muerte de “civiles inocentes” a los que Ethan intentará resguardar haciendo lo posible por detener a esos “terroristas”.

Se cruzará en el camino de Ilsa Faust (Rebecca Ferguson) espía inglesa infiltrada en el Sindicato y cuyas acciones, al igual que las de Hunt, son un bocadillo fácil para el cuestionamiento.

Tanto Simon Pegg interpretando al carismático Benji,  Jeremy Reener como el perspicaz Brand y Ving Rhames como Luther, hacen lo posible por lanzar algunos chistes al firmamento y que el interés de una platea acostumbrada a violentos zappings no decaiga.

La tal Ilsa, a quien llegué a confundir con Ruth Wilson, elabora un personaje ambivalente del que nunca se tienen claras sus intenciones/motivaciones, más por las falencias del guión que la ponen caprichosamente en situaciones ambiguas que por la profundidad del personaje.

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El malo malo resulta un desperdicio desde el momento en que lleva a cabo un laberíntico plan para luego sucumbir como un Crispín por unos cuántos dólares, es nomás lo que decía el Guasón (segunda Batman): This town deserve a better class of criminal. En todo caso, el actor sueco Jens Hulten resulta inquietante en su personificación de Janik Vinter.

Hay escenas que sí, que cumplen con la espectacularidad que añoramos. Toda la secuencia en la ópera de Vienna es sofisticada, delicada y hermosa. La ópera elegida, Turandot, es una obra espectacular, habla de una princesa que despreciaba a los hombres y que mandaba a matar a todo aquel que se atrevía a intentar conquistarla y no descifraba tres acertijos. El protagonista masculino finalmente resuelve los enigmas, pero decide ponerle uno a ella: que averigüe cuál es su nombre. La princesa proclama que nadie duerma en Pekín hasta averiguarlo, mientras tanto el príncipe canta la aria más conocida Nessun Dorma que aparece en la película y que además es usada para algunas de las secuencias semi-románticas entre Ilsa y Ethan. Punto extra para Puccini, Viena, la princesa, el príncipe y para quien pensó algo tan bonito.

Otro detalle es el vestuario elegido para Ilsa en la ópera. Ese maravilloso vestido amarillo ondeando en las secuencias de acción fueron una delicia.

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Los problemas de Rogue Nation van más que nada por el argumento que aunque sabemos no pretende ser un ensayo de filosofía, hay cosas demasiado chapuceras. Es cierto que la película adopta una que otra reflexión sobre lo desechable que es un agente en el mundo del espionaje, sobre las traiciones y alianzas entre países, pero todo se queda ahí, más como excusa que como algo sólido. Ethan se la pasa admirado por las mañas del Sindicato cuando él se revuelca en el mismo chiquero y lo que ya me pareció lo último de lo último SPOILER en la comentada secuencia de inmersión, el señor Ethan tiene apenas unos minutos para respirar bajo el agua, pero señores, los agentes juegan con cámaras que se ponen en los ojos como lentes de contacto, hay impresionantes diseños de aparatos para lectura de voz, de manos, de gestos corporales, y estos mamertos no tienen un pinche dispensador de oxígeno? No, no, no. FIN DEL SPOILER

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Ya para rematar, la secuencia final de la bomba y la persecución: háganme el favor! y el malo-malo, solito con su alma tomando decisiones boludas. Sí. Era un buen momento para botar la casa por la ventana (yo diría que con dos cadáveres) pero nos quedamos complacientes y ñoños.

A grandes rasgos, Rogue Nation – Nación Secreta es un compendio de muy buenas escenas de acción, una experiencia amena en la que vemos a un Tom Cruise de casi 53 años en un envidiable estado físico. Ya sé  que siempre lo resalto, pero es que no se puede creer lo que hace ese hombre sin recurrir a los dobles.

La sexta entrega ya está confirmada, no queda otra que esperar, mirar al muñeco de Tom por las noches y pensar que la próxima será mejor.

Mónica Heinrich V.

Lo mejor: Amena, entretenida Lo peor: un poco displicente en su guión La escena: la de la ópera, la de la inmersión y la del secuestro del Primer Ministro. Lo más falsete: lo de la inmersión sin oxígeno y la resolución final (bomba y demases) El mensaje manifiesto: Hay Misión Imposible para rato El mensaje latente: Hay público de Misión imposible para rato El consejo: Vela pero con subtítulos (COMO TIENE QUE SER) El personaje entrañable: Benji. NO te mueras nunca, Benji! El personaje emputante: Alec Baldwin, e Ilsa. El agradecimiento: Por Turandot.

