LOST IN CONTEMPLATION OF WORLD

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TELEVISIÓN: Mindhunter (Temporada 1)

Por: Mónica Heinrich V.

“Debo estar en el infierno”, es lo primero que se lee en el prólogo de Mindhunter (Cazador de mentes), el libro del agente del FBI John Douglas. En ese párrafo Douglas describe su pesadilla más recurrente: los asesinos y violadores a los que puso tras las rejas lo torturan buscando su muerte.

El libro es una crónica que narra alrededor de 25 años de carrera de Douglas en la UCC (Unidad de Ciencias del Comportamiento) del FBI y sus encuentros con peligrosos criminales. Dicho así parece muy interesante, pero en la práctica gran parte del relato se ancla en la vida personal del tipo de manera muy condescendiente (“Estaba en gran forma” “Tenía muchos músculos”, “Ya era conocido como el chico malo”, “tenía talento para tal o cual cosa” “Me ovacionaron sinceramente”). Con esto no quiero decir que  no tenga valor, sino que a los datos valiosos estorba esa torpeza del autor de ponerse por encima del texto.

El libro también lo firma Mark Olshaker que no es un colega de Douglas, sino el escritor profesional que apoya al agente del FBI en la redacción.

Pues nuestra Charlize Theron vio oro ahí y compró los derechos del libro. Ante el fracaso por llevar la historia a la pantalla gigante se unió al cineasta David Fincher. Juntos quisieron vender el proyecto a HBO en el 2009 y finalmente este 2017 la convirtieron en una serie exclusiva para Netflix.

Hay buenas y malas noticias al respecto.

En ese juego odioso de Libro vs Serie, puedo decir con propiedad que el versus no existe ya que la versión de Fincher para Netflix es muy libre de la crónica de Douglas. Corre como gacela por pradera verdosa lejos, lejos de Douglas.

Fincher ha creado un universo oscuro donde se repite la vieja fórmula de agente ingenuo va descubriendo cosas que empiezan a cambiarlo internamente. Todo sucede, claro, acompañado del colega refunfuñón con mayor experiencia.

Para eso extrapolan a Douglas en el personaje Holden Ford (Jonathan Groff). El agente real, Douglas, fue francotirador, participó en guerras, y cuando empieza su estudio tenía hambre de protagonismo y gloria. Ford, en la serie, es un joven ingenuo, bastante atarantado, que comienza el estudio casi por accidente y que se la pasa con cara de asombro ante cada hallazgo y preguntando obviedades. Eso si es que no está charlando de sociología con su pareja/proyecto de novia/encame.

Aquí, casual, en la disco. Coqueteando.

La serie nos muestra a dos agentes del FBI bonachones, tratando de sacar adelante su proyecto de estudio del comportamiento criminal ante una institución burocratizada.

Lo más chocante de los episodios iniciales es que los personajes principales son bastante tópicos y ya hemos visto ese tipo de dupla muchas veces. Además, la serie te presenta ese universo de manera bastante convencional, aunque muchos se afanen en decir que estamos ante algo no visto hasta ahora.

La guionización de la mayor parte de los episodios corre a cargo de Joe Penhall cuyo trabajo más destacado es su mediocre adaptación a la pantalla gigante de La carretera (McCarthy). Penhall tampoco aporta a particularizar este thriller, sin embargo la dirección de Fincher (primeros dos y últimos dos episodios) es tal cual su filmografía y sus otros escarceos televisivos (House of Cards) sobria y elegante.

El primer episodio de Mindhunter es casi de manual, sin nada que te motive a ver el segundo aparte de dejarte llevar por el hype. Tu seguimiento al rebaño rinde sus frutos cuando finalmente aparece en escena Edmund Kemper (un gran Cameron Britton). Con el universo de Kemper (un asesino en serie que decapitó a su madre y violó la cabeza, entre muchas fechorías más) cuyas respuestas son calcadas a las del verdadero asesino, se abre la ventana a la insania que la gente esperaba con soda y pipoca.

Paralelo a las entrevistas a asesinos y criminales violentos, Holden y su compañero investigan algunos crímenes sin resolver que se les van presentando. Entre esas incógnitas y la riqueza de los personajes perturbados podemos decir que la serie llega a funcionar y que cocina un interés a fuego lento. Mindhunter comienza en 1977 y en cada episodio vemos a un misterioso personaje del que solo se muestra una secuencia. Ese es el asesino BTK, un asesino en serie de Kansas que recién fue arrestado en el 2005.

