EN CARTELERA: Hitman: Agente 47
Bueno.
¿Qué podemos decir?
Vimos Hitman: Agente 47 y en la primera parte extrañamos al payaso del mal.
Así es pequeños padawans, la del payaso (believe it or not) estuvo mejor.
Por lo menos había una búsqueda estética, un manejo actoral.
Acá, nada. Cero. Una película que se puede agarrar por cable un día y esito sería.
El alemán Aleksander Bach es la batuta, el director de orquesta de esta desangelada película de acción, encima es su ópera prima así que no sé qué podemos esperar de este señor. No sé.
Bach demostró una sólida carrera en videoclips y en comerciales, pero la jodió con su largometraje. No quiero decir que la caga hondo y profundo porque se vería muy ordinario y hay lectores sensibles en el blog.
Reconoceré, empero, que la historia (basada en el videojuego danés Hitman) pudo ser una bomba para los sentidos.
Claro, seres humanos manipulados genéticamente y convertidos en asesinos perfectos, varios frentes de intereses corporativos, laborales y personales pueden formar un interesante sancocho.
Por esos azares del destino, nuestro amigo Bach se las ingenia para arruinar todos los buenos momentos que Hitman: Agente 47 y su presupuesto prometían.
Michael Finch y Skip Woods son las manos detrás del guión, de ese guión sin mucho sentido (para variar) y portador de pocas emociones.
Finch escribió Predators, y La Conspiración de Noviembre, mientras que Woods fue el guionista de la peor historia periférica de X-Men: Lobezno y también es el culpable de esa desastrosa versión cinematográfica de Los Magníficos, entre otras huevadas similares.
Podríamos decir que sobre aviso no hay engaño, y que el team base de la película nos prepara para lo que viviremos en la butaca, pero uno siempre espera lo mejor de la vida, de los seres humanos, de las cosas…
(insertar emoticón que mira al infinito)
Hitman: Agente 47 narra las peripecias del Agente 47 (Ruper Friend) al que le encargan la misión de eliminar dos objetivos, uno de ellos Katia (Hannah Ware), la hija abandonada de Peter Litvenko (Ciarán Hinds). Katia vive en Berlín, acosada por imágenes de su pasado que no consigue hilar y por la sensación de estar siempre perseguida.
Agente 47 se traslada a Berlín para acabar con la tal Katia y así, de la nada y porque se le cantan los huevos a los guionistas, aparece el personaje de Zachary Quinto (John Smith).
Eso servirá para que ambos personajes (47 y Smith) tengan sus revolcones de intenciones al trochis mochis, porque sí, hay cosas que “no sabemos”.
La película avanza, dándonos la sensación de ser más larga de lo que parece y llevándonos a tropezones hasta el final.
Patético final, con traslado al pedo a Singapur y nuevamente una tomadura de pelo general a un público que si ya ha visto películas del género similares, ESTA en particular nos suena a pasto para las vacas.
No negaremos que tiene un par de escenas que están bonitas desde el punto de vista de puesta, pero que en las manos de Bach no alcanzan nunca su clímax potencial (la de la embajada y la del auto con los cables).
Así, como cuando cae la lluvia primaveral, se fueron sin retorno 35 millones de dólares de la producción y 35 bolivianos nuestros.
Mónica Heinrich V.
Lo mejor: que es cortita
Lo peor: muy chicha sin dulce
La escena: la del auto con los cables
Lo más falsete: el porqué buscan a Katia, y las motivaciones del personaje Jon Smith
El mensaje manifiesto: se puede gastar plata al pedo
El mensaje latente: hay que saber gastar
El consejo: Andá a verla al cine si te invitan
El personaje entrañable: Singapur
El personaje emputante: Katia
El agradecimiento: no sé si hay versión en 3d, pero gracias a Dios yo no la vi en 3d.
CURIOSIDADES
Hubo una versión en el 2007, a la que también le fue mal.
Al final de los créditos hay yapita sobre el próximo villano que aparecerá en la secuela, si se llegara a filmar.
Paul Walker estaba ligado al proyecto para el rol principal antes de su repentina muerte.
La película recomienza la franquicia y no tiene nada que ver con la película que se hizo en el 2007.
Dura apenas 93 min.
El rodaje tuvo lugar en Berlín y Singapur.
Tuvo un presupuesto aproximado de 35 millones y ya lleva recaudado alrededor de 40.
Se tendría que haber filmado en el verano del 2013 pero al final se filmó en marzo del 2014.