LOST IN CONTEMPLATION OF WORLD

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Crítica

CINE COREANO: La Villana / The Villainess / Ak-Nyeo

 

Por: Mónica Heinrich V.

¡Oh, sí! La venganza.

La querida, añorada y a veces judeocristiana esquiva venganza.

No sé qué les pasa a los coreanos. Tienen un bollo de películas en las que la gente jamás perdona ni olvida. Cero. Al contrario, elaboran un plan macabro en el que suelen llover coreanos muertos al trochis mochis y sus protagonistas reciben múltiples salpicadas de sangre en plena cara. Por mí, está bien.

Aplaudo el rencor llevado a la pantalla gigante con gracia.

El chiste está en la gracia.

La villana viene con un recorrido festivalero y comercial bastante bueno. De hecho, ha entrado en algunas listas como una de las mejores películas del año.

En las listas siempre surge el desencanto, y mi vida es un camino hecho con baldosas de desilusión, con el nombre de algunas películas topfiveadas (dentro de las cinco mejores del año) y personas siendo arrojadas a ese hacinado pozo imaginario en el que arrojo a seres humanos desagradables. Así que las listas nunca son del todo fiables, y hablan más de los crispines que las elaboran que de las películas que se mencionan. Pero sirven, uno les echa una miradita y a veces se encuentra cosas bonitas.

Aunque sigo bastante al cine coreano, al director Byung-Gil Yung no lo conocía y La Villana es su segunda película después de Confession of Murder. El filme está también guionizado por él, y por un colaborador debutante en el arte del guion: Byeon Sik Jung.

Primero diré que no estamos ante nada nuevo bajo el quemante sol de estos días de diciembre. De hecho, te remite a otras películas tanto coreanas como hollywoodenses (OldBoy, Misión Imposible: Rogue Nation, Kill Bill, John Wick, etc), pero eso no le quita el mérito de hacerte pasar un rato ameno viendo morir gente sin que exista ninguna lógica.

En la historia vemos varias “caras conocidas”. Una de ellas es la protagonista Sook Hee interpretada por Kim Ok Bin la actriz que todos recordamos por Thirst de mi amado Park Chan Wook. A su lado está el gran gran Shin Ha Kyun como Lee Jong Sang actor a quien le hemos visto la caripela en JSA, Sympathy for Mr. Vengeance, Sympathy for Lady Vengeance y Thirst las cuatro de Park Chan Wook y como galán el actor Sung Joon como Jung Hyung Soo a quien he visto en muchos doramas como Lie to Me, Can We Get Married, y Need Romance.

Ya, ya. Tanto bla bla bla y lo que queremos es saber si vale la pena pagar la entrada por ver esta huevada doblada en el cine. Señores, yo la vi dos veces, una subtitulada hace dos semanas y otra el fin de semana doblada en el cine, porque sí, mientras la veía subtitulada (bajada del infame torrent) me dije a mí misma: “mí misma, qué lindo sería ver este despelote en pantalla gigante” y zas, mágicamente, llegó a las pantallas de cine bolivianas.

Y la magia no hay que desperdiciarla.

La villana tiene un truculento y espectacular inicio con un plano secuencia en cámara subjetiva que dura alrededor de 5 minutos. Bien jugado, director de cine coreano que veo por primera vez.

Nuestra amiga Sook Hee se fatigó y se metió a un boliche lleningo de mafiosos a los que empieza a liquidar sin compasión.

SPOILER

La subjetiva se corta cuando le estrellan la cabeza contra un espejo y luego ya tenemos la visión de la heroína (no villana) completa.

Después resulta que a la tipa la agarra La Agencia (una suerte de FBI, CIA, KGB, lo que sea) que la intenta reclutar porque sus “habilidades” les serán útiles en el futuro. Para eso le hacen cirugía plástica y la entrenan. Ella decide cooperar porque está embarazada y le prometen que en 10 años saldará su deuda con ellos y será “libre”.

Luego nos cuentan en pequeños flashbacks su pasado de niña hija de mafioso traicionado por otros mafiosos, que cuando crece se casa con un mafioso traicionero que luego es supuestamente asesinado por los mafiosos que ella liquida al principio de la película.

Mientras tanto, en el presente le dan objetivos a eliminar y le ponen a un tipo de La Agencia como vecino encubierto para que se case con ella y la vigile de cerquita.

Queridos, nada tiene el más mínimo sentido. Ni su reclutada, ni que el crispín que la desposa primero haya sido el que mató a su señor padre, ni que la rescaten en su más tierna infancia, ni que la hayan dejado vivir, ni que después le pongan a ese chico para que se case por segunda vez, ni que la Agencia que todo lo sabe, lo ve y lo vigila pierda tantos agentes al pedo, ni nada. El guion es una oda a la torpeza y al valeverguismo que es casi exasperante.

Porque sí, cosito (el director) se ha pasado el guion por allá por donde la espalda pierde su bello nombre, pero pucha que le ha puesto empeño a cómo contar ese guion tan malo.

Casi al final, donde la tipa parece tener más vidas que un gato, llega la secuencia del auto y del bus en la que bien podríamos decir: «Ahora sí nos fuimos al carajo con impulso«, pero desde tu butaca soltás la risotada y empezás a gritarle a la pantalla como barra brava: ¡Matalos a todos, hija. A TODOS!

FIN DEL SPOILER

Si queremos hurgar entre la metafísica, la filosofía y el existencialismo para no sentirnos tan mal por tanta descarga de violencia, La Villana tiene una lectura de este personaje femenino y fuerte que invita a sobreponerse al dolor y a tomar su historia bajo su propio mando. Nahh. O sea, no. Bueno fuera. Ni siquiera se detiene en explorar aspectos políticos de su reclutamiento, o la articulación de las mafias coreanas, o tan siquiera el golpe demoledor de tantas pérdidas en una persona. Es nomás un derroche de adrenalina vacío. Un vacío filmado con un pulso y un estilismo que se admira.

Creo que no da para ovacionarla durante cuatro minutos como sucedió en Cannes de este año, pero con seguridad te dejará unas cuantas secuencias dando vueltas en la mente como peto mocochinchero.

Lo mejor: muy bien filmada, súper amena, y un estilismo para admirar Lo peor: vacía y sin sentido La escena: la secuencia inicial, la de las motos, y la del bus Lo más falsete: casi todo tiene poca credibilidad El mensaje manifiesto: las cosas se resuelven con sangre El mensaje latente: el rencor es un poderoso motor El consejo: tengo un dilema: Visualmente la película se disfruta más en pantalla gigante pero solo hay opciones dobladas, y siempre que el guion es malo la versión doblada termina por hundir más el asunto. El personaje entrañable: la hija de la protagonista. Dios mío qué criaturita más hermosa. Que no la vea Angelina Jolie porque se la sustrae El personaje emputante: En parte la protagonista, que andaba como volantín al viento matando coreanos cada vez que se le venía en gana El agradecimiento: por las dosis de adrenalina y buenas secuencias.

DOCUMENTAL: Get me Roger Stone

Por: Mónica Heinrich V.

El año pasado le preguntaron a un mono chino quién sería el nuevo presidente de Estados Unidos, ante él tenía dos fotos de los candidatos: Hilary Clinton y Donald Trump. El mono (que ya había anticipado al campeón de la Eurocopa) corrió sin atisbo de duda a agarrar la foto de Trump.

La anécdota generó más burlas que preocupación, en ese momento era imposible pensar que Trump ganaría realmente las elecciones presidenciales.

Porque, admitámoslo, muchos vieron la candidatura de Trump como un error, como una suerte de fantochada o de capricho del magnate que nunca llegaría a buen puerto.

¿Construir un muro pagado por mexicanos?¿Un plan de recorte de impuestos fuera de proporción? ¿Prohibición total de entrada de musulmanes a territorio americano? ¿Derogar y reemplazar el Obamacare? ¿Deportar masivamente a inmigrantes? ¿Meter presa a Hilary Clinton? Esas eran algunas de sus promesas electorales más controvertidas y, sin embargo, ahí en la sacrosanta intimidad del voto secreto, la gente marcó casillas suficientes para que el oxigenado y bronceado Trump alcanzara la presidencia.

El documental Get Me Roger Stone (que se puede ver en Netflix) revela que no, no fue un error, no fue una fantochada, no fue un capricho, sus propuestas no fueron producto de su perfil alocado, ni siquiera la masa votante lo escogió por “accidente” o por no pensar con claridad en sus opciones. El documental nos dice que la candidatura de Trump obedece a una coyuntura propicia y a una estrategia política largamente planeada cuya génesis se puede encontrar en los 80s.

“Mi nombre es Roger Stone y soy un agente provocador” dice uno de los asesores políticos más oscuros de la historia política americana. Otros lo han llamado con justa razón “El señor de las tinieblas”, ha metido sus narices directa o indirectamente en momentos claves de su país.

Roger Stone es un dandy, un fan de Nixon, tan fan que tiene su cara tatuada en la espalda y posee la mayor colección de memorabilia existente sobre el único presidente americano que ha dimitido al cargo.

El “señor de las tinieblas” se involucró en la política desde muy joven y escaló gracias a su postura inescrupulosa y amoral. Se sentía atraído a personajes como Nixon, por lo que fue parte de su equipo con solo 19 años, así conoció a Roy Cohn. Cohn era un despiadado abogado que fue mano derecha de McCarthy y tuvo una participación activa en al persecución de los comunistas de la época. Cohn era abogado de Trump. A mediados de los 80s él sería quien presentaría a Trump con Stone. A partir de entonces se inició una estrecha relación de amistad y confianza que perdura hasta la fecha.

En el documental vemos a un Roger Stone práctico, cínico, fascinado consigo mismo y sabiendo qué carta jugar y cómo presentarla. Hasta tiene el mismo look de Trump: cabello teñido y excesivo bronceado.

Stone fue uno de los socios de la empresa de cabildeo (lobby) más poderosa de USA, con esa empresa obtuvo millones de dólares en ganancias. Esas fotos que uno ve de presidentes americanos estrechando las manos de dictadores o genocidas, son logradas a través de cabildeos. Acuerdos gracias a la influencia de los lobbistas en la administración del presidente de turno y que no concluyen solo con la foto o el estrechón de manos, son acuerdos multimillonarios que inician guerras o las sostienen. “El libertador de unos es el torturador de otros”, respondió Manafort (otro de los socios de Stone) ante los cuestionamientos éticos y morales.

Si bien el trabajo de los realizadores Morgan Pehme, Daniel Dimauro y Dylan Blank intenta abarcar la vida de Stone, en realidad el personaje sirve para cubrir las últimas elecciones y explicar el ascenso de Trump.

El “Make America Great Again” concepto calcado de la campaña de Reagan; el uso del término “La mayoría silenciosa”, otro concepto usado por Nixon, Reagan, Franco; el pedido del certificado de nacimiento de Obama para demostrar que secretamente es musulmán; Hilary enferma e incapaz de asumir el cargo; los mails que comprometían a Hilary liberados por Wikileaks; los nexos con Putin, todo eso se le atribuye a Roger Stone.

En algun momento de la campaña y como parte obvia de su estrategia, Donald Trump despidió a Stone cuando aún faltaban meses para las elecciones. Stone siempre ha jugado desde las sombras y desde ellas maquinó aún más a gusto, se relacionó con personajes como Alex Jones, resaltando que Jones tenía más audiencia que la CNN y la NBC juntos.

Alex Jones es un mediático periodista de extrema derecha. Tiene un programa llamado InfoWars que llega a más de 60 estaciones de radio y abarca al público que precisamente le dio el triunfo a Trump. Stone aparecía casi a diario en el programa de Jones, porque claro, una de las cosas en las que hacía hincapié era la llegada que tenía el magnate a un público clase media-baja.

“Usa el rencor de blancos resentidos para manejar la agenda de gente rica”, dijo Jane Mayer colaboradora habitual del New Yorker, que también brinda su testimonio en el documental junto a personajes como Jeffrey Toobin, Tucker Carlson, Matt Labash, Paul Manafort.