CURIOSIDADES

Adelantaron su estreno para no chocar a fin de año con Spectre o la nueva Star Wars.

Para la escena en el avión, por lo fuerte del viento era imposible que Tom Cruise mantuviera los ojos abiertos así que crearon una protección ocular para todo el ojo y así hacer que Cruise abra sus ojitos en una situación en la que es imposible hacerlo.

Tom Cruise se lastimó en 6 ocasiones durante el rodaje debido a las exigencias de las escenas de acción.

El Sindicato era la agrupación antagonista más regular en la versión televisiva.

Benedict Cumberbatch fue la primera opción para el villano.

Bird era el director asignado a esta entrega, pero declinó el puesto por dirigir Tomorrowland y fue Tom Cruise el que presionó a todos para que McQuarrie tome la dirección.

Jessica Chastain fue la primera opción para el papel de Ilsa.

Como Rebecca Ferguson se parece a Ingrid Bergman, nombraron a su personaje Ilsa en alusión a Ilsa Lund de Casablanca.

El guión en realidad fue escrito también por Drew Pearce, pero debido a conflictos y después de llevar a juicio el tema, sacaron a Pearce del crédito dejando solo a McQuarrie.

Todos los personajes «buenos» manejan BMW mientras que los «malos» manejan Audi o Mercedes.

Rebecca Ferguson fue elegida personalmente por Tom Cruise, ya que la vio en al serie The White Queen y le gustó su trabajo.

SPOILER ALERT:

Es la única Misión Imposible donde el villano no muere

EN CARTELERA: Corazón de dragón

Después de casi una década, Paolo Agazzi retorna a la dirección para entregarle al público su Corazón de dragón.

La premier prescindió, con mucho criterio, de los brillos y lentejuelas de la alfombra roja, y demostró una vez más que hay cierto público que no va al cine a menos que exista ese derroche banal de brillos y lentejuelas.

El último encuentro que tuvimos con Agazzi fue a través de la fallida Sena Quina. Hay que reconocer que él mismo la publicitaba como una “joda”, así que no daba para tomársela muy en serio y rasgarse las vestiduras.

Ahora, escoge el género documental y trae a la pantalla la historia de 8 niños aquejados de cáncer.

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Es difícil tocar el tema del cáncer o de alguna enfermedad terminal porque se corren muchos riesgos. Riesgos de forma, de contenido y a eso hay que agregarle la valentía para enfrentar una filmación que supone un desgaste emocional importante.

Corazón de dragón tiene una factura digna, la calidad de su proyección está impecable (de hecho, una de las mejores que he visto) y tanto la fotografía de Gustavo Soto como el sonido no tienen nada que envidiar a algún otro trabajo del género. Es un documental bien filmado, concebido para conmover y cuyo mayor valor está en la trascendencia que le dará a sus 8 personajes.

Otro punto alto y, asumo, una decisión de dirección, es que lo que vemos en pantalla está relacionado sobre todo a los testimonios de familiares, doctores, enfermeras, y especialistas, y no recurre al golpe bajo de poner a los niños a relatar su mal. Cuando los niños aparecen, lo hacen para brindar un testimonio que sirve como anclaje del documental y no para buscar lágrimas gratuitas.

Utiliza de una manera muy bella la analogía del origami, su uso como terapia, como puente creativo y como símbolo de esperanza en una situación de vida que es constantemente una lucha por la sobrevivencia.

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Quitándonos el poncho de la simpatía, voy a decir algo frío, que lo digo solo desde la posición de montaje, creo que tiene demasiadas historias. 8 personajes es mucho, más aún si hablás del mismo tema. Con algunas variaciones de lugar, condición de vida, pero básicamente el cáncer es traumático, paralizante, y terrible para todos. Igual, puedo llegar a comprender la incapacidad de dejar a alguno afuera, aunque a mí como público me parezca que el golpe inicial que puede generar ver a un inocente niño con cáncer se vaya diluyendo ante una sensación de repetición. Repetición que se llega a sentir demasiado extensa.

Este tampoco será un documental informativo, de esos que al salir del cine te deja manejando un montón de información útil y shockeante de la situación. Es una visión emotiva de las historias de vida de sus personajes, lo que hasta cierto punto te hace preguntarte cojudamente:  ¿nada más?, pero que luego entendés es también una decisión del relato.