El leitmotiv del libro y de la serie es desmitificar a los asesinos y más que humanizarlos tratar de entender por qué actuaron como actuaron. En la realidad, este trabajo se usó para prevención de delitos y “cacería” de criminales, muchos casos se resolvieron siguiendo un protocolo establecido gracias al estudio de Douglas.

Pero seamos sinceros, pocos están viendo la serie porque vayan a “aprender” algo del comportamiento humano, la serie se la mira por el morbo que despierta el tema. Fincher mismo ha dicho que películas como Seven o El silencio de los inocentes enaltecen la imagen del asesino y la pone en una posición casi de virtuosismo (leer la entrevista aquí). Desgraciadamente, Mindhunter tampoco es tan ajena a eso. Si bien estos personajes vienen de entornos degradados y de situaciones familiares muy jodidas, la serie pone un cierto halo de fascinación a los mismos. Son las intervenciones con los psicópatas las que están mejor montadas, las que tienen los mejores diálogos y las secuencias más memorables. Si vos charlás de la serie con otros pequeños humanos, el comentario general es «el Kemper ese, puta qué genial está, lo busqué en youtube y es igualito».

Y es entendible, el problema es vender la pomada de que estás ante una serie diferente y de corte más profundo que otras de la misma temática cuando en realidad el tratamiento es más bien convencional y el resultado es el mismo.

Mindhunter tiene 10 episodios en su primera temporada y ya ha sido renovada para una segunda entrega. Es una serie que inicia flojita y que va creciendo conforme avanza. La temporada cierra de manera muy abierta y promete que esa urina asustada llamada Holden agarrará mayor fuelle en lo que sigue.

Go, Holden, Go.

Con grandes actuaciones, un sólido diseño de producción y personajes secundarios (asesinos) de lujo, Mindhunter se deja ver. En lo particular pienso que no alcanza niveles de embeleso. Quizás sea porque he visto/leído demasiadas cosas (series, documentales, películas, libros) relacionadas al tema y nada de lo que se relata me resulta nuevo o asombroso. Sí, puede que el problemita sea yo.

Como thriller me pareció algo aburrido (sobre todo al inicio), como estudio del ser humano no profundiza y se queda en una somera aproximación a la mente de un asesino, como vistazo al nacimiento de protocolos del FBI para manejar casos como los que la serie presenta hay cierta ingenuidad en la narrativa y cierta ingenuidad que se atribuye a un espectador que ya ha visto un montón de temáticas parecidas y no es el espectador de los 70s a los que la serie recrea.

¿Vale la pena verla? Tiene buenos momentos. El caso de Benjamin, lo del profesor cosquillas, lo de Kemper, como que le dan peso suficiente para que digás que sí, que vale la pena.

La segunda temporada será su prueba de fuego, una temporada en la que terminará de crear su personalidad como serie y veremos si sale de la casilla en la que parece estar muy cómoda: fórmula tradicional para la masa.

Lo mejor: Sobria, elegante, y tiene buenos momentos Lo peor: no se despega de los clichés del género La escena: todas las de Kemper Lo más falsete: las charlas boludas con la novia, el papel inicial de Holden  El mensaje manifiesto: hay cosas que no tienen cura El mensaje latente: qué importante es criar con amor y cariño a un niño El consejo: esperar que pasen los dos primeros episodios para que agarre más interés El personaje entrañable: el gato que come los atunes en la lavandería El personaje emputante: Sí, el pelotudo de Holden El agradecimiento: porque está bien filmada y por sus personajes perturbados tan bien trabajados.

