Por: Mónica Heinrich V.
Supongamos que tengás que filmar una película sobre un hecho tan manoseado como la Segunda Guerra Mundial. Ajá. Se me vendría a la cabeza la escena de las letrinas de la Lista de Schindler, o la imagen del tipo arriba del tren de El Tren de la vida o la de Roberto Benigni cuando es escoltado hacia el lugar donde lo fusilan ante la mirada de su hijo, y muchas más.
Lu Chuan (director) también se lo planteó. Y producto de esa elucubración mental, tenemos Ciudad de vida y muerte (título original: Nánjīng! Nánjīng!), un peliculón que tuve la dicha de ver.
Este director asiático tenía algo a su favor, su película no nos contaría el drama de los judíos o los campos de concentración, ni tampoco la vida familiar de los nazis o el trasfondo político del holocausto. Lu Chuan hace lo que conoce, o conoce lo que hace…su película se enfoca en la masacre de Nanjin, cuando soldados japoneses invadieron esa ciudad china y perpetraron hechos que hasta el día de hoy causan fricción entre Japón y China.
Nanjin fue ocupada por los japoneses en 1937 y según varios testigos, las tropas niponas asesinaron a soldados y civiles durante semanas. Violaron a mujeres de la manera más cruel y despiadada, y hay testigos que afirman, presenciaron cómo ensartaban bebés chinos en sus bayonetas después de lanzarlos al aire.
La película arranca en el momento de la invasión.
Filmada en un riguroso blanco y negro, los primeros minutos no tienen nada que envidiarle a la más trepidante acción hollywoodense. Lo mejor, es que dicha acción viene acompañada de una espectacular fotografía (los asiáticos son pendejos para la fotografía) y una hermosísima banda sonora.
Vemos a los soldados chinos que en buena parte abandonan la ciudad dejando librados a su suerte a los civiles y a los colegas que quedan rezagados. Estos soldados abandonados, intentarán camuflarse con la población civil.
Se establece una Zona de Seguridad, regida por nada más y nada menos que un nazi, el señor Rabbe, que paradójicamente se convertirá en la única garantía de protección de esta gente.
Recordemos que los japoneses estaban con Alemania en la 2da Guerra Mundial, y el señor Rabbe es considerado “amigo” por los invasores nipones, por lo que su protección es una ayuda significativa aunque no suficiente en medio de los desmanes que deja la guerra.
Rabbe es un personaje real, del que incluso se han hecho biopics mostrando su valor y solidaridad (elay, entre los nazis también había estos sentimientos) para salvar a más de 200.000 chinos de la masacre.
Lu Chuan que estudió en Beijing Film Academy, dirige su tercera película sin que le tiemble el pulso. Es fácil caer en el onanismo de retratar la violencia en su grado más lacerante, más aún cuando se habla de guerra o de un hecho histórico tan importante para China, su propio país, pero Lu Chuan muestra la masacre de manera fría, certera, sin detenerse mucho o regodearse en las escenas crueles.
Y hay escenas crueles por montones. El director elige el lirismo para mostrar el horror. El guión nos presenta a un puñado de personajes, podríamos decir que hay un par principales, y el resto sirve para pincelar la tragedia. Desfilan en la pantalla sin plantearles un happy end, sin esa tendencia del cine en general, de darle gusto a la platea. Lu Chuan dota a su filme de un toque semidocumental, donde la barbarie del hecho no es resaltado, sino simplemente exhibido.
A nivel técnico, la fotografía contribuye a que la historia se haga más impactante, la ambientación está muy bien recreada, vestuario, maquillaje, música, dirección de actores, etc., nos muestran un filme redondo, donde llegás a admirar y a agradecer la onda contemporánea que elige el director para su filme. Contemporánea en el uso de cámara al hombro para brindarle mayor realismo a sus escenas, en el BUEN uso de primeros planos, en el mejor uso de planos generales, y en una narrativa carente de condescendencias.
El final llega como un golpe en el estómago. La primera parte es truculenta, para mostrar la adrenalina de la guerra, disparos, peleas, enfrentamientos. La segunda parte, es el lado feo del ser humano, la barbarie, desolación, abuso. El final, vean el final…
Este filme ganó la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián. El guión tuvo que pasar 6 meses por el análisis de la Censura China y otros 6 meses después de terminado el rodaje para que se aprobara su contenido. El resentimiento por el episodio de Nankin, hizo que los chinos le pusieran peros a cualquier personaje japonés que fuera retratado como simpático o no brutal.
Gracias a Dios, lo que queda, amén de que algunos miren con lupa las intenciones políticas del filme, es un retrato de la guerra donde tanto chinos como japoneses son partes del horror y la tragedia, y el peso de humanismo recae en ambos bandos también.
Hermosa, colosal película. Cuando terminó, me quedé mirando los créditos, sumida en una sensación de agobio que no sentía hace bastante en una sala de cine. El homenaje a Chaplin, que cualquiera reconoce, te deja con el alma en vilo.
La bestialidad contrastada con esa risa/llanto de libertad se quedará mucho tiempo en tu memoria.
LO MEJOR: Una grandiosa producción, filmada con maestría
LO PEOR: El trasfondo político que le pueden buscar de ser simple propaganda china para poner a los chinos como víctimas…como si la masacre no hubiera existido realmente. Una pena.
LO MAS FALSETE: Nada
LA ESCENA: La de la niña con la ventana, el final y otra que me gustó fue la de la prostituta cuando no recuerda al soldado.
EL MENSAJE MANIFIESTO: El ser humano lo destruye todo
EL MENSAJE LATENTE: En medio de esa destrucción, habrá quienes sobrevivan
EL CONSEJO: Vela, no esperés que te la cuenten.
LA PREGUNTA: ¿algún día se aprenderá de la historia?
Querida Mónica, dónde puedo conseguir esta joyita en Santa Cruz? Gracias de antemano. Nico
Querido Nico, lamento decirte que no sé, yo la vi cuando viajé, pero si la pillo en mis piratas te aviso, igual estoy tratando de conseguira para verla de nuevo.
Ok gracias, espero noticias.
Nico! ya está en netmovie.com.bopor si acaso!