La voz en off del principio que se siente guionizada, la música demasiado incidental para mi gusto, algunas escenas donde podés notar el armado de la secuencia (niña que sube la escalera y que salta mientras levanta las manos), la obvia publicidad al Banco Mundial, el uso de la animación a veces a destiempo, el final semi-institucional de los personajes en el jardín, son algunas de las cosas que puedo mencionar como los puntos bajos.

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Eso no quita que tu corazón se humedezca cuando salen las fotos antes de los créditos y sabés que alguno de estos guerreros perdieron la batalla pero ganaron paz.

Corazón de dragón es un documental que con todo lo que se le puede criticar fríamente, sin duda es un trabajo serio y amerita su visionado para repasar un género que necesita mayor difusión.

Mónica Heinrich V.

Lo mejor: Inmortalizar a cada uno de estos niños
Lo peor: a nivel narrativo tiene demasiadas historias, y la obvia publicidad al Banco Mundial.
La escena: me gustaron mucho algunas escenas metafóricas, como la toma de arriba de la ropa tendida del hospital. El cierre de las historias de los niños, cuando hablan de sus planes a futuro y la animación de origami está presente.
Lo más falsete: algunas secuencias que se ven muy armadas como la de la niña que sube la escalera, el doctor que charla con algunas personas en el pasillo, y así.
El mensaje manifiesto: El cáncer no es sinónimo de muerte, se puede luchar y vivir.
El mensaje latente: Es una lucha diaria.
El consejo: Vela antes que la saquen de cartelera, creo que merece tener más público que otras producciones nacionales chapis y mal hechas.
El personaje entrañable: Cada uno de los niños y sus familiares.
El personaje emputante: la omnipresente muerte.
El agradecimiento: Porque le da trascendencia a esas historias.

TELEVISION: The fall – La caza (serie de la BBC, temporada 1 y 2)

Por: Alejandro Paniagua

A pocos meses de recibir la tercera temporada hay que darle una revisión a las dos primeras temporadas de The Fall.

Esta es una serie inglesa que tuvo una muy buena acogida entre el público y espectadores. Lo mejor que podemos decir de ella es que es parte de ese grupo de series lanzadas por la BBC, lo que la transforma automáticamente en un producto de calidad.

The fall además rescata a Gillian Anderson del olvido y le da un protagónico con el que puede sacarse de encima el estigma de Dana Scully (X Files).

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Es un thriller policial, pero a diferencia de las series convencionales en las que se sigue más que nada el curso de las investigaciones, en The Fall el tiempo de cada episodio es partido a la mitad para ver por un lado a Stella Gibson (Gillian Anderson) lidiar con el caso de un asesino serial que tiene en jaque a la comunidad y al departamento de homicidios y, por otro lado, la vida de Paul Spector (Jamie Dornan), el asesino serial, en su ambiente familiar mientras se le echa un vistazo a los crímenes que comete.

1era temporada

Es la mejor temporada de la serie por muchos motivos. En ella se presenta a Stella como una mujer fría, promiscua aunque eficiente. Recién transferida, se le pide encabezar una investigación en curso sobre el asesinato de una arquitecta. El papel parece hecho para Gillian Anderson, que además mostrará que se desenvuelve en un mundo dominado por varones y en una ciudad, Belfast, con muchas problemáticas sociales y políticas.

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El psicólogo Paul Spector y su familia son el otro foco con una rutina muy bien construida, y con una disciplina a raja tabla a la hora de planificar sus asesinatos. Spector tiene dos hijos, y mientras su esposa que es enfermera hace turnos nocturnos, él lleva a cabo un flirteo ocasional con la adolescente niñera.

Tiene una debilidad por un tipo específico de mujeres: morenas, de clase media, con cierto nivel académico y un ritual de asesinato muy particular también.

Esta primera temporada se toma su tiempo casi con una precisión quirúrgica para revelarnos el perfil psicológico del asesino. No es de extrañar que recién a partir del tercer o cuarto capítulo sea cuando se tenga realmente un panorama claro y la serie finalmente enganche.

La primera temporada termina sin peros en el guión, muy limpia y ordenada en cuanto a los personajes y las situaciones, con un anticlimático intento por parte de Spector de recuperar a su familia y alejarse de sus pulsiones asesinas.