EXTRAS

Adjunto el libro (en inglés) en el que se basó por si algún curiosito le quiere dar una leída:Mindhunter

CURIOSIDADES

    • Jonathan Groff audicionó para hacer de Zuckerberg en la película Red Social y fue ahí donde Fincher le echó el ojo.
    • Se filmó con una RED EPIC DRAGON especialmente ajustada para Fincher bautizada como la Red Xenomorph
    • El personaje Debbie (novia de Holden) maneja una peta beige, es el mismo tipo de auto que usaba Ted Bundy otro infame asesino serial.
    • Holt McCallany (actor que interpreta al compañero de Holden) ha actuado también en El Club de la pelea.
    • En la serie el personaje Holden tiene 29 años y el actor que lo interpreta 32. Bill, por su parte, tiene 44 y el actor que lo lleva a la vida 54.
    • Además de Mindhunter, Charlize Theron participa como productora en otro proyecto vinculado a Netflix: Girlboss, la comedia que adapta el libro escrito por Sophia Amoruso.
    • La nueva temporada se anclará en los asesinatos de Atlanta.
    • A continuación una comparación entre el Kemper real y el Kemper ficcionado.

MÚSICA: El futuro nació en 1977

Por: Eva Sofía Sánchez

Television, First Avenue NYC 1977
Television, First Avenue NYC 1977

Una noche durante el verano de 1977 cayó un rayo en Nueva York. El hecho provocó un apagón eléctrico que duró más de 24 horas. Ocurrieron disturbios, robos, asaltos, represión policial. Se reportaron más de mil incendios en la ciudad. El partido de béisbol entre los Mets y los Cubs debió suspenderse.

Nueve millones de personas quedaron a oscuras. La mayoría de los neoyorquinos se quedó en casa, no a causa del apagón, sino por temor al hijo de Sam, un asesino en serie que atacaba a sus víctimas con una pistola calibre .44. Se llevó seis vidas durante el verano. Al ser capturado dijo que seguía las órdenes del perro de su vecina. Un demonio le hablaba.

Ese mismo año despertó en la ciudad la fiebre del disco. El Studio 54 era el templo de las lentejuelas, androginia y cocaína. Los habitués eran Mick Jagger, Andy Warhol y Jhon Travolta. Desde el Bronx llegaba un nuevo ritmo llamado hip hop de la mano de Grand Master Flash. En bares como el CBGB una banda llamada The Ramones rasgaba sus guitarras al ritmo de un rock and roll despeinado y con chamarras de cuero.

Todo esto mientras la ciudad vivía una de las crisis económicas y sociales más dramáticas de su historia.

En ese contexto Television lanzó su primer disco, titulado Marquee Moon.

No era punk. Tampoco rock. Ahora se podría definir como indie, pero en esos años el término no existía. “Yo siempre pensé que éramos una banda de pop” dijo alguna vez Tom Verlaine, guitarrista y cantante del grupo.

La canción que le da el título al álbum tiene una duración de diez minutos. En las primeras frases Verlaine canta: “Recuerdo cuando la oscuridad se desdobló. Rememoro al rayo cayendo sobre sí mismo”. Esto lo escribió antes del apagón.

El tema es minimalista en su interpretación y poético en su lírica. Las baterías llevan adelante la canción, con cadencias que rememoran algo de jazz ingenuo. A partir del minuto cuatro con treinta segundos inicia un intento de solo de guitarra. Eleva la música y hace volar la imaginación. En un momento todo se torna etéreo y pastoral. Si de cadencias hablamos, este es un gran ejemplo.

Escuchar a Marquee Moon es reconocer el futuro que se gestó desde 1977. Su marca está tatuada en la música del momento, sea este momento los ochenta, noventa o el nuevo siglo. Una oscura influencia, casi impresa con tinta invisible en el ADN del rock actual.

Esto sólo podía nacer desde algún callejón oscuro de alguna ciudad desesperada que huye de un asesino en serie.

TELEVISIÓN: House of Cards

House of cards es una adaptación de una serie homónima inglesa por la que se pelearon cadenas como HBO, Showtime, AMC y Netflix. Finalmente, Netflix fue la que ganó la pulseta.

Pero ¿qué hace que las mejores cadenas de televisión se peleen por una serie?

Pues la gente que está detrás de ella, en este caso David Fincher, Kevin Spacey.

Netflix ganó por tener como bandera la información, más específicamente por su recolección y uso, lo que al final le dio la certeza de que el combo Kevin Spacey, House of Cards (la versión original inglesa) y David Fincher (productor ejecutivo, y director de los primeros capítulos)  era tan infalible que no solo dio luz verde a un capítulo piloto sino que elaboró un contrato por dos temporadas completas.

Esto, además del formato de la cadena (sacan temporadas completas y no por capítulos), dio extrema libertad a los showrunners de la serie para plasmar los que deseaban a un costo de cien millones de dólares.