Sí, es verdad: los tejemanejes, el maquiavelismo, la falta de escrúpulos, las declaraciones y actitudes de jugador de ajedrez, la guerra sucia, el lobby, los negociados no son ajenos a la política en general, a ese pantano en que el se sumerge cualquiera que ingresa a ese mundo.

Get me Roger Stone produce cierta repulsión extra al ahondar en ese pantano y ver de cuerpo entero a uno de los pioneros del lodazal, un tipo que se ufana de ser el que normalizó la guerra sucia en las elecciones americanas, el que hizo del lobby una forma de vida, el que dice haber jugado un papel clave en la derrota a Al Gore, y que ahora tiene entre sus infamias el ser el arquitecto de Donald J. Trump como presidente.

El documental, en todo caso, le da demasiado crédito a Stone porque el problema no es solo Trump o Stone. Hay un sistema que los crea y que los alimenta. Un país que ha iniciado guerras contra «extremistas» ahora sufre el más dramático incremento de grupos de odio ligados al Ku Klux Klan y al movimiento supremacista blanco. Esto no viene con la administración de Trump es un caldo de cultivo que viene desde el origen del pueblo americano, ese que eliminaba indios porque eran salvajes.

Los recientes acontecimientos de Charlottesville son el corolario de una política de Estado sostenida que alimentó el odio y el temor al otro durante décadas. Un conflicto que encuentra en su actual presidente, Donald Trump, a un dignatario incapaz de lidiar con un fuego que él mismo atizó durante su campaña.

Get me Roger Stone lo explica claro y contundente, habrá que esperar a ver si el tatuaje de Nixon en la espalda de Stone no se convierte en una premonición. Hace unas meses y poco después de que Trump despidiese a James Comey, director del FBI, el señor de las tinieblas publicó un tweet: “En algún lugar Richard Nixon está sonriendo”.

CINE: Dunkirk / Dunkerque

Por: Mónica Heinrich V.

En el filme Their Finest (2016) se aborda con humor el rodaje de una película post-Operación Dynamo diseñada para manipular a la opinión pública sobre la mayor retirada militar de la historia. El protagonista que interpreta a un guionista dice: “Alguien tiene que escribir la bazofia”, con bazofia se refiere al argumento propagandístico de las películas de la época. En dichos argumentos intervenían hasta los ministros para asegurarse de un correcto y útil uso del cine. Ese mismo personaje se verá ante la disyuntiva de contar una “mentira” y crear héroes ficticios reconstruyendo lo sucedido en Dunkerque. Para justificarse dirá con cinismo: “todos escogemos nuestras verdades”.

Es evidente que Cristopher Nolan con su Dunkirk también escogió la suya.

Antes de evaluar el resultado global de la película de Nolan, vale la pena reconocer que estamos ante un hermoso filme. Visualmente cuidado, fotografiado con la magia y el talento del suizo Hoyte Van Hoytema (Her, Interstellar, Spectre), un notable departamento de arte y vestuario con excelentes recreaciones y además la música machacona del gran Hans Zimmer imprimiendo angustia y desazón en los momentos indicados.

Nolan, por su parte, dirige esta película sin perder su impronta: el juego de los tiempos tantas veces visto en su filmografía, el privilegiar el efecto sobre el contenido y un sólido manejo de la tensión.

Así, el cineasta inglés toma el “milagro de Dunkerque” y lo convierte en película.

Se conoce como “el milagro de Dunkerque” a la evacuación exitosa de casi 400.000 soldados ingleses, franceses y belgas de las costas francesas durante la Segunda Guerra Mundial.

Dunkirk está narrada desde tres escenarios, tres temporalidades, tres grupos de hombres: 1) Soldados en Dunkerque en tierra luchando por sobrevivir en el transcurso de una semana 2) Un trío de rescatistas civiles a bordo de una embarcación en el transcurso de un día y 3) Un trío de pilotos ingleses en el transcurso de una hora tratando de controlar los cielos mientras el rescate se consigue.

Hay aciertos en las decisiones de Nolan a la hora de presentar su historia: uno de los más grandes es la presencia abstracta de los nazis como sinónimo de amenaza y muerte; en esa misma línea la ausencia de un montaje paralelo de oficinas o cuarteles con políticos y grandes generales tomando las decisiones también es destacable, porque para los soldados en peligro esas figuras eran nombres en los que no se pensaba cuando solo se trataba de sobrevivir; otro punto alto es el protagonista que no es un protagonista descollante, que es uno más de los 380.000 esperando el rescate; funciona, también, la historia entrelazada entre la playa, el mar y el aire, la guerra abarcándolo todo y hasta el juego de los tiempos demostrando que la guerra en una semana, un día, una hora, sigue siendo igual de jodida y peligrosa.

Este guion lleva en la mente de Nolan veinticinco años, aunque por su magnitud decidió esperar y ganar más experiencia haciendo otras películas antes.

El británico sabía lo que quería: una película compacta (es su película más corta junto con Following (1998), su ópera prima), sin sangre a borbotones y anclada en el suspenso y la supervivencia.

Los primeros 30 o 40 minutos de Dunkirk son emoción, sugestión, y sutileza en partes iguales. Nolan te mete de a poco en la impotencia de esa gente atrapada y abandonada a su suerte. Es a partir del último tramo donde Nolan adopta el camino más convencional ya conocido del género: ir cerrando la historia de tal manera que el halo heroico caiga aunque estés tratando de decir que en la guerra todos perdemos.

Los personajes terminan de volverse en contra del guion cuando este intenta desarrollarlos, por ejemplo el chico al que le chantan el detalle telenovelesco pero que tiene tiempo para contar anécdotas sobre su deseo de trascender como héroe: escena más cercana al último cine pipoquero y decadente de Spielberg. Lo mismo sucede con Tom Hardy como Farrier. Sus últimas secuencias donde renuncia a hacer lo más lógico y sucede algo más bien improbable, son el remarcado a un estoicismo barato que vende. Finalmente, el cierre del filme solucionado con la lectura del periódico o el discurso de Churchill, fue un recurso muy facilista para una película que prometía más riesgos.

Si bien cuenta con actores más que cumplidores (Mark Rylance, Kenneth Brannagh, Tom Hardy, Cyllian Murphy) hay pocos diálogos pero los pocos que se dijeron se me antojaron cursis, discursivos y forzados.

Con esto no quiero decir que no vale la pena ver Dunkirk, Nolan a pesar de los peros a su trabajo filma con maestría un gran espectáculo. Porque esa es la palabra que se le acomoda: “espectáculo”. Un espectáculo al servicio de una emoción básica como es el arraigo al hogar. El trailer de la película no deja lugar a dudas: “Cuando 400.000 soldados no pudieron regresar al hogar, el hogar fue por ellos”.

En la realidad, esa más descolorida y menos heroica, el milagro de Dunkerque fue la hasta hoy inexplicable decisión de los altos mandos nazis de no “rematar al enemigo”. El ejército de Hitler pudo dar una estocada mortal a los aliados y no lo hizo. Hay muchas teorías: su incapacidad estratégica, las ganas de Hitler de esperar a su escuadrón favorito para continuar y llevarse la gloria, reservar las fuerzas de sus tropas para una operación más importante o llegar a un acuerdo diplomático con Inglaterra.

Sí, ya sé: esta es una ficción no una lección de historia, pero como una película que usa la muletilla de «basada en una historia real» crea sí o sí imaginarios sobre hechos históricos. También está claro que la grandilocuencia de Nolan no aspira a hacer una película sobre la guerra, él mismo lo ha dicho en entrevistas, su visión es más bien la de un thriller de supervivencia,  aunque esas sean las intenciones verbalizadas del director el jolgorio de la llegada con que se recibe a los soldados, las tomas de las pequeñas embarcaciones acompañadas de música épica hacen exactamente lo que la película tibiamente cuestiona: sirven de inspiración unificadora para seguir mandando hombres al frente de cualquier batalla: Si nuestros soldados tienen problemas no importa el tipo de guerra que sea, hay que apoyarlos, eso es ser héroes.

Entiendo que el contrapunto es el trauma del personaje de Murphy, el shock de los soldados al verse recibidos como héroes a pesar de que es obvio que se trata de una derrota. La luz de la película, sin embargo, elige dirigirse a los civiles que uno rescatan a sus soldados y dos los reciben con amor en su retorno a casa.

Mientras Nolan concluye su filme con un sentimiento patriótico sobre el gran espíritu inglés (muy acorde a estos tiempos del Brexit) podemos olvidar un segundo que las embarcaciones civiles no solo fueron inglesas, también mandaron sus embarcaciones Francia y Bélgica. Olvidaremos también que el perímetro que posibilitó el rescate era sostenido por siete divisiones de soldados franceses, muchos de los cuales fueron capturados o asesinados por los nazis después de la evacuación exitosa de la Operación Dynamo. No se mencionará la significativa contribución de las tropas indias. No vale la pena saber que los soldados varados fueron reclutados entre los millones de desempleados británicos, que estaban pobremente armados y no tenían motivación alguna para morir en una guerra que aún no entendían. Tampoco interesa que semanas después, y lejos de heroísmos, Paris fue invadida por los alemanes.

Nada de eso importa, lo que pasó a la historia es la creencia hábilmente construida por Churchill del “espíritu de Dunkerque”, Nolan escoge esa verdad y la lleva hermosa pero algo vacía a la pantalla gigante.

Lo mejor: un acabado hermoso. Lo peor: cierta cosa patriotera disfrazada de relato thrillerintimista de la guerra La escena: la secuencia inicial que define el tono de la película, y por tensión la escena cuando se descubre que Gibson es francés  Lo más falsete: la ceguera al pedo del chico, la actitud del personaje de Rylance todo preocupado por los soldados y que le importa tres carajos el chico herido, la subida del grupo al barco encallado en zona enemiga, el espíritu de Dunkirk El mensaje manifiesto: se escogen las verdades El mensaje latente: es fácil manipular a los demás para que crean tu verdad El consejo: ¡Vela en versión subtitulada! Además de las opciones siempre en VIP y más costosas del Cinemark, el Multicine está poniendo horarios hermositos para ver películas subtituladas. Nada como el cine en versión original. El personaje entrañable: los 40.000 soldaditos que se quedaron defendiendo el boliche mientras el resto se evacuaba El personaje emputante: los hombres que toman las decisiones que terminan con la vida de tanta gente  El agradecimiento: porque es una película filmada impecablemente.

CURIOSIDADES

  • Sabiendo que los soldados que estuvieron en Dunkirk eran jóvenes sin experiencia, Nolan quiso contratar para sus soldados actores desconocidos.
  • A Nolan se le pagó 20.000.000 de dólares y el 20% de la taquilla, el mejor acuerdo logrado por un director desde el que consiguió Peter Jackson en el 2005 cuando hizo King Kong.
  • La película usó cerca de 50 embarcaciones reales, la mayor cantidad de barcos puestos en escena hasta la fecha.
  • Es el tercer filme escrito enteramente por Christopher Nolan: los otros fueron Following (1998) e Inception (2010).
  • Michael Caine sale en Dunkirk. Su voz se escucha en los intercambios por radio con el piloto que interpreta Tom Hardy. Esta sería la séptima participación de Caine en un filme de Nolan.
  • El sonido del reloj que se escucha en la película fue grabado por Hans Zimmer de un reloj de bolsillo que usa Nolan.
  • Cuando la emergencia de Dunkerque ocurrió, Churchill levaba como Ministro apenas 16 días.
  • Es la quinta participación de Cyllian Murphy en un filme de Nolan.
  • Es la sexta participación de Hans Zimmer en un filme de Nolan.
  • El guión tenían 76 páginas.
  • Se usaron alrededor de 1000 extras.
  • Cuatro contingentes de soldados indios participaron en la resistencia de Dunkerque.
  • Es la décima película de Nolan, sin contar un corto y un documental que hizo. Es la primera película ambientada en una guerra y la primera que hace basada en un hecho real.