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Empiezan los problemas en el momento en que esta visión paralela es unida por los guionistas y Stella y Paul comienzan a tener una comunicación o relación vía teléfono, mensajes, pensamientos, etc.. El personaje mesurado y calculador de Paul se vuelve demasiado audaz.

La policía ya sabe que el formal psicólogo es el responsable de los crímenes y la cacería es abierta y pública.

La niñera, Katie, adquiere un protagonismo innecesario en el sentido del curso de su personaje. Todas las acciones de Katie parecen más un gatillo de los guionistas para darle emoción a la trama.

Escenas al cuete como la de Stella y Reed en el bar, o la irrupción de Spector en su habitación de hotel, son algunos de los cabos sueltos que deja el guión en pos de conseguir más espectadores.

La muy trabajada secuencia criminal de Spector empieza a ser chapucera y llega a ser inconcebible que la policía aún no pueda agarrarlo.

El departamento de Stella que en la primera temporada se veía como eficiente, corrupto pero cumplidor, en la segunda temporada se ve sencillamente inepto.

Se infiere cierta atracción entre ambos, entre policía y asesino, y ya llegado el capítulo final todo resulta en un melodrama absurdo y desprolijo.

Eso no quiere decir que no se siga la temporada con interés, y con deseos de ver qué sucede en la tercera luego de ese disparo.

¿Por qué verla?

Porque es una serie que con su ritmo pausado, su estética oscura, atrapa. Al ser de la BBC tiene un elemento extra en cuanto a calidad y contenido.

La novedad de repartir el tiempo de los episodios entre Paul y Stella hace que se tenga una visión más profunda del argumento y que esta no sea una serie más de asesinatos y policías.

Los personajes están muy bien dibujados, no solo los protagónicos, los secundarios tienen un buen trabajo a nivel de guión.

Tiene algunos diálogos tan buenos que no se olvidan.

Es una oportunidad para ver a Jamie Dornan en un buen papel y quitar de la mente su interpretación de Christian Grey en 50 sombras de Grey.

Otro punto a favor es que tiene pocos episodios por temporada: 5 en la primera y 6 en la segunda.

Lo que falla

La segunda temporada. Los personajes se desdibujan, la trama que en toda la primera temporada se mantuvo muy consecuente con lo que sucedía ahora es desprolija, errática.

Puede que no sea una serie para todo tipo de público en el sentido de que no se trata de un CSI o un Criminal Minds, donde las historias son más amenas. The fall tiene su ritmo, sus tiempos.

Cada cierre de temporada pudo haber sido un cierre de serie. En la primera temporada se pudo dejar a ambos personajes ahí y sería un gran final, lo mismo en la segunda temporada. Son finales abiertos, pero al regresar de esos buenos finales se da la sensación de un alargamiento innecesario.

El futuro de The Fall

Se viene la tercera temporada, algunos decían que sería a finales de 2015 otros informan que será a principios del 2016.

Dejamos a Dornan herido y a Stella llorando sobre el cuerpo del asesino, mientras su amante también yacía herido al costado.

A pesar de ser pocos episodios, pareciera que hay muy poco que decir ya, así que es un desafío para los guionistas ver qué más puede salir de la trama.

Habrá que esperar el retorno tanto de Paul y Stella para finalmente descubrir si The Fall no sucumbe  sus propios trucos.

FOTOGRAFÍA: We are the world (Parte 12)

Un acto de perdón (Arash Khamooshi)

La foto habla por sí sola. Es la cara de Saeed Kamali, que a sus 23 años fue condenado a muerte en Irán. En el 2007 asesinó a un adolescente de 18 años en una pelea callejera. Los iraníes no se andan con vueltas y después de seis años de cárcel se lo condenó a morir ahorcado en una ejecución pública. Lo que nadie se imaginó es que la madre de la víctima, presente en la ejecución, detuvo la cruel medida. En un acto de piedad, cuando el chico ya estaba trepado en una silla y con la soga alrededor del cuello, se acercó a él, lo cacheteó y gritó que lo perdonaba. La foto muestra a Saeed luego de haber escapado de la muerte y cargando con el perdón.

