Es así que el domingo 31 a las 20:00 estaba sentadita en mi silla, con muchas expectativas y un poco más pobre (después de pagar 100 Bs. por la entrada). Había leído Filosofía en el tocador (la obra literaria) hace muchos años, antes conocí Justine o los infortunios de la virtud, donde aparece por primera vez Juliette (hermana de Justine) y que será una de las protagonistas de Filosofía en el tocador. El texto relata la iniciación de una noble doncella en el mundo de la perversión. Además de descripciones muy al estilo Sade, el autor se da el lujo de ir contra el estado, las leyes, la religión y la figura materna.
Una pequeña introducción con palabras de Sade que también aparecen en el libro, amparada por la oscuridad y la luz de una linterna, nos dio el primer pantallazo de lo mucho que se habían arriesgado los actores para hacernos entrar en ese mundo. La tenue linterna nos mostró directamente un fellatio, así como masturbaciones varias. Todo matizado con música acorde y el grado necesario de oscuridad para que el público “intentara ver más”.
Se escucharon algunas risas incómodas, mientras yo aguzaba la vista para no perder detalle. Luego se presentaron los personajes. Juliette, su hermano, Dolmancé, El caballero, la señora Mistival, y Eugene. Eugene virginal, y recién salida del convento, pero con la perversión anidando en su casi adolescente espíritu. Juliette la maestra, que junto con Dolmancé (experto en sodomización) se encargarán de instruirla, de manera muy gráfica.
La puesta tuvo aciertos y desaciertos, quizás el texto pudo haber sido una base sólida para mostrar sordidez, pero al mismo tiempo crear escenas más poéticas, aquí la dirección se juega por ponerlo de la manera más crasa posible. Los desnudos están totalmente justificados, aunque hay un par de escenas que debe haber dejado traumado a algún incauto.
Aquí no, todos sentaditos, expectantes, intentado seguir los textos que eran escupidos mitad en español, mitad en portugués…risas nerviosas de algunos, gente que se miraba sobresaltada, pero todo en cálida armonía. El marqués de Sade hubiera estado orgulloso.
El autor escribió estos textos posterior al Reinado del terror, luego de haber pasado muchos años en la cárcel, conocida ya su reputación de libertino, pervertido y violento. Así como en el texto, la obra teatral tuvo pasajes dedicados a la crítica descarnada que el marqués hizo sobre la justicia, las leyes, el estado, la religión. La puesta incluyó cada pasaje con una postura sexual explícita.
El calor en la sala era casi insoportable, la música encuadraba perfectamente ese ambiente retorcido y perturbador del que uno se empapa cuando lee los escritos del “divino marqués”. En un determinado momento la obra literaria se separa de la puesta que estamos viendo. La obra teatral va más allá y termina poniendo una escena tipo Psicosis (Hitchcock) para rematar todo lo dicho. La madre de la doncella corrompida llega a buscarla, a rescatarla de semejante escarnio. La hija, comedida, le da muerte para complacer a sus maestros perversos.
La obra literaria, más realista, nos muestra a los libertinos sumidos en su placer, dejando ir a la madre de Eugene después de someterla a diversos vejámenes.
La obra teatral, inserta hasta un plato metálico de donde nuestros tres protagonistas aspiran líneas de cocaína.
La obra literaria, termina con una “corrida” generalizada.
Luego el público intentó un tibio aplauso como recompensa a los actores que literalmente, se dejaron la piel en las tablas. Una vez se encendieron las luces, nos miramos confundidos, esperando que otra vez aparezcan a saludar, cosa que no sucedió.
Lo mejor: Irreverente.
La escena: Cuando un actor que durante toda la obra fungió de ornamento, completamente desnudo, quedó en una posición tal…que es hasta indescriptible.
Fotos: www.teatroensantacruz.com
Ficha técnica
Dirección: Rodolfo García
Elenco:Andressa Cabral, Evelyn Ligocki, Marta Baião, Beto Bellini, Diogo Moura, Henrique Mello, Ruy Andrade
Texto: Rodolfo García Vázquez, a partir de la obra homónima del Marqués de Sade
Iluminación: Flávio Duarte Sonido: Poeta Queiroz Filho
Escenografía y vestuario: Marcelo Maffei Producción ejecutiva: Evelyn Ligocki
el marqués de sade concibe el sexo como fuente de salvación ante las miserias personales, esos pecados capitales que no se asemejan a la pureza de la impía perversión de los seres humanos, amén.
Yo estuve en la organización del espectáculo y te agradezco mucho por la crítica publicada, pues esa retroalimentación es fundamental para nosotros, ya que pretendemos traer otras obras a Bolivia en 2009. Este año, sólo hemos traído a Kíkinteatro (Feroz), Símurgh y los Satyros, pero en 2009 deseamos traer grupos de manera más seguida. De los Satyros, quiero creer que podremos contar con «Vestido de Novia» (señor espectáculo) y «Los 120 Días de Sodoma», cuya puesta es aún más fuerte y salvaje que «La Filosofía». Respondiendo a tu última pregunta, creo que no llegaremos a ver un grupo boliviano proponiendo algo tan jugado y no sé cuánto tardará para tener por acá algo parecido a la puesta de los brasileños. Por esa sola razón, estamos muy orgullosos de haberlos traído a Santa Cruz, aunque me parecen superválidas tus críticas (incluso las negativas) a la puesta. Si me permites una sola corrección, el link de nuestra página está equivocado (lo correcto es http://www.teatroensantacruz.com). Saludos y muchas gracias por haber ido a ver el espectáculo. Sergio
Al que madruga le da sueño…totalmente de acuerdo. AménAldea Cultural, qué bueno que tengan esas iniciativas, esperaré con ansias las nuevas obras. La de Kikin también la vi y la disfruté mucho. Te cuento algo, parece ser que sí habrá un grupo boliviano que se anime a algo tan jugado…pero todo se sabrá a su tiempo. Ya mismo corrijo el link.Saludos