CINE: Get out / Huye

Por: Mónica Heinrich V.

Es difícil desprenderse del encanto de Get Out.

Ese encantito que nace de ver a una película de terror concebida bajo los cánones más comerciales arañar o más bien dicho exprimir, cual naranja en máquina de hacer zumos, un tema tan espinudo como el racismo.

A primera vista, podemos reconocer la parodia que maneja el guion hacia la élite de blancos liberales (probables votantes de Trump) y a la asunción de status quo que hacen los personajes negros casi hasta el final. La parodia es identificable, y genera ese sentimiento acá conocido como “dar cosita” porque claro, más allá de los gags, de los giros, de la fórmula, se está hablando de algo que existe y el miedo siempre nace de lo real.

Antes de continuar, no se olviden que voy a salpicar SPOILERS, sobre aviso no hay engaño. Prosígome.

Como película de terror/suspenso funciona, y funciona muy, muy bien. La amenaza “racista” se vuelve siniestra y ya de entrada genera incomodidad: 1) Un chico negro pasea por barrio jailón, de noche, diciéndose a sí mismo que no debería estar ahí, un auto se le acerca y el chico empieza a preocuparse en serio. Todo se pone muy Trayvon Martin. 2) Chris – chico negro- que está yendo a conocer a sus suegros le pregunta a Rose- chica blanca – si ellos “saben”. O sea, si saben que el novio a ser presentado es pues “oscurito” (palabra que le escuché a un guía turístico dominicano para describir a los habitantes de Harlem y dejar bien marcada la diferencia con Central Park).

El padre (Bradley Withford) y la madre (Catherine Keener) lucen encantadores, “volvería a votar por Obama”, dice el padre como si Chris por ser negro fuera de hecho partidario de Obama, y como si el ser partidario de Obama te hiciera por extensión pro comunidad negra. También lo llena de expresiones cómplices como “my man” y durante toda la película Chris recibe comentarios de los blancos que pretenden ser “inclusivos” pero que están basados netamente en el color de su piel.

En la casa viven dos negros que trabajan como ama de llaves una y como jardinero otro, personajes extraños que están para ir sembrando la duda de que algo está mucho más mal de lo que nos imaginamos.

Existe, también, el comic relief (alivia el suspenso y la densidad de la narrativa) en la figura de Rod Williams (LilRel Howery) que es el mejor amigo de Chris y trabaja como guardia de seguridad y quien a través del teléfono esgrimirá argumentos racistas hacia los blancos.

Si se fijan, yo misma estoy hablando de negros y blancos, separándolos y designándolos por raza porque la película está anclada en una concepción binaria del mundo o de lo que quiere parodiar del mundo. ¿Es ese el objetivo de la película? ¿esa bipolarización de razas tan abismal que al hacer las reseñas acabemos separando los unos de los otros en una clara analogía de lo que se critica? ¿Los Armitage son realmente la familia liberal que queremos odiar o son una familia enferma que finge ser eso para atraer a sus víctimas? ¿Esta ausencia de grises no es, nuevamente, cavar sobre el mismo pozo del que se está tratando de salir?

Creo que con todas sus buenas intenciones y aún asumiendo que el filme solo está haciendo un comentario social y su leit motive es hacer una película de terror funcional, me deja un ruidito raro, como cuando la gente se queja del “whitewashing”, o como cuando se pide más negritud o latinidad en los Oscar, o como cuando el director, Jordan Peele, habla de que “hay voces negras que pueden contar una buena historia” y todo su discurso parte y termina desde su color de piel.

Esto me recuerda un libro que se llama Del prejuicio al racismo: Perspectivas Psicosociales, que reúne a varios autores y sus teorías sobre el racismo, los prejuicios, la competencia social, la identidad cultural y societal, la percepción social de la tortura, la influencia del proceso educativo y, en fin, una serie de elementos que son interesantes si se quiere entrar de lleno al tema y no conformarse solo con una película mainstream. (Acá el link: Libro para descargar) Del libro rescato el término racismo aversivo, un término que habla sobre la negación del racismo, es decir: sos racista pero sinceramente creés que no lo sos.

Ya echándole una mirada al guion, escrito por el mismo Peele, la primera hora de Get Out resulta interesante, rica en momentos turbios, mostrando esa nice white racist people que la película quiere desnudar ante los ojos del espectador y que es tan fácil detestar. Sin embargo, tengo problemas con la segunda parte, cuando se revela el juego de la familia y percibo que la historia termina a trompicones, faltando más coherencia.

¿Si los abuelos habitaban al jardinero y a la empleada, por qué no eran tratados como si realmente fueran parte de la familia y no como sirvientes? ¿No hubiera sido eso aún más freak: todos pasándolo chancho y los negros haciendo comentarios racistas también? La resolución de los algodones en los oídos es bastante chapucera y claro, hay cierta condescendencia con el personaje por la facilidad con la que al final termina saliendo victorioso. Eso es parte de la fórmula de este tipo de películas: salvarse de las maneras más estúpidas posibles, pero no sé, quizás por sus tempranas aspiraciones se espera algo más elaborado.

Y sí, mis pequeños seres multicolores, en esta película que toca el racismo: todos los blancos son villanos.

Actoralmente hay dos actores que merecen ser destacados: 1) Catherine Keener, que es una gran actriz y que lleva a su personificación de psiquiatra psycho a otro nivel y 2) me gustó mucho Caleb Landry Jones (Jeremy Armitage), como el volátil hermano de Rose, deseaba que haga más locuras hasta que podamos decir: «Esta mierda se va a descontrolar«.

Daniel Kaluuya (Chris) cumple, y el paso de la TV. a la pantalla gigante de Allison Williams (Rose) está más que correcto. El único que a ratos me producía disonancia (sobre todo al final) fue el guardia que cargaba en sí mismo el peso del humor más evidente de la película. Pasaba algo muy malo, y ¡zas! venía el gordito bonachón a lanzar su chiste.

Igual, Get Out con sus contradicciones y tomada solo como una descarada apuesta del género llega a sorprender y, en algún retorcido nivel, fascinar por partes iguales. La ayuda la coyuntura y eso que los Armitage dicen cínicamente: está de moda.

A principios de año George Bush criticaba el racismo generado tras el triunfo de Trump en las elecciones americanas “No me gusta el racismo, no me gustan los insultos, y no me gusta que la gente se sienta marginada. A nadie le gusta eso”, decía uno de los mayores impulsores del odio hacia lo musulmán.

En esa paradoja descansa el éxito de la película. Una buena parte del público que se asquea con Get Out se siente muy tranquilo consigo mismo pensando que no es racista, sí: «yo, nunca sería, haría o diría algo así», pero oh, sorpresa, en un mundo donde ya no se puede hablar de razas “puras”, donde no existe nadie que no esté mezclado con otra cultura, en lo profundo de cada uno de nosotros subyace algún tipo de racismo.

Eso es lo más tétrico de todo.

Lo mejor: funciona y da espacio para un montón de debate y reflexión a pesar de su cariz comercial Lo peor: su resolución, un poco torpe y que la película en sí misma es una paradoja La escena: la secuencia del primer encuentro con la familia, la corrida del jardinero en la noche El mensaje manifiesto: ahora se vive una suerte de racismo aversivo El mensaje latente: ese racismo aversivo puede que sea hasta peor porque está enmascarado El consejo: verla en el cine, con la mejor calidad posible y con idioma original subtitulado El personaje entrañable: el perro y el venado El personaje emputante: la crazy bitch de Rose El agradecimiento: porque está muy entretenida.

CURIOSIDADES

El director es hijo de una pareja interracial y él mismo está casado con una mujer caucásica.

Tuvo un presupuesto aproximado de 5.000.000 $us. y ha recaudado casi 140.000.000 $us.

Se filmó en 28 días en Alabama.

Peele se inspiró a hacer la película cuando en un stand up Eddy Murphy le dijo que tenía que ir a visitar a los padres de su novia blanca. Dos películas en las que también se inspiró fueron La noche de los muertos vivientes, y The Stepford Wives.

Allison Williams (Rose) es una de las actrices principales de la popular serie de HBO: Girls donde interpreta a Marnie.

Eddy Murphy fue elegido para protagonizar la película, pero el director lo pensó y decidió que era muy mayor para el papel.

El final original contemplaba a Chris siendo arrestado por la policía por los asesinatos de la familia Armitage. Peele creyó que su audiencia necesitaba un final feliz, dado que en el momento que escribía el guion estaban surgiendo muchos casos de abuso policial hacia la comunidada afroamericana.

Missy hipnotiza a Chris con el sonido de su cuchara batiendo su taza de té o café. El sonido es una simbología de privilegio.

Chris se salva agarrando algodón, literalmente. Otra simbología más.

El apellido Armitage es un homenaje a una historia de Lovecraft: The Dunwich Horror, relato en el que la familia Armitage era la villana.

La voz que sale en la TV y que dice constantemente «A mind is a terrible thing to waste» es la voz del director, Jordan Peele.

CINE COREANO: The Handmaiden /Agassi/ La Doncella

Por: Mónica Heinrich V.

Esta es una historia de amor, una historia de amor entre Park Chan Wook y yo.

Corría el año 2003 cuando este director coreano impactaba con su famosa OldBoy (reseñada aquí) y así, porque las cosas importantes suceden en grande, se me quedaban grabadas para siempre las notas de Farewell, My lovely, la terrible conciencia de que se puede devorar poéticamente a un pulpo vivo y la certeza que Choi Min Sik es un actorazo.

La juventud no me había preparado aún para sentimientos tan corrosivos como la venganza, y de pronto la tuve delante mío a 24 sangrientos frames por segundo. Cómo la disfruté.

Sí, Park Chan Wook, encargate de todos los que le hicieron daño a nuestro personaje principal, sí, Park Chan Wook, encargate de nuestro personaje principal también. Hacelos talco a todos. ¡A todos!

Esa cita romántica despertó una infatuación que me llevó a repasar toda su filmografía existente (el amor es un poco stalker) y a esperar toda su filmografía venidera (el amor es un poco freaky) y a aceptar hasta sus tropezones, léase Stoker (el amor perdona huevadas).

Antes de sumergirnos de lleno en la película que nos atañe, tengo que meter con calzador otro de mis clímax amorosos parkchanwooknianos: Im a Cyborg but that´s OK, que no he reseñado pero que desde la lluviosa Santa Cruz les digo: hay un tatuaje en mi corazón con forma de máscara de conejito que late y late recordándomela cada cierto tiempo. Y porque #yolo (you only live once), diría la “filosófica” juventud de hoy ajena a sentimientos tan corrosivos como la venganza, tiro esto para pescar algún lector que se anime a verla:

La bella y loca: Im a Cyborg but Thats Ok

Ahora pasemos a The Handmaiden. (para los despistados: con Spoilers)

Park Chan Wook deja a Nicole Kidman, los curas vampíricos, los hospitales psiquiátricos en pos de una historia de época.

Estamos en la década de 1930, y Corea vive bajo la ocupación de Japón. Una chica joven llamada Sook-hee es enviada como criada/empleada doméstica/handmaiden a la casa de la heredera japonesa Lady Hideko, pa más señas la Agassi. En la cabecita de ambas hay un macabro plan.

La historia está contada en tres partes. Tres partes que son necesarias para ver las cochinaditas que realmente hay detrás de cada personaje principal. Sook-hee no es solo sumisa y medio analfabeta, Hideko no es la inocente y pura heredera que será corrompida por un Conde. El Conde no es el adinerado y noble hombre que aparenta ser.

The Handmaiden es un juego de seducción y una especie de rompecabezas cuyas piezas van encajando de a poco bajo la mano siempre serena de él, de Park Chan Wook.

El coreano trabaja nuevamente con su coguionista Seo- Kyong Jeong y juntos hacen que el espectador viaje por todas las emociones y trampas que atraviesan los personajes.

