Hace ya varios años, alquilé una película llamada Pretty Ugly People que venía avalada por algunos premios festivaleros (laureles en la carátula del DVD). Uno es bruto e ingenuo y supone que esos pinches laureles son garantía de algo. La experiencia me ha enseñado que a veces esa garantía es cheque sin fondo.
En el caso de Pretty Ugly People fue estafa total. El argumento nos contaba la historia de Lucy cuya vida había sido muy desgraciada porque fue gorda, repito: GORDA y que reúne a sus amigos incondicionales a los que no ve hace mucho dizque para darles una noticia. Todos asumen que la fulana se está muriendo o algo así, y cuando llegan al lugar resulta que la GRAN noticia es que enflaqueció y que OH! bendita sea la vida, se ve espectacular, atractiva, HOT y ahora su existencia puede ser “más mejor” y feliz. Todo esto para que luego de juntar a sus amiguetes y situaciones MUY aburridas de por medio, se de cuenta que la belleza está en el interior (d-i-v-i-n-o). Los laureles seguro fueron por el mensajito a la conciencia políticamente correcto.
Me pregunté quién sería el ñoño que había filmado algo así, y ese algodón de azúcar no es otro que Tate Tylor, que nos demuestra y estruja en la cara que podés tener una ópera prima bastante asquerosa y aún así hacer un segundo largo decente.
Mis esperanzas en el cine nacional renacen como flores en primavera.
(espacio para cachetazo mental)
Este mismito Tate Tylor es el que ahora anda todo nominado globeado y seguramente oscarizado por el filme The Help, traducido al español de manera muy fea como Historias cruzadas. En correcto boliviano esto debería llamarse “La empleada”.
Pues nos vamos a Missisipi en los años 60s. Una vivaracha joven de familia acomodada, Skeeter (la siempre simpática Emma Stone), quiere ser periodista. Criada por una mujer de color, bajo normas estúpidas de segregación racial, decide escribir un libro sobre las sirvientas negras, sus experiencias, sus condiciones de trabajo, el tipo de familia a las que sirven, y en sus propias palabras “el lado de la historia que no se ha contado”.
Rodeada por un grupito de estiradas amigas, que ya cumplieron su rol social al casarse, ser amas de casa y organizar eventos de caridad mientras maltratan a su servidumbre, Skeeter la tendrá difícil. Las empleadas no quieren hablar por temor a las represalias, pero eventos en cadena harán que quieran contar sus vivencias.
Quizás el mayor acierto de la película está en su casting. Empezando por la carismática Emma Stone como Skeeter, pasando por una genial Viola Davis (se acuerdan de ella en La Duda??) y una entrañable Olivia Spencer (Minny) que se roba la película. A ellas, agreguémosle Jessica Chastain (El árbol de la vida), Bryce Dallas Howard (La Aldea, La chica en el agua) y hasta Sissi Spacek.
Narrada de una manera muy condescendiente y políticamente correcta, la película muestra con humor los abusos y la segregación racial de la época. Cumple a pleno su objetivo de ser accesible para todos los públicos y escarbar (sin incomodar) en ese oscuro pasaje de la historia americana.
El guión lo escribe el mismo Tate Tylor quien se basa en el libro homónimo escrito por su amiga de infancia Kathryn Stockett. Tylor construye un filme liviano, que a pesar de tener toda la pinta de ser un producto hollywoodense hecho para el consumo de un público que no quiere sentirse “demasiado culpable”, conmueve por momentos y al finalizar su visionado, salís sintiéndote bien, pensando que existe gente buena, decente y que lo malo pasa.
Sí.
Por otro lado, no es una película perfecta, ni mucho menos. Quizás su blanda mirada se comprenda, pero los gratuitos y poco creíbles cambios de actitud de algunos personajes sólo acrecientan la sensación de estar ante un filme “bonito” en su envoltura con pocas aspiraciones reales de cuestionar su contexto.
Así como algunos pasajes hechos para que digás “qué mezquinos y cojudos eran en esa época”, sin siquiera detenerte a reflexionar sobre todas las historias de empleadas que se viven en nuestra linda, tolerante y plurinacional Bolivia.
No obstante, el filme se deja ver, pero lo dicho, una mirada más cínica podría identificar a las luces a este producto que lava conciencias pero no agita del todo un pasado en el que seguramente habían anécdotas mucho más humillantes que la del baño hecho especialmente para los criados negros.
“The Help” es a pesar de sus flaquezas, entretenida y excelentemente actuada. Cuenta con una gran fotografía y una linda banda sonora. Te engancha y por momentos, su ñoñez hiperglucémica llega a conmover. Razones suficientes para verla y constatar que el Jackson, Missisipi de los 60s no es un cuento para nada lejano a la Bolivia del 2012.
LO MEJOR: bonita, bien filmada
LO PEOR: lava conciencias pero no las agita
LO MAS FALSETE: lo de Constantine.
LA ESCENA: la del pastel
EL MENSAJE MANIFIESTO: hay historias que merecen ser contadas
EL MENSAJE LATENTE: hay historias que merecen ser contadas, que siguen sin contarse
EL CONSEJO: Mirá la viga en tu ojo después de verla.
LA PREGUNTA: ¿las cosas realmente han cambiado?
CURIOSIDADES
–El director y guionista Tate Taylor y Kathryn Stockett, la autora de la novela sobre la cual se basa la película, fueron amigos desde la infancia y crecieron juntos en Jackson, Mississippi, en la década del 70.
–El director Tate Taylor, también es actor y trabajó en Winter´s Bone, que fue nominada a cuatro premios de la Academia en el 2011, así como en varias series de TV como Six Feet Under y Charmed.
–Los realizadores eligieron al icónico compositor Thomas Newman como el responsable de la música de The Help. Con diez nominaciones a los premios Oscar® y dos premios Grammy en su haber, Newman es uno de los compositores más respetados en la actualidad en la industria del cine.
–Costó 25.000.000 $us. y ya lleva recaudado más de 200.000.000 en todo el mundo.
–El estante de libros de Skeeter contiene libros como El hombre invisible, Matar a un ruiseñor y Lo que el viento se llevó, que en la versión literaria (novela) eran incluso discutidos en varios pasajes.