Por: Mónica Heinrich
Antes que nada, qué desalentador ver que la cartelera del Cine Center y del CineMark es casi idéntica. Ya hasta tienen el mismo diseño de cartelera online.
O sea, uno se ilusiona, así como cuando nos decían que Papa Noel dejaba regalitos debajo del árbol, o como cuando escuchábamos «y vivieron felices para siempre», y todo para qué, para descubrir que el panzón no existe y que para siempre es mucho tiempo.
Sí, la ilusión, la posibilidad que la paupérrima oferta local de películas tendría un despunte y que CineMark y Cine Center se enredarían en una furia de titanes fue eso: ilusión.
Misma cartelera, mismas huevadas. La diferencia es que en CineMark (por lo menos) a veces podemos optar por versiones subtituladas (que también ofrece el Cine Palace) y en el Cine Center se les ha dau por poner una «exclusiva» cada muerte de un Papa (Pompeia-Metallica 3d).
Pero mejor vayamos a lo que nos atañe, la sagrada y perfecta pantalla gigante:
1) El último Elvis o Ser otro
Carlos Gutiérrez, el doble argentino de Elvis, vive de una manera desoladora. Su admiración, obsesión por el personaje que imita se convirtió en la catarsis de una existencia que sin Elvis no tiene sentido, rumbo.
Parábola de la soledad, El último Elvis golpea y conmueve en ese retrato de la necesidad de trascendencia de una vida menor y cómo un ser humano se rompe.
El Elvis gaucho se acerca peligrosamente a la edad en que el verdadero Elvis murió. Su hija Lisa Marie, a quien él relaciona directamente con la verdadera Lisa Marie, queda a su cuidado luego de un accidente de su ex pareja.
La película parece encaminarse hacia una dirección, pero el delirio la llevará hacia otro.
Armando Bo, el director del filme, recrea la debacle emocional de Carlos-Elvis con un humor tierno y triste, disfrazando su oscuridad de rutina.
Por momentos graciosa, por momentos patética, por momentos dura, en su último plano, en su casi poético cierre, el vacío de Carlos-Elvis te inunda en la butaca.
En lo formal, el minimalismo estético y narrativo hace de esta ópera prima un gran debut. En el contenido, nos muestra a un director capaz de contar una historia densa sin perder nunca la humanidad del relato.
Un director capaz de encontrar en su protagonista, John McInerny, la inspiración perfecta para la pantalla gigante.
Bo tuvo oro en sus manos y le sacó todo el partido posible.
Con un guión del mismo Bo en colaboración con su primo Nicolás Giacobone (guionista de Biutiful), al salir del cine alguna lágrima furtiva se derrama en homenaje al homenaje de Carlos-Elvis.
Nada.
The show must go on.
Lo mejor: un gran guión, muy bien filmado Lo peor: oscuro como agua de pozo La escena: el final Lo más falsete: …. El mensaje manifiesto: todos queremos brillar El mensaje latente: No todos lo conseguirán El consejo: gran película, gran debut, para verla como sea. Se proyecta en la sala del CBA El personaje entrañable: Carlos y Elvis El personaje emputante: la angustia El agradecimiento: por contarla como la contó.
CURIOSIDADES
Armando Bo tiene 35 años, productora propia y más de 120 publicidades filmadas.
Se filmó en 45 días
Bo se encuentra escribiendo un guión para González Iñárritu que produjo El último Elvis.
En la vida real John Mc Inerny es imitador de Elvis.
2) RUSH o Niki Lauda la rompe:
Hemos tenido nuestros desencuentros con Ron Howard, en mi imaginario lo tenía como a un pobre tipo aburrido, sin chiste, de talento limitado, uno de los arrimados de Hollywood.
Su ligera y edulcorada versión de Nash en Beautiful Mind, la descafeinada El Código Da Vinci, me confirmaron esa idea y allá en ese pozo al que arrojo a los directores que me emputan, estaba él: Ron Howard. Ni su drama histórico Frost/Nixon me convenció para sacarlo de ahí.
Eso hasta que vi Rush (Pasión y Gloria).
Y no es que Rush sea perfecta, no. No es perfecta, pero funciona y funciona muy bien.
