Los caminos de la vida

Es bueno salir de una sala sin sentir que se te quitó miserablemente el tiempo, o sin que te duela el corazón por la pobreza del trabajo visto. Sensaciones  recurrentes cuando se trata de la producción nacional.
Por eso es que de entrada una de las mayores virtudes de San Antonio es que: NO ESTA MAL. Tiene las credenciales necesarias para ser un trabajo que merece la pena ver y que augura cosas interesantes para su joven realizador: Alvaro Olmos.
Filmada de manera muy rudimentaria, cámara en mano y con las limitaciones que significa hacer esas imágenes dentro de una prisión, Olmos nos lleva a conocer a tres personajes en específico.
  • Ramón.- Un argentino que según su relato o excusas, por la pobreza de su entorno y con hijos a cargo, termina siendo “tragón” y es detenido con las cápsulas de droga en su cuerpo. Además tiene una rutina de payaso, el payaso Cebollita, y es el personaje más querible del documental porque todo indica que lo suyo fue un “resfalón” y que en realidad no es un delincuente, y que sí, que el hombre se rehabilitará y tendrá su segunda oportunidad en este mundo hostil.
  •  Lucifer.- Sergio Arze es el tipo aquel que asesinó “sin querer” a dos personas en Cochabamba. Recuerdo este caso, un personaje oscuro que se fue a vivir a USA a los 8 años y ahí se involucró con los Mara Salvatrucha, una de las más violentas pandillas. Al volver a Bolivia, continuó con su legado y creó su propia pandilla a la que le inculcaba los mismos principios que los MS 13. En el documental se lo ve con un perfil que oscila de sociópata a psicópata. Por un lado habla de sus sueños de ser un rapero famoso y por otro lo vemos traficar con pastillas dentro del penal y dar discursos bastantes fuera de órbita.
  • Guery.- Es el personaje más desdibujado, sirve como punto de anclaje de esas personas desafortunadas que han crecido en una familia disfuncional, y que lentamente se involucran en un mundo de delincuencia del que luego ni siquiera quieren salir. Guery se siente validado en ese mundo, y en partes del documental dirá que él es así, que al que traiciona hay que devolverle con violencia la traición y que ni bien salga de la cárcel volverá a robar. Este joven representa los que salen y entran de las cárceles constantemente.
El documental mezcla las experiencias de los tres personajes y nos da una radiografía superficial de sus conflictos y vivencias. La cámara se convierte en testigo de todo lo que narran sin emitir ningún juicio o sin intentar llegar a donde ellos no quieran que se llegue.
Quizás lo que no comparto es que se llame San Antonio, porque la cárcel es solo una excusa para contar la historia. La estadía en la cárcel es básica para conocer a los tres mencionados, pero eso no implica que sea un retrato de la vida que llevan en San Antonio o un relato de San Antonio como cárcel de transición.
De hecho, la cámara sale de San Antonio y acompaña a Ramón y a Lucifer (le diré Lucifer porque le queda mejor) fuera de la prisión, y fuera de ella conocemos a la familia de Ramón, y fuera de ella vemos el juicio del Lucifer, y fuera de ella vemos situaciones que tienen que ver más con los caminos de estas personas que con la cárcel en sí.
Se puede interpretar, también, que aunque la cárcel no sea el punto central es lo que define el documental y por tanto sin San Antonio el filme no sería posible. Puede ser, solo que a veces sentí que la narración se iba para muchas partes y no redondeaba su punto principal. Si bien consigue crear climas, algunos no se profundizan o lo que es peor, se alargan en demasía en busca del golpe de efecto.
Se destaca que hay ocasiones en que los presos se filman a sí mismos y de esa manera se consiguen imágenes pocas veces vistas en trabajos de este tipo.
El personaje Guery es importante, pero queda marginado por el protagonismo que cobran Ramón y Lucifer. No hay un equilibrio entre las tres historias.
El montaje, por otra parte, contribuye a contarnos de forma efectiva la historia. La música y el sonido están muy bien. Precisos, correctos. La estructura narrativa logra su propósito: sentir estas historias cercanas, mirarlas en plan de igualdad y provocar emociones.
Un compañero de butaca decía que el documental contribuye (in)directamente a perpetuar una imagen cliché de los presos y de la cárcel. No sé. Lo que vimos fue tratado con respeto y seriedad. Así que por ese lado, me parece un meritorio acercamiento a una temática como esa.
San Antonio es un laborioso y comprometido trabajo de 4 años, es digno de verse. Amén de lo que se pudo pulir o de lo que queda sobrando, supera con creces a lo presentado este año en audiovisuales nacionales.

Esperemos que el director continúe desarrollando una personalidad como cineasta.Se viene dentro de poco el estreno de su nuevo documental Diario de piratas, que sigue a dos mujeres contrabandistas. El trailer pinta muy bien.

Sí, Alvaro Olmos es una buena noticia para el cine nacional.
Lo mejor: Un trabajo comprometido
Lo peor: Deambulaba por muchos tópicos
La escena: la del payasito
Lo más falsete: 
El mensaje manifiesto: Los presos son personas 
El mensaje latente: La cárcel es un mundo
El consejo: Verla.
El personaje entrañable: Ramón.
El personaje emputante:algunos dirán Lucifer,pero no. No hubo personaje particularmente insoportable.
El agradecimiento: Al FENAVID que permitió su exhibición en Santa Cruz


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