Los antecedentes no son solo mera anécdota sobre esta serie, sino han dado pie a una evolución en la forma de hacer televisión que se ha venido dando en estos últimos tiempos.

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Frank Underwood (F.U.) al inicio, es un político demócrata en el Congreso y cuyo ascenso al poder presenciaremos a lo largo de la serie.

Por momentos: moralmente reprochable, pero a su manera nos presenta toda la gama de valores a los que está expuesto no solo alguien en posición de poder, sino el ser humano en general.

¿Es malo, es bueno? a veces uno, a veces otro, a veces ambas, todo depende de nuestra propia idea de lo permitido.

Es verdad que va rozando cada vez más lo delictivo, pero es en casos específicos y que pueden ser vistos como valederos desde su punto de vista por lo que nos hará cuestionarnos el apoyo que damos a un protagonista tan carismático y abierto.

En ese sentido, Frank rompe cada cuanto la cuarta pared y nos hace partícipes no solo de sus pensamientos sino de sus decisiones.

Kevin Spacey hace gala de todo su carisma y francamente es difícil imaginar a alguien que pudiera llevar este personaje y dotarlo de tantos matices, claro que ayuda el haber visto ya a Spacey en papeles entre malo y bueno en el pasado.

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Por su parte, Claire Underwood es la mujer fuerte (esposa en la serie) en la que Frank se apoya, un personaje con un aura sensual y decidida que tiene un magnetismo fuera de duda. Interpretada por Robin Wright (la Jennie de Forrest Gump) forma con Frank una pareja de temible apertura moral y muy honesta entre sí.

Ella le da asidero mental y terrenal a las ambiciones de Frank, se mueven como una pareja con una misión y ambos se sacrifican para conseguirla.

Otros papeles recurrentes como el de Doug tienen a veces peso en la trama, pero es la pareja la que lleva la carga de la serie en su mayor parte.

House of Cards es una serie que no trata de hacer apología de la política, tampoco la critica realmente, solo es un medio que estos personajes humanos  utilizan y de la que (casi como algo natural) abusan un poco. A veces por el bien común, un poco más para su propio beneficio.

El argumento simplifica la forma de enfrentar conflictos, lobbies, elecciones, leyes, proyectos, política externa, y todo lo que este mundo conlleva con una capacidad de manipulación sencillamente maquiavélica.

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Este 4 de Marzo se estrena la cuarta temporada que será la última con el showrunner Beau Willimon, y con una quinta temporada no sabemos qué nos espera.

En mi caso, les puedo decir que si bien prefiero la primer temporada a las siguientes, la calidad es alta en todas y no decepciona.

Marco Martorell

@matole

TELEVISIÓN: Rick and Morty

Por: Marco Martorell

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Rick and Morty es una serie de dibujos animados que no se enfoca como tal, y cuyo tema recurrente es el existencialismo. Aunque a veces nos costará verlo de manera explícita, el tema está siempre presente.

La serie nace de un corto horroroso (el cual ni siquiera linkearé porque me parece muy malo) parodiando a Volver al futuro y esa relación entre Marty Mcfly y el Doc Brown. Lo bueno es que no se queda en la copia de esa relación ni en ese pequeño corto hecho por Justin Roiland (que es la voz de la mayoría de los personajes) sino que fue expandida y redireccionada gracias a Dan Harmon más conocido por ser el creador de la serie Community. Entonces, es la simbiosis de estas dos personas lo que da este fruto interesante y para reírse a carcajadas.

Usando la relación: abuelo y nieto viajando en aventuras nunca en el tiempo (dicho por ellos para no copiar a Marty y Doc) pero sí  por todo el espacio y dimensiones paralelas, básicamente expande cada vez su universo y nos lleva al existencialismo del que hablaba al principio.

En Rick and Morty hay infinidad de mundos paralelos, de universos mínimos, que no se quedan en meros paisajes, sino son parte de una trama intrincada que da lugar a un sin número de escenarios posibles, se puede estar viendo canales de diferentes dimensiones, ser parte de un concurso universal donde el planeta puede desaparecer por el hecho de no cumplir con lo requerido en el programa, que nos lleva a reírnos de nuestra posición en el universo y en el plano dimensional. Hasta diríamos que sirve para aceptar esa grandiosidad y pequeñez de la que somos parte y no tomarnos tan en serio, es por eso que la existencialidad es una constante, y el saberse reír de sí mismo una de sus mejores cualidades.