Hay, también, una carga de erotismo bien resuelta, por lo que las escenas eróticas y sexuales entre Sook-hee y Hideko además de exponer desnudez son muy, muy bellas. Creo que más allá de una concepción de erotismo basada en la idea de ver chutas a dos asiáticas estrujándose, hay algo que lo sustenta a nivel emotivo como cuando Sook-Hee destruye los libros que era obligada a leer Hideko o como cuando Sook-Hee le dice a Hideko que su madre la amaba.

Fiel a su costumbre, y parte de su sexy encanto, el director no escatimó en su diseño de producción: las locaciones son excepcionales, la dirección de arte, el vestuario, la luz, todo está tan cuidado que uno solo puede imaginarse la meticulosidad con que ha trabajado, y la música, la música envuelve a la película con un halo de lirismo que la hace aún más hermosa.

No, damas y damos, yo no soy como la canción de Shakira: Bruta, ciega, sordomuda, pobre, traste, testaruda, y sí, sí puedo ver lo que se le objetaría a The Handmaiden, hay algunos aspectos de la historia que carecen de lógica o que son innecesarios o que se pueden resolver de manera más fácil (el viejo dejando a la tipa con el fulano ese rondándola, la entrada al manicomio, la narcotizada del Conde, la captura del Conde, etc..) o hay personajes que parecen estar como perros guardianes (la ama de llaves) y que luego si te he visto no me acuerdo.

Lo acepto todo y lo abrazo cual anaconda por su elevado estilismo, por su capacidad de retorcimiento, por lograr que dos horas se pasen volando con un argumento que en otras manos sería un arma suicida y por hacer que hasta el final cursi y la encubierta referencia política te valgan dos pepinos.

Mientras salen los créditos, vos estás ahí, en tu butaca o en tu cuarto, frente a tu TV., haciéndote más tatuajes, este en forma de dedal, así recordarás que Sook-hee y Hideko se liberaron porque a veces, solo a veces, se puede ser feliz o rozar lo que eso significa.

Lo mejor: la belleza Lo peor: algunos cabos sueltos La escena: la del dedal, la del títere, cuando le dice lo de la mamá El mensaje manifiesto: nada es lo que parece El mensaje latente: pocas cosas sobreviven en la mentira El consejo: verla, con la mejor calidad posible y con idioma original subtitulado El personaje entrañable: las chicas El personaje emputante: el tío perver El agradecimiento:  por Park Chan Wook.

P.D. Agradezco al lector de la página que me pasó de manera muy temprana el link para descargar la película y que tercamente no vi esperando el milagro del visionado en pantalla gigante, hasta que se hizo evidente que ese milagro, al igual que el respeto por los árboles cruceños, no llegaría.

CURIOSIDADES

The handmaiden se basa en el libro Falsa identidad (pueden descargarlo en pdf aquí : Falsa-Identidad) de la escritoria británica Sarah Waters.

La película dura 144 minutos. El corte del director dura 168 minutos.

Tuvo un presupuesto estimado en casi 9 millones de dólares y ha recabado más de 36 millones alrededor del mundo.

Fue filmada desde junio a octubre del 2015.

Los actores coreanos tuvieron que aprender japonés para las partes que eran habladas en ese idioma, Kim Min Hee (Hideko) lo aprendió tan bien que en Cannes fue aplaudida por la prensa nipona.

Tae Ri Kim (Sook Hee) era fan de Kim Min Hee (Hideko) y cuando hizo la audición no sabía que ella era la otra protagónica. Cuando Park Chan Wook le preguntó quién era su actriz favorita, ella dijo Kim Min Hee, lo que dejó encantado al director.

Tae Ri Kim fue elegida en un casting de 1500 actrices.

Antes filmar Park Chan Wook mandó el guión a Sarah Water, que dijo haberlo disfrutado pero que le parecía que la película debía presentarse más que como una adaptación como «Inspirada por».

The Handmaiden fue vendida a 116 distribuidoras antes de su estreno.

Para la escena de desnudos, todo el crew masculino tuvo que salir del set.

La escena fue coreografiada minuciosamente junto a Park Chan Wook, que hizo los ensayos previos con cámaras y las actrices vestidas. Fue filmada en las primeras semanas de rodaje para liberar del stress al equipo y a las actrices.

Se filmó con la cámara Arri Alexa Plus.

CINE: Ghost in the Shell / La bella y la bestia / Patriots Day / Rápido y Furioso 8

Por: Mónica Heinrich V.

Contiene Spoilers y otros desvaríos.

GHOST IN THE SHELL / LA VIGILANTE DEL FUTURO

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Hay muchas personitas que esperaban esto con globos y serpentina y se han dado de face contra el planeta. He visto todas las fases del luto, de la pérdida, en las que destacan: ira, negación y resignación.

Gracias a Deus, pude vivenciar el despropósito sin ideas suicidas ni homicidas.

Estoy en esa fase de la existencia en la que soy feliz con las pequeñas cosas. Sí. Soy feliz solo de ver a nuestro Takeshi Kitano ahí. Con media cara paralizada, con canas, madurito, pero ahí. La presencia de Kitano le da un plus a esta desangelada versión de Ghost in the Shell.

Porque el problema de esta propuesta hollywoodense es que transcurre sin pena ni gloria, y lo único que te ata a ella son los vestigios de la trama creada por el japonés Masamune Shirow, sensei de senseis.

Jamie Moss ( Street Kings), William Wheeler (The Hoax) y Ehren Kruger (tres Transformers y dos El Aro), son la trinidad de guionistas que le quitaron a uno de los manga/anime más respetados su alma.

Basta ver el repertorio de películas que tienen entre estos tres para saber que nos van a dar cualquier huevada y todo indica que el fulano de Transformers y El Aro es el que más mano metió al sancocho.

El polémico whitewashing (término usado para quejarse sobre gente como Scarlet Johanson haciendo un papel que “por derecho” le pertenece a una asiática) me parece pura paja y racista en su percepción antiracista del mundo. Si la película es buena, no importa de qué raza sea la protagonista.

Además, los problemas de Ghost in the shell están más allá de la caucasidad de Scarlet Johanson.

Johanson interpreta a Major, una líder de un grupo de élite, Sección 9, que tiene que perseguir a los malos malosos en un mundo súper moderno y evolucionado. Major en el pasado fue humana, pero transplantaron su mente a un cyborg, lo que la convirtió en un ser «único».

La trama se agita cuando aparece Kuze (un gran Michael Pitt) que anda hackeando las mentes de todos los involucrados en el proyecto que creó a Major y tiene planes descabellados.

Igual de descabellado es que Kuze (que en el manga tiene otro nacimiento y destino) al principio se presente como el pendejito que los tiene a todos con el Yisus en la boca, y luego, de la nada, se ponga pusilánime , no pueda ni defenderse apropiadamente y Scarlett tenga que salir de sus reflexiones sobre el ser y la nada para salvarlo.

La Major, por su parte, anda conflictuada toda la película con una actitud casi hamletiana (soy o no soy), en el manga eso te lo dejaban a tu criterio, acá lo repiten hasta el hartazgo volviendo pueril un argumento que siempre tuvo un trasfondo filosófico.

Al salir del cine pensás en el mega despliegue tecnológico que se mandaron, en el súper arte que manejaron, en Michael Pitt reapareciendo después de mucho tiempo, en Japón y sus mangas, en Japón y sus animes, en Japón y sus yakitoris, en Japón y Takeshi, y, lo más importante: en los adorables beagles. Pensás en eso y te inunda la tristeza, un fracaso tan épico solo puede dar tristeza. Luego te comés un sundae de vainilla y se te pasa. La película cae en ese no menos triste cajón llamado olvido.

Ghost in the shell termina siendo una premonición: Es el fantasma de lo que esperábamos, y el alma no está, el alma se fue, cantaría el también olvidado Nek.

Lo mejor: Kitano y el Beagle (perrito bello) Lo peor: vacía y que Kitano y el beagle no salgan más La escena: ya lo saben: todas donde aparecen Kitano y el beagle, mención honrosa para la escena del primer ataque a la cena El mensaje manifiesto: en proyectos de esta envergadura habría que contratar mejores guionistas El mensaje latente: Ni con Kitano y ese hermoso beagle podés levantar una película tan mustia El consejo: No esperés revivir lo vivido a través del manga y el anime El personaje entrañable: sí, sí: KITANO Y EL BEAGLE! El personaje emputante: la doctora que hace Juliette Binoche, y el boludo que los persigue, que tan cruel es el olvido que no recuerdo cara ni actor ni nombre El agradecimiento: claro está: POR KITANO Y EL BEAGLE.

LA BELLA Y LA BESTIA/ BEAUTY AND THE BEAST

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Jung hablaba de los arquetipos como continuidades simbólicas que se mantienen invariables en el paso del tiempo. Los roles sociales de héroes, padre, madre, mujer, hombre, villanos se repiten en cuanto mito o cuento escuchamos. Lo bueno es así, lo malo es asá. Todo eso se implanta en nuestra pequeña y jodida psiquis.

Aunque el concepto tiene sus complejidades, acá estamos para hablar de cine por lo que resumiré esto en una pregunta: ¿Qué idea queda flotando como pelo en la sopa cuando terminamos de ver La Bella y la Bestia?

La respuesta generalizada que he recibido a esa inquietud existencial es: “Lo importante es lo de adentro”.

No, padawanes, maestros Jedis, y futuros guerreros rebeldes.

Lo que queda bogando es la posibilidad de que una bestia peluda que te gritonea y te zamarronea puede cambiar y convertirse en un bello príncipe o lo que es peor, que una bestia peluda que te gritonea y te zamarronea EN EL FONDO es un bello príncipe.

Parece, también, que está de moda desarrollar el Síndrome de Estocolmo (ver Passengers) como punto base de cualquier romance y que el sujeto que te DA PERMISO para ir a ver a tu señor padre en apuros se ha comportado con una altura moral digna de admirar.

Y ya, ya recibí la otra respuesta a este planteo: Estás hilando muy fino.

Quisiera estar hilando fino, pero no, es tan básico como cuando Blanca Nieves limpia y barre y cocina en la casa de los enanitos, o como cuando la Cenicienta limpia y barre y cocina en la casa de su madrastra, o como cuando Ariel, la sirenita, cambia su voz por un par de piernas para lograr que el imbécil del príncipe se enamore de ella, y así, sucesivamente, hasta el final de nuestros días.

Yéndonos al cine que se nutre de arquetipos, de remanentes arcaicos, Disney ya había llevado a la pantalla gigante su versión animada en 1991, en la que se introdujeron algunos cambios al relato original francés: Bella es hija única y no tiene dos odiosas hermanas que siempre son feas e interesadas, Bella además de linda lee, por lo que algunos vivillos piensan que es una reivindicación femenina (sí, mostrar mujeres leyendo es muy avant-garde), la chica canta a voz en cuello que quiere más que una vida provincial (parece que ser de pueblo es aburrido y la vida pueblerina es de gente vulgar y sin estudios) y todo termina con ella en un suntuoso castillo relumbrante de oro en los brazos de un apuesto príncipe (parece que ser feliz es eso, castillo relumbrante y apuesto príncipe).

Así y todo, disfruté de la versión animada de Disney. Creo que es una de las películas animadas que tiene mejor soundtrack y aunque deja como migajas de pan la idea de la bestia gritona = buen partido amoroso, fue un espectáculo vistoso y agradable.

Este año, con mucho bombo y platillo, deciden hacer casi la misma versión con las mismas canciones con actores de carne y hueso que lucen igual a la versión noventera. La pregunta lógica sería ¿Para qué? La respuesta lógica sería: Por los quintos.

El codiciado papel de Bella se lo dieron a Emma Watson, la chica Harry Potter, la que jodió tanto con sus exquisiteces para hacer La La Land que fue reemplazada por otra Emma, Emma Stone. Disney cumplió con sus exigencias, y la Watson se quedó con el papel, esta señorita no es para nada mi actriz favorita y en la película se la pasa con cara de “sí, pisé puchi de vaca pero soy cool y me aguanto”.