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Señales (John Stanmeyer)

En las playas del Mar Rojo, concretamente en la ciudad Djibouti City de Etiopía, migrantes somalíes intentan agarrar señal de los chips que tenían en Somalia para tratar de comunicarse con sus familiares. El mar los separa de su hogar y algunos, cada cierto tiempo, tienen suerte y consiguen la ansiada conexión. Esta es una actividad que los migrantes realizan noche tras noche. Un intento desesperado por escuchar la voz de aquellos que aman y tuvieron que dejar.

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Condenados (Robin Hammond)

Este, en un principio, era un centro de rehabilitación y cobijaba a 170 enfermemos mentales. Fue diseñado para asistir viudas. A finales de los 90s, cuando Nigeria fue sede del Mundial Juvenil de Fútbol, las autoridades limpiaron las calles de indigentes con enfermedades mentales y los trasladaron a este centro en la ciudad e Port Harcourt. Aparentemente, el aparato estatal nigeriano no contempla absolutamente ningún protocolo de tratamiento a pacientes con esas necesidades. Ante la imposibilidad de ejercer un control medicado o de terapia, los pacientes son encadenados. Así pasan sus días.

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Jon y Alex (Mads Nissen)

Como ya es de conocimiento popular, Rusia es uno de los países más intolerantes con la comunidad GLBT, de hecho tiene hasta una ley que prohíbe la “propaganda homosexual”. Putin, que no le ha hecho ningún bien la mundo, aprovechó su mandato para endurecer las posturas contra los gays. Por eso es que esta foto de Mads Nissen es tan importante y hermosa. En ella vemos a una pareja homosexual de 21 y 25 años respectivamente, en un momento de intimidad, de amor. La foto fue ganadora este año del premio World Press a foto del año y es parte de un proyecto más grande llamado Homofobia en Rusia, con el objetivo de retratar la problemática de las minorías no heterosexuales en este país.

Mads Nissen

EN CARTELERA: Píxeles

Como pegarle a un borracho

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Yo fui por el enano. Por Tyrion. Sí. Tampoco me molestaba ver un ratito a Kevin James. No.

Mi gemela ñoña quiere creer que Adam Sandler es un buen tipo, que si te lo topás en una calle de Hollywood seguramente estará de shorts, polera, y gorra. Que estará mirando tetas y culos de algunas damas, solo porque «no lo puede evitar», mientras habla huevadas con algún amigo. Y así, muy inocentemente, querrá hacer una nueva película para que «el público» se divierta, para que él y el amigo boludo se diviertan.

Eso cree ella, yo creo que Pixels no es Punch Drunk Love o Click, lo más decentito de su filmografía. Pixels es una más de ese desfile de películas tontas y poco memorables que acostumbra producir/protagonizar.

Sin embargo, quiero hacer un punto aparte: a sala casi llena, a mi alrededor parece que estaban los amigos de mi gemela ñoña… el público se reía y hasta se escuchó uno que otro tibio aplauso. No sé si eso habla más mal de mí, de mi gemela ñoña o de los amigos de mi gemela ñoña.

Parecería que no importa que Sandler vuelva a repetir el personaje de fracasado que actúa como un patán con la protagonista y ella, siempre linda e inteligente, termina viéndolo pintoresco, divertido e interesante. No importa que la trama, escrita por Tim Herlihy y Timothy Dowling (ambos responsables de buena parte de su filmografía) sea absolutamente pobre, con chistes básicos, y con tantos defectos que ya no se la puede ni criticar porque es como pegarle a un borracho.

Tampoco se puede decir algo de Columbus, director al que ya le hemos perdido la fe hace mucho y enterramos allá en la profundidad de nuestra memoria como al pobre Macaulay Culkin.

No señores, acá hay un borracho y muy borracho está, encima se choca con nosotros y catarrea a morir.

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En Pixels, Sandler es Sam Brenner, un tipo que instala aparatos electrónicos, pero que en su infancia de la siempre recordada era de los 80s, fue un campeón de videojuegos, un gamer de cuidado. Creció y la vida lo dejó atrás como en todas sus películas.

La NASA envió al espacio una cápsula que contenía elementos de nuestra cultura, entre ellos videojuegos de los 80s, y los aliens al verlos lo tomaron como una declaración de guerra. Hasta ahí creo todo, después de ver en qué pierde el tiempo la humanidad yo también pensaría que es correcto eliminarlos.

Kevin James sale del fofo Presidente de los Estados Unidos.