Tiene influencias de Futurama,  de literatura de ciencia ficción, y de películas incontables. Hay continuidad entre capítulos pero usualmente exploran temáticas individuales por lo que pueden verse de forma autocontenida sin ningún problema, además de Rick y Morty como personajes recurrentes están Beth, Jerry, Summer y Mr Poopybutthole, y diversos alienígenas, parásitos y otros que usualmente son interpretados por la voz de Justin Roiland lo cual da una extraña sensación de familiaridad en los personajes. Rick and Morty me parece un gran ejemplo de lo que puede hacer el talento bien direccionado, ya que es notoria la contribución que dan ambos creadores para canalizar sus ideas y contenerlas llevándolas por buen camino.

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La serie es de Adultswim por lo que puedes ver online algunos capítulos seleccionados en su página, o si tienes clave de operador de cable puedes ver todos los capítulos. Por el momento, consiste de dos temporadas y ya veremos cuándo sale la tercera. Si no la has visto es altamente recomendable sobre todo para fans de los Simpsons, Futurama, y la ciencia ficción.

Marco Martorell

@matole

TELEVISION: Better Call Saul (1era. Temporada)

It´s showtime, folks!!

Si te sobra tiempo, si no te sobra tiempo, la serie que tenés/debés ver es Better call Saul.

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Estamos ante el spin off de una de las series que más marcaron el milenio: Breaking Bad. Es como cuando estás en una reunión y alguien dice: Yo no vi Breaking Bad, y vos lo mirás con penita honda, así como cuando sabés que alguien nunca ha probado el saice.

Te azota la melancolía y recordás a Walter White en su escena final, rodeado de su amada meta, mientras un rechoncho Jesse Pinkman recobraba su libertad.

Qué tiempos aquellos.

(suspiro)

Quizás la apuesta más lógica y aburrida era seguir a Jesse, hacer un spin off de él, pero no. Vincent Gilligan y Peter Gould tenían otros planes y antes de que acabara Breaking Bad ya estaban preparando la serie con Saul Goodman como personaje principal.

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Saul, claro, ese abogadillo inescrupuloso y excéntrico que se ajustaba a cualquier situación y a cualquier cliente en pro del cochino dólar. Y aún así, hasta el final de Walter White pudimos ver que era de esos seres con los que se puede contar. La confianza no es poca cosa, señores, no es poca cosa.

Así que cuando se confirmó el spin off de Saul tuvimos variopintas sensaciones. La más importante era la duda, ¿funcionaría? O sería solamente una excusa barata para quemar minutos en pantalla y aprovecharse de nuestras nostalgias como el spin off de Joey Tribbiani (Friends).

Quizás el precedente más exitoso lo tenga Frasier, serie aclamadísima que fue un spin off de Cheers y que consiguió equiparar a su predecesora en número de temporadas (11).

Los productores de Breaking Bad lo tenían difícil, porque salir de una serie con tanto éxito y luego mandarse una cagada seguramente era la pesadilla que los perseguía hasta cuando se quedaban dormidos en el cine.

Finalmente, la duda se disipó y la premier de Better call Saul no solo rompió records en su cadena, sino que se convirtió en el estreno más visto en la historia de la televisión por cable.saul-ep-2-720x404

La mancuerna Gillian y Gould vuelve a hacer de las suyas y crea una serie que sigue manteniendo el humor negro que tanto nos gustaba de Breaking Bad, pero al mismo tiempo se trata de una serie de personajes y eso es importante resaltar.

Tanto Saul, interpretado brillantemente por Bob Odenkirk, como Mike (Jonathan Banks) como Chuck (Michael Mckeen) son personajes con muchos matices y subcapas. Y eso es lo que nos gustaba tanto de Breaking Bad, que los personajes no eran malos malos o buenos buenos, no había esa división moral tan marcada, los personajes podían mutar, transformarse a lo largo de la serie hacia un lado, hacia el otro, o regresar a lo que fueron.