La historia es la ya conocida, la ya vista. Transcurre con cierto saborsillo a plástico, permítanme sacarme el kilo de bolsa negra que tengo en la boca para decir que sin dudas Luke Evans como Gastón y Josh Gad como Lefou tienen las personificaciones más logradas.

Bill Condon, que hace años fue un interesante director con Dioses y Monstruos, nos demuestra lo que la industria le hace a algunos directores interesantes: la anulación, castración, amputación de cualquier talento. A él pertenecen dos feas y despersonalizadas entregas de la saga Crepúsculo. Apaguemos todo y vayámonos a dormir.

Los guionistas tampoco han hecho grandes contribuciones, Evan Spiliotopoulos (Hércules, El Cazador y la Guerra de Invierno) y Stephen Chbosky (Rent y The Perk of Being Wallflower) se apegan al original cual garrapatas sin mayores aspiraciones.

La “sorpresa” del trabajo digitalizado conviviendo con los actores de carne y hueso no llevan a La Bella y la Bestia a más allá de un refrito innecesario para los que aún recordamos la animación.

Se disfruta por partes, sí, algunas canciones, algunas coreografías, algunos despliegues de arte o vestuario, algún algo, a estas alturas, un producto tan prefabricado requiere de un extra para que consiga convertirse en clásico.

La bella y la bestia se nutre de uno, pero solo será memorable para los seguidores de Emma Watson aka Hermione.

Llegando al final, al ver la famosa y esperada transformación de la bestia en ese actor tan chicha sin dulce que es Dan Stevens, se me salió un bochornoso: Pucha, mejor ni se convertía.

Gracias.

Lo mejor: Lindo soundtrack, lindas coreografías, lindo arte, lindo vestuario Lo peor: esa complicidad con la bestia en su peor faceta: gritón y violento La escena: cuando muestran la biblioteca Lo más falsete: Emma Watson El mensaje manifiesto: porque te quiero te aporreo El mensaje latente: ya es tiempo de ir más allá de arquetipos El consejo: quédate con la del 91 El personaje entrañable: la biblioteca El personaje emputante: Bella aka Emma Watson aka Hermione El agradecimiento: por todas las partes en las que sale la biblioteca.

DÍA DEL ATENTADO / PATRIOTS DAY

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Oh, sí. Hablando de arquetipos, en Patriot Days tenemos uno largamente extendido en la cinematografía americana: El inocente gringo receptáculo de odio y terror inexplicables.

Peter Berg, director de Hancock, The Kingdom, Battelship y la más reciente Deepwater Horizont, huye una vez más de la sutileza. Con una historia firmada por cuatro crispines y un guión basado en esa historia escrito por el mismo Berg, Matt Cook (The Duel) y Joshua Zetumer (Robocop), la reconstrucción del atentado de Boston se centra en la figura ficticia de Tommy Saunders como el policía patriota, eficiente que está en el lugar del despelote.

La acción se sitúa en el 2013 cuando en pleno emblemático maratón bostoniano, dos bombas estallaron. Las investigaciones dieron con los autores: dos jóvenes chechenos, musulmanes, hermanos, que fueron literalmente cazados por el FBI y la policía local.

Por supuesto que uno desde su tranquila butaca occidental puede ver con honda simpatía a las víctimas del atentado, eso no se discute. Berg, también, tiene entre sus manos una historia que está llena de aristas, tomando en cuenta lo inusual del comportamiento de los terroristas involucrados: acciones erráticas, literalmente “de película”, que son la parte más movida del filme y que te mantienen en vilo.

El director, por desgracia, sigue firme sobre la senda de musulmán loco y terrorista, y no tiene interés en indagar sobre nada más. Ni siquiera de darle matices a sus personajes. Están loquitos y eso es todo. Los otros son héroes y eso es todo. Quizás el momento más interesante, en esa línea, sea el interrogatorio a Katherine Russel (interpretada irónicamente por la actriz que da vida a SuperGirl), la esposa americana radicalizada al islam que hasta el día de hoy no se sabe qué papel jugó en los atentados.

Patriots Day es una más de esas películas que rescata el honor americano y la hidalguía de su pueblo de recomponerse a pesar de los “inexplicables” atentados terroristas. Seguramente, al final de sus funciones en suelo americano recabará cerrados aplausos y, claro, cumple con su labor de homenaje a Boston, a sus víctimas, y a cualquier víctima de los musulmanes loquitos.

Nada más y nada menos.

Lo mejor: está bien filmada, y cumple con su misión principal: El homenaje Lo peor: patriotera y banal La escena: cuando las bombas estallan, y toda la secuencia del asiático que huye Lo más falsete: una mirada maniqueista y poco profunda del atentado, de los seres humanos, del mundo y de la vida  El mensaje manifiesto: pueden atacar Norteamérica en cualquier momento, los gringos están indefensos y son inocentes El mensaje latente: hay que aniquilar o neutralizar al enemigo: los musulmanes El consejo: buscá información sobre el atentado, hay detalles interesantes que no están en la película El personaje entrañable: el asiático El personaje emputante: Mark Wahlberg, el personaje de Kevin Bacon, hmmmm El agradecimiento: porque el héroe, a pesar de ser un homenaje, en realidad es ficticio.

RÁPIDO Y FURIOSO 8 / THE FATE OF THE FURIOUS

furiousposter_0Pensar que Vin Diesel empezó siendo director y guionista y hasta metió uno de sus cortos al Festival de Cannes y otro en el de Sundance. Pensar.

Luego, gracias a Spielberg, saltó a ser figurita de acción con Salvando al Soldado Ryan (sí, ahí salía también) para después de otros resfalones, ser el infame Dominic Toretto en Rápido & Furioso.

Corría el año 2001 cuando salió la primera entrega y nuestro Vin tenía 34 años.

La idea de un sujeto que se pasa la vida entre los autos, haciendo carreras y literal: mostrando quién la tiene más grande, tenía sentido en esas épocas treintonas.

16 años después y con Vin a punto de cumplir 50, llega Rápido y Furioso 8. Claro que por supuesto que sí, el personaje sigue actuando como en sus tempranos treintas. La palabra «patético» resuena en mi mente.

No pude reseñar la 7, pero la disfruté, el malayo James Wan que comenzó con Saw es un director bastante versátil y efectivo, gracias a él me descubrí derramando algunas lágrimas por Paul Walker en una de las entregas mejor logradas de una saga que hace tiempito está acusando cansancio.

Esta vez, le dejaron la papa caliente a Gary Grey. Grey ha dirigido cosas bastante genéricas: The Italian Job, A Man Apart, The Negociador, Straight Outta Compton y con Rápido y Furioso 8 esta falta de personalidad, de toque mágico, también se nota.

Pedir coherencia al guión de Chris Morgan es como pedir cuchillos metálicos en un patio de comidas, conseguirlo es muy improbable.

La historia es tan estúpida que Cypher (Charlize Theron), igual que Kuze, es una villana de villanas, tiene todo un plan maléfico muy bien armado pero porque al guionista se le cantan las pelotas recluta a Toretto para hacer cosas que el pelirrojo de The Game of thrones podría hacer silbando y con los ojos cerrados.

¿Y cómo, Cypher, villana de villanas, logra reclutar al escurridizo Dom? Haciendo aparecer de la nada un hijo que Toretto tuvo mientras la Letty (Michelle Rodríguez) estaba muertita. ZzzZZzzzZZZzzz. Los instintos paternales de Dom aparecen y empieza a actuar como muñeco a control remoto, la “familia” no sabe qué carajos pasa pero AUN así no se despelucan ni se fatigan mucho con el cambión de Dom. O sea, el líder de la manada se ha vuelto contra la manada, y nadie está realmente afectado por tener al macho alfa en contra.

Es momento para que reaparezcan ex villanos de la saga, que resulta que eran buenos nomás y que pueden trabajar con la “familia” que en entregas anteriores los persiguieron y los encarcelaron. Bello, para eso uno se pasa dos horas de su vida por entrega odiando a un villano.

Ya para el final, se decantan por ir a metérsele al rancho a unos pobres rusos y matar rusos al trochis mochis. Muere, Rusia, muere.

Dom, vuelve al redil y se reintegra a la “familia” en una escena y  nadie, NADIE, muestra grandes conflictos por su ida y su venida.

Debo confesar que durante la cena en la terraza, mientras Toretto anunciaba que su vástago se llamaba Brian (en honor al personaje de Paul Walker), no pude evitar soltar la risotada.

Porque Rápido y Furioso es así, un producto cuya estructura es muy muy predecible, que combina paisajes exóticos, autos de lujo, chicas, chicos, acción al por mayor y humor chafa.

Lo interesante es que funciona. Hasta la fecha, toda función a la que he ido de esta saga está repleta, y siempre, siempre hay gente que aplaude al final. Con esto no quiero decir que si millones de vacas comen pasto es porque todos debemos comer pasto, sino que es un producto hecho bajo cierto parámetros que cumple sus objetivos.

Por mi parte aún disfruto de ver a Vin más hinchadito, con su pelona brillante, con su voz de locutor de radio, acompañado del carismático La Roca (ajá, me parece carismático y otras cosas más) y que se le sumen Jason Stathan (don Transportador), Luke Evans  que sale de su hermano y que es Gastón en La Bella y La bestia, la gran Helen Mirren, Kurt Russell, etc..

Al final del día tendremos a toda esta gente haciendo y diciendo huevadas y un montón de autos destruidos. Veremos cuándo comienzo a odiarla.

Lo mejor: tiene su encanto Lo peor: está muy muy gastada, y las estupideces son tan grandes que dan ganas de pasarle un auto por encima al guionista La escena: la secuencia de los autos que se manejan solos, sobre todo cuando caen de los edificios/ mención especial para la secuencia final de Statham con el bebé de Toretto Lo más falsete: ¿realmente Cypher necesita a Toretto? ¿REALMENTE? El mensaje manifiesto: Rápido y furioso es como la Coca Cola, tiene el mismo sabor siempre y la gente no se cansa de consumirla El mensaje latente: hay Coca Cola para rato El consejo: honestamente uno no se pierde nada en la vida si la dejás de ver, así que sentite libre de pasar de ella o esperala en DVD El personaje entrañable: el bebé de Toretto El personaje emputante: toda la «familia» yendo a matar rusos jejeje El agradecimiento: qué sé yo. Porque podemos salir y olvidarnos de ella al igual que Ghost in the shell? Bueno, eso.

OSCAR 2017: Mejor Documental: 13th / O.J. Made in America / Fuocoammare / An Animated Life

Por: Mónica Heinrich V.

A ver, a ver, acá tenemos a los nominados a Mejor Documental exceptuando I´m Your Negro, que aún sigue en cartelera en USA y me ha sido imposible verlo. Esta categoría tiene dos coladitos, descubramos cuáles son. Como sé que muchos de ustedes ni siquieran tendrán interés en sentarse a ver los documentales en cuestión (picarones) les voy a dar spoilers hasta reventar. De nada.

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13th se refiere a la 13va enmienda de la Constitucion americana, la que va contra la esclavitud. La famosita que les ha servido a los gringos para autodenominar la patria gringa como “la tierra de la libertad”. En ella hay una claúsula que indica que la esclavitud está prohibida “a menos que el sujeto sea culpable de algún crimen”.

Miren ustedes qué previsores son los gringos. Porque de ahí se desarrolla un concepto aún más triste: La esclavitud previa a la Guerra Civil fue, obviamente, un sistema económico. Cuando el Sur pierde, la economía se va al tacho y la única forma de recuperar la mano de obra “liberada” es metiendo presos a los negros por delitos menores. En esa época ocurrió el primer aumento de la población carcelaria.