Cuando los aliens lanzan un ataque/desafío simulando  Galaga, y más tarde Pacman, Donkey Kong, Centipide, y etc., el fulano decide llamar a los especialistas, sus amigotes gamers de la infancia quienes al final del día verán que la ociosidad rindió frutos y serán los héroes que salvarán al mundo de la hecatombe alienígena.

En este momento deben haber hombres de 35 a 70 años aún conectados al cable del playstation que se están sintiendo dignificados por las mañas torpes de Sandler como gamer heroico.

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Nada chicos, todo es un vaivén de emociones baratas donde solo destaca uno que otro momento de los juegos ochenteros. Ese revival de nostalgias e infancias irrecuperables que tendrían un happy ending si el colosal y amarillo PacMan se comiera a todos.

Una fotografía cumplidora, unos efectos especiales cumplidores, actores haciendo lo que se puede con ese guión, y bla bla bla.

Repito: yo fui por el enano y disfruté al enano. Lástima que solo hubieran funciones dobladas, porque capaz y disfrutaba más al enano.

Si los Lannister existieran de verdad, esta sería una deuda que Tyrion no podría pagar nunca.

Buenos días.

Mónica Heinrich V.

CURIOSIDADES

Jennifer Anniston rechazó el papel principal de la Coronel.

La hija y la mujer de Adam Sandler hacen un cameo en el filme.

El verdadero creador de Pac Man hace un cameo también, aunque no como el personaje, ya que no habla inglés.

Es la novena ocasión en que Kevin James y Adam Sandler participan juntos en un proyecto.

Fue basada en un corto francés del mismo nombre dirigido por Patrick Jean que dicen estaba muy bueno.

La película ha sido tempranamente catalogada como un fracaso debido a su pobre recepción con la crítica y a su discreta recaudación en taquilla.

Lo mejor: El enano y algunos momentos de los videojuegos. Aparte, el público general parece disfrutarla, cosa que siempre es buena.
Lo peor: un producto Adam Sandler: tonto y barato.
La escena: todas en las que aparece Peter Dinklage
Lo más falsete: el desafío alienígena, y claro, el amor que despiertan los personajes estúpidos de Sandler
El mensaje manifiesto: Sandler seguirá haciendo películas mientras el público vaya a verlas
El mensaje latente: Sandler hará películas toda su vida
El consejo: Andá por el enano
El personaje entrañable: El lanzallamas o lo que es lo mismo: EL ENANO.
El personaje emputante: Adam Sandler, of course.
El agradecimiento: Porque por lo menos están EL ENANO y Kevin James.

BROADWAY: Something rotten!

Nothing’s as amazing as a musical!

Si estás en Nueva York, si querés ir a Broadway, si rompiste tu alcancía para poder ver alguna obra y estás en el Times Square sin saber para qué lado jalar en el tetín marín de do pingué, PARÁ DE SUFRIR! Dirigí tus piecitos directo al teatro St. James y comprá sin mayores preámbulos tus tickets para Something Rotten!.

Porque esta obra es LA OBRA!, así, con exclamation point.

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Ya nomás entrás al teatro y ves una decoración perfecta. El telón se abre y la secuencia Welcome to the Renaissance da la bienvenida al público que se sorprende gratamente y es automáticamente situado en el renacimiento, época en que la historia se desarrolla. Un excelente Michael James Scott es el encargado de ese cuadro, el ritmo es pegajoso, la coreografía impecable y poco a poco te vas sumergiendo en el tejemaneje de los personajes.

Esto estará lleno de spoilers, porque aunque lo cuente punto por punto lo que sentís al vivo es OTRO NIVEL y además, para que aquellos que no hablan inglés y quieren ver la obra igual puedan entenderla un poquito.

b1024865-31e2-492f-88a6-6a04035005b9-620x372Nick (Brian D’Arcy James) y Nigel (John Cariani) son dos hermanos con ansias de hacer la súper mega obra de teatro.

Oh, sueños de grandeza y salvajes desvaríos!

Nick está casado con Bea (Heidi Blickenstaff) y atraviesa duros momentos económicos, mientras que Nigel es el que escribe, el que lleva la responsabilidad de crear esa “obra maestra”.

En ese camino al éxito hay un pequeñísimo problema, el hombre del momento no es otro que William Shakespeare considerado un genio, un Dios y cuyas obras son las más vistas y comentadas del ambiente. Así vemos un número cuya frase principal es I Hate Shakespeare y que pinta de cuerpo entero la animadversión de Nick por el famoso bardo.