No me voy a pajear con el tema de los spoilers, porque muchos ya conocemos la historia real, así que el que no sepa quiénes carajos son los del póster tenga claro que no habrá aviso de spoiler.
La película aborda en paralelo las vidas de James Hunt (Chris Hemsworth) y Niki Lauda (Daniel Bruhl).
Ambos corredores de Fórmula 1, ambos campeones del mundo, ambos rivales dentro y fuera de la pista.
Con el recurso de la voz en off, Howard narra los inicios de Lauda y de Hunt como corredores de Fórmula 1, la primera vez que se topan en una carrera, y la cadena de sucesos que los mantendrían lado a lado, cabeza con cabeza, convirtiendo su rivalidad en leyenda, rivalidad que es el eje central del filme.
El guión de Peter Morgan tiene la capacidad de dibujar a estos personajes (Lauda/Hunt) y que el espectador se conecte rápidamente a sus historias para luego dar paso a las vertiginosas carreras y los tejemanejes de la competencia automovilística.
Los puteríos de Hunt, la sabiduría de Lauda, la actitud de Diva de ambos, el narcisismo galopante, el carisma de uno, la antipatía del otro, se mezclan en un solvente cóctel de emociones.
El ganador del Oscar: Anthony Dod Mantle, habitual colaborador de Lars Von Trier y de Danny Boyle, es el encargado de la fotografía, apartado que brilla por sí solo y que hace que Rush eleve su categoría de un simple telefilm a una buena película. Hans Zimmer acompaña con su música la historia, aunque no es memorable cumple con “ambientar” y redondear los climas deseados.
La actuación de Daniel Bruhl como el polémico Lauda es perfecta, es como ver a Lauda en carne y hueso, con todo y su carita de rata. Chris Hemsworth, a quien tenemos situado como el blondo y algo boludo Thor, deja el martillo y demuestra que sabe actuar. Físicamente es benévolo con James Hunt, quien a pesar de ser un rompecorazones era un alemanote algo desabrido.
Suzie (esposa de Hunt, interpretada por Olivia Wilde) y sus piruetas con Richard Burton, condimentan la escena lo suficiente para que al salir del cine te den ganas de llegar a tu casa a googlear a todo mundo.
Ajá. El morbo de ver lo que el tiempo y la no ficción hizo con ellos.
Si la vida es una carrera, Lauda con su accidente, su transplante, su divorcio, su nuevo matrimonio y sus bien vividos 65 años es una muestra del saber llegar, de quemar el asfalto. Hunt, por su parte, es de los que se quedó a medio camino, como tantos, como muchos.
Rush, simplemente, nos da un fugaz y efectivo vistazo a eso.
Lo mejor: entretenida e interesante Lo peor: a ratos redunda mucho o machaca en escenas que expliquen la “honda” rivalidad de los personajes La escena: el accidente que desfiguró a Lauda está muy bien contado, y la carrera final también Lo más falsete: los flashbacks de la carrera de Lauda, feito, típico del Howard del pozo El mensaje manifiesto: no gana quien llega sino quien sabe llegar El mensaje latente: Niki Lauda solo hay uno El consejo: Vela, es entretenida y está bien hecha El personaje entrañable: ambos dos, cada uno en su estilo El personaje emputante: ambos dos, cada uno en su estilo El agradecimiento: porque al fin veo algo de Howard que me gusta.
CURIOSIDADES
Daniel Brühl y Chris Hemsworth no se les permitió manejar un auto de Formula 1, por lo que tuvieron que usar de Formula 3 con tuneado como de Formula 1.
Daniel tuvo que usar implantes dentales para simular la dentadura de Niki.
Niki Lauda dijo que la película era aproximada, pero que se habían tomado muchas libertades respecto a la rivalidad entre Lauda y Hunt.
Chris Hemsworth audicionó para el rol de James Hunt mientras filmaba Los Vengadores. Howard quedó tan impresionado con él, que inmediatamente lo aprobó y firmó contrato. Hemsworth tuvo que perder 14 kilos de masa muscular que había ganado para su papel de Thor.