Mediáticamente se trató de posicionar la imagen del negro liberado como una amenaza para la sociedad, la película El nacimiento de una nación confirmó de manera masiva lo que muchos blancos querían que se cuente como consecuencia de la Guerra Civil: El afroamericano libre es un peligro para los blancos y el mejor lugar para ellos es la cárcel y el trabajo forzado. Acuérdense de la escena de la blanquita balanceando sus pies inocente y juguetona, mientras un perverso negro la acechaba para violarla.

La película también produjo un renacimiento del Ku Klux Klan al mostrarlos bajo un halo romántico y heroico. La cruz quemándose fue algo creado por el propio Griffith (el director), porque le parecía una imagen fuerte, luego el KKK la adoptó.

El documental evalúa el trauma generacional que supuso tener que migrar del sur hacia otros estados no en busca de bonanza económica sino de escapar de las condiciones de vida donde el asesinato por sospecha de crímenes estaba normalizado.

Luego, cuando se hizo inaceptable que esas prácticas quedaran impunes, surgió un agregado legal: la segregación. Los negros no podían usar los buses, ir a la playa, entrar a algunos restaurantes, ir a ciertas escuelas, o universidades, no podían votar, etc..

Cuando Nixon fue presidente tenía en su contra a varios movimientos sociales: los que peleaban por los derechos civiles, los antiguerra de Vietnam, los LGBT, entonces lanzó una dura campaña contra las drogas que no tenía otro destino que meter presos a los que le incomodaran y así poder controlar los movimientos en su contra. ¿Qué se puede esperar si se ataca el problema de las drogas desde lo penal y no desde la salud?

Con Reagan esto se hizo más profundo. Cuando salió el crack y quedó claro que esa droga era la que afectaba a los afroamericanos más que la cocaína, se impusieron penas ridículas: unos cuantos gramos de crack obtenían la misma condena que ser encontrado con 3 kilos de cocaína.

13th muestra imágenes de archivo en las que tanto Hilary Clinton como Donald Trump percibían a toda una generación afroamericana como Superpredadores. Prueba de ello fue que en los 80s, un caso de violación en el Central Park puso en la cárcel a 5 adolescentes negros, Trump inclusó pagó una página del New York Times presionando para que los chicos sean condenados a muerte. 11 años después las pruebas de ADN dijeron que eran inocentes.

Es terrible constatar que la comunidad afroamericana no es paranoica, que realmente existió una educación sistématica, impartida durante años en la que se crea este concepto de crimen=negros, que no solo es aceptada por la comunidad blanca sino por los mismos negros.

Al final, todo resulta ser por el cochino dinero, todo.

El bonachón Clinton expandió dramáticamente el sistema carcelario, se crearon más cárceles, y se les dio incentivos a la policía para hacer cosas hoy consideradas abusivas. Se produjo una militarización de los policías rurales y se ejecutaron sentencias más largas.

Hoy, Clinton admite que empeoró el problema. Para muestra un botón, el caso Zimmerman y Trayvon Martin, del tipejo ese que asesinó a un adolescente negro por “sentir” que era sospechoso en su urbanización. Zimmerman se apoyó en la ley Stand your Ground y salió libre.

Pero esta ley no cayó del cielo, no, la participación de ALEC (un grupo de políticos y corporaciones que redactan leyes para los republicanos) en el armado de la legislación tuvo mucho que ver. Empresas como WalMart son parte de ALEC, leyes como Stand Your Ground disparan las ventas de armas en los Estados Unidos, Walmart es uno de los más grandes almacenes que vende armas y es el mayor vendedor de balas del mundo. Luego de la tragedia de Trayvon, Walmart se alejó de ALEC aunque aún lo financia.

A través de ALEC, CCA es una empresa que mueve billones construyendo cárceles y ligada íntimamente al incremento de la penalización.

Si en sus cabezas están escuchando sonar el pitido de la caja registradora, es tal cual.

ALEC también impulsó la ley SB1070 que le daba el derecho a la policía de detener a quien pareciera inmigrante. Es así que CCA ganó un contrato de 11 millones de dólares al mes para “alojar” a los inmigrantes arrestados.

Porque hay que actualizarse, claro, con el flujo de refugiados e inmigrantes, ahora la atención del negocio se vuelca a esas comunidades a las que, a su vez, trasladan el mote de criminales, amenaza, peligro.

La monetización de las cárceles es tan grande que hay compañías de seguridad, telefónicas, comida, servicios de salud, etc.. que ganan millones en contratos a largo plazo para las cárceles. También, hay empresas que se sirven del trabajo gratuito de los internos. Las papas Idaho de las McDonalds son sembradas, cosechadas y empacadas por internos.

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¿Qué podemos decir? Un documentalazo, de esos que manejan una información valiosa, que además tienen una estética cuidada y una presentación de los datos meritoria.

La directora Ava DuVernay confirma la pericia, la sensibilidad y contundencia mostrada en su película Selma.

Un gran tema abordado de manera responsable, además escuchamos lo que vulgarmente se llama “las dos campanas”, porque también hay testimonios de miembros de ALEC o senadores republicanos y el trabajo cuenta con detalles como la música, el montaje, la gráfica muy admirables.

Estamos ante una fuerte denuncia porque el 25% de la población carcelaria mundial se encuentra en USA y ese 25% está compuesto en su gran mayoría por negros, latinos y árabes. En lugar de ocuparse de cazar musulmanes y alzar estúpidos muros, los ojos de Trump deberían estar puestos en optimizar las cárceles y dejar libres a un montón de personas que podrían tener otra oportunidad en la vida.

Sabemos que no será así, después de todo, cazar musulmanes y alzar estúpidos muros también tiene su beneficio económico. Una pena.

O.J.: Made in América

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He visto bastantes películas, documentales, especiales, reportajes sobre el caso de O.J. Simpson. Por eso, empecé a ver este documental sin mucho entusiasmo, más como una tarea para reseñarlo en el blog. Así es, la idea de verme las cinco partes, cada una de hora y media, me parecía demasiado. Pensé en ver la primera parte y en base a eso sacar conclusiones en cuanto a estética y manejo de información. Grande fue mi sorpresa cuando no lo pude soltar.

En serio, no se puede soltar.

Mi amigo Ezra Benjamin Edelman, el director, hizo un trabajo maravilloso, memorable. No sé si soy la única que ha llorado con esta terrible fábula del ascenso y la caída de un ser humano, pero confieso que al terminar de verlo sentí muchas cosas.

Parte 1

La primera parte nos cuenta la historia de O.J. desde sus inicios en un humilde barrio afroamericano de San Francisco hasta que alcanza su status de jugador de futbol americano. Hasta que es conocido como el Juice. En esa primera época, O.J. se ve casi tímido, relajado, accesible a sus seguidores, en sus primeros pasos hacia la fama.

Paralelamente, como una constante en todo el documental, se hace una semblanza del contexto social de la época, los 60s.

Simpson fue el primer hombre negro en ser contratado por una marca de auto para sus anuncios, y fue el primer hombre negro en estar en un comercial publicitario con una imagen exitosa y de ejemplo a seguir.

El tipo era, según lo que dicen, más grande que Ali. Porque además él no iba al conflicto con el tema racial, directamente no se involucraba, no era partícipe de los movimientos por los derechos civiles, no era vocero, no daba declaraciones polémicas, él siempre decía  “no soy negro, soy O.J.”.

Simpson se casó con una mujer llamada Marguerite, que en un inicio fue novia de su mejor amigo Al Cowlings. Con ella tuvo dos hijas.

Esta primera parte comienza con la voz en off de O.J. diciendo que más que dinero quiere fama, ser reconocido, que la gente al verlo diga: allá va O.J.. El capítulo termina exactamente cuando conoce a Nicole Brown (aún casado), que en ese entonces tenía 18 años y era mesera de un restaurant. Al verla dijo: Me voy a casar con esa chica.

Parte 2

El encuentro con Nicole coincide ya con sus últimos años como jugador profesional, O.J. estaba próximo al retiro y su hija menor había muerto ahogada en la piscina de su lujosa casa. Hecho por el que culpó a su entonces esposa Marguerite.

Cuando se enamora de Nicole, él ya lleva una vida de lujos y rodeado por un séquito de amistades de todo tipo. En esa época vive en Los Ángeles, ciudad que le encantaba porque en ella se movía como una celebridad.

Afianza su relación con Nicole, se muda a Brentwood (un barrio residencial del sur de Los Ángeles) donde es uno de los tres afroamericanos de toda la zona. En esa casa contrae matrimonio con Nicole, y en esa casa iban y venían sus amistades, entre las que se contaban políticos, deportistas, artistas y policías, mayoritariamente blancos.

Mientras O.J. se relacionaba con los policías en onda groupies-estrella, la comunidad afromaericana los veía como sus enemigos. Nuevamente, se muestra el contexto de la época, el famoso caso de Rodney King apaleado por policías blancos o la muerte de Latasha Harlins baleada por una mujer coreana en una tienda. La comunidad negra sentía que no había justicia para ellos, que la vida de los negros no tenía importancia en una sociedad en la que eran ciudadanos de segunda clase.

O.J., por su parte era amado por los blancos y era amado por los negros. Era un proveedor, se encargaba de su familia, de sus amigos, de Nicole, de toda la familia de Nicole.

Sin embargo, la aparente paz de esta estrella de fútbol americano ahora abriéndose camino como actor y presentador de televisión, da un giro cuando se descubre que ejerce violencia de género sobre Nicole.

La denuncia formal llega después de otros 8 incidentes previos. Por ese delito le dan 120 horas de servicio comunitario que las usa organizando torneos de golf entre celebridades.

Las marcas que lo tienen como imagen no lo abandonan y su entorno lo apoya, incluida la misma Nicole. Estamos ante un personaje que hasta la fecha sigue saliéndose con la suya, y cuyo nombre O.J. pesa más que la justicia.

Esta parte termina cuando Nicole decide separarse y O.J. no puede dejarla ir. Un amigo suyo dirá: “Es tan celoso como buen jugador de fútbol. La persona más celosa que conocí en mi vida”.

PARTE 3

Este capítulo arranca con detalles del asesinato en sí mismo. Imágenes del crimen y el relato de lo que pasó ese día y los posteriores.

O.J. se apareció en el funeral como un compungido viudo.

Cuando la policía decide arrestarlo, él pacta con su abogado una entrega que nunca sucede y es cuando se produce la famosa persecución. La que todos recordamos del Bronco blanco filmado por helicópteros y perseguido por un montón de patrullas. Yo lo vi así, sin embargo, policías de la época, periodistas comentan en pantalla que eso fue una escolta, que la policía de Los Ángeles actuó así porque se trataba de O.J. que si fuera otra persona se habría manejado diferente.

Como el seguimiento estaba siendo televisado la gente cercana a la zona por donde pasaba el auto salió a las calles vitoreándolo, con letreros de apoyo y muchos lo siguieron hasta la blanca Brentwood.

Cuando lo consiguen arrestar, el mismo O.J. se asombra de la cantidad de negros que rodean la zona: “Cómo hicieron tantos niggers para estar acá”, fue uno de sus comentarios.

Luego viene la preparación del juicio, O.J. contrata a lo que se llamó el “dream team”, formado por Ben Shapiro y más tarde por el abogado que también defendió a Michael Jackson: Jhonny Crochan, un abogado de reputación intachable admirado por toda la comunidad afroamericana. En la selección de jurados, hacen una encuesta que arroja que las mujeres afromaericanas están dolidas porque un hombre negro exitoso y guapo se casó con una blanca por encima de alguien de la comunidad, pero ese antagonismo no está dirigido a él, sino a la víctima.

La fiscal Marcia Clark había tenido buenas experiencias antes con jurados mujeres y negras, así que no objeta la elección del jurado que queda compuesto en su mayoría (8) por mujeres afroamericanas. Como una jugada poco afortunada, involucran como parte del equipo fiscal a Chris Darden, solo porque es negro. Darden cometerá alguno de los errores más graves de su equipo.