Nick, desesperado ante la imposibilidad de superar al infame Will, recibe ayuda de un vidente llamado Nostradamus (un genial Brad Oscar) que le dice que en el futuro lo in, lo que atraerá público como ovejas al corral, lo que va a ser lo más más del teatro será: un musical.

Nick asombrado exclama:

¿o sea, un actor está diciendo sus líneas y de la nada, solo empezará a cantar?

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Y tal cual, se inicia una secuencia de canto y baile espectacular, en la que se refieren a la estructura de un musical, a cómo la gente se volverá loca con las obras, a lo exageradamente cara que es una copa de vino dentro de los teatros, guiñitos a los musicales más conocidos de Broadway (Les Miserábles, Annie, Chicago, etc..) y gags perfectamente elaborados.

Cuando Something Rotten! te tiene absolutamente en sus manos aparece, así como una gloriosa epifanía, el señor Christian Borle para interpretar al odiado William Shakespeare.

Su secuencia Will Power y su “Es bueno verme o ¿qué?” nos hacen comprender a pleno porqué carajos le dieron el premio a mejor actor en los Tony de este año.

You sexy bastard!

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Nick, sin saber qué hacer con su musical y agobiado por la presión económica, narcisista y figuretti, recurrirá nuevamente a Nostradamus preguntándole cuál será el nuevo éxito de Shakespeare. Nostradamus tendrá un ligero problema de conexión mental y le dirá que ve la palabra Omelette.

Sí, sí, sí. No Hamlet sino Omelette. Nick, que confía plenamente en las dotes del vidente tomará la palabra Omelette para crear a su alrededor un musical con huevos danzantes.

Shakespeare también tiene sus problemas existenciales y aparece en escena para contarnos que Its hard to be the bard, por lo que en su crisis de la hoja en blanco y con guiñito a algunas versiones históricas de que Shakespeare realmente no escribía sus obras, se filtra en la obra de los huevitos.

You REALLY sexy bastard!

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Y sí, también hay tramas periféricas, Bea se viste de hombre para ayudar a Nick y lanza textos en pro de la igualdad de género, Nigel se enamora de la hija de un pastor, un pastor homofóbico que como vi en muchas obras de Broadway representan afeminado y secretamente gay.

Ojo, esta es una obra ligera, ligerísima, sin otro objetivo en la vida que hacer que el público pase un muy agradable momento y rendirle una tierna pleitesía al musical, burlándose de él mismo.

El texto es creación de John O´Farrel (Pollitos en fuga, entre otras) y Karey Kirkpatrick (Pollitos en Fuga, Charlotte´s Webb) y la dirección/coreografía de Casey Nicholaw, que curiosamente también participó en The Book of Mormon, obra que encontré bastante regular.

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Muchas veces contuve el aliento y me quedé mirando el escenario como estúpida y musitando un sincero WOW.

Así que, claro, el texto no es profundo, y la historia de amor es pusilánime y olvidable, pero en su conjunto, en su gran conjunto, tiene canciones que salís tarareando y que recordás muchos días después, te dan ganas de volver a verla, y de seguir la carrera de alguno de los actores que son sencillamente grandiosos (Borle, damm sexy bastard).

Something rotten! te pinta una sonrisa en la cara, y al salir al Times Square seguís casi macabramente con ella. Te ponés el pin que te regalan como cortesía y pensás que el mundo es un maravilloso lugar, lleno de colorido, pajaritos, y arco iris.

El poder de una buena obra.

Mónica Heinrich V.


Para comprar tickets por internet: http://www.broadway.com/

Lo mejor: Impecable de principio a fin
Lo peor: tiene mucho colgandijo adicional que no aporta nada
La escena: la apertura, la de la revelación de Nostradamus sobre el musical, y por supuesto, la de Will Power.
Lo más falsete: la historia de amor de Nigel, el pastor afeminado y la resolución algo simplista
El mensaje manifiesto: Romper moldes a veces puede parecer tomar decisiones estúpidas
El mensaje latente: El que lo tiene, LO TIENE
El consejo: Verla, una o dos o tres veces, lo que la plata y el pellejo aguante.
El personaje entrañable: obviamente el sexy bastard: SHAKESPEARE y también Nigel ahhh y Nostradamus está genial.
El personaje emputante: Nick era un poquito emputante y la hija del pastor también.
El agradecimiento: Por la magia.

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