El sábado pude asistir a la segunda presentación del Teatro Negro de Praga, llevándome una grata sorpresa.
En primeras instancias me desanimó el hecho de que la entrada costara 250 Bs. Y 300 Bs. (33 $us. y 41 $us. aprox.), que para el extranjero parece nada, pero para los locales que gustan del teatro es un precio elevado, teniendo en cuenta lo que se acostumbra pagar por estos trechos por ver una obra.
Con ese escepticismo que me caracteriza me dije: “A ver de qué color es el tigre”.
En este caso la obra que vi se llama Las aventuras del Dr. Frankestein, obviamente basada en el libro de Mary Shelley, en el que este Dr. está obsesionado con crear un ser humano recolectando partes del cuerpo de cadáveres. Dicho relato suele ser enfocado con horror o suspenso, mientras que los checos lo hacen en clave de humor.
Para empezar, la sala no estaba llena, quizás había un 70% de lo que su capacidad permite, la obra estaba marcada para las 20:00 y arrancó alrededor de las 20:15, hubo una voz en off con acento colombiano que dio la bienvenida y explicó en una aburrida alocución (bostezo) la temática de la obra. Aquí una recomendación, cobrando tanto por la entrada, no cuesta nada gastar esos quintos en algo de folletería para que el espectador se informe sobre el grupo y capte a grandes rasgos la historia de la obra, porque aunque el colombiano se esforzó, era un poco tedioso escucharlo.
Finalmente se apagaron las luces y pudimos ver a qué se debía tanta alharaca. La palabra clave para definir esta cuestión es: magia. Una magia que no disfruté en un principio, porque como había pagado por la butaca de 250Bs, me encontraba en los laterales, con una perspectiva bastante triste de la escena y para rematar, con la fila de atrás ocupada por curiosos infantes que durante la primera parte de la obra se dedicaron a preguntar, comentar a sus padres y, claro está, a emputarme. Aquí otra recomendación, hay que enseñarles a los niños desde chicos a saber ver una obra de teatro, y lo dice alguien que cometió el error de acompañar a una amiga con DOS niños pequeños a una obra, donde estos chiquillos sembraron el caos, haciéndome pensar seriamente en el día que tenga hijos, no llevarlos al teatro hasta que cumplan más de 12 años.
De esta primera parte rescato la parte del la excursión submarina, lo que pasa es que el Dr. Frankestein empieza a viajar por todo el mundo para recolectar las partes que necesita para su creación y es así que se ve en el Mar Muerto, rodeado de peces…una escena muy lograda, gracias a la técnica que cuenta también con efectos fosforescentes que le dan realce al efecto logrado con la cámara oscura.
Casi finalizando esa primera parte, un tipo de no sé qué canal de televisión, entró a la sala, se sentó en la fila 9 (la fila 1 es la que está besando el escenario) y, adivinen qué?, prendió la luz de su cámara filmadora. No puede ser! Hubo molestia, incluso no faltó quien se levantó a increparlo por su falta de criterio. El impasse duró poco, y la obra terminó su primer acto, el colombiano se escuchó de nuevo, llamando la atención sobre el uso de la luz y flashes: “eso perjudica enormemente a la técnica que usa el Teatro Negro de Praga”, dijo.
Salimos a airearnos por 10 minutos, ahí toco comprarse gaseosas, papitas Pringles y otros. Cuando llamaron para retornar a las butacas, el basurero se llenó de botellas a medio tomar, porque comprás las sodas pero no podés meterlas al teatro. Los que no querían perder su inversión de 5 pesos, se quedaban en la puerta tomando rapidingo lo que faltaba.
Entramos, pero la viveza criolla nos hizo cambiar nuestras butacas laterales por las vacías del medio, y al parecer, no fuimos los únicos con esa brillante idea. Desde ahí, y con la tranquilidad de no escuchar niños hablando a mis espaldas, pude disfrutar de un espectáculo de alto vuelo. Obvio que volvimos a escuchar al colombiano explicando lo que se venía.
En esa segunda parte el Dr. Frankestein visita distintos lugares como Francia, en la que vimos una hermosa y artística puesta en escena de la Torre Eiffel y los pintores parisinos, los trazos de pintura se movían ante nuestros ojos mientras el Dr. conquistaba a una parisina para luego decirle adiós. Similares hechos ocurrían en Tirol, ordeñando una vaca, o en Viena donde las bailarinas de vals aparecían y desaparecían ante un maravillado público, para luego llegar al encuentro en Transilvana con el Conde Drácula. A esas instancias, estábamos todos fascinados, con ganas de que la velada no termine nunca.
Ya para cerrar el telón consiguen crear al ser humano que resulta ser un bebesote de lo más encantador. La obra termina, se encienden las luces, vemos la montonera de telones negros que usan para crear esa ilusión, los jovencísimos actores se presentan, y salimos con la sonrisa pintada en la cara, pensando “Qué bonito”.
Obra: Las aventuras del Dr. FrankesteinBasada en: Frankestein de Mary Shelley.Dirección: Pavel Horpek.
Estreno: 2006
Lo mejor: Magia, pura magia.
Lo peor: La escena de los gitanos, cuando supe que iban a tener un encuentro con los gitanos esperé emocionada, pero fue lo más flojo. Ah, y ya a nivel decorativo, está bien que auspicie el banco Bisa, pero qué cosa más fea las huevadas esas inflables que pusieron alrededor del escenario con el logo del banco.La escena: La recreación de Francia y de Viena.
Lo más falsete: hmmm existe un problema con sus finales, no tienen la fuerza requerida.
El mensaje manifiesto: El que la lucha, la consigue.
El mensaje latente: Los resultados a veces varían.
El consejo: No pagués por butacas laterales.
La pregunta: ¿Por qué no hubo folletería?
La web: http://www.blacktheatreprague.cz/