El guionista Peter Morgan escribió Rush sin esperar que generaría interés en las grandes ligas de Hollywood, por lo que las escenas eran humildes y de poca producción. Morgan asumía que se haría con muy bajo presupuesto.
Paul Greengrass era el primer director a cargo del proyecto, pero finalmente pusieron a Howard en Rush y a Greengrass en Capitan Philipps. Dedocracia.
Lauda se divorció de su esposa después de 22 años de casados y contrajo nupcias nuevamente con una asistente de vuelo de su compañía aérea que es 30 años menor que él y quien además le donaría el riñón que le salvó la vida.
3) Non Stop o Quiero a Liam Neelson en mi vuelo.-
Pues con el temita del avión desaparecido en Malasia, la película de Liam Neeson, mejor dicho de un HEROICO Liam Neeson, viene como anillo al dedo.
Non Stop o Sin escalas, narra el terror de cualquier crispín que se sube a un vuelo intercontinental: que algo salga mal.
Neeson interpreta a Bill Marks, sufrido empleado gubernamental que trabaja como policía aéreo (esos dones que pusieron escondidos en los vuelos grandes por si dizque había terroristas sueltos en el rancho)
Pues Bill, como no puede ser de otra manera, es borracho, traumado pero mantiene su espíritu del deber y de responsabilidad civil impoluto como un algodón del campo.
Justo le toca hacer un vuelo de Nueva York a Londres. El hombre anda sin dormir, un poco bebido, o sea todo va como siempre hasta que en su “línea segura” recibe un mensaje de alguien amenazando con matar a un pasajero cada 20 minutos a menos que deposite una millonada de plata a una cuenta.
(Insertar emoticón de Mi pobre angelito cuando grita frente al espejo)
Es curioso cómo los guiones más chotos los escriben a varias manos, en este caso el guión corrió a cargo de John Richardon, Christopher Roach (ambos guionistas de huevadas como Big Brother y series de TV desconocidas) y Ryan Engle, otro fulano con cero currículum.
Lo que indica que simplemente compraron la historia y pusieron a esta santísima trinidad a trabajar, demostrándonos porqué no han tenido mejor suerte en la industria.
Nuestro nunca bien ponderado Jaume Collet-Serra agarra este guión chabacano y con más colgandijos que un ekeko, y lo hace mirable, digerible a pesar de toda la estupidez reinante.
El director barcelonés, responsable de cositas aceptables como La Casa de Cera y La Huérfana, no acusa recibo de semejante despropósito y se toma en serio hasta las escenas más disparatadas, haciendo que sea imposible cagarse de risa del ridículo. Porque sí, porque tenés 146 pasajeros y tus protagónicos son estereotipados y fofos. Porque lanzás discursito conciliador y ponés a un tipo con rasgos del medio oriente en papel conciliador y a PESAR de eso no nos salimos de la sala.
Claro que contribuye una muy linda fotografía del también español Fabio Labiano, que sabe dónde poner la cámara en el momento justo y sacarle partido a la presencia de Liam Neeson, de quien me queda claro que SPOILER podrá rescatar a su hija, a mi hija, y a la hija de cualquiera, y que además se subirá a un avión y me llevará a buen recaudo aunque este borracho, traumado, sin motivación para vivir y pase por encima del mismísimo triángulo de las Bermudas SPOILER
Julianne Moore como Jen Summers, compañera de asiento de Bill, Michelle Dockery como la asistente de vuelo Nancy y Lupita N´yongo como…hmmm la azafata que a veces abraza a un pasajero o la azafata que pone cara de susto o la azafata que apapacha a Nancy, o la azafata que…bueno, ellos completan el aterrorizado casting.