La defensa, el dream team, arma una estrategia anclada en presentar a O.J. lo más negro posible, y, como tal, probable víctima de la policía de Los Ángeles. Bajo esa artimaña consiguen desacreditar al detective Mark Furhman, que tenía un historial de comentarios racistas y denigrantes. Sí, se juegan la carta racial, esa que Shapiro dijo en una entrevista previa no iban a usar.

Brillante.

PARTE 4

Acá se desglosan las evidencias en contra de O.J.: Sangre de O.J. en el lugar del crimen, sangre de O.J. y de los asesinados en el auto de O.J., sangre de O.J. y de los asesinados en la casa de O.J. (en ese entonces Nicole vivía separada de O.J. en otra casa cercana), O.J. no tenía coartada, el asesino había sangrado en la escena del crimen porque estaba herido, O.J. tenía uno de sus dedos con un feo corte que nunca supo explicar cómo se lo hizo (se contradijo muchas veces), las evidencias en su contra eran muchas, y además incluía algo básico de cualquier crimen: Un móvil, una motivación y antecedentes (los reportes de violencia, el diario de Nicole donde aseguraba estar aterrada por la posibilidad de que un día él la mate).

La defensa decidió objetar las pruebas y tratar de sembrar en el jurado una idea absurda: que el detective Mark Furhman había plantado las evidencias por su odio a la comunidad negra, que se dio el afán de colectar sangre del detenido (O.J.) y regarla en los lugares mencionados, que además se siguió un negligente protocolo de colecta de evidencias, y eso aunado a la segura postura de inocencia de Simpson, construyó el clima perfecto para un veredico a favor.

Al ser un caso tan mediático, la comunidad negra lo adoptó como una causa más por la cual luchar. Habían letreros de apoyo que rezaban: NO importa si lo hiciste o no lo hiciste, te amamos!, o mujeres afroamericanas que sin tener un argumento sólido para afirmarlo clamaban la inocencia del famoso O.J..

PARTE 5

En esta última parte, se da el veredicto. Después de 8 meses de juicio, el jurado deliberó apenas 3 horas y media. Lo declararon inocente. Mientras leían el fallo, uno de los miembros del jurado se levantó e hizo el gesto de las Panteras Negras, porque él había sido pantera años atrás, cosa que la fiscalía supo en ese momento.

Cuando los jurados fueron relevados se escuchó que se celebraba diciendo: Esto fue por Rodney King.

Después del juicio era evidente que la gran mayoría pensaba que sí era culpable y  escarchaban a O.J. en lugares públicos, los amigos no se acercaban y él intentó continuar con la vida que tenía antes sin conseguirlo.

La familia de Ronald le hizo un juicio civil que ganaron fácilmente, porque se tuvo la oportunidad de cuestionar a Simpson directamente. En él, O.J. ni siquiera admitió la violencia doméstica que tenía constancia en más de 12 reportes policiales. A pesar de ser encontrado culpable, la pena era solo monetaria, por lo que estaba obligado a pagar un resarcimiento económico a la familia de los asesinados.

Después de un periodo de adaptación al escrache al que era sometido en algunos lugares, Simpson siguió teniendo groupies, fans, personas que caían seducidas por su carisma.

Se sumergió en las drogas, en el alcohol, en una vida disipada que trasladó a Miami, ahí la caída del astro fue total. Puede que haya ganado el juicio que lo libró de la cadena perpetua o la pena de muerte, pero en la práctica el hombre se hundió en la miseria.

Finalmente, en un confuso episodio dentro de un hotel de Las Vegas y recuperando cosas personales que un coleccionista vendía a altos precios como Memorabilia, fue condenado a la cárcel por delitos menores. Así es, por una estupidez tiene una condena de 30 años de cárcel, y ahí está desde hace 10 años. Este 2017 puede apelar a la libertad condicional.

Es muy triste todo el documental, porque en el vistazo que le damos a O.J. como el tipo que “lo logró”, hay todo un contexto social y racial que es tan jodido que repercute hasta en un caso judicial de la peor manera. Es el sueño americano convertido en pesadilla. A través de entrevistas a periodistas, políticos, atletas, amigos, y familiares de los involucrados, por primera vez uno es conciente cómo fue creado O.J.. Ese tire y afloje entre lo que debía ser como negro en su comunidad, entre lo que los blancos esperaban de él, entre lo que él deseaba para sí mismo, entre lo que su status de estrella, de héroe requería.

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No, no se humaniza al asesino, sino se deja claro que el sistema permite que un ricachón escape de su culpa, en un terrible contraste con los negros provenientes de los sectores pobres de Los Ángeles que apoyaron a Simpson durante el juicio.

Extraordinario documental, necesario y desolador. Por eso, fue casi imposible evitar las lágrimas al final por los que pusieron el pecho por él en una absurda solidaridad de raza, por la caída brutal, por las muertes, por la tragedia.

No sé cómo acabé aquí. Tenía una gran vida. Conozco la bondad que había en mí y la bondad que di a los demás. Ahora, ya no siento esa bondad. Me siento vacío. Completamente vacío. Solo le pido a las personas , por favor recuérdenme como el Juice, por favor. Recuérdenme como el buen tipo.

Fuocoammare / Fire at sea / Fuego en el mar

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Para mí, este documental italiano es uno de los colados de la categoría.

Gianfranco Rossi agarra un tema espinudo: Los refugiados y nos lleva con su cámara a la isla italiana Lampedusa, por la que han llegado cerca de medio millón de personas de distintos países africanos.

La idea de Rossi es mostrarnos como una realidad paralela dos hechos: la llegada masiva de refugiados en condiciones infrahumanas y la vida apacible de los lugareños, una vida cómoda de europeos con sus necesidades básicas cubiertas.

Me parece que la comparación es injusta, y al mismo tiempo antojadiza. Rossi nunca hila a profundidad lo que pretende con esa comparación aparte de valorar las condiciones de vida de ambas partes y la aparente indiferencia a los migrantes que tienen los lugareños.

El estilo es frío desprovisto de cualquier emoción, cosa que en ciertos trabajos se agradece, pero acá torna la pila de cadáveres en un barco de africanos en una especie de fotografía de exhibición.

Hay pequeñas insinuaciones: el niño con el ojo flojo, que  ve borroso y que necesita mejorar su vista. La doñita súper cristiana, inmersa en sus labores domésticas escuchando por la radio el horror y comentando: Pobres cristianos. Los niños paseando y jugando en una tierra que es concebida como el sueño a alcanzar, como la promesa de una mejor vida y por la que miles de personas mueren.

No, el tema no es poca cosa.

Y de hecho, yo me quedé con ganas de saber qué pasa con ellos, cómo se los procesa, dónde se los manda. Lo único que el documental muestra es: largas escenas del niño jugando con su honda, o paseando, largas escenas de la familia comiendo fideos, largas escenas del rescate de los refugiados que piden ayuda por radio, testimonio del doctor que muchas veces los recibe, una especie de selección de enfermos-no enfermos, y eso es todo.

Creo que en su afán de hacer una comparación, se pierde mucho tiempo mostrando cosas sin importancia real. Para decirme que el europeo promedio vive en la seguridad de su casa sin importarle un carajo lo que hacen otras personas escapando de la guerra o de la pobreza, no necesito cien imágenes de europeos comiendo o pasándola bien.

Sin embargo, Rossi parece necesitarlo.

Le rescato su sentido de la oportunidad (¿o es también gol en contra?), los refugiados son uno de los temas candentes de la actualidad, y merecen una aproximación profunda que mediatice la necesidad de una respuesta internacional real y sólida. Le rescato, también, las imágenes que consigue, el tipo se metió en el meollo del asunto. Filma la llegada de refugiados en las peores condiciones, filma los cadáveres, su material es vasto y útil.

Una lástima que como relato no haya llegado a buen puerto y se quede como una mirada desprovista de alma.

LIFE, ANIMATED

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Es triste decir que un documental que tiene un aparente fin social es un colado dentro de las nominaciones, pero sí, me hago cargo.

Life, Animated  narra la vida de un niño autista que consigue conectarse con su familia y el mundo exterior gracias a…películas de Disney. El documental dirigido por Roger Ross Williams, se basa en el libro homónimo escrito por el padre del niño, Ron Suskind.

Owen empezó a desarrollar autismo a los 3 años, y dejó de hablar. Los especialistas dijeron que lo más probable es que nunca vuelva a comunicarse hasta que descubrieron que había memorizado todas las películas de Disney y además elaboraba conceptos en base a ellas.

En el documental vemos a Owen ya de veintipico años, a punto de mudarse y haciéndose cargo de su vida, tiene novia, va a conseguir trabajo y sigue igual de fascinado por las animaciones de Disney.

Es evidente que se trata de una hermosa historia de superación, condimentada por los elementos que a todos nos gustan: emotividad, familia unida, prójimo solidario y final feliz.

Sin duda, un lindo trabajo que además intercala las imágenes de la vida de Owen, con las de Disney y con las animaciones originales que narran su niñez y adolescencia.

¿Material de Oscar? No creo, a ratos parece, también, una larga publicidad para Disney y sus personajes. Está narrado de una manera convencional, sin grandes sorpresas y, para mi pesar, tiene una escena casi al final que sentí gratuita y actuada: el rompimiento con Emily, la novia autista.

Fue el último documental que vi de la tanda, y la verdad me sentí agradecida de ver algo positivo y limpio.

Pero no, creo que la selección de este documental como Mejor Documental en los Oscar obedece a cubrir un espacio que está dominado por el tema racial, político y social. No deja de ser un tema «oscarizable», pero siento que su factura no alcanza los niveles ni siquiera para separarlo de un documental de A&E Mundo.

CONCLUSIONES

Mi corazón estaría feliz si se lo dan a 13th o a O.J.: Made in América, la investigación es tan profunda y la dirección tan cuidada, que cualquiera de los dos podría alzar el Coso Dorado.

Dárselo a cualquiera de las coladas sería bochornoso. Esperemos que el domingo, se haga justicia en esta categoría.

Oscar 2017: Mejor Película Extranjera: El Cliente, Bajo la arena, Toni Erdmann, Un hombre llamado Ove y Tanna

Por: Mónica Heinrich V.

Pequeños Saltamontes:

Parecía que la vida con su ir y venir, con sus rifi rafes estaba devorando lentamente a los autores de esta revista digital, al punto que íbamos a dejar pasar los siempre jugosos Oscar.

Pues no, acá estamos para revisar las nominadas una por una, para defender con uñas y dientes las que nos gustaron y para desgreñar a las que nos hicieron sentir ganas de prenderle fuego a la sala de cine o a la Tv. ¿Qué sería de nuestras vidas sin las coladas?

Debo decir que hay decepciones, algunas tan hondas como el hueco donde está depositado el cadáver de la infancia, otras así jodiditas jodidas similar a cuando nominaron a varios Oscar a Turista Accidental o a lo que sentí al ver a Julia Roberts recibir el Coso Dorado por Erin Brokovich.

Shit Happens.

Empezaré con las nominadas a Mejor Película Extranjera.

El Cliente

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La reseñé aquí, solo queda decir que soy fan de Asghar Farhadi. No, no es mi película favorita de este director iraní, pero en general la disfruté mucho. No sea flojo y abra el link.

Bajo la arena / Land of Mine / Under sandet

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Ya reseñada aquí. Con esta abrimos las puertas al ñoñerío. Me gustó bastante, es una película disfrutable tanto técnica como narrativamente, no es un filme de esos que se te quedan zumbando y preguntándote misterios de la existencia. Tampoco es de esos que evocás y ya, pasó algo. Una corriente, un vientito, algo. No. Es una película “amable”, no de amor, sino onda el premio que le dan de Miss Simpatía a la chica buena gente.

De verdad, no sea flojo y abra este link también.

Toni Eardmann

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Conozco a Maren Ade desde Entre Nosotros, reseñada acá en un compendio de películas que hacen parecer a San Valentín como el día más estúpido del mundo. Entre Nosotros mostraba a una directora perspicaz, con personalidad  y un estilo narrativo (estético y de guión) atípico.

