Por: Mónica Heinrich V.
Era imposible imaginar que David Lynch, NUESTRO David Lynch, hiciera una película con Dinsey. Impensable que ya que la hizo, sea buena. Digo, no es que Disney sea una mierda, sino que Lynch ha creado cosas impresionantes que nada tienen que ver con el mundo de Mickey Mouse. Y dada las nefastas experiencias de otros directores (Hola, Tim Burton) con ese almibarado mundillo, tal cocktail no parecía recomendable.
Por eso es que este filme sorprende. Sorprende, conmueve, enamora.
Con una sencillez exquisita, Lynch nos cuenta la historia de Alvin Straight (interpretado por un extraordinario Richard Farnsworth). Alvin es un tipo de 80 años. Se encuentra en la postrimería de su vida, tiene mal las caderas, principio de enfisema, una posible diabetes y la vista ya no le funciona bien. Convive en un pueblito de Iowa con Rose (Sissy Spacek) , su hija cuarentona que sufre de un leve retraso mental y problemas para hablar. Una noche le
avisan que su hermano Lyle ha sufrido un infarto. Lyle vive lejísimos, en Winsconsin.
Nuestro protagonista tiene una rencilla de décadas con su hermano, y por ese motivo no se hablan desde tiempos inmemoriables. Cuando ve que la estantería está comenzando a fallarle(s) en serio, decide ir a visitarlo. El motivo de la disputa jamás es revelado, el motivo por el que emprende el viaje, queda tácitamente comprendido.
Un tipo sin mucho dinero, viejo, al que no le gusta ni volar ni viajar en bus, tiene que recorrer 250 millas a través de la América rural. Sin auto y sin absolutamente nadie que lo apoye en tan encomiable viaje, agarra la podadora de su casa, y montado en el
la le hace honor al lema de: El mundo es de quien se arriesga.
The straight story es un proyecto que en manos de otro director puede fácilmente caer en el ñoñerío gratuito y sensibilero. Gracias a Dios, a Lynch el pulso no le tiembla para mostrar exactamente lo que se necesita mostrar, para decir sin decir, sin remarcar o amplificar pequeñas escenas.
La travesía estará cargada de obstáculos y personajes de muy distintos talantes. Lo mejor es que el guión escrito por John Roache y Mary Sweeney no está exento de humor, drama y hasta tensión. Las seis semanas que el viaje dura son condensadas con precisión en casi dos horas de metraje que se pasan volando, acompañando a una hermosísima fotografía propiedad del señor Freddie Francis, que ya había trabajado con Lynch en aquella gloriosa película llamada El hombre elefante.
Como espectador no queda otra que apegarse a Alvin como si se tratara de un viejo amigo. Pujar porque llegue a destino, porque ese reencuentro entre dos seres que comparten sangre, infancia y un pasado, se concrete. Cuando pensás que no se puede poner mejor, te topás con la escena del bar. GRAN GRAN escena. Esa escena sola, hace que la película no sea sólo buena, sino soberbia.
El final llega tan simple como el inicio, mostrándonos a ese Lynch que sólo se puede amar. Amar como a este pequeño filme.
Lo mejor: Una película muy bien dirigida, muy bien actuada, muy bien guionizada, a la que no se le puede objetar nada.
Lo peor: Nada.
La escena: La del bar y el final.
Lo más falsete: Nada.
El mensaje manifiesto: La sangre jala.
El mensaje latente: La vejez te da la sabiduría necesaria para acortar distancias que una juventud estúpida creó.
El consejo: Vela! Prometo que no te arrepentís.
La pregunta: ¿Lynch será tentado por Disney otra vez?
CURIOSIDADES
– La historia es basada en un hecho verídico ocurrido en 1994. El anciano de 76 años, falleció tres años después de hacer el viaje en el que el filme se inspiró.
– Para los que fuimos tocados por la magia de la serie canadiense: Anne the Green Gables, recordamos a Richard Farnsworth como el actor que interpretaba entrañablemente a Mathew Cuthbert.
– Fue la última película de este extraordinario actor. Richard se suicidarí al año siguiente de un tiro de escopeta, después de padecer una larga enfermedad.
– Richard fue el actor más viejo en ser nominado al Oscar, contaba con 80 años cuando fue nominado como mejor actor por el papel de Alvin. Lastimosamente, no ganó.
– The straight story, fue filmada en orden cronológico.
– El nombre verdadero del hermano de Alvin no era Lyle sino Henry, pero se le cambió el nombre porque éste no quiso que apareciera el verdadero.
– Tuvo un presupuesto de 10 millones de dólares.
Esta es una señora película. Recomendable 100%.
Esta película es la prueba más importante que los premios no sirven para nada, en los Oscar apenas tuvo una nominación, en cannes no le dieron ningún reconocimiento, siendo que fue la mejor película del '99.