No, nadie se va a llevar un Oscar, ni una nominación a un Oscar, ni siquiera un Eduardo Abaroa, pero SPOILER al final del día sabremos que el sistema funciona, que los Estados Unidos de Norteamérica funcionan, que no importa las anomalías que generen, estaremos seguros y tibios en nuestras camas a pesar de cualquier amenaza, porque los héroes de la patria darán su vida no solo por Estados Unidos, sino por el mundo, por nosotros (suspirito) FIN DEL SPOILER
Lo mejor: no es aburrida Lo peor: disparatada hasta el bochorno La escena: cuando Lupita N´yongo…ahhh no, ella está de florero. La escena sería cuando se descubre todo, pero por lo ridículo Lo más falsete: cuando se descubre todo, por lo ridículo El mensaje manifiesto: el sistema funciona El mensaje latente: vivan los héroes de la patria El consejo: para verla en una tarde de indigestión y fiebre El personaje entrañable: la cinta azul El personaje emputante: el avión, ya quería que se desplome o explote en mil pedazos El agradecimiento: porque Neeson y Collet-Serra la hacen mirable, decepcionantemente mirable.
CURIOSIDADES
Cerca de 200 extras hicieron casting y permanecieron durante todo el rodaje.
Se filmó de noviembre a diciembre del 2012
Tuvo un presupuesto de 50 millones de dólares y ya ha recaudado más de 140.
Dura 106 minutos
4) Yo, Frankestein o ¿Por qué le hacen eso a Harvey Dent?
Mi amiga Mary Shelley debe estar pateando su cajón.
Lo que Hollywood ha hecho con el legendario Frankestein es una chacota. Todo está mal en esta película pipoquera que no tiene aspiración alguna más allá de quemar minutos en pantalla y recaudar algunos quintos.
Un don llamado Stuart Beattie, a quien acabo de arrojar a mi pozo de directores emputantes, es el director de ESTO.
Una desangeladísima versión del clásico, con personajes monodimensionales, carentes de carisma y del más prosaico sentido común.
Es como un cadáver en descomposición, y eso que tienen la fórmula para resucitar muertos, pero no. No va a suceder. La huevada apesta y apesta mucho.
El pobre Aaron Eckhart interpreta a ADAM, nombre original que le dan a Frankestein en la novela. Adam es creación del Dr. Frankestein, quien lo crea arrejuntando pedazos de cuerpos. En una situación muy estúpida, SPOILER Adam asesina a la mujer de Frankestein y el crispín querrá eliminarlo de la faz de la tierra. Obviamente, al final el Dr. estira la pata y Frankestein vaga por el mundo bajo la mirada atenta de las gárgolas y de los demonios FIN DEL SPOILER
El malo maloso es el Príncipe Naberius (Bill Nighy) que quiere apropiarse de la fórmula para resucitar a los muertos.
No hay mucho qué decir. Un pésimo, pésimo guión, lastimoso y patético, a cargo del mismo Beattie y de Kevin Grevioux (guionista de la saga Underworld).
El 3D es absolutamente gratuito, la fotografía no tiene nada interesante, los efectos son hasta por ahí, y las actuaciones son cumplidoras. Es como si los mismos actores tuvieran cero entusiasmo por sus personajes.
Es de esas películas que si no te diera flojera levantarte y marcharte, te levantás y te marchás.
No sabés cómo Aaron Eckhart que hizo de Harvey Dent y y tiene películas tan interesantes como Rabbit Hole, accedió a participar en esta baratija.
Yo, Frankestein tranquilamente pudo llamarse Yo, Estúpido.
Una oda a la lobotomía.
Lo mejor: que termina Lo peor: que está feita en demasiados niveles La escena: los créditos finales Lo más falsete: todo lo que antecede a los créditos finales El mensaje manifiesto: hay plata para hacer huevadas El mensaje latente: hay plata que pudo tener mejor destino El consejo: para verla solo, solo si te invitan o te regalan el DVD pirata El personaje entrañable: todos los personajes que mueren El personaje emputante: todos los personajes que viven El agradecimiento: porque dura poco y cuando acaba seguís vivo.
Valga la aclaración que EL ÚLTIMO ELVIS se exhibe en el Cine C.B.A. (Calle Sucre 364),últimas funciones!
Buenísimo, Gerard!! felicidades por traerla y por tenerla en cartelera. Gran película!
Despes de bastante tiempo leo algo suyo que me gusta… Me extraña que no haya hecho un obituario a Phillip Seymour
Jose Pepito después de bastante leo un comentario suyo que también me gusta jijiji. Pues nada, los obituarios ni pa la familia. Una pena lo de Seymour uno de los grandes actores de su generación, nos quedan sus películas…Slds!!