Cuando supe de Toni Eardmann me remití a esa película que me gustó mucho, a Entre Nosotros.

AVISO: Es así como uno termina decepcionado de las personas, de las cosas, del universo y por eso abro un paréntesis para un consejo gratis y coelhiano: no hay que esperar del presente sensaciones similares al pasado.

Y no es que Toni Eardmann sea una mala película, no. Es una película digna, que se puede ver con mucha simpatía (marcha la banda de Miss Congeniality 2) que tiene la impronta de Maren Ade y una historia que si se analiza más allá del absurdo también tiene sus virtudes, sus grandes virtudes.

Aunque se vende como una comedia, la película de la directora alemana es muy muy triste o ¿soy la única que la ve tristemente triste? no sé.

Tenemos a Winfried, un señor mayor que siempre está haciendo bromas o usando el humor para enfrentar el día a día. Es divorciado, su ex esposa ya hizo una nueva vida y se la ve bien, su única hija (Inés) es trabajólica y tiene un puesto ejecutivo en una empresa donde es un pequeño tiburón de los negocios. Esta chica vive y trabaja en Bucarest-Rumania y su próxima pega es lograr que boten a la calle a un montón de trabajadores en un recorte de personal.

Cuando el perro muere y pierde a su único alumno de música, Winfried se va hasta Bucarest diremos de visita, pero en realidad es a hinchar los ovarios de Inés.

Ahí se despliegan una serie de situaciones absurdas, en las que Toni Erdmann es un alter-ego de Winfried, cuyo único oficio es abochornar a Inés, aparentemente para hacerla reflexionar sobre su aburrida y patética vida, recomponer el lazo parental y que se lance a la piscina de la felicidad.

¿Sos feliz? Le pregunta en una escena. La tipa tiene como 39 años y a él recién se le ocurre preguntar o preocuparse. Lo que es no tener perro ni alumnos.

Leo las reseñas del filme y la mayor parte de la gente encuentra profundamente divertido a este señor mayor, sin sentido de la ubicación, haciendo todo aquello que a cualquiera de nosotros nos emputaría a morir, y comportándose al decir vulgar de los gringos como: a pain in de ass.

El cliché de la ejecutiva infeliz que no puede ser dichosa porque es ejecutiva, vive sola, sin hijos, sin marido, dedicada a alcanzar metas laborales, en apariencia “sin nada”, acompaña al cliché del personaje extravagante, el que se comporta erráticamente, que tiene en el fondo de su también solitaria existencia algunas píldoras de sabiduría.

Nunca se cuestiona realmente a Toni-Winfried, porque a pesar de que es muy patético, un payaso triste, él, el padre de Inés, es quien tiene que enseñarle cosas para disfrutar la vida. Y la vida se la disfruta a la manera de Toni Erdmann, claro.

Ade no puede dejar pasar la oportunidad y sazona el potaje con conflicto político-social. Pequeñas y casi imperceptibles escenas destinadas a espiar un poquito la honda fractura social ya no rumana sino europea.

La película dura tres horas, tres horas en las que se despliega un abanico de gags con un humor muy europeo, que encontraría su par en Hollywood en las argucias de gente como el difunto Robin Williams. En lo personal me gustó, la disfruté, tiene puntos altos como el cumpleaños nudista, pero no consiguió arrancarme las prometidas risas, ni tampoco emocionarme más allá de una mirada condescendiente a la relación padre e hija, donde la hija siempre está en posición de hija, hasta cuando le debería decir al padre: vaya a echarse.

Lo veo así: Winfried vivió su vida como quiso, hizo lo que le dio la gana, haciendo los chistesitos opas que le costaron hasta el matrimonio, dejó que su hija crezca así, fría como el viento diría Luis Miguel, le valió madres durante años y décadas lo que hacían los demás, hasta que se vio viejo, solo y sin perro. Luego, cuando las papas quemaron recién se acuerda que es padre y va a dar lecciones de moral a la pobre Inés. Fin.

Otros lo ven: Padre descubre que su única hija es infeliz, usa el humor para mostrarle que hay otras cosas, que hay más que el trabajo. Hija reprimida e infeliz finalmente se suelta, y muestra algo de humanidad. Qué bonita película. Fin.

El poco agraciado Toni Erdmann llega a lanzar frases tan previsibles como: “no perdás el sentido del humor”. Sí, Inés, no lo perdás. Usted, estimado lector, no lo pierda.

Maren Ade abandona la sutileza demostrada en Entre Nosotros, y nos obsequia una película que parece estar armada para los festivales, una feel good movie. Digo feel good movie, porque al final el mensaje es claro como mañana en Santiago de Chiquitos. Un final aleccionador, reivindicador.

¿Funciona? Parece que sí. Para mí, resulta una película que se deja ver, pero por la que no siento mayores apasionamientos ni a favor, ni en contra. Un filme solo simpático. Problabemente sea la película que en diez días se lleve el Coso Dorado, nada como un cálido premio de la fría industria.

Lo mejor: No es una mala película y tiene una soberbia actuación de la hija Lo peor: para mí, los personajes son tópicos y el personaje del padre, que es el anclaje a un desarrollo de la hija, me parece patético y emputante. Además, dura mucho para una temática así La escena: cumpleaños nudista Lo más falsete: Toni Erdmann entrando a reuniones y fiestas a las que nunca podría acceder por la seguridad con la que se maneja ese tipo de eventos. Inés llevando a su padre a reuniones de negocios, y otros más, sabiendo que siempre sacará los dientes falsos y la hará pasar un mal momento. El mensaje manifiesto: No perdás el sentido del humor El mensaje latente: Si sos un tiburón ejecutivo, sin marido y sin hijos no podés ser feliz El consejo: Para ver sin esperar una comedia El personaje entrañable: La asistenta de Inés El personaje emputante: los jefes, colegas de Inés y el pendejo de Toni Erdmann El agradecimiento: porque bordea el desastre épico y consigue salir airosa.

 Un hombre llamado Ove/ En Man Som Heter Ove

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El cineasta sueco Hannes Holm trae también a un hombre de la tercera edad como protagonista: Ove. El buen Ove.

Si digo: Viejo cascarrabias es metamorfoseado por la bondad de algunas personas que lo rodean, seguro se les vienen muchas películas a la cabeza. Partamos por Heidi y terminemos con As good as it gets o sin ir muy lejos St. Vincent, entre otras.

Ajá, los suecos también quieren ser parte de ese legado de transformación.

Curiosamente, sí llegué a conmoverme por algunas secuencias de Un hombre llamado Ove, en sus pocas aspiraciones te narra realmente una vida y con eso uno puede llegar a ser muy empático.

Vemos a Ove niño, pobre, huérfano de madre y luego creciendo para ser huérfano del todo. Conoce a una mujer, Sonja, en una secuencia que me recordó en algo a la escena del tren en Julieta o la escena mítica de Before Sunrise entre Julie Delphy y Ethan Hawke. De ahí, su vida parece encaminarse, hasta que ocurre un accidente.

La historia se cuenta desde el Ove actual, el amargado y el solitario Ove, pero mientras la película avanza vamos echando un vistazo a la vida de este hombre y a entender el porqué eso de “soy rebelde porque el mundo me ha hecho así”.

Es muy poco probable lo que la película narra, una vecina persa parece inmune a los desplantes e histerias de Ove, no solo eso, hasta le confía el cuidado de sus hijas y así, gracias a esa atención dispensada, Ove va cediendo.

Quiero creer que la gente puede ser así de generosa, pero no. Igual no hace falta, la película se vende más por su cinematografía, por su paleta de colores azulada, por su linda dirección de arte, por una actuación conmovedora de Rolf Lassgard, y por ese otro mensajito desplegado al final, ese que nos dice que aun cuando el ocaso llegue y perdás todo hasta las ganas de vivir, todavía hay cosas que pueden movilizarte lo suficiente como para que descolgués la cuerda del techo y no te vayás voluntariamente al otro mundo.

Lo mejor: Consigue conmover Lo peor: parte de una base muy naif y alarga su final en demasía La escena: me gustó cómo resolvió el director el accidente del bus, a nivel de producción lo contó desde el baño del micro. Jugada inteligente Lo más falsete: las personas que no se dan por aludidas por los desplantes y desprecios de Ove e insisten en relacionarse con él. El mensaje manifiesto: La vida no termina hasta que termina El mensaje latente: O vivimos o morimos, no hay punto intermedio El consejo: Para verla una tarde de invierno entre colchas y chocolate caliente El personaje entrañable: Ove, la vecina persa, Sonja El personaje emputante: el que se quería llevar al vecino parapléjico El agradecimiento: por el gato, por los gatos.

Tanna

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No sé qué decir de Tanna. La verdad que ignoro cómo se coló Tanna a las nominaciones. No sé cuántos cestos de flores o frutas fueron repartidos entre los votantes o amigos de quiénes son los directores Martin Butler y Bentley Dean.

Me parece extraño porque el exotismo de Tanna es muy calculado, tan calculado que se me hizo imposible conectar con esta historia de amor en una tribu aborigen.

Tanna es una pequeña isla de Vanatau, un país al este de Australia.

En ella viven Wawa y Dain, dos jóvenes que se enamoran así como en las películas gringas. Planos de miradas embelesadas, a lo lejos, de cerca, clima romántico, la visión occidental del enamoramiento pues.

Surge un conflicto grave y Wawa es prometida en matrimonio a un miembro de otra tribu para mantener la paz entre las comunidades. Nuevamente, en una onda muy occidental, los jóvenes deciden escapar y tratar de ser felices.

No existe nada que vincule realmente a ambos personajes como dos seres que harán lo posible por mantener su amor. Es todo tan medido, que si no fuera por el bellísimo paisaje y por las tomas relacionadas con el volcán, estaríamos ante un fiasco. Los momentos de mayor honestidad se los roba la hermana menor de Wawa.

A su favor diré que para ser todos actores naturales y tratarse de una tribu, no están perfectos pero sí bastante creíbles. También ese contraste entre la aparente libertad en la que viven en la selva, como un pequeño paraíso, y la realidad, las leyes y normas de la tribu que se anteponen al libre albedrío plantean puntos de análisis interesantes.

No podríamos decir que es superflua porque no lo es, pero quizás noto cierta ligereza en la visión, en la presentación.

Tanna es comparada con la tragedia de Shakespeare Romeo y Julieta, pero en la tragedia del escritor inglés había pasión, emociones incendiarias, tanto en los jóvenes amantes como en quienes se oponían a su unión. En Tanna existe el conflicto, pero no se siente la emoción. Es un desangelado capítulo de National Geographic con una historia de amor.

Lo mejor: bella fotografía, las escenas del volcán son hipnóticas Lo peor: no me creí nada, ni el amor, ni la oposición, ni nada La escena: la de la preparación de Wawa, y los dos a la orilla del volcán al final Lo más falsete: me parecía raro que Wawa se cubra los pechos a cada rato, teniendo en cuenta que todas andan en tetas allá El mensaje manifiesto: Los paraísos siempre tienen su serpiente El mensaje latente: lo exótico no es sinónimo de emoción El consejo: Shakespeare es Shakespeare, Tanna es Tanna, vela sin expectativa alguna El personaje entrañable: Selin, la hermana menor de Wawa El personaje emputante: los viejos decidiendo el futuro de las niñas El agradecimiento: por una buena foto.

CONCLUSIONES

Creo que todo apunta a que la chabacana Toni Erdmann se alzará con el Coso Dorado, ya perdí la cuenta de los premios que ha cosechado.

Este año (en la categoría Extranjera) no hay una película por la que estaría dispuesta a replantearme amistades si es que esas amistades detestaran mi película favorita. El año pasado esa película era El Hijo de Saul, pero si tuviera que elegir entre lo que hay me gusta más El Cliente.

Todavía queda la esperanza que se la jueguen por el iraní para sembrar algo de incomodidad desde la Academia a nuestro amigo Donald Trump, puede suceder, puede suceder.

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