Better call Saul, entonces, nos narra la génesis de Saul Goodman. Contará cómo Jimmy Mcgill, que es su verdadero nombre, llevaba una vida de estafadorsillo de poca monta hasta que su hermano, el gran abogado Chuck, le pone un ultimátum y decide acomodarse por la senda del bien.

Jimmy McGill se hará a sí mismo, pero la vida no es justa, la vida no es bonita, la vida nunca es como uno piensa que será y así, gracias a esos vaivenes y miserias, Jimmy terminará dando al mundo a Saul Goodman.

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En esta primera temporada veremos a personajes que ya conocemos de Breaking Bad, disfrutaremos de las locuras de Tuco Salamanca, Mike (Oh, Mike) volverá mágicamente a la vida para ser personaje recurrente de la serie y ahondar nuestro odio por Walter White al saber su triste final.

A eso agréguenle las bizarras situaciones legales/policiales/mafiosas que como abogado enfrenta Jimmy/Saul, mézclenle la carga emotiva con su hermano, el gran abogado Chuck (Muere Chuck, muere!), su obvio amor por Kim, su desesperado deseo de éxito, de triunfo, su papel de antihéroe, y tenemos Better Call Saul.

La serie ofrece un abanico de posibilidades narrativas y lo mejor es que Gilligan y Gould lo saben.

La primera temporada termina con esa crisálida Jimmy/Saul. La segunda temporada promete una mariposa salvaje y vengadora.

Hay que verla.

Mónica Heinrich V.

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Lo mejor: Muy bien elaborada, mantiene esa frescura, esa sensación de personajes fracasados y ese sentido del humor que nos gustó tanto de Breaking Bad.
Lo peor: que cuando termina querés ver inmediatamente la segunda temporada y no se puede, hay que esperar.
La escena: todo lo que sucede con Tuco Salamanca es muy gracioso, también lo del inodoro, lo de los stickers y los Kettlemans y actoralmente el monólogo que se manda Jimmy en el bingo.
Lo más falsete: que siendo tan buen abogado como es no haya tenido mejor suerte.
El mensaje manifiesto: Podemos ser más de lo que somos
El mensaje latente: Vos determinás que querés ser
El consejo: Vela, y vela de un tirón. Está en Netflix, en los torrents y no sé si en cable continua en algún horario.
El personaje entrañable: Mike. TE QUEREMOS MIKE, TE QUEREMOS!
El personaje emputante: Chuck, TE ODIAMOS CHUCK, TE ODIAMOS!
El agradecimiento: Por mantener la esencia que todos los que amamos Breaking Bad esperábamos.

CURIOSIDADES

La serie está situada en el año 2002, seis años antes de su aparición cronológica en la trama de Breaking Bad.

El nombre: Better call Saul, es el mismo título del episodio 8 de la segunda temporada de Breaking Bad que es donde aparece por primera vez el personaje de Saul Goodman.

El salón de manicure asiático donde Saul mantiene su oficina, es el mismo que en Breaking bad intenta venderle a Jesse para lavado de dinero.

Hablando de Jesse, el actor que lo interpreta, Aaron Paul, dijo que tuvo conversaciones series sobre su aparición en este spin off pero que al final no llegaron a un acuerdo.

Aunque en la serie su verdadero nombre es Jim Mcgill, se cambia el nombre a Saul Goodman porque suena como Its all good man.

Cada episodio tiene una secuencia de apertura diferente.

La frase característica de Saul (Jimmy) “It´s showtime, folks!” es una referencia a la película All That Jazz.

Vincent Gilligan tenía la idea de poner en forma a Better Call Saul y luego dejarle el show a Peter Gould, pero el proceso creativo fue tan satisfactorio para él que decidió meterse de lleno.

Bob Odenkirk y Julie Ann Emery participaron en la serie Fargo.

La serie fue filmada con dos cámaras 4k al mismo tiempo. Mientras Breaking Bad se filmó en 35 mm.

En la primera escena el personaje Saul está en Nebraska, él también participó en la película llamada Nebraska.

Jeremy Shamos y Julie Ann Emery, que interpretan a los Kettlemans, tuvieron libertad para improvisar ya que a los productores les gustó mucho la dinámica que tenían juntos.

El primer episodio sucede cronológicamente el 15 de mayo del 2002, solo unos pocos días después que en la vida real terminara la serie X Files, serie en la que Gilligan trabajó también.

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